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8 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY<br />
DOMINGO SÁBADO 21 <strong>22</strong> DE DE ENERO ENERO DE DE <strong>2023</strong> <strong>2023</strong><br />
18<br />
A R T E Y D I S E Ñ O<br />
Sydney Modern intenta cambiar cómo el país ve el arte<br />
Por DAMIEN CAVE<br />
En uno de sus primeros tours oficiales<br />
por el nuevo Sydney Modern,<br />
tras más o menos una década de<br />
desarrollar el proyecto como director<br />
de la Galería de Arte de Nueva<br />
Gales del Sur, Michael Brand destacó<br />
algunas piezas distintivas:<br />
una nueva obra de encargo por un<br />
artista aborigen usando metal de<br />
desecho; una escultura inmersiva,<br />
expuesta originalmente en Seúl,<br />
que los visitantes crean al formar<br />
bolas de barro; y un video gigante<br />
de un neozelandés, imaginando a<br />
Oceanía sin personas de ascendencia<br />
europea.<br />
No obstante, en cada parada, los<br />
entornos naturales de Sídney se robaban<br />
la atención.<br />
Los funcionarios estatales que<br />
seguían a Brand —tras pagar la<br />
mayor parte del costo de construcción<br />
de US$230 millones del museo—<br />
elogiaron las vistas más que<br />
las obras de arte.<br />
El nuevo edificio, diseñado por<br />
Sanaa, los arquitectos japoneses<br />
ganadores del Premio Pritzker,<br />
también parecía estar inseguro<br />
de qué presumir, con paredes de<br />
cristal que se abrían al gran cielo<br />
azul y el puerto resplandeciente de<br />
Sídney.<br />
Docenas de ciudades han tratado<br />
de crear sus propias uniones de<br />
arte, arquitectura y paisajes como<br />
parte de un auge global de construcción<br />
de museos que inició en<br />
los 90 con el Guggenheim de Frank<br />
Gehry en Bilbao, España.<br />
El nuevo Whitney en Nueva York,<br />
con sus amplias vistas al High Line<br />
y el río Hudson, y el nuevo puesto<br />
de avanzada árabe-galáctico del<br />
Louvre en Abu Dhabi, a las orillas<br />
del Golfo Pérsico, figuran entre las<br />
más recientes adiciones prominentes.<br />
Sin embargo, el Sydney Modern,<br />
que duplica el espacio de exhibición<br />
de la Galería de Arte de Nueva Gales<br />
del Sur, una de las instituciones<br />
artísticas más importantes de Australia,<br />
enfrenta un reto cultural especialmente<br />
crucial.<br />
La construcción de museos en<br />
una ciudad obsesionada con los bienes<br />
raíces —en el corazón soleado<br />
de una orgullosa “nación deportiva”—<br />
a menudo requiere superar<br />
una barrera de negatividad.<br />
La Ópera de Sídney fue odiada<br />
PETRINA TINSLAY PARA THE NEW YORK TIMES<br />
Una vista del Sydney Modern, el edificio de la Galería de Arte de Nueva Gales del Sur, desde el muelle de Woolloomooloo, con Kin, de<br />
Edison Chen, como parte de un paseo de esculturas.<br />
antes de ser amada, y el Modern ya<br />
ha recorrido un camino difícil.<br />
Algunos críticos, entre ellos un<br />
exprimer ministro, han condenado<br />
el proyecto desde el principio, en<br />
gran medida por arrebatar áreas<br />
verdes valiosas. A otros les ha dado<br />
por llamar al edificio concluido, inaugurado<br />
en diciembre, un conjunto<br />
feo y caro de cajas apiladas sobre<br />
una ladera imponente. El precio del<br />
proyecto dista mucho de ser exorbitante<br />
—está en línea con el costo<br />
promedio por metro cuadrado de<br />
la infraestructura cultural en la región,<br />
indicó AEA Consulting.<br />
Sin embargo, las élites de Sídney<br />
tienen un largo historial de invertir<br />
poco en ambiciones culturales,<br />
mientras que exigen rendimientos<br />
cuantificables, dijo Ross Gibson,<br />
profesor de investigación creativa<br />
y cultural en la Universidad de Canberra.<br />
“La mayoría de los gobernantes y<br />
comentaristas realmente cree que<br />
la ‘cultura’ es un aditivo no esencial<br />
y lujoso”, apuntó.<br />
En la práctica, Brand y su equipo<br />
dicen que quieren balancear un<br />
respeto por el Sídney tradicional<br />
con un toque de provocación.<br />
Saben que su flamante museo<br />
debe satisfacer primero a los funcionarios<br />
inflexibles: la admisión<br />
es gratis; el estado de Nueva Gales<br />
del Sur cubre el presupuesto de operación<br />
de la galería.<br />
Sin embargo, la expansión, junto<br />
con reorganizaciones curatoriales<br />
en el viejo edificio, también busca<br />
lograr que la gente vea a la ciudad<br />
más grande de Australia con nuevos<br />
ojos —como un centro cultural<br />
con profundas raíces indígenas y<br />
lazos estrechos con sus vecinos<br />
asiáticos, volteando menos a Estados<br />
Unidos o Europa en busca de<br />
validación.<br />
Brand, un historiador de arte<br />
australiano, llama al complejo, con<br />
su nuevo edificio, “una continuación<br />
de Sídney”.<br />
La nueva adición definitivamente<br />
es distinta al edificio neoclásico<br />
original del museo, concluido en<br />
1909, que se sitúa al lado.<br />
De menor altura y sin una fachada<br />
espectacular, la primera impresión<br />
del Modern es casi como un<br />
tipo de aeropuerto —un cuadro de<br />
cristal con un techo metálico.<br />
Al interior, hay mayor calidez<br />
y fluidez. El diseño de la entrada<br />
apunta a la Galería Yiribana de arte<br />
aborigen, que ha sido elevada de<br />
un piso inferior del edificio original<br />
y ofrece una amplia vista a terrazas<br />
con jardines y senderos inclinados.<br />
En dos mañanas recientes, visitantes<br />
elogiaron las experiencias<br />
en interiores y exteriores, donde<br />
las esculturas ofrecían un lugar para<br />
sentarse o estar bajo la sombra y<br />
un café ofrecía croissants y un espresso<br />
perfecto.<br />
“Es tan abierto y acogedor, se<br />
siente como un patio de juegos”, señaló<br />
David Galafassi, un médico y<br />
músico, de 44 años.<br />
Inspira a nuevos fanáticos en TikTok<br />
Por ALEX MARSHALL<br />
Una vez al mes, Anna Lapwood<br />
se dirige al Royal Albert Hall en<br />
Londres para practicar en su gran<br />
órgano tubular desde la medianoche<br />
a las 6 horas.<br />
A menudo, los únicos que la escuchan<br />
son el personal de seguridad<br />
del lugar. Pero otro público puede<br />
verla más tarde: los más de 420 mil<br />
fans de Lapwood en TikTok.<br />
Lapwood apoya su teléfono sobre<br />
la consola del órgano, para que pueda<br />
capturar sus dedos al moverse<br />
velozmente por los cuatro teclados,<br />
mientras su pies se deslizan por los<br />
pedales y una expresión de deleite<br />
se extiende por su rostro al tiempo<br />
que emergen los sonidos de los nueve<br />
mil 999 tubos.<br />
Cuando Lapwood termina de tocar,<br />
elige secciones chistosas o interesantes<br />
del video —una interpretación<br />
vibrante de la banda sonora<br />
de una película o el momento en que<br />
estornudó a media pieza— y más<br />
tarde las publica en TikTok.<br />
Lapwood ha estado inspirando a<br />
Hace que la música<br />
clásica sea divertida,<br />
sin intimidar.<br />
usuarios en TikTok a enamorarse<br />
de la música clásica. Aunque esa<br />
forma artística a menudo es considerada<br />
intimidante, intenta hacer<br />
que se sienta novedosa y divertida.<br />
Usar TikTok “se trataba de dar la<br />
bienvenida a los jóvenes” a la música<br />
clásica, dijo Lapwood, de 27<br />
años, quien añadió que continuamente<br />
experimentaba con diferentes<br />
tipos de publicaciones para ver<br />
qué tenía éxito. Esos clips han incluido<br />
explicaciones detalladas de<br />
cómo funcionan los órganos y breves<br />
tomas descartadas en las que<br />
opera los pedales del instrumento<br />
usando sandalias en clima frío. “Es<br />
lo mejor que he hecho en mi carrera,<br />
en términos de atraer gente al<br />
instrumento”, agregó.<br />
Esa misión se ha extendido más<br />
allá de la aplicación. Lapwood ha<br />
sorprendido a pasajeros británicos<br />
al tocar un órgano instalado en una<br />
explanada dentro la estación de<br />
trenes London Bridge en julio, y ha<br />
hecho apariciones en conciertos de<br />
música pop.<br />
Durante los últimos seis años,<br />
Lapwood —quien empezó a tocar el<br />
órgano cuando tenía unos 15 años—<br />
ha sido directora de música en Pembroke<br />
College, parte de la Universidad<br />
de Cambridge, en Inglaterra,<br />
donde dirige dos coros. Justo antes<br />
de que iniciara la pandemia, notó<br />
que algunas de las integrantes del<br />
coro grababan una rutina de baile<br />
para sus propias cuentas de Tik-<br />
Tok. “¿Qué diablos están haciendo?”,<br />
recuerda que les preguntó, y<br />
ellas la exhortaron a probar la aplicación.<br />
Ahora, la carrera de Lapwood ha<br />
florecido más allá de TikTok. Se ha<br />
SUZIE HOWELL PARA THE NEW YORK TIMES<br />
Anna<br />
Lapwood<br />
toca el órgano<br />
tubular una<br />
vez al mes<br />
en Royal<br />
Albert Hall,<br />
en Londres, y<br />
publica clips<br />
en TikTok.<br />
presentado en los Proms, una serie<br />
anual de conciertos de música<br />
clásica transmitidos por la BBC;<br />
lanzó un aclamado álbum debut y<br />
fue nombrada artista asociada en<br />
Royal Albert Hall. En la primavera,<br />
planea una gira por EE. UU.<br />
A pesar de eso, aún es conocida<br />
como “la organista de TikTok”.<br />
Lapwood dijo que esa etiqueta<br />
la molestó alguna vez, porque definitivamente<br />
podría “verse como<br />
algo peyorativo, desde cierta perspectiva”.<br />
Ahora, lo ve con agrado,<br />
señaló.<br />
“Me emociono tanto cuando la<br />
gente me aborda y me dice, ‘tus TikToks<br />
me han ayudado a superar<br />
un momento difícil’, o ‘ahora toco el<br />
órgano gracias a ti’”, contó.<br />
“Así que, soy la organista de Tik-<br />
Tok, y eso está bien”, declaró.