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OPINIONES<br />
53<br />
Del 7 al <strong>13</strong> de Abril de <strong>2024</strong><br />
P<strong>AL</strong>ABRA <strong>DE</strong> VIDA |<br />
“Creyente…”<br />
Tony Salinas Avery<br />
Sacerdote<br />
El conjunto de las lecturas<br />
de este domingo como<br />
de todo el tiempo pascual,<br />
se puede decir es<br />
un llamado a la fe que nace del<br />
testimonio individual, pero por<br />
igual comunitario de los que<br />
creen en Cristo Resucitado. En<br />
la persona de Tomás apóstol,<br />
se ve el camino fatigoso de<br />
muchos a creer en verdad, si<br />
antes no hacen una verificación<br />
basada en el “ver” y “tocar”.<br />
Jesús quiere que Tomás pase<br />
del creer en Él como Maestro, a<br />
un reconocerle como Mesías. Él<br />
quiere que llegue a la profesión<br />
de fe plena, o sea en el Hijo<br />
de Dios enviado por el Padre<br />
para salvar a la humanidad. El<br />
encuentro de Tomás ocho días<br />
después de la resurrección con<br />
el propio Jesús, llevará a éste<br />
discípulo incrédulo al vértice<br />
supremo de la fe. Efectivamente<br />
ahora su credo es perfecto:<br />
“¡Señor mío y Dios mío!”. Pero<br />
Jesús alaba a todos aquellos<br />
que llegan a la fe sin tener<br />
que verse condicionados por<br />
el “ver” y “tocar” para creer.<br />
La antigua tradición oriental<br />
afirmaba que el maestro<br />
despierta la conciencia del<br />
discípulo a través del toque,<br />
de la palabra, de la mirada.<br />
También Jesús dirigiéndose<br />
a Tomás, mueve todos estos<br />
recursos de la comunicación<br />
precisamente para que en el<br />
discípulo se despierte la fe.<br />
También a los discípulos, según<br />
otra narración de aparición<br />
referida por Lucas, el Resucitado<br />
había dicho: “Mirad mis manos<br />
y mis pies: ¡Soy yo! ¡Tocadme y<br />
mirad!” (24, 39). No por nada la<br />
Primera Carta de Juan comienza<br />
recordando: “Lo que hemos<br />
oído, lo que hemos visto con<br />
nuestros ojos, lo que hemos<br />
contemplado y lo que han<br />
tocado nuestras manos” (1, 1).<br />
Pero la fe nos pide lanzarnos<br />
sin pruebas y contrapruebas<br />
milagrosas o complejas demostraciones.<br />
Basta como lo hace<br />
este tiempo de Pascua, dejarnos<br />
predicar por el testimonio de la<br />
Escritura y de los que viven la<br />
experiencia pascual, para que<br />
por el oír vayamos también a la<br />
fe. ¡Feliz domingo Pascual de<br />
la Divina Misericordia!<br />
CAMINAR |<br />
El mito de Sísifo<br />
José Nelson Durón V.<br />
Columnista<br />
“La santísima<br />
Divina Misericordia<br />
hará que la<br />
inteligencia y la<br />
sabiduría del pueblo<br />
hondureño se<br />
eleven a posiciones<br />
memorables”<br />
Sísifo, personaje de la<br />
mitología griega, hizo<br />
enfadar a los dioses por<br />
su extraordinaria astucia.<br />
Como castigo, fue condenado<br />
a perder la vista y a empujar<br />
perpetuamente un peñasco gigante<br />
montaña arriba y hasta<br />
la cima, sólo para que volviese<br />
a caer rodando hasta el valle,<br />
desde donde debía recogerlo y<br />
empujarlo nuevamente hasta la<br />
cumbre; y así indefinidamente.<br />
Descontando numerosos ensayos<br />
realizados por estudiosos y, claro,<br />
la absurdidad del mito, quisiéramos<br />
hacer una similitud entre el<br />
desgraciado Sísifo y los pueblos<br />
en general, que, después de cada<br />
período de gobierno, caen en los<br />
mitos de políticos inescrupulosos<br />
que construyen descaradamente<br />
engaños sobre el permanente<br />
anhelo de los pueblos, del ser<br />
humano en general, en alcanzar<br />
utopías temporales. Los personajes<br />
mismos se convierten en<br />
mitos que se desvanecen en el<br />
tiempo, pese a intentos de reverdecerlos<br />
periódicamente con intereses<br />
variopintos: Napoleón,<br />
Franco, Bolívar, Fidel, el Che,<br />
Carías, Morazán y tantos otros.<br />
Pareciera que la conocida visión<br />
circular cosmológica de nuestros<br />
antepasados es aprovechada para<br />
introducir, por ejemplo, ideas de<br />
refundación, de cambio y de nuevas<br />
sociedades, que solo sirven<br />
para enriquecer a unos pocos y<br />
empobrecer a muchos; a justificar<br />
traer médicos cubanos mientras<br />
los hondureños obligadamente<br />
reposan; a ocultar inexplicados<br />
vuelos nocturnos de aviones inmensos;<br />
a enviar delegaciones<br />
para tratar de justificar ante los<br />
inocentes del mundo descaradas<br />
imposiciones político electorales<br />
en Venezuela, mientras en el país<br />
ya se tejen negociaciones con estúpidas<br />
falsedades y promesas.<br />
Estúpido quiere decir tonto, fútil<br />
y falso, así que la frase anterior<br />
es una cacofonía, como son los<br />
mitos y sus personajes. Aunque<br />
pueda parecerlo, no es un sueño<br />
nuestra esperanza de que surja un<br />
grupo de catrachos idóneos, capacitados,<br />
honrados y diligentes,<br />
con un programa de gobierno ejecutable,<br />
auténtico y de obligatoria<br />
ejecución, que tirando sus redes a<br />
la derecha, como instruye el Señor<br />
resucitado a sus discípulos (Juan<br />
21, 6), reciban del Señor la misión<br />
de enderezar nuestro destino por<br />
rutas de real desarrollo, justicia y<br />
progreso. De nuevo invitamos a<br />
hondureños auténticos, dispuestos<br />
a convertirse en administradores<br />
del más alto interés nacional y del<br />
bien común, que conjunten de entre<br />
la inmensa mayoría buena de<br />
la población nacional, sin colas<br />
sensibles y sin conexiones con el<br />
tenebroso mundo de la ambición<br />
y sin nexos con personajes que ya<br />
deben solubilizarse en la memoria<br />
nacional, para que propongan<br />
un plan de trabajo y de desarrollo<br />
real, factible y sostenible. La<br />
santísima Divina Misericordia hará<br />
que la inteligencia y la sabiduría<br />
del pueblo hondureño se eleven a<br />
posiciones memorables, una sociedad<br />
capaz de autogestionar su<br />
bienestar y desarrollo. Los mitos,<br />
a ser juzgados apropiadamente<br />
y luego al baúl del olvido y del<br />
desecho.<br />
Carlos Eduardo<br />
Echeverría Coto, Diácono<br />
ceecheverria@unicah.edu<br />
“Recordemos<br />
que lo esencial<br />
es reconocer a<br />
Jesús como el<br />
Salvador que<br />
padeció, murió<br />
y resucitó por<br />
nosotros”<br />
V<strong>AL</strong>ORES, RAZÓN Y FE |<br />
Itinerario Espiritual<br />
Preparándonos a la<br />
Pascua, la sobriedad<br />
de la Cuaresma<br />
nos invitó a la conversión,<br />
al tiempo que se nos<br />
predicó que éste no fuera un<br />
período anual más, sino que<br />
fuese un verdadero punto de<br />
inflexión. En otras palabras,<br />
que no fuera una conversión<br />
sin raíces, pasajera, formal.<br />
De lo que se trata es de perseverar<br />
y continuar en un itinerario<br />
espiritual creciente. El<br />
mismo concepto de itinerario<br />
espiritual hace referencia a<br />
un determinado camino, con<br />
medios apropiados, para llegar<br />
a una meta precisa. En<br />
efecto, nuestro cristianismo<br />
no consiste en una práctica<br />
cultual dominical a la que se<br />
asiste. En primer lugar no<br />
asisto a Misa, sino que debo<br />
participar, celebrar, bajo la<br />
presidencia sacerdotal. En<br />
segundo lugar es ahí donde<br />
me alimento de la Palabra y<br />
de la Eucaristía, para el resto<br />
de los días de cada semana.<br />
Mi religión debe guiar mis<br />
pasos a todas horas del día<br />
y todos los días. Además de<br />
la Santa Misa crezco en la<br />
oración, con prácticas tales<br />
como el Santo Rosario o la<br />
Coronilla de la Divina Misericordia.<br />
También sigo en ascenso<br />
con la lectura de las<br />
Sagradas Escrituras, con la<br />
ayuda de textos diarios de<br />
meditación o la práctica frecuentes<br />
de la Lectio Divina.<br />
El objetivo es escuchar en<br />
serio a Dios y preguntarme<br />
qué me está diciendo a mí en<br />
particular. Parte fundamental<br />
del itinerario espiritual es la<br />
realización de obras de misericordia,<br />
tanto materiales<br />
como espirituales, porque<br />
debemos socorrer a nuestros<br />
hermanos más necesitados<br />
y porque la nuestra es una<br />
religión basada en el amor:<br />
“El que quiera ser el mayor,<br />
sea el servidor de los demás”<br />
(Mt 20, 26). Para ascender<br />
en el itinerario espiritual no<br />
es preciso ser teólogo, ni experto<br />
en catecismo, por muy<br />
conveniente que ello sea. Recordemos<br />
que lo esencial es<br />
reconocer a Jesús como el<br />
Salvador que padeció, murió<br />
y resucitó por nosotros,<br />
buscarle o dejarse encontrar<br />
por Él y desarrollar una relación<br />
personal y constante<br />
con Él. El itinerario espiritual<br />
de cada quien no tiene por<br />
qué ser copia fiel de ninguno<br />
otro, pero sin olvidar que<br />
somos comunidad y que<br />
estamos llamado a caminar<br />
juntos, como Pueblo de Dios.<br />
El itinerario debe ser por<br />
supuesto sinodal, avanzando<br />
como Iglesia Universal,<br />
Iglesia Nacional, Iglesia<br />
Diocesana, Iglesia Parroquial<br />
e Iglesia Doméstica<br />
hacia la casa del Padre. Que<br />
este tiempo de Pascua sea<br />
propicio para ascender en<br />
nuestro itinerario espiritual.<br />
Y pidámosle a Dios “Concédenos<br />
realizar en la vida,<br />
cuanto celebramos en la<br />
fe”, Amén.