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Editorial<br />
Esta historia no la inicia un nombre, la inicia un sentimiento. Las vibraciones en el piso de los bares de Memphis<br />
donde se escurría de pequeño para ver a los hombres de raza negra cantar el blues rural más auténtico. O las que encontró<br />
en las alabanzas cristianas, esas que le enseñaron a conectar, a entregarse, a moverse desde el espíritu.<br />
Hay mucho de la cultura afro y de las mezclas en él. Su manera de cantar, su manera de vestir, su manera de bailar,<br />
su manera de componer, gran parte de su identidad se la debe a esa pequeña ciudad de población afroamericana donde<br />
vivió y creció desde la preadolescencia, cuando su padre fue a prisión y su madre comenzó a significarlo todo para él.<br />
En ese entonces, anhelaba convertirse en superhéroe. De adulto, lo fue. Lo sigue siendo. Su capa la conforma<br />
su sex appeal, su carisma, la rebeldía de ser él y sus ideas por encima de lo que fuera. Era necesario, su vida ocurre<br />
en medio de un Estados Unidos dividido, racista, intolerable, censurador, definido por sucesos como el de<br />
Martin Luther King, donde precisamente todo lo asociado a la “cultura negra”, y a los movimientos sensuales,<br />
públicamente, estaba “prohibido”. Pero él… él era el Rey del Rock and Roll.<br />
<strong>Elvis</strong> encarnó el sueño americano y posiblemente gran parte de esa voluntad se la debe a Jesse Garon Presley,<br />
su hermano gemelo, quien murió en el momento del parto y por quien, desde entonces, su madre le inculcó<br />
que llevaba dentro de él, la fuerza de dos hombres.<br />
Otra gran parte se la proporcionó Priscilla, la única mujer que genuinamente amó, la madre de su única hija, Lisa Marie;<br />
y la única persona con la que se casó. Motivadora de sus pasos, guardiana de su legado. Fueron la pareja y la familia<br />
más famosa de la época y traemos junto a Maeno Gómez Casanova, Sarah López Jorge y Mónica Varela,<br />
un poco de esta esencia, de manera individual, en los Personal Style.<br />
Antes de un increíble músico y de un verdadero hombre de espectáculos, tenía el gran deseo de ser actor.<br />
Y pudo verlo materializado, protagonizando 31 películas a lo largo de su vida. Sin embargo, no ocurrió lo mismo<br />
con su sueño de hacer giras internacionales. Y casi todos los dedos apuntan al coronel Tom Parker, su mánager.<br />
Fue el primer artista en transmitir un concierto vía satélite; a la fecha, el solista con mayor número de ventas<br />
en la historia y la persona detrás del resurgir de Las Vegas, tras aquella inolvidable presentación en el entonces<br />
recién inaugurado International Hotel.<br />
Como toda gran estrella de rock, su vida también estuvo definida por los excesos y las adicciones, especialmente con las<br />
drogas medicadas y la comida. Aunque quizás la mayor estaba sobre los escenarios: detrás de la adrenalina<br />
y el público que le hizo grande.<br />
Otro aspecto importante fue la mafia, la de Memphis, "sus amigos". Y las tantas infidelidades acuñadas a ser<br />
“la manzana prohibida” del momento. Porque, a pesar de ser un hombre que siempre estuvo acompañado,<br />
la soledad fue un factor que le marcó todos los años de su carrera.<br />
Nuestra intención con esta edición es extraer de la leyenda, al hombre. Al padre y esposo imperfecto,<br />
al niño curioso que creció en un entorno vulnerable, al joven que quería triunfar para honrar el sacrificio de sus padres,<br />
al hombre cuyo acento le cambia notoriamente entre las décadas de los 50 al 70. Al amante de los animales, a la persona<br />
altamente sensible, al valiente y al cobarde. Al hombre que, por la naturaleza propia de la industria, temía ser olvidado<br />
al cumplir sus 40, sin darse cuenta que era un ícono... y los íconos son eternos.<br />
Editora <strong>Ritmo</strong> <strong>Platinum</strong>