Masculinidades Corresponsables - Módulos
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Masculinidades Corresponsables
Los cuidados. Necesidad, derecho, trabajo
Clasificación (siempre provisoria) de los micromachismos:
a) Utilitarios:
Tratan de forzar la disponibilidad de las mujeres
aprovechando y explotando la tendencia a
hacerse cargo del ámbito de lo doméstico y el
cuidado producto de la socialización de género
femenina. Actúan por omisión y delegación de
la responsabilidad que debería ser compartida,
fundamentalmente en el ámbito doméstico. Las
impericias selectivas (“a mí no me sale bien”),
la sobrevaloración de logros [“¿no viste que (te)
lavé los platos?, no me dijiste nada”] y el énfasis
en el reparto de tareas invisibilizando su gestión
(“fui al súper con la lista que me hiciste”) son algunas
de ellos.
b) Encubiertos:
Intentan forzar la disminución de la autoestima
femenina. Ocultan su objetivo y de ahí su efectividad.
Entre ellos: creación de falta de intimidad
a través del silencio, aislamiento y malhumor
manipulativo (expresar o actuar malestar o
enojo ante un pedido, crítica o reclamo, sin promover
una conversación ni construir acuerdos
al respecto), avaricia de reconocimiento (“si vos
no trabajás, estás todo el día en casa”, “no es tu
trabajo el que nos da de comer”) y disponibilidad
(“tengo cosas más importantes que hacer
con mi tiempo”, “no me traigas más problemas”),
negación de lo evidente (“no es así, no se de
Ilustración del cómic “Me lo podrías haber pedido”, de Emma Clit
dónde sacás esas ideas”), utilización de la mentira
y autojustificación (“juro que lo estaba por
hacer, pero…”), inocentización propia (“es que
no me doy cuenta”) y culpabilización a la mujer
(“vos no me dejás hacer nada y después te
quejás”).
c) De crisis:
Intentan forzar la permanencia en el statu quo
genérico desigualitario cuando este se desequilibra
en detrimento del varón, ya sea por pérdida
de control y dominio de su parte, ya sea por
aumento de la autonomía de las mujeres. Algunos
ejemplos: la resistencia pasiva y distanciamiento,
darse tiempo (tomar distancia, no para
reflexionar, sino para manipular a la otra persona
haciendo que sienta angustia o culpa por haber
expresado su malestar), ganar por cansancio
(cuando la otra persona termina haciendo las
cosas por resignación o agotamiento), aguantar
el envite o refugiarse en las formas desechando
la crítica recibida por como fue enunciada (“si
me vas a pedir así las cosas, no vas a conseguir
nada”, “tampoco es para que me retes, ni que
fueras mi madre”).
d) Coercitivos:
Intentan forzar el repliegue femenino en el uso
de su libertad, tiempo, espacio y capacidad de
decisión, a través de distintas formas de intromisión
y coerción, imponiendo de modo “directo”
la lógica de vida masculina. Ellos usan la fuerza
moral, psíquica, económica o de personalidad
(no física). Algunos: uso expansivo-abusivo del
espacio físico (cuando vamos dejando cosas
por toda la casa como si todos los espacios
fueran nuestros y usamos los bienes familiares
-cuando hay auto, televisor, escritorio, computadora-
como si fueran solo nuestros), los ritmos
vitales (imponemos la hora para cenar, lo que se
hace o no el fin de semana, hasta cuándo tener
o no hijos/as y quién debe pausar, interrumpir o
dejar su proyección laboral para cuidar de la familia)
y el tiempo para sí (disponer de tiempo de
ocio, estudio, salidas, sin establecer acuerdos ni
negociaciones) y apelación a la superioridad de
la lógica viril (no busco consensuar porque presupongo
que tengo razón y autoridad para que
se haga mi voluntad).
MÓDULO 2
28