Listín Diario 22-01-2023

DOMINGO SÁBADO 2122 DE DE ENERO DE DE 2023 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY
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C I E N C I A Y T E C N O L O G Í A
Científicos apuestan por los robots autoconscientes
KARSTEN MORAN PARA THE NEW YORK TIMES
Ingenieros de la Universidad de Columbia estudian la posibilidad de
crear robots autoconscientes. Un prototipo.
Por OLIVER WHANG
Hod Lipson, un ingeniero mecánico
quien dirige el Laboratorio de
Máquinas Creativas en la Universidad
de Columbia, en Nueva York,
ha moldeado la mayor parte de su
trayectoria profesional en torno a lo
que algunas personas en su industria
han llamado “la palabra que
empieza con c”.
Una mañana de octubre, el especialista
en robótica nacido en Israel
se sentó tras una mesa en su laboratorio
y lo explicó él mismo. “Este tema
era tabú”, dijo con una sonrisa.
“Estaba casi prohibido hablar de
ello — ‘no hables sobre la palabra
con c; no te darán planta permanente’—
así que, al principio, tuve
que disimularlo, como si fuera otra
cosa”.
Eso fue a inicios de la década del
2000, cuando Lipson era un profesor
asistente en la Universidad de
Cornell, en Nueva York. Trabajaba
para crear máquinas que pudieran
notar cuando algo estaba mal con
su hardware —una pieza averiada o
cableado defectuoso— y luego cambiar
su conducta para compensar
esa deficiencia sin un programador.
Esa especie de adaptabilidad
integrada se volvería más importante
a medida que creciera nuestra
dependencia en las máquinas,
argumentó Lipson.
Los robots estaban siendo usados
en procedimientos quirúrgicos,
producción alimentaria y transporte;
los usos de las máquinas parecían
ser casi infinitos, y cualquier
error en su funcionamiento, al tiempo
que quedaban más integradas a
nuestras vidas, podría significar un
desastre.
“Literalmente vamos a entregarle
nuestra vida a un robot”, comentó.
“Quieres que estas máquinas
sean resistentes”.
Una forma de lograrlo era tomando
inspiración de la naturaleza. Los
animales, en particular los humanos,
son buenos para adaptarse a
los cambios. Esta habilidad podría
ser el resultado de millones de años
de evolución, a medida que la resiliencia
en respuesta a una lesión y a
entornos cambiantes normalmente
aumenta las probabilidades de que
un animal sobreviva y se reproduzca.
Lipson se preguntó si podría
reproducir este tipo de selección
natural en su código, creando una
forma generalizable de inteligencia
que pudiera aprender cosas sobre
su cuerpo y funcionar independientemente
de cómo luciera ese cuerpo
y de cuál fuera esa función.
Este tipo de inteligencia sería
flexible y rápida. A medida que el
aprendizaje de máquinas se volvía
más poderoso, esta meta parecía
ser más factible.
Lipson sí se convirtió en profesor
de planta, y a medida que crecía su
reputación, empezó a decir la palabra
con “c” en voz alta: quiere crear
robots conscientes.
“Esto es más importante que curar
el cáncer”, manifestó. “Si logramos
crear una máquina que tenga
una consciencia a la par con la de
un humano, esto eclipsará todo lo
demás que hayamos hecho. Esa
máquina por sí sola podrá curar el
cáncer”, dijo.
La primera dificultad de estudiar
la consciencia es que no hay
La próxima meta
puede ser la
consciencia artificial.
un consenso en torno a de qué se
trata realmente. Ese es el caso con
muchos conceptos vagos, como libertad,
amor y existencia, pero se
supone que ese dominio está reservado
para los filósofos, no los ingenieros.
Algunas personas han tratado de
explicarlo al apuntar a funciones
en el cerebro o algunas sustancias
más metafísicas, pero estos esfuerzos
dan pie a más preguntas.
Vadear en estas aguas turbias
podría parecer estéril para expertos
en robótica y científicos computacionales.
Pero como dijo Antonio
Chella, un especialista en robótica
en la Universidad de Palermo,
en Italia, al menos que se tome en
cuenta la consciencia, “se siente como
que algo falta” en la función de
las máquinas inteligentes.
Lipson se ha decidido por un criterio
práctico sobre la consciencia:
la habilidad de imaginarse a uno
mismo en el futuro.
Cree que la diferencia fundamental
entre distintos tipos de
consciencia —de un humano, de un
pulpo, de una rata, etc.— es qué tan
lejos en el futuro una entidad es capaz
de imaginarse a sí misma.
La consciencia existe en un continuo.
En un extremo está un organismo
que tiene una idea del lugar
que ocupa en el mundo —un tipo
de autoconsciencia primitiva. Más
allá de eso está la capacidad de imaginar
dónde estará nuestro cuerpo
en el futuro, y más allá está la habilidad
de imaginar lo que podríamos
imaginar con el paso del tiempo.
“Así que, finalmente, estas máquinas
podrán entender qué son y
qué piensan”, explicó Lipson. “Eso
lleva a sentimientos y otras cosas”.
Chella cree que la consciencia no
puede existir sin el lenguaje, y ha
estado desarrollando robots que
pueden formar monólogos internos,
razonando consigo mismos y
reflexionando sobre las cosas que
ven a su alrededor.
Joshua Bongard, un especialista
en robótica en la Universidad de
Vermont y exmiembro del Laboratorio
de Máquinas Creativas, cree
que la consciencia no solo consiste
de conocimiento y actividad mental,
sino que tiene un aspecto esencialmente
fisiológico.
Ha desarrollado seres llamados
xenobots, hechos totalmente de
células de rana conectadas de manera
que un programador puede
controlarlas como máquinas. De
acuerdo con Bongard, no es solo
que los humanos y los animales
hayan evolucionado para adaptarse
a su entorno e interactuar entre
sí; nuestros tejidos han evolucionado
para apoyar estas funciones, y
nuestras células han evolucionado
para apoyar nuestros tejidos.
El verano pasado, un ingeniero
de Google afirmó que el recién
mejorado chatbot de la compañía,
llamado LaMDA, era consciente y
merecía ser tratado como un niño
pequeño. Esta declaración fue recibida
con escepticismo, sobre todo
porque, como señaló Lipson, el
chatbot procesaba “un código que
está escrito para completar una
tarea”.
No había una estructura subyacente
de consciencia, solo la ilusión
de consciencia, dijeron otros investigadores.
Muestran beneficios de sentir asombro
Por HOPE REESE
El asombro puede significar muchas
cosas. Puede ser presenciar
un eclipse total del sol. O ver a un
hijo dando su primeros pasos. Pero
aunque muchos de nosotros sabe
cuando lo sentimos, el asombro no
es tan fácil de definir.
“El asombro es el sentimiento de
estar en la presencia de algo inmenso
que trasciende nuestro entendimiento
del mundo”, explicó Dacher
Keltner, un psicólogo en la Universidad
de California, en Berkeley.
Claro, el asombro es inmenso.
Sin embargo, también es más simple
de lo que creemos —y accesible
a todos, escribe Keltner en su libro
Awe: The New Science of Everyday
Wonder and How It Can Transform
Your Life (Asombro: la Nueva Ciencia
de Maravillarse a Diario y cómo
Puede Transformar su Vida).
Aunque muchos de nosotros
asociamos el asombro con sucesos
dramáticos que nos cambian
la vida, puede ser parte de la vida
cotidiana.
El asombro puede ser provocado
por momentos como ver el Gran
Cañón o ser testigos de un acto de
bondad.
Keltner escribe que el asombro
es crucial para nuestro bienestar
y trae grandes beneficios a la salud
como tranquilizar nuestro sistema
nervioso o desatar la liberación de
oxitocina, la hormona del “amor”
que fomenta la confianza y los vínculos
afectivos.
El asombro activa los nervios
vagos, racimos de neuronas en la
médula espinal que regulan diversas
funciones corporales, y baja el
ritmo cardiaco, alivia la indigestión
y hace más profunda la respiración.
También tiene beneficios psicológicos.
Muchos de nosotros tenemos
una voz interna que nos critica, al
decirnos que no somos lo suficientemente
inteligentes, hermosos o
ricos.
El asombro parece acallarla al
desactivar la red de modo predeterminado,
la parte del cerebro
involucrada en cómo
nos percibimos a nosotros
mismos, indicó
Keltner.
El asombro es algo
que puede desarrollar.
He aquí cómo.
PONGA ATENCIÓN En
2016, Keltner visitó la
prisión estatal de San
Quintín, en California,
donde escuchó a los
internos hablar sobre
hallar asombro en “el
aire, la luz, el sonido
imaginado de un niño,
la lectura y la práctica
espiritual”. Esa experiencia
cambió la manera
en que Keltner veía el asombro.
Por lo tanto, hizo equipo con otros
dos investigadores para reclutar a
personas en EE. UU. y China para
que llevaran diarios sobre sus experiencias
de asombro. Halló que la
gente tenía dos o tres de estas experiencias
a la semana.”
sentimos mejor y también
es más probable que llevemos
a cabo buenas acciones.
Otra herramienta para
experimentar el asombro
es aprendiendo sobre personas
que inspiran, apuntó
Keltner.
PRACTIQUE LA CONSCIEN-
CIA PLENA La distracción
es un enemigo del asombro,
declaró Keltner. Impide
la concentración, la
cual es esencial para alcanzar
el asombro.
La consciencia plena
nos ayuda a concentrarnos
y disminuye el poder
de las distracciones.
OPTE POR LO DESCONOCI-
IRENE SERVILLO
DO El asombro a menudo
OBSERVE LA “BELLEZA MORAL” proviene de lo nuevo. Así que, gravite
a lo inesperado: escoja un restau-
Una de las formas más confiables
de experimentar asombro fue atestiguando
la bondad de otros, dijo escuche música que no conoce.
rante que normalmente no visita o
Keltner.
En su libro, Keltner escribió que
Cuando vemos a otros haciendo la gente que encuentra asombro a
pequeños actos, como ayudar a un su alrededor, “está más abierta a
adulto mayor a cruzar la calle, nos ideas nuevas”.