05.06.2015 Views

Rafael Benítez, Universidad de Valencia - framespa

Rafael Benítez, Universidad de Valencia - framespa

Rafael Benítez, Universidad de Valencia - framespa

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

La liquidación <strong>de</strong> las fronteras religiosas en una sociedad fronteriza: <strong>de</strong> la <strong>Valencia</strong><br />

mudéjar a la <strong>Valencia</strong> sin moriscos.<br />

<strong>Rafael</strong> Benítez, <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong><br />

La sociedad valenciana durante el siglo XVI estaba no sólo situada en la frontera <strong>de</strong><br />

civilización que separaba al mundo cristiano <strong>de</strong>l islámico, sino atravesada por esa misma<br />

frontera. Hace 50 años aparecía la primera parte <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> Tulio Halperin Donghi que<br />

llevaba el título significativo <strong>de</strong> “Un conflicto nacional: moriscos y cristianos viejos en<br />

<strong>Valencia</strong>”. En el propio título se <strong>de</strong>stacaba como característica principal <strong>de</strong> la sociedad<br />

valenciana el conflicto entre las dos comunida<strong>de</strong>s que la integraban: la cristiano vieja y la <strong>de</strong><br />

raíz islámica. Esta i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l conflicto <strong>de</strong> civilizaciones ha tenido una larga estela <strong>de</strong> trabajos<br />

que señalan la radical pertenencia <strong>de</strong> los moriscos al mundo islámico y su rechazo no sólo <strong>de</strong>l<br />

cristianismo sino <strong>de</strong> lo español en sentido amplio; su adscripción, en <strong>de</strong>finitiva, a un universo<br />

hostil en el conflicto entre la Monarquía Hispánica y el Imperio Otomano y sus aliados y<br />

<strong>de</strong>pendientes norteafricanos. Otras investigaciones, en particular las <strong>de</strong> Raphaël Carrasco, han<br />

buscado <strong>de</strong>sentrañar los mecanismos <strong>de</strong> articulación <strong>de</strong> la solidaridad en el seno <strong>de</strong> la<br />

comunidad morisca, poniendo <strong>de</strong> manifiesto la importancia <strong>de</strong>l papel religioso <strong>de</strong> las elites<br />

sociales para conservar la cohesión <strong>de</strong>l grupo minoritario frente a la represión.<br />

Sin embargo, y en cuanto a la postura <strong>de</strong> la sociedad cristiano vieja en relación a los moriscos,<br />

es conocida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antiguo la protección que los señores otorgaron a sus vasallos moriscos<br />

frente la presión aculturadora y la represión inquisitorial. La radical oposición entre ambas<br />

comunida<strong>de</strong>s quedaba así matizada y se apuntaban nexos <strong>de</strong> colaboración entre las socieda<strong>de</strong>s<br />

teóricamente enfrentadas. El propio Halperin Donghi lo señaló al recalcar que “la cabeza <strong>de</strong> la<br />

sociedad morisca está formada por una asociación <strong>de</strong> cristianos viejos y nuevos, dirigida, en<br />

última instancia, por cristianos viejos”. Y al concluir, a continuación, que “el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> la<br />

nación morisca valenciana, luego <strong>de</strong> tres siglos <strong>de</strong> convivencia, no podía separarse ya – pese a<br />

todas las aversiones y los conflictos – <strong>de</strong>l <strong>de</strong> los grupos más influyentes en la <strong>Valencia</strong><br />

cristiana”. A<strong>de</strong>más, en el último <strong>de</strong>cenio se ha insistido en las manifestaciones <strong>de</strong> coexistencia<br />

e incluso colaboración entre miembros <strong>de</strong> ambas comunida<strong>de</strong>s, sobre todo en los aspectos <strong>de</strong><br />

la vida cotidiana.<br />

Lo que planteo es el estudio <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> cambio <strong>de</strong> un sociedad multicultural como la<br />

valenciana a fines <strong>de</strong>l siglo XV, en una sociedad “uniformizada” a principios <strong>de</strong>l siglo XVII.<br />

Un proceso extendido en la larga duración pasa por diversas fases evolutivas: en un primer<br />

momento, que coinci<strong>de</strong> en líneas básicas con el periodo 1520-1560, se produce la<br />

<strong>de</strong>saparición jurídica <strong>de</strong> la frontera religiosa y su transformación en una frontera <strong>de</strong> facto,<br />

<strong>de</strong>bido a la inicial permisividad ante el mantenimiento <strong>de</strong>l islamismo morisco. En una fase<br />

ulterior se presiona a fondo para que la fractura religiosa que<strong>de</strong> oculta – sin llegar,<br />

evi<strong>de</strong>ntemente, a <strong>de</strong>saparecer – pero al tiempo se refuerza la frontera política entre ambas<br />

comunida<strong>de</strong>s, y se resquebraja la alianza tradicional entre moriscos y señores que había sido<br />

un vínculo fundamental en la articulación social valenciana. Finalmente, se elimina la frontera<br />

interior, tanto religiosa – que ni siquiera <strong>de</strong> forma subterránea era tolerable para la Iglesia<br />

española – como política expulsando a una comunidad que se consi<strong>de</strong>ra vinculada a los<br />

enemigos exteriores <strong>de</strong> la Monarquía.<br />

El estudio tratará <strong>de</strong> precisar, por una parte, la interacción entre las directrices políticas <strong>de</strong>l<br />

gobierno <strong>de</strong> la Monarquía y los intereses <strong>de</strong> las fuerzas vivas <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong>. Por otra,<br />

las tensiones que los intentos <strong>de</strong> acabar primero con la diferencia religiosa y <strong>de</strong>spués también<br />

1


con la política producen en la sociedad valenciana, tanto entre ambas comunida<strong>de</strong>s como en el<br />

interior <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> ellas. Mi intención es aportar una visión más compleja y matizada <strong>de</strong><br />

las relaciones entre ambas comunida<strong>de</strong>s, estudiando en particular <strong>de</strong> qué forma la visión que<br />

se tiene <strong>de</strong>l “otro” y la relación con él – sea cristiano viejo o morisco – provoca divisiones en<br />

el seno <strong>de</strong> cada grupo, y esto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento <strong>de</strong> la conversión en tiempo <strong>de</strong> Carlos V hasta<br />

la expulsión por Felipe III.<br />

Se trata, en <strong>de</strong>finitiva, <strong>de</strong> plantear la discusión <strong>de</strong> estas cuestiones:<br />

— ¿Cómo se transforma un reino atravesado por fronteras religiosas en otro uniforme<br />

religiosamente?<br />

— ¿Qué efectos tuvo sobre los consensos internos; qué tensiones generó esta transformación?<br />

Pervivencia <strong>de</strong>l mu<strong>de</strong>jarismo en la época <strong>de</strong> Fernando el Católico<br />

Podría pensarse que una sociedad situada en una frontera tan conflictiva y sometida a<br />

presión como fue la valenciana <strong>de</strong>l siglo XVI se inclinaría a reforzar su coherencia interna<br />

eliminando físicamente a todos aquellos que pusieran en peligro su supervivencia o, al menos,<br />

haciéndoles <strong>de</strong>saparecer como grupo. Integraba éste aproximadamente la tercera parte <strong>de</strong> la<br />

población <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong> vinculada al Islam; constituía un apoyo para sus<br />

correligionarios <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong>l Mediterráneo y una amenaza para sus vecinos cristianos<br />

viejos. La separación entre ambas comunida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> base religiosa, tenía a<strong>de</strong>más un carácter<br />

más amplio: los musulmanes valencianos sometidos al dominio cristiano – <strong>de</strong>signados por la<br />

historiografía como mudéjares, y conocidos en la época como agarenos o moros – estaban<br />

protegidos por una barrera jurídica – como tantos otros grupos sociales <strong>de</strong>l Antiguo Régimen<br />

– configurada por una serie <strong>de</strong> privilegios reales. La conservación <strong>de</strong> su estatus <strong>de</strong>pendía,<br />

pues, directamente <strong>de</strong> la voluntad real; a cambio <strong>de</strong> esta protección, que les garantizaba el<br />

mantenimiento <strong>de</strong> su especificidad cultural, in<strong>de</strong>pendiente pero siempre subordinada a la<br />

dominante cristiana, <strong>de</strong>bían aceptar esta situación <strong>de</strong> inferioridad y satisfacer, en<br />

consecuencia, gravosos pagos y prestaciones. Durante la baja edad media, la Monarquía y los<br />

señores les protegían frente a la creciente presión <strong>de</strong> la Iglesia Romana y frente a las<br />

esporádicas manifestaciones <strong>de</strong> odio popular, pero a costa <strong>de</strong> un reforzamiento <strong>de</strong> la serie <strong>de</strong><br />

prohibiciones que reforzaban la barrera jurídica entre ambas comunida<strong>de</strong>s, y la cohesión <strong>de</strong>l<br />

grupo minoritario.<br />

Una cuestión conflictiva es la razón por la que Fernando el Católico – Fernando II <strong>de</strong><br />

<strong>Valencia</strong> – no aplicó en sus territorios <strong>de</strong> la Corona <strong>de</strong> Aragón la <strong>de</strong>cisión tomada y ejecutada<br />

en la <strong>de</strong> Castilla <strong>de</strong> no permitir la pervivencia <strong>de</strong> los mudéjares, obligados allí a elegir entre<br />

bautizarse o emigrar. Este comportamiento no se justifica por una benevolencia especial <strong>de</strong>l<br />

Rey, ya que no había tenido inconveniente ni en <strong>de</strong>cretar la expulsión <strong>de</strong> los judíos ni en<br />

apoyar <strong>de</strong>cididamente la introducción <strong>de</strong> la nueva Inquisición. Mark Meyerson lo ha<br />

explicado por la ausencia <strong>de</strong> un problema converso entre los mudéjares <strong>de</strong> la Corona <strong>de</strong><br />

Aragón – que fue la causa principal <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> la Inquisición Española frente a los<br />

ju<strong>de</strong>o-conversos y <strong>de</strong> las expulsiones <strong>de</strong> judíos y musulmanes que tuvieron lugar entre 1492 y<br />

1502 –. Justamente para evitar la aparición <strong>de</strong>l fenómeno converso, con el pernicioso efecto<br />

<strong>de</strong> la vuelta atrás <strong>de</strong> los nuevos convertidos bajo las presiones <strong>de</strong> sus correligionarios, y <strong>de</strong> la<br />

enemistad <strong>de</strong> los cristianos viejos contra ellos, se negó a aceptar conversiones forzosas en sus<br />

territorios y se comprometió solemnemente ante diversas Cortes, y principalmente en las <strong>de</strong><br />

Monzón <strong>de</strong> 1510, a no forzar a los moros a bautizarse. Junto con ello había intereses <strong>de</strong> tipo<br />

fiscal y social; el mudéjar rendía más para el fisco y para los señores que el cristiano.<br />

Así pues, Fernando el Católico prefirió el mantenimiento <strong>de</strong> la frontera interna que separaba<br />

jurídicamente, con un fundamento religioso pero no sólo sobre él, a cristianos y mudéjares, a<br />

2


pesar <strong>de</strong> la creciente presión que sus dominios mediterráneos, y en particular el Reino <strong>de</strong><br />

<strong>Valencia</strong>, estaban pa<strong>de</strong>ciendo por efecto <strong>de</strong> la expansión <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>río otomano, que se <strong>de</strong>jó<br />

sentir <strong>de</strong> forma dramática con la ocupación temporal <strong>de</strong> Otranto; <strong>de</strong>l corso otomano que<br />

pa<strong>de</strong>cía la costa valenciana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las bases tunecinas; <strong>de</strong> los ataques <strong>de</strong> los piratas<br />

berberiscos; <strong>de</strong> las incursiones <strong>de</strong> los musulmanes granadinos en el sur <strong>de</strong>l Reino, y <strong>de</strong> la<br />

propia exaltación bélica durante los diez años (1482-92) <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> Granada. Todo ello<br />

no le hizo cambiar la política <strong>de</strong> respeto al estatus mudéjar. Pue<strong>de</strong> plantearse si fue una buena<br />

<strong>de</strong>cisión para la cohesión <strong>de</strong> la sociedad valenciana, ya que, como vamos a ver <strong>de</strong> inmediato,<br />

las tensiones que la atravesaban estallaron <strong>de</strong> forma dramática poco <strong>de</strong>spués, dando al traste<br />

con el mu<strong>de</strong>jarismo; pero la Germanía no se dirigía inicial y directamente contra los<br />

mudéjares, y el bautismo forzoso <strong>de</strong> éstos no calmó los ánimos.<br />

Desaparición jurídica <strong>de</strong> la frontera religiosa y su conversión en una frontera <strong>de</strong> facto<br />

En efecto, a la muerte <strong>de</strong> Fernando el Católico (enero 1616) asume el po<strong>de</strong>r la nueva<br />

dinastía austriaca en la persona <strong>de</strong> su nieto Carlos I. Los inicios <strong>de</strong> su reinado en <strong>Valencia</strong><br />

están marcados por la revuelta <strong>de</strong> la Germanía, levantamiento popular antinobiliario, cuyas<br />

reivindicaciones iniciales se dirigen contra los caballeros que controlaban el gobierno<br />

ciudadano. Posteriormente el movimiento agermanado se traslada al campo y afecta también a<br />

la nobleza territorial, cuyos vasallos eran, en gran medida, mudéjares. Al mismo tiempo se<br />

produce una evolución que hace pasar la dirección <strong>de</strong> la Germanía a manos <strong>de</strong> elementos<br />

radicales y que conduce a una guerra abierta con el ejercito real, configurado en un primer<br />

momento fundamentalmente por las tropas señoriales, en cuyas filas militaban buen número<br />

<strong>de</strong> sus vasallos mudéjares. La violencia popular hacia los mudéjares, que había comenzado<br />

como una faceta más <strong>de</strong> la lucha antiseñorial, se generaliza y estalla <strong>de</strong> forma indiscriminada<br />

en vísperas <strong>de</strong>l estallido bélico (mayo <strong>de</strong> 1521). La participación <strong>de</strong> los mudéjares en los<br />

ejércitos señoriales y la <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> estos en la batalla <strong>de</strong> Gandía (25 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1521), junto<br />

con el triunfo <strong>de</strong> los radicales en el campo agermanado hace que se la dirección agermanda<br />

fije como objetivo prioritario el bautismo <strong>de</strong> los mudéjares.<br />

Hay que consi<strong>de</strong>rar, no obstante, que éste se realiza como consecuencia <strong>de</strong> las tensiones<br />

internas <strong>de</strong> sociedad cristiana y que el influjo <strong>de</strong> la pugna en la frontera mediterránea en la<br />

<strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> bautizarles es bastante indirecto. Por una parte, encontramos entre los<br />

antece<strong>de</strong>ntes la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> armar al pueblo en 1519, a<br />

través <strong>de</strong> los gremios, para hacer frente a una amenaza berberisca, interesadamente calificada<br />

<strong>de</strong> turca para darle más importancia. Era la alternativa que dichas autorida<strong>de</strong>s prefirieron a la<br />

entrada <strong>de</strong> tropas mercenarias, ya que temían que con su presencia se alteraran los mudéjares.<br />

Por otra, hay que señalar la enemistad contra los musulmanes que caracteriza la i<strong>de</strong>ología<br />

milenarista <strong>de</strong> buena parte <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res agermanados y que vieron la oportunidad <strong>de</strong><br />

colaborar activamente al “fin <strong>de</strong> los tiempos” con la conversión <strong>de</strong> los moros, para lograr que<br />

hubiera un solo rebaño y un solo pastor, y arremetiendo contra los nobles para contribuir a la<br />

prometida igualdad social. Es <strong>de</strong>cir, el bautismo se produjo bajo influjos difusos <strong>de</strong> la pugna<br />

con el Islam, propia <strong>de</strong> la frontera, pero respon<strong>de</strong> a las tensiones <strong>de</strong> una guerra civil interna.<br />

La consecuencia inmediata <strong>de</strong>l bautismo <strong>de</strong> los mudéjares <strong>de</strong> amplias zonas, pero no <strong>de</strong> todo,<br />

el Reino <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong> fue la aparición <strong>de</strong>l temido problema <strong>de</strong> los neo-conversos y <strong>de</strong> su vuelta<br />

atrás al Islam. Carlos V, convertido ya en Emperador, tuvo que hacer frente a lo que había<br />

tratado <strong>de</strong> evitar Fernando el Católico. Había, no obstante, una cuestión previa, que era juzgar<br />

la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> un bautismo efectuado bajo presión y amenazas <strong>de</strong> muerte. Las tensiones<br />

<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nadas en el seno <strong>de</strong> ambas comunida<strong>de</strong>s, cristianos y musulmanes, en este momento<br />

fueron enormes. Si durante la Germanía, los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong> los mudéjares presionados por los<br />

3


agermanados se vieron obligados a recomendar la aceptación <strong>de</strong>l bautismo para evitar<br />

mayores males, no sin <strong>de</strong>sgarros i<strong>de</strong>ológicos, tras la <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> la revuelta, se produjo una<br />

vuelta bastante generalizada al Islamismo, bajo la presión <strong>de</strong> los mudéjares que había<br />

escapado <strong>de</strong>l bautismo huyendo a las montañas y ahora regresaban a sus lugares, y también<br />

bajo el estímulo <strong>de</strong> los señores y autorida<strong>de</strong>s cristiano viejas.<br />

En efecto, se produjo una reacción <strong>de</strong> las elites <strong>de</strong>l Reino – señores, clérigos, juristas – contra<br />

la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l bautismo, antes incluso <strong>de</strong> que la jerarquía eclesiástica se planteara el estudio <strong>de</strong><br />

la cuestión. Una campaña <strong>de</strong> opinión difundió entre los bautizados que el sacramento no era<br />

válido – acuñando tópicos como el <strong>de</strong> las escobas y el agua <strong>de</strong> la acequia con que habría sido<br />

impartido – y que, en consecuencia el Papa iba a <strong>de</strong>cretar su invali<strong>de</strong>z. Algunos, a cambio <strong>de</strong><br />

dinero, ofrecían remedios para borrar su eficacia: <strong>de</strong>bían lavarse la crisma con lejía y ceniza.<br />

En el fondo temían las consecuencias que la liquidación <strong>de</strong> la barrera religiosa <strong>de</strong> tipo jurídico<br />

podría tener para sus rentas si se producía una igualación <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos entre los nuevos<br />

convertidos y los cristianos viejos. A<strong>de</strong>más, consi<strong>de</strong>raban como traición que un acto violento<br />

<strong>de</strong> los rebel<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>rrotados, fuera dado por bueno por las autorida<strong>de</strong>s. El cambio <strong>de</strong> actitud <strong>de</strong><br />

los bautizados causó sorpresa entre sus convecinos cristianos viejos, pero el momento no era<br />

propicio a ninguna manifestación que pudiera ser consi<strong>de</strong>rada <strong>de</strong> apoyo a la actuación <strong>de</strong> los<br />

agermanados, sometidos por entonces a represión. También entre las familias y la<br />

colectividad musulmana existieron tensiones por la negativa <strong>de</strong> alguno <strong>de</strong> sus integrantes <strong>de</strong><br />

abandonar la nueva religión. El fenómeno <strong>de</strong> la vuelta atrás fue, sin embargo, general y causó<br />

la irritación <strong>de</strong> la Inquisición.<br />

Carlos V tuvo que enfrentarse por tanto, al problema que los agermanados habían creado, y lo<br />

hizo pronto y con <strong>de</strong>cisión, al aceptar la propuesta que Gattinara le presentó en Pamplona en<br />

el invierno <strong>de</strong> 1523-24. Para atraer la ayuda <strong>de</strong> Dios hacia sus objetivos no <strong>de</strong>bía permitir, por<br />

ningún interés particular, que los moros permanecieran en sus reinos; <strong>de</strong>bían convertirse o ser<br />

expulsados. La medida apuntaba <strong>de</strong> forma explícita a los valencianos. Carlos, a pesar <strong>de</strong> las<br />

dificulta<strong>de</strong>s señaladas por sus consejeros, dio por bueno el plan <strong>de</strong> actuación trazado por<br />

Gattinara. No se trataba, por lo tanto, <strong>de</strong> una <strong>de</strong>claración general <strong>de</strong> intenciones, como la<br />

solemnemente pronunciada ante la Dieta <strong>de</strong> Worms en 1521, carente <strong>de</strong> aplicación práctica<br />

inmediata; aquí había un programa que se va a llevar a cabo sin prisa pero sin pausa hasta<br />

alcanzar el objetivo <strong>de</strong> erradicar la presencia islámica en sus reinos. Al menos en el plano<br />

legal. Es <strong>de</strong>cir, la <strong>de</strong>cisión se toma en función <strong>de</strong> un proyecto i<strong>de</strong>ológico diseñado por el<br />

canciller Gattinara y asumido por el Emperador, que no <strong>de</strong>bía aparecer al tiempo como lí<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> la Cristiandad y señor <strong>de</strong> vasallos musulmanes; no por consi<strong>de</strong>raciones inmediatas y<br />

concretas <strong>de</strong> política mediterránea.<br />

La aplicación práctica <strong>de</strong> la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong>bía hacerse evitando crear más problemas a los<br />

señores valencianos, que eran los vencedores <strong>de</strong> la guerra civil y el apoyo <strong>de</strong>l Rey. Esto<br />

obligó a diseñar un plan que provocara los mínimos cambios en la configuración social <strong>de</strong>l<br />

Reino: se hizo todo lo posible para evitar que los mudéjares pudieran optar por la alternativa<br />

<strong>de</strong> la emigración, al menos la legal, al fijar unas condiciones <strong>de</strong> salida imposibles – por el<br />

Norte <strong>de</strong> España –. Se trataba con ello <strong>de</strong> salvaguardar la mano <strong>de</strong> obra señorial. Se consintió,<br />

a<strong>de</strong>más, en limitar el impacto inmediato <strong>de</strong>l cambio religioso en aspectos <strong>de</strong> tipo cultural,<br />

como era el uso <strong>de</strong> la lengua, árabe, o <strong>de</strong>l vestido tradicional, sobre todo <strong>de</strong> las mujeres, dando<br />

amplios plazos para su abandono. Se aplicó una política inquisitorial que sin inhibir al Santo<br />

Oficio <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> los <strong>de</strong>litos <strong>de</strong> los nuevos convertidos, mo<strong>de</strong>raba su actuación y la<br />

limitaba a los más graves. En <strong>de</strong>finitiva, se produjo la <strong>de</strong>saparición jurídica <strong>de</strong> la frontera<br />

religiosa interna, pero la política <strong>de</strong> Carlos V va a favorecer el mantenimiento <strong>de</strong> facto <strong>de</strong> la<br />

separación entre ambas comunida<strong>de</strong>s.<br />

La <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> liquidar el mu<strong>de</strong>jarismo, en lugar <strong>de</strong> producir más cohesión social, provocó<br />

profundo malestar entre las elites <strong>de</strong>l Reino que adoptaron una postura <strong>de</strong> clara oposición al<br />

4


gobierno <strong>de</strong> la Monarquía. La opinión <strong>de</strong> los sectores populares nos es <strong>de</strong>sconocida, pero<br />

tampoco era el momento oportuno <strong>de</strong> manifestarla en medio <strong>de</strong>l enfrentamiento <strong>de</strong>l Rey y el<br />

Reino. Debemos distinguir dos momentos: el inicial en que se plantea y <strong>de</strong>sarrolla el plan <strong>de</strong><br />

Carlos V, con el respaldo <strong>de</strong> Roma y <strong>de</strong> la Inquisición – es <strong>de</strong>cir, el breve periodo 1524-26 en<br />

que se impone la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> convertir a todos los mudéjares <strong>de</strong> la Corona <strong>de</strong> Aragón– y el<br />

amplio proceso posterior <strong>de</strong> reacción <strong>de</strong> los señores y triunfo <strong>de</strong> sus postulados.<br />

La aplicación paulatina <strong>de</strong>l plan <strong>de</strong>l gobierno – primero dar por válidos los bautismos<br />

forzados por los agermanados, luego obligar a los así bautizados a vivir como cristianos,<br />

posteriormente exten<strong>de</strong>r el bautismo a todos los <strong>de</strong>más – fue provocando, conforme se iba<br />

haciendo pública, el rechazo y la resistencia a ultranza <strong>de</strong> las elites <strong>de</strong>l Reino, incluyendo en<br />

un primer momento a los propios servidores <strong>de</strong>l Rey. Sólo bajo amenazas <strong>de</strong> facilitar la<br />

emigración <strong>de</strong> los que no quisieran convertirse se consiguió alguna obediencia.<br />

En cuanto a los directamente afectados, adoptaron tres líneas <strong>de</strong> actuación:<br />

— La sublevación y resistencia armada: limitada a los episodios <strong>de</strong> Benaguacil y, más<br />

importante, <strong>de</strong> la Sierra <strong>de</strong> Espadán. Aunque por suerte para el gobierno no afectó a todo el<br />

Reino, lo que hubiera creado un gravísimo problema, la campaña <strong>de</strong> Espadán, don<strong>de</strong> se<br />

habían refugiado gran número <strong>de</strong> mudéjares <strong>de</strong>l Norte <strong>de</strong>l Reino, duró muchos meses durante<br />

1526 y obligó a la intervención <strong>de</strong> tropas imperiales <strong>de</strong> paso para Italia.<br />

— La negociación: será una <strong>de</strong> las posturas más habituales <strong>de</strong> la minoría en los momentos<br />

difíciles. Ahora se efectuó mediante el envío <strong>de</strong> una representación <strong>de</strong> doce notables<br />

musulmanes a Toledo don<strong>de</strong> se entrevistaron con Carlos V y con el Inquisidor General,<br />

Alonso Manrique, y que culmina con la Concordia <strong>de</strong> 1526. A cambio <strong>de</strong> su manifestación <strong>de</strong><br />

apoyo público a la conversión, se les hicieron varias concesiones que ofrecían garantías <strong>de</strong><br />

supervivencia <strong>de</strong> la tradición cultural mudéjar – lengua, vestido – al tiempo que se les daban<br />

vagas esperanzas <strong>de</strong> igualación fiscal y legal con los cristianos viejos. Junto con ello se les<br />

respondió <strong>de</strong> forma ambigua a su petición <strong>de</strong> inhibición inquisitorial: se les trataría con<br />

mo<strong>de</strong>ración, pero se perseguirían las manifestaciones claras <strong>de</strong> Islamismo.<br />

— Las huidas allen<strong>de</strong>, es <strong>de</strong>cir, al Norte <strong>de</strong> África. Será un problema básico en la vida <strong>de</strong>l<br />

Reino durante bastantes décadas. Un grave manifestación interna <strong>de</strong>l conflicto fronterizo, que<br />

va a pesar en la relación entre ambas comunida<strong>de</strong>s y que va a incidir en la politica <strong>de</strong> la<br />

Monarquía con relación a los moriscos.<br />

En cuanto a los señores, utilizando normalmente el recurso institucional <strong>de</strong> la<br />

representación estamental, tanto en la reuniones <strong>de</strong> Cortes (peticiones <strong>de</strong> los brazos) como<br />

fuera <strong>de</strong> ellas (juntas <strong>de</strong> estamentos), se van a oponer <strong>de</strong> forma tajante y constante a que la<br />

Inquisición presione a los moriscos reprimiendo su Islamismo más o menos oculto. La<br />

argumentación inicial es que esta presión está provocando las huidas al Norte <strong>de</strong> África, lo<br />

que a<strong>de</strong>más refuerza los lazos entre el corsarismo y la minoría; los corsarios vienen en busca<br />

<strong>de</strong> comunida<strong>de</strong>s moriscas que trasladan allen<strong>de</strong>, guiados por los moriscos, y a<strong>de</strong>más<br />

aprovechan sus incursiones para saquear las localida<strong>de</strong>s costeras y tomar cautivos. Ante esta<br />

situación podía esperarse una coordinación <strong>de</strong> esfuerzos entre la Monarquía y las fuerzas<br />

políticas <strong>de</strong>l reino que cohesionara internamente esta y reprimiera con dureza las activida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>lictivas <strong>de</strong> los moriscos. La realidad fue la contraria.<br />

Los señores van consiguiendo <strong>de</strong> Carlos V la limitación <strong>de</strong> la actividad inquisitorial,<br />

primero la no confiscación <strong>de</strong> los bienes (1533), luego la limitación <strong>de</strong> las multas (1537), por<br />

último (1543) la total inhibición jurisdiccional <strong>de</strong>l Santo Oficio en relación con los moriscos<br />

valencianos por un plazo <strong>de</strong> 16 años. Tampoco se adoptaron medidas policiales <strong>de</strong> control <strong>de</strong><br />

la minoría, salvo el frustrado plan <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarme <strong>de</strong> 1527, anticipo <strong>de</strong> diversos planteamientos<br />

también <strong>de</strong>sechados posteriores. O la organización <strong>de</strong> la guarda <strong>de</strong> la costa, una <strong>de</strong> cuyas<br />

tareas era la vigilancia <strong>de</strong> los movimientos <strong>de</strong> los moriscos. En efecto, se reiteran las ór<strong>de</strong>nes<br />

que les prohiben acercarse a la línea costera, sin que parezcan haber tenido una gran eficacia.<br />

5


Es más, los estamentos llegaron a amenazar con negarse a contribuir en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l Reino<br />

frente a la amenaza corsaria, a pesar <strong>de</strong> lo comprometido en las Cortes, si la Inquisición no<br />

aceptaba limitar su actuación contra los moriscos, también acordada en Cortes. En <strong>de</strong>finitiva,<br />

frente a la amenaza que suponía la confabulación <strong>de</strong> los moriscos con los corsarios, alegada<br />

reiteradamente por las fuerzas vivas <strong>de</strong>l reino, se respon<strong>de</strong> por la nobleza con una actitud <strong>de</strong><br />

con<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia y tolerancia hacia el Islamismo y la huidas allen<strong>de</strong>, obstaculizando las<br />

medidas represivas, sean militares o inquisitoriales.<br />

Frente a ello, Carlos V adoptó una postura ambigua: mientras seguía <strong>de</strong>fendiendo su papel <strong>de</strong><br />

cruzado, y organizando expediciones al Norte <strong>de</strong> África (Tunez 1535, Argel 1541) aceptó las<br />

<strong>de</strong>mandas señoriales que significaban la permanencia <strong>de</strong> facto <strong>de</strong> la frontera religiosa interna,<br />

erradicada en el plano jurídico por las <strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong> 1523-26. Tras el fracaso <strong>de</strong> Argel y ante<br />

la necesidad <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r a los problemas <strong>de</strong> Alemania, Carlos V acepta las <strong>de</strong>mandas<br />

estamentales como medio para apaciguar a señores y moriscos. El estar en primera línea <strong>de</strong> la<br />

frontera frente al turco no sólo no ha conducido a una mayor reacción interna contra la actitud<br />

hostil <strong>de</strong> los moriscos frente al Cristianismo y la Cristiandad, sino que la reacción ha sido la<br />

contraria: la nobleza impone al Monarca una política <strong>de</strong> tolerancia práctica.<br />

Liquidación <strong>de</strong> la tolerancia y constitución <strong>de</strong> una frontera política interna<br />

A mediados <strong>de</strong>l siglo XVI, en medio <strong>de</strong> la inhibición inquisitorial y bajo una grave<br />

presión pirática sobre las costas valencianas, se produce un bombar<strong>de</strong>o <strong>de</strong> <strong>de</strong>nuncias sobre los<br />

centros <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisión por parte <strong>de</strong> eclesiásticos <strong>de</strong> muy diverso tipo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el arzobispo <strong>de</strong><br />

<strong>Valencia</strong> hasta humil<strong>de</strong>s párrocos, pasando por responsables <strong>de</strong> ór<strong>de</strong>nes religiosas, contra la<br />

pública apostasía morisca. Al tiempo aumenta el temor provocado por sus connivencias con<br />

los enemigos exteriores, cuya máxima manifestación pue<strong>de</strong>, tal vez, situarse en el asalto <strong>de</strong><br />

Dragut a Cullera, a pocos Kms <strong>de</strong> la capital valenciana, en 1550.<br />

La reacción <strong>de</strong> Felipe II, <strong>de</strong> regreso a España en 1559, se hizo esperar algún tiempo,<br />

pero fue fulminante: el <strong>de</strong>sarme <strong>de</strong> los moriscos en 1563 rompe con veinte años <strong>de</strong><br />

discusiones sobre el tema, cuya conveniencia última se venía resaltando pero cuya realización<br />

se había <strong>de</strong>sechado por inoportuna <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1543. Ahora se efectua con <strong>de</strong>cisión y sin<br />

sobresaltos, y sin hacer caso <strong>de</strong> las protestas estamentales. Situaba a los moriscos claramente<br />

en la categoría <strong>de</strong> enemigos internos. Pero era sólo el principio. En las Cortes <strong>de</strong> 1563-64, los<br />

brazos pidieron remedio a la apostasía morisca en forma <strong>de</strong> mejoras <strong>de</strong> la instrucción<br />

cristiana, con especial atención a la insuficiente red parroquial, y castigo a los que alentasen el<br />

Islamismo, incluyendo a algunos señores <strong>de</strong> moriscos, y la prohibición <strong>de</strong>l árabe. Pretendían,<br />

no obstante, que la instrucción y el castigo quedaran en manos <strong>de</strong> los prelados y no <strong>de</strong> la<br />

Inquisición. Por primera vez <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Germanía los estamentos propugnan en un marco<br />

solemne la necesidad <strong>de</strong> romper con la tolerancia religiosa que había permitido la pervivencia,<br />

<strong>de</strong> facto, <strong>de</strong> la frontera religiosa interna. Las tensiones <strong>de</strong> los años 40 y 50 en la frontera<br />

habían conducido a un cambio <strong>de</strong> postura.<br />

El Rey va a ir más lejos: <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> conocer las conclusiones <strong>de</strong> una gran junta <strong>de</strong><br />

expertos que se celebró en Madrid a fines <strong>de</strong> 1564, y que se situaban en la línea propuesta por<br />

las Cortes valencianas <strong>de</strong> poner en manos <strong>de</strong> los prelados las campañas <strong>de</strong> evangelización y el<br />

comienzo <strong>de</strong> una represión selectiva, Felipe II cambió el rumbo. Revisó personalmente las<br />

conclusiones e impuso el control inquisitorial no sólo a la represión <strong>de</strong> los <strong>de</strong>litos futuros sino<br />

también a la reconciliación con la Iglesia <strong>de</strong> los moriscos por los pecados pasados. Los<br />

prelados quedaban limitados a su tarea pastoral ordinaria. Había acabado la inhibición <strong>de</strong>l<br />

Santo Oficio y la represión se puso en marcha, provocando protestas <strong>de</strong>l propio arzobispo <strong>de</strong><br />

<strong>Valencia</strong>, Fernando <strong>de</strong> Loazes.<br />

6


La reacción no se hizo esperar y adoptó nuevas formas: con el consejo <strong>de</strong> algunos<br />

teólogos y juristas, y con el respaldo último <strong>de</strong> algunos señores como el almirante <strong>de</strong> Aragón,<br />

una parte <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s moriscas se enfrentan a la jerarquía eclesiástica afirmando no<br />

ser cristianos por haber sido bautizados a la fuerza. Significaba un replanteamiento radical <strong>de</strong><br />

la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> Carlos V <strong>de</strong> 1524, dando por buenos los bautismos durante la Germanía.<br />

Implicaba volver al mu<strong>de</strong>jarismo. El consenso manifestado en las Cortes para establecer un<br />

nuevo marco <strong>de</strong> relación entre ambas comunida<strong>de</strong>s, o mejor dicho, para imponer a la minoría<br />

unas nuevas reglas <strong>de</strong> comportamiento, había sido <strong>de</strong>safiado en el choque entre los moriscos<br />

<strong>de</strong> Vall <strong>de</strong> Uxó y el obispo <strong>de</strong> Tortosa, en mayo <strong>de</strong> 1568, cuando aquellos protestaron<br />

alegando que no eran cristianos.<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente ni Felipe II ni la Inquisición aceptaron el <strong>de</strong>safío y reprimieron, con firmeza,<br />

aunque con bastante suavidad, el movimiento <strong>de</strong> protesta. El almirante <strong>de</strong> Aragón fue<br />

procesado por el Santo Oficio, junto con algunos <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong> la comunidad morisca,<br />

como los influyentes hermanos Abenamir.<br />

En esta coyuntura se produjo el levantamiento y guerra <strong>de</strong> los moriscos <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> Granada,<br />

que marca un hito histórico en las relaciones entre cristianos viejos y moriscos en España, y<br />

en la política morisca <strong>de</strong> la Monarquía. Durante el trascurso <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> Granada se llevó a<br />

cabo en el Reino <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong> una compleja negociación, a tres bandas, <strong>de</strong> la Inquisición con<br />

los señores por una parte y los moriscos por otra. El objeto <strong>de</strong> la negociación eran los bienes<br />

sometidos a confiscación por el <strong>de</strong>lito <strong>de</strong> apostasía; los señores pretendían la aplicación <strong>de</strong> los<br />

fueros <strong>de</strong> las Cortes y <strong>de</strong>l privilegio <strong>de</strong> Carlos V (1533) que les otorgaban la recuperación <strong>de</strong>l<br />

dominio útil <strong>de</strong> los bienes confiscados; es <strong>de</strong>cir, que les convertía en beneficiarios <strong>de</strong> las<br />

tierras censidas confiscadas a los moriscos, las cuales, una vez recuperadas, podían volver a<br />

ce<strong>de</strong>r bajo nuevas condiciones más ventajosas para la economía señorial. Para ello estaban<br />

dispuestos a que el Reino en su conjunto pagara una subvención al Santo Oficio. Los<br />

moriscos, por su parte, pretendían comprar la benevolencia inquisitorial, compensando al<br />

tribunal con una renta, muy superior a la ofrecida por los estamentos, si renunciaba a<br />

confiscar los bienes. Finalmente la Inquisición se inclinó por la oferta <strong>de</strong> los representantes<br />

moriscos (Concordia <strong>de</strong> 1571).<br />

Lo que hay que <strong>de</strong>stacar es que las largas negociaciones, influidas por los avatares <strong>de</strong>l<br />

conflicto granadino, significaron la ruptura <strong>de</strong> la estrecha vinculación entre señores y<br />

moriscos que había caracterizado la vida <strong>de</strong>l Reino. El fracaso <strong>de</strong> la protección señorial ante<br />

la amenaza inquisitorial; la propia persecución por el Santo Ofico, con el visto bueno <strong>de</strong>l Rey,<br />

<strong>de</strong> los principales señores fautores <strong>de</strong> la apostasía morisca; la constatación clara <strong>de</strong> los<br />

intereses divergentes <strong>de</strong> ambos en el problema clave <strong>de</strong> la confiscación; las mismas divisiones<br />

internas en el seno <strong>de</strong> la minoría que se manifiestan en la negociación y firma <strong>de</strong> la Concordia<br />

<strong>de</strong> 1571, y la pérdida <strong>de</strong> influjo <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> sus lí<strong>de</strong>res, como sucedió con los Abenamires<br />

que alargaron las negociaciones buscando salvar lo más posible <strong>de</strong> sus bienes sometidos a<br />

secuestro inquisitorial... todo ello contibuyó a <strong>de</strong>bilitar enormemente la alianza tradicional<br />

señores-moriscos.<br />

La guerra <strong>de</strong> Granada influyó <strong>de</strong> forma notable en el Reino <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong>, potenciando la<br />

formación <strong>de</strong> la frontera política entre ambas comunida<strong>de</strong>s. Ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la primavera <strong>de</strong> 1570,<br />

en plena guerra, y bajo la amenaza <strong>de</strong> la próxima campaña <strong>de</strong> la armada turca contra el<br />

Mediterráneo Occi<strong>de</strong>ntal, comienza a discutirse la conveniencia <strong>de</strong> <strong>de</strong>portar a los moriscos<br />

valencianos. Al mismo tiempo que se trata en el Consejo <strong>de</strong> Guerra la necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>sterrar a<br />

los moriscos <strong>de</strong> paces, los no alzados, <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> Granada para facilitar el fin <strong>de</strong> la guerra,<br />

se oyen voces partidarias <strong>de</strong> exten<strong>de</strong>r la medida a los valencianos y aragoneses. El<br />

Vicecanciller <strong>de</strong>l Consejo <strong>de</strong> Aragón, D. Bernardo <strong>de</strong> Bolea, conseguirá convencer a Felipe II<br />

<strong>de</strong> que las dificulta<strong>de</strong>s que la medida traía consigo y la falta <strong>de</strong> medios para llevarla a buen<br />

término, hacía recomendable no efectuarla y limitarse a tomar las precauciones <strong>de</strong>fensivas<br />

7


habituales. La discusión se reiterará en los años siguientes, con ocasión <strong>de</strong> la tensión en el<br />

Mediterráneo <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los 70. Así en el invierno <strong>de</strong> 1574-75 y, otra vez, en 1576-77 se<br />

analizan <strong>de</strong>nuncias <strong>de</strong> conspiraciones entre los hugonotes franceses y los moriscos<br />

aragoneses, por una parte, y los valencianos con los turcos y argelinos, por otra. Lo<br />

significativo es el temor en que se vive tras las dificulta<strong>de</strong>s para sofocar la sublevación<br />

granadina. La Corte estudia con <strong>de</strong>tenimiento y miedo estos avisos; la Inquisición actua<br />

policialmente para <strong>de</strong>sentrañar las tramas conspirativas. Finalmente se impone una mezcla <strong>de</strong><br />

sentido común y <strong>de</strong> falta <strong>de</strong> medios, gracias a lo cual se paralizan las propuestas <strong>de</strong> “meter la<br />

tierra a<strong>de</strong>ntro” – es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> aplicar el mo<strong>de</strong>lo granadino <strong>de</strong> <strong>de</strong>portación hacia el interior <strong>de</strong><br />

España – a los moriscos <strong>de</strong> la Corona <strong>de</strong> Aragón.<br />

La tensión alcanza su culmen en el invierno <strong>de</strong> 1581-82. Es entonces cuando más a<strong>de</strong>lante se<br />

llega en la discusión; cuando las propuestas son más radicales y apuntan ya a la expulsión<br />

fuera <strong>de</strong> España; cuando el respaldo político a la medida parece mayor. El 19 <strong>de</strong> septiembre<br />

<strong>de</strong> 1582, una junta <strong>de</strong> altos consejeros reunida en Lisboa y en la que participa el Gran Duque<br />

<strong>de</strong> Alba, propone a Felipe II la expulsión a Berbería <strong>de</strong> los moriscos valencianos. El Rey<br />

rechaza diplomáticamente la propuesta. Se ha producido no sólo un <strong>de</strong>sencuentro entre Felipe<br />

II y sus consejeros más inmediatos, sino entre el Rey y el arzobispo D. Juan <strong>de</strong> Ribera, que<br />

había propugnado apasionadamente la medida, y había ganado a su causa al arzobispo <strong>de</strong><br />

Toledo, Gaspar <strong>de</strong> Quiroga, Inquisidor General y al Consejo <strong>de</strong> Inquisición. Por su parte,<br />

Ribera se había enfrentado a las fuerzas vivas <strong>de</strong>l Reino que: al Virrey, marqués <strong>de</strong> Aytona, a<br />

D. Francisco Gómez <strong>de</strong> Sandoval, marqués <strong>de</strong> Denia y futuro duque <strong>de</strong> Lerma, a los<br />

representantes <strong>de</strong> los moriscos, que reclaman más medios para su instrucción cristiana. El<br />

marqués <strong>de</strong> Denia, a<strong>de</strong>más, anuncia gran<strong>de</strong>s perjuicios económicos si se les expulsa. Los<br />

estamentos ofrecen, por su parte, un importante subsidio para la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l Reino.<br />

En conclusión, a pesar <strong>de</strong> la fase bélica que afecta al Mediterráneo durante la primera parte <strong>de</strong><br />

su reinado, Felipe II no se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> a acabar con la frontera política que en este periodo se ha<br />

constituido en el interior <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong> entre moriscos y cristianos viejos. Y no lo<br />

hace por lo mismo que su padre había consentido la pervivencia <strong>de</strong> la frontera religiosa <strong>de</strong><br />

facto: por miedo a actuar con pocos medios en un ámbito conflictivo. Ya a principios <strong>de</strong> los<br />

80 la motivación <strong>de</strong> fondo es otra: los objetivos <strong>de</strong> la política exterior habían alejado “la gran<br />

historia” <strong>de</strong>l ámbito mediterráneo. Las treguas con el Turco habían hecho disminuir el temor<br />

<strong>de</strong>l Rey, mejor informado que sus consejeros.<br />

En cuanto al Reino <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong>, se ha tenido que someter a las nuevas directrices impuestas<br />

por el Rey que significaban una vuelta, con matices, a la postura inicial <strong>de</strong> Carlos V: no<br />

aceptar la presencia islámica en sus reinos, persiguiendo las manifestaciones <strong>de</strong> Islamismo por<br />

medio <strong>de</strong> la Inquisición. Pero, en cambio, y a pesar <strong>de</strong>l endurecimiento <strong>de</strong> la frontera política<br />

interna entre ambas comunida<strong>de</strong>s, se había mantenido lo fundamental <strong>de</strong> la opción <strong>de</strong>l<br />

Emperador en favor <strong>de</strong> conservar en el Reino a la minoría una vez convertida, rechazando las<br />

propuestas <strong>de</strong> expulsión. También se ha mantenido el plan aculturador y evangelizador<br />

diseñado en tiempos Carlos V, basado en campañas misionales y <strong>de</strong> reconciliación con la<br />

Iglesia, en cuyo éxito se tenía una <strong>de</strong>smesurada confianza.<br />

Como hemos señalado, la reafirmación <strong>de</strong>l rumbo fijada por Felipe II se realizó a costa <strong>de</strong> una<br />

represión inquisitorial creciente que trató <strong>de</strong> <strong>de</strong>smantelar la protección que los señores<br />

otorgaban a sus vasallos moriscos, y <strong>de</strong> doblegar a las elites <strong>de</strong> la minoría como forma <strong>de</strong><br />

romper con su resistencia cultural. A cambio, se garantizaba el mantenimiento <strong>de</strong> la relación<br />

social en el campo valenciano, al inclinarse por la opción más conservadora en la disputa<br />

sobre los bienes: suprimida la confiscación todo seguía como estaba.<br />

8


Liquidación <strong>de</strong> la sociedad multicultural<br />

Con Felipe III se va a producir la liquidación <strong>de</strong> esta sociedad multicultural, no por la<br />

vía que su padre y abuelo habían pretendido <strong>de</strong> la aculturación lenta <strong>de</strong> la comunidad morisca,<br />

sino por la radical <strong>de</strong> la expulsión. La explicación oficial ofrecida por la Monarquía para<br />

justificar la <strong>de</strong>cisión se basaba en un supuesto grave peligro en la frontera mediterránea,<br />

proveniente <strong>de</strong> la amenaza <strong>de</strong> una invasión marroquí <strong>de</strong> la Península contando con un<br />

levantamiento morisco y el apoyo logístico holandés. La razón verda<strong>de</strong>ra apunta no tanto a la<br />

tensión en la frontera mediterránea, sino a la marcha <strong>de</strong> las campañas en el Norte <strong>de</strong> Europa, y<br />

en particular a la necesidad <strong>de</strong> llegar a una tregua con los rebel<strong>de</strong>s calvinistas <strong>de</strong> las<br />

Provincias Unidas. En síntesis, el duque <strong>de</strong> Lerma tuvo que ofrecer una contrapartida a Felipe<br />

III y al Consejo <strong>de</strong> Estado para que aceptaran una tregua, como la <strong>de</strong> los Doce Años, que<br />

significaba una merma en la soberanía real y el abandono <strong>de</strong> los católicos <strong>de</strong> las Provincias<br />

Unidas. El Rey Católico aceptaba las duras condiciones <strong>de</strong> los rebel<strong>de</strong>s heréticos calvinistas...<br />

pero al mismo tiempo obtenía un gran triunfo al acabar la Reconquista. Se puso fin, así, a la<br />

frontera política que a partir <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> Granada se había ido consolidando. Su propia<br />

existencia, aunque fuera en el plano i<strong>de</strong>ológico, podía ser aprovechada para lograr este tipo <strong>de</strong><br />

triunfos. Una vez más, al igual que en la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> Carlos V <strong>de</strong> no aceptar la pervivencia<br />

islámica en 1524, o en la <strong>de</strong> Felipe II en 1565 <strong>de</strong> no permitir la práctica pública ni secreta <strong>de</strong>l<br />

Islamismo, son las directrices i<strong>de</strong>ológicas <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> Austria las que, más que otra causa,<br />

dictan la política morisca valenciana.<br />

Hay que señalar que la expulsión produjo poca resistencia, tanto por los señores, en<br />

comparación con su actuación en episodios mucho menos trascen<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> épocas anteriores,<br />

como <strong>de</strong> los temidos moriscos, que embarcaron en su mayoría <strong>de</strong> forma pacífica en los<br />

buques <strong>de</strong> guerra, e incluso pidieron autorización para fletar navíos mercantes. Fue ocasión<br />

para que se expresaran manifestaciones <strong>de</strong> odio popular <strong>de</strong> los cristianos viejos hacia los<br />

moriscos, convertidos en objetivo <strong>de</strong> robos, extorsiones y expolio; y tambien <strong>de</strong>l temor<br />

acumulado por la sociedad cristiano vieja, que se reflejó en las variadas escenas <strong>de</strong> pánico<br />

producidas por rumores infundados.<br />

En <strong>de</strong>finitiva, la uniformización <strong>de</strong> la sociedad valenciana no se <strong>de</strong>bió directamente a su<br />

caracter fronterizo, ya que a pesar <strong>de</strong> la presión producida por el conflicto <strong>de</strong> civilizaciones<br />

que se <strong>de</strong>sarrolló en el Mediterráneo había evitado la ruptura <strong>de</strong> la coexistencia <strong>de</strong> ambas<br />

comunida<strong>de</strong>s e incluso había facilitado la pervivencia <strong>de</strong> rasgos culturales, aunque fuera con<br />

ajustes dolorosos. Fue una <strong>de</strong>cisión basada en las necesida<strong>de</strong>s estratégicas globales <strong>de</strong> la<br />

Monarquía Católica que utilizó el enfrentamiento <strong>de</strong> civilizaciones y su proyección en el<br />

interior <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong> para llevar a cabo una política <strong>de</strong> prestigio.<br />

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA:<br />

Antonio Domínguez Ortiz y Bernard Vincent, Historia <strong>de</strong> los moriscos. Vida y tragedia <strong>de</strong><br />

una minoría, Madrid, Revista <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, 1978.<br />

Tulio Halperin Donghi, Un conflicto nacional. Moriscos y cristianos viejos en <strong>Valencia</strong>,<br />

<strong>Valencia</strong>, Institució «Alfons el Magnànim», 1980 (1ª edición en 1955-57).<br />

Mark D. Meyerson, Els musulmans <strong>de</strong> València a l'època <strong>de</strong> Ferran i Isabel, <strong>Valencia</strong>,<br />

Institució «Alfons el Magnànim», 1994 (original inglés <strong>de</strong> 1991).<br />

Juan Francisco Pardo, La <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l imperio. Carlos V, <strong>Valencia</strong> y el Mediterráneo, Madrid,<br />

2001.<br />

Juan Francisco Pardo, La guerra <strong>de</strong> Espadán (1526). Una cruzada en la <strong>Valencia</strong> <strong>de</strong>l<br />

Renacimiento, Ayuntamiento <strong>de</strong> Segorbe, 2001.<br />

9


<strong>Rafael</strong> Benítez Sánchez-Blanco, Heroicas <strong>de</strong>cisiones. La Monarquía Católica y los moriscos<br />

valencianos, <strong>Valencia</strong>, Institució «Alfons el Magnànim», 2001.<br />

Raphaël Carrasco, La monarchie catholique et les morisques (1520-1620), Montpellier,<br />

Université Paul-Valerie- Montpellier III, 2005<br />

10


Une société frontalière et <strong>de</strong>s institutions en conflit. Malte à l’époque mo<strong>de</strong>rne (XVI°-<br />

XVII° s.)<br />

Anne Brogini (Université <strong>de</strong> Nice)<br />

Aux XVI e et XVII e siècles, Malte présente la particularité d’être un lieu-frontière<br />

exclusivement tenu par <strong>de</strong>s autorités religieuses : un clergé local et <strong>de</strong>ux pouvoirs exogènes<br />

(une Inquisition et un ordre militaro-religieux héritier <strong>de</strong>s croisa<strong>de</strong>s). En théorie, seul l’Ordre<br />

<strong>de</strong> Saint-Jean <strong>de</strong> Jérusalem, suzerain <strong>de</strong> l’île <strong>de</strong>puis son installation en 1530, possédait un<br />

pouvoir politique et décisionnel ; mais dans la réalité, l’ambiguïté même <strong>de</strong> sa situation (en<br />

tant que suzerain, il était également vassal d’une puissance supérieure) <strong>de</strong>vait être à l’origine<br />

<strong>de</strong> tensions et <strong>de</strong> conflits importants entre ces trois institutions jalouses <strong>de</strong> leurs prérogatives<br />

et soucieuses <strong>de</strong> définir exactement les limites <strong>de</strong> leur autorité sur la société d’une île<br />

stratégiquement importante puisqu’elle avait acquis la dimension <strong>de</strong> frontière <strong>de</strong> la chrétienté.<br />

Cette étu<strong>de</strong> s’articule autour <strong>de</strong> <strong>de</strong>ux grands axes. En premier lieu, une présentation <strong>de</strong>s<br />

institutions religieuses, qui incarnaient chacune une facette <strong>de</strong> la frontière maltaise et<br />

semblaient œuvrer <strong>de</strong> concert à la protection <strong>de</strong> la société. En second lieu, la perception, sous<br />

l’apparent équilibre, <strong>de</strong>s conflits qui les opposaient, fondés sur la revendication, exprimée par<br />

chacune, d’incarner à elle-seule une conscience frontalière maltaise qui s’enracinait<br />

essentiellement dans la pratique d’un catholicisme vigoureux, manifestation <strong>de</strong> la différence<br />

avec la rive musulmane tellement proche.<br />

I – LES INSTITUTIONS RELIGIEUSES, FACETTES DE LA FRONTIÈRE MALTAISE<br />

Durant toute l’époque mo<strong>de</strong>rne, trois pouvoirs religieux – un endogène (le clergé insulaire) et<br />

<strong>de</strong>ux exogènes (l’Ordre <strong>de</strong> Malte, le Saint-Office) – se partagèrent l’autorité sur l’archipel et<br />

contribuèrent à façonner une société originale, porteuse <strong>de</strong> la dualité paradoxale <strong>de</strong>s<br />

frontières, c’est-à-dire à la fois poreuse et résolument hermétique à la différence religieuse.<br />

Le clergé et la ferveur religieuse<br />

Placé <strong>de</strong>puis le Moyen Âge sous l’autorité d’un évêque, le clergé insulaire constituait bien<br />

l’unique autorité religieuse spécifiquement maltaise. Cependant, les évêques maltais étaient<br />

en général originaires d’un autre lieu que Malte : entre 1506 et 1531, c’est-à-dire au moment<br />

où l’Ordre prenait en main le <strong>de</strong>stin <strong>de</strong> son nouveau fief, six évêques étrangers, choisis par le<br />

roi d’Espagne parmi les membres du clergé <strong>de</strong> la péninsule italienne et <strong>de</strong> Sicile, s’étaient<br />

succédés à Malte. Le roi d’Espagne appuyait leur candidature auprès du pape qui les<br />

intronisait dans leurs nouvelles fonctions. L’installation <strong>de</strong> l’Ordre représenta un changement<br />

radical dans le quotidien <strong>de</strong>s évêques qui perdirent une partie <strong>de</strong> leur indépendance en passant<br />

sous l’autorité directe du Grand Maître et non plus sous celle du vice-roi <strong>de</strong> Sicile 1 . La<br />

présence <strong>de</strong>s Hospitaliers modifia également leur mo<strong>de</strong> <strong>de</strong> recrutement : selon un manuscrit<br />

<strong>de</strong> la Bibliothèque Méjanes d’Aix-en-Provence, les éventuels candidats maltais à la fonction<br />

épiscopale seraient désormais choisis au sein du clergé par le Grand Maître 2 . En réalité, cela<br />

1 - BMA (Bibliothèque Municipale d’Aix-en-Provence), Ms 1094, Relazione sopra l’officio <strong>de</strong>ll’Inquisitore di Malta fatta nel<br />

1662, p.18.<br />

2 - BMA, Ms 1094, Relazione sopra l’officio <strong>de</strong>ll’Inquisitore di Malta..., op. cit., p.17.<br />

11


ne concerna pas grand-mon<strong>de</strong> : au XVI e siècle, tous les évêques furent étrangers et au XVII e<br />

siècle, un seul Maltais fut intronisé évêque, Baldassare Cagliares qui officia entre 1614 et<br />

1633 3 . Il apparaît certain que le pouvoir épiscopal <strong>de</strong>vait être gran<strong>de</strong>ment occulté, à l’époque<br />

mo<strong>de</strong>rne, par l’autorité prédominante <strong>de</strong> l’Ordre d’une part, puis, à partir <strong>de</strong> 1574, par celle<br />

d’un Inquisiteur qui ne relevait que du pape.<br />

Contrôlés par l’Ordre, les évêques se trouvaient cantonés à une simple charge <strong>de</strong> surveillance<br />

du clergé insulaire, notamment du rôle <strong>de</strong>s prêtres dans les casaux (au XVIII e siècle même, le<br />

clergé ségulier ne relevait plus d’eux 4 ). Ils contrôlaient également les mariages célébrés dans<br />

l’île, surveillaient les couvents et avaient pour tâche <strong>de</strong> régler les éventuels<br />

dysfonctionnements et tensions au sein du clergé insulaire 5 . L’encadrement <strong>de</strong>s laïcs lui<br />

échappait toutefois : à l’époque mo<strong>de</strong>rne, la décision <strong>de</strong> créer <strong>de</strong> nouvelles paroisses<br />

dépendait désormais exclusivement du Grand Maître. La structure ecclésiale mo<strong>de</strong>rne se<br />

calquait en effet sur le fonctionnement médiéval et l’archipel maltais était divisé en plusieurs<br />

paroisses, centres locaux <strong>de</strong> vie et <strong>de</strong> culte. Au nombre <strong>de</strong> quatorze en 1530 (dont une unique<br />

à Gozo), elles s’étaient élevées à une vingtaine au siècle suivant, sous l’impulsion <strong>de</strong> l’Ordre,<br />

désireux <strong>de</strong> démembrer les anciennes paroisses trop larges (comme celle <strong>de</strong> Birmifsuth-<br />

Gudja) et d’en créer <strong>de</strong> nouvelles dans <strong>de</strong>s casaux qui connaissaient un accroissement<br />

démographique 6 . En 1668, l’archipel comptait 28 paroisses, dont <strong>de</strong>ux à Gozo (paroisse <strong>de</strong><br />

Rabat et <strong>de</strong> Saint Georges) et cinq dans le Grand Port 7 , à Vittoriosa (église paroissiale Saint<br />

Laurent), Senglea (église Notre-Dame <strong>de</strong> la Victoire) et Bormula (Notre-Dame du Bon<br />

Secours), ainsi que <strong>de</strong>ux à La Valette, rattachées l’une en 1571 à l’église Sainte Marie du<br />

Port-Salut et l’autre en 1596 à celle <strong>de</strong> Saint Paul-Naufragé.<br />

Selon les décomptes effectués lors <strong>de</strong> visites ad limina en 1648, 1650 et 1668 8 , il y avait à<br />

Malte 432 clercs et 26 monastères et couvents, dont plus <strong>de</strong> la moitié (17) se trouvaient dans<br />

l’espace portuaire. Il semble que le nombre total <strong>de</strong> religieux dans l’île ait tourné autour du<br />

millier environ. La visite épiscopale <strong>de</strong> 1638 décomptait 797 prêtres, moines et moniales 9 ;<br />

celle <strong>de</strong> 1648 insistait sur un chiffre d’environ 500 membres du clergé régulier et tout autant<br />

pour le clergé séculier 10 ; enfin, celle <strong>de</strong> 1668 dénombrait un peu plus d’un millier <strong>de</strong><br />

religieux, dont 432 membres du clergé séculier 11 . La pastorale était dispensée par un nombre<br />

moyen <strong>de</strong> 500 prêtres sur une population totale <strong>de</strong> 39 000 12 à 45 000 13 personnes, soit une<br />

proportion <strong>de</strong> 1% à 1,3% <strong>de</strong> l’ensemble, ce qui correspond grosso modo à la proportion <strong>de</strong><br />

1782 (1 091 prêtres pour 86 296 habitants, soit 1,25% <strong>de</strong> l’ensemble) 14 . Bien que la plupart<br />

<strong>de</strong>s couvents se trouvassent dans le port, le poids du clergé était certainement plus sensible<br />

dans les campagnes que dans le port : rien qu’à Mdina et à Rabat, qui groupaient seulement 2<br />

000 personnes en 1687 15 , se trouvaient six monastères. Au XVIII e siècle<br />

encore, l’encadrement presbytéral par paroisse était <strong>de</strong> 1 pour 30 à Mdina et oscillait entre 1<br />

3 - BMA, Ms 1094, Relazione sopra l’officio <strong>de</strong>ll’Inquisitore di Malta..., op. cit., p.18 ; voir également Alain Blondy,<br />

L’Ordre <strong>de</strong> Malte au XVIIIe siècle Des <strong>de</strong>rnières splen<strong>de</strong>urs à la ruine, Bouchène, Paris, 2002, p.82.<br />

4 - A. Blondy, L’Ordre <strong>de</strong> Malte au XVIIIe siècle..., op. cit., pp.81-83.<br />

5 - Alexan<strong>de</strong>r Bonnici, Medieval and Roman Inquisition in Malta, PEG Ltd, San Gwann, Malta, 1998, p.11.<br />

6 - A. Blondy, L’Ordre <strong>de</strong> Malte au XVIIIe siècle..., op. cit., pp.99-100.<br />

7 - ASV (Archivio Segreto Vaticano), Congregazione <strong>de</strong>l Concilio, Relationes Diœcesium 514A, non folioté, 10 mars 1668.<br />

Les paroisses <strong>de</strong>s campagnes maltaises sont celles <strong>de</strong> Birkirkara, Naxxar, Birmifsuth, Qormi, Zejtun, Zurrieq, Siggiewi,<br />

Zebbug, Attard, Tarxien, Kirkop, Lija, Safi, Mqabba, Gharghur, Mosta, Zabbar, Qrendi, Ghaxaq, Luqa et Balzan.<br />

8 - ASV, CC, RD 514A, ff°1068r.-1069r., 7 février 1648 ; ff°1151r.-1152r., 18 mars 1650 ; non folioté, 10 mars 1668.<br />

9 - ASV, CC, RD 514A, f°607v., 28 mai 1638.<br />

10 - ASV, CC, RD 514A, f°1068v.<br />

11 - ASV, CC, RD 514A, non folioté, 10 mars 1668.<br />

12 - ASV, CC, RD 514A, f°607r., 28 mai 1638.<br />

13 - ASV, CC, RD 514A, non folioté, 1er septembre 1662.<br />

14 - A. Blondy, L’Ordre <strong>de</strong> Malte au XVIIIe siècle..., op. cit., p. 82.<br />

15 - Stanley Fiorini, « Demographic growth and the urbanization of the Maltese Countrysi<strong>de</strong> to 1798 » in Victor Mallia<br />

Milanes (dir.), Hospitaller Malta (1530-1798). Studies on Early Mo<strong>de</strong>rn Malta and the Or<strong>de</strong>r of St John of Jerusalem,<br />

Mireva Publications, Malta, 1993, p.306.<br />

12


pour 40 et 1 pour 80 dans les campagnes ; dans le port, il était beaucoup plus lâche, allant <strong>de</strong> 1<br />

pour 84 à La Valette et 1 pour 96 à Vittoriosa, à 1 pour 99 et 1 pour 106 à Bormula et<br />

Senglea 16 . La moindre présence du clergé dans le port (proportionnellement au nombre<br />

d’habitants), lieu <strong>de</strong> plus grands dangers du fait <strong>de</strong> son cosmopolitisme et <strong>de</strong> son ouverture au<br />

mon<strong>de</strong> extérieur, s’expliquait évi<strong>de</strong>mment par la présence <strong>de</strong> l’Ordre et du Saint-Office qui se<br />

partageaient le contrôle <strong>de</strong> l’espace et lui faisait directement concurrence.<br />

Malgré cela, le clergé conserva toujours une influence très gran<strong>de</strong> au sein <strong>de</strong> la population,<br />

surtout rurale, qu’il assistait lors <strong>de</strong> tous les événements rythmant la vie humaine (messes,<br />

prêches, fêtes religieuses et paroissiales, célébration et enregistrement <strong>de</strong>s baptêmes, unions<br />

ou décès). Dans les villages éloignés du pouvoir central (La Valette), il incarnait <strong>de</strong>puis<br />

toujours l’autorité et l’unique référence spirituelle. De fait, on ne trouve la présence <strong>de</strong> ruraux<br />

<strong>de</strong>vant le tribunal inquisitorial que lorsque l’individu a été envoyé auprès <strong>de</strong> lui par le prêtre<br />

du casal 17 . Et ce n’était pas sans réticence que le paysan se rendait à la ville, inquiet <strong>de</strong><br />

comparaître <strong>de</strong>vant une autorité inconnue qui, ignorante du maltais, recourait à <strong>de</strong>s<br />

interprêtes 18 , et qui l’impressionnait inévitablement par son <strong>de</strong>corum. Maltais <strong>de</strong> souche et<br />

communiquant dans cette langue avec une population qui, même si une partie entendait<br />

l’italien 19 (dans le milieu portuaire), continuait <strong>de</strong> parler exclusivement maltais 20 , le clergé<br />

insulaire s’inscrivait ainsi dans une histoire insulaire commune aux habitants, incarnant<br />

l’essence même <strong>de</strong> l’i<strong>de</strong>ntité insulaire par le maintien <strong>de</strong> la foi catholique et <strong>de</strong> la cohésion<br />

sociale dans une île dont chacun, laïcs et religieux, avait <strong>de</strong>puis longtemps conscience qu’elle<br />

se situait à la frontière avec le mon<strong>de</strong> musulman 21 .<br />

L’Ordre <strong>de</strong> Saint-Jean et la tradition <strong>de</strong> croisa<strong>de</strong><br />

Aux côtés du clergé insulaire, symbole d’une foi ancienne et vive, l’Ordre <strong>de</strong> Malte <strong>de</strong>vait<br />

incarner rapi<strong>de</strong>ment une facette plus offensive <strong>de</strong> la frontière insulaire par la pratique <strong>de</strong> la<br />

guerre et <strong>de</strong> la course contre les Infidèdèles. Car toute frontière naît du danger 22 et toute<br />

société frontalière palpite au rythme <strong>de</strong> cette réalité ou <strong>de</strong> la conscience aiguë et souvent<br />

fantasmée <strong>de</strong> cette réalité. La frontière maltaise naquit en effet véritablement <strong>de</strong> la guerre<br />

terrestre comme maritime, et <strong>de</strong> l’implication <strong>de</strong> la société dans la défense <strong>de</strong> son archipel.<br />

L’installation <strong>de</strong>s Hospitaliers, héritiers <strong>de</strong> l’idéologie <strong>de</strong>s croisa<strong>de</strong>s et <strong>de</strong>rniers représentants<br />

<strong>de</strong>s ordres militaro-religieux fondés en Terre Sainte 23 , avait en effet déplacé sur Malte et dans<br />

ses environs maritimes immédiats, l’affrontement entre les empires ottoman et espagnol.<br />

Trois éléments furent déterminants dans le processus <strong>de</strong> structuration <strong>de</strong> la frontière maltaise :<br />

<strong>de</strong>ux événements militaires et la pratique généralisée <strong>de</strong> la course. Par <strong>de</strong>ux fois, en 1551 et<br />

1565, le danger fut porté au cœur même <strong>de</strong> la terre maltaise, par le biais d’une flotte ottomane<br />

et barbaresque qui débarqua dans l’île. En 1551, encore faiblement fortifié par l’Ordre,<br />

l’archipel maltais s’était présenté comme une cible <strong>de</strong> choix à la flotte musulmane se dirigeant<br />

vers l’Afrique du Nord. Le 18 juillet, celle-ci abordait Malte « et <strong>de</strong>meura en ceste isle<br />

16 - A. Blondy, L’Ordre <strong>de</strong> Malte au XVIIIe siècle..., op. cit., p.83.<br />

17 - AIM (Archives of the Inquisition of Malta),<br />

18 - ACDF (Archivio <strong>de</strong>lla Congregazione per la Dottrina <strong>de</strong>lla Fe<strong>de</strong>), St.St. HH 3-f, Inquisizione di Malta, non folioté, 1er<br />

décembre 1663 («…in questa isola, e particolarmente da persone basse, non è usata che la lingua maltese ch’è la stessa che<br />

la lingua arabica…»). L’Inquisiteur réclamait au Saint-Office <strong>de</strong> Rome la venue d’un nouvel interprête parlant l’arabe, afin<br />

d’effectuer les traductions en langue maltaise durant les procès.<br />

19 - C’est la langue officielle <strong>de</strong> Malte à l’époque mo<strong>de</strong>rne.<br />

20 - Anne Brogini, Malte, frontière <strong>de</strong> chrétienté (1530-1670), BEFAR 325, Rome, 2006, pp.652-654.<br />

21 - Henri Bresc,<br />

22 -<br />

23 - Les Templiers sont éliminés en 1314, leurs comman<strong>de</strong>ries étant redistribuées aux Hospitaliers, tandis qu’en 1525, les<br />

biens <strong>de</strong>s chevaliers Teutoniques sont sécularisés par leur Grand Maître converti au protestantisme.<br />

13


lespace <strong>de</strong> treze jours non sans grand dommaige et <strong>de</strong>triment » 24 . Puis, le 22 juillet, la flotte<br />

avait quitté Malte 25 et débarqué à Gozo où « elle priz tous les habitants et dépopula du tout<br />

l’isle » 26 , ce qui correspondait à 5 000 personnes, femmes, hommes et enfants confondus. Une<br />

centaine d’habitants furent laissés libres, pour instruire l’Ordre <strong>de</strong> ce qui était advenu 27 .<br />

Le second événement militaire d’importance fut le siège <strong>de</strong> 1565. Pendant quatre mois, du 23<br />

mai au 8 septembre, Maltais et chevaliers (soit 10 000 personnes en tout), avaient résisté<br />

vaillamment à une armée musulmane trois fois supérieure en nombre. Durant tout l’été,<br />

l’artillerie turque avait bombardé les forts et les cités portuaires et mené plusieurs assauts<br />

meurtriers, qui exigeaient une surveillance constante <strong>de</strong>s brêches <strong>de</strong>s remparts, un travail<br />

harassant pour les habitants <strong>de</strong> réparation <strong>de</strong>s fréquentes <strong>de</strong>structions et une mobilisation<br />

permanente <strong>de</strong>s assiégés 28 . L’événement le plus dramatique du siège fut assurément, le 23<br />

juin, la chute du fort Saint-Elme défendu par une garnison d’environ 150 hommes 29 . Un mois<br />

durant, le fort avait subi <strong>de</strong>s assauts 30 et essuyé entre 14 000 31 et 19 000 32 tirs d’artillerie qui<br />

avaient progressivement abattu ses murs. De tous les défenseurs, « nul n’y resta en vie, tant<br />

valeureusement se défendirent » 33 ; seuls <strong>de</strong>ux ou trois soldats parvinrent à prendre la fuite et<br />

à gagner Birgù à la nage en traversant le port, tandis que quelques chevaliers conservèrent la<br />

vie en se rendant aux Barbaresques qui les réduisirent en esclavage 34 . À la fin <strong>de</strong> l’été 1565, le<br />

siège avait ravagé le port et coûté la vie à 25 000 hommes environ : 15 000 du côté<br />

musulman 35 et 10 000 environ du côté chrétien (dont 3 000 soldats et chevaliers). Environ 6<br />

000 à 7 000 Maltais, essentiellement <strong>de</strong>s femmes et <strong>de</strong>s enfants, étaient morts <strong>de</strong> maladie, <strong>de</strong><br />

faim et <strong>de</strong> blessures 36 .<br />

Par <strong>de</strong>ux fois donc, en 1551 et en 1565, la population insulaire avait payé un lourd tribut à<br />

l’affrontement méditerranéen entre chrétiens et musulmans. Les événements n’avaient pas<br />

concerné que l’Ordre, mais bien tous les habitants <strong>de</strong> Malte désormais soudés aux chevaliers<br />

dans une sorte d’union sacrée, chrétienne, qui transcendait toutes les différences <strong>de</strong> sexe,<br />

d’origine géographique et <strong>de</strong> statut social. Emportés par la vague hagiographique <strong>de</strong>s récits<br />

encensant les Hospitaliers comme les véritables héros <strong>de</strong> la croisa<strong>de</strong>, Malte et ses habitants se<br />

trouvaient héroïsés et sanctifiés, transformés en rempart chrétien contre les Infidèles. Ainsi<br />

rattachée à une histoire militaire qui lui était jusqu’alors quasiment étrangère 37 , la société<br />

maltaise se transformait en société <strong>de</strong> frontière vivant en accord avec les intérêts <strong>de</strong> ses<br />

autorités religieuses et s’illustra, à partir <strong>de</strong> la fin du XVI e siècle, dans une guerre <strong>de</strong> course<br />

qui prenait officiellement le relais <strong>de</strong>s affrontements passés. Au XVII e siècle, la gran<strong>de</strong><br />

majorité <strong>de</strong> la population insulaire vivait d’une activité corsaire qui, si elle s’apparentait bien<br />

souvent à <strong>de</strong>s actes <strong>de</strong> piraterie pure et simple, se pratiquait toujours a danno d’Infi<strong>de</strong>le. À un<br />

24 - AOM (Archives of the Or<strong>de</strong>r of Malta) 88, ff°93r.-93v., 6 août 1551, Lettre du Grand Maître au roi <strong>de</strong> France.<br />

25 - AOM 88, f°94r.<br />

26 - AOM 88, f°93v., Lettre au roi <strong>de</strong> France.<br />

27 - Giacomo Bosio, Dell’Historia <strong>de</strong>lla Religione et Illustrissima Militia di San Giovanni Gierosolimitano, Rome, 1596,<br />

Tome III, p.305.<br />

28 - Martin Croua, Brief Discours du Siege et oppugnation <strong>de</strong> l’Ile <strong>de</strong> Malte. Contenant l’Histoire <strong>de</strong> ce qui s’est fait <strong>de</strong>puis<br />

l’arrivée jusques à la retraite et fuyte <strong>de</strong> l’armée du Grand Turc Soliman en l’an MDLXV, Anvers, 1565, p.13.<br />

29 - Balbi <strong>de</strong> Correggio, La Verda<strong>de</strong>ra Relación <strong>de</strong> todo lo que el anno <strong>de</strong> MDLXV ha succedido en la Isla <strong>de</strong> Malta, <strong>de</strong> antes<br />

que llegasse l’armada sobre ella <strong>de</strong> Soliman Gran Turco, Barcelona, ed. Pedro Reigner, 1568, f°31r.<br />

30 - Raoul James Dunbar Cousin, A Diary of the Siege of Saint-Elmo, The Lux Press, Malta, 1955, p.123.<br />

31 - M. Croua, Brief Discours du Siege..., p.10.<br />

32 - SMOM (Sovrano Militare Ordine di Malta), Copie <strong>de</strong> plusieurs missives escrites et envoyées <strong>de</strong> Malte par le Seigneur<br />

grand Maistre, et autres chevaliers <strong>de</strong> Sainct Iehan <strong>de</strong> Hierusalem, a nostre Sainct Pere et autres Seigneurs..., Paris, Jean<br />

Dallier libraire, 1565, f°13r.<br />

33 - M. Croua, Brief Discours du Siege..., p.10.<br />

34 - Balbi <strong>de</strong> Correggio, La Verda<strong>de</strong>ra Relación..., f°55r.<br />

35 - Bosio, III, p.711.<br />

36 - Bosio, III, p.711.<br />

37 - H. Bresc, .Une petite course existait toutefois au Moyen Âge à Malte, mais qui n’avait pas l’envergure <strong>de</strong> celle qui se<br />

développa à l’époque mo<strong>de</strong>rne.<br />

14


passé chrétien dont le clergé insulaire portait la mémoire, s’était ainsi ajoutée une histoire plus<br />

récente, mais également plus glorieuse, celle <strong>de</strong> la croisa<strong>de</strong>, qui liait les Maltais à l’Ordre, et<br />

aiguisait chez les insulaires le sentiment déjà vivace du contraste entre les civilisations.<br />

Le Saint-Office romain et la préservation <strong>de</strong> la pureté religieuse<br />

Dernière facette <strong>de</strong> la frontière maltaise, <strong>de</strong>rnière institution religieuse encadrant la population<br />

et ayant contribué à son façonnement original, le Saint-Office romain, qui s’était établi à<br />

Malte assez tardivement, en 1574. Appelé dans l’île par l’Ordre qui désirait lutter contre la<br />

propagation du protestantisme en son sein, son ascendant sur la population fut immédiate et<br />

ne se démentit pas durant les <strong>de</strong>ux siècles suivants. L’Inquisiteur désigné par le pape exerçait<br />

un contrôle rigoureux du milieu portuaire à l’ai<strong>de</strong> d’un personnel nombreux et efficace. Au<br />

milieu du XVII e siècle, le personnel laïc du Saint-Office se composait <strong>de</strong> douze officiers et <strong>de</strong><br />

vingt familiers recrutés essentiellement parmi le petit peuple urbain (négociants 38 , petits<br />

commerçants 39 , artisans 40 , chômeurs 41 ), faisant office <strong>de</strong> secrétaires, <strong>de</strong> fiscal, ou <strong>de</strong> soldats<br />

chargés <strong>de</strong> l’arrestation et <strong>de</strong> la comparution <strong>de</strong>s prévenus <strong>de</strong>vant l’Inquisiteur 42 . Quant au<br />

personnel religieux, il était composé <strong>de</strong> onze prêtres et moines (Jésuites et Dominicains<br />

essentiellement) qui assistaient l’Inquisiteur dans le déroulement <strong>de</strong>s procès (questions<br />

dogmatiques, traductions...) 43 .<br />

La tâche <strong>de</strong> l’Inquisiteur consistait évi<strong>de</strong>mment en un contrôle rigoureux <strong>de</strong>s comportements<br />

indivuels et collectifs, ainsi qu’en la punition, puis la réconciliation <strong>de</strong> tous les déviants<br />

religieux ou sociaux (hérétiques, apostats, marginaux...). Une attention toute particulière était<br />

portée aux navires <strong>de</strong> course et aux galères qui rapportaient butins et captifs musulmans,<br />

puisque c’étaient en leur sein qu’étaient découverts la plupart <strong>de</strong>s renégats. La part <strong>de</strong>s procès<br />

pour reniement ne <strong>de</strong>vait d’ailleurs pas cesser <strong>de</strong> s’accroître : <strong>de</strong> 35% à la fin du XVI e siècle<br />

(soit 32 procès sur 91 entre 1577 et 1590), elle s’éleva à 40,2% au début du XVII e siècle (182<br />

procès sur 452 entre 1590 et 1610), pour se stabiliser autour <strong>de</strong> 45,3% durant tout le XVII e<br />

siècle (soit 708 procès sur 1 561 entre 1610 et 1670). Les années 1620-1670, qui<br />

correspondaient à l’apogée corsaire <strong>de</strong> l’île, avaient constitué le temps fort <strong>de</strong>s réconciliations<br />

<strong>de</strong>s renégats. Ce cas <strong>de</strong> figure n’était du reste pas propre à Malte : à Livourne, l’activité <strong>de</strong>s<br />

chevaliers <strong>de</strong> Saint-Etienne avait également favorisé un afflux d’esclaves razziés et capturés<br />

en course au milieu et dans la secon<strong>de</strong> moitié du XVIIe siècle 44 .<br />

L’activité inquisitoriale ne <strong>de</strong>vait pas être perçue comme excessive par la population<br />

maltaise, au contraire. Réclamé et valorisé par l’Inquisition, un contrôle religieux et social<br />

était constamment en éveil dans l’île, surtout au sein du port où le danger est accru par<br />

l’arrivée régulière d’étrangers dont il fallait vérifier la bonne orthodoxie. Ce fut en septembre<br />

1592, que fut affiché pour la première fois sur les murs <strong>de</strong>s quatre villes du Grand Port <strong>de</strong><br />

Malte (Vittoriosa, Senglea, Bormula, La Valette) un placard du Saint-Office donnant ordre<br />

aux habitants <strong>de</strong> dénoncer, dans les jours qui suivaient, toute personne coupable d’hérésie,<br />

38 - ACDF, St. St. HH 3-f, non folioté, 1658 (Angelo Cuynes et Domenico Depena, en poste <strong>de</strong>puis 1647 ; Gio Paolo Attard,<br />

en poste <strong>de</strong>puis 1637 ; Giovanni Attard, en poste <strong>de</strong>puis 1653 ; Victor Galia, en poste <strong>de</strong>puis 1648 ; Gio Maria Vassallo, en<br />

poste <strong>de</strong>puis 1642).<br />

39 - ACDF, St. St., HH 3-f, non folioté, 1658 (Angelo Stafray, marchand <strong>de</strong> vin, en poste <strong>de</strong>puis 1635).<br />

40 - ACDF, St. St., HH 3-f, non folioté, 1658 (Dionisio Calleya, tailleur, en poste <strong>de</strong>puis 1657).<br />

41 - ACDF, St. St., HH 3-f, non folioté, 1658 (Paolo Zabone, en poste <strong>de</strong>puis 1636 ; Paolo Testaferrata, en poste <strong>de</strong>puis 1650 ;<br />

Agostino Hagius, en poste <strong>de</strong>puis 1653 ; Gio Antonio Pendiomati, en poste <strong>de</strong>puis 1655 ; Gio Maria Cardone et Ferdinando<br />

Vassallo, en poste <strong>de</strong>puis 1657)<br />

42 - ACDF, St. St. HH 3-f, non folioté, sans date (vraisemblablement secon<strong>de</strong> moitié du XVIIe siècle).<br />

43 - ACDF, St. St. HH 3-f, non folioté, 1658.<br />

44 - Lucia Rostagno, Mi faccio Turco. Esperienze ed immagini <strong>de</strong>ll’Islam nell’Italia mo<strong>de</strong>rna, Istituto per l’Oriente, Roma,<br />

1983, pp.40-41.<br />

15


d’apostasie ou simplement suspecte <strong>de</strong> l’être 45 . Par la suite, les appels à la dénonciation se<br />

multiplièrent dans le port : pas moins <strong>de</strong> 20 entre 1592 et 1670, soit une moyenne élevée d’un<br />

appel tous les 4 ans environ ! 46 Le contrôle se renforça même assez vite : en juin 1596, un<br />

nouveau placard informait que, dans le cadre <strong>de</strong>s décisions prises par le Concile <strong>de</strong> Trente,<br />

l’Inquisiteur accentuait la censure qui existait déjà à l’encontre <strong>de</strong>s librairies maltaises, afin<br />

d’éviter la diffusion d’idées jugées subversives. À partir <strong>de</strong> cette date, <strong>de</strong>s rencensements<br />

réguliers furent faits <strong>de</strong> tous les écrits talmudistes, <strong>de</strong>s livres <strong>de</strong> sorcellerie et <strong>de</strong>s ouvrages<br />

hérétiques ou musulmans, qui <strong>de</strong>vaient être brûlés en place publique 47 . Sollicitée, la<br />

population maltaise n’hésitait pas à collaborer avec l’Inquisition, surveillant avec une<br />

vigilance sincère toutes les personnes « suspectes », dont en premier lieu, les représentants <strong>de</strong><br />

religions autres que le catholicisme. La délation <strong>de</strong>vint même une pratique si courante qu’à<br />

partir du début du XVII e siècle, le tribunal inquisitorial croulait sous une masse importante <strong>de</strong><br />

dénonciations anonymes qui n’étaient, la plupart du temps, pas même suivies <strong>de</strong> procès, et<br />

qu’il se plaignit à Rome <strong>de</strong> ce que son personnel était trop peu nombreux pour assurer la<br />

gestion quotidienne <strong>de</strong>s arrestations, <strong>de</strong>s détentions et <strong>de</strong> l’organisation <strong>de</strong>s procès 48 .<br />

La vigilance religieuse dont faisait preuve les Maltais se comprend d’abord par la crainte<br />

extrêmement forte que les individus avaient du tribunal du Saint-Office et qui résultait <strong>de</strong> ce<br />

que Bartolomé Bennassar appelle une « pédagogie <strong>de</strong> la peur » 49 . Une peur née du secret <strong>de</strong><br />

l’accusation (la raison <strong>de</strong> la comparution étant laissée à l’imagination, rendue plus fertile par<br />

la crainte, <strong>de</strong> l’accusé), <strong>de</strong> la torture, puis <strong>de</strong> la punition qui concluait toujours le procès,<br />

suivie d’une mémoire <strong>de</strong> l’infamie qui perdurait dans les esprits <strong>de</strong>s contemporains et pouvait<br />

entâcher l’honneur <strong>de</strong> toute une famille. Mais la vigilance religieuse et sociale procédait<br />

également <strong>de</strong> la crispation i<strong>de</strong>ntitaire qui affectait l’archipel au milieu <strong>de</strong> l’époque mo<strong>de</strong>rne :<br />

Malte subissait les effets <strong>de</strong> la Réforme Catholique, qui cherchait à la fois à éradiquer du sud<br />

<strong>de</strong> l’Europe le danger <strong>de</strong> l’hérésie protestante et à maintenir religieusement purs les points <strong>de</strong><br />

contact entre les rives chrétienne et musulmane. En un temps où la course sortait l’île du<br />

cloisonnement qui avait caractérisé le XVI e siècle, la société s’ouvrait à une multiplicité <strong>de</strong><br />

contacts humains qui élargissait son horizon mais fragilisait dans le même temps son i<strong>de</strong>ntité.<br />

L’œuvre d’épuration religieuse menée par le Saint-Office <strong>de</strong>vait par donc se faire dans un<br />

assentiment populaire général, allié à la crainte d’être soi-même convoqué <strong>de</strong>vant le tribunal<br />

inquisitorial.<br />

Les trois autorités religieuses incarnaient chacune une facette <strong>de</strong> la frontière insulaire, et<br />

contribuaient à structurer une i<strong>de</strong>ntité fondée essentiellement sur le catholicisme. Au clergé<br />

maltais, se rattachait dans un passé lointain et idéalisé la pratique d’un catholicisme que<br />

l’époque musulmane (IX e -XI e siècles) n’aurait jamais effacée 50 . À l’Ordre, était liée la<br />

mémoire immédiate et glorieuse <strong>de</strong> la croisa<strong>de</strong> et <strong>de</strong> la défense militaire <strong>de</strong> la foi, qui avait<br />

transformé le petit archipel en une place fortifiée imprenable. Enfin, au Saint-Office, revenait<br />

la défense intérieure <strong>de</strong> la religion et l’élimination <strong>de</strong> tous ceux qui pouvaient affaiblir la<br />

frontière en brisant la cohésion sociale. Travaillant <strong>de</strong> concert, les trois institutions<br />

apparaissaient complémentaires, œuvrant, avec l’assentiment <strong>de</strong> la société, à la préservation<br />

d’une religion érigée en ligne <strong>de</strong> défense qui garantissait, contre l’autre, la survie, tant<br />

physique que symbolique, <strong>de</strong> Malte en tant que frontière du mon<strong>de</strong> chrétien. Des fissures<br />

<strong>de</strong>vaient pourtant affecter très vite cette apparente harmonie : les conflits entre les autorités et<br />

45 - AIM, Proc. 13, f°10r., 27 septembre 1592.<br />

46 - AIM, Proc. 13 à AIM, Proc. 74.<br />

47 - AIM, Proc. 14B, f°754r.<br />

48 - AIM, Corr. 3, f°185r., 7 mars 1617.<br />

49 - Bartolomé Bennassar (sous dir.), L’Inquisition espagnole (XVe-XIXe s.), Pluriel, Hachette, Paris, 1979, rééd. 2001, p.101.<br />

50 - H. Bresc,<br />

16


les tensions sociales révélaient en effet <strong>de</strong>s enjeux <strong>de</strong> pouvoir qui, à plus ou moins brève<br />

échéance, <strong>de</strong>vaient distinguer les intérêts <strong>de</strong> chacun.<br />

II – DES RIVALITÉS DE POUVOIR AUX TENSIONS SOCIALES<br />

L’Ordre et le Saint-Office : <strong>de</strong> l’impossible partage <strong>de</strong>s pouvoirs et <strong>de</strong>s privilèges<br />

Bien que la puissance <strong>de</strong> l’Ordre et du Saint-Office se fût fondée sur une mise à l’écart du<br />

clergé insulaire, cela ne signifiait pas pour autant que les <strong>de</strong>ux institutions vivaient en<br />

harmonie. Dès l’arrivée du premier Inquisiteur en 1574, les chevaliers, craignant une intrusion<br />

inopportune dans leur fonctionnement, avaient refusé tout net que celui-ci fût logé à La<br />

Valette, lieu <strong>de</strong> rési<strong>de</strong>nce du Couvent <strong>de</strong>puis 1571. Une lettre du Grand Maître au pape<br />

indique que l’Inquisiteur arriva sans encombre le 1 er août 1574 51 mais qu’il fut installé<br />

d’abord dans le fort Saint-Elme, dans l’attente que l’Ordre lui cédât un <strong>de</strong> ses anciens<br />

bâtiments <strong>de</strong> Vittoriosa, où résidait –du temps où le Couvent y séjournait–, la Castellania 52 .<br />

D’emblée, l’espace portuaire se trouva ainsi partagé entre <strong>de</strong>ux autorités dont la collaboration<br />

masquait mal les querelles d’ambition : l’Ordre à La Valette, le Saint-Office à Vittoriosa.<br />

Bien que son influence s’étendît sur tout l’archipel, et sur l’ensemble du port, l’Inquisiteur ne<br />

pouvait que contrôler <strong>de</strong> manière plus lâche La Valette et les chevaliers.<br />

Une telle précaution n’apparaît pas vaine : selon l’instruction reçue en 1595, il est certain que<br />

l’Inquisiteur, fort <strong>de</strong> son indépendance à l’égard <strong>de</strong> l’Ordre, chercha à imposer son autorité<br />

sur le Couvent, ce que les Hospitaliers contestèrent avec hauteur. En effet, en même temps<br />

que le Saint-Office <strong>de</strong> Rome conseillait à l’Inquisiteur <strong>de</strong> respecter les prérogatives <strong>de</strong><br />

l’évêque, il lui recommandait <strong>de</strong> toujours témoigner <strong>de</strong> la plus gran<strong>de</strong> déférence à l’égard du<br />

Grand Maître et <strong>de</strong> ne pas contrarier le Prieur <strong>de</strong> l’Eglise conventuelle 53 . Afin d’apaiser les<br />

tensions, il lui fut également ordonné, en cas <strong>de</strong> comparution <strong>de</strong>vant son tribunal d’un<br />

membre <strong>de</strong> l’Ordre, <strong>de</strong> toujours manifester une certaine pru<strong>de</strong>nce, d’informer le Grand Maître<br />

et d’agir en fonction <strong>de</strong> son opinion 54 . L’Inquisiteur avait certes toute autorité en matière <strong>de</strong><br />

foi et <strong>de</strong> justice religieuse, il avait l’obligation <strong>de</strong> reconnaître celle du Grand Maître en tant<br />

que chef politique et religieux <strong>de</strong> son ordre et en tant que suzerain <strong>de</strong> tous les habitants <strong>de</strong> son<br />

fief, quelle que fût leur condition ou leur statut.<br />

Malgré cela, les conflits ne <strong>de</strong>vaient pas tar<strong>de</strong>r à se manifester ouvertement, en liaison avec le<br />

développement <strong>de</strong>s activités maritimes maltaises dès la fin du XVI e siècle. Il s’agissait<br />

notamment <strong>de</strong> définir quelle autorité prévalait en matière <strong>de</strong> jugement et <strong>de</strong> punition <strong>de</strong>s<br />

déviants, particulièrement <strong>de</strong>s renégats : celle, à portée plus politique et économique, <strong>de</strong><br />

l’Ordre ou bien celle, exclusivement religieuse, <strong>de</strong> l’Inquisition ? En 1599, l’Ordre adressa un<br />

rapport virulent au pape, qui fut transmis au Saint-Office, par lequel il accusait l’Inquisiteur<br />

<strong>de</strong> vouloir empiéter sur ses prérogatives <strong>de</strong> dirigeant. L’affaire tournait autour d’un corsaire<br />

musulman, Haj Mustafa Piccimin, que l’Ordre avait capturé en mer et dont le prix <strong>de</strong> rachat<br />

s’élevait à 1 500 écus. Au moment où un intermédiaire <strong>de</strong>vait venir à Malte apporter la<br />

somme, l’Inquisiteur, ayant eu vent <strong>de</strong> ce que l’esclave était un renégat, donna ordre à son<br />

personnel d’aller le quérir dans la Prison <strong>de</strong>s Esclaves et <strong>de</strong> le faire comparaître <strong>de</strong>vant lui,<br />

sans même en référer au Grand Maître ni attendre son consentement 55 . Furieux du manque à<br />

51 - ASV, SS Malta 1, f°52r., 5 août 1574.<br />

52 - Andrew Paul Vella, « La missione di Pietro Dusina a Malta nel 1574 », in Melita Historica, Vol. V, n°2, 1969, p. 168.<br />

53 - ACDF, St. St. HH 3-b, Inquisitione di Malta, non folioté, 27 juin 1595.<br />

54 - ACDF, St. St. HH 3-b, i<strong>de</strong>m.<br />

55 - ACDF, St. St. HH 3-b, f°388r., année 1599 (« …di sua propria autorità e senza licenza ne saputa <strong>de</strong>l Gran Maestro, fece<br />

nelle prigioni pigliar lo schiavo... e lo fece mettere nelle sue carcer... »).<br />

17


gagner pour le Trésor <strong>de</strong> l’Ordre et <strong>de</strong> l’atteinte directe à son autorité, le Grand Maître fit<br />

emprisonner le gardien <strong>de</strong> la Prison pour avoir obéi au personnel inquisitorial, puis exigea la<br />

remise <strong>de</strong> l’esclave. Mais estimant qu’il s’agissait d’un problème <strong>de</strong> foi, attendu que le<br />

musulman était suspect d’apostasie, l’Inquisiteur refusa et se barricada, avec tout son<br />

personnel, dans son Palais 56 .<br />

Le Grand Maître fit alors expédier un rapport au pape, par lequel il remontrait que<br />

l’Inquisiteur nuisait aux activités <strong>de</strong> la Religion [l’Ordre] : en empêchant le rachat d’esclaves,<br />

il empêchait les rentrées d’argent nécessaires au financement <strong>de</strong> la course et <strong>de</strong>s galères qui<br />

naviguaient « pour le service <strong>de</strong> la République chrétienne et pour la sécurité <strong>de</strong> Malte » 57 . Le<br />

rapport accusait également l’Inquisiteur <strong>de</strong> promettre la liberté aux renégats qui se<br />

confessaient et abjuraient leur faute : les chevaliers <strong>de</strong>mandaient au pape <strong>de</strong> contraindre<br />

l’Inquisiteur à laisser les renégats réconciliés dans la servitu<strong>de</strong>, afin <strong>de</strong> ravitailler les galères<br />

en chiourme gratuite et <strong>de</strong> ne pas priver Malte et la chrétienté du secours <strong>de</strong>s navires <strong>de</strong><br />

l’Ordre (« che le galere <strong>de</strong>lla Religione mantener si possino armate e che i reconciliati non<br />

venghino a conseguire la libertà in maniera che pregiudicchi e dannifichi tanto non solo lo<br />

stato <strong>de</strong>lla Religione ma tutto lo stato <strong>de</strong>lla Christiana Republica... ») 58 . Enfin, comble <strong>de</strong><br />

danger, la remise en liberté <strong>de</strong>s renégats repentis supposait généralement leur retour en terre<br />

d’Islam et la reprise <strong>de</strong> leurs activités corsaires menées à l’encontre <strong>de</strong> Malte et <strong>de</strong><br />

l’Ordre ! 59 ... Le rapport s’achevait en termes virulents : les Hospitaliers réclamaient que fût<br />

assurée par le pape la « supériorité <strong>de</strong> la Religion sur les religieux » 60 et que l’Inquisiteur ne<br />

pût, au nom du fait qu’il dépendait du pape, se mêler <strong>de</strong>s intérêts <strong>de</strong> l’Ordre et <strong>de</strong> la gestion <strong>de</strong><br />

l’île. Son autorité <strong>de</strong>vait être circonscrite définitivement au domaine religieux 61 .<br />

Ainsi, l’Ordre présentait d’abord l’intrusion du Saint-Office dans les affaires <strong>de</strong>s chevaliers,<br />

comme une entrave à la perpétuation <strong>de</strong> la croisa<strong>de</strong>, élément déterminant <strong>de</strong> l’existence et du<br />

maintien <strong>de</strong> la frontière maltaise, ce qui avait pour conséquence <strong>de</strong> mettre à mal l’économie<br />

<strong>de</strong> l’archipel, dont l’approvisionnement en <strong>de</strong>nrées dépendait essentiellement <strong>de</strong> la course.<br />

Mais plus encore, l’Ordre contestait à l’Inquisiteur son rôle religieux, lui reprochant la<br />

réconciliation et la libération <strong>de</strong>s renégats parce qu’elle interférait dans ses intérêts politiques,<br />

militaires et économiques. De ce fait, ce rapport posait implicitement la question <strong>de</strong> savoir qui<br />

apparaissait le mieux à même d’assurer la permanence <strong>de</strong> la frontière et le bon soutien <strong>de</strong> la<br />

société qui y vivait : le Saint-Office et son autorité strictement religieuse, ou bien l’Ordre dont<br />

le pouvoir à la fois administratif, politique, religieux, économique et social, garantissait la<br />

survie <strong>de</strong> toute l’île. Car si la frontière était essentiellement religieuse, elle vivait également<br />

<strong>de</strong> l’ouverture <strong>de</strong> Malte aux activités maritimes, corsaires et commerciales, à <strong>de</strong>s étrangers<br />

venus <strong>de</strong> tous horizons et à <strong>de</strong>s échanges humains et marchands nombreux. De cela, l’Ordre,<br />

en tant qu’institution suzeraine, en avait bien conscience, contrairement au Saint-Office,<br />

exclusivement préoccupé <strong>de</strong> questions <strong>de</strong> foi.<br />

Mais cette intrusion <strong>de</strong> l’Inquisiteur témoignait également <strong>de</strong> l’ambiguïté même <strong>de</strong> l’Ordre,<br />

tiraillé entre son rôle <strong>de</strong> dirigeant et son inféodation à l’Espagne : son statut <strong>de</strong> suzerain<br />

supposait une vassalité envers les puissances européennes et l’empêchait par conséquent <strong>de</strong> se<br />

présenter comme un chef politique au même titre qu’un pouvoir monarchique. Dépendant du<br />

pape au même titre que le Saint-Office son rival, il ne pouvait qu’éprouver <strong>de</strong>s difficultés à<br />

imposer sa supériorité à un Inquisiteur qui revendiquait une égale autorité sur la société<br />

maltaise. En dépit <strong>de</strong> cette faiblesse, l’avantage <strong>de</strong> l’Ordre sur le Saint-Office résidait dans<br />

son rôle multiple (guerrier, corsaire, marchand...) qui en faisait, aux yeux <strong>de</strong>s puissances, un<br />

56 - ACDF, St. St. HH 3-b, f°388v.<br />

57 - ACDF, St. St. HH 3-b, f°388v (« …per servigio <strong>de</strong>lla christiana Republica e per sigurezza <strong>de</strong>ll’isola di Malta... »).<br />

58 - ACDF, St. St. HH 3-b, f°389r.<br />

59 - I<strong>de</strong>m.<br />

60 - ACDF, St. St. HH 3-b, f°390r. (« la superiorità <strong>de</strong>lla Religione sopra Religiosi »).<br />

61 - ACDF, St. St. HH 3-b, f°391v.<br />

18


élément-clé du maintien <strong>de</strong> Malte. Le pape ne pouvait dès lors que trancher finalement en<br />

faveur <strong>de</strong>s Hospitaliers : en 1600, une instruction <strong>de</strong> Rome à l’Inquisiteur lui réclamait la<br />

libération <strong>de</strong> Mustafa Piccimin, dont l’Ordre choisirait <strong>de</strong> le gar<strong>de</strong>r comme esclave ou <strong>de</strong> le<br />

faire racheter. Désormais, l’Inquisiteur <strong>de</strong>vait s’incliner <strong>de</strong>vant les impératifs militaires ou<br />

économiques <strong>de</strong> l’Ordre et <strong>de</strong> Malte 62 .<br />

Cette victoire <strong>de</strong>s Hospitaliers ne <strong>de</strong>vait pas pour autant apaiser les rivalités entre membre <strong>de</strong><br />

l’Ordre et personnel inquisitorial. Les chevaliers vivaient extrêmement mal l’octroi aux<br />

familiers du Saint-Office, <strong>de</strong> privilèges qui leur étaient jusqu’alors réservés : non-paiement<br />

taxes pour les fortifications <strong>de</strong> l’archipel, non-paiement <strong>de</strong>s céréales distribuées à la<br />

population 63 , port <strong>de</strong> l’épée, et, <strong>de</strong>puis 1605, droit <strong>de</strong> possé<strong>de</strong>r un cheval afin d’assurer la<br />

défense du port en cas d’attaque musulmane 64 . Le point d’achoppement essentiel résidait dans<br />

le fait que le personnel du Saint-Office ne relevait que <strong>de</strong> la justice inquisitoriale et échappait<br />

entièrement à l’autorité du Grand Maître 65 . Ce privilège juridictionnel était d’autant plus mal<br />

vécu par les chevaliers qu’il ne concernait pas que les familiers et les officiers du Saint-<br />

Office, mais pouvait s’étendre largement à leurs familles, voire aux gens <strong>de</strong> leur maison. Le<br />

Saint-Siège s’efforça d’abord d’y remédier, manifestant en 1600, le désir que les privilèges<br />

fussent strictement personnels 66 , mais les abus se poursuivirent au XVII e siècle. En témoignait<br />

un rapport <strong>de</strong> l’Ordre au Saint-Office <strong>de</strong> Rome, datant <strong>de</strong> 1664, qui déplorait que les esclaves<br />

<strong>de</strong>s familiers eussent le privilège <strong>de</strong> déambuler librement dans le Grand Port, sans porter <strong>de</strong><br />

fer au pied, au même titre que les esclaves du Grand Maître !... 67<br />

Tous ces avantages suscitaient <strong>de</strong>s mécontentements et <strong>de</strong>s rancœurs durables. Les chevaliers,<br />

jaloux <strong>de</strong>s prérogatives inhérentes à leur condition, vécurent très difficilement l’octroi <strong>de</strong><br />

privilèges aux familiers et officiers, au point que les querelles étaient monnaie courante entre<br />

Hospitaliers et membres du personnel inquisitorial. En 1599, l’Inquisiteur se plaignait au<br />

Saint-Office <strong>de</strong> Rome <strong>de</strong> ce que <strong>de</strong>s rixes se produisaient « chaque jour entre les chevaliers et<br />

les familiers et officiers du Saint-Office » et déploraient que les chevaliers, généralement<br />

jeunes, se montrassent très indisciplinés 68 . Loin d’inciter ses chevaliers au calme, le Grand<br />

Maître furieux leur donna autorisation d’inspecter librement, et sans avertissement, les<br />

<strong>de</strong>meures <strong>de</strong>s familiers et <strong>de</strong>s officiers 69 . Mieux encore, dans un souci <strong>de</strong> rappeler au Saint-<br />

Office son infériorité, il ordonna en 1628, que tous les esclaves <strong>de</strong>s membres du personnel<br />

inquisitorial fussent pris <strong>de</strong> force et employés désormais sur les galères 70 . Les tensions se<br />

multiplièrent au point qu’en 1663, le Grand Maître décida <strong>de</strong> supprimer totalement les<br />

privilèges <strong>de</strong>s familiers et <strong>de</strong>s officiers afin que ceux-ci, au même titre que tous les habitants,<br />

dépendissent exclusivement <strong>de</strong> son autorité (« preten<strong>de</strong>ndo farli sottopore alla sua<br />

giuridittione ») 71 . Les patentats du Saint-Office ne purent plus ni porter l’épée, ni monter à<br />

cheval, ni échapper à la justice magistrale et furent contraints <strong>de</strong> poser un fer au pied <strong>de</strong> leurs<br />

esclaves.<br />

La réponse <strong>de</strong> l’Inquisiteur fut immédiate : en 1664, il expédia à Rome un long rapport dans<br />

lequel il rappelait l’importance <strong>de</strong>s privilèges accordés à son personnel 72 : le port <strong>de</strong> l’épée et<br />

la possession d’un cheval étaient essentiels à la protection <strong>de</strong> la frotnière (« per li bisogni et<br />

62 - ACDF, St. St. HH 3-b, f°543r., 12 octobre 1600.<br />

63 - ASV, SS Malta 186, ff°122r.-122v., année 1600.<br />

64 - AIM, Corr. 1, f°227r., 4 novembre 1605 ; ACDF, St. St. HH 3-f, non folioté, 1664 (« …tener il cavallo, come lo <strong>de</strong>cidò la<br />

sacra et suprema Congregatione Genereale <strong>de</strong>lla Santissima Inquisitione in favor loro l’anno 1605... »).<br />

65 - ACDF, St. St. HH 3-f, Inquisitione di Malta, non folioté, année 1664.<br />

66 - BAV, Borgia Latino 558, f°77r., 13 avril 1600.<br />

67 - ACDF, St. St. HH 3-f, non folioté, année 1664.<br />

68 - ACDF, St. St. HH 3-b, ff°358r.-358v., 23 novembre 1599.<br />

69 - ACDF, St. St. HH 3-f, non folioté, non daté.<br />

70 - ACDF, St. St. HH 3-f, non folioté, non daté.<br />

71 - ACDF, St. St. HH 3-f, non folioté, année 1664, Relazione sopra i privilegi <strong>de</strong>i familiari <strong>de</strong>l Sant’Ufficio di Malta.<br />

72 - ACDF, St. St. HH 3-f, i<strong>de</strong>m.<br />

19


difesa di cotesta Isola nell’invasione d’Infi<strong>de</strong>li »). L’Inquisiteur soulignait également que les<br />

chevaliers faisaient beaucoup <strong>de</strong> bruit pour quelque 20 familiers portant l’épée au côté. Enfin,<br />

il affirmait que l’anneau porté par les esclaves était bien trop petit pour les empêcher<br />

réellement <strong>de</strong> s’enfuir ; son utilité consistait seulement à distinguer les « Infidèles esclaves<br />

<strong>de</strong>s Infidèles libres, ce qui n’est pas nécessaire puisque, à Malte, il n’y a pas d’Infidèles<br />

libres » 73 . Pour cette fois, ce fut l’Inquisiteur qui obtint gain <strong>de</strong> cause ; la même année, en<br />

1664, les privilèges <strong>de</strong> son personnel furent réaffirmés officiellement par le Saint-Office et<br />

l’Ordre n’eut d’autre choix que <strong>de</strong> s’incliner.<br />

Le clergé lésé<br />

D’une manière générale, les autorités <strong>de</strong> l’Ordre et <strong>de</strong> l’Inquisiteur s’étaient établies toutes<br />

<strong>de</strong>ux au détriment du clergé insulaire. Déjà, en 1530, l’installation <strong>de</strong>s chevaliers avait eu<br />

pour conséquence l’inféodation <strong>de</strong> l’évêque au Grand Maître ; mais les problèmes religieux<br />

du XVI e siècle avaient encore aiguisé les tensions entre eux. Car avant que le tribunal<br />

inquisitorial ne s’établît à Malte, les évêques avaient un temps fait office d’inquisiteurs, pour<br />

enrayer le développement <strong>de</strong> l’hérésie au sein du port. L’Ordre n’avait en effet pas échappé à<br />

la diffusion <strong>de</strong>s idées réformées : tandis qu’en 1540, la Langue d’Angleterre était supprimée,<br />

en réponse à l’indépendance religieuse d’Henri VIII, les chevaliers allemands se montraient<br />

sensibles aux idées nouvelles et les chevaliers français, majoritaires au Couvent,<br />

commençaient également à s’intéresser à la Réforme, suivant ainsi les nombreuses<br />

conversions nobiliaires dans le royaume. Très inquiet, le Grand Maître avait réclamé une<br />

enquête en 1553 pour déterminer quel était le nombre <strong>de</strong> religieux et <strong>de</strong> laïcs touchés dans le<br />

port par le protestantisme 74 .<br />

Le problème <strong>de</strong> l’hérésie était <strong>de</strong>venu si crucial au milieu du XVI e siècle, que les évêques<br />

obtinrent du pape la possibilité d’assumer la fonction d’inquisiteurs à Malte. Le premier<br />

d’entre eux fut Domenico Cubbelles, natif <strong>de</strong> Saragosse, qui exerça un long magistère, <strong>de</strong><br />

1540 à 1566 75 . Choisi par le Grand Maître parce qu’il était chapelain <strong>de</strong> l’Ordre, sa<br />

candidature avait été soumise à Charles Quint, qui l’appuya auprès du pape. Sous son<br />

magistère se déroula, dans les années 1540, un procès qui mit en cause <strong>de</strong>s membres <strong>de</strong><br />

l’Ordre 76 . Dans un tel contexte, Cubbelles avait été en 1561 investi du pouvoir d’inquisiteur<br />

par le pape Pie IV 77 , après que le Grand Maître Jean <strong>de</strong> La Valette eût exprimé au pape sa<br />

crainte <strong>de</strong> voir se diffuser le protestantisme parmi ses chevaliers. Mais la décision pontificale<br />

<strong>de</strong> 1561 ne satisfit pas du tout le Grand Maître, qui eût préféré que le pape fît le choix <strong>de</strong><br />

l’investir lui-même <strong>de</strong> la fonction d’Inquisiteur au sein <strong>de</strong> son propre Couvent 78 , plutôt que <strong>de</strong><br />

confier cette tâche à un évêque qui lui était inférieur en autorité. Si l’Ordre se résigna à<br />

accepter la décision pontificale, ce fut seulement en raison du contexte militaire <strong>de</strong>s années<br />

1560, qui faisait passer au second plan la lutte contre l’hérésie et suspendit l’activité<br />

inquisitoriale durant toute l’année 1565. Les affaires militaires (siège <strong>de</strong> 1565, bataille <strong>de</strong><br />

Lépante en 1571, prise <strong>de</strong> Tunis en 1573), ainsi que la construction d’une nouvelle cité pour<br />

l’Ordre, La Valette, occupèrent si bien Philippe II et les Hospitaliers que nul ne soucia <strong>de</strong> la<br />

nomination d’un nouvel évêque après le décès <strong>de</strong> Cubbelles en 1566 79 . Malte <strong>de</strong>meura alors<br />

73 - ACDF, St. St. HH 3-f, i<strong>de</strong>m (« …Infi<strong>de</strong>li che sono schiavi dall’Infi<strong>de</strong>li che sono liberi, e questo non è necessario perche<br />

in Malta, non vi sono infi<strong>de</strong>li non schiavi… »).<br />

74 - AOM 88, f°154v., 4 mai 1553.<br />

75 - BMA, Ms 1094, Relazione sopra l’officio <strong>de</strong>ll’Inquisitore di Malta fatta nel 1662, anonyme, p.18.<br />

76 - BMA, Ms 1094, Relazione <strong>de</strong>gl’Inquisitori che furono <strong>de</strong>legati nell’isola di Malta, anonyme, sans date, p.1.<br />

77 - BMA, Ms 1094, Relazione <strong>de</strong>gl’Inquisitori..., op. cit., p.3.<br />

78 - A. Bonnici, Medieval and Roman Inquisition..., op. cit., p.20.<br />

79 - A. Bonnici, Medieval and Roman Inquisition..., op. cit., p.25.<br />

20


privée <strong>de</strong> pouvoir épiscopal jusqu’en 1573, date <strong>de</strong> la nomination par le pape <strong>de</strong> Martino<br />

Royas, prêtre espagnol qui était également chapelain <strong>de</strong> la Langue d’Aragon. À l’instar <strong>de</strong> son<br />

prédécesseur, Martino Royas fut investi à la fois comme évêque et comme inquisiteur <strong>de</strong><br />

Malte.<br />

L’ancien conflit d’autorité entre le Grand Maître et l’evêque resurgit immédiatement : Royas<br />

désirait en effet affirmer son indépendance à l’égard <strong>de</strong> l’Ordre en tant qu’Inquisiteur relevant<br />

exclusivement du pape, tandis que le Grand Maître en appelait à sa dépendance envers l’Ordre<br />

en tant qu’évêque et lui refusait un droit <strong>de</strong> regard et <strong>de</strong> jugement dans les affaires du<br />

Couvent 80 . L’impossibilité <strong>de</strong> la réunion <strong>de</strong>s fonctions d’inquisiteur et d’évêque en une seule<br />

personne apparut d’autant plus nettement au pape que celui-ci souhaitait également affirmer<br />

son autorité sur l’archipel maltais en maintenant l’indépendance <strong>de</strong> son Inquisiteur. Or, la<br />

nomination <strong>de</strong>s évêques <strong>de</strong> Malte, passant par l’approbation du roi d’Espagne, empêchait<br />

évi<strong>de</strong>mment cette indépendance et faisait craindre au pontife la possibilité d’un contrôle du<br />

Saint-Office maltais par la Monarchie catholique. Enfin, les évêques <strong>de</strong> l’île étaient soumis à<br />

l’autorité du Grand Maître, ce qui constituait encore une entrave à l’autorité pontificale sur<br />

une île qui avait pris, à la même époque, l’envergure d’une frontière <strong>de</strong> la chrétienté.<br />

Profitant d’une réclamation du Grand Maître, qui espérait mettre un frein aux agissements <strong>de</strong><br />

l’évêque en se faisant reconnaître seul juge <strong>de</strong>s affaires <strong>de</strong> son Ordre, le pape Gregoire XIII<br />

nomma, le 3 juillet 1574, Monseigneur Pietro Dusina premier Inquisiteur <strong>de</strong> Malte et délégué<br />

apostolique 81 . Par cette investiture, le Saint-Siège avait vaincu les autorités concurrentes et<br />

leur imposait la présence d’une troisième institution religieuse, indépendante à la fois du<br />

clergé, <strong>de</strong> l’Ordre et <strong>de</strong> l’Espagne, qui pouvait exercer son contrôle sur l’ensemble <strong>de</strong> la<br />

société. Mais si l’Ordre conservait une certaine autonomie par son statut <strong>de</strong> suzerain et <strong>de</strong><br />

dirigeant politique <strong>de</strong> l’île, le clergé maltais – et particulièrement l’évêque – se trouvait<br />

définitivement en situation d’infériorité : déjà inféodé à l’Ordre, il allait désormais subir, en<br />

dépit <strong>de</strong> son ancienneté, le contrôle sourcilleux <strong>de</strong> la jeune institution inquisitoriale.<br />

Dans ces conditions, les relations entre l’évêque et l’Inquisiteur <strong>de</strong>meurèrent peut-être<br />

courtoises et certainement distantes. L’anonyme Relazione sopra l’offcio <strong>de</strong>ll’Inquisitore di<br />

Malta nous informe que, sauf cas particulier, « jamais l’Evêque et l’Inquisiteur ne se<br />

rencontraient et ne travaillaient ensemble » 82 . Cette indifférence mutuelle permettait à<br />

l’évêque <strong>de</strong> préserver sa dignité et à l’Inquisiteur d’exprimer son mépris à l’égard d’une<br />

fonction qui dépendait <strong>de</strong>s chevaliers quand la sienne ne relevait que du Saint-Siège. Les<br />

tensions <strong>de</strong>vaient toutefois se manifester très vite : en 1584, l’évêque se plaignit à Rome <strong>de</strong> ce<br />

que l’Inquisiteur avait osé célébrer la messe en diverses églises <strong>de</strong> Vittoriosa sans lui en<br />

<strong>de</strong>man<strong>de</strong>r la permission 83 . Dénonçant par la même lettre l’Inquisteur Antonio Miraglia <strong>de</strong><br />

vivre publiquement avec sa maîtresse, épouse d’un habitant <strong>de</strong> La Valette, l’évêque<br />

manifestait le désir que le Saint-Office reconnût qu’il était mieux à même qu’un Inquisiteur<br />

dépravé d’encadrer la société maltaise 84 . La querelle entre inquisiteurs et évêques s’envenima<br />

certainement, puisque en 1595, Rome crut bon <strong>de</strong> rappeler à l’Inquisiteur son <strong>de</strong>voir <strong>de</strong> veiller<br />

à ne pas empiéter sur les prérogatives <strong>de</strong> l’évêque 85 . Il n’en <strong>de</strong>meure pas moins que l’autorité<br />

inquisitoriale était bel et bien considérée par le Saint-Office comme étant supérieure à<br />

l’autorité épiscopale : pour tout ce qui touchait à la société maltaise, tant laïque que religieuse,<br />

80 - A. Bonnici, Medieval and Roman Inquisition..., op. cit., p.25.<br />

81 - ASV, SS Malta 124A, Relazione <strong>de</strong>l Ministero di Malta presentata alla Segreteria di Stato da Monsignor Salviati il di 2<br />

ottobre 1759, f°3v. (« …gli fu spedito il Breve di Inquisitore sotto il 3 luglio <strong>de</strong>l 1574... »).<br />

82 - BMA, Ms 1094, Relazione sopra l’officio <strong>de</strong>ll’Inquisitore di Malta..., op. cit., p.2 (« …per ordinario, mai s’incontrano et<br />

lavorano insieme il Vescovo e l’Inquisitore... »).<br />

83 - ACDF, HH 3-d, Inquisizione di Malta, non folioté, 19 septembre 1584.<br />

84 - I<strong>de</strong>m.<br />

85 - ACDF, St. St. HH 3-b, Inquisizione di Malta, non folioté, 27 juin 1595.<br />

21


L’Inquisiteur jouissait d’une entière autorité et pouvait agir librement, sans en référer ni à<br />

l’Ordre, ni à l’Evêque 86 !<br />

La contestation apparaissait donc difficile pour le clergé, voire impossible. Cela se perçoit<br />

bien lors <strong>de</strong> l’installation à Malte <strong>de</strong> la Compagnie <strong>de</strong> Jésus. L’intérêt <strong>de</strong>s jésuites pour<br />

l’archipel maltais était apparu dès le milieu du XVI e siècle, quand l’activité militaire <strong>de</strong><br />

l’Ordre avait commencé à faire <strong>de</strong> l’île un point <strong>de</strong> mire <strong>de</strong>s rives chrétiennes et musulmanes.<br />

En 1578, le pape chargea l’évêque <strong>de</strong> trouver les bâtiments <strong>de</strong>stinés à l’hébergement du<br />

collège et <strong>de</strong> fournir la rente nécessaire au bon fonctionnement <strong>de</strong> l’enseignement : il fournit<br />

« une belle <strong>de</strong>meure <strong>de</strong> La Valette, qui fut entièrement confiée à la Compagnie, et offrit en<br />

outre 400 écus prélevés sur les revenus qu’il touchait <strong>de</strong> Sicile » 87 . Mais la somme et les<br />

locaux furent considérés comme insuffisants par le pape, et le projet <strong>de</strong> construction fut<br />

suspendu jusqu’en 1592, année où l’évêque Tommaso Gargallo soumit <strong>de</strong> nouveau le projet<br />

au pape Clément VIII 88 . Après la création d’un Collège <strong>de</strong>s Jésuites <strong>de</strong> Malte, relevant <strong>de</strong> la<br />

province <strong>de</strong> Sicile, le pontife réclama cette fois que le Grand Maître assistât l’évêque dans la<br />

préparation <strong>de</strong> l’installation <strong>de</strong>s membres <strong>de</strong> la Compagnie 89 .<br />

L’intrusion du Grand Maître dans cette affaire était une nouvelle manifestation <strong>de</strong> l’infériorité<br />

<strong>de</strong> l’evêque et du clergé. Les avis <strong>de</strong> celui-ci ne furent d’ailleurs pas suivis : tandis que, par<br />

crainte <strong>de</strong> se voir concurrencé par les jésuites, il exprimait son désir d’établir le Collège à<br />

Mdina, le pape refusa et exigea, par un nouveau bref, que le couvent <strong>de</strong>s jésuites fût situé à La<br />

Valette 90 . C’est que l’installation <strong>de</strong>s nouveaux venus dans l’intérieur <strong>de</strong> l’île ou dans le port<br />

illustrait l’orientation religieuse et politique <strong>de</strong> Malte : allait-elle se faire dans le sens <strong>de</strong> la<br />

« mo<strong>de</strong>rnité », c’est-à-dire sous l’autorité <strong>de</strong> l’Ordre et <strong>de</strong> l’Inquisiteur, ou dans un<br />

rattachement symbolique au passé, c’est-à-dire sous la responsabilité du clergé ? Le refus<br />

pontifical était révélateur : le clergé maltais se voyait officiellement privé <strong>de</strong> toute<br />

reconnaissance et <strong>de</strong> son autorité sur le <strong>de</strong>venir d’une large partie <strong>de</strong> société insulaire 91 .<br />

Finalement, l’acte <strong>de</strong> donation <strong>de</strong>s biens immobiliers pour le nouvel établissement, fait par le<br />

Grand Maître et l’évêque, offrit aux jésuites l’église <strong>de</strong> Saint-Paul <strong>de</strong> La Valette et un terrain<br />

vierge pour édifier le collège et le séminaire, une rente annuelle <strong>de</strong> 200 écus (dont une moitié<br />

provenait <strong>de</strong> la mense épiscopale et l’autre moitié <strong>de</strong> la cathédrale <strong>de</strong> Saint-Jean), le privilège<br />

d’établir une taxe annuelle <strong>de</strong> 5% sur toutes les rentes ecclésiastiques <strong>de</strong>s diocèses, ainsi que<br />

huit bénéfices ecclésiastiques (San Nicolò Tal Mitarfa, Santa Margherita (Zejtun), San Marco,<br />

Tà Mazara, Tà Hued il Medina, Tà Borgiolat, Chisain Tà Bunoxet, Tà Cottafe) 92 . Un<br />

neuvième bénéfice (San Salvatore) fut même octroyé par l’Inquisiteur en novembre 1594. La<br />

générosité inquisitoriale avait toutefois ses limites : il s’agissait d’un terrain en pleine<br />

campagne, dont la rente n’excédait pas 9 écus par an 93 . Cela n’empêcha pas pour autant <strong>de</strong>s<br />

murmures au sein du clergé maltais qui supporta difficilement <strong>de</strong> se voir privé d’une partie <strong>de</strong><br />

ses biens par <strong>de</strong>s nouveaux venus 94 qui <strong>de</strong>vaient, en outre, évincer rapi<strong>de</strong>ment les<br />

86 - ACDF, St. St. HH 3-b, I<strong>de</strong>m.<br />

87 - ASV, SS Malta 1, f°21v., 3 décembre 1578 (« … una commoda casa nella Città Valletta, laquale è tuttavia posseduta<br />

<strong>de</strong>la Compagnia, et di piu offerto di donar 400 scudi d’intrata che tiene in Sicilia… »).<br />

88 - ARSI, Sicula 196, Breve ristretto <strong>de</strong>lla fondazione <strong>de</strong>l Collegio di Malta, f°134r., sans date.<br />

89 - ARSI, Instrumentorum 78, f°1248r., 28 mars 1592 (Bref expédié au Grand Maître) et f°1248v., 28 mars 1592 (Bref<br />

expédié à l’Evêque).<br />

90 - ARSI, Instrumentorum 78, f°1249r., 20 janvier 1593.<br />

91 - D. F. Allen, « Anti-Jesuit rioting by Knights of St John during the Malta Carnival of 1639 », in Archivum Historicum<br />

Societati Iesu, Anno LXV, Fasc. 129, janvier-juin 1996, p.11.<br />

92 - ARSI, Sicula 196, f°134v.<br />

93 - ARSI, Sicula 196, Concessioni <strong>de</strong>lle Cappelle <strong>de</strong>lla Chiesa <strong>de</strong>l Collegio di Malta <strong>de</strong>lla Compagnia di Gesù, f°234r., 12<br />

novembre 1594.<br />

94 - Pio Pecchiai, Il Collegio <strong>de</strong>i Gesuiti in Malta, in Archivio Storico di Malta, IX, 1937-1938, p..<br />

22


Dominicains <strong>de</strong> leur rôle d’assistants <strong>de</strong> l’Inquisiteur et d’éducateurs <strong>de</strong>s jeunes renégats et<br />

néophytes 95 .<br />

Ainsi, à la fin du XVI e siècle, le clergé maltais semblait avoir perdu une gran<strong>de</strong> part <strong>de</strong> son<br />

autorité sur l’archipel et la société. Malgré ses résistances, il ne pouvait que s’effacer, dans le<br />

milieu portuaire, <strong>de</strong>vant la toute-puissance <strong>de</strong>s institutions exogènes qu’étaient l’Ordre et le<br />

Saint-Office. Seul lui restait le mon<strong>de</strong> rural, auquel les chevaliers et l’Inquisiteurs étaient<br />

assez indifférents : là, il <strong>de</strong>meurait majoritaire et conservait son ancien rôle d’encadrement et<br />

d’assistance. Le maintien <strong>de</strong> son ancrage dans le passé maltais, sa proximité réelle et<br />

linguistique avec le petit peuple rural, mais aussi, bien que dans une moindre mesure, citadin,<br />

lui conservaient un attachement jamais démenti <strong>de</strong>s Maltais, et le confortait dans son rôle <strong>de</strong><br />

conservatoire <strong>de</strong> l’i<strong>de</strong>ntité insulaire, rassemblant peu à peu les contestations d’une société<br />

frontalière <strong>de</strong> plus en plus étrangère aux institutions qui se disputaient le pouvoir <strong>de</strong> la<br />

dominer.<br />

Le clergé et les Maltais : la progressive contestation <strong>de</strong>s pouvoirs exogènes<br />

Malte compte peu <strong>de</strong> révoltes populaires à l’époque mo<strong>de</strong>rne. Inexistantes au XVI e siècle,<br />

elles firent leur apparition au siècle suivant, liées à une contestation <strong>de</strong> l’œuvre militaire <strong>de</strong><br />

l’Ordre, et particulièrement au coût que représentait la nouvelle fortification <strong>de</strong> l’espace<br />

portuaire, en un temps où le danger turc à l’encontre <strong>de</strong> l’île semblait bien amoindri. Lors <strong>de</strong><br />

cette première révolte contre l’Ordre, le clergé insulaire fut au premier plan.<br />

Depuis toujours, les Maltais étaient tenus <strong>de</strong> contribuer, au nom <strong>de</strong> leur protection et <strong>de</strong> celle<br />

<strong>de</strong> leur île-frontière, à l’avancement <strong>de</strong>s projets <strong>de</strong> mise en défense menés par les chevaliers.<br />

Quel que fût leur âge et leur sexe, les insulaires pouvaient toujours être appelés sur les<br />

chantiers 96 . Mais la participation était surtout financière et ce fut bien là la raison <strong>de</strong> la révolte<br />

<strong>de</strong> 1637. Depuis 1635, l’Ordre finançait l’édification d’une nouvelle ligne <strong>de</strong> rempart<br />

portuaire, la Floriana, qui <strong>de</strong>vait protéger La Valette. En 1636, pour hâter les travaux et<br />

soulager ses finances, il effectua le prélèvement <strong>de</strong> <strong>de</strong>ux taxes sur la population laïque (50<br />

000 écus) et sur le clergé (5 000 écus) 97 que les Maltais acceptèrent sans rechigner. Le<br />

problème était que l’Ordre, mécontent <strong>de</strong>s travaux, envisageait <strong>de</strong> détruire les nouveaux<br />

remparts pour en édifier d’autres à leur place : pour ce faire, en 1637, le Conseil réclama une<br />

nouvelle imposition <strong>de</strong> la population insulaire 98 . L’attitu<strong>de</strong> incongrue <strong>de</strong> l’Ordre, qui s’entêtait<br />

à vouloir abattre la Floriana, n’échappa pas aux Maltais, rendus furieux par l’éventualité<br />

d’une nouvelle imposition <strong>de</strong>stinée au financement d’une fortification déjà existante.<br />

À l’annonce du prélèvement <strong>de</strong> la taxe, plusieurs casaux maltais s’insurgèrent dès le mois <strong>de</strong><br />

septembre 1637 99 . La révolte débuta à Zejtun, sous l’influence <strong>de</strong>s prêtres <strong>de</strong>s villages <strong>de</strong><br />

Zejtun, <strong>de</strong> Marsa, ainsi que du prêtre <strong>de</strong> la paroisse <strong>de</strong> Birkirkara, Don Filippo Borg, lettré<br />

maltais, artisan irréprochable <strong>de</strong> la Réforme Catholique à Malte et consultore du Saint-<br />

Office 100 . Les meneurs <strong>de</strong> la révolte, tous membres du clergé, incitèrent les habitants à<br />

marcher sur le port en procession, en portant un crucifix et une statue du saint <strong>de</strong> leur village,<br />

pour témoigner <strong>de</strong> leur indignation. Dans le même temps, une Relazione anonyme, sans doute<br />

95 - Antonio Leanza, « I Gesuiti in Malta al tempo <strong>de</strong>i Cavalieri gerosolomitani », in Varia Historia Societatis Iesu, 1934, p.<br />

12.<br />

96 - AOM 465, ff°290v.-291r., 3 juin 1635.<br />

97 - AOM 256, f°143r., 3 avril 1636.<br />

98 - Vincent Borg, Fabio Chigi, apostolic <strong>de</strong>legate in Malta (1634-1639), Biblioteca Apostolica Vaticana, Città <strong>de</strong>l Vaticano,<br />

1967, p.328, Lettre <strong>de</strong> l’Inquisiteur au pape rappelant les faits, 10 novembre 1637.<br />

99 - V. Borg, p.328, I<strong>de</strong>m.<br />

100 - Godfrey Wettinger, « Early maltese popular attitu<strong>de</strong>s to the government of the Or<strong>de</strong>r of St John », in Melita Historica,<br />

VI, 1974, p. 258.<br />

23


écrite par Don Filippo Borg 101 , circula parmi la population et fut expédiée au pape 102 . Elle<br />

accusait directement l’Ordre <strong>de</strong> ne pas gouverner correctement son archipel et incitait la<br />

population à affirmer son indépendance, conformément aux anciens privilèges que Malte<br />

avait obtenus aux époques angevine et aragonaise. La Relazione appelait les habitants à<br />

mo<strong>de</strong>ler leur comportement sur celui qu’avait adopté la noblesse <strong>de</strong> l’île en 1530, lorsque<br />

certains <strong>de</strong> ses membres avaient préféré gagner la Sicile plutôt que <strong>de</strong> supporter l’autorité <strong>de</strong>s<br />

chevaliers 103 . Enfin, la Relazione déplorait que les habitants fussent soumis régulièrement à<br />

<strong>de</strong>s taxes imposées par l’Ordre, au point qu’ils souffraient <strong>de</strong> la faim <strong>de</strong> manière chronique 104 .<br />

Furieux, le Grand Maître accusa directement (et sans preuve) Don Filippo Borg d’être l’auteur<br />

du pamphlet et <strong>de</strong> saper l’autorité <strong>de</strong> l’Ordre sur son fief en échauffant les esprits contre lui. Il<br />

se heurta cependant à l’autorité <strong>de</strong> l’Inquisiteur, soucieux <strong>de</strong> protéger le membre <strong>de</strong> son<br />

personnel 105 et certainement ravi <strong>de</strong> trouver une occasion <strong>de</strong> s’opposer au Grand Maître, en<br />

une époque où les querelles au sujet <strong>de</strong>s privilèges <strong>de</strong> son personnel détérioraient les relations<br />

entre chevaliers et familiers. Mais <strong>de</strong>vant l’ampleur inattendue <strong>de</strong> l’agitation populaire, les<br />

chevaliers se trouvèrent dans l’incapacité d’effectuer le prélèvement financier dont ils avaient<br />

besoin 106 . L’Ordre venait <strong>de</strong> se heurter pour la première fois au peuple manifestement plus<br />

proche <strong>de</strong> son clergé que <strong>de</strong> son suzerain. Cela tenait d’abord au contexte du XVII e siècle, où<br />

s’était amenuisé le danger musulman. Les campagnes, toujours très pauvres, vivaient<br />

désormais moins dans l’inquiétu<strong>de</strong> du Turc que dans celle <strong>de</strong> se nourrir convenablement et se<br />

montraient <strong>de</strong> ce fait peu disposées à soutenir les ambitions militaires d’un Ordre en mal <strong>de</strong><br />

croisa<strong>de</strong>. En ce milieu du XVII e siècle, même en plein cœur <strong>de</strong> Malte, le temps n’était plus à<br />

la guerre sainte contre l’Infidèle et à l’union indéfectible <strong>de</strong>s insulaires avec les chevaliers qui<br />

avaient caractérisé l’époque du Grand Siège. L’une <strong>de</strong>s facettes <strong>de</strong> la frontière maltaise venait<br />

<strong>de</strong> s’assombrir, au détriment <strong>de</strong> l’Ordre et au bénéfice du clergé.<br />

Cet épiso<strong>de</strong> fut certes exceptionnel, mais il résonne aujourd’hui comme l’expression d’un<br />

discor<strong>de</strong> nouvelle entre les habitants <strong>de</strong> l’île et les chevaliers, d’un sentiment confus d’une<br />

communauté d’intérêt <strong>de</strong>s Maltais, qui s’exprimerait pleinement au cours du second XVIII e<br />

siècle à la faveur <strong>de</strong> contestations diverses et <strong>de</strong> la célèbre révolte <strong>de</strong>s prêtres en 1775,<br />

considérée comme l’une <strong>de</strong>s premières expressions d’un « nationalisme » insulaire 107 .<br />

CONCLUSION<br />

En définitive, la frontière maltaise était bien née <strong>de</strong> la rencontre <strong>de</strong> trois autorités religieuses<br />

qui se partagèrent l’archipel et tentèrent <strong>de</strong> fonctionner ensemble aux XVI e -XVII e siècles. La<br />

société insulaire <strong>de</strong>vait ainsi se reconnaître à la fois dans le clergé, incarnation d’un passé<br />

catholique lointain et porteur <strong>de</strong>s éléments déterminants <strong>de</strong> l’i<strong>de</strong>ntité maltaise (sa langue, sa<br />

culture), dans une tradition <strong>de</strong> guerre sainte incarnée plus récemment par l’Ordre et issue du<br />

sang versé en 1565 et <strong>de</strong> l’union sacrée qui avait soudée Maltais et chevaliers, et enfin dans<br />

une défense interne du christianisme accepté par tous (population et autorités) comme étant<br />

l’élément déterminant <strong>de</strong> la frontière entre les civilisations.<br />

101 - Godfrey Wettinger en est persuadé (G. Wettinger, «Early maltese popular attitu<strong>de</strong>s... », art. cit., p. 257).<br />

102 - G. Wettinger, « Early maltese popular attitu<strong>de</strong>s... », art. cit., p. 271-278 (édition <strong>de</strong> la Relazione, qui se trouve à la<br />

National Library of Malta).<br />

103 - G. Wettinger, « Early maltese popular attitu<strong>de</strong>s... », art. cit., p. 272 (« …dopo la venuta <strong>de</strong>lla Religione in Malta, tutta la<br />

nobiltà per non stare sotto l’obedienza <strong>de</strong>lla Religione si è partita in diverse città di Sicilia... »).<br />

104 - G. Wettinger, « Early maltese popular attitu<strong>de</strong>s... », art. cit., p. 272-273 (« …le tante tasse che li vengono imposte<br />

giornalmente che non si resta al misero popolo afflitto che la pelle e le ossa »).<br />

105 - V. Borg, p. 305.<br />

106 - Alison Hoppen, « Military priorities and Social realities in the Early Mo<strong>de</strong>rn Mediterranean : Malta and its<br />

fortifications », in Hospitaller Malta, op. cit., p. 419.<br />

107 - A. Blondy, L’Ordre <strong>de</strong> Malte au XVIIIe siècle..., op. cit., p.191.<br />

24


Cette belle harmonie ne <strong>de</strong>vait toutefois résister aux ambitions <strong>de</strong> pouvoir <strong>de</strong>s institutions et<br />

au dépassement progressif <strong>de</strong> la religion comme élément <strong>de</strong> la conscience frontalière. Lorsque<br />

au XVII e siècle, la frontière <strong>de</strong>vint mentale, psychologique, tout à la fois marquée par une<br />

ouverture à l’autre et un refus <strong>de</strong> la différence religieuse, la religion ne constitua plus l’unique<br />

élément <strong>de</strong> sa survie et <strong>de</strong> sa cohésion. Elle <strong>de</strong>venait alors une véritable i<strong>de</strong>ntité, certes fondée<br />

sur la religion, mais également sur une langue, une culture et une histoire communes. À<br />

terme, les institutions politico-religieuses exogènes, et tout particulièrement l’Ordre, qui<br />

avaient contribué à faire émerger la frontière maltaise, se trouvaient dans l’incapacité <strong>de</strong><br />

l’incarner. Seul survivait le clergé, référent i<strong>de</strong>ntitaire puissant, fon<strong>de</strong>ment <strong>de</strong> l’unité et <strong>de</strong>s<br />

contestations insulaires, qui se poserait bientôt en pouvoir politique réel face à <strong>de</strong>s autorités –<br />

l’Ordre et l’Inquisition – qui, bien qu’étant « <strong>de</strong> Malte », n’étaient et ne furent jamais<br />

maltaises.<br />

Anne BROGINI<br />

CMMC – Université <strong>de</strong> Nice.<br />

Monarquía, guerras locales y relaciones <strong>de</strong> fuerza transfronteriza en el Pirineo navarro:<br />

el origen <strong>de</strong>l conflicto <strong>de</strong> los Aldui<strong>de</strong>s*<br />

Fernando CHAVARRÍA MÚGICA, IUE/EUI, Florencia<br />

fernandochavar@gmail.com<br />

En la Navarra <strong>de</strong>l siglo XVI el fundamento <strong>de</strong> la obligación <strong>de</strong> los vecinos <strong>de</strong> acudir a<br />

la llamada al apellido o movilización armada era el reconocimiento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong><br />

auto<strong>de</strong>fensa a cada comunidad libre, lo cual constituye una diferencia fundamental con<br />

respecto a un sistema <strong>de</strong> levas. Solo podían ser convocadas para la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l reino y en<br />

servicio <strong>de</strong>l monarca, que era el único po<strong>de</strong>r reconocido con plena potestad para <strong>de</strong>cidir en<br />

asuntos <strong>de</strong> paz y guerra. Pero también por el propio concejo para acudir a proteger el or<strong>de</strong>n y<br />

el honor colectivos <strong>de</strong> la comunidad en cuestión. Este tipo <strong>de</strong> convocatorias no se limitaban a<br />

acciones esporádicas <strong>de</strong> “policía”, como podía ser la persecución <strong>de</strong> bandidos y ladrones, 1 o<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> intereses generales, como eran las movilizaciones en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la frontera. Era<br />

igualmente utilizadas para proteger (o imponer) sus privilegios y necesida<strong>de</strong>s frente a las<br />

pretensiones <strong>de</strong> otras poblaciones rivales. Ordinariamente aquellas que se sentían agraviados<br />

podían acudir a los tribunales <strong>de</strong> justicia en busca <strong>de</strong> ayuda o pedir la mediación arbitral <strong>de</strong><br />

alguna autoridad superior. Sin embargo, si esto no era posible recurrían con relativa<br />

frecuencia al uso <strong>de</strong> la fuerza. En el caso <strong>de</strong> que los contendientes <strong>de</strong>pendiesen <strong>de</strong> distintos<br />

soberanos, más aun si estos eran enemigos entre sí, lo que en un principio era solo un<br />

problema <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n público podía llegar a tener repercusiones políticas <strong>de</strong> mayor calado.<br />

El <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l llamado conflicto <strong>de</strong> Aldui<strong>de</strong>s a lo largo <strong>de</strong>l siglo XVI constituye un<br />

caso representantivo, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l más grave, en este sentido: 2 la disputa pastoril inicial pasaría<br />

* Este trabajo forma parte <strong>de</strong> la tesis doctoral que el autor ha <strong>de</strong>sarrollado en el Instituto Universitario Europeo <strong>de</strong> Florencia<br />

con el título “Monarquía fronteriza: guerra, linaje y comunidad en la España Mo<strong>de</strong>rna (Navarra, siglo XVI)”, bajo la<br />

dirección <strong>de</strong>l prof. Diogo R. Curto.<br />

1 Así suce<strong>de</strong>ría cuando los vecinos <strong>de</strong> Ochagavía acudieron armados para perseguir a los bandidos franceses que habían<br />

saqueado el santuario <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong> Muskilda, atrapando al menos a dos <strong>de</strong> ellos que serían enviados a Pamplona para ser<br />

ajusticiados, AGS, Estado, legajo 359, [nº 178].<br />

2 La intervención armada en nombre <strong>de</strong>l monarca en favor <strong>de</strong> los valles navarros implicados no fue en absoluto resolutiva. De<br />

hecho el conflicto <strong>de</strong> los Aldui<strong>de</strong>s se prolongarían hasta bien entrado el siglo XIX. Los trabajos <strong>de</strong> Arvizu sobre este tema,<br />

25


a enfrentaminto armado entre comunida<strong>de</strong>s fronterizas para convertirse en un auténtico<br />

episodio bélico en la que la monarquía se vería forzada a intervenir, a pesar <strong>de</strong> sus reticencias<br />

iniciales, en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> intereses meramente locales. Este caso <strong>de</strong>muestra claramente como<br />

los valles pirenaicos no vivían en un estado <strong>de</strong> aislamiento político ni que las autorida<strong>de</strong>s<br />

reales ignoraran la relevancia <strong>de</strong> estas “guerras campesinas”. 3 Las comunida<strong>de</strong>s fronterizas<br />

<strong>de</strong>sarrollaban su propia política a escala local, para lo cual buscaban la implicación <strong>de</strong> las<br />

autorida<strong>de</strong>s regias en sus propios asuntos cuando les convenía adquirir mayor peso para<br />

imponerse, con las armas si era necesario, a sus vecinos <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong> la frontera. Los<br />

enfrentamientos armados entre comunida<strong>de</strong>s ponen <strong>de</strong> manifiesto la imagen falsificada <strong>de</strong> una<br />

sociedad esencialmente pacífica, separada circunstancialmente por fronteras y jurisdicciones<br />

impuestas que no reconocían como propias, que tradicionalmente ha prevalecido en la<br />

historiografía pirenaica. Del mismo modo que el monarca acudía a los po<strong>de</strong>res locales para<br />

llevar a la práctica sus planes en la región, los fronterizos buscaban conscientemente su apoyo<br />

para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r sus intereses particulares. Esta convergencia <strong>de</strong> fuerzas no venía dada <strong>de</strong> por sí.<br />

La “guerra en la frontera” <strong>de</strong>l monarca no tenía por qué seguir el mismo ritmo que la “guerra<br />

fronteriza” entre los valles. Los intereses <strong>de</strong> una y otra parte podían ser muy dispares, aunque<br />

no necesariamente opuestos, y precisamente por ello las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>bían hacer ver a las<br />

autorida<strong>de</strong>s regias que lo que sucedía en las montañas no eran episodios recurrentes <strong>de</strong><br />

violencia privada entre pastores sino una agresión en toda regla contra la soberanía <strong>de</strong> la<br />

Monarquía, <strong>de</strong> la que los valles se proclamaban <strong>de</strong>fensores. El recurso al discurso <strong>de</strong> la lealtad<br />

frente al enemigo exterior no se basaba simplemente en un criterio oportunista o meramente<br />

utilitario, era un modo <strong>de</strong> hacer valer su condición <strong>de</strong> súbditos amenazados para comprometer<br />

al soberano en su <strong>de</strong>fensa.<br />

A pequeña escala la mayor preocupación <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Montaña <strong>de</strong><br />

Navarra era disponer <strong>de</strong> los recursos naturales a<strong>de</strong>cuados que permitieran el sostenimiento <strong>de</strong><br />

su economía silvo-pastoril. 4 A principios <strong>de</strong>l siglo XVI la comarca <strong>de</strong> Aldui<strong>de</strong>s era un<br />

territorio <strong>de</strong>spoblado situado entre el valle <strong>de</strong> Baigorri y el valle <strong>de</strong> Erro. Antes <strong>de</strong> la<br />

conquista ambos territorios se encontraban bajo la soberanía <strong>de</strong> los Albret, que en principio se<br />

atribuían la posesión <strong>de</strong> los montes, cuyo aprovechamiento ya entonces resultaba<br />

problemático. Su importancia para el modo <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> las poblaciones circundantes era vital<br />

por el aprovechamiento <strong>de</strong> la ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> sus bosques y muy especialmente por los pastos altos<br />

<strong>de</strong> montaña. 5 Una sentencia arbitral emitida por el rey Carlos III <strong>de</strong> Evreux en 1400 <strong>de</strong>finiría<br />

los términos para el uso y disfrute <strong>de</strong> los bosques y pastos altos <strong>de</strong> los montes Aldui<strong>de</strong>s,<br />

don<strong>de</strong> cada año los vecinos <strong>de</strong> los valles circunvecinos llevaban sus ganados para pasar la<br />

aunque aciertan al indicar que el fenómeno <strong>de</strong>be leerse según tres escalas diferentes (la propiamente local; la <strong>de</strong> los<br />

intermediarios o representantes <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r real; la <strong>de</strong> la soberanía o estatal) no consigue establecer el alcance y límites <strong>de</strong> la<br />

interrelación entre ellas, ya que <strong>de</strong> hecho las consi<strong>de</strong>ra prácticamente in<strong>de</strong>pendientes entre sí. Su análisis adolece <strong>de</strong> un<br />

marcado sentido institucional ya que se fundamenta en la documentación formal emanada por sucesivas negociaciones <strong>de</strong> las<br />

autorida<strong>de</strong>s reales <strong>de</strong>sarrolladas con posterioridad pero no ofrece una interpretación coherente <strong>de</strong>l origen y evolución <strong>de</strong> la<br />

conflictividad fronteriza en su propio contexto. Sin duda estas carencias tienen mucho que ver en el escaso interés que este<br />

investigador da al siglo XVI cuando es precisamente en este período cuando se conformará el conflicto y se planteará la<br />

cuestión fronteriza, irrelevante antes <strong>de</strong> la conquista <strong>de</strong> Navarra en 1512: F. DE ARVIZU, El conflicto <strong>de</strong> los Aldui<strong>de</strong>s<br />

(Pirineo Navarro): Estudio institucional <strong>de</strong> los problemas <strong>de</strong> límites, pastos y facerías según la documentación inédita <strong>de</strong> los<br />

archivos franceses (XVII-XIX), Pamplona (1992).<br />

3 Christian Desplat inci<strong>de</strong> sobre la relevancia <strong>de</strong> estos conflictos armados entre valles fronterizos pirenaicos comunmente<br />

ignorados o subestimados, pero al centrarse principalmente en las relaciones bilaterales entre comunida<strong>de</strong>s acaba por aislarlas<br />

en un nivel herméticamente local que no respon<strong>de</strong>, en este sentido, a la realidad: C. DESPLAT, La guerre oubliée: Guerres<br />

paysannes dans les Pyrénées (XIIe-XIXe siècles), Biarriz (1993).<br />

4 A. ZABALZA, “L’Espace et L’Homme: Le controle <strong>de</strong>s ressources naturelles dans les Pyrénées navarraises (XVIe-XVIIIe<br />

siècles)”, en M. BRUNET, S. BRUNET y C. PAILHES (eds.), Pays Pyrénéens et pouvoirs centraux (XVIe-XXe s.), Foix<br />

(1993), vol. I, pp. 145-154.<br />

5 Sobre el régimen <strong>de</strong> compascuidad <strong>de</strong> estos pastos <strong>de</strong> altura entre diversas comunida<strong>de</strong>s montañesas, muy frecuente en los<br />

Pirineos, ver J. M. MORICEAU, Histoire et géographie <strong>de</strong> l’élevage français du Moyen Âge à la Révolution, París (2005),<br />

pp. 377 y ss.<br />

26


estación estiva. 6 El valle <strong>de</strong> Baztán podría llevar su ganado “<strong>de</strong> sol a sol” en <strong>de</strong>terminadas<br />

zonas; solo los rebaños <strong>de</strong> Roncesvalles, Erro y Valcarlos tenían <strong>de</strong>recho a construir corrales<br />

permanentes; mientras que los <strong>de</strong> Baigorri <strong>de</strong>bían pagar los <strong>de</strong>rechos correspondientes para<br />

acce<strong>de</strong>r a los pastos adicionales que necesitasen. En principio la sentencia era claramente<br />

favorable al valle <strong>de</strong> Erro, en el reino <strong>de</strong> Navarra, que se atribuía plenos <strong>de</strong>rechos sobre este<br />

territorio, en contra <strong>de</strong> los <strong>de</strong> Baigorri a quienes se cedía una parte muy limitada. Por supuesto<br />

este mandato no los contentó pero <strong>de</strong>bieron asumirlo si no querían incurrir en un <strong>de</strong>sacato<br />

contra su propio rey. Los conflictos pastoriles no acabaron pero lo cierto es que los términos<br />

<strong>de</strong> la sentencia no volverían a ser puestos en entredicho hasta el cambio dinástico en Navarra.<br />

Este tipo <strong>de</strong> tratados, también conocidos como “cartas <strong>de</strong> patz”, “pacerías”, “conversas” o<br />

“lies et passeries” no pretendían ser equitativos ni estaban basados en un supuesto sentimiento<br />

<strong>de</strong> hermandad montañesa. 7 Muy al contrario, en realidad eran la legitimación <strong>de</strong> relaciones <strong>de</strong><br />

po<strong>de</strong>r y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia entre comunida<strong>de</strong>s vecinas cuyo móvil era la satisfacción <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>s<br />

concretas. 8 Este es el caso <strong>de</strong> la famosa facería conocida como “El tributo <strong>de</strong> las tres vacas”<br />

por medio <strong>de</strong> la cual el valle bearnés <strong>de</strong> Baretous pagaba todos los años en especie por el<br />

<strong>de</strong>recho a usar los pastos pertenecientes al valle navarro <strong>de</strong> Roncal mediante una ceremonia<br />

<strong>de</strong> sometimiento <strong>de</strong>terminada. 9 La clave <strong>de</strong> la estabilidad <strong>de</strong> este tratado que se mantendría<br />

durante siglos en sus puntos fundamentales, aunque también sufriría incumplimientos<br />

recurrentes y momentos <strong>de</strong> tensión, no se encuentra en la solidaridad transpirenaica sino en el<br />

<strong>de</strong>sahogo que tenían los roncaleses por gozar <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s privilegios en el aprovechamiento <strong>de</strong><br />

los pastos <strong>de</strong> las Bar<strong>de</strong>nas Reales en el sur <strong>de</strong> Navarra, don<strong>de</strong> trasladaban su propio ganado<br />

cada año. 10<br />

En principio la conquista <strong>de</strong> Navarra no alteraría significativamente los modos <strong>de</strong> vida<br />

<strong>de</strong> los valles pirenaicos. Fernando el Católico y sus sucesores confirmaron y respetaron todos<br />

los privilegios, disposiciones y tratados concernientes a los valles fronterizos como harían a<br />

su vez los Albret <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su señorío <strong>de</strong> Bearn. Los monarcas no estaban interesados en cambiar<br />

los modos <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s que habían terminado por jurarles lealtad y aceptar su<br />

autoridad. Esta es la razón por la cual mientras no estuviese en juego ningún interés <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n<br />

superior apoyaban las facerías y tratados <strong>de</strong> “buena correspon<strong>de</strong>ncia”, ya que les permitían<br />

ejercer cierto control sobre áreas potencialmente inestables por su propia situación<br />

fronteriza. 11 Pero más allá <strong>de</strong> las leyes, las costumbres y los acuerdos, la fuerza y los intereses<br />

<strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los valles y poblaciones implicadas podía variar a lo largo <strong>de</strong>l tiempo, lo cual<br />

podría moverlos a forzar una alteración <strong>de</strong> un equilibrio local con el que ya no se sentían<br />

satisfechos o <strong>de</strong>l que percibían podían sacar mayor provecho. En este sentido la nueva<br />

6 Una copia <strong>de</strong> la sentencia pue<strong>de</strong> encontrarse en AGN, Reino, Límites, leg. 2, carp. 14; F. DE ARVIZU, “Frontera y<br />

fronterizos: el caso <strong>de</strong> los Aldui<strong>de</strong>s (Pirineo <strong>de</strong> Navarra)”, Anuario <strong>de</strong> Historia <strong>de</strong>l Derecho Español, LXXI (2001), pp. 15-<br />

17.<br />

7 En un artículo clásico <strong>de</strong> la historiografía pirenaica Cavaillès llegaría a tratar las relaciones entre valles como el embrión <strong>de</strong><br />

un proto-estado pirenaico, al interpretar erróneamente las “facerías” prácticamente como un ejercicio <strong>de</strong> soberanía nacional.<br />

Esta visión <strong>de</strong>formada pue<strong>de</strong> explicarse en gran parte por basarse en una lectura parcial <strong>de</strong> textos legales <strong>de</strong>scontextualizados<br />

y no en un amplio análisis <strong>de</strong> la práctica concreta <strong>de</strong> las relaciones transfronterizas: H. CAVAILLÈS, “Une fédération<br />

pyrénéenne sous l’ancien régime. Les traités <strong>de</strong> lies et <strong>de</strong> passeries”, Revue Historique, 105/1 y 2 (1910), pp. 1-34 y 241-276.<br />

Un estado <strong>de</strong> la cuestión reciente: S. BRUNET, “Les mutations <strong>de</strong>s lies et passeries <strong>de</strong>s Pyrénées, du XIVe au XVIIIe siècle”,<br />

Annales du Midi, 114 (240), pp. 431-456.<br />

8 Un ejemplo <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> situación sería las facerías que el valle <strong>de</strong> Arán mantenía con las comunida<strong>de</strong>s vecinas a<br />

principios <strong>de</strong>l siglo XVII: BRUNET, Les prêtes <strong>de</strong>s montagnes. La vie, la mort, la foi dans les Pyrénées centrales sous<br />

l’Ancien Régime (Val d’Aran et diocèse <strong>de</strong> Comminges), Aspet (2001), pp. 132-136.<br />

9 F. IDOATE, “Algo más sobre el Tributo <strong>de</strong> las tres vacas”, y “En torno a una supervivencia medieval o el Tributo <strong>de</strong> las<br />

tres vacas”, ambos en Id., Rincones <strong>de</strong> la Historia <strong>de</strong> Navarra, Pamplona (1954), vol. I, pp. 251-258, y (1956), vol. II, pp.<br />

504-520.<br />

10 CDNCC: AGS, Cámara <strong>de</strong> Castilla, libros <strong>de</strong> cédulas, 251, f. 628r-v.<br />

11 Las “facerías” o acuerdos entre los valles pirenaicos no se hacían <strong>de</strong> espaldas <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s regias, que no solo los<br />

consentían sino que los aprobaban y confirmaban, C. DESPLAT, “Henri IV et les traités <strong>de</strong> ‘paréages’ pyrénéens. Un<br />

exemple <strong>de</strong> compromis politique entre le centre et la périphérie”, Annales du Midi, 114 (240), pp. 457-480.<br />

27


situación planteada con los turbulentos acontecimientos que culminaron con la conquista <strong>de</strong>l<br />

reino y su posterior división (c.1527) darían la oportunidad a los <strong>de</strong> Baigorri <strong>de</strong> inclinar a su<br />

favor la relación <strong>de</strong> fuerza respecto a los valles fronterizos. Lejos <strong>de</strong> animar al entendimiento<br />

esta vecindad favorecía y justificaba la rivalidad. El nuevo or<strong>de</strong>n constituía una oportunidad<br />

<strong>de</strong> reavivar viejas reivindicaciones. En 1512 los <strong>de</strong> Baigorri pretendieron sin éxito reclamar la<br />

“promiscuidad” <strong>de</strong> los Aldui<strong>de</strong>s, en un intento <strong>de</strong> igualarse con el valle <strong>de</strong> Erro, que tendrían<br />

que volver a <strong>de</strong>mostrar la exclusividad <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>rechos en 1520 y 1526. De nuevo en 1553<br />

una sentencia promulgada por los tribunales <strong>de</strong>l propio Príncipe <strong>de</strong> Béarn daría la razón al<br />

monasterio <strong>de</strong> Roncesvalles contra las pretensiones <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> Pie <strong>de</strong> Puerto <strong>de</strong><br />

apropiarse <strong>de</strong> ciertos términos <strong>de</strong> la población <strong>de</strong> Valcarlos. Si los baigorranos necesitaban<br />

hacer uso <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>bían concertarse con ellos como <strong>de</strong> hecho venían haciendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía<br />

décadas. Pero esta era una solución que nunca terminaron <strong>de</strong> aceptar.<br />

El cumplimiento <strong>de</strong> los capítulos establecidos en la sentencia <strong>de</strong> 1400, como <strong>de</strong><br />

cualquier “facería”, <strong>de</strong>pendía en última instancia <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s<br />

implicadas. Su capitulado tenía vali<strong>de</strong>z en tanto en cuanto reportase alguna ventaja, <strong>de</strong> otro<br />

modo resultaban perfectamente trasgresibles y <strong>de</strong> hecho eran continuamente trasgredidos.<br />

Aunque contemplaban una serie <strong>de</strong> penas para castigar a los infractores y compensar a los<br />

perjudicados, resultaban <strong>de</strong> difícil imposición precisamente por pertenecer cada una <strong>de</strong> las<br />

partes a distintas jurisdicciones y, lo que es más importante, a distintas soberanías.<br />

Comunida<strong>de</strong>s antes bajo un mismo rey pasaron <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l cambio dinástico en Navarra a ser<br />

gobernadas por monarcas enemigos entre sí, lo cual obviamente tendría consecuencias<br />

relevantes en el equilibrio <strong>de</strong> po<strong>de</strong>res fronterizo. La diferencia fundamental con la situación<br />

anterior es que la nueva frontera permitía un gran grado <strong>de</strong> impunidad que ya no estaba<br />

compensada por la presencia <strong>de</strong> una autoridad superior común a la que ambas partes podían<br />

apelar en igualdad <strong>de</strong> condiciones. La única forma <strong>de</strong> forzar el cumplimiento <strong>de</strong> los acuerdos<br />

era la aplicación <strong>de</strong> ciertas vías <strong>de</strong> hecho aceptadas tradicionalmente. Si por ejemplo una<br />

comunidad introducía su ganado en pastos que no le correspondían, una falta frecuente, los<br />

perjudicados tenían el <strong>de</strong>recho y el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> aplicar la pena <strong>de</strong> “pennoración” que no era otra<br />

cosa que la confiscación <strong>de</strong> los animales como castigo y como medida preventiva para<br />

asegurarse una compensación. Si los dueños querían recuperarlos <strong>de</strong>bían pagar un rescate por<br />

cabeza según una tarifa previamente establecida, <strong>de</strong> otro modo se vendía una parte para pagar<br />

las sanciones. La pena llamada <strong>de</strong> “carneramiento”, consistente en el sacrificio <strong>de</strong> un<br />

<strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> reses incautadas, se aplicaba solamente en casos específicos consi<strong>de</strong>rados <strong>de</strong><br />

especial importancia. Una infracción más grave era el traslado <strong>de</strong> las piedras o “mojones” que<br />

<strong>de</strong>marcaban el territorio para ganar más terreno <strong>de</strong> pastos, pretendiendo a su vez evitar la<br />

jurisdicción <strong>de</strong>l valle que tratara <strong>de</strong> confiscar su ganado. Obviamente estas capturas eran<br />

siempre discutidas y discutibles por lo que no era extraño que provocasen a su vez nuevos<br />

prendamientos a modo <strong>de</strong> represalia... Después <strong>de</strong> un ciclo <strong>de</strong> represalias y contra-represalias<br />

en el que nadie solía quedar satisfecho lo más corriente era que las partes optaran por una<br />

solución arbitral o negociada. Al fin y al cabo tanto unos como otros volverían a encontrarse<br />

cada año con sus rebaños en las montañas. Estos acuerdos tenían como objeto compensar a<br />

los damnificados para apaciguar los ánimos pero no la resolución <strong>de</strong> los problemas que<br />

subyacían <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> los conflictos, <strong>de</strong> modo que una vez llegado a un acuerdo se volvía al<br />

punto <strong>de</strong> partida en espera <strong>de</strong> la siguiente trasgresión y el inicio <strong>de</strong> otro ciclo <strong>de</strong> represalias. El<br />

verda<strong>de</strong>ro objetivo <strong>de</strong> una facería entre comunida<strong>de</strong>s fronterizas no era tanto el cumplimiento<br />

literal <strong>de</strong> su capitulado sino la gestión <strong>de</strong> la conflictividad para mantenerla <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> unos<br />

márgenes tolerables. Enfrentamiento y conflicto, tanto como colaboración e intercambio, eran<br />

elementos inherentes a una sociedad fronteriza.<br />

El abandono <strong>de</strong> Ultrapuertos supuso un incentivo a las presiones <strong>de</strong> Baigorri,<br />

favorecidos por un nuevo factor: la impunidad fronteriza favorecida por la enemistad entre sus<br />

28


espectivos soberanos y el estado semipermanente <strong>de</strong> guerra durante la primera mitad <strong>de</strong>l<br />

siglo XVI. Es entonces cuando Aldui<strong>de</strong>s pasaría <strong>de</strong> convertirse en un espacio <strong>de</strong> ordinarias<br />

disputas pastoriles sobre términos y aprovechamiento <strong>de</strong> recursos en una auténtica “frontera”,<br />

un espacio <strong>de</strong> enfrentamiento a escala local. Sin embargo, las razones, los procedimientos y<br />

los objetivos <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> conflictividad <strong>de</strong>pendían <strong>de</strong> factores específicos al entorno en el<br />

que se <strong>de</strong>sarrollaban, paralelamente a los intereses políticos y estratégicos <strong>de</strong>l monarca.<br />

Durante los años siguientes las disputas fronterizas se harían más virulentas y frecuentes. Las<br />

partes en conflicto fueron por una parte el valle <strong>de</strong> Baigorri, dominio <strong>de</strong>l Príncipe <strong>de</strong> Béarn<br />

como feudatario <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Francia; por otra la Colegiata <strong>de</strong> Roncesvalles y la villa <strong>de</strong><br />

Valcarlos, <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> esta, así como el valle <strong>de</strong> Erro, ambos en el reino <strong>de</strong> Navarra y por<br />

tanto bajo soberanía <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> España. La intervención <strong>de</strong> otras comunida<strong>de</strong>s vecinas tanto <strong>de</strong><br />

un lado (Cisa y San Juan <strong>de</strong> Pie <strong>de</strong> Puerto) como <strong>de</strong> otro (valles <strong>de</strong> Baztán y Aézcoa), en este<br />

asunto fue <strong>de</strong> mucha menor importancia aunque mantenían intereses en la zona. En vista que<br />

la razón jurídica estaba <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> los navarros los <strong>de</strong> Baigorri <strong>de</strong>cidieron optar por la razón<br />

armada que les era más favorable. En 1527 el Vizon<strong>de</strong> <strong>de</strong> Echauz encabezaría una represalia<br />

apresando ganado <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Erro en una incursión a mano armada en los montes Aldui<strong>de</strong>s.<br />

En 1535 sería el Señor <strong>de</strong> Lasa, castellano <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> Pie <strong>de</strong> Puerto, quien dirigiera junto<br />

a un teniente <strong>de</strong>l vizcon<strong>de</strong> una nueva represalia al mando <strong>de</strong> 300 hombres cobrándose en esta<br />

ocasión más <strong>de</strong> 70 novillos y otros 260 cerdos para compensar los prendamientos que<br />

previamente habían sufrido a manos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Erro al ejercer sus <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong><br />

propiedad sobre Aldui<strong>de</strong>s. También en 1548 y <strong>de</strong> nuevo en 1552 entraron y prendieron con<br />

violencia varias <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong> cabezas <strong>de</strong> ganado vacuno y <strong>de</strong> cerda.<br />

En los años sucesivos el conflicto se complicaría con la intervención <strong>de</strong> los<br />

“tablajeros” o vigilantes <strong>de</strong> la aduana <strong>de</strong> Valcarlos y Burguete, que ejercían su función con<br />

po<strong>de</strong>res <strong>de</strong>legados <strong>de</strong>l rey. Una <strong>de</strong> las cuestiones más espinosas era la negativa <strong>de</strong> los pastores<br />

<strong>de</strong> Baigorri a pagar las tasas correspondientes por pasar con su ganado al reino <strong>de</strong> Navarra,<br />

aprovechando los acuerdos que les permitían hacerlo en Aldui<strong>de</strong>s, tal como estaba<br />

contemplado por la legislación. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l obvio beneficio económico que suponía para los<br />

transgresores esta oposición tenía también un sentido jurídico. No podían aceptar que el rey<br />

<strong>de</strong> España pretendiese hacerles pagar ninguna tasa como extranjeros por a<strong>de</strong>ntrarse en una<br />

zona que reivindicaban como propia. Por supuesto si eran <strong>de</strong>tectados por los guardias <strong>de</strong> la<br />

aduana sus rebaños eran automáticamente “<strong>de</strong>scaminados” o <strong>de</strong>comisados. Si en un plazo<br />

breve no pagaban los <strong>de</strong>rechos reales los perdían. Cada vez que aceptaban un prendamiento<br />

<strong>de</strong> ganado o pagaban el impuesto <strong>de</strong> la aduana podía interpretarse como la aceptación <strong>de</strong> la<br />

jurisdicción establecida y por tanto la renuncia a los <strong>de</strong>rechos que pretendían. Como la ley no<br />

los asistía el recurso más obvio para expresar su oposición y al mismo tiempo resarcirse <strong>de</strong><br />

sus pérdidas era una vez más el ejercicio <strong>de</strong> la represalia que los <strong>de</strong> Baigorri interpretaban<br />

como un <strong>de</strong>recho y las comunida<strong>de</strong>s vecinas como un flagrante abuso, ya que ellos no eran<br />

responsables <strong>de</strong> la actuación <strong>de</strong> los “tablajeros”. Así suce<strong>de</strong>ría en 1554 cuando unos hombres<br />

<strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong> Azcárate se a<strong>de</strong>ntraron en secreto en los términos <strong>de</strong> Valcarlos para robar 22<br />

cerdos. Ese mismo año Antón <strong>de</strong> Echauz, primogénito <strong>de</strong>l vizcon<strong>de</strong>, llevaría a cabo una<br />

“cabalgada” al mando <strong>de</strong> 300 hombres armados por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Marcos <strong>de</strong> Lasa, alcai<strong>de</strong> <strong>de</strong> San<br />

Juan <strong>de</strong> Pie <strong>de</strong> Puerto, robando otro centenar. Episodios similares sucedieron en 1565 y <strong>de</strong><br />

nuevo en 1574, cuando un grupo <strong>de</strong> unos 40 vecinos armados <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong> Osés se llevarían<br />

120 cerdos. Los inci<strong>de</strong>ntes volverían a repetirse con especial virulencia en 1583 y 1587 y aun<br />

posteriormente. Todo ello, según <strong>de</strong>cían, “en venganza <strong>de</strong> los tablajeros y recobro <strong>de</strong> los<br />

reales <strong>de</strong>rechos”.<br />

La frecuencia y creciente intensidad <strong>de</strong> los conflictos por el control <strong>de</strong> los montes<br />

Aldui<strong>de</strong>s generaría una dinámica <strong>de</strong> hostilidad que acabaría convirtiendo una serie <strong>de</strong> disputas<br />

concretas más o menos graves pero típicas entre poblaciones campesinas, en una auténtica<br />

29


guerra no <strong>de</strong>clarada entre valles fronterizos, al margen <strong>de</strong> la situación en que se encontrasen<br />

las relaciones entre sus respectivos soberanos. En este sentido el aumento <strong>de</strong> la conflictividad<br />

y su virulencia no pue<strong>de</strong> atribuirse únicamente a la cuestión pastoril. Los prendamientos, las<br />

represalias y las reivindicaciones no eran la causa <strong>de</strong> la tensión sino los síntomas <strong>de</strong> un<br />

problema subyacento <strong>de</strong> mayor calado. En realidad las acciones más violentas que se<br />

registraron no estaban directamente relacionadas con la gana<strong>de</strong>ría sino con la construcción <strong>de</strong><br />

corrales, “bordas” o refugios <strong>de</strong> pastores y, en última instancia, viviendas en las tierras altas<br />

<strong>de</strong> Aldui<strong>de</strong>s. Las facerías eran muy estrictas a este respecto. Los vecinos <strong>de</strong> Valcarlos y Valle<br />

<strong>de</strong> Erro reclamaban el <strong>de</strong>recho como legítimos propietarios a proce<strong>de</strong>r a la inmediata<br />

<strong>de</strong>molición <strong>de</strong> cualquier construcción no autorizada <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sus términos. Hay que tener en<br />

cuenta que las bordas permitían guardar el ganado día y noche, en los refugios podía vivir<br />

gente todo el año, que lógicamente proce<strong>de</strong>ría a roturar la tierra para cultivar lo cual suponía a<br />

su vez una disminución <strong>de</strong> los pastos. Pero esta <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong>be interpretarse, al igual que los<br />

prendamientos <strong>de</strong> ganado, como actos con alto contenido simbólico <strong>de</strong>stinados a marcar la<br />

posesión <strong>de</strong>l territorio ya que la edificación constituía a su vez un modo <strong>de</strong> apropiación <strong>de</strong>l<br />

espacio en sí mismo que podía invalidar cualquier pretensión jurisdiccional. Esto era <strong>de</strong>bido<br />

obviamente a una razón <strong>de</strong> fuerza pero también a que los estados <strong>de</strong> la edad mo<strong>de</strong>rna<br />

fundamentaban su soberanía sobre comunida<strong>de</strong>s organizadas y no sobre simples extensiones<br />

<strong>de</strong> terreno. La carga jurídica <strong>de</strong> estos actos que legitimaban el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> una comunidad frente<br />

a otras poblaciones era tan importante como sus repercusiones prácticas. Era a través <strong>de</strong> esta<br />

apropiación <strong>de</strong>l espacio a nivel local o “pratica <strong>de</strong>i confini”, según la expresión <strong>de</strong> Grendi, y<br />

no con los <strong>de</strong>cretos emanados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la corte, como quedaban fijadas (o se cuestionaban) los<br />

límites jurisdiccionales <strong>de</strong>l reino y en última instancia el alcance territorial <strong>de</strong> la soberanía <strong>de</strong><br />

un monarca. 12<br />

La creciente presión <strong>de</strong>mográfica en el valle <strong>de</strong> Baigorri y el or<strong>de</strong>n social cerrado<br />

establecido obligaría a muchos a buscar nuevas tierras don<strong>de</strong> asentarse. Los que no podían<br />

emigrar a tierras lejanas, simplemente abandonaron el valle para asentarse en los Aldui<strong>de</strong>s sin<br />

importarles los <strong>de</strong>rechos que en vano reclamaban los valles vecinos <strong>de</strong> Erro y Valcarlos. A<br />

partir <strong>de</strong> mediados <strong>de</strong>l siglo los asentamientos esporádicos <strong>de</strong> este tipo fueron superados por<br />

la fundación <strong>de</strong> una verda<strong>de</strong>ra población. El origen <strong>de</strong> este núcleo habitado está asociado a la<br />

fuerte migración provocada por la imposición <strong>de</strong>l credo calvinista or<strong>de</strong>nada en 1567 por Juana<br />

<strong>de</strong> Albret en todos sus dominios incluido Baigorri, <strong>de</strong> inmensa mayoría católica. 13 Para seguir<br />

asistiendo a los oficios religiosos y seguir recibiendo los sacramentos construyeron con el<br />

permiso <strong>de</strong> Felipe II una ermita en los montes Aldui<strong>de</strong>s justamente don<strong>de</strong> comenzaban los<br />

dominios <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> España. Aprovechando esta circunstancia se multiplicaron los<br />

asentamientos, lo cual conllevaba necesariamente la introducción <strong>de</strong> más ganado y la<br />

roturación <strong>de</strong> tierras. 14 Hacia 1585 los pobladores ya recogían más <strong>de</strong> 6000 robos <strong>de</strong> trigo y<br />

12 E. GRENDI, “La pratica <strong>de</strong>i confini: Mioglia contro Sassello, 1715-1745”, Qua<strong>de</strong>rni Storici, 63 (1986), pp. 811-845,<br />

reeditado en E. GRENDI, In altri termini: Etnografia e storia di una società di antico regime, Milán (2004), pp. 133-166.<br />

Para esta tutela <strong>de</strong> los límites entre una comunidad y otra no era necesaria la intervención <strong>de</strong> ningún representante <strong>de</strong> un<br />

po<strong>de</strong>r superior aunque no cabe duda que su presencia daría más fuerza y solemnidad a los actos <strong>de</strong> posesión sobre todo<br />

porque solían quedar registrados por escrito con presencia <strong>de</strong> testigos: A. STOPANI, “La memoria <strong>de</strong>i confini giurisdizionale<br />

e diritti comunitari in Toscana (XVI-XVIII secolo)”, Qua<strong>de</strong>rni Storici, 118 (2005), pp. 73-96, y O. RAGGIO, “Costruzione<br />

<strong>de</strong>lle fonti e prova: Testimoniali, posseso e giurisdizione”, Qua<strong>de</strong>rni Storici, 91, (1996), pp. 135-156.<br />

13 La inmigración norte-sur (<strong>de</strong> la Baja a la Alta Navarra) solo resultaría un factor <strong>de</strong>mográfico relevante a partir <strong>de</strong> esta<br />

fecha: S. HERREROS LOPETEGUI, Las tierras navarras <strong>de</strong> Ultrapuertos (siglos XII-XVI), Pamplona (1998), p. 224.<br />

14 “Si la piedad y religioso celo no hubiera permitido construir la iglesia en dominio <strong>de</strong> España no se entendiera el exceso <strong>de</strong><br />

los Baigorrianos el año <strong>de</strong> 1570 a fabricar bordas o corrales, pastar su ganado, roturar las tierras para sembrarlas y percibir las<br />

utilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los montes”: “Representación a el rey nuestro señor sobre el dominio en los montes <strong>de</strong> Aldui<strong>de</strong>, <strong>de</strong>rechos a el,<br />

util y pasturas <strong>de</strong> los valles <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>rro, Valcarlos y Baztan y Real Casa <strong>de</strong> Roncesvalles. Violentas usurpaciones en el <strong>de</strong><br />

Baiguer, continuos reencuentros e inquietu<strong>de</strong>s en las fronteras <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 1237 hasta el <strong>de</strong> 1752 <strong>de</strong>l general Con<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

Gages”, p. 6: AHN, Estado, libro 659, ff. 61-142.<br />

30


más <strong>de</strong> 2000 <strong>de</strong> mijo. 15 Este proceso dió lugar a la formación <strong>de</strong> un núcleo habitado estable<br />

que crecería y consolidaría durante el último tercio <strong>de</strong>l siglo hasta alcanzar en 1600 unas 70<br />

casas. 16 La población <strong>de</strong> Aldui<strong>de</strong>s se había convertido <strong>de</strong> hecho, que no <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho, en una<br />

prolongación <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Baigorri ante la impotencia <strong>de</strong> los valles navarros, a quien<br />

pertenecía por <strong>de</strong>recho el territorio ocupado. Los habitantes <strong>de</strong> Valcarlos y <strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong> Erro<br />

estaban siendo <strong>de</strong>splazados <strong>de</strong> sus propios términos en los Aldui<strong>de</strong>s por una comunidad que<br />

servía a un príncipe extranjero. En 1588 un viejo pastor nacido en Osés (Baja Navarra) pero<br />

avecindado en Espinal (Navarra) atestiguaba como:<br />

“<strong>de</strong> veinte años a esta parte los dichos <strong>de</strong> Baiguer han ido entrando mucho más a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo<br />

que solían gozar en lo <strong>de</strong> Aldui<strong>de</strong> y han hecho muchas roturas y bordas en distancia <strong>de</strong> dos<br />

leguas poco más o menos en lo <strong>de</strong> Aldui<strong>de</strong> <strong>de</strong> hecho <strong>de</strong> su propia autoridad sin que los dichos<br />

<strong>de</strong> Val<strong>de</strong>rro se puedan <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r por estarles prohibido por los señores Visorreyes <strong>de</strong> este<br />

reino [<strong>de</strong> Navarra] no hagan entradas ni asaltos a los <strong>de</strong> Baiguer, por bien <strong>de</strong> paz y evitar vías<br />

<strong>de</strong> fuego y escándalos y <strong>de</strong> esta manera los dichos <strong>de</strong> Baiguer han entrado y van entrando<br />

mucho más a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo que solían en Aldui<strong>de</strong> como esto es público y notorio”17<br />

Los potentados locales tuvieron un papel muy importante en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> este<br />

conflicto. Los navarros no dudaron en señalar al vizcon<strong>de</strong> Antón <strong>de</strong> Echauz, cuya casa<br />

disfrutaba <strong>de</strong> una posición preeminente en Baigorri, como uno <strong>de</strong> los máximos responsables<br />

en este sentido. A raíz <strong>de</strong>l cambio dinástico en el reino <strong>de</strong> Navarra tanto él como sus<br />

antepasados acaudillaron en múltiples ocasiones las represalias, contando incluso con el<br />

apoyo <strong>de</strong> la cercana castellanía <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> Pie <strong>de</strong> Puerto en la Baja Navarra. Los Echauz<br />

tenían un gran interés en el control <strong>de</strong> estos pastos ya que gran parte <strong>de</strong>l ganado que pacía allí,<br />

<strong>de</strong>bida o in<strong>de</strong>bidamente, era <strong>de</strong> su propiedad. Des<strong>de</strong> el primer momento la nueva población <strong>de</strong><br />

los montes Aldui<strong>de</strong>s contó con su protección ya que proporcionaba importante beneficios. La<br />

nueva comunidad pagaba al Vizcon<strong>de</strong> <strong>de</strong> Echauz unos 500 robos <strong>de</strong> trigo y 300 <strong>de</strong> mijo en<br />

diezmos y primicias “y como halla y saca este provecho don<strong>de</strong> antes no tenía ninguno les va<br />

dando calor y favor”. 18 Para entonces estaba claro que las incursiones y las represalias ya no<br />

eran consecuencia <strong>de</strong> simples disputas pastoriles entre valles vecinos. Un enfrentamiento<br />

armado para-oficial y no <strong>de</strong>clarado había estallado en la frontera.<br />

La relación <strong>de</strong> fuerzas a nivel estrictamente local era claramente favorable a Baigorri<br />

en contraposición a Valcarlos y el valle <strong>de</strong> Erro por lo que no es extraño que fueran ellos los<br />

que protagonizaran la mayor parte <strong>de</strong> represalias armadas “como más po<strong>de</strong>rosos y por ser más<br />

gente”. 19 Aunque los navarros procuraban respon<strong>de</strong>r en la medida <strong>de</strong> lo posible a las<br />

incursiones en realidad tenían un margen <strong>de</strong> maniobra muy estrecho, ya que a diferencia <strong>de</strong><br />

aquellos el virrey les había prohibido explícitamente cualquier acto <strong>de</strong> agresión fronteriza.<br />

Los valles pirenaicos llevaban a cabo sus propios acuerdos y resolvían sus conflictos con gran<br />

autonomía, bajo su responsabilidad y con sus propios medios, como <strong>de</strong> hecho se esperaba por<br />

tratarse <strong>de</strong> cuestiones <strong>de</strong> índole local y particular, pero no tenían potestad para empren<strong>de</strong>r<br />

acciones armadas por su cuenta. Los <strong>de</strong>scaminos, carneramientos y prendamientos no eran<br />

15 AGS, Estado, leg. 360, nº 9.<br />

16 “A espaldas <strong>de</strong>l predicho acto <strong>de</strong> religión con razones animadas <strong>de</strong> el interes y hallarse sujetos a la corona <strong>de</strong> Francia<br />

empezaron a edificar casas con tanta libertad que el año <strong>de</strong> 1600 habría hasta 70 casas (no consintiendo que en término<br />

propio <strong>de</strong>l valle edificare una el con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Echauz sin el consentimiento <strong>de</strong> sus vecinos) en lo que <strong>de</strong>muestra la generosidad<br />

que usan en lo ageno [...] y a esto se siguió el aprovecharse <strong>de</strong> todo lo que produce el terreno”, AHN, Estado, libro 659, ff.<br />

169-170r: “Breve resumen <strong>de</strong> los excesos cometidos en la frontera <strong>de</strong> Navarra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año <strong>de</strong> 1400 hasta el presente <strong>de</strong><br />

1761, sobre el dominio y goce <strong>de</strong> los términos y montes <strong>de</strong> Aldui<strong>de</strong> y remedios para establecer la paz.”<br />

17 AHN, Estado, libro 644, ff. 213-217. Declaración <strong>de</strong> Domingo <strong>de</strong> Osés, vecino <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong> Espinal pero natural <strong>de</strong> Osés<br />

en Ultrapuertos, viejo pastor <strong>de</strong> unos 80 años <strong>de</strong> edad (Burguete, 15-6-1588).<br />

18 “Petición <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>rro y Valcarlos a Su Majestad”: AGS, Estado, leg. 360, nº 10.<br />

19 AHN, Estado, libro 644, f. 29.<br />

31


consi<strong>de</strong>rados agresiones propiamente dichas sino medios legales, parte <strong>de</strong>l procedimiento<br />

judicial ordinario regulado por or<strong>de</strong>nanzas locales o tratados entre comunida<strong>de</strong>s, para castigar<br />

<strong>de</strong>terminadas infracciones. Pero para realizar represalias e incursiones en territorio enemigo<br />

<strong>de</strong>bía contarse con el consentimiento <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s reales por consi<strong>de</strong>rarse acciones<br />

bélicas. Los asuntos <strong>de</strong> guerra y paz eran una potestad reservada por principio exclusivamente<br />

al monarca, como <strong>de</strong>muestra el hecho <strong>de</strong> que otorgara cartas <strong>de</strong> protección a algunas<br />

comunida<strong>de</strong>s fronterizas, como la que el virrey Duque <strong>de</strong> Alburquerque conce<strong>de</strong>ría al valle <strong>de</strong><br />

Sara en 1557 or<strong>de</strong>nando a todos los súbditos <strong>de</strong>l reino:<br />

“que no hagais ni consintais hacer ningun mal ni daño a ningun hombre ni mujer vecinos <strong>de</strong>l<br />

lugar y tierra <strong>de</strong> Sara, que es en tierra <strong>de</strong> Francia, en sus personas, casas, ganados ni en los<br />

bienes, ropa ni hacienda que tuviesen <strong>de</strong>ntro en la iglesia <strong>de</strong>l dicho lugar [...] so pena <strong>de</strong><br />

muerte y perdimiento <strong>de</strong> todos sus bienes a cualquier que lo contrario hiciese”.20<br />

Contravenir este principio y estas concesiones podía ser consi<strong>de</strong>rado no como un acto<br />

<strong>de</strong> guerra o una “vía <strong>de</strong> hecho” sino como pillaje o <strong>de</strong>sacato a la autoridad real y como tales<br />

crímenes perseguibles y punibles por la justicia ordinaria. Por parte <strong>de</strong> Baigorri, la<br />

participación <strong>de</strong>l Vizcon<strong>de</strong> <strong>de</strong> Echauz y otras autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Ultrapuertos en las represalias<br />

hacía suponer que el Príncipe <strong>de</strong> Béarn cuando menos consentía este tipo <strong>de</strong> acciones. Por<br />

esta razón los vecinos <strong>de</strong> Valcarlos y los valles navarros reclamaban al menos una<br />

implicación proporcional <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s regias, permitiéndoles <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse en los mismos<br />

términos que sus agresores, es <strong>de</strong>cir, dándoles libertad para realizar prendamientos y<br />

represalias a mano armada incluso si eso suponía realizar incursiones en territorio extranjero.<br />

En 1580 consiguieron que las cortes reunidas en Pamplona incluyeran una petición <strong>de</strong> reparo<br />

<strong>de</strong> agravios para comprometer al monarca en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong>l reino:<br />

“Petición <strong>de</strong> reparo <strong>de</strong> agravio, a instancia <strong>de</strong> los valles <strong>de</strong> Erro, Baztán, Aézcoa y Valcarlos,<br />

porque los vecinos <strong>de</strong> Cisa y Baigorri pasaban con sus ganados a los pastos <strong>de</strong> los montes <strong>de</strong><br />

Aldui<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> otras partes <strong>de</strong>l reino, sin tener <strong>de</strong>recho alguno, e incluso habían construído<br />

bordas, casas y porcillas para puercos, habían hecho gran<strong>de</strong>s roturas y entradas en el reino<br />

para llevarse ganado, usurpando hasta cuatro leguas <strong>de</strong> los términos <strong>de</strong>l reino; y si los<br />

naturales les hacían algunos prendamientos eran traídos presos a Pamplona”21<br />

La petición fue atendida pero probablemente no <strong>de</strong>l modo que <strong>de</strong>seaban los valles. Las<br />

comunida<strong>de</strong>s fronterizas no volverían a ser castigadas por esta causa lo cual no quiere <strong>de</strong>cir<br />

que se les diera permiso para empren<strong>de</strong>r incursiones para tomarse la justicia por su cuenta ni<br />

que contasen con el apoyo <strong>de</strong>l ejército real. Esto no significa que las autorida<strong>de</strong>s regias<br />

permaneciesen al margen <strong>de</strong> la situación ni que ignorasen la trascen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l asunto. En<br />

respuesta a esta petición Felipe II or<strong>de</strong>naría al virrey y al Consejo <strong>de</strong> Navarra tener especial<br />

cuidado en la vigilancia <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong>l reino pero <strong>de</strong>scartando el uso <strong>de</strong> la fuerza en favor<br />

<strong>de</strong> los tribunales: “que nuestro Patrimonial nos informe <strong>de</strong> lo contenido en este capítulo y pida<br />

justicia”. 22 Esta resolución era una continuación <strong>de</strong> la política <strong>de</strong> apaciguamiento <strong>de</strong> la<br />

hostilidad fronteriza que las autorida<strong>de</strong>s regias venían practicando por entonces en Navarra<br />

por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l monarca. En diciembre <strong>de</strong> 1565 el virrey don José <strong>de</strong> Guevara ya había hecho<br />

restituir una piara <strong>de</strong> Baigorri <strong>de</strong>comisada por los tablejaros <strong>de</strong> Burguete imponiendo<br />

únicamente el pago <strong>de</strong> las costas <strong>de</strong>l proceso, aunque su <strong>de</strong>cisión sería inmediatamente<br />

20 AGS, Guerra Antigua, libro 23, ff. 252v-253r. (Valladolid, 25-11-1557).<br />

21 Cortes <strong>de</strong> Pamplona, año 1580: Las cortes <strong>de</strong> Navarra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su incorporación a la corona <strong>de</strong> Castilla, edición <strong>de</strong> V.<br />

VÁZQUEZ DE PRADA y J. Mª USUNÁRIZ, Pamplona (1993), vol. I, p. 295.<br />

22 Las cortes <strong>de</strong> Navarra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su incorporación a la corona <strong>de</strong> Castilla, edición <strong>de</strong> V. VÁZQUEZ DE PRADA y J. Mª<br />

USUNÁRIZ, Pamplona (1993), vol. I, p. 295.<br />

32


ecurrida por los interesados. 23 Años <strong>de</strong>spués volvería a producirse un episodio parecido y el<br />

virrey Marqués <strong>de</strong> Almazán adoptaría <strong>de</strong> nuevo la misma medida “por vía <strong>de</strong> pacificación y<br />

sosiego por aquella vez tan solamente sin que se pudiese traer por consecuencia ni alegar<br />

posesión alguna reservando los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> Vuestra Majestad sus tablajeros, súbditos,<br />

términos, límites y mojones.” 24 Como resultado <strong>de</strong> otro proceso sentenciado en Pamplona en<br />

1592 en el que se daría la razón a los tablajeros por otro <strong>de</strong>scamino el virrey intervino para<br />

mo<strong>de</strong>rar la suma que <strong>de</strong>bían pagar los <strong>de</strong> Baigorri para recuperar su ganado, or<strong>de</strong>nándoles<br />

observar los acuerdos <strong>de</strong> arriendo establecidos para el aprovechamiento <strong>de</strong> los Aldui<strong>de</strong>s. 25 Las<br />

medidas aplicadas a estas disputas específicas fueron momentáneas y circunstanciales. En<br />

ningún modo pretendieron dar una solución real al conflicto fronterizo. Sin embargo la<br />

petición <strong>de</strong> las cortes <strong>de</strong> 1580 supuso el reconocimiento implícito por parte <strong>de</strong>l monarca <strong>de</strong><br />

que la cuestión <strong>de</strong> Aldui<strong>de</strong>s era algo más que una simple disputa entre pastores.<br />

¿Pero por qué estaba Felipe II tan interesado en apaciguar el enfrentamiento? Para<br />

compren<strong>de</strong>r esta postura hay que tener en cuenta el contexto general <strong>de</strong> la política <strong>de</strong>l rey<br />

Católico respecto a las Guerras <strong>de</strong> Religión francesas, en particular durante un periodo <strong>de</strong><br />

relativa calma entre los beligerantes como fueron los años 1576-1584. Enrique III <strong>de</strong> Francia<br />

y la reina madre, María <strong>de</strong> Medici, veían con manifiesta <strong>de</strong>sconfianza el papel <strong>de</strong> protector <strong>de</strong>l<br />

bando católico que se atribuía Felipe II, al que <strong>de</strong> hecho consi<strong>de</strong>raban encubiertamente como<br />

un enemigo. Cualquier alteración grave en la frontera durante estos años podía interpretarse<br />

como una agresión contra la corona <strong>de</strong> Francia y servir <strong>de</strong> excusa para juntar las fuerzas <strong>de</strong>l<br />

reino y <strong>de</strong>clarar la guerra a la Monarquía en un momento nada oportuno. La inestabilidad <strong>de</strong>l<br />

horizone político francés ante la falta <strong>de</strong> here<strong>de</strong>ro al trono y el creciente <strong>de</strong>scontento <strong>de</strong> la<br />

nobleza movería al monarca español a establecer relaciones secretas con diferentes facciones<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>scontentos. Precisamente entonces Enrique <strong>de</strong> Navarra (futuro Enirque IV <strong>de</strong> Francia),<br />

Príncipe <strong>de</strong> Béarn, intentaría retomar los contactos que tradicionalmente había mantenido su<br />

padre, Antonio <strong>de</strong> Borbón, con la Monarquía española alimentando así la esperanza <strong>de</strong> una<br />

posible reconciliación con la Iglesia <strong>de</strong> Roma en caso <strong>de</strong> llegar a una alianza. 26 Para llevar a<br />

cabo este asunto se valdría precisamente <strong>de</strong>l vizcon<strong>de</strong> Antón <strong>de</strong> Echauz, miembro <strong>de</strong> su<br />

consejo personal y uno <strong>de</strong> sus vasallos católicos <strong>de</strong> mayor confianza. El caso <strong>de</strong>l vizon<strong>de</strong><br />

representa claramente las conexiones y contradicciones entre intereses generales y<br />

particulares, estrategias globales y locales. A pesar <strong>de</strong> que durante la represión religiosa<br />

ejecutada por su madre este personaje se había alineado junto al resto <strong>de</strong> señores católicos,<br />

una vez muerta Juana <strong>de</strong> Albret y aligerada la presión protestante no dudaría en reconciliarse<br />

con su hijo y here<strong>de</strong>ro. Des<strong>de</strong> entonces se convertiría en su portavoz ante las autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />

reino <strong>de</strong> Navarra, don<strong>de</strong> tenía <strong>de</strong>udos y parientes, 27 y uno <strong>de</strong> sus más firmes apoyos en la<br />

frontera. No es extraño por tanto que lo escogiera a pesar <strong>de</strong> la mala fama que lo precedía. 28<br />

23 “En 20 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1565 el virrey don José <strong>de</strong> Guevara vistas las informaciones <strong>de</strong> el <strong>de</strong>scamino que hicieron el<br />

tablajero Miguel <strong>de</strong> Ozcariz y guardas <strong>de</strong> Burguete <strong>de</strong> varios cerdos <strong>de</strong> Baiguer, los mandó restituir pagando la costa. En 5 <strong>de</strong><br />

enero <strong>de</strong> 1566 el fiscal <strong>de</strong> Vuestra Majestad y el arrendador presenteron agravios en el Consejo confirmo en 24 <strong>de</strong>l mismo y<br />

con la clausula <strong>de</strong> por ahora, el <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> el virrey, reservando los perjuicios <strong>de</strong> rentas reales, para lo sucesivo, dio traslado a<br />

los interesados a fin <strong>de</strong> que <strong>de</strong>dujesen en justicia lo que tuviesen por conveniente”, Representación al rey nuestro señor... (p.<br />

18), AHN, Estado, libro 659, ff. 61-142.<br />

24 AHN, Estado, libro 659, (año 1584)<br />

25 AHN, Estado, libro 659, p. 19.<br />

26 Las negociaciones con el Príncipe <strong>de</strong> Bearn llegaron muy a<strong>de</strong>lante, llegándose incluso a acordar algunos capítulos. Sin<br />

embargo, la cuestión religiosa hacía imposible su conclusión, AGS, Estado, leg. 360, nº 33: Felipe II al Marqués <strong>de</strong> Almazán<br />

(Aranjuez, 11-5-1583).<br />

27 “Otra hermana <strong>de</strong>l vizcon<strong>de</strong> Echauz, que como <strong>de</strong>be Vuestra Majestad tener entendido es una mala pieza, que por tener<br />

inteligencia en Pamplona la casó con un vecino <strong>de</strong>lla llamado Unbiano, y la reina madre entendía en todo esto y lo<br />

favorecía”, AGS, Estado, leg. 359, nº 71: Don Francés <strong>de</strong> Álava a Felipe II (Malaga, 2-8-1576).<br />

28 “Del Vizcon<strong>de</strong> <strong>de</strong> Echauz ha <strong>de</strong> presuponer que este hombre es tenido en toda Francia por muy ruin subjeto, codicioso,<br />

espión público <strong>de</strong> la Reina Madre [María <strong>de</strong> Medicis] y <strong>de</strong> Vandoma [Enrique <strong>de</strong> Borbón] y a esta causa no hay catolico ni<br />

hereje que no se recate dél y agora 8 o 9 años estando don Francés <strong>de</strong> Álava en Francia avisó <strong>de</strong>sto mismo a Su Majestad y al<br />

33


Ambas partes sabían que la posibilidad <strong>de</strong> llegar a un acuerdo era más bien remota<br />

visto lo intereses estratégicos contradictorios, las confesiones religiosas antagónicas y los<br />

problemas <strong>de</strong> protocolo en torno a la titularidad <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Navarra. El objetivo encubierto<br />

era en realidad tantear las intenciones <strong>de</strong>l enemigo y “entretenerlo”, en expresión <strong>de</strong> la época.<br />

Manteniéndolo ocupado se ganaba tiempo y se evitaban agresione directas, al menos mientras<br />

durasen los contactos. El lí<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los hugonotes no gozaba todavía <strong>de</strong> una posición sólida por<br />

lo que aprovecharía la relativa calma en esos años para atraer a su bando a los católicos<br />

politiques, dispuestos a algún tipo <strong>de</strong> acuerdo con los herejes. Por su parte el rey <strong>de</strong> España<br />

confiaba en que si no podía atraerlo a su órbita (previa conversión al catolicismo) al menos<br />

entorpecería la alianza entre el Príncipe <strong>de</strong> Béarn y el rey <strong>de</strong> Francia. Ante esta <strong>de</strong>licada<br />

coyuntura no parecía conveniente avivar el conflicto fronterizo, que dadas las circunstancias<br />

Felipe II trataría <strong>de</strong> minimizar. Reduciendo formalmente el conflicto al ámbito judicial<br />

evitaba comprometerse políticamente tanto frente a los estados vecinos como ante sus propios<br />

súbditos. De otro modo corría el riesgo <strong>de</strong> verse arrastrado por un enfrentamiento local con<br />

posibles repercusiones diplomáticas que podría poner en peligro intereses <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n mayor.<br />

Los intereses generales <strong>de</strong> la corona no correspondían necesariamente con los <strong>de</strong> los valles<br />

fronterizos lo cual no significa que fueran incompatibles. La labor <strong>de</strong>l monarca era<br />

precisamente hacerse cargo <strong>de</strong> ambas posturas y tratar <strong>de</strong> conciliarlas.<br />

El monarca retrasaría en la medida <strong>de</strong> lo posible su implicación directa en el asunto <strong>de</strong><br />

los Aldui<strong>de</strong>s, a pesar <strong>de</strong> las súplicas <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s afectadas, confiando en que no<br />

traspasara ciertos límites. Pero el conflicto seguiría su propia dinámica. Como era <strong>de</strong> esperar<br />

la resolución <strong>de</strong> 1580 no tendría ningún efecto práctico. En 1583 volvería a producirse un<br />

inci<strong>de</strong>nte especialmente grave. Como respuesta a un nuevo <strong>de</strong>scamino <strong>de</strong>l tablajero <strong>de</strong> la<br />

aduana, los hombres <strong>de</strong> Baigorri volverían a realizar una represalia a mano armada para<br />

resarcirse <strong>de</strong> sus pérdidas robando todo el ganado <strong>de</strong> Valcarlos. Inmediatametne acudirían a<br />

quejarse al virrey. La investigación llevada a cabo concluiría dando la razón al tablajero sin<br />

que la parte contraria lo contradijese. Los acusados <strong>de</strong>bían pagar los <strong>de</strong>rechos reales o aceptar<br />

las penas impuestas como siempre habían hecho:<br />

“hasta que <strong>de</strong> poco tiempo a esta parte por ser los <strong>de</strong> Bayguer <strong>de</strong> mayor vecindad y más<br />

po<strong>de</strong>rosos y estar los <strong>de</strong> Valcarlos a los puertos allá don<strong>de</strong> con mucha facilidad los pue<strong>de</strong>n<br />

oprimir por fuerza <strong>de</strong> armas se les han metido en sus términos y se los gozan con sus ganados<br />

usurpando en esto y ocupando violentamente los términos <strong>de</strong>ste reino y la jurisdicción real”29<br />

A pesar <strong>de</strong> todo el Marqués <strong>de</strong> Almazán, virrey <strong>de</strong> Navarra, continuaría con la política<br />

pacificadora marcada por la corona or<strong>de</strong>nando el intercambio entre las partes <strong>de</strong>l ganado o su<br />

valor equivalente si ya había sido vendido, como <strong>de</strong> hecho ocurrió. Para llevar a cabo la<br />

operación escribiría al Señor <strong>de</strong> Sanginés, lugarteniente <strong>de</strong> Enrique <strong>de</strong> Navarra en<br />

Ultrapuertos, para que mandase lo mismo a los <strong>de</strong> Baigorri: “porque se evitasen escandalos y<br />

conmocion <strong>de</strong> las fronteras por bien <strong>de</strong> paz y concordia y por conservar la buena vecindad que<br />

Vuestra Majestad tiene con el dicho Príncipe <strong>de</strong> Bearne”. En principio el arrendador <strong>de</strong> las<br />

tablas accedió a <strong>de</strong>positar los 117 ducados y medio en los que estaban tasados los 56 cerdos<br />

<strong>de</strong>comisados. Pero sus dueños no aceptaron el dinero arguyendo que valían por lo menos 200<br />

ducados por lo que este intento <strong>de</strong> solución pacífica fracasó. El arrendador exigiría la<br />

<strong>de</strong>volución <strong>de</strong>l dinero <strong>de</strong>positado mientras los habitantes <strong>de</strong> Valcarlos reclamaban una<br />

solución urgente para no verse obligados a abandonar sus casas por no po<strong>de</strong>r subsistir. El<br />

Duque <strong>de</strong> Medinaceli, que entonces era visorrey <strong>de</strong> navarra”, AGS, Estado, leg. 359, nº 91: “Lo que parece que se <strong>de</strong>be avisar<br />

a don Sancho Martínez <strong>de</strong> Leyva con Francés <strong>de</strong> Esparza”.<br />

29 AGS, Estado, leg. 360, nº 6.<br />

34


virrey reconocía el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> los navarros a exigir una compensación. Si esto no era posible<br />

por vía <strong>de</strong> “concordia” no habría más remedio que tomar medidas más contun<strong>de</strong>ntes:<br />

“las insolencias <strong>de</strong> los <strong>de</strong> allá pasan muy a<strong>de</strong>lante y que los naturales <strong>de</strong>ste reino pa<strong>de</strong>cen<br />

muchas vejaciones, daños y molestias y aun el real patrimonio <strong>de</strong> vuestra majestad recibe<br />

<strong>de</strong>trimento muy notable y que casi se ofen<strong>de</strong> con todo esto la autoridad y reputación <strong>de</strong> la<br />

gran<strong>de</strong>za real <strong>de</strong> Vuestra Majestad”30<br />

El virrey era consciente <strong>de</strong> la “mucha dificultad y perplexidad” <strong>de</strong>l problema. La<br />

solución judicial no era posible. Las reclamaciones <strong>de</strong> los navarros no eran atendidas en los<br />

tribunales <strong>de</strong>l Príncipe <strong>de</strong> Béarne y los <strong>de</strong> Baigorri no aceptaban las sentencias emanadas <strong>de</strong>l<br />

Consejo <strong>de</strong> Navarra. No tenían por qué hacerlo ya que tenían garantizada la impunidad<br />

gracias al amparo <strong>de</strong> la frontera y el apoyo <strong>de</strong> sus propias autorida<strong>de</strong>s. Si quería ponerse un<br />

freno a esta situación no bastaba con las medidas apaciguadoras tomadas hasta entonces. La<br />

gravedad <strong>de</strong> los hechos exigía <strong>de</strong>cisiones más drásticas y una mayor implicación <strong>de</strong> la<br />

Monarquía en el conflicto. El Marqués <strong>de</strong> Almazán propondría en mayo <strong>de</strong> 1585 tres modos<br />

posibles para resolver la cuestión “todos ellos <strong>de</strong> harto inconveniente y dificultad”. La<br />

primera opción era la <strong>de</strong> da otorgar total libertad a los valles fronterizos para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse,<br />

expulsar a los que ocupaban sus términos y llegado el caso realizar represalias a mano armada<br />

como <strong>de</strong> hecho siempre habían solicitado y estaban dispuestos a hacer. Las autorida<strong>de</strong>s reales<br />

siempre se habían resistido a esta concesión, que <strong>de</strong> hecho el marqués <strong>de</strong>saconsejaba, por<br />

<strong>de</strong>jar toda la gestión <strong>de</strong> la violencia en manos particulares dando ocasión “a muchas muertes,<br />

escándalos y conmotión <strong>de</strong> fronteras”. Otra medida posible era la <strong>de</strong> organizar una verda<strong>de</strong>ra<br />

operación <strong>de</strong> castigo con el apoyo <strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong>l rey. Sin lugar a dudas esto permitía un<br />

mayor control sobre la aplicación <strong>de</strong> la violencia y previsiblemente menos abusos, por contra<br />

se corría el riesgo “<strong>de</strong> que se rompa y tenga quiebra la buena correspon<strong>de</strong>ncia que Vuestra<br />

Majestad tiene con el dicho Príncipe <strong>de</strong> Bearne y <strong>de</strong> que este reino se inquiete y reciba los<br />

daños que <strong>de</strong> semejantes alteraciones y ocasiones suelen resultar”. 31 Para evitar todo estos<br />

peligros el virrey recomendaba optar una vez más por una vía pacífica pero no por ello menos<br />

dificultosa. Visto que ninguna <strong>de</strong> los implicados aceptaría las resoluciones <strong>de</strong> un tribunal <strong>de</strong> la<br />

parte contraria el único modo para llegar a un acuerdo sería el nombramiento <strong>de</strong> dos<br />

diputados, uno <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Navarra y otro <strong>de</strong>l Príncipe <strong>de</strong> Béarne, que <strong>de</strong>cidiesen juntos sobre<br />

la legalidad o no <strong>de</strong> los <strong>de</strong>scaminos y los límites <strong>de</strong>l reino en Aldui<strong>de</strong>s. Esta propuesta era sin<br />

duda mucho más segura que las anteriores pero también la más inviable. En primer lugar la<br />

diversidad <strong>de</strong> opiniones y planteamientos podría prolongar in<strong>de</strong>finidamente las discusiones<br />

haciendo imposible la obtención <strong>de</strong> un voto consensuado sobre el asunto, “mayormente que se<br />

pue<strong>de</strong> bien creer que cada uno <strong>de</strong> los dichos jueces adherirá a la parte <strong>de</strong> su rey y patria”. 32<br />

A<strong>de</strong>más habría que contar con el retraso que provocarían las inevitables disputas en torno a<br />

cuestiones <strong>de</strong> protocolo. Por último, aunque los diputados nombrados se pusieran <strong>de</strong> acuerdo<br />

o sometieran su resolución al juicio <strong>de</strong> un tercero, nada garantizaba que los <strong>de</strong> Baigorri<br />

aceptaran la sentencia si se sentían perjudicados. En <strong>de</strong>finitiva, el éxito <strong>de</strong> esta medida<br />

<strong>de</strong>pendía una vez más <strong>de</strong>l compromiso <strong>de</strong> los soberanos y <strong>de</strong> la buena voluntad <strong>de</strong> las partes.<br />

Mientras tanto la situación política francesa se <strong>de</strong>terioraría rápidamente. Era evi<strong>de</strong>nte<br />

que la “buena correspon<strong>de</strong>ncia” entre el monarca español y el Príncipe <strong>de</strong> Béarn no podía<br />

durar. La insurrección <strong>de</strong> la Liga Católica en 1585 forzaría a Enrique III <strong>de</strong> Valois a rechazar<br />

toda influencia hugonote (Edicto <strong>de</strong> Nemours). El apoyo <strong>de</strong> Felipe II a los ligueurs y la<br />

<strong>de</strong>claración <strong>de</strong>l Papa Sixto V consi<strong>de</strong>rando a Enrique <strong>de</strong> Borbón inhábil como sucesor al<br />

30 AGS, Estado, leg. 360, nº 6.<br />

31 AGS, Estado, leg. 360, nº 6.<br />

32 AGS, Estado, leg. 360, nº 6.<br />

35


trono <strong>de</strong> Francia por hereje y relapso no harían más que poner al <strong>de</strong>scubierto las tensiones<br />

latentes hasta entonces. Los acontecimientos se precipitarían hacia la guerra abierta <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> los asesinatos <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Francia y <strong>de</strong>l Duque <strong>de</strong> Guisa en 1589, que situaban a Enrique <strong>de</strong><br />

Borbón y Albret, sucesor <strong>de</strong> los reyes <strong>de</strong>stronados <strong>de</strong> Navarra, como el principal candidato a<br />

la corona francesa. 33 Estos hechos repercutirían también en la situación <strong>de</strong> la frontera. Ante<br />

las nuevas circunstancias el virrey <strong>de</strong> Navarra no <strong>de</strong>scartaba apoyar una represalia armada<br />

aprovechando la enemistad <strong>de</strong>clarada con el Borbón: “consi<strong>de</strong>rando que la causa principal<br />

porque los días atrás se ha disimulado y contemporizado con los vecinos cesa agora pues no<br />

ha menester monsieur <strong>de</strong> Vandoma al presente más que hasta aquí por sus cosas”. En<br />

cualquier caso el Marqués <strong>de</strong> Almazán urgiría al rey a tomar una <strong>de</strong>cisión porque cada vez<br />

resultaba más difícil contener los ánimos <strong>de</strong> los fronterizos. Aun así la opción armada sería<br />

rechaza. Felipe II optaría por la tercera propuesta con la importante salvedad <strong>de</strong> que los<br />

diputados nombrados por cada parte actuasen en nombre <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s fronterizas y no<br />

<strong>de</strong> la corona. Pero al rehuir una vez más cualquier compromiso formal en el conflicto la<br />

comisión contaría únicamente con la legitimidad que quisiesen otorgarle las partes<br />

implicadas, lo cual significaba volver al punto <strong>de</strong> partida. Con estas premisas resultaba<br />

imposible encontrar una solución negociada.<br />

Los enfrentamientos continuraron produciéndose recurrentemente siguiendo la<br />

dinámica <strong>de</strong>scrita. En las reuniones <strong>de</strong> cortes <strong>de</strong> 1586, 1589-1590 y 1604 los valles navarros<br />

con intereses en Aldui<strong>de</strong>s volverían a exigir al monarca el cumplimiento <strong>de</strong> su compromiso<br />

asumido en 1580 <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r los límites <strong>de</strong>l reino. Ni el ascenso al trono <strong>de</strong> Enrique IV<br />

(1589) ni la Paz <strong>de</strong> Vervins (1598), conllevarían cambios significativos en la situación. Para<br />

entonces la posición <strong>de</strong> la colonia baigorrana estaba ya muy consolidada con la protección <strong>de</strong>l<br />

Vizcon<strong>de</strong> <strong>de</strong> Echauz y el apoyo <strong>de</strong> su valle y la vecina tierra <strong>de</strong> Cisa. Contaba con una<br />

población estable que, como hemos visto, tenía necesidad <strong>de</strong> alimentar a su propio ganado y<br />

garantizar su sustento roturando nuevas tierras. Con toda probabilidad esta sensación <strong>de</strong><br />

impotencia es lo que llevaría al valle <strong>de</strong> Erro a negociar por su cuenta en 1603 un nuevo<br />

tratado para regular el aprovechamiento <strong>de</strong> los recursos en ciertas zonas <strong>de</strong> Aldui<strong>de</strong>s según las<br />

nuevas circunstancias con los representantes <strong>de</strong> la villa <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> Pie <strong>de</strong>l Puerto y la<br />

tierra <strong>de</strong> Cisa en Ultrapuertos. Sin embargo, estos contactos habían sido realizados a espaldas<br />

<strong>de</strong> la Colegiata <strong>de</strong> Roncesvalles y sus <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias, las villas <strong>de</strong> Burguete y Valcarlos, las<br />

otras comunida<strong>de</strong>s con intereses y <strong>de</strong>rechos en la zona. El cabildo <strong>de</strong>l monasterio invocaría<br />

inmediatamente la intervención <strong>de</strong>l virrey, asociando el conflicto a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l territorio y<br />

la soberanía que según ellos las nuevas capitulaciones hacían peligrar:<br />

“por cuanto aquellas no solamente son en grave daño, lesión y agravio <strong>de</strong> la dicha iglesia y <strong>de</strong><br />

su hospital general pero redunda en mayor agravio <strong>de</strong> Vuestra Señoría a quien principalmente<br />

incumbe la <strong>de</strong>fensa y protección <strong>de</strong> la tierra, términos, mojones y límites <strong>de</strong>ste reino sin cuya<br />

sabiduría, or<strong>de</strong>n y consentimiento no se <strong>de</strong>ben señalar los nuevos ni alterar los antiguos y por<br />

lo mesmo son en <strong>de</strong>servicio <strong>de</strong>l rey nuestro señor y <strong>de</strong> su real corona por los muchos<br />

inconvenientes y peligros que pue<strong>de</strong>n resultar contra Su Majestad y contra este reino en todo<br />

tiempo, mayormente en tiempos <strong>de</strong> guerra entre Francia y España”34<br />

El nuevo convenio establecía una nueva línea divisoria (“amojonamiento”) entre<br />

ambas partes, pero el reparto no era equitativo. Los <strong>de</strong> Cisa ganaban el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> hacer uso<br />

<strong>de</strong> todos los pastos tanto <strong>de</strong> día como <strong>de</strong> noche eximiéndoles incluso <strong>de</strong>l pago <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos<br />

33 Sobre la reacción <strong>de</strong> la corona española a la situación política francesa ver: V. VÁZQUEZ DE PRADA, Felipe II y<br />

Francia (1559-1598): Política, Religión y Razón <strong>de</strong> Estado, Pamplona (2004), pp. 271 y ss. Sobre la problemática cuestión<br />

<strong>de</strong>l efecto pacificador <strong>de</strong> la conversión al catolicismo <strong>de</strong> Enrique <strong>de</strong> Borbón ver: M. WOLFE, The Conversion of Henri IV:<br />

Politics, Power, and Religious Belief in Early Mo<strong>de</strong>rn France, Cambridge, Mass.-Londres (1993).<br />

34 AHN, Estado, libro 659, f. 16.<br />

36


<strong>de</strong> aduana por pasar con sus rebaños <strong>de</strong> un lado a otro, aunque no se les permitiría hacer<br />

corrales, cabañas ni fuego, ya que en tal caso no solo se proce<strong>de</strong>ría a la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> estas<br />

construcciones sino que su ganado podría ser confiscado si eran sorprendidos <strong>de</strong> noche en la<br />

parte navarra. Por su parte la libertad <strong>de</strong> tránsito <strong>de</strong> rebaños y aprovechamiento <strong>de</strong> pastos <strong>de</strong>l<br />

valle <strong>de</strong> Erro era solo diurna (“<strong>de</strong> sol a sol”). La Colegiata <strong>de</strong> Roncesvalles impugnaría<br />

completamente la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> estas capitulaciones “pues en ellas se le quitan sus haciendas y<br />

términos y la pastura <strong>de</strong> sus ganados, dándolos a estranjeros”, a pesar <strong>de</strong> que el primer<br />

artículo específicaba que lo acordado entre unos y otros no alteraría los <strong>de</strong>rechos que venían<br />

gozando hasta el momento. Para empezar acusaban al valle <strong>de</strong> Erro <strong>de</strong> pactar y <strong>de</strong>limitar unos<br />

términos sobre los que no tenía ninguna jurisdicción ya que toda la parte correspondiente a<br />

Navarra pertenecía a Roncesvalles y sus <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias. De hecho era el valle <strong>de</strong> Erro quien<br />

tenía que pagar para hacer uso <strong>de</strong> sus pastos juntándo sus rebaños con los <strong>de</strong>l monasterio.<br />

Pero la <strong>de</strong>nuncia <strong>de</strong> fondo <strong>de</strong>l cabildo era que tal convenio no era una auténtica “facería”, es<br />

<strong>de</strong>cir un simple acuerdo <strong>de</strong> convivencia y aprovechamiento <strong>de</strong> recursos, sino una verda<strong>de</strong>ra<br />

rendición que no solo alteraría el equilibrio <strong>de</strong> po<strong>de</strong>res entre las comunida<strong>de</strong>s fronterizas sino<br />

<strong>de</strong> hecho modificaba arbitrariamente la configuración territorial en favor <strong>de</strong> extranjeros:<br />

“Aunque en la dicha sentencia se dice que los dichos árbitros señalan mojones entre val <strong>de</strong><br />

Erro y la tierra <strong>de</strong> Cisa pero verda<strong>de</strong>ramente son mojones <strong>de</strong>ste reino y <strong>de</strong> Vascos<br />

[Ultrapuertos], porque en ellos se divi<strong>de</strong>n las jurisdicciones y señoríos <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> España y<br />

Francia. Por esta causa dos agravios muy notorios resultan <strong>de</strong>l dicho primer capítulo. El<br />

primero y principal es contra Vuestra Señoría, porque siendo este señalamiento <strong>de</strong> reino a<br />

reino es muy claro que no se <strong>de</strong>bía hacer sin sabiduría, presencia y consentimiento <strong>de</strong> Vuestra<br />

Señoría. Demás que con el dicho amojonamiento quitan a este reino un gran pedazo <strong>de</strong> tierra<br />

y aplican al otro reino y al rey extranjero. [...] El otro agravio se hace a la dicha iglesia en<br />

quitalle su término y sus pasturas, por don<strong>de</strong> ha <strong>de</strong> perecer el ganado vacuno <strong>de</strong> su hospital,<br />

pero porque este agravio es menos principal no se cura dél por ahora.”35<br />

Sin duda alguna, subordinando sus intereses particulares a los generales <strong>de</strong> la<br />

monarquía trataban <strong>de</strong> influir la opinión <strong>de</strong>l virrey en contra <strong>de</strong> un tratado por el que se<br />

sentían agraviados, que era al fin y al cabo su objetivo. Pero la utilización <strong>de</strong> estos<br />

argumentos no se limitaba a una estrategia retórica, sino que trataba <strong>de</strong> situar <strong>de</strong> hecho el<br />

discurso en otro nivel. El asunto había trascendido el prosaico ámbito jurídico <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>marcación <strong>de</strong> términos locales para pasar al político propio <strong>de</strong> la soberanía y por tanto <strong>de</strong>l<br />

monarca. En contra <strong>de</strong> lo que podría <strong>de</strong>ducirse <strong>de</strong> este razonamiento el convenio no se había<br />

suscrito en contra <strong>de</strong> la autoridad <strong>de</strong>l virrey, ya que <strong>de</strong> hecho se esperaba contar con su<br />

aprobación para que pudiese entrar en vigor, 36 pero lo cierto es que las condiciones en los que<br />

se había establecido eran muy irregulares. En primer lugar la <strong>de</strong>limitación <strong>de</strong>l territorio, aparte<br />

<strong>de</strong> ser ilegítima por no pertenecer al valle <strong>de</strong> Erro se había hecho <strong>de</strong> un modo totalmente<br />

arbitrario, sin tener en cuenta las marcas <strong>de</strong> separación o “mojones” establecidos: “y con<br />

mucho atrevimiento los han colocado entre los dichos antiguos y conocidos, haciendo gran<strong>de</strong>s<br />

senos y ro<strong>de</strong>os para esta parte <strong>de</strong> España” (artículo 5). No se negaba que algunas partes ya<br />

habían sido ocupadas por los <strong>de</strong> Ultrapuertos “furtivamente y con vicio”, con lo cual siempre<br />

que habían podido habían “prendado los ganados y fuera echándolos y <strong>de</strong>fendiendo algunas<br />

veces con armas”. Sin embargo no por ello <strong>de</strong>bía otorgárseles mayor <strong>de</strong>recho sobre el<br />

35 Artículo 2 <strong>de</strong> los “Advertimientos e impugnaciones” <strong>de</strong>l cabildo <strong>de</strong> Roncesvalles, AHN, Estado, libro 659, ff. 16-24.<br />

36 “Por la presente nuestra sentencia arbitraria, laudo y amigable composición <strong>de</strong>bajo el beneplácito <strong>de</strong> Su Majestad y<br />

conforme las licencias y permisiones para tales fines dadas y concedidas por sus visorreyes sobre y acerca las diferencias que<br />

ha habido y hay en razón <strong>de</strong>l rozamiento y amojonamientos <strong>de</strong> ciertos términos confines y contenciosos”, una copia <strong>de</strong>l texto<br />

completo <strong>de</strong> este convenio, firmado en los montes <strong>de</strong> Roncesvalles “en la mesma raya <strong>de</strong> España y Francia” el 2 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong><br />

1603, pue<strong>de</strong> encontrarse inserta en, AHN, Estado, libro 659, ff. 16-24.<br />

37


territorio: “porque los reinos, sus términos y límites no se pue<strong>de</strong>n prescribir”, y por tanto el<br />

cambio en los límites establecidos por el convenio no podía vincular al monarca, ya que la<br />

prescipción era un término jurídico propio <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho positivo al que no estaba sujeto la<br />

autoridad absoluta <strong>de</strong>l monarca: “por lo cual entre reyes y reinos no pue<strong>de</strong> haber prescripción<br />

si no hubiere otras causas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> las gentes que sean bastantes para transferir el<br />

dominio”. 37 En segundo lugar, el cabildo <strong>de</strong>nuncia que la “facería” ilegal por la cual se<br />

permitía el libre paso <strong>de</strong> los rebaños <strong>de</strong> Ultrapuertos era una renuncia al <strong>de</strong>recho que tenían<br />

los <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Erro “como gentes que viven en frontera <strong>de</strong>l reino”, <strong>de</strong> vigilar los montes y<br />

llegado el caso confiscar el ganado intruso, con lo que Roncesvalles ya no tendría fuerza por<br />

sí sola para oponérseles. 38 Esta <strong>de</strong>jación permitiría el paso incontrolado <strong>de</strong> rebaños y por tanto<br />

<strong>de</strong> pastores y otras gentes, con lo que se favorecería el espionaje y el contrabando (artículo<br />

13). Por último, la exención <strong>de</strong>l pago <strong>de</strong> tasas en las tablas era un manifiesto atentado contra<br />

el patrimonio regio que no <strong>de</strong>bía consentirse (artículo 18).<br />

A pesar <strong>de</strong>l alto grado <strong>de</strong> exageración, las razones expuestas parecían confirmar la<br />

supremacía <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s fronterizas <strong>de</strong> Ultrapuertos a escala local. Como ya<br />

mencionamos, el convenio entre Erro y Cisa establecía condiciones <strong>de</strong>siguales ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su<br />

formulación literal. Pero este <strong>de</strong>sequilibrio, favorable a los segundos, se acentuaba a la hora<br />

<strong>de</strong> llevarse a la práctica. Por una parte, la cabaña gana<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l valle navarro no podía<br />

compararse en número a las más <strong>de</strong> 6000 cabezas <strong>de</strong> sus opuestos, con lo que el acuerdo no<br />

haría sino favorecer su aumento. Por otra, la re<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> los límites era un paso previo<br />

para legitimar una <strong>de</strong>finitiva ocupación <strong>de</strong>l espacio que conllevaría <strong>de</strong> hecho una pérdida<br />

territorial, como estaba sucediendo al mismo tiempo en los pastos altos <strong>de</strong> Aldui<strong>de</strong>s. El único<br />

beneficio que obtendrían los <strong>de</strong> Erro sería unos 400 ducados en concepto <strong>de</strong> “reparaciones”<br />

por conflictos pendientes. Sin embargo, el cabildo <strong>de</strong>nunciaba que <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> esta disposición,<br />

usual en las “facerías”, trataban <strong>de</strong> camuflar lo que era en realidad la compra ilegítima <strong>de</strong> su<br />

rendición, lo cual atribuían a la animosidad <strong>de</strong>l valle hacia el cabildo. Más plausible parece el<br />

hecho <strong>de</strong> que simplemente se tratase <strong>de</strong>l reconocimiento <strong>de</strong> su impotencia ante una situación<br />

que veían perdida y consumada.<br />

En los años sucesivos la tensión iría en progresivo aumento aunque habría que esperar<br />

al reinado <strong>de</strong> Felipe III para que la corona se implicase militarmente en el conflicto. La<br />

concatenación <strong>de</strong> varios sucesos <strong>de</strong> gravedad durante la primera década <strong>de</strong>l siglo XVII<br />

culminaría con la Jornada <strong>de</strong> Aldui<strong>de</strong>s <strong>de</strong> 1613 encabezada por el virrey don Alonso <strong>de</strong><br />

Idiáquez, 39 que sería aclamado como un héroe a su regreso a Pamplona. Durante la operación<br />

fue acompañado voluntariamente por lo más granado <strong>de</strong> la nobleza navarra tanto <strong>de</strong> una<br />

parcialidad como <strong>de</strong> otra. 40 Esta exhibición <strong>de</strong> fuerza no supuso una solución <strong>de</strong>finitiva pero<br />

forzaría por primera vez una negociación en paridad <strong>de</strong> condiciones sobre la situación <strong>de</strong> la<br />

comarca. Una comisión mixta acudiría en persona al lugar para <strong>de</strong>batir la cuestión <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> aprovechamiento, aunque formalmente no se pondría en discusión la soberanía<br />

<strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> España sobre Aldui<strong>de</strong>s. 41 A pesar <strong>de</strong> reunirse en nombre <strong>de</strong> ambas coronas y no ya<br />

únicamente <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s fronterizas el representante <strong>de</strong> la parte francesa sería don<br />

37 “Y las Doce Tablas negaban haber lugar la prescripción <strong>de</strong> los extranjeros contra Roma”, artículo 8.<br />

38 “Pero como los dichos vascos son superiores en armas y fuerzas, si Roncesvalles prenda algún ganado <strong>de</strong>llos suelen llevar<br />

ellos <strong>de</strong> los <strong>de</strong> Roncesvalles veinte por uno, y esto es por no querer ayudar los <strong>de</strong> val <strong>de</strong> Erro con los cuales los <strong>de</strong><br />

Roncesvalles resistían y <strong>de</strong>fendían su partido”, artículo 14.<br />

39 AGN, Reino, Guerra, leg. 2, carp. 73: Felipe III escribiría una carta <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimiento al reino por sus servicios en esta<br />

jornada, (San Lorenzo <strong>de</strong> El Escorial, 14-9-1613); gobernador <strong>de</strong> Béarn, el Duque <strong>de</strong> La Force, reaccionaría or<strong>de</strong>nando la<br />

movilización en los dominios fronterizos <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Francia que sería a su vez contrarrestada por una nueva movilización en<br />

Navarra que sin embargo no pasaría a mayores: el virrey Idíaquez a la diputación <strong>de</strong>l reino, (Pamplona, 21-10-1613).<br />

40 El listado <strong>de</strong> la nobleza que acompañó al virrey en la jornada <strong>de</strong> 1613 en: J. GALLASTEGUI, Agramonteses y<br />

Beamonteses con Carlos V y Felipe II, Pamplona (2003), pp. 153-159.<br />

41 Información <strong>de</strong>tallada sobre el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> estas negociaciones en: F. DE ARVIZU, El conflicto <strong>de</strong> los Aldui<strong>de</strong>s (Pirineo<br />

Navarro), Pamplona (1992), pp. 129 y ss.<br />

38


Beltrán <strong>de</strong> Echauz, obispo <strong>de</strong> Bayona <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1599 y hombre <strong>de</strong> confianza <strong>de</strong> Luis XIII,<br />

a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> pariente cercano <strong>de</strong>l vizcon<strong>de</strong>. Las previsiones que hiciera en su día el Marqués <strong>de</strong><br />

Almazán fueron absolutamente premonitorias. Cada una <strong>de</strong> las representaciones partía <strong>de</strong><br />

planteamientos opuestos, empezando por los complicados problemas <strong>de</strong> prece<strong>de</strong>ncia y<br />

protocolo. Las largas y tensas negociaciones <strong>de</strong> 1614-1615 no satisfacieron a nadie y <strong>de</strong> hecho<br />

el conflicto <strong>de</strong> Aldui<strong>de</strong>s perduraría con irregular intensidad durante más <strong>de</strong> dos siglos. En<br />

cualquier caso lo más reseñable <strong>de</strong>l caso <strong>de</strong> los Aldui<strong>de</strong>s es la transformación <strong>de</strong> una disputa<br />

pastoril corriente en un auténtico conflicto armado <strong>de</strong> alcance estrictamente local, en el que la<br />

autoridad real se vería obligada a intervenir por expreso <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> los navarros. El soberano<br />

exigía a las comunida<strong>de</strong>s navarras un esfuerzo creciente en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la Monarquía, pero<br />

estas a su vez se sentían legitimadas para pedir una mayor i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong>l soberano con los<br />

intereses <strong>de</strong> la “frontera”.<br />

INSTITUCIONES MILITARES Y EQUILIBRIOS LOCALES: IMPLICACIONES<br />

POLÍTICAS Y SOCIALES DE LAS MILICIAS<br />

DE LOS REINOS DE NÁPOLES Y DE SICILIA<br />

V. Favarò - G. Sabatini<br />

Introducción<br />

En el siglo XVI, la monarquía española, para afrontar un cuadro político-militar cada día más<br />

amplio y complejo, tuvo que reorganizar las estructuras <strong>de</strong>fensivas <strong>de</strong> sus territorios y<br />

re<strong>de</strong>finir la composición <strong>de</strong> los ejércitos.<br />

En particular, los dominios españoles en el Mediterráneo – convertidos en<br />

indispensables apoyos para la política ofensiva <strong>de</strong> Carlos V y Felipe II – comenzaban a<br />

necesitar un número cada vez mayor <strong>de</strong> soldados, que tendrían que permanecer en las<br />

fortificaciones y participar en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> las costas, estar preparados para una posible – y<br />

frecuente - movilización hacia Gerba, Malta, La Goleta, y prestar servicio en las galeras, por<br />

lo menos hasta que no se hubiera constituido un tercio <strong>de</strong> mar in<strong>de</strong>pendiente al <strong>de</strong> tierra 1 .<br />

A mitad <strong>de</strong>l siglo XVI, la necesidad <strong>de</strong> disponer <strong>de</strong> un mayor número <strong>de</strong> soldados<br />

constituyó entonces un gravamen y un problema, más <strong>de</strong> lo que nunca antes lo había sido,<br />

teniendo en cuenta aún el hecho <strong>de</strong> que las condiciones económicas <strong>de</strong> la Corona ya no<br />

habrían permitido sostener los gastos necesarios para el mantenimiento <strong>de</strong> las tropas, y que<br />

«las necessida<strong>de</strong>s ordinarias <strong>de</strong> gente <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s y Lombardia» privaban a los<br />

reinos <strong>de</strong>l Mediterráneo <strong>de</strong>l socorro que habitualmente hubieran podido recibir 2 . Una posible<br />

resolución <strong>de</strong>l problema se precisó con el recurso <strong>de</strong> las milicias locales, que en caso <strong>de</strong><br />

emergencia habrían ayudado a las compañías asalariadas <strong>de</strong> caballería y <strong>de</strong> infantería. A partir<br />

1 En la primera mitad <strong>de</strong>l siglo XVI, no había, en efecto, todavía un tercio <strong>de</strong> mar, y la unidad <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong>l capitán general <strong>de</strong> tierra. Solo con<br />

el paso <strong>de</strong> los años se fue progresivamente manifestando la necesidad <strong>de</strong> crear un núcleo orgánico autónomo, <strong>de</strong> modo que no se tuviera que<br />

quitar hombres a las companías que prestaban servicio en la isla. El duque <strong>de</strong> Terranova lamentaba, en efecto, que «il Signor don Giovanni<br />

s’ha preso assai soldati <strong>de</strong>l terzo di questo regno» (Archivo General <strong>de</strong> Simancas [Ags], Estado, Armadas y Galeras, leg. 451, n.f.). Así, si ya<br />

«la fanteria […], senza quella che serve nella Goletta per l’ultima mostra che si è fatta, si ritrova essere in numero di 1983 soldati, ripartiti<br />

nelle 17 compagnie», y consi<strong>de</strong>rando que «il Signor don Giovanni se ne ha pigliato poi 1668» soldados, permanecían en realidad en la<br />

guarnición <strong>de</strong> la isla solamente 315 soldados <strong>de</strong> infanteríaj repartidos en las tres compañías <strong>de</strong> «Aiala Sotomaiore, quella di Decembruno et<br />

quella di Adriano Aquaviva» (El duque <strong>de</strong> Terranova a Felipe II, 22 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1572, Ags, Estado, leg. 1137, f. 68).<br />

2<br />

Ags, Estado, leg. 1158, f. 148.<br />

39


<strong>de</strong> los años cincuenta <strong>de</strong>l siglo XVI, en todos los dominios españoles se <strong>de</strong>finieron las reglas<br />

para la constitución <strong>de</strong> la milicias <strong>de</strong> los reinos. La sola excepción a este proceso fue la <strong>de</strong>l<br />

ducado <strong>de</strong> Milán que vivió el fenómeno a principios <strong>de</strong>l siglo XVII, a causa bien <strong>de</strong>l temor <strong>de</strong><br />

los Habsburgo para proporcionar las armas a los súbditos <strong>de</strong> reciente adjudicación 3 , bien por<br />

el ostracismo <strong>de</strong> la nobleza lombarda, que hubiese visto mejor que los propios ciudadanos se<br />

<strong>de</strong>dicasen a las labores <strong>de</strong>l campo antes que embrazar un arcabuz 4 ).<br />

En el reino <strong>de</strong> Sicilia, el virrey Juan <strong>de</strong> Vega ya en 1548 proyectaba la creación <strong>de</strong> una<br />

“Nuova Milizia”, para <strong>de</strong>spués promulgar las or<strong>de</strong>nanzas seis años más tar<strong>de</strong> y establecer así<br />

los rasgos fundamentales <strong>de</strong> la nueva fuerza militar; en Cer<strong>de</strong>ña, en el Parlamento <strong>de</strong> 1553-<br />

54, el obispo <strong>de</strong> Ampurias – siguiendo el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Principado <strong>de</strong> Cataluña y <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong><br />

<strong>Valencia</strong> – proponía la formación <strong>de</strong> una milicia <strong>de</strong> 6000-7000 arcabuceros a caballo y en<br />

1575 Marco Antonio Camos pensaba po<strong>de</strong>r reunir 6000 soldados <strong>de</strong> infantería 2500 soldados<br />

a caballo para <strong>de</strong>stinarlos a la vigilancia costera. El número <strong>de</strong> hombre alistados en la milicia<br />

sarda habría podido, <strong>de</strong> todos modos, variar consi<strong>de</strong>rablemente cada año, pero <strong>de</strong> manera que<br />

siempre pudiera garantizar – en caso <strong>de</strong> una invasión enemiga – la autosuficiencia militar <strong>de</strong>l<br />

Reino.<br />

Por lo que respecta al reino <strong>de</strong> Nápoles, en 1559, Alfonso Piscitelli habría propuesto<br />

armar y equipar una numerosa infantería para utilizar, y por lo tanto pagar, solo en caso <strong>de</strong><br />

necesidad, con tal que redujera el excesivo dispendio <strong>de</strong> recursos financieros empleados para<br />

mantener las compañías asalariadas en el interior <strong>de</strong>l reino 5 . La propuesta fue retomada en<br />

1561 por el duque <strong>de</strong> Alcalá, quien comunicaba a Felipe II el intento <strong>de</strong> crear un fuerte<br />

contingente <strong>de</strong> 20.000 hombres; efectivamente, dos años más tar<strong>de</strong>, en 1563, a través <strong>de</strong> la<br />

promulgación <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nanzas, se instauró en el reino <strong>de</strong> Nápoles la compagnia o milizia <strong>de</strong>l<br />

battaglione, constituida por un número <strong>de</strong> hombres proporcional al número <strong>de</strong> los fuochi – es<br />

<strong>de</strong>cir, las familias censadas con fines fiscales en cada comunidad – en la proporción <strong>de</strong> cinco<br />

cada cien 6 . Cada compañía estaría formada por doscientos arcabuceros y cien corseletes – es<br />

<strong>de</strong>cir, soldados dotados únicamente <strong>de</strong> armas blancas -y no se habrían podido alistar<br />

“hombres que tuvieren or<strong>de</strong>nes clericales, ni otros que aten<strong>de</strong>ran al estudio <strong>de</strong> la letras” 7 .<br />

El doble objetivo <strong>de</strong> <strong>de</strong>scargar a la hacienda real <strong>de</strong>l peso <strong>de</strong> los costes <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa y <strong>de</strong><br />

garantizar un número suficiente <strong>de</strong> hombres para disponer <strong>de</strong> ellos a lo largo <strong>de</strong> las costas en<br />

caso <strong>de</strong> alarma solo se alcanzó, sin embargo, parcialmente: el proceso que llevó a una<br />

completa resolución <strong>de</strong> las milicias <strong>de</strong> los reinos fue lento y no privado <strong>de</strong> obstáculos, a causa<br />

bien <strong>de</strong> la oposición <strong>de</strong> la población, que habría tenido que sostener en términos humanos y<br />

materiales el nuevo cuerpo armado, bien <strong>de</strong> una difícil relación entre po<strong>de</strong>r central y<br />

autorida<strong>de</strong>s locales. En particular, en los reinos <strong>de</strong> Nápoles y Sicilia, más comprometidos que<br />

Cer<strong>de</strong>ña en sostener la política ofensiva y <strong>de</strong>fensiva <strong>de</strong> la Corona española, el fenómeno<br />

revistió implicaciones políticas y sociales. Por tanto, es posible <strong>de</strong>mostrar y reconstruir las<br />

dinámicas <strong>de</strong> aprobación/<strong>de</strong>saprobación que caracterizaban las relaciones entre la esfera<br />

militar y la sociedad civil a través <strong>de</strong>l análisis tanto <strong>de</strong> las disposiciones promulgadas para<br />

regular el funcionamiento <strong>de</strong> las milicias <strong>de</strong> los reinos (reformas, exenciones, privilegios),<br />

como <strong>de</strong> los aspectos financieros y fiscales relacionados con su mantenimiento.<br />

3 M. Rizzo, Istituzioni militari e strutture socio-economiche in una città di antico regime. La milizia urbana a Pavia nell’età spagnola,<br />

«Cheiron», a. XII, n. 23, 1995, p. 161.<br />

4 L. Pezzolo, Le “arme proprie” in Italia nel Cinque e Seicento: Problemi di ricerca, in T. Fanfani (ed.), Saggi di Storia Economica. Studi in<br />

onore di Amelio Tagliaferri, Pacini Editore, Pisa, 1996, p. 55.<br />

5 La memoria <strong>de</strong> Alfonso Piscitelli en Ags, Estado, b. 1046, fascículo 219; sobre Piscitelli y sobre el contenido <strong>de</strong> su memoria vid. G. Fenicia,<br />

Il regno di Napoli e la difesa <strong>de</strong>l Mediterraneo nell’età di Filippo II (1556-1598). Organizzazione e finanziamento, Cacucci, Bari, 2003, pp. 2-6.<br />

6 El texto <strong>de</strong> las Or<strong>de</strong>nanças <strong>de</strong> la milizia <strong>de</strong>l reyno <strong>de</strong> Napoles, promulgadas por el duque <strong>de</strong> Alcalà en Nápoles el 22 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1563, en<br />

Ags, Estado, b. 1052, fascículo 154.<br />

7 Ibi<strong>de</strong>m.<br />

40


La Nuova Milizia <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> Sicilia<br />

Las disposiciones para la organización <strong>de</strong> la Nuova Milicia siciliana fueron dadas por el<br />

virrey <strong>de</strong> Vega en 1554. Habrían tenido que alistarse como soldados <strong>de</strong> infantería los<br />

habitantes <strong>de</strong>l reino con una edad comprendida entre los 18 y los 50 años, y como soldados a<br />

caballo aquellos que tuviesen bienes superiores a 300 onzas 8 . A la formación habrían<br />

contribuido las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Corona y las <strong>de</strong> los barones, con un contingente<br />

proporcional al número <strong>de</strong> los fuochi. Estaban exentas las gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s: Palermo,<br />

Messina, Catania, Siracusa, Trapani, Licata, Augusta y Milazzo, las cuales se organizabn<br />

autónomamente para la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l tejido urbano 9 .<br />

La milicia estaría dividida en sergenzie, es dicir sargentías, con sargentos mayores por<br />

regla general españoles, <strong>de</strong> quienes <strong>de</strong>pendían los capitanes <strong>de</strong> las compañías a pie y a<br />

caballo 10 . Cada sargento mayor tenía la obligación <strong>de</strong> pasar revista dos veces al año a la<br />

milicia <strong>de</strong> cada comunidad y <strong>de</strong> organizar una vez al año una “muestra general”, es <strong>de</strong>cir, una<br />

reunión <strong>de</strong> las milicias <strong>de</strong> todas las comunida<strong>de</strong>s que le pertenecían. Después <strong>de</strong> haber hecho<br />

“notamento e <strong>de</strong>scritione <strong>de</strong> li soldati”, en el término <strong>de</strong> diez días el sargento tendría que<br />

mandar una relación al virrey o a los capitanes generales, “acciocché contra quelli che<br />

trasgre<strong>de</strong>ssero se possa prove<strong>de</strong>re al condigno castigo” 11 .<br />

Se establecía también cuál <strong>de</strong>bía ser el importe <strong>de</strong> las retribuciones: el capitán <strong>de</strong> los<br />

soldados a caballo recibía una paga <strong>de</strong> 30 escudos al mes, y el <strong>de</strong> los soldados a pie 25; a los<br />

soldados a caballo armados con arcabuz, escopeta o ballesta se les pagaba mensualmente 5<br />

escudos y 6 tarines, y a aquellos con lanza 5 escudos; a los soldados <strong>de</strong> infantería dotados con<br />

arcabuz, escopeta o ballesta 3 escudos y a aquellos que servía con picas 2 escudos y 6 tarines;<br />

al alférez <strong>de</strong> la compañía <strong>de</strong> soldados <strong>de</strong> infantería 7 escudos, al sargento y a los capitanes -<br />

uno cada 25 soldados <strong>de</strong> infantería - 5 escudos al mes.<br />

En los cuarenta años siguientes la composición <strong>de</strong> la Nuova Milizia habría<br />

experimentado cambios, teniendo en cuenta sobre todo las reformas que en 1573 y en 1595<br />

fueron hechas por el duque <strong>de</strong> Terranova y por Enrique <strong>de</strong> Guzmán, Con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Olivares. En<br />

realidad, lo que resultó más difícil a los dos virreyes no fue tanto la reorganización interna <strong>de</strong><br />

8 Ordinationi e instrutioni <strong>de</strong>lla militia di questo fi<strong>de</strong>lissimo regno <strong>de</strong> Sicilia fatte per noi Juan <strong>de</strong> Vega, viceré e Capitanio Generale per Sua<br />

Majestà, 1 Febrero, XII Ind. 1554, en Ags, Estado, leg. 1122, f. 36.<br />

9 Genzardi escribe que «grandissima era la diligenza e l’attività <strong>de</strong>l senato palermitano quando c’era il timore di un’invasione: chiamava la<br />

milizia civica, la provve<strong>de</strong>va di armi e la ordinava in schiere sotto propri capitani. D’accordo col viceré sceglieva, dice il Bologna, due cavalieri<br />

fra i più autorevoli e ricchi <strong>de</strong>lla città, e li nominava capitani <strong>de</strong>lla cavalleria, assegnando a ciascuno uno stendardo di damasco, con le armi <strong>de</strong>lla<br />

città ricamate in oro, e un trombettiere. Tutti i cittadini ad<strong>de</strong>strati a maneggiare cavalli venivano inscritti per cura di questi due capitani; il Senato<br />

poi ordinava che tutti coloro che posse<strong>de</strong>vano cavalli li <strong>de</strong>nunziassero alla corte pretoriana per provve<strong>de</strong>rne i cittadini <strong>de</strong>lla milizia. Il Senato<br />

quindi divi<strong>de</strong>va la cavalleria in due schiere sotto il comando <strong>de</strong>i due capitani, ciascuno <strong>de</strong>i quali sceglieva il suo alfiere. C’era anche la<br />

congregazione <strong>de</strong>i cavalieri, composta dai nobili. Le milizie di fanteria erano comandate da 12 o più capitani, nominati dal senato. Il sergente<br />

maggiore distribuiva i capitani nei quartieri <strong>de</strong>lla città. A queste milizie <strong>de</strong>tte compagnie <strong>de</strong>i quartieri bisogna aggiungere le numerose<br />

maestranze, comandate dai rispettivi consoli. Quando il Senato aveva avviso dai guardiani <strong>de</strong>lle marine che vi erano a vista vascelli nemici,<br />

facea suonare la campana <strong>de</strong>lla città, e a quel suono i capitani di cavalleria e di fanteria riunivano i loro soldati sotto l’insegna <strong>de</strong>lla propria<br />

compagnia, e si recavano alla porta o altro luogo loro assegnato. Se poi la cosa avveniva all’improvviso e i capitani non avevano assegnato il<br />

posto, si recavano al Palazzo di città per ricevere gli ordini opportuni. Anche i Capitani <strong>de</strong>i bastioni correvano coi loro soldati ai baluardi e<br />

ricevevano le compagnie <strong>de</strong>lla milizia civica» (B. Genzardi, Il comune di Palermo sotto il dominio spagnuolo, Palermo, 1891, pp. 189-190). En<br />

Messina, en cambio, «per ogni rione o quartiere vi sono eletti i suoi capitani ed ufficiali, i quali in quel tempo esser solevano diciotto nobili e<br />

diciotto cittadini, ed erano gli stessi, che venivano a sorte nei comizi, estratti dall’urna per dare il voto ai senatori. Tutto il resto <strong>de</strong>i cittadini<br />

indifferentemente militava sotto uno di questi capitani <strong>de</strong>l proprio quartiere, di forma che trattandosi per la difesa <strong>de</strong>lla patria, non facevasi nel<br />

battaglione alcuna distinzione dal nobile al plebeo, dal titolato all’artigiano, ma senza prece<strong>de</strong>nza di sorte alcuna, marciando al suo luogo il<br />

capitano, tenente, alfiere ed altri ufficiali subalterni, tutto il resto ordinatamente in fila, secondo l’uso e disciplina militare» (C.D. Gallo-G. Oliva,<br />

Gli annali <strong>de</strong>lla città di Messina, Messina, 1881, pp. 79-80).<br />

10 «A los sergentos mayores <strong>de</strong> los diez tercios <strong>de</strong> la milicia <strong>de</strong> pie y <strong>de</strong> cavallo or<strong>de</strong>namos que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego vayan componendo, exortando y<br />

alistando la gente <strong>de</strong> sus cargos cada uno […] a la parte <strong>de</strong>l don<strong>de</strong> se offreciere la necessidad con el numero <strong>de</strong>lla y por la or<strong>de</strong>n que aqui se dirà.<br />

Si ya conforme a los subcessos y occasiones no le or<strong>de</strong>nare el Vicario e su valle otra cosa» (Ags, Estado, leg. 1156, f. 44).<br />

11 Sin embargo , a veces, “la disminución” <strong>de</strong> caballos o <strong>de</strong> armas podía ser in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong>l soldado.Así, si el sargento mayor<br />

hubiese reconocido que un caballo estuviese muerto o estuviese en condiciones tales que no pudiese servir más, «infra termino di un mese da<br />

contarse dal giorno che se le farà <strong>de</strong>tta iniunctione, habbia <strong>de</strong> comprare un altro cavallo atto alla militia, e non lo trovando di <strong>de</strong>tta qualità infra lo<br />

mismo termino compri uno pultro che non sia meno di tre anni <strong>de</strong> boni ossa e bona vista».<br />

41


la milicia, como el intento <strong>de</strong> eliminar la hostilidad que la población alimentaba hacia ella. No<br />

se comprendían, en primer lugar, las motivaciones que habían inducido a la creación <strong>de</strong> este<br />

nuevo cuerpo armado. "Non è necessario", se <strong>de</strong>cía, "che siano ascritti a <strong>de</strong>tta militia,<br />

maggiormente che senza questo obligo per antiqua consuetudine tutte le città e terre <strong>de</strong>l<br />

Regno in tempo di necessità sono tenuti a servire, dove più il bisogno richie<strong>de</strong>sse, e con<br />

maggior numero di gente di quello, che sono obligati alla militia". En efecto, ya en los<br />

primeros <strong>de</strong>cenios <strong>de</strong>l siglo XVI en realidad se había ya aportado todo esfuerzo para<br />

aumentar y mantener las tropas <strong>de</strong> soldados <strong>de</strong> infantería y caballería.<br />

En 1528, el Parlamento se comprometía a mantener doscientos soldados a caballo<br />

“armati alla liggera” 12 y en 1532 se <strong>de</strong>cidía la creación <strong>de</strong> un contingente <strong>de</strong> diez mil<br />

soldados <strong>de</strong> infantería, seis mil tendrían que ser <strong>de</strong> los reinos y cuatro mil extranjeros 13 .<br />

Todavía, en 1543 se acordaba el pago <strong>de</strong> otros tres mil soldados <strong>de</strong> infantería por un periodo<br />

<strong>de</strong> seis meses – “lo soldo <strong>de</strong>lli quali si intenda in tutto di scudi sessanta milia” – a los que , en<br />

caso <strong>de</strong> extrema necesidad, se habrían podido añadir otros cinco mil 14 . La constitución <strong>de</strong> la<br />

Nuova Milizia parecía pues poner también en duda la “natural” colaboración <strong>de</strong>l reino, que en<br />

cambio – así se subrayaba - en distintas ocasiones había <strong>de</strong>mostrado tomar parte en la <strong>de</strong>fensa<br />

sin poner nunca algún obstáculo o protesta. A<strong>de</strong>más era opinión común que:<br />

la militia introdotta in questo regno non è solamente dannosa a regnicoli ma dannosissima al<br />

servitio di Vostra Maestà, percioché essendo a quella ascritti e obligati per la maggior parte<br />

quelli huomini, che fanno gli arbitrii formentari, <strong>de</strong>lle sete e d’altre cose, nella quale consiste<br />

tutta la facoltà <strong>de</strong>i regnicoli, e per conseguente la utilità <strong>de</strong>i dritti di Vostra Maestà, così <strong>de</strong>lle<br />

estrattioni <strong>de</strong> formenti, come <strong>de</strong>lle altre gabelle, né potendo atten<strong>de</strong>re a <strong>de</strong>tti arbitrii per<br />

cagione di essa militia, nella quale sono occupati buona parte <strong>de</strong>ll’anno, e spetialmente nel<br />

tempo, che si reccoglieno le sete, grani e vini, ne aviene per forza, che abandonandoli, ne<br />

seguino i danni sopranarrati […] oltre che tutte le città e terre <strong>de</strong> regno pagano buona<br />

somma per polvere, cor<strong>de</strong> di fuoco, piombo da balle, taballi, trombette, e altre cose<br />

necessarie 15 , e la Regia Corte ne viene a sentire lo interesse <strong>de</strong>i salari che ogni anno paga al<br />

revisore di <strong>de</strong>tta militia, a sergenti e altri officiali che attendono a far essercitare i soldati 16 .<br />

El <strong>de</strong>scontento aumentaba todavía más porque – en las comunida<strong>de</strong>s en las que <strong>de</strong>bían<br />

celebrarse las muestras generales <strong>de</strong> las sargenterías y las particulares <strong>de</strong> las compañías - se<br />

<strong>de</strong>bía dar alojamiento a todos los oficiales y soldados <strong>de</strong> la milicia sin pago, y se establecía<br />

que "né alcuna persona di qualsivoglia stato, grado, e foro sia assente di questo peso, e i<br />

giurati habbiano particolare cura di fare con preventione ritrovare pronta commodità di<br />

vettoaglia senza incarimento di prezzi" 17 . A<strong>de</strong>más, más allá <strong>de</strong> la carga ordinaria <strong>de</strong>l servicio,<br />

12 «Li tre bracchij <strong>de</strong>l Regno offeriscino per la custodia di questo Regno cavalli duicento armati alla liggera, comprehensi in <strong>de</strong>tti quattro<br />

Capitanij, e quattro alferi, li quali capitanij e genti di cavallo siano e diggiano essiri siciliani oriundi da eliggersi però ditti capitani dal <strong>de</strong>tto<br />

Signor Illustre viceré e habbia da stare in <strong>de</strong>tto regno per lo servitio di Magestà Sua, da pagarisi cioè ad ogni capitanio ducati vinti d’oro lo<br />

misi, ad ogni alferi docati du<strong>de</strong>ci lo misi e ognuno <strong>de</strong> li soldati di cavalli ducati sei lo misi, e la summa chi sarrà e ascendiranno dittij salarij<br />

con alcuni altri spisi minuti nicissarij per lo effetto su<strong>de</strong>tto non possano ascen<strong>de</strong>re più di ducati cento d’oro da pagarsi <strong>de</strong>tto salario per lo <strong>de</strong>tto<br />

Regno, cioè per lo bracchio ecclesiastico si haggia di pagari la quinta parti, per lo bracchio militare li dui quinti parti, e per lo bracchio<br />

<strong>de</strong>maniali li dui altri quinti parti» (sesión <strong>de</strong>l Parlamento <strong>de</strong>l 23 marzo <strong>de</strong> 1528, en A. Mongitore, Parlamenti generali <strong>de</strong>l Regno di Sicilia<br />

dall’anno 1446 fino al 1748, Palermo, 1749, p. 172).<br />

13 A. Mongitore, Parlamenti generali <strong>de</strong>l Regno di Sicilia dall’anno 1446 fino al 1748 cit., p. 205.<br />

14 Sesión <strong>de</strong>l Parlamento <strong>de</strong>l 6 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1543, ibi<strong>de</strong>m, p. 227.<br />

15 «Et perché <strong>de</strong>tti soldati archibuseri ultra lo continuo travaglio che tengono in le mostre come l’altri soldati sono ancora loro necessitati<br />

dispen<strong>de</strong>re in polvere, piombo e mecci, tanto per comparere in mostre generali come per asicurarse e esercitarse in lo tirare <strong>de</strong> <strong>de</strong>tti archibusi e<br />

scopette, volimo per questo e ordinamo che ciascuna <strong>de</strong>lle università habbia e <strong>de</strong>bba donare ad ogni uno soldato <strong>de</strong> pie<strong>de</strong> archibusero <strong>de</strong>scritto in<br />

la militia in tutto l’anno rotolo mezo <strong>de</strong> polvere d’archibuso e uno quarto e mezo <strong>de</strong> rotolo <strong>de</strong> piombo» (Ordinationi e instrutioni <strong>de</strong>lla militia di<br />

questo fi<strong>de</strong>lissimo regno <strong>de</strong> Sicilia fatte per noi Juan <strong>de</strong> Vega, viceré e Capitanio Generale per Sua Majestà, 1 Febrero, XII Ind. 1554 cit.).<br />

16 Capitula Regni Siciliae, ed. a cura di F. M. Testa, Palermo 1743, tomo II, reimpresión facsímil a cargo <strong>de</strong> A. Romano, Rubbettino, Soveria<br />

Mannelli, 1998, 1563, cap. XXV, 1563, pp. 254-55.<br />

17 Ags, Estado, leg. 1158, f.51.<br />

42


los habitantes habrían tenido también que soportar los abusos <strong>de</strong> los capitanes <strong>de</strong> armas,<br />

sargentos mayores y capitanes <strong>de</strong> la milicia que no perdían ocasión para perpetrar ilegalida<strong>de</strong>s<br />

en perjuicio <strong>de</strong> sus subordinados.<br />

Sucedía a menudo, por ejemplo, que durante las muestras faltasen también 15-20 soldados <strong>de</strong><br />

infantería, y que los capitanes no solo no <strong>de</strong>nunciaban la <strong>de</strong>saparición, sino que los sustituían<br />

en el momento <strong>de</strong> pasar revista con otros hombres, <strong>de</strong> quienes luego se hacían entregar la<br />

paga recibida 18 . Los mismos capitanes, a<strong>de</strong>más, no tenían ningún escrúpulo en sustraer a los<br />

soldados sus caballos “e di quelli si servino, ruinandoli, e maltrattandoli” 19 .<br />

Inevitablemente pues, todos estos elementos contribuían a afirmar – como sostiene<br />

Mario Rizzo-que la milicia no fuese consi<strong>de</strong>rada por la población "come una manifestazione<br />

di i<strong>de</strong>ntità collettiva, nella quale i singoli cittadini potessero imme<strong>de</strong>simarsi con orgoglio<br />

campanilistico o con un certo spirito di corpo. […] Date queste premesse, non sorpren<strong>de</strong> che<br />

le capacità operative <strong>de</strong>lle compagnie risultassero sovente alquanto limitate, né che gli<br />

spagnoli non facessero su di esse particolare affidamento per l’espletamento di funzioni<br />

militari di un certo impegno" 20 . Y, en efecto, este era el parecer <strong>de</strong>l virrey marqués <strong>de</strong><br />

Pescara, que impulsó, todavía antes que el duque <strong>de</strong> Terranova, la actuación <strong>de</strong> una reforma,<br />

"in guisa che con li buoni ordini che vi si metteranno sarà dor innanti di maggior servigio di<br />

quello che per il passato è stata” 21 .<br />

El virrey creía en efecto que "per essere gente populare et comandata, non convien<br />

confidar loro fortezze <strong>de</strong>lla qualità che queste sono senza alcun numero di soldati<br />

d’ordinanza", y afirmaba, a<strong>de</strong>más, que"non tutti i cittadini consi<strong>de</strong>rati abili risultavano poi<br />

effettivamente disponibili al servizio, poiché alcuni erano renitenti alla leva e altri ottenevano<br />

di far servire un sostituto, ma soprattutto perché non pochi venivano esentati dal servizio<br />

stesso".<br />

Para realizar los cambios necesarios, en 1574, Martín <strong>de</strong> Garnica 22 , nombrado inspector<br />

<strong>de</strong> la real milicia, estuvo encargado <strong>de</strong> verificar los requisitos <strong>de</strong> reclutamiento, inspeccionar<br />

las distintas sargentías y anotar su normal funcionamiento. Antes <strong>de</strong> empezar la inspección,<br />

Garnica tuvo que consultar la <strong>de</strong>scripción contenida en un libro conservado en el Tribunale<br />

<strong>de</strong>l Real Patrimonio, relativa a “tutti li soldati di piedi e di cavallo et di quelli di rispetto di<br />

ciascheduna sergentia”. Se habían incluido como soldados <strong>de</strong> infantería aquellos que tenían<br />

una edad comprendida entre los dieciocho y los cincuenta años (así como había sido<br />

establecido por <strong>de</strong> Vega), y como soldados a caballo aquellos que tenían – en el Val <strong>de</strong><br />

Mazara y en el Val <strong>de</strong> Noto - bienes superiores a 250 onzas, y en el Val Demone a 350, “non<br />

ci compren<strong>de</strong>ndo però in essa facultà il prezo <strong>de</strong>lla casa ch’habita né <strong>de</strong> i beni mobili e<br />

utensili di casa”. La lista había sido redactada “senza esimere né esclu<strong>de</strong>re persona alcuna”,<br />

exceptuando exclusivamente a los sacerdotes, clérigos y barones padres <strong>de</strong> doce hijos.<br />

Del censo se <strong>de</strong>ducía que la milicia estaba compuesta por nueve mil soldados <strong>de</strong><br />

infantería “buoni arcabusceri” y mil seiscientos soldados a caballo 23 . De estos, sin embargo,<br />

el duque <strong>de</strong> Terranova pensaba que, “per essere mal disciplinati nell’arte militare, non si può<br />

18 Ags, Visitas <strong>de</strong> Italia, leg.383, f. 6.<br />

19 Ibi<strong>de</strong>m.<br />

20 M. Rizzo, Istituzioni militari e strutture socio-economiche in una città di antico regime. La milizia urbana a Pavia nell’età<br />

spagnola cit., p. 181.<br />

21 Ags, Estado, leg. 1143, f. 1.<br />

22 Copia di le instructioni date al M.co Martin Garnica attorno alla revisione di la milicia, en Ags, Estado, leg. 1141, f. 2. La tarea <strong>de</strong> revisar la<br />

milicia se confió a Garnica porque era consi<strong>de</strong>rado «buon soldato et meritevole di essere adoperato e gratificato come huomo di buona<br />

intentione, et che ha servito lungamente e bene» (ibi<strong>de</strong>m, f. 180).<br />

23 En diciembre <strong>de</strong>l 1574 Terranova escribía que inicialmente <strong>de</strong> Vega había previsto que los soldados a caballo pudiesen ser 3000, pero luego<br />

«havendo il successo <strong>de</strong>lle cose dimostrato esser cosa impossibile sostenere tanto peso, fu ridotto a 1500 cavalli, essendosi <strong>de</strong>scritti solamente<br />

coloro i quali nel valle Demone havessero beni di valore di scudi 875 e nelle altri due valli dove il paese è più fertile furon tassati quello il prezo<br />

<strong>de</strong>lli cui beni ascen<strong>de</strong>va a scudi 725, et essendosi per l’ultima numeratione <strong>de</strong>l Regno fatta riconosciute di nuovo le facultà di ciascuno parve di<br />

ridursi il <strong>de</strong>tto numero a 1600 cavalli di servigio» (El duque <strong>de</strong> Terranova a Felipe II, 15 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1574, ibi<strong>de</strong>m, f. 184).<br />

43


far molto capitale” 24 . Confirmaba lo pensado en la instrucción anterior, o que fuese<br />

“necesario fargli essercitare accioché possano essere di servitio” 25 . Para tal fin creía<br />

conveniente encargar a un general, quien habría <strong>de</strong>bido tener cuidado <strong>de</strong> “assuefarli et<br />

habituarli all’arme, all’obedienza, all’ordinanza et altre opere tali” 26 . Después <strong>de</strong> seis años<br />

solo, en 1580, Marco Antonio Colonna escribía al rey que Pompeo Colonna habría salido <strong>de</strong><br />

Palermo “para ver y reformar la milicia <strong>de</strong> a piè y <strong>de</strong> a caballo <strong>de</strong> siette sergentias” y que <strong>de</strong><br />

las otras tres se habría ocupado don Diego <strong>de</strong> Ibarra 27 .<br />

Pero para la realización <strong>de</strong> otra reforma habrá que esperar a 1595, año en el que el<br />

con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Olivares, creyendo precisamente que fuese necesaria otra renovación, comunicaba a<br />

Felipe II las disposiciones asumidas por él, que – según su experiencia - habrían podido<br />

contribuir a hacer más eficiente la gestión <strong>de</strong> las compañías 28 . Según la nueva instrucción,<br />

quedaba compuesta por “mille e seicento soldati da caballo, e di novemila soldati di pie<strong>de</strong>”.<br />

Los primeros “siano di diciotto anni in su i più facoltosi” y los segundos reclutados entre los<br />

hombres aptos <strong>de</strong> edad comprendida entre los 18 y los 44 años (y no más <strong>de</strong> 50). El soldado a<br />

caballo podía elegir ser sustituido por otra persona apta, previa presentación obligatoria sin<br />

embargo en la muestra general <strong>de</strong>l mes <strong>de</strong> marzo y con la condición <strong>de</strong> que "né possa mutarla<br />

nella stagione di quello anno senza licenza nostra, né tale sostituto stia a soldo o in altro<br />

modo con sergenti maggiori o capitani a quali anco si vieta la cura di mandar essi sostituti<br />

sotto pena d’onze 200 d’applicarsi alle fortificationi <strong>de</strong>l regno per ogni contraventione".<br />

Al número <strong>de</strong> los soldados <strong>de</strong> infantería se <strong>de</strong>bían añadir 1000 arcabuceros provenientes <strong>de</strong> la<br />

tierra y pedanía <strong>de</strong> Jaci, que habrían sido repartidos en 4 compañías (in<strong>de</strong>pendientes y por<br />

tanto no adscritas a alguna sargentía), con la tarea <strong>de</strong> permanecer “alla guardia <strong>de</strong>lla propria<br />

marina, e vadando anco alla difesa di Catania d’ordine nostro o chiamati dal capitan d’arme<br />

di quella città”.<br />

No cambiaban las ciuda<strong>de</strong>s exentas <strong>de</strong> la prestación <strong>de</strong>l servicio, pero "la esperiencia<br />

<strong>de</strong>l año pasado mostrò que convenia particolarmente el no meter <strong>de</strong>baxo <strong>de</strong> otras ban<strong>de</strong>ras la<br />

gente <strong>de</strong> los lugares <strong>de</strong> las marinas por differir el <strong>de</strong>sfratarlos <strong>de</strong> que se sigue tanto daño" 29 .<br />

Es <strong>de</strong>cir, se especificaba que los soldados <strong>de</strong> Termini, Cefalù, Patti, Taormina, Terranova,<br />

Sciacca, Marsala, Monte San Giuliano, Carini y los soldados <strong>de</strong> infantería <strong>de</strong> Avola, en un<br />

total <strong>de</strong> 1019 soldados <strong>de</strong> infantería 30 y 267 soldados a caballo 31 , <strong>de</strong>bían ser <strong>de</strong>stinados<br />

"principalmente alle difesa <strong>de</strong>i propri luoghi e marine loro, isclu<strong>de</strong>ndoli dalle compagnie<br />

formate con altre genti, on<strong>de</strong> siegua che oltre l’aiuto che essi porgano al bisogno di quei<br />

luoghi, gl’altri cittadini atti all’armi con l’indirizzo e essempio loro sappiano e possano<br />

meglio esercitarsi e servire". De todas formas quedarían bajo el mando <strong>de</strong> los sargentos<br />

mayores, que –en caso <strong>de</strong> necesidad- habrían podido convocarlos en cualquier lugar.<br />

La reforma incluía también el aspecto administrativo <strong>de</strong> la milicia. Se establecía que<br />

cada sargento mayor no podría permanecer al mando <strong>de</strong> una sergenzia por un periodo<br />

superior a tres años 32 , que en cada compañía a caballo <strong>de</strong>bía estar presente un alférez y un<br />

corneta, y en aquellas <strong>de</strong> infantería un alférez, un sargento y un capitán cada 25 soldados. Los<br />

capitanes tenían la obligación <strong>de</strong> residir en el lugar don<strong>de</strong> estaba el estandarte o la ban<strong>de</strong>ra,<br />

24 Parere <strong>de</strong>l duca di Terranova sopra la militia <strong>de</strong>l Regno di Sicilia, en Ags, Estado, leg. 1142, f. 102.<br />

25 «Ogni domenica proponerete a spese di queste università pregio in luoco comodo acciocchè essercitandose la gente a tirare si dia l’istesso<br />

pregio a cui farà meglior colpo» (Copia <strong>de</strong>ll’ordine generale dato per esercitarsi l’huomini di fatto, cavalli et giumente, Ags, Estado, leg. 1141,<br />

f. 9).<br />

26 Ibi<strong>de</strong>m.<br />

27 Marco Antonio Colonna a Felipe II, 22 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1580, en Ags, Estado, leg. 1149, f. 55.<br />

28 Istruzione <strong>de</strong>lla militia ordinaria <strong>de</strong>l regno di Sicilia riformata dall’Illustrissimo e Eccellentissimo Signor don Enrique <strong>de</strong> Guzman Conte di<br />

Olivares Vicerè e Capitano Generale d’esso regno l’anno 1595, en Ags, Estado, leg. 1158, f. 51.<br />

29 El con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Olivares a Felipe II, 16 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1595, ibi<strong>de</strong>m, f. 58.<br />

30 Se especificaba que 416 habrían permanecido en la ciudad <strong>de</strong> Sciacca, 152 en Agrigento, 59 en Caltagirone, 48 en Lentini, 86 en Taormina, 97<br />

en Patti y 161 en Termini.<br />

31 137 en Sciacca, 55 en Agrigento, 13 en Caltagirone, 9 en Taormina, 11 en Patti y 42 en Termini.<br />

32 Al final <strong>de</strong>l trienio, sin embargo, habría podido asumir el mando <strong>de</strong> otra sargentía.<br />

44


pero, puesto que podía verificarse que en un <strong>de</strong>terminado lugar no se alcanzaba el número <strong>de</strong><br />

veinticinco soldados (aunque se creía también oportuno que hubiese, <strong>de</strong> todas formas, un<br />

capitán; en ese caso, se or<strong>de</strong>naba entonces que hubiese “uno ogni 16, e dove fossero meno di<br />

16 s’elegga un caporale il quale habbia carico d’essi mentreché non si riducano sotto<br />

bandiera” 33 .<br />

Esta era pues la estructura <strong>de</strong> la milicia <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Sicilia a fines <strong>de</strong>l siglo XVI. En la<br />

primera mitad <strong>de</strong>l siguiente siglo se trató <strong>de</strong> reducir la entidad:<br />

Se suplica que la milicia <strong>de</strong> a cavallo, a cuyo mantenimiento estan obligadas las<br />

Universita<strong>de</strong>s, que consta <strong>de</strong> mil y seycentos cavallos sea servido se reduca a mil y dozientos,<br />

encluyendose en la baxa <strong>de</strong> los quatrocientos aquellos, <strong>de</strong> que algunas personas han<br />

comprado <strong>de</strong> la Regia Corte la exempicion: y que respecto <strong>de</strong> algunos, que han comprado<br />

effectos <strong>de</strong> la Corte, y hecho partidos con ella, han sacado, y pactado por via <strong>de</strong> alivio<br />

algunas <strong>de</strong> las dichas exemptiones, estas se ayen <strong>de</strong> revocar; y que los que las huvieren<br />

adquirido <strong>de</strong> dichos compradores, no tengan recurso alguno contra ellos; sino que <strong>de</strong>van<br />

pa<strong>de</strong>cer el dano <strong>de</strong> la dicha revocation 34 .<br />

Y aún se pedía que fuesen reclutados solamente 7500 soldados <strong>de</strong> infantería, y que no<br />

pudiesen ser movilizados<br />

a las marinas por los Capitanios <strong>de</strong> armas a guerra y sargentos mayores <strong>de</strong> las milicias sin<br />

consultarlo primiero con los virreys por via <strong>de</strong>l patrimonio, si no es en caso <strong>de</strong> necessidad, y<br />

ocasion improvisa, <strong>de</strong> la qual <strong>de</strong>van <strong>de</strong>spues immediatamente dar parte a los virreys,<br />

justificando la causa <strong>de</strong> convocatoria por via <strong>de</strong> dicho Tribunal 35 .<br />

Los intentos <strong>de</strong> hacer la milicia más funcional, las reformas auspiciadas y realizadas no<br />

sirvieron sin embargo, para disminuir la aversión que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su institución se había<br />

manifestado. No solo por motivos económicos. No solo por una relación discordante entre<br />

soldados y civiles. Por eso, como ha señalado Giuseppe Giarrizzo,<br />

la portata politica <strong>de</strong>lla “instruttione <strong>de</strong> la militia ordinaria” non può essere sottovalutata:<br />

da Vega a Olivares la milizia ha conservato un preciso significato antibaronale, e il<br />

baronaggio isolano non ha mai nascosto la sua avversione per questa milizia “nazionale” e<br />

permanente, di cui ha cercato in tutti i modi di ottenere il formale scioglimento. Una<br />

avversione anche questa, rivelatrice <strong>de</strong>i ristretti limiti culturali e politici <strong>de</strong>l “nazionalismo”<br />

baronale, <strong>de</strong>lla sua naturale insufficienza a presentarsi come i<strong>de</strong>ologia di un più vasto fronte<br />

di forze sociali isolane 36 .<br />

33 Para las elecciones estaban vigentes las siguientes reglas: el sargento mayor, el capitán <strong>de</strong> justicia y los jurados («representando estos<br />

jurados un solo voto») <strong>de</strong>l lugar don<strong>de</strong> residía el estandarte o la ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> la compañía, nombraban 9 personas (tres cada uno) que habrían<br />

podido tener el cargo <strong>de</strong> alférez. Sucesivamente habrían enviado al virrey los nombres <strong>de</strong> los tres más votados, y entre estos se elegiría a<br />

uno. Los sargentos y los capitanes eran elegidos siempre por el capitán, por los jurados y por el alférez, y –en caso <strong>de</strong> que hubiese– también<br />

por el sargento mayor.<br />

34 Capitula Regni Siciliae cit. vol. II, 1647, cap. VIII, p. 354.<br />

35 Ibi<strong>de</strong>m, cap. IX<br />

36 G. Giarrizzo, La Sicilia dal Cinquecento all’Unità d’Italia, en G. Galasso (ed.), Storia d’Italia, Utet, Torino, 1989, vol. XVI, p. 251.<br />

45


La Milizia <strong>de</strong>l battaglione en la Nápoles española<br />

Ludovico Bianchini, en su monumental reconstrucción <strong>de</strong> la historia administrativa y<br />

financiera <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Nápoles 37 , alu<strong>de</strong> con insólita rapi<strong>de</strong>z a la Milizia <strong>de</strong>l battaglione y al<br />

momento en que esta se hizo efectivamente operativa. Escribe Bianchini:<br />

In questo tempo, segnatamente nel 1572, il viceré Cardinale di Granvela poneva in effetti la<br />

così <strong>de</strong>tta milizia fissa <strong>de</strong>l battaglione instituita dal Duca di Alcalà suo pre<strong>de</strong>cessore [nel<br />

1563]. La quale era una forza per l'interno <strong>de</strong>l reame, e venne composta di soldati a piedi ed<br />

a cavallo, che non avean soldo in tempo di pace e go<strong>de</strong>vano certe franchigie. Per formarle<br />

furono obbligati i comuni di somministrare per ogni cento fuochi quattro uomini a piedi ed<br />

uno a cavallo. Era poi retta da capitani e altri ufficiali, ed ammontava sino a trentamila<br />

uomini, e quando i suoi soldati erano adoperati in tempo di guerra ricevevano stipendio. Né è<br />

da tacere che in talune congiunture inviata tale milizia, in qualche parte a guerreggiare in<br />

istraniere regioni, narrano i nostri storici che sempre si condusse con valore 38 .<br />

Este pasaje suscita más <strong>de</strong> una sorpresa por ser su autor en general extremadamente<br />

escrupuloso, mientras que la referencia a la Milizia <strong>de</strong>l battaglione napolitana no podría ser<br />

más imprecisa: no solo suscita cuestiones a las que no se le da respuesta, pero sobre todo<br />

contiene por lo menos dos graves inexactitu<strong>de</strong>s.<br />

Bianchini no se <strong>de</strong>tiene a comentar la anomalía <strong>de</strong>l amplio lapso <strong>de</strong> tiempo, casi un <strong>de</strong>cenio,<br />

que media entre la emisión <strong>de</strong> las or<strong>de</strong>nanzas <strong>de</strong>l duque <strong>de</strong> Alcalá y la efectiva puesta en<br />

acción <strong>de</strong>l mecanismo <strong>de</strong> organización <strong>de</strong> la milicia, ni parece prestar atención al hecho <strong>de</strong><br />

que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber dicho que tal milicia era <strong>de</strong>stinada a la <strong>de</strong>fensa interna, afirma que esta<br />

se empleó en tierras extranjeras. A<strong>de</strong>más, las disposiciones <strong>de</strong>l duque <strong>de</strong> Alcalá hablaban <strong>de</strong> 5<br />

hombres cada 100 fuochi - mientras que él refiere 4 y con análoga – y, repitámoslo, inusual –<br />

imprecisión alu<strong>de</strong> a una cantidad <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 30.000 hombres, mientras que en 1563 esta<br />

se había estimado en 18.148 unida<strong>de</strong>s 39 , ni tal cantidad mayor <strong>de</strong> 2/3, se habría podido<br />

registrar ni siquiera en el momento más alto alcanzado por la parábola <strong>de</strong>mográfica en los dos<br />

siglos <strong>de</strong> la edad española, es <strong>de</strong>cir, en 1595 40 .<br />

Se podría fácilmente objetar que el historial <strong>de</strong> las finanzas <strong>de</strong>l siglo XIX no se <strong>de</strong>tiene<br />

en esta milicia ya que, por su misma naturaleza, se constituyó para no gravar la hacienda<br />

napolitana, pero en su obra Bianchini está siempre extremadamente atento a todas las<br />

iniciativas <strong>de</strong>l gobierno español <strong>de</strong> Nápoles, incluso a aquellas que no tenían relación directa<br />

con el campo <strong>de</strong> la finanza pública, ya que estas terminaban siempre por tener, directa o<br />

indirectamente, consecuencias económicas en el reino y este es precisamente el caso <strong>de</strong> la<br />

Milizia <strong>de</strong>l battaglione.<br />

La explicación <strong>de</strong> la reticencia <strong>de</strong> Bianchini <strong>de</strong>be entonces buscarse en otra parte, y<br />

justamente tanto en la conflictividad que la institución <strong>de</strong> la milicia generó entre comunidad,<br />

gobierno central y feudalidad, como en el hecho <strong>de</strong> que tal milicia, propiamente a causa <strong>de</strong><br />

esta conflictividad y <strong>de</strong> los gravámenes fiscales que su institución conllevó para las<br />

comunida<strong>de</strong>s, tuvo en realidad una escasa utilización, transformándose en una especie <strong>de</strong><br />

entidad misteriosa que al mismo tiempo estaba y no estaba.<br />

En efecto, son poquísimos e indirectos los testimonios <strong>de</strong> la utilización real <strong>de</strong> la<br />

Milizia <strong>de</strong>l battaglione. Esto es <strong>de</strong>bido naturalmente al hecho <strong>de</strong> que, atendiendo al estrecho<br />

significado <strong>de</strong> las palabras, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la institución <strong>de</strong> esta milicia hasta la guerra se sucesión<br />

37 L. Bianchini, Storia <strong>de</strong>lle finanze <strong>de</strong>l Regno <strong>de</strong>lle due Sicilie, edición y introducción <strong>de</strong> L. De Rosa, ESI, Napoli, 1971 (ed. original Napoli<br />

1859).<br />

38 L. Bianchini, Storia <strong>de</strong>lle finanze <strong>de</strong>l Regno <strong>de</strong>lle due Sicilie, edición y introducción <strong>de</strong> L. De Rosa, ESI, Napoli, 1971 (ed. original Napoli<br />

1859), pp. 295-296.<br />

39 I. Zilli, Carlo di Borbone e la rinascita <strong>de</strong>l Regno di Napoli, ESI, Napoli, 1990, p. 80.<br />

40 I. Zilli, Imposta diretta e <strong>de</strong>bito pubblico nel Regno di Napoli, 1669-1734, ESI, Napoli, 1990.<br />

46


española, que marcó la conquista austriaca <strong>de</strong> la parte más meridional <strong>de</strong> la península italiana,<br />

ningún conflicto afectó directamente a las fronteras napolitanas, siendo el principal episodio<br />

bélico que las rozó la revuelta <strong>de</strong> Messina (1674-78). Sin embargo, también en otros episodios<br />

<strong>de</strong> carácter militar, que, aún sin alcanzar el rango <strong>de</strong> conflicto, marcaron pesadamente los<br />

equilibrios políticos <strong>de</strong> una parte o <strong>de</strong> todo el reino, como la insurrección napolitana <strong>de</strong> 1647-<br />

48, o las intermitentes expediciones internas contra el bandolerismo, como las que conoció a<br />

la cabeza <strong>de</strong>l ejército napolitano el virrey marqués <strong>de</strong>l Carpio 41 , la Milizia <strong>de</strong>l battaglione, no<br />

es nombrada en absoluto, y si se cita, lo es solo <strong>de</strong> modo secundario.<br />

Es más, en algunas <strong>de</strong> estas ocasiones, sí se hace referencia a la constitución <strong>de</strong><br />

milicias, pero estas son calificadas como populares y su formación es evi<strong>de</strong>ntemente una<br />

alternativa a la <strong>de</strong> Milizia <strong>de</strong>l battaglione. Este aspecto, por ejemplo, es particularmente<br />

evi<strong>de</strong>nte en septiembre <strong>de</strong> 1640 cuando el Eletto <strong>de</strong>l Popolo – es <strong>de</strong>cir el rapresentante <strong>de</strong> las<br />

capas mas populares <strong>de</strong> Nápoles - Giambattista Naclerio, frente a la amenaza <strong>de</strong> un<br />

<strong>de</strong>sembarco francés en la capital <strong>de</strong>l reino y con la premisa <strong>de</strong> que las Piazze – es <strong>de</strong>cir el<br />

organismo municipal <strong>de</strong> Nápoles 42 - habían sido instituidas como presidios para la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong><br />

la ciudad, propuso al virrey duque <strong>de</strong> Medina <strong>de</strong> las Torres la formación <strong>de</strong> un ejército<br />

popular con la condición <strong>de</strong> que fuese mandado por oficiales populares y no fueran excluidos<br />

los nobles 43 .<br />

El virrey <strong>de</strong>cidió aceptar la petición y armar una milicia <strong>de</strong> 8000 hombres capitaneados<br />

por comandantes populares – constituyendo <strong>de</strong> esta forma la primera estructura <strong>de</strong> la<br />

organización militar que posteriormente mostraría su fuerza con ocasión <strong>de</strong> las sucesivas fases<br />

<strong>de</strong> la insurrección ciudadana <strong>de</strong> 1647-48 44 - pero las Piazze que eran expresión <strong>de</strong> la nobleza<br />

se opusieron vehementemente a esta elección y para protestar enviaron a la corte, como su<br />

representante, al duque <strong>de</strong> San Giovanni. A su vez, en respuesta a esta misión y para obtener<br />

el aval <strong>de</strong> Madrid para la propia resolución, el virrey Medina <strong>de</strong> las Torres envió a España a<br />

Ettore Capecelatro como embajador <strong>de</strong> la ciudad 45 . La cuestión se prolongaría durante un<br />

lustro, entre pronunciamientos contrarios y la evi<strong>de</strong>nte dificultad <strong>de</strong> la corte para conciliar<br />

intereses opuestos, en el intento <strong>de</strong> no <strong>de</strong>scontentar al pueblo, no atacar las prerrogativas<br />

aristocráticas y al mismo tiempo reforzar el principio absolutista <strong>de</strong> la centralización <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r<br />

virreinal, hasta que en 1645, al aproximarse el peligro turco a las costas, se confirmó la<br />

ocasión para que capitanes y oficiales <strong>de</strong> las milicias proviniesen <strong>de</strong> las filas <strong>de</strong> la nobleza 46 .<br />

Este mismo episodio, brevemente resumido, nos permite compren<strong>de</strong>r uno <strong>de</strong> los<br />

aspectos <strong>de</strong> la reticencia <strong>de</strong> Bianchini a hacer referencia en general a las milicias populares (es<br />

dicir, encabezadas por jefes expresión <strong>de</strong> las mismas capas populares): la constitución <strong>de</strong> estas<br />

fueron, en efecto, siempre drásticamente obstaculizada por parte <strong>de</strong> la feudalidad <strong>de</strong>l reino, no<br />

solo por el temor natural a armar a la población campesina – con las consecuencias,<br />

potencialmente <strong>de</strong>sestabilizadoras, para el or<strong>de</strong>n constituido – sino también porque la<br />

formación <strong>de</strong> las milicias constituía un momento <strong>de</strong> potencial discusión sobre el papel<br />

hegemónico <strong>de</strong> la propia aristocracia.<br />

Pero hay algo mas especifico sobre la Milizia <strong>de</strong>l battaglione. Si la nobleza napolitana se<br />

oponía a la formación <strong>de</strong> milicias populares por otra parte las comunida<strong>de</strong>s se oponían a la<br />

formación <strong>de</strong> la Milizia <strong>de</strong>l battaglione, sobre todo creyendo que esta quitaría brazos al<br />

41<br />

G. Sabatini, Il controllo fiscale sul territorio nel Mezzogiorno spagnolo e il caso <strong>de</strong>lle province abruzzesi, Istituto Italiano per gli Studi<br />

Filosofici, Napoli, 1997.<br />

42 C. Tutini, Dell’origine e fundatione <strong>de</strong>i seggi di Napoli, Napoli, 1754, pp. 288-290.<br />

43 A. Musi, La rivolta di Masaniello nella scena politica barocca, Guida, Napoli, 1988, pp. 85-86. En un escrito <strong>de</strong>l mismo periodo <strong>de</strong>l que fue<br />

autor (y en otro que circuló <strong>de</strong> forma anónima pero <strong>de</strong>l que fue por lo menos el inspirador) Giambattista Naclerio hace referencia explícita al<br />

papel <strong>de</strong> esta milicia popular (ibi<strong>de</strong>m, p. 87).<br />

44 R. Villari, La rivolta antispagnola di Napoli. Le origini: 1585-1647, Laterza, Roma-Bari 1976 2 , p. 136.<br />

45 A. Musi, La rivolta di Masaniello cit., p. 87; vid.. Biblioteca Casanatense di Roma (BCR), Ms. 2442, Due istruttioni date ai <strong>de</strong>putati <strong>de</strong>lle<br />

Piazze di Napoli ad Ettore Capecelatro etc., Napoli 1640.<br />

46 A. Musi, La rivolta di Masaniello cit., pp. 93-95.<br />

47


trabajo en los campos y comportaría un gravamen más, que se añadiría a los ya pagados para<br />

la <strong>de</strong>fensa militar <strong>de</strong>l reino.<br />

Siguiendo a Bianchini 47 , en efecto, se calcula que en la edad española el importe anual<br />

<strong>de</strong> la tasa que cada comunidad tenía que pagar al fisco por cada fuoco censado en su interior,<br />

se fijó en 1505 por Fernando <strong>de</strong> Aragón en 1,52 ducados y que tal importe no experimentara<br />

variaciones hasta 1542. Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces las cosas mudaron: aquel año este importe se<br />

aumentó en 36 granos para sostener los costes <strong>de</strong> la infantería española en tiempo <strong>de</strong> paz, y<br />

fue posteriormente aumentado: en 12 granos en 1544 por el mismo motivo; en 7,5 granos en<br />

1558 para los alojamientos <strong>de</strong> los soldados 48 ; en 9 granos en 1559 para la construcción <strong>de</strong><br />

puentes y caminos; en 30 granos en 1566 para la construcción y la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> las torres<br />

marítimas; en 31 granos en 1606 para la constitución <strong>de</strong> presidios militares estables (aumento<br />

reducido a un cuarto para las comunida<strong>de</strong>s que gozaban <strong>de</strong>l privilegio llamado <strong>de</strong> la camera<br />

riservata, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>l privilegio <strong>de</strong> no alojar al ejército); en 25 granos en 1607 en lugar <strong>de</strong> la<br />

cesión a las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l pago <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos sobre los pesos y las medidas; en 12<br />

granos en 1610 en vez <strong>de</strong> la cesión a las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> otros <strong>de</strong>rechos; en 63,5 granos en<br />

lugar <strong>de</strong> la renuncia <strong>de</strong>l fisco a renovar el censo <strong>de</strong> los fuochi <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s, así como en<br />

otros 8 granos aún para el mantenimiento <strong>de</strong> la infantería española <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1611; finalmente,<br />

entre 1617 y 1640, en 4 granos para el equipamiento <strong>de</strong> la caballería, en 20 granos para el<br />

armamento <strong>de</strong> los soldados, en otros 60 granos para varios gastos por el mantenimiento <strong>de</strong> las<br />

milicias.<br />

Sumando todos estos aumentos se obtiene el importe <strong>de</strong> 4,87 ducados – calculado por<br />

Bianchini para 1643 - para la tasa <strong>de</strong> pago anual <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s por cada fuoco. Esto<br />

equivale a <strong>de</strong>cir que en el curso <strong>de</strong> un siglo, frente a una carga fiscal ordinaria – por tanto con<br />

la exclusión <strong>de</strong> todas las recaudaciones extraordinarias - para las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> reino más<br />

que duplicada, más <strong>de</strong> dos tercios <strong>de</strong>l incremento registrado se <strong>de</strong>bía a gastos relacionados,<br />

directa o indirectamente, con la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l reino. Como se ha señalado, este importe se<br />

redujo a 4,2 ducados por fuoco a causa <strong>de</strong> la revuelta <strong>de</strong> Masaniello 49 , pero el impuesto sobre<br />

las comunida<strong>de</strong>s – siempre unidos a los gastos <strong>de</strong>fensivos - continuó subiendo nuevamente en<br />

1654, a consecuencia <strong>de</strong>l intento <strong>de</strong> <strong>de</strong>sembarco francés en el puerto <strong>de</strong> Castellammare,<br />

cuando se aumentó para las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> todas las provincias en 60 granos al año para el<br />

sostenimiento <strong>de</strong> las compañías <strong>de</strong> caballería; al año siguiente se añadió otro grano por el<br />

mismo motivo. En cambio, según las provincias, fue diferente el aumento <strong>de</strong> la tasa<br />

introducida en 1656 para el sostenimiento <strong>de</strong> las compañías para la represión <strong>de</strong>l<br />

bandolerismo 50 .<br />

En particular, una <strong>de</strong> las últimas medidas fiscales adoptadas en la edad española en<br />

materia <strong>de</strong> impuestos ordinarios pagados por las comunida<strong>de</strong>s, hacía referencia al<br />

mantenimiento <strong>de</strong> la Milizia <strong>de</strong>l battaglione: en 1679 el marqués <strong>de</strong> los Vélez – no por<br />

casualidad quizás el virrey al mando <strong>de</strong>l reino en los años <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> Messina, que había<br />

afectado gravemente también la estructura militar napolitana 51 - transformó radicalmente el<br />

gravamen que hasta ahora la Milizia <strong>de</strong>l battaglione había implicado para las comunida<strong>de</strong>s. A<br />

partir <strong>de</strong> aquel año, en efecto, el mantenimiento <strong>de</strong> esta milicia fue calculado en los impuestos<br />

ordinarios <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s, en la proporción, por cada cien fuochi tasados, <strong>de</strong> 1 ducado<br />

por cada soldado a pie sin armamentos particulares, <strong>de</strong> 1,25 ducados por cada uomo d’arme,<br />

47 L. Bianchini, Storia <strong>de</strong>lle finanze cit., pp. 254-255; vid. también G. M. Galanti, Della <strong>de</strong>scrzione cit., vol. I, pp. 352 y sig., I. Zilli, Imposta<br />

diretta cit., pp. 24-25.<br />

48 Precisamente, por este motivo la tasa se elevó en 1555 a 45 granos, pero en 1558 el aumento se redujo primero a 36 e luego a 17 granos (L.<br />

Bianchini, Storia <strong>de</strong>lle finanze cit., pp. 254).<br />

49 Ibi<strong>de</strong>m, p. 255.<br />

50 G. Sabatini, Il controllo fiscale sul territorio, cit<br />

51 L. A. Ribot García, La Monarquia <strong>de</strong> España y la guerra <strong>de</strong> Mesina (1674-1678), Actas Editorial, Madrid, 2002; G. Sabatini, La<br />

spesa militare nel contesto <strong>de</strong>lla finanza pubblica napoletana <strong>de</strong>l XVII secolo, en prensa en “Mediterranea”, a. III (2006).<br />

48


es <strong>de</strong>cir, por cada soldado que fuese armado <strong>de</strong> forma más completa (aunque no<br />

necesariamente con un arcabuz) y <strong>de</strong> 7,21 ducados por los soldados a caballo 52 .<br />

La medida implicaba evi<strong>de</strong>ntemente una carga, y no leve, para las comunida<strong>de</strong>s, aunque<br />

<strong>de</strong> cualquier modo respondía también a una petición que estas habían expresado con<br />

frecuencia, la <strong>de</strong> no ser cargado al mismo tiempo por el gravamen monetario y material <strong>de</strong>l<br />

mantenimiento <strong>de</strong> la milicia. Para compren<strong>de</strong>r a fondo este punto es posible leer las palabras<br />

que utiliza al respecto un anónimo arbitrista napolitano <strong>de</strong> la primera mitad <strong>de</strong> los años 30 <strong>de</strong>l<br />

siglo XVII, que expone a Felipe IV, en una memoria con el significativo título <strong>de</strong> “El estado<br />

miserable <strong>de</strong>l reyno”, algunos puntos <strong>de</strong> la situación política y económica <strong>de</strong>l reino sobre los<br />

cuales se ruega urgentemente la acción soberana 53 :<br />

[Se] han obligado las comunida<strong>de</strong>s a levantar a su costa cada cien fuegos un soldado a<br />

piè, y otro a’ caballo, exorbitante imposicion, porque quisa el dinero y los hombres en el<br />

mismo tiempo.<br />

En que suplicamos Vuestra Magestad se sirva advertir dos circunstancias. La primera que<br />

haviendose hecho el repartimiento segun la numeracion, que hoy nò pue<strong>de</strong> caminar por la<br />

falta <strong>de</strong>la mayor parte <strong>de</strong> los fuegos, nò tuvo justicia obligandose por muchos las<br />

universida<strong>de</strong>s que estan reducida a pocos.<br />

La segunda que qualquiera <strong>de</strong>llas pagò cada soldado quarenta ducados, <strong>de</strong>naro que bastava<br />

para tres, y nò quedarian vazias las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> hombres, mas aptos a’ la agricolturta y<br />

custodia <strong>de</strong> ganados que a’ la milicia, y sin ciudadanos que paguen las colectas, reduzidos a’<br />

pocos por la muchedumbre <strong>de</strong> ecclesiasticos que es notoria.<br />

Esta cobrança se ha hecho dos vezes, y assi los Tesoreros, y Perceptores Provincialès han<br />

cobrado, porque el dinero situado a los fiscales se convertiò en pagamentos <strong>de</strong> soldados, con<br />

que embian <strong>de</strong>struiendo las tierras, y van personalmente tornando la hazienda <strong>de</strong> cada uno<br />

sin distinction, y con todo esto nò cumplen la exaction por la impotencia, y solamente sacan<br />

millares <strong>de</strong> ducados por sus jornadas, y el fisco queda acrehedor.<br />

El redactor <strong>de</strong> la memoria, por lo tanto, señala el hecho <strong>de</strong> que la Milizia <strong>de</strong>l battaglione había<br />

sido instituida sin implicar gravámenes ordinarios, pero previendo el impuesto <strong>de</strong> su<br />

mantenimiento, solo para eventuales exigencias <strong>de</strong>fensivas y por tanto solo durante los<br />

periodos <strong>de</strong> movilización; por el contrario, la fiscalidad española había recurrido<br />

repetidamente al impuesto <strong>de</strong> gravámenes para el mantenimiento <strong>de</strong> la misma milicia, por esto<br />

la escandalizada expresión <strong>de</strong>l anónimo: “¡el dinero y los hombres!”.<br />

En segundo lugar, la distribución <strong>de</strong> los costes se hacía en base a la valoración <strong>de</strong> los<br />

fuochi, es <strong>de</strong>cir, a la estimación <strong>de</strong> la cantidad <strong>de</strong>mográfica <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l reino.<br />

Pero, justamente a partir <strong>de</strong> los años en los que se escribió la memoria, la separación entre la<br />

<strong>de</strong>nsidad real <strong>de</strong> la población y la numerosidad – ampliamente sobreestimada- <strong>de</strong>l los fuochi,<br />

en base a la cual se calculaban los gravámenes fiscales, se convirtió en un problema bien<br />

conocido y particularmente sufrido, <strong>de</strong> manera que el cálculo <strong>de</strong> los hombres para armar no<br />

tiene en cuenta las posibilida<strong>de</strong>s económicas reales <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s. Pero es verdad que el<br />

redactor recordaba cómo, ahora, la petición era solo la <strong>de</strong> armar un hombre a pie y otro a<br />

caballo, en contra <strong>de</strong> la petición inicial <strong>de</strong> 5 hombres a pie prevista en las or<strong>de</strong>nanzas <strong>de</strong>l<br />

duque <strong>de</strong> Alcalá, pero observaba también que la suma solicitada por cada hombre,<br />

correspondiente a 40 ducados, era excesiva y hasta suficiente para pagar los gastos <strong>de</strong> tres<br />

soldados.<br />

52 G. M. Galanti, Della <strong>de</strong>scrizione cit., vol. I, p. 377; I. Zilli, Carlo di Borbone cit., p. 80.<br />

53 Biblioteca Nazionle di Napoli (BNN), Manoscritti Brancacciani, n. VI-A-15, ff. 555-569 (en el folio 561 para la cita); la memoria más que<br />

anónima, no está datada, pero las referencias que se hacen en ella, permiten situarla en los primeros años <strong>de</strong>l gobierno en Nápoles <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

Monterey.<br />

49


Otro elemento importante es la referencia al “dinero situado a los fiscales”, es <strong>de</strong>cir,<br />

aquella parte <strong>de</strong> los impuestos pagados por las comunida<strong>de</strong>s que el fisco capitalizaba y cedía<br />

como títulos <strong>de</strong> <strong>de</strong>uda pública a particulares; el anónimo dice que estos impuestos –<br />

retribuidos por las comunida<strong>de</strong>s a los particulares que, comprando <strong>de</strong>uda pública, adquirían<br />

también el <strong>de</strong>recho a cobrar directamente impuestos – eran <strong>de</strong>stinados a sostener los gastos<br />

militares y que por lo tanto estos últimos eran pagados dos veces por las comunida<strong>de</strong>s.<br />

Finalmente el autor no olvidaba recordar los daños que suponían para las comunida<strong>de</strong>s la<br />

sustracción <strong>de</strong>l hombres al trabajo en los campos, y sobre todo la rapacidad <strong>de</strong> los comisarios<br />

en las recaudaciones.<br />

Por tanto, si la Milizia <strong>de</strong>l battaglione era obstaculizada por la aristocracia <strong>de</strong>l reino, no<br />

menos fuerte fue la hostilidad <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s; en este sentido es posible observar una<br />

diferencia entre los dos reinos <strong>de</strong> Nápoles y <strong>de</strong> Sicilia. Mientras que en este último caso, la<br />

milicia tenía un claro matiz contrario a los barones, y en consecuencia la aristocracia<br />

propiamente obstaculizó en su mayoría la institución y el funcionamiento, en el caso <strong>de</strong><br />

Nápoles tal connotación parecía no estar presente y si el recurso que se hizo a esta forma <strong>de</strong><br />

movilización militar <strong>de</strong>l territorio fue extremadamente limitado, fue <strong>de</strong>bido sobre todo a la<br />

oposición <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s y a la elección, por parte <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r central, <strong>de</strong> reducir los<br />

motivos <strong>de</strong>l fuerte <strong>de</strong>scontento, en particular en las fases <strong>de</strong> mayor <strong>de</strong>bilidad política <strong>de</strong>l<br />

gobierno español en el reino.<br />

50


De las fronteras <strong>de</strong> la comunidad a las fronteras <strong>de</strong> la nación: construcción <strong>de</strong><br />

i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> exclusiones en la vieja Europa.<br />

José María Imízcoz Beunza, <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong>l País Vasco<br />

La intención <strong>de</strong> este texto es plantear una reflexión en la larga duración sobre el significado y<br />

la evolución <strong>de</strong> las fronteras <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s locales <strong>de</strong> la vieja Europa. El enfoque<br />

específico se interesa sobre cómo en la Edad Mo<strong>de</strong>rna las construcciones políticas (sociopolíticas,<br />

jurisdiccionales y territoriales), al mismo tiempo que iban <strong>de</strong>finiendo i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s y<br />

espacios jurisdiccionales, iban configurando así mismo alterida<strong>de</strong>s, fronteras, pertenencias y<br />

exclusiones.<br />

El punto <strong>de</strong> partida es el <strong>de</strong> la comunidad local, en la medida en que, a finales <strong>de</strong> la Edad<br />

Media, las comunida<strong>de</strong>s locales son las comunida<strong>de</strong>s políticas principales y que los reinos o<br />

las provincias son agregados <strong>de</strong> comunida<strong>de</strong>s. El concepto <strong>de</strong> frontera contemporáneo como<br />

“confín <strong>de</strong> un Estado” 1 es un concepto presentista que correspon<strong>de</strong> al or<strong>de</strong>namiento político y<br />

territorial <strong>de</strong> los estados contemporáneos. ¿Cuáles eran las fronteras antes <strong>de</strong> que hubiera<br />

“estados”? La corriente <strong>de</strong> historia política que se inspira en historiadores como Otto Brunner<br />

ha <strong>de</strong>finido la sociedad o los reinos <strong>de</strong> la Edad Media y <strong>de</strong>l Antiguo Régimen como agregados<br />

<strong>de</strong> comunida<strong>de</strong>s. O. Brunner nos recuerda cómo en la Edad Media cada comunidad estaba<br />

dotada <strong>de</strong> una constitución social y política al mismo tiempo que tenía sus fronteras<br />

correspondientes. De hecho, las fronteras <strong>de</strong> un reino con respecto a otros reinos venían dadas<br />

por los límites <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s que, a través <strong>de</strong> relaciones <strong>de</strong> vasallaje o fi<strong>de</strong>lidad, estaban<br />

vinculadas a un soberano.<br />

Sobre la base <strong>de</strong> estas comunida<strong>de</strong>s, se fueron construyendo agregados políticos y territoriales<br />

más amplios, como los señoríos, los reinos y la monarquía hispánica, que se consolidaron <strong>de</strong><br />

diversos modos a lo largo <strong>de</strong> la Edad Mo<strong>de</strong>rna. Al cabo <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong> cambio complejo y<br />

diferencial, y con la ruptura <strong>de</strong> la revolución liberal, este movimiento <strong>de</strong>sembocó, en el siglo<br />

XIX, en la constitución <strong>de</strong> estados nacionales, que dieron un nuevo significado a la las<br />

i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s tradicionales y a sus fronteras. La historia <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s políticas territoriales<br />

ha estado marcada en el siglo XIX y hasta nuestros días por el nacionalismo, ya sea el<br />

nacionalismo español o los llamados nacionalismos periféricos, cada uno <strong>de</strong> los cuales ha<br />

tenido y tiene sus bases sociales, sus agentes culturales y sus <strong>de</strong>finiciones divergentes <strong>de</strong> la<br />

comunidad política y <strong>de</strong> los territorios que la integran, así como <strong>de</strong> sus fronteras,<br />

institucionales o i<strong>de</strong>ológicas: <strong>de</strong> las alterida<strong>de</strong>s, incluso exclusiones, que comportan.<br />

Todo esto <strong>de</strong>sborda ampliamente el objeto <strong>de</strong> un coloquio sobre “las socieda<strong>de</strong>s fronterizas en<br />

los siglos XVI y XVII”, pero es la ocasión para nosotros <strong>de</strong> iniciar una reflexión que, aunque<br />

centrada en la cronología mo<strong>de</strong>rna, busca enten<strong>de</strong>r el significado <strong>de</strong> estos procesos<br />

i<strong>de</strong>ntitarios en la larga duración y, a la postre, en su relación con el presente.<br />

Los países son <strong>de</strong>venires, no esencias, y se construyen al filo <strong>de</strong> procesos <strong>de</strong> cambio en los<br />

cuales los hombres y las mujeres son los agentes sociales, políticos y culturales. En este<br />

sentido, enten<strong>de</strong>mos que se trata <strong>de</strong> procesos sociales. Nuestra reflexión preten<strong>de</strong> elaborarse<br />

1 DRAE, Madrid, 1992<br />

51


<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la historia social, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la historia construida por actores sociales, cualquiera que sean<br />

sus vertientes, socio-económica, socio-política o socio-cultural. Parte <strong>de</strong>l seguimiento en el<br />

tiempo <strong>de</strong> una “sociedad” que se organiza como “comunidad”; observa su constitución sociopolítica,<br />

analiza los cambios que producen en ella los diversos agentes que actúan tanto en su<br />

campo social como en el mundo en que la comunidad se integra, explora las dinámicas<br />

sociales en que se generan los discursos, se proponen las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s y se legitiman las<br />

legitimida<strong>de</strong>s.<br />

En este sentido, nuestro propósito se aleja <strong>de</strong> la historia textual <strong>de</strong> la Historia <strong>de</strong>l Derecho<br />

constitucional que, si bien nos ayuda a <strong>de</strong>finir correctamente “conceptos en contextos”, no<br />

pue<strong>de</strong> explicar por si misma el origen y la producción <strong>de</strong>l cambio histórico.<br />

Para que una empresa como la que proponemos tenga una base social suficientemente sólida,<br />

nos parece necesario reducir la escala <strong>de</strong> observación y centrarnos en el seguimiento <strong>de</strong> una<br />

comunidad local. Se trata <strong>de</strong> intentar observar cómo, a lo largo <strong>de</strong> su historia, se construyen<br />

efectivamente sus i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s en diferentes contextos y momentos, y cómo se <strong>de</strong>finen,<br />

simétricamente, sus alterida<strong>de</strong>s y fronteras.<br />

En nuestro caso, hemos tomado como ejemplo la comunidad <strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong> Baztán, una<br />

comunidad campesina situada en el noroeste <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Navarra. Más allá <strong>de</strong> sus<br />

especificida<strong>de</strong>s, su historia nos revela varios universos: Es un valle <strong>de</strong> los Pirineos<br />

occi<strong>de</strong>ntales, forma parte <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Navarra y está fronterizo con Francia. Des<strong>de</strong> el punto<br />

<strong>de</strong> vista cultural y lingüístico, se halla en el corazón <strong>de</strong>l mundo rural vasco cantábrico. A lo<br />

largo <strong>de</strong> la Edad Mo<strong>de</strong>rna goza, como otras tierras <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> Castilla y <strong>de</strong> Navarra, <strong>de</strong><br />

hidalguía colectiva. Y, paradójicamente, a pesar <strong>de</strong> su condición <strong>de</strong> territorio periférico,<br />

muchos <strong>de</strong> sus naturales protagonizarían lo que Julio Caro Baroja llamó “la hora navarra <strong>de</strong>l<br />

XVIII”. Este valle apartado, como otros <strong>de</strong> los territorios vasco-navarros, fue una <strong>de</strong> las<br />

principales canteras <strong>de</strong> cuadros <strong>de</strong> la monarquía hispánica y <strong>de</strong>l imperio colonial, y algunos <strong>de</strong><br />

sus naturales se hallaron en el corazón <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong>l Estado administrativo,<br />

financiero y reformista <strong>de</strong> los Borbones y en primera fila <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad española.<br />

I. Las fronteras <strong>de</strong> la comunidad vecinal<br />

- La constitución política y social <strong>de</strong> una comunidad vecinal hidalga.<br />

En sus documentos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> al menos los siglos XV y XVI, la “<strong>Universidad</strong> y Valle <strong>de</strong> Baztán”<br />

se <strong>de</strong>fine como una comunidad con un gobierno propio, unas or<strong>de</strong>nanzas municipales y<br />

<strong>de</strong>recho consuetudinario, y un término municipal. Des<strong>de</strong> la Edad Media hasta nuestros días,<br />

esta comunidad <strong>de</strong> Valle ha englobado en un solo concejo a catorce lugares o parroquias que<br />

no tienen término municipal ni gobierno propio ni finanzas, puesto que todos ellos forman un<br />

solo municipio. Esta comunidad <strong>de</strong> Valle se regía por una Junta General o concejo abierto <strong>de</strong><br />

vecinos que, hasta mediados <strong>de</strong>l siglo XVII, reunía cuatro veces al año a los amos <strong>de</strong> las casas<br />

vecinales. A la cabeza <strong>de</strong> la comunidad se hallaba el alcal<strong>de</strong>, jefe vitalicio hasta mediados <strong>de</strong>l<br />

siglo XVII, alcal<strong>de</strong> trienal <strong>de</strong>spués, que ejercía la jurisdicción civil y criminal, así como la<br />

jefatura militar <strong>de</strong> la tierra <strong>de</strong> Baztán, con el título <strong>de</strong> “capitán a guerra”, que los reyes<br />

reconocían. La comunidad formaba una unidad territorial <strong>de</strong>limitada por una frontera <strong>de</strong><br />

mojones que el alcal<strong>de</strong>, los jurados <strong>de</strong> los lugares y una representación <strong>de</strong> vecinos<br />

inspeccionaban y reponían regularmente. La comunidad era un actor <strong>de</strong> relaciones exteriores<br />

tanto en los tiempos <strong>de</strong> paz como en la guerra. Establecía con gran autonomía acuerdos <strong>de</strong><br />

pastos o “facerías” con las comunida<strong>de</strong>s vecinas <strong>de</strong> la Baja Navarra. Su alcal<strong>de</strong> y “capitán a<br />

52


guerra” formaba anualmente a los vecinos baztaneses en alar<strong>de</strong>s y revistas <strong>de</strong> armas, dirigía la<br />

<strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l Valle frente al enemigo y encabezaba sus expediciones armadas.<br />

La comunidad <strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong> Baztán se integra en la construcción política <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Navarra<br />

con un estatuto <strong>de</strong> nobleza colectiva, lo que nos sitúa en los márgenes <strong>de</strong>l feudalismo europeo.<br />

En los últimos siglos <strong>de</strong> la Edad Media esta comunidad se presenta como un alodio, una<br />

comunidad <strong>de</strong> hombres libres, con jefes a su cabeza, que es colectivamente señora <strong>de</strong> su<br />

territorio, cuyos miembros disfrutan <strong>de</strong> sus montes y aguas con sus ganados gran<strong>de</strong>s y<br />

menudos y que son reputados como hidalgos 2 . Des<strong>de</strong> 1440, el Valle <strong>de</strong> Baztán obtiene <strong>de</strong> los<br />

reyes <strong>de</strong> Navarra una sentencia que reconoce su hidalguía colectiva y que servirá para<br />

mantener este estatuto colectivo privilegiado a lo largo <strong>de</strong> toda la Edad Mo<strong>de</strong>rna, tanto en el<br />

reino <strong>de</strong> Navarra como bajo la corona <strong>de</strong> Castilla. En efecto, entre 1437 y 1440 el Valle <strong>de</strong><br />

Baztán, encabezado por sus principales, se enfrentó en un pleito a <strong>de</strong>terminadas pretensiones<br />

fiscales <strong>de</strong> los reyes <strong>de</strong> Navarra que amenazaban dicho estatuto y consiguió que la corona<br />

reconociese a los “vecinos y moradores <strong>de</strong> la dicha tierra <strong>de</strong> Baztán (…) hidalgos, francos y<br />

exentos <strong>de</strong> toda pecha y servidumbre”, en plena posesión y uso <strong>de</strong> su tierra.<br />

Establecido en los márgenes <strong>de</strong>l feudalismo europeo, el Valle <strong>de</strong> Baztán revela probablemente<br />

lo que se encuentra en la base <strong>de</strong> la hidalguía universal que caracteriza a territorios <strong>de</strong> la<br />

cornisa cantábrica a lo largo <strong>de</strong> la Edad Mo<strong>de</strong>rna: a las provincias <strong>de</strong> Vizcaya y <strong>de</strong><br />

Guipúzcoa, con nobleza universal confirmada, a amplios territorios <strong>de</strong> la Montaña <strong>de</strong> Castilla,<br />

en Alava a las tierras <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Ayala, y en Navarra a doce villas y lugares y a ocho valles,<br />

ubicados sobre todo en la mitad norte. En un momento preciso <strong>de</strong> la construcción política y<br />

fiscal <strong>de</strong> los reinos <strong>de</strong> Castilla y <strong>de</strong> Navarra, estas comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> hombres libres<br />

consiguieron traducir la realidad <strong>de</strong> sus alodios en términos <strong>de</strong> nobleza comunitaria.<br />

Habría que ver hasta qué punto pudo pesar en este empeño el papel particular que los hombres<br />

<strong>de</strong> estas comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l norte habían jugado en las conquistas cristianas y en la formación y<br />

<strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> aquellos reinos. Este es, al menos, uno <strong>de</strong> los argumentos centrales que utilizan los<br />

jefes <strong>de</strong> la comunidad <strong>de</strong>l Baztán en el proceso <strong>de</strong> 1437-1440. En este tira y afloja, el Valle<br />

hace pesar sus servicios <strong>de</strong> guerra a la corona y, muy especialmente, su peso estratégico y<br />

militar: “Los hidalgos infanzones <strong>de</strong> Baztan, que en las guerras <strong>de</strong> Francia y Navarra y <strong>de</strong><br />

Castilla, y en las conquistas antiguas, hicieron y han hecho tan señalados servicios a la corona<br />

<strong>de</strong> Navarra, no consentirán ser poblados en tierra <strong>de</strong>l Rey pechera, ellos siendo partidores <strong>de</strong><br />

la tierra y hacedores, con el presente Rey, <strong>de</strong> sus fueros y avenencias (…) antes sabrían <strong>de</strong>jar<br />

la tierra e ir a poblar a otra parte” 3 . Un argumento clásico, pero eficaz. Como veremos más<br />

a<strong>de</strong>lante, su posición fronteriza y sus servicios en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la frontera <strong>de</strong>l reino será el<br />

argumento que el Valle <strong>de</strong> Baztán invocará cada vez que intente conseguir un privilegio <strong>de</strong> la<br />

corona. Parece que las dinastías navarras y luego los Austrias se contentaron bien con ello,<br />

renunciando a los exiguos recursos fiscales que les podían procurar estas pobres tierras <strong>de</strong><br />

montaña, a cambio <strong>de</strong> su contribución a la seguridad d las fronteras <strong>de</strong> sus reinos.<br />

De este modo, la condición vecinal, fuente <strong>de</strong> una pertenencia social y política reconocida, y<br />

<strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos correspondientes en la comunidad, se doblé <strong>de</strong> la condición noble en Navarra<br />

y, tras la conquista y la incorporación a la corona castellana, en Castilla y sus Indias. Como<br />

2 Todos los fuegos recensados en Baztán en los libros <strong>de</strong> fuegos <strong>de</strong> 1366 (160 hogares) y <strong>de</strong> 1427 (238 familias) son<br />

consi<strong>de</strong>rados como hidalgos. Como <strong>de</strong>claran en 1427 los vecinos <strong>de</strong> cada lugar: “ todos los sobredictos son fijos dalguo et<br />

por esto no han cargas alguna <strong>de</strong> pecha”. Archivo General <strong>de</strong> Navarra, Cámara <strong>de</strong> Comptos, Libros <strong>de</strong> fuegos <strong>de</strong> 1366 y <strong>de</strong><br />

1427, merindad <strong>de</strong> Pamplona.<br />

3 Texto <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> 1437-1440, según copia <strong>de</strong> 1538, publicado por M. Irigoyen y Olóndriz, Noticias históricas y datos<br />

estadísticos <strong>de</strong>l Noble Valle y <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Baztán, Imp.Provincial, Pamplona, 1890, pp.17-43.<br />

53


veremos más a<strong>de</strong>lante, esta hidalguía colectiva <strong>de</strong> origen fiscal, que en un principio no era<br />

sino el reconocimiento por el rey <strong>de</strong> unos alodios, se convertiría con el tiempo en una fuente<br />

sustancial <strong>de</strong> privilegios para los miembros d estas comunida<strong>de</strong>s que, a lo largo <strong>de</strong> los siglos<br />

mo<strong>de</strong>rnos, se a<strong>de</strong>ntraron en el comercio peninsular y americano, en la corte y en la alta<br />

administración.<br />

- Las fronteras <strong>de</strong> la comunidad vecinal: nuevas jurisdicciones y creación <strong>de</strong> fronteras<br />

exteriores e interiores.<br />

A partir <strong>de</strong>l siglo XI, la integración política y religiosa <strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong> Baztán en construcciones<br />

superiores, como eran el incipiente reino <strong>de</strong> Navarra o la organización eclesiástica, propició<br />

que nuevos agentes actuaran en su territorio y acabaran generando nuevas jurisdicciones y<br />

nuevas fronteras territoriales en su seno. Este proceso formó parte <strong>de</strong>l proceso más general <strong>de</strong><br />

integración <strong>de</strong> comunida<strong>de</strong>s en el mundo feudal y nos parece muy revelador <strong>de</strong> las<br />

construcciones que se produjeron en aquel momento y <strong>de</strong> su significado con respecto al<br />

régimen <strong>de</strong> la antigua comunidad vecinal.<br />

En la Edad Media se asentaron en el alodio <strong>de</strong> la antigua comunidad <strong>de</strong> hombres libres los tres<br />

tipos <strong>de</strong> señoríos principales, <strong>de</strong> aba<strong>de</strong>ngo, <strong>de</strong> realengo y solariego. Pero, la introducción <strong>de</strong><br />

nuevas jurisdicciones en el antiguo territorio <strong>de</strong> la comunidad no alteró el estatuto <strong>de</strong> alodio<br />

hidalgo <strong>de</strong> la comunidad <strong>de</strong> vecinos, sino que llevó a la formación <strong>de</strong> nuevas “comunida<strong>de</strong>s”.<br />

Estas se <strong>de</strong>sgajaron y quedaron apartadas <strong>de</strong> la comunidad vecinal, separadas por nuevas<br />

fronteras municipales o por formas <strong>de</strong> marginación radicales, que se mantuvieron a lo largo <strong>de</strong><br />

toda la Edad Mo<strong>de</strong>rna. Estos enclaves fueron los lugares <strong>de</strong> aba<strong>de</strong>ngo <strong>de</strong> Urdax y Zurramurdi,<br />

la villa real <strong>de</strong> Maya y los agotes sometidos a señorío solariego.<br />

El monasterio premostratense <strong>de</strong> Urdax se estableció en el territorio <strong>de</strong> la comunidad, según<br />

parece <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo X, como un vecino más, pero pronto instaló colonos en sus tierras<br />

(documentados por lo menos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los siglos XIV y XV), dando lugar así a las poblaciones <strong>de</strong><br />

Urdax y <strong>de</strong> Zugarramurdi, que acabarían formando municipios in<strong>de</strong>pendientes. La<br />

implantación <strong>de</strong>l monasterio y <strong>de</strong> sus lugares estuvo en la base <strong>de</strong> numerosos conflictos,<br />

pleitos y concordias con la comunidad <strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong> Baztán a lo largo <strong>de</strong> toda la Edad<br />

Mo<strong>de</strong>rna. La política expansionista <strong>de</strong>l monasterio, en una tierra <strong>de</strong> bienes comunales,<br />

conllevó una serie <strong>de</strong> conflictos, como el que llevó a la concordia <strong>de</strong> 1584 que llevó a<br />

re<strong>de</strong>finir los términos jurisdiccionales respectivos <strong>de</strong>l Valle y <strong>de</strong>l monasterio 4 . Así mismo,<br />

hubo reiteradas querellas <strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong> Baztán contra los lugares <strong>de</strong> Urdax y Zugarramurdi por<br />

los términos y aprovechamientos abusivos <strong>de</strong>l bosque, como el pleito <strong>de</strong> 1740-1748 5 , que<br />

hace acopio <strong>de</strong> información sobre los interminables agravios prece<strong>de</strong>ntes 6 . En <strong>de</strong>finitiva, las<br />

tensiones fronterizas entre jurisdicciones y comunida<strong>de</strong>s vecinas que resultan tan<br />

características <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s cantábricas <strong>de</strong> las provincias vascas y <strong>de</strong>l norte<br />

<strong>de</strong> Navarra a lo largo <strong>de</strong> toda la Edad Mo<strong>de</strong>rna.<br />

Hubo así mismo largos pleitos en que los collazos monacales <strong>de</strong> Urdax y Zugarramurdi<br />

intentaron sacudirse la jurisdicción civil y criminal <strong>de</strong>l Monasterio <strong>de</strong> Urdax, pidiendo<br />

encardinarse en la <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong> Baztán, pero fueron rechazados tenazmente por<br />

este, alegando que iría en “crecido agravio” <strong>de</strong> la “limpieza e infanzonía” <strong>de</strong> los baztaneses 7 .<br />

4 E. Zuadaire, “Valle <strong>de</strong> Baztán”…, p.11<br />

5 E. Zuadaire, “Valle <strong>de</strong> Baztán”…, p.14<br />

6 Executorial insertas sentencias, concordias, varios instrumentos, y alegatos, que se han producido en el pleito…Pamplona,<br />

1748.<br />

7 E. Zuadaire, “Valle <strong>de</strong> Baztán”…, p.10<br />

54


La acción <strong>de</strong> la monarquía en la construcción <strong>de</strong> comunida<strong>de</strong>s y fronteras no fue menos<br />

significativas. Existe una importante bibliografía sobre la fundación <strong>de</strong> villas reales en las<br />

provincias vascas y en el reino <strong>de</strong> Navarra durante la Baja Edad Media y sabemos hasta qué<br />

punto este proceso fue significativo para la nueva articulación <strong>de</strong> estos espacios, la<br />

reor<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n socio-político y la formación mediante agregación <strong>de</strong> provincias,<br />

como Guipúzcoa o Alava. En el pleito contra la corona <strong>de</strong> 1437-1440, el Valle <strong>de</strong> Baztán<br />

reconoce que los reyes <strong>de</strong> Navarra poseen en su territorio el castillo <strong>de</strong> Maya. En torno a este<br />

castillo se fue formando una población que acabó por constituir la villa separada <strong>de</strong> Maya.<br />

Otro enclave, por tanto, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l antiguo territorio <strong>de</strong> la comunidad, esta vez bajo señorío<br />

real. Un enclave <strong>de</strong> 13,99 km2, ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> los 359,86 km2 <strong>de</strong> tierra baztanesa que se<br />

mantuvo como tal hasta su incorporación reciente al municipio <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Baztán, en 1969 8 .<br />

Por último, el tercer tipo <strong>de</strong> señorío que se instaló en el suelo <strong>de</strong> la comunidad <strong>de</strong> hombres<br />

libres fue el solariego, que dio lugar a los enclaves <strong>de</strong> agotes que quedaron radicalmente<br />

proscritos <strong>de</strong> la comunidad vecinal durante toda la Edad Mo<strong>de</strong>rna. Las antiguas élites <strong>de</strong> la<br />

comunidad –los llamados “señores <strong>de</strong> palacio” o “palacianos”-fueron los primeros baztaneses<br />

en integrarse en el sistema político superior <strong>de</strong>l reino. Des<strong>de</strong> el siglo XII encontramos a estas<br />

cabezas <strong>de</strong> la comunidad en la alianza <strong>de</strong>l rey, como jefes <strong>de</strong> guerra en sus empresas <strong>de</strong><br />

conquista, seguidos por sus hombres, y como dirigentes <strong>de</strong>l reino, don<strong>de</strong> eran caballeros,<br />

tenían asiento en el brazo militar <strong>de</strong> las Cortes, ejercían cargos <strong>de</strong> gobierno y recibían en<br />

recompensa tierras, rentas y señoríos. De este modo, mientras seguían siendo la cabeza<br />

tradicional <strong>de</strong> una comunidad <strong>de</strong> hombres libras, fuera <strong>de</strong> ella, en las tierras <strong>de</strong> conquista, se<br />

convertían en señores feudales. Esto supuso, sin duda, un proceso <strong>de</strong> aculturación que explica<br />

el hecho <strong>de</strong> que algunos <strong>de</strong> estos “señores <strong>de</strong> palacio” introdujeran en sus tierras prácticas <strong>de</strong><br />

tipo señorial como las que habían aprendido en el mundo integrador. En particular, algunos <strong>de</strong><br />

ellos introdujeron colonos en sus tierras particulares. Des<strong>de</strong> comienzos <strong>de</strong>l siglo XVI está<br />

documentada la implantación <strong>de</strong> agotes en tierras <strong>de</strong> los palacios <strong>de</strong> Ursúa y <strong>de</strong> Jarola.<br />

El enclave más importante <strong>de</strong> agotes en el Valle <strong>de</strong> Baztán ha sido el <strong>de</strong> los agotes <strong>de</strong>l barrio<br />

<strong>de</strong> Bozate 9 . Estos eran colonos instalados en tierras <strong>de</strong>l palacio <strong>de</strong> Ursúa y sometidos a un<br />

régimen señorial pleno, con pagos <strong>de</strong> censos perpetuos y partes <strong>de</strong> cosecha, prestaciones<br />

personales, obligación <strong>de</strong> moler en el molino <strong>de</strong>l palacio y necesidad <strong>de</strong>l consentimiento <strong>de</strong>l<br />

señor para sus matrimonios y sucesiones 10 .<br />

A lo largo <strong>de</strong> toda la Edad Mo<strong>de</strong>rna, estos agotes <strong>de</strong> Baztán se vieron proscritos <strong>de</strong> la<br />

comunidad <strong>de</strong> vecinos como los agotes <strong>de</strong> los valles navarros <strong>de</strong> Roncal y Salazar, o como los<br />

abundantes grupos <strong>de</strong> “agotes” o “cagots” que se observan a lo largo <strong>de</strong> toda la ca<strong>de</strong>na<br />

pirenaica. Sobre los agotes se ha escrito una literatura abundante y, por lo general, <strong>de</strong> muy<br />

poco fundamento. El trabajo más serio parece el <strong>de</strong> Alain Guerreau e Yves Guy sobre “Les<br />

cagots du Béarn” 11 que, <strong>de</strong> paso, <strong>de</strong>shace algunos mitos tenaces sobre los orígenes <strong>de</strong> los<br />

agotes, como el <strong>de</strong> la lepra. Sin embargo, la hipótesis que proponemos, a partir <strong>de</strong> la<br />

observación <strong>de</strong> los agotes <strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong> Baztán, es contraria a la que dichos autores proponen.<br />

Para ellos, la segregación <strong>de</strong> los agotes resultaría <strong>de</strong> la presión <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s civiles y<br />

eclesiásticas que, en el contexto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l feudalismo, impondrían en el siglo XIII el<br />

establecimiento <strong>de</strong> estructuras comunitarias parroquiales. Al constituir estas comunida<strong>de</strong>s<br />

8 E. Zuadaire, “Valle <strong>de</strong> Baztán”…, p.13<br />

9 Compuesto <strong>de</strong> 14 casas en 1613, 60 casas, casillas o cuartos en 1726, 59 hogares en 1816 y más <strong>de</strong> 300 personas en 1827.<br />

10 F.Idoate, Documentos sobre agotes y grupos afines en Navarra…, pp.28, 31 y 58.<br />

11 A. Guerreau, Y. Guy, Les cagots du Béarn. Recherches sur le développement inégal au sein du système féodal européen,<br />

Minerve, 1988<br />

55


parroquiales se produjo la concentración espacial <strong>de</strong> poblaciones hasta entonces dispersas y<br />

<strong>de</strong> estatutos sociales muy diferentes. En este proceso quedarían estatutariamente excluidos<br />

todos o una parte <strong>de</strong> aquellos que, según la estructura <strong>de</strong> la casa (l’ostau) –caracterizada por la<br />

primogenitura- quedaban privados <strong>de</strong>l acceso a la tierra. Se trataría <strong>de</strong> la transposición a la<br />

comunidad parroquial <strong>de</strong> la exclusión absoluta que se producía en el sistema <strong>de</strong> here<strong>de</strong>ro<br />

único <strong>de</strong>l ostau. En este movimiento, una fracción <strong>de</strong> la población, formada primero por una<br />

serie <strong>de</strong> individuos privados <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho a la tierra (¿segundones?, ¿criados?, ¿artesanos?) se<br />

transformaría en un conjunto segregado estatutariamente y objeto <strong>de</strong> un imaginario <strong>de</strong><br />

segregación, siendo asimilados agresivamente a los leprosos 12 .<br />

Nuestra hipótesis es diferente y se construye <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otros principios: en particular, parte <strong>de</strong> la<br />

observación <strong>de</strong> la constitución <strong>de</strong> la “comunidad vecinal”, <strong>de</strong>l estatuto en ella <strong>de</strong> las “casas<br />

vecinales” y <strong>de</strong> la situación <strong>de</strong> los agotes con respecto a ella. Hemos visto cómo se forman<br />

enclaves señoriales en los antiguos territorios <strong>de</strong> la comunidad vecinal. Cuando se asientan<br />

otros señores, generan otras jurisdicciones, como la villa real o las poblaciones <strong>de</strong> aba<strong>de</strong>ngo,<br />

que configuran un nuevo término municipal (como Maya, Urdax o Zugarrramurdi) En este<br />

caso, la exclusión <strong>de</strong> la comunidad vecinal se resuelve por la vía <strong>de</strong> la segregación territorial y<br />

da lugar a la formación <strong>de</strong> otras repúblicas. En cambio, cuando el asentamiento <strong>de</strong> colonos se<br />

forma en las tierras particulares <strong>de</strong> palacios, vecinos <strong>de</strong>l Valle, que no pue<strong>de</strong>n dar lugar a una<br />

segregación municipal, se forman “enclaves” <strong>de</strong> agotes rechazados por la comunidad vecinal.<br />

En este caso no se crea una frontera o separación territorial, pero la segregación es tanto o<br />

más radical si cabe. Aquí <strong>de</strong>scribiremos en qué consistió está segregación.<br />

Paradójicamente, la segregación en la iglesia parroquial, la más ritualizada y, por tanto,<br />

visible, es la que más ha atraído la atención <strong>de</strong> los historiadores. Hasta el punto en que autores<br />

como A. Guerreau e Y. Guy parecen situar la presión eclesiástica en su origen. Sin embargo,<br />

la iglesia parroquial es el único lugar en que los agotes, aunque siempre en última posición, se<br />

reúnen en una asamblea común con los miembros <strong>de</strong> la comunidad vecinal. Como “agotes”,<br />

no forman parte <strong>de</strong> la “parroquia” o “pueblo” <strong>de</strong> la comunidad <strong>de</strong> vecinos, y por ello están<br />

excluidos <strong>de</strong> todos sus actos públicos, usos y <strong>de</strong>rechos, pero como cristianos bautizados,<br />

forman parte <strong>de</strong> la comunidad cristiana y como tales participan en los actos religiosos <strong>de</strong> la<br />

comunidad vecinal, aunque esta les impone una férrea segregación. Paradojas <strong>de</strong> la historia, el<br />

único lugar <strong>de</strong> encuentro, y por tanto aquel en que la diferencia y segregación se hace más<br />

visible, es el que ha pasado a la historiografía como paradigma <strong>de</strong> la segregación.<br />

Fronteras exteriores, fronteras interiores. En <strong>de</strong>finitiva, el proceso <strong>de</strong> construcción social y<br />

política en estos alodios situados en los márgenes <strong>de</strong>l feudalismo europeo produjo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los<br />

últimos siglos <strong>de</strong> la Edad Media, unas “fronteras” que resultaron <strong>de</strong>terminantes para la vida <strong>de</strong><br />

estas socieda<strong>de</strong>s a lo largo <strong>de</strong> toda la Edad Mo<strong>de</strong>rna. El resultado <strong>de</strong> estos procesos no fue un<br />

totum revolutum, sino que cada uno quedó en su estatuto conforme correspondía a su<br />

pertenencia a una comunidad diferente, cuyas fronteras y separación quedaban claramente<br />

marcadas. Los historiadores socio-económicos <strong>de</strong> los años setenta vieron en estas diferencias<br />

<strong>de</strong> estatuto y economía una “sociedad” compuesta <strong>de</strong> diferentes “clases”, pero tal sociedad no<br />

existía, sino comunida<strong>de</strong>s diferentes con regímenes y estados diferentes.<br />

Pero la constitución social y política <strong>de</strong> la comunidad vecinal generó otras fronteras interiores<br />

más sutiles, menos formales, pero <strong>de</strong> un enorme significado para la historia <strong>de</strong> su sociedad.<br />

12 Ibid., pp.203-205<br />

56


Las comunida<strong>de</strong>s vecinales <strong>de</strong>l mundo rural vasco pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong>finidas como socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

pertenencia. La pertenencia a la comunidad venía <strong>de</strong>finida por la “vecindad” y ésta se refería<br />

a la “casa vecinal”, que era el sujeto permanente <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> vecindad en ella. Los<br />

vecinos eran los miembros <strong>de</strong> pleno <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> la comunidad y eran los únicos que podían<br />

gozar <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos y <strong>de</strong>beres correspondientes: el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> participar en los concejos,<br />

ejercer cargos públicos, usar las tierras comunales (más <strong>de</strong>l 97% <strong>de</strong>l territorio en 1607) y a<br />

participar y ser reconocido como tal en los <strong>de</strong>más actos públicos, y el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> contribuir en<br />

las <strong>de</strong>rramas concejiles, colaborar en los trabajos vecinales, formar en las revistas <strong>de</strong> armas y<br />

participar en la vigilancia y <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l territorio.<br />

La vecindad <strong>de</strong>limitaba la principal frontera social en la comunidad. Los “habitantes”, novecinos,<br />

estaban privados <strong>de</strong> estos <strong>de</strong>rechos. En un principio la comunidad era por <strong>de</strong>finición<br />

“comunidad <strong>de</strong> vecinos”, pero a lo largo <strong>de</strong> la Edad Mo<strong>de</strong>rna fue creciendo en su seno una<br />

población <strong>de</strong> habitantes privados <strong>de</strong> vecindad. En particular con el crecimiento <strong>de</strong>mográfico<br />

<strong>de</strong>l siglo XVII, sostenido por cambios profundos en la agricultura -la “revolución <strong>de</strong>l maíz”-<br />

que elevaron el techo poblacional <strong>de</strong> estas comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fachada atlántica, mientras que<br />

en otras latitu<strong>de</strong>s se producían los ajustes cíclicos <strong>de</strong> la población con las crisis <strong>de</strong>mográficas<br />

<strong>de</strong>l siglo XVII. La comunidad vecinal reaccionó con dureza frente a este crecimiento <strong>de</strong><br />

hogares que ponía en peligro una economía basada en el reparto <strong>de</strong> los recursos comunales<br />

ente los vecinos y mantuvo fijo el número <strong>de</strong> casas vecinales hasta finales <strong>de</strong>l siglo XVIII,<br />

evitando la creación <strong>de</strong> nuevas vecinda<strong>de</strong>s.<br />

Esta frontera invisible pero tajante hizo que las nuevas familias que siguieron formándose<br />

quedaran <strong>de</strong>finitivamente con el estatuto <strong>de</strong> “habitantes”, sin posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> gozar <strong>de</strong> la<br />

vecindad. Esta población <strong>de</strong> habitantes dio lugar a una clase <strong>de</strong> arrendatarios, <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong><br />

las casas vecinales, y la diferencia entre vecinos-propietarios y habitantes-arrendatarios<br />

<strong>de</strong>vino la principal diferencia social en el seno <strong>de</strong> la comunidad. La multiplicación <strong>de</strong>l<br />

arrendamiento fue un fenómeno masivo en las provincias vascas cantábricas, en el norte <strong>de</strong><br />

Navarra y en el Labourd 13 durante la segunda mitad <strong>de</strong>l XVII y a lo largo <strong>de</strong>l XVIII y, a<br />

nuestro enten<strong>de</strong>r, se explica mejor <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo que hemos observado en el caso <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong>l<br />

Baztán que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> algunas explicaciones que han dominado el tema <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los años setenta, en<br />

el caso <strong>de</strong> Vizcaya y <strong>de</strong> Guipúzcoa, como la pérdida <strong>de</strong> la propiedad por la introducción <strong>de</strong> la<br />

economía especulativa capitalista y el abuso <strong>de</strong> los préstamos hipotecarios 14 .<br />

Así, mientras que en las villas <strong>de</strong> la Ribera <strong>de</strong> Navarra o en las tierras <strong>de</strong> la corona <strong>de</strong> Castilla<br />

la vecindad estaba más abierta y se podía <strong>de</strong>venir vecino sin mayores dificulta<strong>de</strong>s 15 , en un<br />

mundo todavía necesitado <strong>de</strong> pobladores, en las comunida<strong>de</strong>s vascas cantábricas fue todo lo<br />

contrario 16 . En un mundo saturado, <strong>de</strong> horizontes limitados y cuya economía se apoyaba en el<br />

reparto <strong>de</strong> los recursos vecinales (la inmensa mayoría <strong>de</strong> la superficie), la restricción severa <strong>de</strong><br />

la vecindad estaba <strong>de</strong>stinada a preservar a la comunidad vecinal establecida y conllevó la<br />

extensión notable <strong>de</strong> formas <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia económica y, en particular, <strong>de</strong>l arrendamiento.<br />

Este fenómeno supuso una contradicción sustancial con respecto al mo<strong>de</strong>lo tradicional <strong>de</strong> la<br />

comunidad como “comunidad <strong>de</strong> vecinos”, conllevó tensiones y formas más o menos sutiles<br />

<strong>de</strong> marginación. A diferencia <strong>de</strong> los “agotes”, los “habitantes” se integraron en una<br />

comunidad a dos velocida<strong>de</strong>s, siempre en situación <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y con <strong>de</strong>rechos<br />

13 A. Zinck<br />

14 Cf. E.Fernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Pinedo, Crecimiento económico y transformaciones..<br />

15 T. Herzog, Vecinos y extranjeros. Hacerse español en la Edad Mo<strong>de</strong>rna, Madrid, Alianza, 2006, pp.47-79<br />

16 El libro <strong>de</strong> Mikel Azurmendi, “Y se limpie aquella tierra”, a pesar <strong>de</strong> sus méritos, es un ensayo <strong>de</strong> combate, escrito en<br />

tiempos difíciles <strong>de</strong> limpieza étnica, que quizás por ello confun<strong>de</strong> cosas que se podrían tratar <strong>de</strong> otro modo.<br />

57


estringidos. Con el tiempo, esta diferencia se tradujo incluso espacialmente, dando lugar a<br />

una nueva “frontera” interior, no institucional pero con importantes consecuencias culturales<br />

y políticas. A partir <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminado momento, en el Valle <strong>de</strong> Baztán sobre todo en el primer<br />

tercio <strong>de</strong>l siglo XIX, cuando a los habitantes arrendatarios se les reconocieron <strong>de</strong>terminados<br />

<strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> uso y disfrute <strong>de</strong> los bienes comunales y pudieron establecer explotaciones<br />

relativamente autónomas, pasaron a asentarse establemente en las bordas <strong>de</strong> montaña que<br />

hasta entonces habían servido para recoger el ganado, lo que produjo la formación <strong>de</strong> un<br />

nuevo tipo <strong>de</strong> hábitat, el hábitat disperso <strong>de</strong> los caseríos que caracteriza <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces el<br />

paisaje <strong>de</strong> la región.<br />

Este fenómeno tuvo consecuencias importantes, aunque mal conocidas. Alejados a veces a<br />

varias horas a pié <strong>de</strong> los pueblos, el mundo <strong>de</strong> los caseríos vivió en buena medida como un<br />

mundo bastante replegado sobre si mismo. Mientras que los pueblos estuvieron más en<br />

contacto con los procesos <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnización contemporáneos, en los caseríos apartados se<br />

conservaron con mayor fuerza la lengua y las tradiciones. Cuando los estudiosos y etnógrafos<br />

<strong>de</strong> los siglos XIX y XX <strong>de</strong>scubrieron el mundo rural vasco, creyeron encontrar en este mundo<br />

<strong>de</strong> los caseríos dispersos las esencias primitivas dl pueblo vasco, lo que fue utilizado <strong>de</strong><br />

diversos modos en la construcción <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s románticas, nacionalistas o etnicistas, con<br />

bastante éxito político 17 .<br />

II. Las fronteras <strong>de</strong> la comunidad en el reino <strong>de</strong> Navarra y en la Monarquía católica<br />

En esta segunda parte vamos a consi<strong>de</strong>rar elementos más clásicos –y mejor conocidos-<strong>de</strong> la<br />

historiografía sobre la frontera.<br />

Por su situación geográfica, estas sólidas repúblicas campesinas <strong>de</strong>l Pirineo occi<strong>de</strong>ntal fueron<br />

“socieda<strong>de</strong>s fronterizas” que jugaron un papel específico en la frontera entre los reinos <strong>de</strong><br />

España y Francia. Sobre esta frontera se ha escrito bastante y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> diversos puntos <strong>de</strong> vista<br />

(más <strong>de</strong> una vez interesados o sesgados): sobre la frontera franco-española como lugar <strong>de</strong><br />

conflictos entre estados interestatales y <strong>de</strong> cooperación interregional; sobre la frontera como<br />

separación y como zona común <strong>de</strong> intercambios, etc. Esta literatura no nos ha interesado<br />

excesivamente hasta ahora y por ello no nos sentimos habilitados para hablar en exceso <strong>de</strong><br />

ella. Sí parece necesario recordar algunos elementos característicos repetidos frecuentemente<br />

por esta historiografía. La frontera no es una barrera <strong>de</strong> separación sino un espacio <strong>de</strong><br />

encuentro entre comunida<strong>de</strong>s fronterizas en el que permean muchos intercambios:<br />

matrimonios, trabajadores, comercio, intercambios gana<strong>de</strong>ros, etc.<br />

Con la construcción <strong>de</strong> las monarquías española y francesa, las comunida<strong>de</strong>s pirenaicas se<br />

vieron envuelta en la historia <strong>de</strong> las guerras y paces entre reinos y fue cobrando diferentes<br />

significados con respecto a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l reino, a las pretensiones dinásticas sobre<br />

<strong>de</strong>terminados territorios y a la pugna entre potencias enemigas o, en otro or<strong>de</strong>n, cara a la<br />

lucha contra la herejía protestante. Sin embargo, en esta historia más general <strong>de</strong> las fronteras<br />

<strong>de</strong> los reinos, comunida<strong>de</strong>s fronterizas como los valles pirenaicos <strong>de</strong> Baztán, Roncal o Salazar<br />

gozaron <strong>de</strong> una amplia autonomía y <strong>de</strong>sarrollaron su propia política <strong>de</strong> frontera con las<br />

comunida<strong>de</strong>s vecinas <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Francia, como lo habían hecho en el pasado, aunque más<br />

integradas en la política general <strong>de</strong>l reino y asumiendo tan bien que mal algunas directrices<br />

emanadas <strong>de</strong> la corona, como la rectificación <strong>de</strong> la frontera eclesiástica en tiempos <strong>de</strong> Felipe<br />

II.<br />

17 C. Rubio, La i<strong>de</strong>ntidad vasca en el siglo XIX.<br />

58


En el artículo <strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong>sarrollaremos las relaciones <strong>de</strong> estas comunida<strong>de</strong>s pirenaicas con<br />

las comunida<strong>de</strong>s vecinas <strong>de</strong> la vertiente francesa. La expresión más conocida <strong>de</strong> su política<br />

fueron las facerías o convenios <strong>de</strong> pastos entre comunida<strong>de</strong>s.<br />

También sintetizaremos la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la frontera <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Navarra en las guerras entre los<br />

reyes <strong>de</strong> Francia y <strong>de</strong> España, pero siempre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la participación <strong>de</strong> las<br />

comunida<strong>de</strong>s locales. A lo largo <strong>de</strong> los siglos XVI y XVII Navarra fue un reino fronterizo 18 .<br />

Hasta la conquista castellana <strong>de</strong> 1512-1515 y su incorporación a la corona <strong>de</strong> Castilla,<br />

Navarra fue un reino a caballo <strong>de</strong>l Pirineo, fronterizo entre las monarquías hispánicas y<br />

francesa, con la mayor parte <strong>de</strong> su territorio en la península ibérica, pero con una parte, la<br />

llamada “tierra <strong>de</strong> Ultrapuertos” al norte <strong>de</strong> los puertos pirenaicos: unos 1.300 km2, una<br />

décima parte <strong>de</strong> la Navarra meridional. Tras varias décadas <strong>de</strong> tensiones, sobre todo en los<br />

años 1520, al final se impuso su reparto territorial entre España y Francia. En efecto, hasta<br />

1530 la conquista castellana no fue irreversible y en varios momentos pareció muy próxima la<br />

restauración <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Albret en el trono. Los años 1520 vieron el cruce <strong>de</strong> expediciones<br />

mutuas y <strong>de</strong> batallas (Noain, 1521), hasta que Carlos I abandonó la fortaleza <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong><br />

Pie <strong>de</strong> Puerto hacia 1530.<br />

A partir <strong>de</strong> 1530, los reyes <strong>de</strong> Francia y <strong>de</strong> España no intentaron seriamente romper este<br />

reparto y las operaciones militares en esta frontera occi<strong>de</strong>ntal fueron operaciones <strong>de</strong><br />

hostigamiento y <strong>de</strong> mutua represalia, <strong>de</strong> corta duración y <strong>de</strong> escasa penetración. En<br />

comparación con las guerras <strong>de</strong> los principales escenarios <strong>de</strong> la pugna franco-española en<br />

Europa, esta frontera <strong>de</strong> los Pirineos occi<strong>de</strong>ntales fue secundaria: pocas y secundarias<br />

acciones <strong>de</strong> armas y escasos medios materiales y humanos. Sin embargo, hasta la<br />

intronización <strong>de</strong> los Borbones en 1700, la sociedad navarra vivió en una tensión militar<br />

frecuente, a la que contribuyó la reivindicación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos al trono navarro <strong>de</strong> los Albret-<br />

Foix, primero, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los Borbón-Albret, reyes <strong>de</strong> Francia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1589, con Enrique IV.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las amenazas reales <strong>de</strong> ataques franceses, muchas veces las noticias o simples<br />

rumores <strong>de</strong> proyectos <strong>de</strong> invasión ocasionaban la alarma, sobre todo en Pamplona, plaza<br />

fuerte principal a sólo cuatro leguas <strong>de</strong> la frontera que podía ser tomada por sorpresa en un<br />

golpe <strong>de</strong> mano.<br />

La base <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> esta frontera occi<strong>de</strong>ntal se apoyó en la construcción y mantenimiento<br />

<strong>de</strong> una línea <strong>de</strong> fortalezas don<strong>de</strong> hacerse fuertes, impedir cualquier invasión por sorpresa y<br />

po<strong>de</strong>r lanzar contraataques: por parte española, las plazas fuertes <strong>de</strong> San Sebastián (“la llave<br />

<strong>de</strong> Francia”) con su avanzada Fuenterrabía, en Guipúzcoa, y la ciuda<strong>de</strong>la <strong>de</strong> Pamplona (la<br />

mayor fortificación <strong>de</strong> la península), y por parte francesa, Bayona. En Navarra, algunas<br />

pequeñas fortalezas como la <strong>de</strong> Maya, en el Baztán, y la <strong>de</strong> Burguete, con pequeñas<br />

guarniciones, sirvieron como puestos avanzados <strong>de</strong> vigilancia en las dos gran<strong>de</strong>s rutas <strong>de</strong> una<br />

posible invasión.<br />

En este sistema <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa, los valles fronterizos jugaron un papel importante. Las<br />

expediciones ofensivas dirigidas por los virreyes <strong>de</strong> Navarra, con reclutamientos<br />

relativamente masivos <strong>de</strong> varios miles <strong>de</strong> hombres (como los <strong>de</strong> 1558, 1636, 1638 y 1640)<br />

fueron excepcionales. Mucho más frecuentes fueron las movilizaciones particulares en los<br />

valles pirenaicos, dirigidas por sus alcal<strong>de</strong>s y “capitanes a guerra”. Estos comandaron una<br />

labor casi permanente <strong>de</strong> vigilancia d la frontera en la que participaban todos los vecinos.<br />

18 En esta síntesis seguimos a A. Floristán Imízcoz, Historia <strong>de</strong> navarra en la Edad Mo<strong>de</strong>rna, t. III, Pervivencias y<br />

renacimiento (1521-1808), Pamplona, Gobierno <strong>de</strong> Navarra, 1994, pp. 10-16, 57-60<br />

59


Estas milicias vecinales <strong>de</strong>fendían, primero, sus tierras, pastos y montes limítrofes contra las<br />

incursiones <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s vecinas y, con ello, prestaban un importante servicio a la<br />

corona <strong>de</strong> información y <strong>de</strong> vigilancia fronteriza.<br />

Como capitán a guerra <strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong> Baztán, el alcal<strong>de</strong> estaba obligado a hacer cada año<br />

“alar<strong>de</strong>, muestra y reconocimiento <strong>de</strong> armas <strong>de</strong> toda la gente <strong>de</strong> su jurisdicción, para que con<br />

este ejercicio estén más prontos y hábiles para ocurrir a lo que sea <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong> su Majestad<br />

y <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la Patria” 19 . Cada uno <strong>de</strong> estos alar<strong>de</strong>s costaba al Valle no menos <strong>de</strong> 150 ducados<br />

para pólvora y puesta a punto <strong>de</strong> las armas 20 . A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la vigilancia y <strong>de</strong>fensa, los<br />

baztaneses participaron en expediciones <strong>de</strong> ataque en suelo francés, como la dirigida por el<br />

virrey <strong>de</strong> Navarra en 1636.<br />

En el caso <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Baztán, el mejor ejemplo <strong>de</strong> expediciones en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>rechos<br />

fue el <strong>de</strong> los Aldui<strong>de</strong>s o Quinto Real. Estos montes <strong>de</strong> disfrute compartido entre varias<br />

comunida<strong>de</strong>s fueron siendo colonizados por baigorranos, originarios <strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong> Saint<br />

Etienne <strong>de</strong> Baygorri, lo cual dio lugar a numerosas tensiones durante trescientos años, entre<br />

las que <strong>de</strong>stacaron los inci<strong>de</strong>ntes armados <strong>de</strong> 1609-1614 y las expediciones <strong>de</strong> castigo <strong>de</strong> los<br />

baztaneses en 1695. Este contencioso no se resolvería, con la pérdida <strong>de</strong>l Aldui<strong>de</strong><br />

septentrional, hasta el tratado <strong>de</strong> límites firmado en Bayona el 2 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1856.<br />

Integradas en la monarquía católica, estas comunida<strong>de</strong>s también vieron modificada la frontera<br />

eclesiástica. Hasta los tiempos <strong>de</strong> Felipe II, los arciprestazgos occi<strong>de</strong>ntales <strong>de</strong> Baztán,<br />

Santesteban, Cinco Villas y Fuenterrabía habían pertenecidos a la diócesis <strong>de</strong> Bayona.<br />

Preocupado por el peligro <strong>de</strong> contagio <strong>de</strong> la herejía calvinista <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el sur <strong>de</strong> Francia, don<strong>de</strong><br />

prendió con fuerza en la Navarra <strong>de</strong> Juana <strong>de</strong> Albret y <strong>de</strong> Antonio <strong>de</strong> Borbón, jefe <strong>de</strong>l partido<br />

hugonote hasta 1562, Felipe II promovió el cambio <strong>de</strong> la frontera eclesiástica, y por el Breve<br />

pontificio <strong>de</strong>l 30 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1566 dichos territorios pasaron a incorporarse al obispado <strong>de</strong><br />

Pamplona.<br />

III. De las fronteras <strong>de</strong> la comunidad a las fronteras <strong>de</strong> la nación.<br />

Hasta ahora, el concepto <strong>de</strong> “Valle <strong>de</strong> Baztán”, <strong>de</strong> comunidad local, que hemos observado ha<br />

sido un concepto dominado por la geografía: una comunidad ubicada en el Pirineo occi<strong>de</strong>ntal,<br />

en el norte <strong>de</strong> Navarra, fronteriza con Francia, y periférica <strong>de</strong> la historia general <strong>de</strong> los estados<br />

o <strong>de</strong> las construcciones políticas relevantes que se producen en otros espacios <strong>de</strong> mayor<br />

centralidad como la Corte.<br />

Esta apariencia <strong>de</strong> comunidad enclavada contraste con lo que observamos en el siglo XVIII.<br />

Originarios <strong>de</strong> este Valle remoto con una población <strong>de</strong> 1.000 familias, encontramos cerca <strong>de</strong><br />

400 personas en la administración real, las finanzas <strong>de</strong> la corona y el gran comercio<br />

peninsular y americano. Entre ellos <strong>de</strong>staca una nómina impresionante <strong>de</strong> ministros,<br />

consejeros, virreyes, generales, obispos, banqueros <strong>de</strong>l rey, asentistas, administradores<br />

coloniales y hombres <strong>de</strong> negocios. En este proceso, la vieja hidalguía <strong>de</strong> los antiguos pastoresguerreros<br />

ha adquirido un nuevo significado y sostiene una industria floreciente: a lo largo <strong>de</strong>l<br />

siglo, no menos <strong>de</strong> 350 baztaneses hacen “Informe <strong>de</strong> filiación y limpieza <strong>de</strong> sangre” para<br />

acreditar su nobleza en la Corte, en Cádiz o en las Indias, y sostener así por doquier sus<br />

19 Archivo Histórico <strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong> Baztán, Or<strong>de</strong>nanzas <strong>de</strong> 1696, cap. 52<br />

20 E. Zuadaire, “Valle <strong>de</strong> Baztán”…, p.23<br />

60


carreras privilegiadas 21 . Las fronteras <strong>de</strong> las familias que participan en este proceso han<br />

pasado a situarse “a escala <strong>de</strong> imperio” y las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> vasos comunicantes entre unos y otros<br />

hacen llegar al Valle dinero, cargos, honores y favores 22 .<br />

El paradigma geográfico ha dominado la historia regional o local y, por en<strong>de</strong>, el concepto <strong>de</strong><br />

“frontera” o <strong>de</strong> “sociedad fronteriza”. Esto tiene que ver con el paradigma <strong>de</strong> “espacio” como<br />

“marco” <strong>de</strong> historia y, <strong>de</strong> un modo más general, con las limitaciones que conlleva<br />

inevitablemente toda compartimentación, incluso la más legítima. En esta línea, uno <strong>de</strong> los<br />

problemas tradicionales <strong>de</strong> la historia local y regional ha sido el “endogenismo”, creer que lo<br />

local es puramente endógeno y que lo estatal, nacional o general es exógeno, sin consi<strong>de</strong>rar<br />

las re<strong>de</strong>s sociales y los fenómenos <strong>de</strong> vasos comunicantes que se producen entre los diferentes<br />

“espacios”.<br />

Más allá <strong>de</strong> las instituciones y <strong>de</strong> las doctrinas, la integración <strong>de</strong> territorios en el ámbito <strong>de</strong> la<br />

Monarquía hispánica se consolidó a través <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> la corte con las elites locales y<br />

provinciales, y, en particular, por medio <strong>de</strong> la participación <strong>de</strong> dichas elites en las estructuras<br />

políticas y económicas <strong>de</strong> la Monarquía. De un modo general, en la Edad Mo<strong>de</strong>rna el<br />

intercambio entre las elites <strong>de</strong> un reino y la Corona constituyó la clave <strong>de</strong> bóveda <strong>de</strong>l sistema<br />

político. Los patriciados locales y provinciales se hallaban vinculados a la Monarquía por un<br />

flujo constante <strong>de</strong> intercambios en los que recibían favores políticos, cargos, honores,<br />

pensiones a cambio <strong>de</strong> una lealtad y servicio que <strong>de</strong>bía asegurar la gobernabilidad <strong>de</strong>l país y<br />

la percepción <strong>de</strong> los impuestos23.<br />

Pero, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> esta relación común, válida para la generalidad <strong>de</strong> las elites provinciales <strong>de</strong><br />

los diferentes territorios <strong>de</strong> la Monarquía, la observación <strong>de</strong> las elites <strong>de</strong> las provincias vascas<br />

y <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> Navarra a lo largo <strong>de</strong> la Edad Mo<strong>de</strong>rna muestra con especial fuerza otro<br />

fenómeno paralelo: las enormes posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> enriquecimiento y <strong>de</strong> ascenso social que<br />

ofrecieron los nuevos espacios económicos y políticos que se fueron abriendo a medida que se<br />

<strong>de</strong>sarrollaba y consolidaba la Monarquía hispánica y su imperio colonial. Estas oportunida<strong>de</strong>s<br />

estuvieron relacionadas, en particular, con la construcción <strong>de</strong>l Estado burocrático, financiero y<br />

militar, con la economía <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong> la Corona y con la posesión <strong>de</strong> un imperio ultramarino.<br />

Por estos cauces, a lo largo <strong>de</strong> la Edad Mo<strong>de</strong>rna la Monarquía hispánica se convirtió en un<br />

ámbito <strong>de</strong> actuación privilegiado para una fracción <strong>de</strong> las elites vascas y navarras. El servicio<br />

al rey, las carreras en la corte y en la alta Administración, las dignida<strong>de</strong>s eclesiásticas y los<br />

cargos en el Ejército y la Armada, así como los negocios industriales y financieros con la<br />

Corona y el comercio colonial, constituyeron fuentes <strong>de</strong> riqueza y <strong>de</strong> elevación <strong>de</strong> primera<br />

magnitud. Esta participación fue un motor principal <strong>de</strong> la emergencia y renovación <strong>de</strong> las<br />

elites vascas durante la Edad Mo<strong>de</strong>rna.<br />

Esta economía se vio acompañada y favorecida por la producción <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas i<strong>de</strong>as <strong>de</strong><br />

calidad y privilegio que tuvieron sus efectos colaterales <strong>de</strong> discriminación étnica y religiosa.<br />

Des<strong>de</strong> el siglo XVI se <strong>de</strong>sarrolló fuertemente entre las élites <strong>de</strong> estas comunida<strong>de</strong>s hidalgas <strong>de</strong><br />

Vizcaya, Guipúzcoa y <strong>de</strong>l Norte <strong>de</strong> Navarra una cultura <strong>de</strong> limpieza <strong>de</strong> sangre, <strong>de</strong> hidalguía<br />

21 Los materiales que sintetizamos a continuación se hallan <strong>de</strong>sarrollados en J. M.Imízcoz, , “Las élites vascas y la Monarquía<br />

hispánica: construcciones sociales, políticas y culturales en la Edad Mo<strong>de</strong>rna”, V Jornadas <strong>de</strong> Estudios Históricos “Espacios<br />

<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r en Europa y América”, Vitoria-Gasteiz, 10-12 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 2003 (el borrador se pue<strong>de</strong> consultar en<br />

www.ehu.es/grupoimizcoz )<br />

22 Cf. J.M. Imízcoz, “La hora navarra <strong>de</strong>l XVIII: relaciones familiares entre la Monarquía y la al<strong>de</strong>a”, en Juan <strong>de</strong> Goyeneche<br />

y el triunfo <strong>de</strong> los navarros en la Monarquía hispánica <strong>de</strong>l siglo XVIII, Pamplona, Fundación Caja Navarra, 2005, pp.45-77<br />

23 J.P. DEDIEU y Z.MOUTOUKIAS, “Approche <strong>de</strong> la théorie <strong>de</strong>s réseaux sociaux”, en J.L.CASTELLANO y J.P.DEDIEU<br />

(dirs.), Réseaux, familles et pouvoirs dans le mon<strong>de</strong> ibérique à la fin <strong>de</strong> l’Ancien Régime, Paris, CNRS, 1998, p.20.<br />

61


originaria y <strong>de</strong> cristianos viejos que tuvo gran significado en los reinos <strong>de</strong> la corona <strong>de</strong><br />

Castilla y en las Indias con respecto a otras poblaciones. Durante los reinados <strong>de</strong> Carlos V,<br />

Felipe II y Felipe III <strong>de</strong>stacó la presencia en la Corte <strong>de</strong> un nutrido grupo <strong>de</strong> vascos como<br />

consejeros, secretarios y contadores24. Hay elementos para pensar que fue a la sombra <strong>de</strong> esta<br />

dinámica <strong>de</strong> carreras al servicio <strong>de</strong>l rey don<strong>de</strong> se formuló esa i<strong>de</strong>ología solariega que<br />

publicitaba la calidad particular <strong>de</strong> los “vizcaínos” y que durante varios siglos serviría para<br />

sustentar las carreras <strong>de</strong> aquellos personajes en la sociedad cortesana y las pretensiones <strong>de</strong><br />

privilegio que <strong>de</strong>bían <strong>de</strong> correspon<strong>de</strong>r a los hidalgos vascos en la Monarquía hispánica. Según<br />

Jon Juaristi, estos vascos <strong>de</strong> la corte patrocinaron la i<strong>de</strong>a, formulada a través <strong>de</strong> diversos<br />

autores, como el licenciado Andrés <strong>de</strong> Poza, <strong>de</strong> que eran los “primeros españoles”,<br />

<strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong>l patriarca Túbal, que no habían sido conquistados, sino que guardaban el<br />

idioma originario y las esencias <strong>de</strong> los primeros pobladores, siendo nobles y limpios <strong>de</strong> sangre<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los orígenes 25 . Estas i<strong>de</strong>as habrían servido a aquella “clase escriba vizcaína” para<br />

conquistar posiciones en la corte, <strong>de</strong>splazando a los ju<strong>de</strong>o-conversos que ocupaban hasta<br />

entonces aquellos cargos, y para rivalizar con sus principales competidores <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces:<br />

los hidalgos montañeses, esos otros “cántabros tinteros”, en expresión <strong>de</strong> Quevedo, que<br />

siguieron durante mucho tiempo una dinámica paralela26.<br />

En el siglo XVIII, este fenómeno cobró un significado especial. Tras la guerra <strong>de</strong> Sucesión los<br />

Borbones, para gobernar más libremente, marginaron a la alta aristocracia <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> la<br />

monarquía y se ro<strong>de</strong>aron especialmente <strong>de</strong> “extranjeros” a la alta sociedad castellana. Ente<br />

ellos, los grupos regionales más representados fueron los hidalgos <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> la Península,<br />

en particular los montañeses, vascos y navarros 27 . Como muestra, entre otros, el caso <strong>de</strong>l<br />

Valle <strong>de</strong> Baztán, estas comunida<strong>de</strong>s fueron las principales canteras <strong>de</strong> cuadros <strong>de</strong>l Estado<br />

administrativo, <strong>de</strong> los negocios relacionados con la real Hacienda y <strong>de</strong>l gran comercio<br />

colonial.<br />

A nuestro enten<strong>de</strong>r, la importancia <strong>de</strong> este fenómeno radica, más que en el número o la<br />

elevación, en sus consecuencias. Estos hombres participaron <strong>de</strong> un modo especial en el<br />

proceso <strong>de</strong> construcción política, administrativa y económica <strong>de</strong>l reformismo borbónico, en<br />

estas experiencias se transformaron cultural e i<strong>de</strong>ológicamente, y ellos o sus <strong>de</strong>scendientes<br />

estuvieron especialmente presentes entre las élites políticas que construyeron el Estado liberal<br />

en la primera mitad <strong>de</strong>l siglo XIX28. Retomando la expresión <strong>de</strong> Ringrose, po<strong>de</strong>mos proponer<br />

que los miembros <strong>de</strong> estas familias <strong>de</strong> administradores, financieros y comerciantes<br />

relacionadas con el servicio <strong>de</strong>l Estado formaron parte <strong>de</strong> esas “re<strong>de</strong>s sociales y políticas que<br />

podrían ser consi<strong>de</strong>radas como los inicios <strong>de</strong> la nación española” 29 : se enriquecieron y<br />

forjaron en activida<strong>de</strong>s relacionadas con la economía y la administración <strong>de</strong>l Estado y <strong>de</strong>l<br />

imperio colonial, se encontraron entre los agentes principales <strong>de</strong>l reformismo borbónico,<br />

formaron parte <strong>de</strong>l sector más mo<strong>de</strong>rno y reformista <strong>de</strong> las elites españolas <strong>de</strong>l XVIII,<br />

24 Lope MARTÍNEZ DE ISASTI, Compendio historial <strong>de</strong> la M.N. y M.L. Provincia <strong>de</strong> Guipúzcoa, Bilbao, ed. Amigos <strong>de</strong>l<br />

Libro Vasco, 1985, [ca. 1625], vol. II, pp. 358 y ss.<br />

25 J. ARANZADI, Milenarismo vasco (Edad <strong>de</strong> Oro, etnia y nativismo), Madrid, Taurus, 1982; A. E. <strong>de</strong> MAÑARICUA,<br />

Historiografía <strong>de</strong> Vizcaya, Bilbao, GEV, 1971; Andrés <strong>de</strong> POZA, Fuero <strong>de</strong> hidalguía: Ad Pragmaticas <strong>de</strong> Toro &<br />

Tor<strong>de</strong>sillas, ed. <strong>de</strong> Carmen MUÑOZ DE BUSTILLO, Bilbao, <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong>l País Vasco, 1997.<br />

26 J. JUARISTI, Vestigios <strong>de</strong> Babel. Para una arqueología <strong>de</strong> los nacionalismos españoles, Madrid, 1992, pp. 9-20.<br />

27 J.P.DEDIEU y Z.MOUTOUKIAS, “Approche <strong>de</strong> la théorie <strong>de</strong>s réseaux sociaux”, en J.L.CASTELLANO y J.P.DEDIEU<br />

(dirs.), Réseaux, familles et pouvoirs dans le mon<strong>de</strong> ibérique à la fin <strong>de</strong> l’Ancien Régime, Paris, CNRS, 1998, p.26; J.P.<br />

DEDIEU, “dinastía y elites <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r en el reinado <strong>de</strong> Felipe V”, en P. FERNÁNDEZ ALBALADEJO (ed.), Los Borbones.<br />

Dinastía y memoria <strong>de</strong> nación en la España <strong>de</strong>l siglo XVIII, Madrid, 2001, pp. 381-399.<br />

28 J. CRUZ, Los notables <strong>de</strong> Madrid. Las bases sociales <strong>de</strong> la Revolución liberal española, Madrid, Alianza, 2000.<br />

29 D. R. RINGROSE, España, 1700-1900: el mito <strong>de</strong>l fracaso, Madrid, Alianza, 1996, p. 83.<br />

62


fundaron y dirigieron socieda<strong>de</strong>s ilustradas y aca<strong>de</strong>mias, y se encontraron abundantemente<br />

representados entre los políticos <strong>de</strong> los gobiernos <strong>de</strong> la revolución liberal.<br />

Esta historia fue diferencial. Se produjo en <strong>de</strong>terminada corriente y generó sus propias<br />

fronteras, no tanto geográficas como i<strong>de</strong>ológicas. Por un lado, la pugna <strong>de</strong> estos<br />

administradores <strong>de</strong>l Estado, reformistas e ilustrados, con la vieja nobleza señorial. Por otro,<br />

las diferencias en la propia comunidad <strong>de</strong> origen. Las carreras en la esfera <strong>de</strong> la monarquía<br />

fueron una vía principal <strong>de</strong> penetración <strong>de</strong> nuevas i<strong>de</strong>as, valores y modos <strong>de</strong> vida en las<br />

familias implicadas en ellas. Las familias baztanesas más introducidas en esta dinámica<br />

adoptaron nuevas pautas educativas, lingüísticas, sociales y políticas, germen <strong>de</strong> tensiones y<br />

<strong>de</strong> rupturas. Mientras que el horizonte <strong>de</strong> aquellas elites transcendía el círculo <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a y se<br />

forjaba en el mundo <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad, el horizonte vital <strong>de</strong> la inmensa mayoría <strong>de</strong> la<br />

población continuaba siendo el <strong>de</strong> la comunidad local y su cultura tradicional. Con las<br />

rupturas <strong>de</strong> la revolución liberal y la primera guerra carlista, en 1833-1839, observamos que<br />

las familias que habían estado más implicadas en las carreras <strong>de</strong>l Estado durante el siglo<br />

XVIII fueron los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong> la minoría liberal, ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> una mayoría <strong>de</strong> población<br />

profundamente tradicionalista.<br />

Frontière et frontières dans le « Cautiverio Feliz » <strong>de</strong> Francisco <strong>de</strong> Pineda y Bascuñan<br />

(Chili austral au XVIIe siècle<br />

Jean-Paul Zúñiga, EHESS<br />

Jean-Paul.Zuniga@ehess.fr<br />

« Quand je veux juger l'esprit <strong>de</strong> l'administration <strong>de</strong> Louis XIV et ses vices, c'est au Canada<br />

que je dois aller. On aperçoit alors la difformité <strong>de</strong> l'objet comme dans un microscope. »<br />

(Alexis <strong>de</strong> Tocqueville, Oeuvres complètes, l'Ancien Régime et la Révolution, volume<br />

premier, pp. 286-287).<br />

En 1598, après près d’un <strong>de</strong>mi-siècle <strong>de</strong> présence espagnole au Chili, une révolte indienne<br />

rase la moitié australe <strong>de</strong>s territoires occupés par les Espagnols, détruisant sept villes et faisant<br />

<strong>de</strong> nombreux captifs. La frontière séparant <strong>de</strong>puis lors la société créole chilienne <strong>de</strong>s terres<br />

indiennes non soumises aux conquérants a joué un rôle fondamental dans la constitution <strong>de</strong>s<br />

groupes se trouvant <strong>de</strong> part et d’autre <strong>de</strong> la ligne <strong>de</strong> démarcation militaire, le fleuve Bio Bio.<br />

Comme souvent avec les acci<strong>de</strong>nts géographiques, ce fleuve matérialise dans l’historiographie<br />

coloniale chilienne l’opposition entre <strong>de</strong>ux mon<strong>de</strong>s. D’abord désignées comme terres<br />

« insoumises », ces territoires acquièrent une dimension politique reconnue avec le<br />

« Parlamento <strong>de</strong> Quillin » en 1641 1 , où est formalisée par celui qui était alors gouverneur <strong>de</strong><br />

la capitainerie générale, le marquis <strong>de</strong> Bai<strong>de</strong>s, la ligne <strong>de</strong> démarcation entre le Chili colonial<br />

et les terres indiennes. « Espagnols » et « Indiens » se construisent alors — d’une manière<br />

plus aiguë que dans d’autres contrées américaines ? — comme les <strong>de</strong>ux pôles i<strong>de</strong>ntitaires<br />

excluants structurant la société créole.<br />

1 Le contexte <strong>de</strong> l’ouvrage est double, car si Francisco <strong>de</strong> Pineda <strong>de</strong>meure en captivité entre le 15 mai et le 27 novembre<br />

1629, la rédaction <strong>de</strong> son Cautiverio Feliz est bien plus tardive. La copie dont nous disposons date <strong>de</strong> 1673, mais la rédaction<br />

elle même a été finie avant 1664 (date d’une lettre du Vice-roi du Pérou faisant référence au livre) et postérieure à 1655, date<br />

du soulèvement indien dont ils raconte certains détails dans son livre.<br />

63


Le choix d’étudier cette question par le biais du récit <strong>de</strong> la captivité d’un soldat espagnol,<br />

Francisco Núñez <strong>de</strong> Pineda y Bascuñan, au milieu <strong>de</strong>s Indiens du sud du Chili au XVIIe<br />

siècle, permet d’abor<strong>de</strong>r ce problème — que j’appellerai plus largement celui <strong>de</strong><br />

l’appartenance — au travers <strong>de</strong>s positionnements du narrateur face aux différents acteurs du<br />

mon<strong>de</strong> colonial, qu’il s’agisse <strong>de</strong>s Indiens soumis, <strong>de</strong>s Indiens rebelles, <strong>de</strong>s conquistadores ou<br />

<strong>de</strong> l’administration coloniale.<br />

Mon propos s’inscrit donc aussi bien dans une réflexion historique sur la notion <strong>de</strong><br />

communauté que dans un souci méthodologique visant à exploiter les sources littéraires<br />

comme un outil pour comprendre le politique. Mon but n’est pas <strong>de</strong> me fon<strong>de</strong>r uniquement<br />

sur ce type <strong>de</strong> sources mais <strong>de</strong> l’ajouter aux sources disponibles : il s’agit <strong>de</strong> considérer la<br />

littérature comme une mise par écrit du social et en ce sens lui redonner toute sa place dans<br />

l’analyse historienne. En effet, nous ne pouvons pas feindre d’ignorer que la masse <strong>de</strong><br />

documents législatifs ou judiciaires sont le plus souvent inaptes à nous dire l’appartenance,<br />

car ces documents, lorsqu’ils abor<strong>de</strong>nt ces questions, nous placent <strong>de</strong>vant les rares cas où le<br />

droit positif (ou le juge) doivent trancher dans une affaire litigieuse. Or, l’appartenance se<br />

décline le plus souvent au quotidien et <strong>de</strong> manière tacite. C’est alors que la littérature, reflet,<br />

révélateur autant que moteur <strong>de</strong>s comportements et <strong>de</strong>s valeurs sociales d’une époque, peut<br />

nous ai<strong>de</strong>r à répondre aux questions que d’autres sources sont incapables d’éclairer (ou<br />

seulement très partiellement).<br />

1 La société coloniale hispanique, dont les migrants sont la base politique indispensable,<br />

présente une opposition structurelle entre Espagnols et Naturales. Celle-ci rend compte <strong>de</strong><br />

l’extranéité fondamentale <strong>de</strong>s Espagnols par rapport au milieu américain, caractère qui<br />

constitue l’une <strong>de</strong>s tensions i<strong>de</strong>ntitaires les plus fortes du mon<strong>de</strong> hispano-américain et sur<br />

laquelle repose la trame du livre. Le récit du Cautiverio est en ce sens celui d’un voyage <strong>de</strong><br />

l’autre côté du mur, avec tous les éléments symboliques mettant en avant cette traversée : rôle<br />

liminaire du fleuve, dans lequel Francisco manque <strong>de</strong> se noyer et perd ses vêtements<br />

« espagnols », vêtements qu’il échange contre <strong>de</strong>s habits d’Indien <strong>de</strong> l’autre côté du fleuve ;<br />

fin <strong>de</strong> l’habitat hispanique, présenté comme le signe <strong>de</strong> la fin <strong>de</strong> la civilisation, « <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z »<br />

et froid qui accompagnent notre héros malgré les bons traitements <strong>de</strong>s Indiens… Toute la<br />

partie <strong>de</strong>scriptive qui s’ouvre avec ce passage du Bio Bio : mœurs <strong>de</strong>s « araucans », fêtes,<br />

beuveries nourriture, décline en permanence une bi-partition entre le « nous » et le « eux » qui<br />

est la raison même <strong>de</strong>s explications fournies, sorte <strong>de</strong> catalogue <strong>de</strong> marqueurs i<strong>de</strong>ntitaires.<br />

La simplicité <strong>de</strong> cette opposition en viendrait presque à nous faire oublier que le caractère<br />

évi<strong>de</strong>nt <strong>de</strong>s termes mis en avant par l’auteur est loin d’être transparent. L’anthropologie<br />

historique nous a <strong>de</strong>puis longtemps mis en gar<strong>de</strong> contre les constructions coloniales visant à<br />

organiser les peuples soumis par la couronne espagnole en « nations », (Calchaqui, Guarani,<br />

Araucane et bien d’autres…). Pour le cas <strong>de</strong>s Araucan, Guillaume Boccara a montré à quel<br />

point cette inscription était le produit <strong>de</strong> logiques coloniales et dénuée <strong>de</strong> sens en <strong>de</strong>hors <strong>de</strong> ce<br />

contexte particulier qui a vu l’ethnogenèse du groupe désigné <strong>de</strong> nos jours par ethnonyme<br />

Mapuche. On a pourtant beaucoup moins relevé le caractère tout aussi intrinsèquement lié à la<br />

situation <strong>de</strong> l’expansion territoriale hispanique d’une autre construction i<strong>de</strong>ntitaire<br />

contemporaine, celle <strong>de</strong> l’ethnonyme Espagnol.<br />

Il convient pour cela <strong>de</strong> réfléchir à la distance existant entre les différents ethnonymes<br />

caractérisant les ibériques à l’époque médiévale et au début <strong>de</strong> l’époque mo<strong>de</strong>rne en <strong>de</strong>hors <strong>de</strong><br />

la péninsule : si les termes usités dans les grands centres économiques et foires (Bruges,<br />

64


Lyon) nous mettent face à <strong>de</strong>s biscayens, <strong>de</strong>s Castillans, <strong>de</strong>s Catalans…seule la diplomatique<br />

romaine englobe les prélats ibériques sous l’appellation géographique commune d’hispanus.<br />

Dans les territoires européens du monarque catholique les individus se définissent d’abord par<br />

leur lieu <strong>de</strong> naissance (le lieu d’où ils sont naturales), puis par l’origine régionale ; aux In<strong>de</strong>s,<br />

la première auto-i<strong>de</strong>ntification a été celle <strong>de</strong> chrétiens par opposition aux infidèles ou gentils,<br />

et ce n’est que dans un <strong>de</strong>uxième temps que l’ensemble <strong>de</strong> ces Castillans, Basques, Andalous,<br />

Galiciens et Extremeños se fondit dans un ensemble commun, homo hispanicus désigné par<br />

l’ethnonyme Espagnol. Que le phénomène touche l’ensemble <strong>de</strong> la monarchie, Thomas<br />

Dan<strong>de</strong>let nous l’a montré dans son étu<strong>de</strong> sur la confrérie <strong>de</strong> la Nation espagnole à Rome à la<br />

fin du XVIe siècle, confrérie regroupant les « Espagnols » résidant à Rome. Or, Dan<strong>de</strong>let<br />

montre que l’acception du terme est large, puisque les statuts <strong>de</strong> la confrérie, qui prévoient<br />

l’ai<strong>de</strong> et la charité — notamment la dotation <strong>de</strong>s jeunes filles pauvres <strong>de</strong> la « nation » —<br />

s’adressent tout d’abord à toutes les Castillanes (en incluant explicitement sous ce terme la<br />

Castille et les In<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Castille) puis aux Valenciennes, aux Aragonaises, aux Navarraises,<br />

aux Catalanes, aux Portugaises et enfin aux Bourguignonnes, [...] aux Flaman<strong>de</strong>s, aux<br />

Siennoises, aux Napolitaines et aux Sar<strong>de</strong>s... dans cet ordre!! 2<br />

A l’image <strong>de</strong> cette fusion, la provenance familiale <strong>de</strong> Francisco <strong>de</strong> Pineda — son père était<br />

un soldat sévillan et sa mère une créole, fille d’un père <strong>de</strong> Valladolid et d’une vizcaina — ou<br />

celle <strong>de</strong> sa femme, créole, fille d’un soldat cordouan et d’une créole issue d’extremeños,<br />

montre clairement le rôle <strong>de</strong> creuset joué par l’armée et par les nouveaux territoires <strong>de</strong> la<br />

couronne dans la genèse <strong>de</strong> la figure <strong>de</strong> l’ « espagnol », figure déterritorialisée et politisée<br />

(l’exemple <strong>de</strong> la confrérie <strong>de</strong> Rome rend cet aspect manifeste) mais non dénuée d’ambiguïté<br />

dès sa naissance.<br />

De fait le « nous » et le « eux » sans cesse assénés dans l’œuvre <strong>de</strong> Pineda, se brouille<br />

rapi<strong>de</strong>ment. D’une part on constate bientôt qu’il y a <strong>de</strong> bons et <strong>de</strong> mauvais Indiens (ceux qui<br />

le protègent et qui l’ont « adopté » parce qu’ils connaissent les hauts faits <strong>de</strong> son père le<br />

maître <strong>de</strong> Camp Alvaro Nuñez <strong>de</strong> Pineda ; ceux qui, au contraire, veulent le sacrifier comme<br />

importante prise <strong>de</strong> guerre, en raison justement <strong>de</strong> sa filiation). Il a <strong>de</strong> ses yeux vu mourir le<br />

camara<strong>de</strong> qui avait été fait prisonnier en même temps que lui, lors <strong>de</strong> la bataille <strong>de</strong><br />

Cangrejeras en mai 1629, un désastre pour les Espagnols.<br />

De plus, les Indiens qui l’avaient adopté ayant décidé <strong>de</strong> l’emmener sur leurs terres, loin <strong>de</strong> la<br />

frontière, les visites au chefs <strong>de</strong>s autres parcialida<strong>de</strong>s trouvées sur leur chemin, les invitations<br />

à <strong>de</strong>s banquets dans les contrées proches <strong>de</strong> celle <strong>de</strong> Maulican son « maître » (amo), sont le<br />

prétexte à <strong>de</strong>s <strong>de</strong>scriptions détaillées <strong>de</strong>s pratiques et <strong>de</strong>s l’alimentation festive <strong>de</strong>s groupes<br />

qu’il rencontre. Ces <strong>de</strong>scriptions mettent en évi<strong>de</strong>nce la circulation <strong>de</strong> <strong>de</strong>nrées et d’habitu<strong>de</strong>s<br />

culinaires entre les groupes : si les indiens consomment pour chaque fête <strong>de</strong> la vian<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

mouton, <strong>de</strong> poulet, <strong>de</strong> chapons, <strong>de</strong>s beignets frits dans l’huile 3 , les espagnols sont loin <strong>de</strong><br />

n’avoir que <strong>de</strong>s pratiques alimentaires européennes ! Décrivant les mets qui lui sont présentés<br />

lors d’un énième banquet, Francisco <strong>de</strong> Pineda parle <strong>de</strong> « pains <strong>de</strong> maïs », « que llaman<br />

humintas y nosotros tamales »… Même constat pour <strong>de</strong> produits tels que la toile, la cire, la<br />

vian<strong>de</strong> <strong>de</strong> porc non salée, la levure et un pot <strong>de</strong> cuisine neuf, considérés tellement<br />

« espagnols », que l’auteur n’hésite pas à en faire une liste 4 <strong>de</strong>s éléments nécessaires pour<br />

effectuer une guérison qu’il s’était vanté <strong>de</strong> pouvoir faire : persuadé que ses hôtes ne<br />

parviendraient jamais à se les procurer, Francisco pensait se tirer ainsi d’affaire. La liste est<br />

pourtant rapi<strong>de</strong>ment réunie, grâce notamment aux échanges et à la correspondance avec …<br />

2 Voir Jean-Paul Zuniga, « Le Voyage d’Espagne. Mobilité géographique et construction impériale en Amérique<br />

hispanique », Cahiers du CRH, EHESS, à paraître.<br />

3 3 e discours, chap. 17 entre autres. Dans le chap. 3, p. 532 « « Cada cual <strong>de</strong> aquellos casiques principales se esmeraba en<br />

darme algun regalo <strong>de</strong> los que antiguamente habian aprehendido las cosineras que aun duraban <strong>de</strong> aquellas ciuda<strong>de</strong>s<br />

asoladas : unos me daban pasteles, empanadas ; otros, rosquetes y buñuelos, tortillas <strong>de</strong> huevos con mucha miel <strong>de</strong> abejas… »<br />

4 p. 587.<br />

65


d’anciens captifs ! 5 Les <strong>de</strong>ux mon<strong>de</strong>s sont en ce début du XVIIe siècle déjà profondément<br />

mêlés.<br />

Par ailleurs, fait plus déroutant, l’auteur se prend tout d’un coup à parler <strong>de</strong> « nuestra<br />

parcialidad » et <strong>de</strong> « mon » grand-père adoptif. Sans doute rhétorique, ce brouillage revêt bien<br />

plus d’intérêt lorsqu’on s’intéresse à l’utilisation par Pineda du terme « royaume du Chili » ou<br />

« Chili », où éclate toute l’ambiguïté <strong>de</strong> son positionnement : dans cette opposition<br />

Indiens/Espagnols, quel rôle <strong>de</strong>vait être accordé à la naturalité <strong>de</strong>s créoles ?<br />

2 Appartenance locale, appartenance régionale, appartenance globale.<br />

Les ibériques sont fortement marqués par la notion <strong>de</strong> patria, qui contrairement à son<br />

étymologie, est moins déterminée par la « terre <strong>de</strong>s pères » que par la terre où l’on est né.<br />

Toute la complexité <strong>de</strong> l’analyse du texte étudié rési<strong>de</strong> dans cette ambiguïté qui régit la<br />

confrontation entre <strong>de</strong>ux mon<strong>de</strong>s, celui <strong>de</strong>s barbares Indiens et celui <strong>de</strong> l’Espagnol captif,<br />

confrontation d’où l’on voit rapi<strong>de</strong>ment émerger trois i<strong>de</strong>ntifications fondées sur le rapport au<br />

territoire : la terre <strong>de</strong>s barbares, la terre <strong>de</strong>s Espagnols du Chili, et la lointaine Espagne d’où<br />

sont venus, par vagues successives, tous les ancêtres <strong>de</strong> l’auteur.<br />

En effet, le point d’ancrage <strong>de</strong> la naturaleza d’un individu est avant tout local (le lieu où il est<br />

né), mais cette inscription première ne saurait cacher une <strong>de</strong>uxième qui fait que tout Espagnol,<br />

du fait même <strong>de</strong> son inclusion dans cet ethnonyme, peut se déplacer et s’établir où il le<br />

souhaite dans les vastes domaines du monarque, ce qui est interdit aux individus qui ne sont<br />

pas considérés comme « Espagnols » (Indiens, Etrangers). La vaste question <strong>de</strong> savoir<br />

comment se formule cette définition, et notamment la place <strong>de</strong> la religion (cf. les Irlandais…<br />

Igor Pérez Tostado) rend compte du caractère dynamique, en construction, <strong>de</strong> l’ethnonyme<br />

comme nous l’évoquions plus haut. Entre ces <strong>de</strong>ux appartenances extrêmes, l’une très ancrée<br />

dans le local, l’autre très globale, il reste l’échelle régionale qui est justement celle qui semble<br />

primer dans l’œuvre <strong>de</strong> Pineda.<br />

Bien plus que la vecindad ou la naturaleza (Pineda ne se définit pas comme habitant <strong>de</strong><br />

Chillan, ou comme naturel <strong>de</strong> Chillan où il est pourtant né) 6 , c’est l’appartenance au commun<br />

royaume, le Chili, qui domine : Pineda se sent chez lui dans la capitainerie, à l’étranger au<br />

Pérou (« tierras extrañas » dit-il dans son livre à propos <strong>de</strong> Lima). Sa patrie ce n’est pas tant<br />

Chillan, que « nuestro Chile » voire « nuestro lastimado Chile ». Voilà qui change la donne<br />

est remplace l’opposition Espagnols/naturels par une autre configuration comprenant <strong>de</strong>s<br />

Espagnols du Chili (tout habitant Espagnol du Chili, qu’il en soit natif ou non, royaume rendu<br />

synonyme local du mon<strong>de</strong> hispanisé pour l’occasion), <strong>de</strong>s Indiens naturels, et <strong>de</strong>s Espagnols<br />

<strong>de</strong> terres étrangères (le Pérou, l’Espagne). C’est donc une nouvelle entité qui apparaît, le<br />

Chili, entité qui suggère tout <strong>de</strong> même une communauté <strong>de</strong>s naturels (tous ceux qui sont nés<br />

sur ce territoire). Indiens et Espagnols <strong>de</strong> cette région <strong>de</strong> l’Empire se trouveraient ainsi logés à<br />

la même enseigne, naturels qu’il sont tous du royaume du Chili.<br />

Cette idée justifie qu’on ait vu dans son propos une « créolité » affichée… contre les<br />

péninsulaires. Les critiques que Pineda adresse à la manière injuste dont la guerre contre les<br />

Indiens a été menée – « con muy justa causa […] sacudisteis el yugo que en las cervices os<br />

tenian puesto los que no supieron conservaros en cristiandad, en justicia y quieta paz » dit-il<br />

au cacique Tureupillan lorsque celui-ci lui explique les raisons <strong>de</strong> la révolte 7 -, son<br />

i<strong>de</strong>ntification apparente avec les Indiens qui le retiennent jusqu’à son rachat, seraient donc<br />

l’expression <strong>de</strong> l’hostilité ressentie par les créoles, <strong>de</strong>scendants <strong>de</strong>s premiers fondateurs <strong>de</strong> la<br />

société coloniale, à l’égard <strong>de</strong> ceux qui apparaissent comme <strong>de</strong>s parvenus, les migrants plus<br />

5 L’huile, seule <strong>de</strong>nrée qui paraît en définitive plus difficile à se procurer sur l’ensemble, est envoyée <strong>de</strong>puis le territoire<br />

espagnol par le capitaine Marcos <strong>de</strong> Chavarri, ancien captif. (Ch. 25, p. 616)<br />

6 A l’exception <strong>de</strong> la messe qui a lieu à Chillan, lors <strong>de</strong> son rachat, où il parle <strong>de</strong> la réception organisée en son honneur dans<br />

sa « patrie », par ses «amigos, compañeros y compatriotas ». p. 964.<br />

7 Chap. 24, p. 613.<br />

66


écemment arrivés. Hostilité entre ceux qui sont en place et craignent que les nouveaux ne les<br />

déplacent (ce qui arrive effectivement à notre auteur dont le père, mestre <strong>de</strong> Campo, meurt<br />

pourtant sans le sou, ses <strong>de</strong>ux sœurs placées au couvent faute <strong>de</strong> dot en accord avec leur<br />

qualité, sort qu’il ne souhaite pas pour les siens, mais qui semble le guetter comme il le dit<br />

amèrement dans son livre).<br />

En réalité il n’en est rien, et les critiques qu’il formule à l’égard <strong>de</strong> la gestion <strong>de</strong> la guerre,<br />

ainsi que les solutions qu’il propose montrent qu’une troisième variable, le caractère juste <strong>de</strong><br />

celle-ci 8 (la juste guerre est une catégorie du droit canon) déterminent les conditions <strong>de</strong><br />

possibilité <strong>de</strong> cette communauté <strong>de</strong>s naturels du Chili, question qui dépasse largement<br />

l’opposition Indiens/Espagnols étrangers ou Espagnols créole/espagnols étrangers qu’on a<br />

voulu y lire.<br />

3 Pour ce faire, Nuñez <strong>de</strong> Pineda introduit l’histoire du Chili dans une économie du sacré : le<br />

Chili, n’est pour l’occasion que le théâtre <strong>de</strong> la justice divine et les sept villes détruites du Sud<br />

chilien, l’image <strong>de</strong> Sodome et Gomorrhe. Pour mieux étayer son propos, Pineda se fait l’écho<br />

<strong>de</strong> tout ce qui se disait au XVIIe sur les créoles américains : dissolus, lascifs, pécheurs car<br />

habitués à une vie trop facile et opulente et dont le prototype seraient les marchands et les<br />

letrados, les lettrés.<br />

Si les Indiens du Chili, même ceux qu’ils considère « nobles » et qui l’ont protégé, sont tout<br />

<strong>de</strong> même victimes du démon car il vivent dans l’oiseveté et les partiques malhonnetes,<br />

notamment la polygamie et l’ébriété, on ne peu les considérer apostats, puisque d’après<br />

Pineda, ils n’ont jamais eu connaissance du véritable christianisme. Car l’exemple que leur<br />

ont donné les conquistadors, les « españoles antiguos » et celui que leur donnent toujours les<br />

fonctionnaires nommés par la couronne, oidores, veedores et contadores <strong>de</strong> la Real hacienda,<br />

qui permettent leur réduction en esclavage en toute illégalité afin <strong>de</strong> toucher les droits <strong>de</strong><br />

vente, ne peut pas être considéré comme l’exemple d’hommes chrétiens 9 . Ce sont eux les<br />

infâmes, 10 ceux qui sont les coupables <strong>de</strong> la situation du « Chili » car « con semejantes<br />

ministros y gobiernos tan contrarios a la razon y justicia, como pue<strong>de</strong> haber paz firme en<br />

Chile, porque la guerra sera perpetua y inacabable, si primero no se acaba Chile ».<br />

Par opposition, Nuñez <strong>de</strong> Pineda chante les louanges <strong>de</strong>s valeurs chrétiennes et viriles, la<br />

valeur du soldat qui ne recule pas <strong>de</strong>vant l’effort qu’il compare à la veulerie et aux intrigues<br />

et à la corruption <strong>de</strong>s « plumarios » (« plumitifs ») dont il blâme même le caractère efféminé :<br />

tout un chapitre est consacré dans l’œuvre aux hommes qui se rasent et soignent leur<br />

chevelure comme <strong>de</strong>s femmes, attitu<strong>de</strong> que l’auteur condamne sans ambages. Dans ce<br />

contexte les Indiens, bien qu’infidèles, ont été l’outil <strong>de</strong> la justice divine. Si la guerre se<br />

perpétue c’est donc une autre expression <strong>de</strong> la colère divine <strong>de</strong>vant le népotisme et la vénalité<br />

<strong>de</strong>s charges municipales et même, en toute illégalité, <strong>de</strong>s gra<strong>de</strong>s militaires, qui permettent aux<br />

mêmes <strong>de</strong> s’enrichir aux dépens <strong>de</strong> ceux qui donnent leur vie pour la défense <strong>de</strong>s territoires du<br />

roi espagnol sans en récolter la juste récompense.<br />

L’auteur propose ainsi une communauté fondée sur <strong>de</strong>s soldats évangélisateurs (Pineda se<br />

prononce pour le caractère héréditaire et permanent <strong>de</strong>s encomiendas) 11 , protecteurs <strong>de</strong>s<br />

8 Les chapitres 23 et 24 du 3 e discours sont consacrés à cette question : la réponse est évi<strong>de</strong>mment négative.<br />

9 Les chap. 12 à 16 sont entièrement consacrés à la dénonciation <strong>de</strong>s malversations du situado et aux dysfonctionnements<br />

administratifs imputables à la corruption <strong>de</strong>s fonctionnaires.<br />

10 Il faut noter que seuls méritent d’être considérés comme apostats selon Francisco <strong>de</strong> Pineda les Espagnols passés<br />

volontairement au camp <strong>de</strong>s Indiens pour pouvoir vivre « a su usanza » alors qu’ils connaissaient le christianisme. Il sont en<br />

ce sens <strong>de</strong>s renégats.<br />

11 « Faltos <strong>de</strong> entendimiento y privados <strong>de</strong> juicio parecian estar estos racionales hombres, pues no cuidaban <strong>de</strong> conservar su<br />

dicha y buene suerte, ni <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar a sus hijos vinculos , rentas ni feudos, no atendiendo ni mirando por la salud y vida <strong>de</strong> sus<br />

vasallos, <strong>de</strong>jandolos morir como bestias en el campo. Esto nace <strong>de</strong> ser las encomiendas transitorias y finitas ; que, aquel que<br />

67


Indiens travaillant pour eux et préservés <strong>de</strong> l’exemple délétère <strong>de</strong>s « mauvais espagnols ».<br />

L’ordre catholique, qui <strong>de</strong>vrait être celui <strong>de</strong> la monarchie tout entière, est bouleversé dans le<br />

cas du Chili (selon Pineda) par l’éloignement (par la position hémisphérique se <strong>de</strong>man<strong>de</strong><br />

Pineda ?) : seuls ceux qui peuvent s’approcher du monarque (donc ceux qui peuvent effectuer<br />

une traversée coûteuse, à Lima ou à Madrid, peuvent obtenir les grâces royales qui en théorie<br />

<strong>de</strong>vraient être réservées aux sujets méritants (riches ou non).<br />

Par cette argumentation, Pineda déplace la césure séparant Espagnols et Indiens : pour lui la<br />

césure fondamentale est celle qui sépare les guerriers vertueux <strong>de</strong> la vile plèbe. Son séjour<br />

chez les Indiens lui semble confirmer que ces barbares, bien que barbares, ont conservé ces<br />

vertus viriles et guerrières fondamentales – toutes les honneurs doivent être réservées aux<br />

soldats méritants - que les Espagnols, dépravés, ont oublié. Que cet oubli était coupable, la<br />

perte d’une moitié du Chili comme punition divine le prouve. Rétablir la morale est pour<br />

Pineda le critère qui compte, et qui remplace l’opposition Espagnols/Naturels ou<br />

Péninsulaires/créoles.<br />

L’ambiguïté <strong>de</strong> la rhétorique <strong>de</strong> Pineda (maniant selon le but <strong>de</strong> son argumentation du<br />

moment <strong>de</strong>s idées à priori contradictoires) explique que se livre ait tour à tour été interprété<br />

comme la vision par un Espagnol d’un mon<strong>de</strong> étrange et étranger – celui <strong>de</strong>s Indiens barbares<br />

—, comme une critique <strong>de</strong> la société coloniale par les Indiens, à travers les propos que<br />

l’auteur attribue aux chefs Indiens avec qui il s’est entretenu, ou, plus récemment, comme le<br />

témoignage <strong>de</strong> l’opposition farouche entre <strong>de</strong>ux vagues migratoires, celle <strong>de</strong>s conquistadors et<br />

celle <strong>de</strong>s nouveaux migrants. En réalité une lecture simple <strong>de</strong> l’ensemble <strong>de</strong> l’œuvre met en<br />

évi<strong>de</strong>nce que le récit fonctionne comme un véritable projet politique ; Francisco, comme le<br />

Joseph biblique dans l’œuvre homonyme <strong>de</strong> Mira <strong>de</strong> Amescua, se présente en sauveur <strong>de</strong><br />

« son » peuple.<br />

En effet, plus qu’une ligne (fut-elle un cours d’eau important) la frontière apparaît dans le<br />

Cautiverio feliz comme une gran<strong>de</strong> métaphore. Une métaphore <strong>de</strong> la distance séparant un<br />

mon<strong>de</strong> qui est d’un mon<strong>de</strong> qui fut : dans une version un peu particulière du bon sauvage,<br />

Pineda va retrouver chez les barbares les vertus premières <strong>de</strong>s guerriers, qui reconnaissent et<br />

récompensent la bravoure, valeurs oubliées par les Espagnols, au Chili et partout dans la<br />

monarchie, et raison même <strong>de</strong> l’état déplorable du Chili (et on peut dire que Pineda annonce<br />

la crise du corps politique tout entier si la situation <strong>de</strong>vait se prolonger).<br />

Métaphore ensuite <strong>de</strong> la distance fondamentale séparant Espagnols et Indiens et déclinée par<br />

l’auteur essentiellement sur le registre <strong>de</strong> l’ignorance : l’absence <strong>de</strong> la lumière <strong>de</strong> la foi –<br />

prétexte à <strong>de</strong> longs passages sur ses dons <strong>de</strong> missionnaire auprès <strong>de</strong>s Indiens, notamment <strong>de</strong>s<br />

enfants - ignorance se trouvant par ailleurs à la racine <strong>de</strong>s mœurs perverses <strong>de</strong> ces hommes<br />

sans foi, d’où l’importance dans l’économie du texte <strong>de</strong>s <strong>de</strong>scriptions <strong>de</strong> beuveries politicorituelles,<br />

<strong>de</strong> l’idolâtrie et <strong>de</strong> l’incontinence sexuelle <strong>de</strong>s hommes ou pire, <strong>de</strong> la liberté sexuelle<br />

<strong>de</strong>s femmes.<br />

D’autres frontières – conceptuelles ? - sont communes aux <strong>de</strong>ux mon<strong>de</strong>s et séparent chez les<br />

Araucan comme chez les Espagnols, la noblesse <strong>de</strong> la plèbe, les bons <strong>de</strong>s méchants. Chez les<br />

Indiens cette césure est représentée par les nobles caciques qui le protègent, reconnaissant en<br />

lui le rejeton d’une noble souche – et prompts à accepter pour les enfants les bienfaits du<br />

christianisme- , et par les frontaliers avi<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sang, qui veulent le sacrifier au cours d’un<br />

meurtre rituel, image même <strong>de</strong> la sauvagerie.<br />

sabe que por su vida solamente goza <strong>de</strong>l feudo, tira <strong>de</strong> la cuerda <strong>de</strong> manera que si no quiebra, <strong>de</strong> <strong>de</strong> si mas <strong>de</strong> los que pue<strong>de</strong>,<br />

sin quedar con fuerzas para sustentar la carga o el peso <strong>de</strong> los sucesores.<br />

En la Europa, mediante los mayorazgos se sustentan las familias y hijos con <strong>de</strong>coro y lustre <strong>de</strong> sus personas, y <strong>de</strong> la misma<br />

suerte fueran estas provincias mas seguras, mas esplendidas y abundantes, si las encomiendas fuesen perpetuas ; como lo<br />

escribio […]Juan <strong>de</strong> Solorzano. »(réf. Lib 2, De indi. Gubern. , c. 30, n° 47 et 48. puis n° 51.).<br />

68


A cette bi partition du mon<strong>de</strong> indien répond la séparation interne au mon<strong>de</strong> <strong>de</strong>s Espagnols, qui<br />

connaît ses dépravés et «mauvais chrétiens », au premier chef <strong>de</strong>squels se trouvent les<br />

renégats, chrétiens espagnols ayant choisi <strong>de</strong> vivre parmi les Indiens, et au sujet <strong>de</strong>squels le<br />

vocabulaire décline le champ sémantique <strong>de</strong> l’abjection et <strong>de</strong> la chute. Après eux, et la cible<br />

principale <strong>de</strong> ses diatribes, les « plumarios » et autres agents <strong>de</strong> la monarchie administrative,<br />

coupables par leur corruption et leurs mœurs dissolues 12 <strong>de</strong> la fossilisation du conflit armé au<br />

Chili. Face à cette image <strong>de</strong> la déchéance se dressent <strong>de</strong>s héros, les soldats vertueux,<br />

catholiques et virils auxquels doivent revenir les charges, les bénéfices et les honneurs.<br />

Que la frontière comme espace d’affrontement soit un lieu d’échanges plus que <strong>de</strong><br />

démarcation radicale est une cause entendue <strong>de</strong>puis l’œuvre d’Alonso <strong>de</strong> Ercilla un siècle plus<br />

tôt, qui scrute l’ennemi et y reconnaît toute une série <strong>de</strong> valeurs morales partagées. Comme<br />

Ercilla avant lui, Pineda se sert <strong>de</strong> son expérience <strong>de</strong> captivité pour mettre en scène son<br />

analyse …sur sa propre société. Car contrairement a ce que l’on a longtemps cru, l’objet <strong>de</strong><br />

Pineda est bien plus le mon<strong>de</strong> espagnol que le mon<strong>de</strong> indien. Ce détour <strong>de</strong> l’autre côté du<br />

miroir n’est qu’une tactique – un peu comme <strong>de</strong>s Lettres persanes avant la lettre et à l’envers<br />

– pour mieux pourfendre les tares <strong>de</strong> sa propre société, <strong>de</strong> son propre mon<strong>de</strong>.<br />

« Mon<strong>de</strong> » car les problèmes qu’il pose sont ceux touchant l’ensemble <strong>de</strong> la monarchie :<br />

comment se faire entendre d’un monarque lointain ? Comment s’assurer que le pouvoir<br />

politique n’a pas été accaparé au bénéfice <strong>de</strong> ceux qui sont censées l’administrer ?<br />

Pineda se livre ainsi à une critique acerbe <strong>de</strong> la vénalité <strong>de</strong>s charges municipales notamment,<br />

qui ajoutée aux pratiques traditionnelles <strong>de</strong> cooptation, confisquent le pouvoir local au profit<br />

<strong>de</strong>s élites territoriales et marchan<strong>de</strong>s – tout comme en Castille. Si, <strong>de</strong> surcroît, les frau<strong>de</strong>s dans<br />

l’adjudication <strong>de</strong>s contrats pour l’entretien <strong>de</strong>s armées (le situado) empêchent<br />

l’enrichissement <strong>de</strong>s producteurs locaux (dont Pineda lui-même), et ce au profit <strong>de</strong>s<br />

liméniens, il ne reste que les bénéfices octroyés par le monarque aux militaires méritants pour<br />

pouvoir s’élever (« medrar ») : si ces récompenses dépen<strong>de</strong>nt <strong>de</strong> l’accès au monarque ou au<br />

vice-roi, le lien avec le mon<strong>de</strong> <strong>de</strong>s militaires comme Pineda est rompu excluant <strong>de</strong> ce fait le<br />

service militaire au monarque comme levier social. Dans les marches <strong>de</strong> l’empire comme au<br />

cœur <strong>de</strong> la Castille les problèmes <strong>de</strong> gouvernance s’expriment quasiment dans les mêmes<br />

termes.<br />

Comme solution à tous ces problèmes, Francisco <strong>de</strong> Pineda pose une série <strong>de</strong> valeurs – vécues<br />

comme un « retour » à <strong>de</strong>s valeurs qui ont été perverties à travers le temps – solution qui<br />

conjugue les valeurs traditionnelles <strong>de</strong> noblesse et vertu dans un cadre imposant <strong>de</strong> nouvelles<br />

formes d’inscription i<strong>de</strong>ntitaire et d’appartenance. Les Nobles, guerriers, « Espagnols » et<br />

catholiques, tous adjectifs qui se veulent redondants sous sa plume, doivent être le modèle <strong>de</strong>s<br />

autres Espagnols et les formateurs religieux <strong>de</strong>s Indiens qui doivent leur être confiés <strong>de</strong><br />

manière perpétuelle. C’est à ces hommes qu’il incombe d’être la cheville privilégiée du<br />

rapport avec le pouvoir du monarque. Leur patrie est conçue dans cette organisation comme le<br />

lieu où ils sont en droit d’attendre <strong>de</strong>s récompenses pour leurs mérites et services. Vision très<br />

traditionnelle <strong>de</strong>s In<strong>de</strong>s comme un ensemble <strong>de</strong> royaumes <strong>de</strong> plus dans le concert <strong>de</strong>s<br />

royaumes dépendant du roi catholique, mais qui a effectué un passage fondamental qui ne doit<br />

pas passer inaperçu : en déterritorialisant la notion d’Espagnol – du natural <strong>de</strong> los reinos <strong>de</strong><br />

España on passe à l’Espagnol - et en lui adjoignant le nécessaire adjectif « catholique », la<br />

vision <strong>de</strong> Pineda, témoin d’un processus global que l’on ne saurait limiter à cet exemple, et au<br />

domaine colonial, pose les bases d’une appartenance hispanique profondément ancrée que les<br />

hommes du XIXe siècle hispanique ont le plus grand mal à conjuguer avec les notions<br />

mo<strong>de</strong>rnes <strong>de</strong> citoyenneté et <strong>de</strong> nation.<br />

12 Pineda va jusqu’à utiliser tous les arguments <strong>de</strong>s « anti-créoles » , Juan Lopez <strong>de</strong> Velasco, Juan <strong>de</strong> la Puente, pour<br />

démontrer le caractère délétère <strong>de</strong> la société issue <strong>de</strong> la conquête espagnole.<br />

69


Vivir en el campo <strong>de</strong> Marte, Población e i<strong>de</strong>ntidad en la frontera entre Francia y los<br />

Países Bajos, (siglos XVI-XVII) 1<br />

J.J. Rui Ibanez<br />

Resumen y advertencia al amable lector:<br />

Des<strong>de</strong> la década <strong>de</strong> 1480 hasta las conquistas <strong>de</strong> Luis XIV el espacio los territorios la frontera<br />

común entre los territorios <strong>de</strong> los Habsburgo-Borgoña y la Monarquía francesa gozó <strong>de</strong> una<br />

relativa estabilidad, especialmente consolidada tras las paz <strong>de</strong> Cateau-Cambrésis. Este espacio<br />

no sólo era un punto <strong>de</strong> contacto más entre dos conglomerados dinásticos sino que por<br />

razones geopolíticas alcanzó el estatuto <strong>de</strong> frente principal <strong>de</strong> confrontación entre los dos<br />

po<strong>de</strong>res mayores <strong>de</strong> Europa Occi<strong>de</strong>ntal. A los problemas clásicos <strong>de</strong> una discontinuidad<br />

jurisdiccional se sumaban así tensiones suplementarias <strong>de</strong> origen exógeno lo que se traducía<br />

tanto por la existencia <strong>de</strong> una mayor <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> agentes <strong>de</strong> los soberanos como por una<br />

mayor concentración <strong>de</strong> recursos militares. Estos no implicaban sólo mayor seguridad y<br />

control por parte <strong>de</strong>l rey, sino, y sobre todo, una muy significativa inestabilidad por la<br />

frecuencia con que las tropas mal pagadas realizaban incursiones autónomas sobre el territorio<br />

tanto <strong>de</strong>l propio señor como <strong>de</strong>l enemigo. A<strong>de</strong>más esto complicaba el entramado social al<br />

coexistir a ambos lados <strong>de</strong> la frontera dos socieda<strong>de</strong>s relativamente bien diferenciadas: una<br />

local y otra más volátil formada por los profesionales <strong>de</strong> la guerra.<br />

En este espacio en el que se superponían múltiples fronteras jurisdiccionales y militares en un<br />

periodo largo <strong>de</strong> tiempo, la cuestión central es saber hasta qué punto la existencia <strong>de</strong> dichas<br />

tensiones actuó como un generador <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s incompatibles, y, hasta qué punto, las<br />

socieda<strong>de</strong>s locales pudieron mantener contactos <strong>de</strong> todo tipo más allá <strong>de</strong> la coyuntura <strong>de</strong><br />

guerra semiestable que se dio a lo largo <strong>de</strong> esta centuria. Para enfrentar esta cuestión la<br />

presente ponencia hará un especial hincapié en analizar las formas <strong>de</strong> violencia que se dieron<br />

y quienes las protagonizaron. No se trata sólo <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s operaciones militares, sino <strong>de</strong> la<br />

organización <strong>de</strong> pequeñas y medianas incursiones que resultaban mucho más <strong>de</strong>vastadoras<br />

para las poblaciones locales. Su forma <strong>de</strong> respuesta mediante la búsqueda <strong>de</strong> salvaguardas o la<br />

autoorganización <strong>de</strong>fensiva implicaban la activación <strong>de</strong> procesos <strong>de</strong> construcción i<strong>de</strong>ntitaria<br />

especialmente significativo. No hay que olvidar que dichas i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s se iban a dibujar sobre<br />

una serie <strong>de</strong> tradiciones previas que se alimentaban en relatos superpuestos <strong>de</strong> viejas<br />

incursiones y más recientes agravios.<br />

El texto que se presenta a continuación es una primera proposición <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong> dicho<br />

espacio, se trata <strong>de</strong> una primera aproximación. He <strong>de</strong> indicar que al tiempo que lo redacto<br />

estoy preparando un libro sobre la ocupación española <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> Francia entre 1595-8 y que<br />

en la exposición <strong>de</strong> la ponencia recurriré a ejemplos concretos que se <strong>de</strong>sarrollarán en dicho<br />

manuscrito. He preferido dar una visión casi puramente bibliográfica para intentar trazar los<br />

rasgos esenciales <strong>de</strong> esta frontera e introducirlos en el <strong>de</strong>bate, dado que el punto central <strong>de</strong>l<br />

mismo creo que es la interrelación <strong>de</strong> las diversas fronteras <strong>de</strong> la Monarquía entre ellas (en<br />

tanto que espacio <strong>de</strong> circulación d agentes, i<strong>de</strong>as y mo<strong>de</strong>los políticos, administrativos o<br />

culturales) y la posibilidad <strong>de</strong> una historia comparada.<br />

1 Este texto se ha elaborado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l proyecto <strong>de</strong> investigación “« Par le ministère <strong>de</strong> la saincteté du pape & du Roy Catholique » Los<br />

católicos radicales franceses, la Liga y la Monarquía Hispánica (1585-1610)”HUM2005-04125; las abreviaturas utilizadas son AMStO<br />

(Archives communales <strong>de</strong> Saint-Omer) y BNF (Bibliothèque Nationale <strong>de</strong> France).<br />

71


1- Tiempo y espacio.<br />

Como es bien sabido, la propia evolución <strong>de</strong> la Monarquía Hispánica estuvo <strong>de</strong>terminada por<br />

su proyección externa a través <strong>de</strong> sus fronteras y por <strong>de</strong>l efecto que la existencia <strong>de</strong> éstas tuvo<br />

sobre su organización interior. Como toda potencia hegemónica, en realidad como toda<br />

potencia, la Monarquía no sólo existía per se, sino que su imbricación internacional (en<br />

términos globales, pero también a escala local) resultó <strong>de</strong>cisiva a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir la<br />

credibilidad <strong>de</strong> su li<strong>de</strong>razgo y los niveles <strong>de</strong> oposición que llegaba a generar 2 . La<br />

historiografía sobre la Monarquía Hispánica en cierto sentido no se ha emancipado aún <strong>de</strong> la<br />

imagen doblemente negativa <strong>de</strong> esta entidad política que se conoce como Leyenda Negra o<br />

<strong>de</strong>l trauma <strong>de</strong> la limitada mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong>l siglo XIX 3 . Todo ello a pesar que las historias<br />

binarias que se construyeron en esa Centuria sobre los siglos mo<strong>de</strong>rnos (progreso v.<br />

oscurantismo; Tradición v. caos) y que estigmatizaba <strong>de</strong> principio a la Monarquía Hispánica<br />

como un ámbito natural <strong>de</strong> atraso son difícilmente sostenibles a la luz <strong>de</strong> la historiografía <strong>de</strong><br />

las últimas décadas. Compren<strong>de</strong>r la Monarquía en sí misma se convierte en una prioridad que<br />

fe<strong>de</strong>ra diversas líneas <strong>de</strong> investigación contrapuestas en ocasiones en método: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>de</strong>bate<br />

<strong>de</strong>l estado a la historia <strong>de</strong> la circulación <strong>de</strong> personas, i<strong>de</strong>as, conceptos y objetos a arqueología<br />

<strong>de</strong> los conceptos políticos o a la revolución fiscal.<br />

Para lograr una visión <strong>de</strong> conjunto es preciso construir un marco global. La proyección <strong>de</strong>l<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l rey católico iba más allá <strong>de</strong> los recursos que pudiera movilizar, <strong>de</strong>pendía sobre todo<br />

<strong>de</strong> su capacidad <strong>de</strong> presentarse como un mo<strong>de</strong>lo a seguir o a respetar no sólo por la población<br />

que lo sostenía, sino por la <strong>de</strong> sus vecinda<strong>de</strong>s. Esto generó procesos a lo largo y ancho <strong>de</strong> la<br />

Monarquía española en una primera globalización que afectaba a tierras <strong>de</strong> cuatro<br />

continentes. Si se cuenta con una visión bastante completa <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la percepción<br />

negativa <strong>de</strong> la Monarquía Hispánica, no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir lo mismo <strong>de</strong> la imagen positiva que <strong>de</strong><br />

ella misma se construyó por sus simpatizantes externos. La hispanofilia es un tema <strong>de</strong><br />

investigación que merece un trabajo <strong>de</strong> por sí y hasta no contar con él, resultará muy<br />

complicado po<strong>de</strong>r enunciar las verda<strong>de</strong>ras causas <strong>de</strong> la implicación <strong>de</strong> la Monarquía a escala<br />

global.<br />

La historia <strong>de</strong> la proyección fronteriza <strong>de</strong> la Monarquía Hispánica especialmente en el periodo<br />

1580-1640 no es un elemento anecdótico o una mera nota a pié <strong>de</strong> página; sino que es el<br />

sujeto analítico que mejor pue<strong>de</strong> ayudar a compren<strong>de</strong>r las razones <strong>de</strong> la hegemonía ibérica…<br />

y <strong>de</strong> su fracaso. Por supuesto, esto implica abrir nuevas vías <strong>de</strong> interpretación <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong><br />

fenómenos. La frontera ha sido un objeto privilegiado <strong>de</strong> la historia, sus peculiarida<strong>de</strong>s<br />

jurídicas, sus excepcionalida<strong>de</strong>s sociales, sus dinámicas políticas y su protagonismo militar<br />

siempre han ejercido una verda<strong>de</strong>ra fascinación para los estudiosos (historiadores, pero<br />

también, por supuesto, geógrafos, sociólogos, <strong>de</strong>mógrafos, antropólogos., politólogos…). No<br />

es para menos, al tratarse <strong>de</strong> un espacio (no necesariamente lineal) don<strong>de</strong> se explicitaba la<br />

discontinuidad <strong>de</strong> dos mundos y se asumía la naturaleza extraordinaria <strong>de</strong> lo político, lo<br />

administrativo y lo jurídico.<br />

Sorpren<strong>de</strong> que a diferencia <strong>de</strong> otras fronteras <strong>de</strong> la Monarquía Hispánica, la que corría entre<br />

los territorios septentrionales <strong>de</strong> la herencia borgoñona y el reino <strong>de</strong> Francia en los siglos XVI<br />

y XVII no ha contado con una tradición historiográfica especialmente <strong>de</strong>nsa, si se exceptúa la<br />

propia, y en ocasiones muy significativa, historiografía puramente local-regional. Este relativo<br />

silencio hay que buscarlo por un lado en el peso <strong>de</strong> la propia tradición historiográfica nacional<br />

2 Siguiendo el análisis <strong>de</strong> Paul KENNEDY, Auge y caída <strong>de</strong> las Gran<strong>de</strong>s Potencias, Barcelona, 1989.<br />

3 Ricardo GARCÍA CÁRCEL, La leyenda negra : historia y opinión, Madrid, 1991.<br />

72


francesa que se construyó en el siglo XIX sobre el principio <strong>de</strong> un carácter finalista <strong>de</strong> las<br />

fronteras <strong>de</strong>finidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XVIII, o incluso <strong>de</strong> su proyección sobre el mito <strong>de</strong> las<br />

fronteras naturales; respecto a la historiografía nacional belga, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Gachard raramente no ha<br />

caído en un irre<strong>de</strong>ntismo (que en cierta forma sí se dio para el Limburgo) que hubiera<br />

convertido en sujeto, en lugar <strong>de</strong> memoria, la reivindicación <strong>de</strong> las fronteras borgoñonas 4 .<br />

A<strong>de</strong>más, y a diferencia <strong>de</strong> la frontera norte <strong>de</strong> México o <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Chile o la <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong><br />

Cataluña 5 , el espacio entre los territorios <strong>de</strong> los Borgoña-Habsburgo y los Valois-Borbón no<br />

se pudo consi<strong>de</strong>rar como el origen <strong>de</strong> un pasado nacional; con lo qué su existencia como<br />

problema histórico quedó en el mejor <strong>de</strong> los casos relegado a la triste función <strong>de</strong> ser el<br />

escenario sobre el que se dio la expansión luiscatorciana.<br />

Esto resulta especialmente chocante dado que se trató <strong>de</strong> un espacio <strong>de</strong> fricción-relación entre<br />

las dos principales monarquías católicas europeas durante casi doscientos años. Un espacio,<br />

por lo tanto, en el qué la Monarquía Hispánica, y su población, se tuvo que <strong>de</strong>finir por<br />

oposición a un contramo<strong>de</strong>lo claramente competitivo. A<strong>de</strong>más fue sobre estas tierras don<strong>de</strong> se<br />

concentraron la mayor parte <strong>de</strong> los recursos militares <strong>de</strong> ambas monarquías al menos durante<br />

casi un siglo y medio. Por su fuera poco, la historiografía ha obviado la posibilidad <strong>de</strong> realizar<br />

un análisis comparado entre este espacio y las otras fronteras <strong>de</strong> la Monarquía, asumiendo la<br />

singularidad <strong>de</strong> las mismas. La frontera <strong>de</strong> los Países Bajos-reino <strong>de</strong> Francia es presentada<br />

habitualmente como el contrapradigma <strong>de</strong> las fronteras secundarias <strong>de</strong> la Monarquía 6 ; la <strong>de</strong><br />

Flan<strong>de</strong>s sería vista como una frontera <strong>de</strong>fendida por fuerzas profesionales, mientras en las<br />

fronteras secundarias la resistencia a las amenazas estructurales reposaba casi exclusivamente<br />

en manos <strong>de</strong> las propias poblaciones locales.<br />

Esta afirmación se basa en el principio clásico, más asumido que verificado, que la guerra en<br />

la frontera franco-belga <strong>de</strong>pendía únicamente <strong>de</strong> las fuerzas profesionales concentradas por<br />

las Monarquías y que el nivel <strong>de</strong> privatización <strong>de</strong> los conflictos <strong>de</strong>bía ser mucho más limitado.<br />

Lo erróneo <strong>de</strong> asumir esta afirmación y su corolario (lo incomparable <strong>de</strong> los fenómenos<br />

fronterizos), ha impedido en líneas generales compren<strong>de</strong>r que los fenómenos sufridos y las<br />

soluciones ensayadas en este espacio (no sólo respecto al reino <strong>de</strong> Francia, sino también a los<br />

rebel<strong>de</strong>s holan<strong>de</strong>ses) estuvieron, junto con los <strong>de</strong> la frontera mediterránea 7 , posiblemente en la<br />

base <strong>de</strong> la comprensión conceptual y fáctica que los administradores hispanos aplicaron a<br />

otros espacios <strong>de</strong> la Monarquía. La razón es sencilla, gran parte <strong>de</strong> estos espacios (<strong>de</strong>l norte <strong>de</strong><br />

África a Chile o el Gran Chichimeca) tuvieron como responsables a veteranos <strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s que<br />

4 El interés sobre esta frontera ha estado en muchas ocasiones más ligado a la propia lectura <strong>de</strong> la expansión francesa <strong>de</strong>l<br />

siglo XVII (y las aspiraciones ulteriores) que a su propia realidad histórica; Nelly GIRARD d'ALBISSIN, Genèse <strong>de</strong> la<br />

frontière franco-belge. Les variations septentrionales <strong>de</strong> la France <strong>de</strong> 1659 à 1789, París, 1970; Sébastien DUBOIS, « La<br />

conquête <strong>de</strong> la Belgique et le théorie <strong>de</strong>s frontières naturelles <strong>de</strong> la France (XVIIe-XIXe siècles », Laurence VAN<br />

YPERSELE (ed.), Imaginaires <strong>de</strong> Guerre. L’histoire entre mythe et réalité, Louvain-la-Neuve, Presses Universitaires <strong>de</strong><br />

Louvain, 2003, pp. 171-200. Por supuesto, la revisión historiográfica sobre el sentido mismo <strong>de</strong> las fronteras ha encontrado<br />

su clásico en el libro <strong>de</strong> Daniel NORMAND, Frontières <strong>de</strong> France. De l'espace au territoire XVIe-XIXe, París, 1998; con una<br />

<strong>de</strong>dicación especialmente significativa par el siglo XVIII en lo que se refiere a la frontera entre el reino <strong>de</strong> Francia y los<br />

Países Bajos.<br />

5 Baste con recordar dos clásicos para ambos espacios Meter SAHLINS, Boundaries : The Making of France and Spain in<br />

the Pyrenees, Berkeley, 1989; Sergio VILLALOBOS, Vida fronteriza en la Araucania. El Mito <strong>de</strong> la Guerra <strong>de</strong> Arauco,<br />

Santiago, 1995.<br />

6 El caso Mediterráneo cuenta con una amplísima bibliografía que para los reinos <strong>de</strong> Murcia y <strong>Valencia</strong> aparece recogida en<br />

Juan Francisco PARDO MOLERO y José Javier RUIZ IBÁÑEZ, « Una Monarquía, dos reinos y un mar. La <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los<br />

reinos <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong> y Murcia en los siglos XVI y XVII », en prensa; para Granada se pue<strong>de</strong> seguir (para el siglo XVI) en<br />

Antonio JIMÉNEZ ESTRELLA, Po<strong>de</strong>r, ejército y gobernación en el siglo XVI. De la Capitanía General <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong><br />

Granada y sus agentes, <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Granada, Granada, 2004.<br />

7 Una visión genérica <strong>de</strong>l peso <strong>de</strong>l ámbito mediterráneo en la Monarquía en Miguel Angel <strong>de</strong> BUNES IBARRA, « Felipe II y<br />

el Mediterráneo: la frontera olvidada y la frontera presente <strong>de</strong> la Monarquía Católica », José MARTÍNEZ MILLÁN (dir.),<br />

Felipe II (1527-1598). Europa y la Monarquía Católica, Madrid, 1998, Vol I-1, pp. 97-110.<br />

73


iban a exportar su propia concepción <strong>de</strong> cómo se <strong>de</strong>bían confrontar los fenómenos fronterizos.<br />

La circulación <strong>de</strong> estos agentes en la Monarquía 8 resultó <strong>de</strong>cisiva en la difusión <strong>de</strong> una<br />

verda<strong>de</strong>ra cultura administrativa formada sobre la práctica <strong>de</strong> la que siendo la principal<br />

frontera <strong>de</strong> la Monarquía, quizá sea la menos estudiada como tal 9 . Respecto a las fronteras <strong>de</strong><br />

las Borgoñas, esta tenía elementos en común con la <strong>de</strong>l franco-belga, pero la neutralidad entre<br />

ambos territorios, la pertenencia al Imperio <strong>de</strong>l Franco Condado, y el que durante mucho<br />

tiempo fuera una frontera neutralizada por los cantones suizos restaba tensión militar a la<br />

zona 10 .<br />

A lo largo <strong>de</strong>l siglo XV no parecía que los límites en el norte <strong>de</strong> Francia fueran a contar con<br />

una gran estabilidad. Ciertamente la frontera en el río Escalda entre el Imperio y el reino <strong>de</strong><br />

Francia, así como las divisiones jurisdiccionales <strong>de</strong> los señoríos que integraban <strong>de</strong> forma aún<br />

confusa los Países Bajos, mantenían una notable durabilidad. Sin embargo, más allá <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>rechos jurídicos, el espacio <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> Francia aparecía disputado ferozmente entre los<br />

reyes <strong>de</strong> Francia, los <strong>de</strong> Inglaterra y la ambiciosa casa <strong>de</strong> Borgoña 11 . La <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> los<br />

segundos en la guerra <strong>de</strong> los Cien Años los redujo a poco más que el Pale <strong>de</strong> Calais 12 , y la <strong>de</strong><br />

los Borgoña frente a los suizos <strong>de</strong>jó el campo abierto para una expansión francesa en una zona<br />

que se fue conformando <strong>de</strong> manera conflictiva como la provincia <strong>de</strong> Picardía, verda<strong>de</strong>ra<br />

frontera <strong>de</strong> Francia. La alianza <strong>de</strong> los Borgoña con los Habsburgo y la <strong>de</strong>sviación <strong>de</strong> los<br />

intereses franceses hacia Italia entre 1490 y 1530 dio un respiro a las poblaciones locales,<br />

aunque éste fuera siempre relativo dado que continuaba una guerra <strong>de</strong> frontera especialmente<br />

<strong>de</strong>vastadora 13 . Al menos la estabilidad, a gran<strong>de</strong>s rasgos <strong>de</strong> los espacios controlados, permitió<br />

<strong>de</strong>sarrollar institucionalmente el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los dos soberanos 14 . Más o menos, ya que en este<br />

periodo hay que constatar la cesión por el tratado <strong>de</strong> Madrid <strong>de</strong> 1526 (confirmado por el <strong>de</strong><br />

Cambrai <strong>de</strong> 1529) <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos feudales <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Francia sobre los territorios<br />

occi<strong>de</strong>ntales al Escalda y los episodios <strong>de</strong> las dominaciones inglesas <strong>de</strong> Tournai (1513-18) 15 y<br />

8 La circulación <strong>de</strong> agentes e i<strong>de</strong>as en la Monarquía española es, por supuesto, <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los temas que más atrae la atención<br />

<strong>de</strong> la historiografía reciente, como bien muestra la atención dispensada al tema en Bartolomé BENNASSAR/Bernard<br />

VINCENT, Le temps <strong>de</strong> l’Espagne, París, 1999; o Serge GRUZINSKI, Les quatre parties du mon<strong>de</strong>. Histoire d’une<br />

mondialisation, París, 2004. Aunque aún se carece <strong>de</strong> trabajos globales que permitan mesurar el efecto estadístico <strong>de</strong> esta<br />

circulación, se cuenta con dos aproximaciones que evi<strong>de</strong>ncia la riqueza que una temática como esta pue<strong>de</strong> aportar a la<br />

coprensión efectiva <strong>de</strong> Monarquía, v. Jean- Jean-Paul ZÚÑIGA, Espagnols d’Outre-Mer. Émigration, métissage, et<br />

reproduction sociale à Santiago <strong>de</strong> Chili, au 17e siècle, París, 2002; y Tamar HERZOG, Immigrants and Citizens in Early<br />

Mo<strong>de</strong>rn Spain and Spanish America, New Haven/Londres, 2003,.<br />

9 No se pueda <strong>de</strong>cir lo mismo para la historia cultural en la que <strong>de</strong>stacan los trabajos pioneros <strong>de</strong> Robert Muchembled o para<br />

el siglo XVIII en el que se cuenta con el excelente estudio <strong>de</strong> Philippe GUIGNET, Le pouvoir dans la Ville au XVIII e Siècle:<br />

pratiques politiques, notabilité, et éthique sociale <strong>de</strong> part et d'autre <strong>de</strong> la frontière franco-belgue, París, 1990, EHESS.<br />

10 Sobre la posición militar <strong>de</strong>l Franco Condado, junto la invetigación reciente <strong>de</strong> Christian WINDLER, v. François<br />

PERNOT, « 1595: Henri IV veut couper le ‘camino español’ en Franche-Comté », Revue Historique <strong>de</strong>s armées, 2001-1, pp.<br />

13-24; Paul DELSALLE, La Franche-Comté au temps <strong>de</strong>s Archiducs Albert et Isabelle 1598-1633. Documents, Ahuy, 2002,<br />

esp. cap. 19; Maurice GRESSET, « Le temps mo<strong>de</strong>rnes et la conquête définitive », Maurice GRESSET, Pierre<br />

GRESSET/Jean-Marc DEBARD, Histoire <strong>de</strong> l’annexion <strong>de</strong> la Franche-Comté et du Pays <strong>de</strong> Montbéliard, Le Coteau, 1988,<br />

pp. 111-282; Gérard LOUIS, «Les misères <strong>de</strong> la guerre <strong>de</strong> Trente Ans en Franche-Comté», Jean JACQUART/André<br />

CORVISIER (dirs), De la guerre à l'ancienne à la guerre réglée, París, 1996, 2 vol., I, pp. 181-192.<br />

11 R. RODIÈRE, « Les gran<strong>de</strong>s Guerres : 1384-1659 », Abbé Jean LESTOCQUOY (dir.), Histoire <strong>de</strong>s territoires ayant formé<br />

le Département du Pas-<strong>de</strong>-Calais, Arras, 1946, pp. 99-124.<br />

12 Una visión general <strong>de</strong> la situación política <strong>de</strong>l territorio occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> la frontera durante la conquista en Abbé Jean<br />

LESTOCQUOY, « XIIIe et XIVe siêcles- Le rattachement à la Couronne- La guerre <strong>de</strong> Cent Ans- Le Mouvement<br />

communal », Abbé Jean LESTOCQUOY (dir.), Histoire <strong>de</strong>s territoires ayant formé le Département du Pas-<strong>de</strong>-Calais, Arras,<br />

1946, pp.84-98, esp. pp. 87-91.<br />

13 RODIÈRE, 1946, 110-ss.<br />

14 David POTTER, War and Government in the French Provinces. Picardy 1470-1560, Cambridge-New York-Oakleigh,<br />

1993, caps. I y VI.<br />

15 Adolphe HOCQUET, Tournai et l’Occupation anglaise. Contribution à l’étu<strong>de</strong> du XVIe siècle, Tournai, 1901. Esta plaza,<br />

que actuaba como enclave más o menos neutro en las tierras <strong>de</strong> los habsburgo-Borgoña fue incorporada a sus dominios por<br />

Carlos V tras su conquista en 1521, v. Adolphe HOCQUET, Tournai et le Tournaisis au XVIe siècle au point <strong>de</strong> vue politique<br />

74


Boulogne-sur-Mer (1544-1550) 16 . Des<strong>de</strong> 1540 habían vuelto los gran<strong>de</strong>s enfrentamientos a la<br />

zona 17 , pero ninguno <strong>de</strong> los dos contendientes logró variar <strong>de</strong>cisivamente la frontera 18 , si se<br />

exceptúa la expulsión <strong>de</strong> los ingleses <strong>de</strong> Calais por el duque François <strong>de</strong> Guise, una conquista<br />

que <strong>de</strong>spertó un enorme entusiasmo en el reino <strong>de</strong> Francia 19 .<br />

El tratado <strong>de</strong> Cateau-Cambrésis 20 (1559) confirmaba una frontera más o menos líneal 21 que<br />

corría <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Luxemburgo hasta el Artois <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> giraba hacia el norte para incluir en<br />

el reino <strong>de</strong> Francia las plazas fuertes <strong>de</strong> Calais y Ardres. Lo interesante <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>marcación<br />

era su continuidad (sólo interrumpida por el obispado <strong>de</strong> Lieja y el condado <strong>de</strong> Cambrésis) y<br />

su estabilidad jurídica. De hecho, la única variación significativa hasta la paz <strong>de</strong> los Pirineos<br />

fue la inclusión en la Monarquía hispánica <strong>de</strong> Cambrai 22 , reconocida <strong>de</strong> facto por la paz <strong>de</strong><br />

Vervins, y la incorporación <strong>de</strong>l condado <strong>de</strong> Saint-Pol. Estabilidad no significaba tranquilidad,<br />

pese a que, con la excepción <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> 1595-98 y la alarma <strong>de</strong> 1610, hubo paz entre las<br />

dos Monarquías hasta 1635, en ambas direcciones circularon ejércitos para intervenir en los<br />

asuntos internos <strong>de</strong> Francia o los Países Bajos. Des<strong>de</strong> Francia las tropas <strong>de</strong> Luis <strong>de</strong> Nassau<br />

conquistarían Mons en 1572 23 , el duque <strong>de</strong> Anjou <strong>de</strong>sarrolló su intervención en Flan<strong>de</strong>s 24 ;<br />

mientras que en sentido inverso cruzaron la frontera las tropas <strong>de</strong>spachadas a ayudar a la Liga<br />

católica por Felipe II 25 . Precisamente durante las guerras <strong>de</strong> religión la Monarquía francesa<br />

tenía vecindad con los Estados rebel<strong>de</strong>s contra Felipe II, y posteriormente los territorios <strong>de</strong>l<br />

hijo <strong>de</strong> Carlos V eran limítrofes a una zona controlada en gran parte por la Liga católica.<br />

Ambas Monarquías respetaban en el discurso la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los límites fijados por el tratado <strong>de</strong><br />

et social, Mémoires <strong>de</strong> la Académie Royale <strong>de</strong> Belgique. Classe <strong>de</strong>s Lettres et <strong>de</strong>s sciences morales et politiques et Classe <strong>de</strong>s<br />

Beaux-arts, Deuxième série, Tome I, Bruselas, 1906, cap. III.<br />

16 David POTTER, Un homme <strong>de</strong> guerre au temps <strong>de</strong> la Renaissance : La vie et les lettres d’Oudart du Biez, Maréchal <strong>de</strong><br />

France, Gouverneur <strong>de</strong> Boulogne et <strong>de</strong> Picardie (vers 1475-1553), Arras, 2001, pp. 43-ss.<br />

17 Henri STEIN, La bataille <strong>de</strong> Saint Quintin et les prisonniers francais (1557-9), San Quintín, 1889 ; E. LEMAIRE, La<br />

guerre <strong>de</strong> 1557 en Picardie, San Quintín, 1986.<br />

18 Hay que <strong>de</strong>stacar, no obstante, la <strong>de</strong>strucción en 1552 <strong>de</strong> Thérouanne y <strong>de</strong> Vieil-Hesdin por los imperiales y la fundación<br />

en septiembre <strong>de</strong> 1554 <strong>de</strong> la nueva Hesdin para proteger la frontera Sur <strong>de</strong>l Artois; Jules LION, Hesdinfort, Amiens, 1882,<br />

cap. 1.<br />

19 David POTTER, « The Duc of Guise and the Fall of Calais », English Historical Review, 98, 1983, pp. 481-512.<br />

20 Sobre las negociaciones y la compleja <strong>de</strong>finición territorial en 1559-60, v. POTTER, 1993, cap. 8; y, <strong>de</strong>l mismo autor,<br />

“The frontiers of Artois in European Diplomacy, 1482-1560”, Denis CLAUZEL/ Charles GIRY-DELOISON/ Christophe<br />

LEDUC (eds.), Arras et la diplomatie europénne XVIe-XVIIe siècles, Arras, 1999, pp. 261-276. El texto <strong>de</strong>l tratado <strong>de</strong><br />

Vervins en Bertrand HAAN, « La <strong>de</strong>rnière paix catholique européenne : édition et présentation du traité <strong>de</strong> Vervins (2 mai<br />

1598) », Claudine VIDAL et Frédérique PILLEBOUE (éd.), La paix <strong>de</strong> Vervins (1598), Vervins, 1998, p. 9-64. Las<br />

discusiones ulteriores sobre la <strong>de</strong>limitación <strong>de</strong> la frontera aparecen en BNF ms fr 4032-3.<br />

21 Salvo los señoríos eclesiásticos <strong>de</strong> Cambrai y Lieja ; v. Henri LONCHAY, De l'attitu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s souverains <strong>de</strong>s Pays-Bas a<br />

l'égard du Pays <strong>de</strong> Liège au XVI e siècle, Bruselas, 1887.<br />

22 José Javier RUIZ IBÁÑEZ, Felipe II y Cambrai: el consenso <strong>de</strong>l pueblo. La soberanía entre la práctica y la teoría<br />

política. Cambrai (1595-1677), Rosario, 2003, cap. 2.<br />

23 Geoffrey PARKER, España y la rebelión <strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s, Madrid, 1989, pp. 134-9.<br />

24 Mack P. HOLT, The duke of Anjou and the political struggle during the Wars of Religion, Cambridge-Londres-Nueva York-<br />

New Rochelle-Melbourne-Sydney, 1986 ; Frédéric DUQUENNE, L'entreprise du duc d'Anjou aux Pays-Bas <strong>de</strong> 1580 à 1584.<br />

Les responsabilités d'un échec à partager, París, 1998.<br />

25 Sobre el apoyo militar <strong>de</strong>l rey católico a la nobleza y a la Liga Francesa no hay todavía una obra <strong>de</strong>finitiva. Por supuesto, el<br />

contexto se pue<strong>de</strong> encontrar en Valentín VÁZQUEZ DE PRADA, Felipe II y Francia (1559-1598). Política, Religión y<br />

Razón <strong>de</strong> Estado, Pamplona, 2004; mientras que las operaciones concretas <strong>de</strong>sarrolladas entre 1585-1594 se pue<strong>de</strong>n seguir en<br />

Antonio CARNERO, Historia <strong>de</strong> las Guerras Civiles que ha avido en los Estados <strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 1559 hasta el <strong>de</strong><br />

1609 y <strong>de</strong> la rebelion <strong>de</strong> dichos Estados, Bruselas, 1625; Alonso <strong>de</strong> VÁZQUEZ, Los sucesos <strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s y Francia <strong>de</strong>l tiempo<br />

<strong>de</strong> Alejandro Farnesio, Madrid, 1880, 3 vol; Carlos COLOMA, Las guerras <strong>de</strong> los Estados-Bajos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año <strong>de</strong> 1588 hasta<br />

el <strong>de</strong> 1599, Madrid, 1948 (BAE XXVIII); más recientemente Léon VAN DER ESSEN, Alexandre Farnèse. Prince <strong>de</strong> Parme,<br />

Gouverneur Général <strong>de</strong>s Pays-Bas (1545-1592), Tomo V, (1585-1592), Bruselas, 1937, y Howell A. LLOYD, The Rouen<br />

Campaign 1590-1592. Politics, Warfare and the Early-Mo<strong>de</strong>rn State, Oxford, 1973. Sobre la guerra <strong>de</strong> 1595-8 se pue<strong>de</strong> ver<br />

mis trabajos siguientes: « Le choix du Roi. Les limites <strong>de</strong> l'intervention espagnole en France (1592-1598) », Claudine<br />

VIDAL/ Frédérique PILLEBOUE (éd.), La paix <strong>de</strong> Vervins (1598), Vervins, 1998, p. 138-158 ; 2003, cap. 1 ; y Esperanzas y<br />

fracasos <strong>de</strong> la política <strong>de</strong> Felipe II en Francia (1595-1598): la historia entre la fe y las armas jornaleras, Murcia, 2004.<br />

75


1559, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ambas partes se vislumbró en este momento la posibilidad <strong>de</strong> incorporar<br />

como protectorado las tierras <strong>de</strong>l vecino aprovechando la insumisión política <strong>de</strong> sus súbditos.<br />

Pese a los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes, el periodo que va <strong>de</strong> 1559 a 1635 es especialmente significativo a la<br />

hora <strong>de</strong> consolidar una imagen i<strong>de</strong>ntitaria contrapuesta a ambos lados <strong>de</strong> la <strong>de</strong>marcación. De<br />

hecho, la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia religiosa <strong>de</strong> los territorios <strong>de</strong> los Países Bajos respecto <strong>de</strong> la<br />

archidiócesis <strong>de</strong> Reims, lograda por la erección <strong>de</strong> los nuevos obispados y el ejercicio <strong>de</strong>l<br />

patronato eclesiástico 26 , fue un primer paso en la conformación <strong>de</strong> unos espacios más<br />

coherentes administrativa y políticamente.<br />

A partir <strong>de</strong> 1635 la frontera norte <strong>de</strong> Francia se convertiría en el centro principal <strong>de</strong> las<br />

ambiciones expansionistas <strong>de</strong> la Monarquía Cristianísima. Aunque las fuerzas <strong>de</strong> Felipe IV<br />

aún estarían en condiciones <strong>de</strong> lanzar operaciones <strong>de</strong> gran envergadura sobre el territorio<br />

francés, sobre todo en la campaña <strong>de</strong> 1635-6 27 , la tónica general fue la conquista paulatina <strong>de</strong><br />

territorios por el rey <strong>de</strong> Francia, sólo contenida por sus propias limitaciones financieras, los<br />

<strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes interiores (notablemente la Fronda) y las complicaciones <strong>de</strong> la política europea. La<br />

paz <strong>de</strong> los Pirineos y la compra <strong>de</strong> Dunkerque a Inglaterra 28 dio la pauta <strong>de</strong> los siguientes 40<br />

años. Los ejércitos franceses invadieron una y otra vez los Países Bajos ante la creciente<br />

<strong>de</strong>satención <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s ibéricas y la <strong>de</strong>sesperación <strong>de</strong> las poblaciones locales los<br />

territorios <strong>de</strong>l rey católico 29 . La sucesión <strong>de</strong> tratados que jalonan estos años iba dando lugar a<br />

una frontera cada vez más retirada hacia el norte 30 , sólo corregida en primera instancia por el<br />

<strong>de</strong> Rynswick y, <strong>de</strong>finitivamente, por la recuperación <strong>de</strong> algunas plazas por los aliados<br />

(significativamente Tournai) durante la guerra <strong>de</strong> Sucesión española. El final <strong>de</strong> esta<br />

contienda marcó la recuperación <strong>de</strong> una frontera más lineal entre los Borbones y unos<br />

Habsburgo que ya no eran soberanos <strong>de</strong> la Monarquía española.<br />

2- Las formas y los espacios <strong>de</strong> la guerra.<br />

Al concentrarse la rivalidad entre las dos gran<strong>de</strong>s Monarquías católicas europeas en el ámbito<br />

<strong>de</strong> la vieja frontera francoborgoñona, ésta se convirtió en el espacio <strong>de</strong> mayor concentración<br />

<strong>de</strong> recursos profesionales que podían movilizar. El <strong>de</strong>bate sobre la revolución militar ha<br />

mostrado como el crecimiento <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s crediticias en manos <strong>de</strong> las potencias<br />

occi<strong>de</strong>ntales se tradujo por un incremento <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> combatientes que luchaban<br />

profesionalmente 31 . Estas tropas eran un enemigo mucho más exigente que las viejas fuerzas<br />

feudales o las milicias locales por lo que tanto el rey católico 32 como el cristianisimo 33 . Para el<br />

26 Abbé Louis JADIN, « Procès d'information pour la nomination <strong>de</strong>s évêques et abbés <strong>de</strong>s Pays-Bas, <strong>de</strong> Liége et <strong>de</strong> Franche-<br />

Comté d'après les Archives <strong>de</strong> la Congrégation Consistoriale », Bulletin <strong>de</strong> l'Institut Historique Belge <strong>de</strong> Rome, 1928-9, fasc VIII-<br />

IX, pp. 39-263 y 5-331.<br />

27 Alicius LEDIEU, « Deux années d'invasion espagnole en Picadie, 1635-1636 », Mémoires <strong>de</strong> la Société <strong>de</strong>s Antiquaires <strong>de</strong><br />

Picardie, III-XI, 1887, Amiens, pp. 253-570..<br />

28 Louis LEMAIRE, Histoire <strong>de</strong> Dunkerque <strong>de</strong>s origines à 1900, Dunkerque, 192, pp. 156-99.<br />

29 El trabajo más completo sobre la situación <strong>de</strong> abandono en que quedaron los Países Bajos tras convertirse en frente<br />

secundario d <strong>de</strong> la Monarquía es el <strong>de</strong> Manuel HERRERO SÁNCHEZ, El acercamiento hispano-neerlandés, (1648-1678),<br />

Madrid, 2000.<br />

30 Bertrand JEANMOUGIN, Louis XIV à la conquête <strong>de</strong>s Pays-Bas Espagnols. La guerre oublié, 1678-1684, París, 2005.<br />

31 Clifford J. ROGERS (ed.), The Military Revolution Debate. Reading on the Military Transformation of Early Mo<strong>de</strong>rn<br />

Europe, 1995.<br />

32 A gran<strong>de</strong>s rasgos la evolución <strong>de</strong>l ejército francés se pue<strong>de</strong> seguir a través <strong>de</strong> los siguientes trabajos Hélène MICHAUD,<br />

« Les institutions militaries <strong>de</strong>s guerres d’Italie aux guerres <strong>de</strong> religion », Revue Historique, julio-septiembre <strong>de</strong> 1977, n° 523,<br />

pp. 29-44; J. B. WOOD, The King’s Army. Warfare, soldiers and Society during the Wars of Religión in France, 1562-1576,<br />

Cambridge, 1996; John A. LYNN, «L’évolution <strong>de</strong> l’armée du Roi, 1659-1672», Histoire, Economie et Société, 2000-4, pp.<br />

481-495; Guy ROWLANDS, The dynastic state and the army un<strong>de</strong>r Louis XIV. Royal service and private interest, 1661-<br />

1701, Cambridge, 2002.<br />

76


caso <strong>de</strong> la Monarquía Hispánica se sumaba un interés geopolítico mayor, ya que los Países<br />

Bajos resultaban un bastión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el que intentar reprimir la revuelta <strong>de</strong> las Provincias<br />

Unidas, amenazar Inglaterra y tener una base <strong>de</strong> operaciones en el Norte <strong>de</strong>l Imperio.<br />

Se suele olvidar que la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los Países Bajos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XIV ante la amenaza<br />

francesa supuso casi continuamente la movilización <strong>de</strong> recursos militares ajenos, bien por<br />

alianza, bien por coinci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> intereses ante la presión <strong>de</strong>l rey francés. Las fuerzas <strong>de</strong> los<br />

duques <strong>de</strong> Borgoña se vieron favorecidas por las <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Inglaterra en la fase final <strong>de</strong> la<br />

guerra <strong>de</strong> los Cien Años, por las <strong>de</strong> Maximiliano tras el <strong>de</strong>sastre <strong>de</strong> Nancy, por las que<br />

movilizó la Monarquía Hispánica (y la rama menor <strong>de</strong> los Habsburgo) entre 1540 y 1659, y<br />

por las <strong>de</strong> las coaliciones antifranceses <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> Devolución. Cada una <strong>de</strong> estas<br />

potencias reclutaba sus tropas no sólo en las habituales reservas <strong>de</strong> reclutamiento profesional<br />

(Alemania, Italia, Suiza, Escocia…), sino que sus unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> elite solían estar formadas por<br />

súbditos naturales (españoles, ingleses, austriacos, húngaros…). Lo mismo sucedía <strong>de</strong>l lado<br />

francés, la nobleza movilizada contra el frente Norte (y los regimientos provinciales)<br />

procedían <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong>l enorme reino. Pese a las siempre conflictivas relaciones entre las<br />

tropas <strong>de</strong> paso, las guarniciones profesionales y los civiles 34 , no es un asunto menor (ni social,<br />

ni cultural, ni económicamente) la frecuente circulación <strong>de</strong> los profesionales para compren<strong>de</strong>r<br />

la formación y difusión a escala europea <strong>de</strong> percepciones, gustos o técnicas. Sobre todo, por<br />

que al menos entre 1560 y 1640 la Monarquía Hispánica y sus ejércitos eran consi<strong>de</strong>radas<br />

como el mo<strong>de</strong>lo a copiar, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1665 hasta la guerra <strong>de</strong> Sucesión española esta posición<br />

correspon<strong>de</strong>ría a la Francia <strong>de</strong> Luis XIV. Des<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista o <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otro, Flan<strong>de</strong>s iba a<br />

ser la escuela <strong>de</strong> las armas <strong>de</strong> Europa durante siglo y medio.<br />

La presencia real o presumible <strong>de</strong> la guerra profesional impuso una mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong> las<br />

estructuras <strong>de</strong>fensivas. Esto hizo <strong>de</strong> esta frontera a mediados <strong>de</strong>l siglo XVII posiblemente el<br />

espacio urbano y rural don<strong>de</strong> más <strong>de</strong> había invertido en la erección o reconstrucción <strong>de</strong><br />

fortalezas <strong>de</strong> Europa. Ya en el siglo XVI tanto <strong>de</strong>l lado francés como <strong>de</strong>l Habsburgo no sólo<br />

se dotaron a las antiguas ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> complementos a sus fortalezas medievales (en forma <strong>de</strong><br />

bastiones y rebellines), sino que incluso se erigieron nuevas murallas según el estilo italiano y<br />

se comenzaron a levantar ciuda<strong>de</strong>las: lo interesante es que ante la enormidad <strong>de</strong> los gastos que<br />

significaban estos programas, los gobiernos no sólo <strong>de</strong>stinaron recursos locales, sino que<br />

movilizaron su propio crédito (mediante contribuciones directas o exenciones <strong>de</strong> pago). Las<br />

fortalezas regias colocadas en posiciones estratégicas para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r y controlar el territorio y<br />

amenazar el contrario cambiaron <strong>de</strong> hecho la geografía política. Este proceso fue<br />

especialmente significativo en la primera mitad <strong>de</strong> la centuria, para volver a activarse a finales<br />

<strong>de</strong> siglo y, ulteriormente, como elemento central <strong>de</strong> la política <strong>de</strong> expansión <strong>de</strong> Luis XIV 35 .<br />

Por supuesto, la guerra implicaba un coste muy elevado para las poblaciones, dado que los<br />

sistemas fiscales efectivos <strong>de</strong>sarrollados sobre el territorio significaban una carga<br />

33 Geoffrey PARKER, El Ejército <strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s y el Camino Español, 1567-1659. La logística <strong>de</strong> la victoria y la <strong>de</strong>rrota en las<br />

guerras <strong>de</strong> los Países Bajos, Humanes (Madrid), 1986. Sobre la organización administrativa <strong>de</strong>l ejército Alicia ESTEBAN<br />

ESTRINGANA, Guerra y finanzas en los Países Bajos Católicos. De Farnesio a Spínola (1592-1630), Madrid, 2002.<br />

34 Stéphane GAL, « Gens <strong>de</strong> Guerre et gens <strong>de</strong>s Villes, entre haine et nécessité: l'exemple <strong>de</strong> la défense <strong>de</strong> Grenoble dans la<br />

secon<strong>de</strong> moitié du XVIe siècle », Philippe GUIGNET (ed.), Le peuple <strong>de</strong>s villes dans l'Europe du Nord-Ouest (fin du Moyen-<br />

Âge. 1945), Lille, 2002, II Vols, Vols I, pp. 185-198.<br />

35 POTTER, 1993, mapa <strong>de</strong> la página 269; David BUISSERET, Ingénieurs et fortifications avant Vauban. L’organisation<br />

d’un service royal aux XVIe–XVIIe siècles, París, 2002 . Al otro lado <strong>de</strong> la frontera el reinado <strong>de</strong> carlos V significó una<br />

notable mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong> los sistemas <strong>de</strong>fensivos locales, algo que se complementaría con las ciuda<strong>de</strong>las erigidas en bajo la<br />

soberanía <strong>de</strong> su hijo; Reynald PARISEL, « Mutation du réduit défensif en Flandre, Artois et Cambrésis sous le règne <strong>de</strong><br />

Charles Quint », Gilles BLIECK/ Philippe CONTAMINE/Nicolas FAUCHERRE/ Jean MESQUI (eds.), Le château et la<br />

ville. Conjonction, opposition, juxtaposition (XIIe-XVIIIe siècle), Villefranche-<strong>de</strong>-Rouergue, 2002, pp 225-240 ; en ese<br />

mismo volumen se encuentran diversos trabajos sobre dichas construcciones.<br />

77


importantísima para las economías locales. No se trataba sólo <strong>de</strong> la muy onerosa necesidad <strong>de</strong><br />

alojar a las tropas (los sistemas <strong>de</strong> alojamientos se <strong>de</strong>sarrollaron <strong>de</strong> forma estructural sólo<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> principios <strong>de</strong>l siglo XVII) 36 ; también era preciso contar con las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> préstamos,<br />

dones gratuitos, servicios especiales para las tropas (ropa, can<strong>de</strong>las, utensilios <strong>de</strong> cocina), para<br />

las bestias, pagas <strong>de</strong> salvaguardas, entregas <strong>de</strong> alimentos, préstamos <strong>de</strong> carretas… Todo ello<br />

en un complejísimo sistema <strong>de</strong> negociación formal que podía articularse <strong>de</strong> forma<br />

institucional en los estados provinciales, en los ayuntamientos, o incluso en negociación<br />

directa entre los jefes militares locales y las autorida<strong>de</strong>s 37 . Por otra parte, las autorida<strong>de</strong>s<br />

intentaban controlar el comercio <strong>de</strong> bienes estratégicos (y el grano era uno <strong>de</strong> ellos) no sólo<br />

mediante la propia acción <strong>de</strong> los ejércitos 38 o la emisión <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nanzas, sino incluso<br />

implicando el ejército en el mismo control <strong>de</strong> las fronteras 39 .<br />

Junto con la negociación política con los representantes más o menos legales <strong>de</strong>l propio<br />

soberano hay que tener en cuenta a<strong>de</strong>más que la frontera (a ambos lados <strong>de</strong> la raya) se veía<br />

amenazada por las tropas hostiles que realizaban continuas incursiones <strong>de</strong> saqueo o que<br />

negociaban a su vez la concesión <strong>de</strong> licencias a los territorios bajo su influjo. Por supuesto, el<br />

concepto tropas hostiles resulta tan amplio como ambiguo; por él se podría <strong>de</strong>finir a todas<br />

aquellas que no estaban bajo control efectivo <strong>de</strong> la autoridad <strong>de</strong>l príncipe. A las fuerzas <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l rey enemigo había que sumar, los combatientes en las guerras civiles <strong>de</strong> la<br />

segunda mitad <strong>de</strong>l siglo XVI o en los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> los <strong>de</strong>cenios <strong>de</strong> cntrales <strong>de</strong>l siglo XVII<br />

francés, las unida<strong>de</strong>s amotinadas en el ejército español 40 o las tropas holan<strong>de</strong>sas que<br />

penetraban en el territorio muy hacia el sur muestra. Esta guerra guerroyante y los niveles <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> los ejércitos comienzan a ser estudiada <strong>de</strong> forma más precisa en el presente,<br />

bien que este tipo <strong>de</strong> investigaciones por su propia naturaleza resultan siempre difíciles 41 .<br />

Con todo, la imagen <strong>de</strong> una guerra reducida únicamente a la extorsión <strong>de</strong> una población<br />

in<strong>de</strong>fensa por parte <strong>de</strong> los ejércitos profesionales no es en absoluto correcta, al menos para la<br />

mayor parte <strong>de</strong>l periodo estudiado. Contrariamente a lo que se asume habitualmente, incluso<br />

en un territorio don<strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> la administración regia era tan fuerte, su control sobre el<br />

mismo era muy limitado. Es cierto que había tropas que servían directamente al rey, pero<br />

éstas no tenían que ser necesariamente profesionales en el sentido que la imagen <strong>de</strong> los tercios<br />

<strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s pueda dar. De hecho, las fuerzas profesionales representaban sólo una parte <strong>de</strong> las<br />

unida<strong>de</strong>s que se movilizaban para la guerra. La <strong>de</strong>fensa efectiva <strong>de</strong> la mayor parte <strong>de</strong> las<br />

al<strong>de</strong>as, burgos 42 y villas recaía en los propios habitantes armados. Pese a no contar con el<br />

protagonismo que habían tenido en el siglo XV 43 o principios <strong>de</strong>l XVI las milicias urbanas<br />

(bajo distinta <strong>de</strong>nominación) mantenían la responsabilidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> sus propios<br />

entornos fortificados. Pero su utilización iría más allá: estas tropas dotadas <strong>de</strong> un cierto<br />

entrenamiento, armadas y medianamente disciplinadas resultaron unida<strong>de</strong>s complementarias<br />

<strong>de</strong> los ejércitos para tareas subsidiarias en las gran<strong>de</strong>s operaciones militares. De hecho, ante<br />

los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes políticos <strong>de</strong> la segunda mitad <strong>de</strong>l XVI las milicias volvieron a tener un notado<br />

36 PARKER, 1986, pp. .<br />

37 POTTER, 1993, capítulo 7.<br />

38 Chistian BAES, 1996, 20-1.<br />

39 Sobre la actitud <strong>de</strong> Coligny y las restricciones <strong>de</strong>l comercio frumentario durante la tregua <strong>de</strong>l invierno <strong>de</strong> 1556-7, v.<br />

POTTER, 1993, 218.<br />

40 PARKER, 1986, cap. 8; Gabriel WYMANS, « Les mutineries militaires, <strong>de</strong> 1596 à 1606 », Anciens Pays & Assemblèes d'Etat/<br />

Sta<strong>de</strong>n en Lan<strong>de</strong>n , t 39, 1966, pp. 103-121.<br />

41 Chistian BAES, 1996.<br />

42 Un caso ejemplarmente estudiado es el <strong>de</strong> Vervins, v. Éric THIERRY, «La guerre et la paix à Vervins», Jean<br />

JACQUART/André CORVISIER (dirs.), De la Guerre à l'ancienne à la guerre réglée, París, 1996, 2 vol., I, pp. 65-75, esp.<br />

pp. 67-ss.<br />

43 Marc BOONE, « Armes, coursses, assemblees et commocions. Les gens <strong>de</strong> métiers et l'usage <strong>de</strong> la violence dans la société<br />

urbaine flaman<strong>de</strong> à la fin du Moyen Âge », Revue du Nord, tomo 87, n° 359, enero-marzo 2005, pp. 7-33.<br />

78


protagonismo tanto en las luchas internas por el po<strong>de</strong>r en las ciuda<strong>de</strong>s, como en los intentos<br />

<strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s municipales por recuperar el or<strong>de</strong>n en el campo. No hay que olvidar que a<br />

finales <strong>de</strong>l siglo XVI en algunas villas <strong>de</strong> la frontera simplemente los reyes carecían <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> introducir guarniciones profesionales, como suce<strong>de</strong>ría, p.e., en Saint-Omer <strong>de</strong>l<br />

lado Habsburgo o en Amiens <strong>de</strong>l lado francés 44 . Conscientes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong> siglo que la<br />

evolución tecnológica había <strong>de</strong>jado obsoletos los sistemas <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa tradicionales, las villas,<br />

en parte impulsados por los reyes, iniciaron costosísimos procesos <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong> sus<br />

propias murallas que habrían <strong>de</strong> pesar enormemente sobre sus economías.<br />

Los sistemas <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa y autoprotección campesina no podían movilizar ni los recursos ni las<br />

estructuras que se estaban actualizando en las ciuda<strong>de</strong>s. De hecho, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mundo urbano se<br />

seguía viendo con <strong>de</strong>sconfianza cualquier movimiento militar campesino, más aún cuando a<br />

finales <strong>de</strong>l siglo XVI se volvía a percibir en algunas zonas <strong>de</strong> Europa Occi<strong>de</strong>ntal la aparición<br />

<strong>de</strong> un <strong>de</strong>scontento insurreccional agrario. Si éste no se dio en la frontera franco-borgoñona fue<br />

por la notable presencia <strong>de</strong> tropas, la fuerte <strong>de</strong>nsidad urbana y la tradicional imbricación entre<br />

campo y ciudad 45 . Pese a ello son constantes las referencias a las acciones militares <strong>de</strong> bandas<br />

<strong>de</strong> campesinos (actuando en coordinación con las tropas regias o <strong>de</strong> forma autónoma) que<br />

saqueaban territorios vecinos, perseguían a ejércitos <strong>de</strong>rrotados o resistían a las incursiones <strong>de</strong><br />

los enemigos 46 . De hecho, sobre esta voluntad <strong>de</strong> resistencia <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s agrarias es<br />

elocuente la arquitectura que ha restado en algunas zonas. Durante el siglo XVI y XVII la<br />

mejor <strong>de</strong>fensa frente a pequeñas razzias fue la fortificación <strong>de</strong> la iglesia local o la<br />

recuperación <strong>de</strong> un castillo feudal como puntos en los que la población podía guarecerse <strong>de</strong><br />

los enemigos. Construidas en piedra estas construcciones podían soportar un asedio <strong>de</strong> tropas<br />

que no llevaran artillería, dando tiempo a que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un burgo próximo llegaran refuerzos.<br />

Parece ser que la mayor abundancia <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> construcciones se dio en zonas don<strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>nsidad urbana (esto es, los lugares don<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r guarecerse) era menor 47 .<br />

Tanto en Francia como en los Países Bajos la mediana nobleza militar siguió jugando un<br />

papel muy importante al menos hasta las primeras décadas <strong>de</strong>l siglo XVII. El recurso al ban y<br />

arrière ban por parte <strong>de</strong>l rey Cristianísimo y la persistencia <strong>de</strong> las bandas <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nanza como<br />

núcleo <strong>de</strong> la caballería pesada <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s permitían a la gran nobleza mantener<br />

sus sistemas <strong>de</strong> patronazgo y clientelismo, al tiempo que ofrecían oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> lucro para<br />

44 La sumisión <strong>de</strong> las villas a Farnesio en Flan<strong>de</strong>s y a Enrique IV en Picardía conllevó un reconocimiento <strong>de</strong> los privilegios<br />

tradicionales <strong>de</strong> las burguesías locales lo que incluía en ocasiones controlar su propia <strong>de</strong>fensa; Michel <strong>de</strong> WAELE,<br />

« Clémence royale et fidélités françaises à la fin <strong>de</strong>s guerres <strong>de</strong> Religion », Historical Reflections / Réflexions historiques,<br />

24/2, 1998, p. 231-252. Significativamente dos <strong>de</strong> estas ciudad ante la guerra <strong>de</strong> 1595-8 vieron como su antigua capacidad<br />

privilegiada <strong>de</strong> rechazar la presencia <strong>de</strong> una guarnición profesional se veía sobrepasada por los acontecimientos: en el caso <strong>de</strong><br />

Saint-Omer fue la presión <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> Bruselas en 1596, aduciendo la amenaza francesa, la que forzó a admitir tropas<br />

(AMStO CM 22, nº 304, y 23, nº 10, 11, 12, 15, 20 y 21, y 24, nº 228). En Amiens la introducción <strong>de</strong> tropas (y la<br />

construcción <strong>de</strong> una ciuda<strong>de</strong>la) formó parte <strong>de</strong>l programa <strong>de</strong> castigo <strong>de</strong>sarrollado por Enrique IV tras la reconquista <strong>de</strong> la<br />

ciudad en 1597; Olivia CARPI, “Entre institutions et répresentations : la reconstruction politique d’Amiens après 1597”,<br />

Anne DUMÉNIL y Philippe NIVET, Les reconstructions en Picardie, Amiens, 2003, 31-48.<br />

45 Resulta significativa la ausenta <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> movimientos, si se consi<strong>de</strong>ra que en gran parte obe<strong>de</strong>cían a la<br />

<strong>de</strong>sestructuración que significaba la guerra exterior y las medidas fiscales que acarreaba, v. René PILLORGET, « Genèse et<br />

typologie <strong>de</strong>s mouvements insurrectionnels d’après un étu<strong>de</strong> régionale. La Provence <strong>de</strong> 1596-1715 », Francia, 1976, p. 365-<br />

89 y 988-9, esp. p. 377.<br />

46 La ofensiva <strong>de</strong> 1595 <strong>de</strong>l duque <strong>de</strong> Bouillon en Luxemburgo se hace preciso enviar un pequeño cuerpo <strong>de</strong> ejército: A.<br />

RODRÍGUEZ VILLA, El coronel Francisco Verdugo (1537-1595). Nuevos datos biográficos, Madrid, 1890, 46-7.<br />

47 Por supuesto, la imagen <strong>de</strong> las iglesias fortificadas <strong>de</strong> la Thièrache es suficientemente elocuente, v. Gérard ARTAUD, La<br />

Thiérache et ses églises fortifiées, Bourg-la-Reine, 2003. Sin embargo, una revisión atenta <strong>de</strong> la construcción remo<strong>de</strong>lación<br />

<strong>de</strong> casa fuertes, ermitas e iglesias en los siglos XVI y XVII en todo el espacio fronterizo (p.e. Clau<strong>de</strong> LOMPRET/ Jérôme<br />

CHRÉTIEN, Châteaux et Maisons-fortes en Avesnois, Laon, 2002) muestra como el estilo arcaizante-<strong>de</strong>fensivo se impone a<br />

todo lo alrgo <strong>de</strong> la frontera; a fin <strong>de</strong> cuentas, la construcción en piedra podía aguantar satisfactoriamente bien un ataque <strong>de</strong><br />

tropas que no contaran con artillería, pese a que, en sentido contrario, estos castillos o iglesias ocupadas por bandas <strong>de</strong><br />

bandoleros eran igualmete invulnerables para las comunida<strong>de</strong>s rurales y difíciles <strong>de</strong> tomar para las tropas regulares.<br />

79


sus integrantes, ya que, no hay que olvidarlo, la guerra seguía siendo a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> un asunto<br />

público, un ámbito económico semiprivado. Para un noble o para un soldado la posibilidad <strong>de</strong><br />

obtener botín mediante el saqueo, cobrar salvaguardas o capturar prisioneros por los que pedir<br />

un rescate seguía siendo el principal medio <strong>de</strong> enriquecimiento rápido.<br />

Junto a las gran<strong>de</strong>s batallas o a los más frecuentes asedios sería en esta otra guerra la que<br />

fuera más presente para la población. Incursiones <strong>de</strong> todos los tamaños, asaltos a convoyes,<br />

robos <strong>de</strong> ganado, tomas <strong>de</strong> prisioneros y saqueos <strong>de</strong> al<strong>de</strong>as eran lo verda<strong>de</strong>ramente cotidiano<br />

<strong>de</strong> la guerra. Esto explica que junto con las tropas profesionales y las unida<strong>de</strong>s proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong><br />

los antiguos sistemas <strong>de</strong> movilización feudal y ciudadana hubiera un número importante <strong>de</strong><br />

voluntarios que no luchaban sino por el botín que pudieran obtener 48 . No hay que olvidar que<br />

la gran guerra europea compartía muchos elementos <strong>de</strong> guerra privada, lo que la relacionaba<br />

estrechamente con otras fronteras don<strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> las tropas profesionales era mucho<br />

menor. Incluso cuando se ocupaba una plaza, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> cómo se hubiera <strong>de</strong>sarrollado el<br />

asedio, los diversos agentes implicados en su conquista tenían diversos <strong>de</strong>rechos sobre la<br />

población ocupada. Si al rey le correspondía la propiedad <strong>de</strong> la localidad, algunos oficiales <strong>de</strong>l<br />

ejército podían cobrar tasas especiales (como el droit <strong>de</strong> cloche) 49 , mientras que la tropa tenía<br />

la posibilidad <strong>de</strong> saquear la ciudad, pidiendo rescate <strong>de</strong> los bienes y personas 50 o incluso<br />

llegando a la matanza <strong>de</strong> los cautivos.<br />

Según avanzara el siglo XVII (sobre todo en su segunda mitad) la guerra se fue<br />

profesionalizando más y más, sobre todo <strong>de</strong> parte francesa 51 , y las prácticas privadas, sin<br />

llegar a <strong>de</strong>saparecer, serían poco a poco marginadas. La afirmación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> control fiscal<br />

y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r por parte <strong>de</strong> los soberanos no podía sino ver con recelo una serie <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s<br />

que escapaban al mismo. La propia <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las milicias urbanas y su sustitución por<br />

milicias <strong>de</strong> base provincial y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia más regia que republicana 52 introduce un elemento<br />

al que quizá la historiografía no ha prestado aún el interés que merece: el incremento <strong>de</strong> las<br />

fuerzas <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia regia no significó <strong>de</strong> forma neta el aumento <strong>de</strong> los combatientes, sino<br />

la concentración <strong>de</strong> recursos, ahora semiprofesionalizados, bajo el control relativo <strong>de</strong> la<br />

administración regia; pero no hay que olvidar que ello se hizo en <strong>de</strong>trimento <strong>de</strong>l número total<br />

<strong>de</strong> combatientes que el sistema <strong>de</strong> milicias urbanas, auto<strong>de</strong>fensas campesinas y fuerzas<br />

feudales podía poner en pié. Cierto, el sistema profesional era más eficiente para el rey al que<br />

daba la posibilidad <strong>de</strong> mover (aunque menos a las milicias provinciales) a unas tropas que<br />

48 Sobre la figura <strong>de</strong> los voluntarios, v. Robert DESCIMON/ José Javier Les ligueurs <strong>de</strong> l’exil. Le refuge catholique français<br />

après 1594, Seyssel, 2005, esp. 132-3.<br />

49 José Javier RUIZ IBÁÑEZ, « Théories et pratiques <strong>de</strong> la souveraineté dans la Monarchie Hispanique: un conflit <strong>de</strong><br />

juridictions à Cambrai », Annales Histoire Sciences Sociales, 2000-3, pp. 55-81, esp. pp. 55-6.<br />

50 Por supuesto, el nivel <strong>de</strong> brutalidad hacia la población ocupada <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> múltiples factores, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el contexto político<br />

hasta el mismo control que los oficiales tuvieron <strong>de</strong> sus tropas. Resulta muy significativo que el propio Enrique II <strong>de</strong> Francia<br />

tuviera que intervenir ante los suizos <strong>de</strong> su ejército para que liberaran a las mujeres y niños capturados en Dinant 1554, ya<br />

que el soberano consi<strong>de</strong>raba que si bien sus mercenarios tenían <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> saqueo <strong>de</strong> la localidad ante la resistencia que<br />

había ofrecido, sólo los hombres <strong>de</strong>bían consi<strong>de</strong>rarse como <strong>de</strong> buena presa; BAES, 1996, 16.<br />

51 Aunque la imagen <strong>de</strong>l carácter mo<strong>de</strong>rno <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong> Luis XIV es puesto en duda por ROWLANDS, 2002, partes I y II;<br />

quien muestra no sólo que la empresa <strong>de</strong> movilización militar fue el resultado <strong>de</strong> fe<strong>de</strong>rar los intereses <strong>de</strong> la nobleza y el rey,<br />

sino que el mismo sistema <strong>de</strong> control regio estaba en crisis en la década final <strong>de</strong>l siglo XVII ante las crecientes <strong>de</strong>mandas<br />

militares. Respecto a los Países Bajos españoles la participación <strong>de</strong> las milicias urbanas en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s siguió<br />

siendo <strong>de</strong>cisiva ante lo limitado <strong>de</strong>l ejército real, al tiempo que mostró sus limitaciones tácticas frente a tropas profesionales;<br />

v. p.e. Emile PAGART d'HERMANSART, Le siège <strong>de</strong> Saint-Omer en 1677. Réunion <strong>de</strong> l'Artois Réservé à la France, Saint<br />

Omer, 1888 ; Frédéric BARBIER, « Introduction », 1678. Valenciennes <strong>de</strong>vient française [Exposition organisée à la<br />

Bibliothèque municipale <strong>de</strong> Valenciennes, du mardi 23 mai au samedi 24 juin 1978], Valenciennes, 1978, pp. 1-8 ; Roger<br />

RAPAILLE, « La capitulation <strong>de</strong> la ville <strong>de</strong> Mons en 1691 », Annales du Cercle Archéologique <strong>de</strong> Mons, Tome 75 (Actes du<br />

Colloque du 16 <strong>de</strong> mars 1991 sur le Tricentenaire du siège par Louis XIV (15 mars- 6 avril 1691), Mons, 1992, pp. 59-70.<br />

52 Sobre este respecto, resulta muy interesante hacer una lectura comparada entre BONNE, 2005 y Alain JOBLIN, «Les<br />

milices provinciales dans le Nord du Royaume <strong>de</strong> France à l'époque mo<strong>de</strong>rne», Revue du Nord, 85-350, abril-junio 2003, pp.<br />

279-296.<br />

80


esultaban <strong>de</strong> principio más eficientes y fiables políticamente; pero contribuía a la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong> las instituciones tradicionales.<br />

El sistema <strong>de</strong> protección que se articulaba a ambos lados <strong>de</strong> la frontera era el <strong>de</strong> una red<br />

compleja. Las villas con sus fortalezas constituían los puntos centrales <strong>de</strong> la malla; mientras<br />

burgos, fuertes, abadías 53 , iglesias fortificadas y castillos feudales 54 representarían una red<br />

secundaria, complementada al más bajo nivel por el mismo poblamiento <strong>de</strong> al<strong>de</strong>as y alquerías.<br />

Cada una <strong>de</strong> estas entida<strong>de</strong>s se consi<strong>de</strong>raba que podía confrontar una amenaza militar <strong>de</strong><br />

diferente envergadura. El siglo XVI y el XVII son el gran momento <strong>de</strong> la poliorcética<br />

mo<strong>de</strong>rna. Incluso para tomar alguna <strong>de</strong> las posiciones <strong>de</strong> la trama secundaria era preciso<br />

emplear una fuerza profesional numerosa y dotada <strong>de</strong> artillería, lo que suponía una inversión<br />

<strong>de</strong> recursos muy importante 55 . Por supuesto, esto si se trataba <strong>de</strong> un asedio reglado, sin<br />

embargo, este tipo <strong>de</strong> operaciones resultaban muy costosas dado que había que contar con una<br />

clara superioridad táctica en el teatro <strong>de</strong> operaciones y arriesgarse a un sitio largo y difícil.<br />

Más económico resultaba el recurso tradicional al golpe <strong>de</strong> mano o sorpresa, que si bien por<br />

su propia naturaleza era mucho más incierto 56 , si resultaba muy interesante ante los réditos<br />

geopolíticos que podía dar al conquistador. Especialmente significativas en el periodo en el<br />

que las tropas atacantes estaban integradas por profesionales y los <strong>de</strong>fensores por milicias, las<br />

sorpresas tuvieron un largo <strong>de</strong>clinar pero siguieron presentes como amenaza militar hasta<br />

finales <strong>de</strong>l siglo XVII.<br />

Múltiples amenazas y diferentes sistemas <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa imponían diversas estrategias <strong>de</strong><br />

protección <strong>de</strong> la vida, la libertad y la propiedad. Dada la permeabilidad <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong>fensivo,<br />

las pequeñas (e incluso las <strong>de</strong> ámbito medio) razzias enemigas podían penetrar en profundidad<br />

en el territorio propio. Esto hacía que el espacio <strong>de</strong> seguridad síquica <strong>de</strong> las poblaciones 57 se<br />

redujera en muchos casos a la <strong>de</strong>fensa que las murallas garantizaban. Las informaciones que<br />

se cuenta son clarificadoras: el campesinado resultaba el principal paciente <strong>de</strong> la guerra 58 y<br />

ante las invasiones se retiraba al interior, se refugiaba en unas ciuda<strong>de</strong>s que resultaban<br />

superpobladas e insalubres 59 o se escondía en cuevas 60 ; pero no sólo las personas, sino que los<br />

53 El caso <strong>de</strong> la abadía <strong>de</strong> Saint-André-au-Bois es significativo ya que servía como <strong>de</strong>fensa en el distrito <strong>de</strong> Hesdin respecto a<br />

Montreuil-sur-Mer. En 1595 ante la presión francesa los habitantes <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Gouy se retiraron a la abadía, que fue<br />

asediada por el mariscal d'Humières, y pese a una composición <strong>de</strong> 500 escudos, éste la saqueó una vez que se hubo rendido ;<br />

v. Albéric <strong>de</strong> CALONNE, Histoire <strong>de</strong>s abbayes <strong>de</strong> Dommartin et <strong>de</strong> Saint-André-au-Bois, Arras, 1875, p. 157.<br />

54 Los castillos podían llegar a representar un doble peligro : por un lado eran nidos <strong>de</strong> combatientes (casi meros bandoleros)<br />

que, seguros sus los muros, realizaban incursiones en territorios enemigo, por otro en caso <strong>de</strong>l avance <strong>de</strong> un ejército, si no se<br />

tomaban, quedaban como auténticos peligros en retaguardia. Eso explica que en muchos casos se prefiriera la más radical<br />

solución <strong>de</strong> arrasar las fortalezas; v. p.e. Jacques DUBROEUCQ, La fortresse <strong>de</strong> La Montoire entre Calais et Saint-Omer<br />

(1169-1595): témoin survivant d’enjeux d’histoire, 1995, p. 63.<br />

55 Una actividad que iba a estar presente, y <strong>de</strong> qué manera, presente en la frontera Norte <strong>de</strong> Francia; <strong>de</strong> los 52 asedio mayores<br />

realizados o resistidos por las tropas <strong>de</strong>l rey Cristianísimo entre 1500 y 1667, <strong>de</strong> los que hace recuento que John A. LYNN,<br />

“The trace italienne and the Growth of Armies: the French Case”, Clifford J. ROGERS (ed.), The Military Revolution<br />

Debate. Reading on the Military Transformation of Early Mo<strong>de</strong>rn Europe, 1995, pp. 169-200, aproximadamente la mitad se<br />

<strong>de</strong>sarrolló en la frontera Borgoña.<br />

56 Olivia CARPI/ José Javier RUIZ IBÁÑEZ, « Les noix, les historiens et les espions. Réflexions sur la prise d’Amiens (11 mars<br />

1597) », Histoire, Economie et Société, julio-septiembre 2004, año 23, 2004, 23, pp. 332-349, esp. pp. XX. Sobre dos sorpresas<br />

fallidas v. Louis DESCHAMPS DE PAS, « Attaque <strong>de</strong> la ville <strong>de</strong> Saint-Omer par la porte Sainte-Croix en 1594 », Lille,<br />

Vanackère, 1855, y A. GUESNON, La surprise d’Arras tentée par Henri IV en 1597 et le tableau <strong>de</strong> Hans Conincxloo,<br />

Statistique monumentale du département du Pas-<strong>de</strong>-Calais, III, 4 librason, Arras, 1907.<br />

57 Robert MUCHEMBLED, Les temps <strong>de</strong>s supplices: <strong>de</strong> l'obéissance sous les rois absolus. XV-XVIII siècle, París, 1992, 19.<br />

58 Una visión general <strong>de</strong> los efectos y las cronologías <strong>de</strong> la guerra sobre el mundo agrario en Jean-Pierre BOIS, «Le villageois<br />

et la guerre en France à l'époque mo<strong>de</strong>rne», Christian DESPLAT (ed.), Les Villageois face à la guerre, Toulouse, 2002, pp.<br />

185-208. también resultan muy interesntes las consi<strong>de</strong>raciones <strong>de</strong> Hugues NEVEUX, Vie et déclin d'une structure<br />

économique. Les grains du Cambrésis, París, 1980, pp. 119-ss.<br />

59 BAES, 1996, 17-9.<br />

60 LOUIS, 1996, 190-1 ; Gérard LOUIS, «Du village à la caverne: les grottes <strong>de</strong> la Franche-Comté pendant la guerre <strong>de</strong>s<br />

Trente Ans», Christian DESPLAT (ed.), Les Villageois face à la guerre, Toulouse, 2002, pp. 209-216.<br />

81


ienes (incluyendo el trigo y los animales) 61 también se almacenaban en los puestos<br />

fortificados. Hay que diferenciar entre los éxodos <strong>de</strong>finitivos (mientras dure la guerra) y las<br />

retiradas provisionales ante una amenaza concreta que se podían realizar al castillo o iglesia<br />

más próxima. En ocasiones estos puntos fuertes podían obtener salvaguardas <strong>de</strong> los enemigos,<br />

convirtiéndose así en atractivos lugares <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia para familias pudientes 62 .<br />

Las referencias e informaciones fiscales 63 en tiempo <strong>de</strong> guerra a la <strong>de</strong>solación y abandono <strong>de</strong><br />

campo han <strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>radazas con una cierta distancia, ya que los periodos <strong>de</strong> paz (o<br />

incluso <strong>de</strong> tregua para recuperar las cosechas) veían reaparecer la población sobre el territorio<br />

con relativa rapi<strong>de</strong>z. Ciertamente la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> las cosechas o, sobre todo, <strong>de</strong> los molinos<br />

(práctica especialmente presente en la guerra <strong>de</strong> los Treinta Años), podía tener un efecto<br />

durable sobre el territorio; pero éste parece que se recuperaba con relativa facilidad <strong>de</strong> la<br />

captura a rescate <strong>de</strong> campesinos y animales, <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> éstos últimos y <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>spoblación; a fin <strong>de</strong> cuentas, no hay que olvidar que se trataba <strong>de</strong> una zona especialmente<br />

rica en términos agrarios y que iba a atraer <strong>de</strong> forma constante, las hostilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>tenidas, un<br />

notable flujo migratorio.<br />

3- Vivir en, pese y <strong>de</strong> la frontera.<br />

Como toda frontera en la Edad Mo<strong>de</strong>rna, éste era un espacio en el que había una cierta<br />

excepcionalidad jurídica, política y económica. Los habitantes <strong>de</strong> la misma veían remunerado<br />

su <strong>de</strong>dicación a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l reino y <strong>de</strong>l bien común mediante una participación más<br />

presente <strong>de</strong>l rey que se podía concretar en la concesión <strong>de</strong> privilegios regios 64 y <strong>de</strong> gracias. El<br />

límite en el control <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s políticas y religiosas hizo que la Reforma pudiera<br />

subsistir en algunas zonas <strong>de</strong>l territorio gracias a que los protestantes acudían a servicios que<br />

se <strong>de</strong>sarrollaban <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong> la raya. Sin embargo, la frontera no era un territorio en el que<br />

se suspendían o eliminaban las reglas sociales o culturales, simplemente la ambigüedad<br />

espacial y política permitía una mayor diversidad en su uso.<br />

La vida en la frontera era enormemente compleja, incluso en tiempo <strong>de</strong> paz había que vivir<br />

con la posibilidad <strong>de</strong> una incursión sorpresa proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Francia, como suce<strong>de</strong>ría con las<br />

amenazas constantes <strong>de</strong> 1610-1611 65 . Era un miedo justificado, ya que cada generación tenía<br />

conciencia propia <strong>de</strong> qué significaba la guerra, <strong>de</strong> la peligrosidad <strong>de</strong> los caminos, <strong>de</strong>l refugio<br />

en las villas, <strong>de</strong> los impuestos sobreañadidos para mantener las fortalezas o <strong>de</strong> las continuas<br />

reclamaciones para contribuir a la <strong>de</strong>fensa. Los niveles <strong>de</strong> riesgo en estas circunstancias se<br />

elevaban <strong>de</strong> forma dramática; a fin <strong>de</strong> cuentas la posibilidad que la ciudad fuera ocupada o<br />

que uno mismo o un pariente fueran capturados y puestos a rescate era muy alta. En este caso,<br />

el <strong>de</strong>sastre económico afectaba al conjunto <strong>de</strong> la familia, ya que para rescatar los bienes o las<br />

personas era preciso reunir el numerario suficiente, generalmente estableciendo rentas o<br />

malvendiendo las propieda<strong>de</strong>s. Todavía está por mesurar el efecto que los gastos <strong>de</strong> la guerra<br />

cotidiana tuvieron en la circulación <strong>de</strong> bienes inmobiliarios.<br />

61 LOUIS, 1996, 188.<br />

62 Alonso <strong>de</strong> VÁZQUEZ, Los sucesos <strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s y Francia <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> Alejandro Farnesio, Madrid, 1880, 3 vol, III, pp.<br />

135-ss.<br />

63 POTTER, 1993, capítulo 6, especialmente significativo el mapa <strong>de</strong> la página 214; Cyrille THELLIEZ, « L'après Guerre dans<br />

le Pays <strong>de</strong> Cambrai <strong>de</strong> 1595 à 1600 », Mémoires <strong>de</strong> la Société d'Emulation <strong>de</strong> Cambrai, t LXXXVI, 1º, 1939, pp. 133-173 ;<br />

THIERRY, 1996, 68.<br />

64 JOBLIN, 2000, 77-ss.<br />

65 L. DESCHAMPS DE PAS, Histoire <strong>de</strong> la ville <strong>de</strong> Saint-Omer <strong>de</strong>puis son origine jusqu’en 1870, Arras, 1880, p. 102.<br />

82


La presencia <strong>de</strong> los ejércitos y <strong>de</strong> la guerra por muy <strong>de</strong>vastadora que resultó, tuvo efectos<br />

colaterales que posiblemente beneficiaron a una parte limitada <strong>de</strong> la población, pero cuyas<br />

consecuencias a medio plazo paliaron en parte los <strong>de</strong>sastres <strong>de</strong> la guerra, lo que no supone<br />

ningún consuelo para las personas afectadas. La presencia <strong>de</strong> tropas significó una continua<br />

capitalización <strong>de</strong>l territorio 66 , convirtiéndolo en especialmente atractivo para todo tipo <strong>de</strong><br />

merca<strong>de</strong>res que sabían que había una <strong>de</strong>manda casi estructural <strong>de</strong> alimentos, productos <strong>de</strong> lujo<br />

y <strong>de</strong> bienes militares que se sumaba a la que <strong>de</strong> por sí ya existía en una <strong>de</strong> las zonas muy<br />

<strong>de</strong>nsamente urbanizadas. La abundancia <strong>de</strong> metal precioso que llegaba al territorio y la<br />

existencia (a pesar <strong>de</strong> la guerra) <strong>de</strong> un notable comercio, directo o no, entre Picardía-<br />

Champaña y los condados borgoñones aseguraba una continua reactivación económica,<br />

especialmente perceptible durante las décadas pacíficas <strong>de</strong> 1600-1620. La existencia <strong>de</strong><br />

importantes vías fluviales permitía realizar un comercio relativamente rápido y <strong>de</strong> gran<br />

importancia regional a través <strong>de</strong>l Escalda 67 , el Somme, el Aisne y el Oise.<br />

Pese a las prohibiciones <strong>de</strong> comercio en tiempo <strong>de</strong> guerra, la información documental muestra<br />

como existía un tráfico constante <strong>de</strong> diversa envergadura. Este permitía a los comerciantes<br />

intentar buscar los mejores precios ante la <strong>de</strong>manda variable que el trigo, la ma<strong>de</strong>ra o el vino<br />

podían tener en los territorios en un tráfico que, en ocasiones, era estimulado por las<br />

autorida<strong>de</strong>s locales. De hecho, a fines <strong>de</strong>l XVI el sistema <strong>de</strong> información español en sobre el<br />

Norte <strong>de</strong> Francia se apoyaba notablemente en la circulación <strong>de</strong> agentes que realizaban<br />

incursiones informativas en territorio enemigo disfrazados <strong>de</strong> buhoneros o vagabundos, que<br />

pasaban <strong>de</strong>sapercibidos en el mundo <strong>de</strong> la pobreza urbana local 68 . A una escala mayor, tanto<br />

los Países Bajos Católicos como el reino <strong>de</strong> Francia 69 podían servir como intermediarios<br />

comerciales con la Península ante los bloqueos holan<strong>de</strong>ses o las prohibiciones mercantiles<br />

españolas 70 .<br />

Tanto por parte <strong>de</strong> la nobleza como <strong>de</strong>l patriciado urbano a ambos lados <strong>de</strong> la frontera se<br />

realizaron alianzas familiares que permitían aprovechar las oportunida<strong>de</strong>s políticas 71 y<br />

económicas que la coyuntura ofrecía. Si bien, se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>tectar en ocasiones que en las<br />

familias se buscó una cierta concentración <strong>de</strong> bienes y <strong>de</strong>rechos bajo un solo señor (o bien la<br />

especialización <strong>de</strong> alguna <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las ramas) esta política que buscaba proteger la propiedad<br />

familiar <strong>de</strong> los vaivenes <strong>de</strong> la guerra (y <strong>de</strong> las confiscaciones) chocaba continuamente con la<br />

propia dinámica <strong>de</strong> las transferencias, matrimonios y herencias. No sólo el rey <strong>de</strong> Francia<br />

contaba como particular con importantes propieda<strong>de</strong>s en territorios bajo soberanía <strong>de</strong> su rival,<br />

sino que la presencia <strong>de</strong> propieda<strong>de</strong>s francesas en los Países Bajos seguía siendo muy<br />

consi<strong>de</strong>rable 72 . La conquista <strong>de</strong>l Sur <strong>de</strong> los mismos por parte <strong>de</strong> Luis XIV complicó aún más<br />

66 Marjolein ‘t HART, « Warfare and capitalism. The Impact of the Economy on State Making in Norhwestern Europe,<br />

Seventeenth and Eighteenth Centuries », Review. Fernand Brau<strong>de</strong>l Center, XXIII-2, 2000, pp. 209-228.<br />

67 A pesar <strong>de</strong> su cierre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la conquista <strong>de</strong> Amberes por Alejandro Farnesio, el sistema <strong>de</strong> licencias y los propios intereses<br />

comerciales y fiscales <strong>de</strong> <strong>de</strong> Zelanda hicieron que subsistiera una fuerte actividad mercantil, bien a través <strong>de</strong> Amberes, bien a<br />

través directamente <strong>de</strong> los puertos flamencos; Victor ENTHOVEN, « La fermeture <strong>de</strong> l’Escaut », Revue Historique <strong>de</strong><br />

Dunkerque et du littoral, nº 38, enero 2005, pp. 171-190.<br />

68<br />

Marie-Hélène RENAUT, « Vagabondage et medicité. Délits périmés, réalité quotidienne », Revue Historique,<br />

CCXCVIII/2, 606, abril-junio 1998, pp. 287-322.<br />

69 La interacción mercantil entre los Países Bajos y Francia en la primera mitad <strong>de</strong>l siglo XVI en Émile COORNAERT, Les<br />

Français et le commerce international à Anvers. Fin du XVe-XVIe siècle, París,1961, II Vols.<br />

70 La integración <strong>de</strong> los Quintanadoines, Civille o Saldaigne en el ámbito ruanés muestra la capacidad <strong>de</strong> adaptación <strong>de</strong> las<br />

familias mercantiles en la zona; v. G. K. BRUNELLE, « Immigration, assimilation and success: three families of Spanish<br />

origin in Sixteenth-Century Rouen », Sixteenth Century Journal, 20, 1989, pp. 205-219.<br />

71 Paul JANSSENS, L'évolution <strong>de</strong> la noblesse belge <strong>de</strong>puis la fin du Moyen Âge, Bruselas, 1998.; Edmund H.<br />

DICKERMAN /Anita WALKER, « The Politics of Honour: Henri IV and the Duke of Bouillon, 1602-1606 », French<br />

History, 14/4, 2000, pp. 383-407.<br />

72 La guerra <strong>de</strong> 1595-8 permite mesurar la presencia <strong>de</strong> propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> franceses en territorios “borgoñones”, ya que estas<br />

fueron confiscadas y puestas bajo control <strong>de</strong> la administración real; hay diversas contabilida<strong>de</strong>s particulares en ADN B 3644;<br />

83


la situación, ya que sumó a la anterior superpoción <strong>de</strong> propieda<strong>de</strong>s, las que se habían dado<br />

entre resi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> diversas ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s para quienes ahora la frontera móvil <strong>de</strong>jaba<br />

sus bienes tras las líneas enemigas 73 .<br />

4- I<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s y religión.<br />

Las poblaciones <strong>de</strong>l Sur <strong>de</strong> los Países Bajos y <strong>de</strong>l Norte <strong>de</strong> Francia se veían confrontadas a<br />

situaciones relativamente similares, ya que incluso cuando cada Monarquía propia tuvo la<br />

hegemonía táctica, el efecto que la sobremilitarización <strong>de</strong>l territorio tuvo sobre su<br />

campesinado y sus poblaciones urbana fue parecido. Los enemigos, y los propios<br />

combatientes, seguían realizando sus saqueos, extorsiones, y requisas. A diferencia <strong>de</strong> otras<br />

fronteras <strong>de</strong> la Monarquía la discontinuidad política no implicaba, en general, asimetría<br />

cultural o conflicto religioso. Tanto los Países Bajos <strong>de</strong>l Sur como Picardía eran auténticas<br />

ciuda<strong>de</strong>las <strong>de</strong>l catolicismo contrarreformista 74 , ambas regiones contaban con una economía<br />

basada en una agricultura relativamente avanzada y en la pañería, y, <strong>de</strong> hecho, no había un<br />

hito geográfico que pudiera ser leído como una frontera natural, ya si los franceses estaban<br />

firmemente asentados al norte <strong>de</strong> Somme, el mismo corazón <strong>de</strong> los dominios borgoñones se<br />

encontraba a occi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Escalda. Estas similitu<strong>de</strong>s han sido ocultadas en parte por el efecto<br />

<strong>de</strong> las historiografías locales <strong>de</strong> los siglos XIX-XX (muy <strong>de</strong>pendientes en ocasiones <strong>de</strong>l mito<br />

nacional como constante histórico) y <strong>de</strong>l divergente interés historiográfico sobre el periodo <strong>de</strong><br />

las guerras <strong>de</strong> religión para los territorios francés y belga 75 . Des<strong>de</strong> el último cuarto <strong>de</strong>l siglo<br />

XX se aprecia un creciente interés por analizar <strong>de</strong> forma complementaria ambos territorios, en<br />

una línea <strong>de</strong> trabajo especialmente fértil.<br />

La sociología común en la frontera tenía sus límites, ya que aunque protagonizaran procesos<br />

similares no hubo, no podía haber, un resultado común. En realidad los mecanismos <strong>de</strong><br />

disciplina y pedagogía política funcionaron <strong>de</strong> forma más que satisfactoria para las<br />

Monarquías. Pese a la abierta simpatía que una parte <strong>de</strong> las poblaciones urbanas <strong>de</strong> Picardía,<br />

Boulonnais y, en menor medida, Champaña sentían por la política intransigente española<br />

hacia el protestantismo, la Monarquía católica no consiguió a finales <strong>de</strong>l siglo XVI consolidar<br />

una posición militar en el territorio 76 . Por su parte es bien conocido, aunque aún está sólo a<br />

medio estudiar, el sentimiento <strong>de</strong> oposición a los franceses que se <strong>de</strong>sarrolló en diversas villas<br />

<strong>de</strong> los Países bajos tras su conquista por Luis XIV 77 . Frente a él el recurso ritual a los<br />

juramentos colectivos en caso <strong>de</strong> conquista tanto creaba el marco <strong>de</strong> una represión legal a<br />

ADN B 16963 cuentas <strong>de</strong> Jean Regnault sobre los bienes confiscados a los franceses en el bailliage y condado <strong>de</strong> Saint-Pol;<br />

ADN B 16939-41 confiscaciones a los franceses en Béthune; ADN B 16906-7 cuentas <strong>de</strong> François Travenier sobre los bienes<br />

anotados a los franceses en la gobernación <strong>de</strong> Arras; ADN B 12634-9 cuentas <strong>de</strong> Isebrant <strong>de</strong> Caluwaert sobre confiscaciones<br />

en Bouchain 1595-99; ADN B 12664 cuentas <strong>de</strong> Hall y Enghien sobre las confiscaciones hechas a los franceses por Simon <strong>de</strong><br />

Boudry…<br />

73 Silvain VIGNERON, « Propiété ‘espagnole' et frontière franco-belge: l’exemple <strong>de</strong> la châtellenie <strong>de</strong> Lille <strong>de</strong> 1668 à 1697<br />

», Revue du Nord, LXXXI-330, 1999, pp. 247-265.<br />

74 Por reiterar el título <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Alain LOTTIN, Lille Cita<strong>de</strong>lle <strong>de</strong> la Contre-Réforme (1598-1668), Dunkerque, 1984;<br />

proyectada sobre el Norte <strong>de</strong> Francia en Olivia CARPI, « Les villes picar<strong>de</strong>s, cita<strong>de</strong>lles du catholicisme », Revue du Nord,<br />

LXXVIII, 315, abril-junio 1996, pp. 305-322.<br />

75 Nicolette MOUT, « Reformation, Revolt and Civil Wars: The Historiographic Traditions of France and the Netherlands»,<br />

Philip BENEDICT/Guido MARNEF/Henk van NIEROP/Marc VENARD (eds.), Reformation, Revolt and Civil War in<br />

France and the Netherlands, 1555-1585, Amsterdam, 1999, pp. 23-34.<br />

76 DESCIMON/ RUIZ IBÁÑEZ, 2005, esp. cap. 1.<br />

77 Louis TRENARD, Histoire <strong>de</strong>s Pays-Bas Français: Flandre, Artois, Hainaut, Boulonnais, Cambrésis, Toulouse, 1972, pp.<br />

289-ss. Alain LOTTIN, Chavatte, ouvrier lillois. Un contemporain <strong>de</strong> Louis XIV, París, 1979, 183-ss. Sin embargo, por parte<br />

<strong>de</strong> los patriciados la situación fue mucho más ambigua, ya que en muchas ocasiones fueron ellos mismos quienes durante los<br />

asedios, ante la retirada <strong>de</strong> las tropas reales a las ciuda<strong>de</strong>las y castillos, pactaron pragmáticamente las capitulaciones con los<br />

agentes <strong>de</strong> Luis XIV; en todo caso,<br />

84


cualquier insumisión, cuanto buscaba garantizar la interiorización <strong>de</strong> la nueva lealtad 78 , claro<br />

que sin <strong>de</strong>masiado éxito. De hecho, las autorida<strong>de</strong>s conquistadoras interpretaron las<br />

celebraciones por la muerte <strong>de</strong> la reina María Teresa en Artois en 1683 como una oportunidad<br />

se convertían más que en medios <strong>de</strong> aceptación <strong>de</strong> la soberanía francesa en instrumentos para<br />

reafirmar las simpatías hacia la antigua Casa soberana79.<br />

En esta oposición a la conquista <strong>de</strong>l propio territorio hay que ver varios fenómenos<br />

interrelacionados. Por un lado, se encuentra la resistencia natural <strong>de</strong> una población a sufrir un<br />

cambio en el reparto político <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y en la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> los roles sociales, políticos y<br />

jurídicos. La oposición al ejército enemigo, era en principio una oposición a un ejército cuya<br />

presencia alteraba la relación entre la comunidad (léase su patriciado) y el soberano. Des<strong>de</strong> un<br />

republicanismo urbano fuertemente consolidado en la Baja Edad Media 80 y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un fuerte<br />

patriotismo municipal no se podía ver sino con repugnancia la aparición <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r regio <strong>de</strong><br />

naturaleza arbitraria. La diferencia entre las tropas <strong>de</strong>l propio príncipe y las <strong>de</strong>l conquistador<br />

era la existencia <strong>de</strong> mecanismos <strong>de</strong> negociación y compromiso (institucionales e<br />

interpersonales), así como el respecto a las posiciones ya adquirida.<br />

Los territorios que se habían incorporado a Francia tras 1471 se podía consi<strong>de</strong>rar que para el<br />

primer tercio <strong>de</strong>l siglo XVI habían logrado asumir su i<strong>de</strong>ntidad local-regional <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un<br />

marco regnícola 81 ; sin embargo, este proceso sería más difícil en otros espacios.<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente el recuerdo <strong>de</strong>l pasado francés o borgoñón no <strong>de</strong>sapareció completamente y a<br />

la hora <strong>de</strong> justificar la buena recepción <strong>de</strong> los conquistadores resultaba idóneo hacer memoria<br />

y recuperar la historia <strong>de</strong> un pasado común, pero la credibilidad social <strong>de</strong> este recurso era<br />

limitada. A <strong>de</strong> ambos lados <strong>de</strong> la frontera <strong>de</strong>stacaba la continuidad <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y su<br />

reforzamiento por los procesos <strong>de</strong> pacto a través <strong>de</strong> los que se había recuperado la<br />

administración regia tras el periodo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes políticos <strong>de</strong> la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo<br />

XVI. Este momento <strong>de</strong> pacificación resultó realmente importante ya que unió más a los<br />

patriciados urbanos con el po<strong>de</strong>r soberano 82 . Su <strong>de</strong>finición pasaría ahora por proclamarse los<br />

instrumentos <strong>de</strong> una reforma cultural que insistía en proclamar el carácter or<strong>de</strong>nado y<br />

armónico <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s… pero también su vulnerabilidad frente las amenazas externas y<br />

la necesidad <strong>de</strong> prevenirse ante ellas. La participación activa <strong>de</strong> las elites en el <strong>de</strong>sarrollo y la<br />

difusión <strong>de</strong> la Contrarrefoma 83 fue, al mismo tiempo, el mecanismo a través <strong>de</strong>l cual se<br />

78 HOCQUET, 1901, 24 y 26; PAGART d'HERMANSART, 1888, 68-72.<br />

79 PAGART d'HERMANSART, 1888, 72.<br />

80 Marc BOONE, « La construction d’un républicanisme urbain. Enjeux <strong>de</strong> la politique municipale dans les villes flaman<strong>de</strong>s<br />

au bas Moyen Âge », Denis MENJOT/Jean-Luc PINOL (Coords.), Enjeux et expressions <strong>de</strong> la politique Municipale (XIIe-<br />

Xxe siècles). Actes <strong>de</strong> la 3e Table Ron<strong>de</strong> Internationale du Centre <strong>de</strong> Recherches Historiques sur la ville, París, 1997, pp. 41-<br />

60 ; Karin TILMANS, “Republicanism Citizenship and Civic Humanism in the Burgundian-Habsburg Netherlands (1477-<br />

1566)”, Martin van GELDEREN/Quentin SKINNER, Republicanism. A Shared European Heritage, Cambridge, 2002, II<br />

Vols, II, pp. 107-126.<br />

81 Mack P. HOLT, « Burgundian into Frenchmen: Catholic I<strong>de</strong>ntity in Sixteenth-Century Burgundy », Michael Wolfe (ed.),<br />

Changing I<strong>de</strong>ntities in Early Mo<strong>de</strong>rn France, Durham y Londres, 1997, pp. 345-370.<br />

82 Alain LOTTIN, «’Messieurs’ du magistrat <strong>de</strong> Lille. Pouvoir et société dans une gran<strong>de</strong> ville manufacturière (1598-1667) »,<br />

Etre et croire à Lille et en Flandre XVIe-XVIIIe siècle, Arras, 2000, pp. 253-268.<br />

83 A. PASTURE, La restauration religieuse aux Pays-Bas Catholiques sous les archiducs Albert et Isabelle (1596-1633).<br />

Principalement d'après les Archives <strong>de</strong> la Nonciature et <strong>de</strong> la Visite ad limina, Lovaina, 1925; Alain LOTTIN, 1984 y<br />

« Contre-réforme et instruction <strong>de</strong>s pauvres, le rôle <strong>de</strong>s écoles dominicales vu à travers les initiatives hainuyères et lilloises »<br />

y «Réforme catholique et instruction <strong>de</strong>s filles pauvres dans les Pays-Bas Méridionaux ’Messieurs’ du magistrat <strong>de</strong> Lille.<br />

Pouvoir et société dans une gran<strong>de</strong> ville manufacturière (1598-1667) », Etre et croire à Lille et en Flandre XVIe-XVIIIe<br />

siècle, Arras, 2000, pp. 373-388 y 389-404. Por mi parte, en « La Guerra Cristiana. Los medios y agentes <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong><br />

Opinión en los Países Bajos Españoles ante la intervención en Francia (1593-1598) », Ana CRESPO SOLANA/Manuel<br />

HERRERO SÁNCHEZ (eds.), España y las 17 Provincias <strong>de</strong> los Países Bajos. Una revisión historiográfica, Córdoba, 2002, pp.<br />

291-324, mantengo la hipótesis que la llamada restauración católica <strong>de</strong>l siglo XVII es esencialmente una normalización tri<strong>de</strong>ntina<br />

<strong>de</strong> una catolicismo militante y políticamente muy activo a escala local en las últimas décadas <strong>de</strong>l siglo XVI, lo que explicaría no<br />

sólo la participación <strong>de</strong> las elites en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la Contrarreforma, sino su implicación en la reconquista farnesiana; esto<br />

85


consolidó una relación más que política con el rey y se consolidó una lealtad más orgánica<br />

entre las elites burguesas (y posiblemente campesinas) y el monarca.<br />

La i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> los patriciados flamencos, <strong>de</strong> Hainaut, artesianes y brabanzonas ligada al<br />

necesario establecimiento <strong>de</strong> un catolicismo excluyente, entendido según los preceptos<br />

tri<strong>de</strong>ntinos, iba a insistir en asumir la imagen <strong>de</strong> una verda<strong>de</strong>ra catolicidad que veía con<br />

<strong>de</strong>sconfianza religiosa al enemigo <strong>de</strong>l sur. Ciertamente los franceses eran asumidos como<br />

generalmente católicos, pero su catolicismo se veía con prevención. Se pue<strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> una<br />

resistencia a la conquista francesa por el mismo hecho <strong>de</strong> la religión, según el Journal <strong>de</strong><br />

Simon Leboucq, habitante <strong>de</strong> la conquistada Valenciennes la nación francesa “ne gardait ni<br />

foi, ni loi, n’usant que <strong>de</strong> pur libertinaje et vivant en athée” 84 . Para unas poblaciones católicas<br />

urbanas que se habían <strong>de</strong>finido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la reconquista farnesiana por el sueño <strong>de</strong> una<br />

homogeneidad confesional 85 la presencia <strong>de</strong> focos reformados don<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el edicto <strong>de</strong><br />

Nantes se permitía el culto calvinista (como el entorno <strong>de</strong> Calais en el siglo XVII 86 ) no<br />

resultaba, sino una afirmación <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> celo que el rey <strong>de</strong> Francia podía tener hacia la<br />

<strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la antigua religión. Por supuesto, aunque a ambos lados <strong>de</strong> la frontera se seguían<br />

pautas culturales contrarreformistas parecidas, no hay que olvidar que la separación <strong>de</strong> las<br />

tierras <strong>de</strong> los Países Bajos <strong>de</strong>l arzobispado <strong>de</strong> Reims y el ejercicio <strong>de</strong>l patronazgo por parte <strong>de</strong><br />

ambos soberanos, en la práctica había separado los cuerpos eclesiásticos <strong>de</strong> ambos territorios<br />

y había ligado con especial fuerza al clero secular a la propia administración regia 87 . La<br />

conquista <strong>de</strong> plazas por Luis XIV no sólo fue una ocupación militar, sino también, un proceso<br />

<strong>de</strong> sustitución eclesiástica y <strong>de</strong> afrancesamiento <strong>de</strong> los obispados y cabildos, lo que cerraba la<br />

vía <strong>de</strong> promoción asumida como ordinaria por el clero local, algo que, junto la política fiscal<br />

<strong>de</strong> ocupación, explica que parte <strong>de</strong>l clero parroquial siguiera alimentando el sueño <strong>de</strong> una<br />

restauración <strong>de</strong> los Habsburgo 88 .<br />

marcaría las mismas cronologías para los territorios a ambos lados <strong>de</strong> la frontera, con un periodo <strong>de</strong> movilización sociopolítica y<br />

militar católico que terminaría hacia 1595 y, ulteriormente, una normalización institucionalizada que coincidiría en Francia con la<br />

acción <strong>de</strong> los <strong>de</strong>votos.<br />

84 Philippe GUIGNET, « Préface: les répercussions <strong>de</strong> la conquête », 1678. Valenciennes <strong>de</strong>vient française [Exposition<br />

organisée à la Bibliothèque municipale <strong>de</strong> Valenciennes, du mardi 23 mai au samedi 24 juin 1978], Valenciennes, 1978, pp.<br />

IV-XI.<br />

85 Por un lado, por la nomalización <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong> los órganos represivos clásicos, Aline GOOSENS, Les Inquisitions<br />

mo<strong>de</strong>rnes dans les Pays-Bas Meriodonaux, 1520-1633, 1997, II Vols; por otro, por la <strong>de</strong>puración <strong>de</strong> poblaciones reformadas<br />

mediante la expulsión <strong>de</strong> las mismas, bien a las provincias Unidas, Inglaterra o el mismo Norte <strong>de</strong> Francia ; aunque en<br />

sentido recíproco no hay que olvidar el, bien que poco estudiado, aporte <strong>de</strong> católicos retirados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Holanda, Zelanda y<br />

Frisia a los territorios bajo la autoridad <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> España; Willem FRIJHOFF, « Migrations religieuses dans les Provinces-<br />

Unies avant le second Refuge », Revue du Nord, LXXX, 326-327, julio-diciembre, 1998, pp. 573-598. Dentro <strong>de</strong> la<br />

reafirmación <strong>de</strong>l militantismo católico hay otros dos factores a tener en cuenta: en primer lugar el efecto <strong>de</strong> autoi<strong>de</strong>ntificación<br />

que las continuas incursiones <strong>de</strong> los vrijbuters protestantes tuvieron sobre la población y, por otro, la presencia muy activa <strong>de</strong><br />

refugiados católicos <strong>de</strong> diversas proce<strong>de</strong>ncias en los Países Bajos, exiliados que no sólo reafirmaban (como clérigos o<br />

militares) el discurso <strong>de</strong> necesaria lealtad al rey católico, sino que con su ejemplo mostraban la peligrosidad <strong>de</strong> hacer<br />

concesiones a los herejes o sus factores; Robert LECHAT, Les réfugiés anglais dans les Pays-Bas espagnols durant le règne<br />

d'Elisabeth (1558-1603), Lovaina-Roulers-París, 1914; Aline GOOSENS, « Les Pays-Bas méridionaux, refuge politique et<br />

religieux à l’époque du traité <strong>de</strong> Vervins (1590-1598) », Jean François LABOURDETTE/Jean-Pierre POUSSOU/Marie-<br />

Catherine VIGNAL (éd.), Le traité <strong>de</strong> Vervins, París, 2000, p. 203-232.; DESCIMON/RUIZ IBÁÑEZ, 2005, esp. Cap. 2;<br />

RUIZ IBÁÑEZ, 2002.<br />

86 Alain JOBLIN, “Le protestantisme en Calaisis aux XVIe-XVIIe siècles” , Revue du Nord, LXXX, 326-327, juliodiciembre,<br />

1998, pp. 599-618.<br />

87 Un ejemplo entre tanto, durante los ataques franceses los clérigos lillos contribuyeron a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> su ciudad LOTTIN,<br />

1979, 159.<br />

88 Las autorida<strong>de</strong>s ocupantes eran conscientes <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> apropiarse <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad, lo que<br />

explica el interés <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> Luis XIV por mantener una cierta tolerancia hacia el jansenismo en los territorios<br />

ocupados ; Chanoine L. MAHIEU, Jansénisme et antijansénisme dans les diocèses <strong>de</strong> Boulogne-sur-Mer et <strong>de</strong> Tournai<br />

spécialement dans la région lilloise, Lille, 1948. La política reformista <strong>de</strong> algunos prelados franceses en zonas ocupadas<br />

implicaban una forma apropiación tanto cultural, como <strong>de</strong> beneficios, por lo que el rey Sol buscó sustituir rápidamente a los<br />

antiguos cargos eclesiásticos y nombrar obispos afines como Gilbert <strong>de</strong> Choiseul; Como Fénelon en Cambrai, la acción <strong>de</strong><br />

Choiseul –proclive al jansenismo y al galicanismo- significaba una ruptura con la tradición contrarreformista belga. De<br />

hecho, las reformas <strong>de</strong> ambos prelados crearon un clero francés que enseñaría a ser franceses a los hijos <strong>de</strong> los antiguos<br />

86


En la formación <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ntidad propia contrapuesta a los otros, a los que amenazaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el otro lado, estaba la experiencia <strong>de</strong> una xenofobia heredada con unas categorizaciones que<br />

venían <strong>de</strong>l siglo XV y que se habían consolidado gracias a la estabilidad <strong>de</strong> la frontera. La<br />

acumulación <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada en la memoria colectiva <strong>de</strong> guerras, incursiones, saqueos,<br />

amenazas, violaciones, robos y traiciones señalaba siempre como último responsable a los que<br />

venían <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong> la raya: los françoyses o los borgoñones 89 . Este imaginario <strong>de</strong> la<br />

barbarie se veía confirmado, reforzado y actualizado por cada nueva guerra, por la llegada <strong>de</strong><br />

refugiados que huían <strong>de</strong> las zonas ocupadas 90 ; la impresión <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> un enemigo<br />

natural y hereditario parecía lógica en este contexto.<br />

La propia organización política local reproducía este sentimiento. Tanto la comunidad como<br />

sus autorida<strong>de</strong>s proclamaban sus logros y servicios al rey precisamente por haber participado<br />

con éxito en su auto<strong>de</strong>fensa a lo largo <strong>de</strong> los siglos, algo que no era sino una forma propia <strong>de</strong><br />

contribuir a la protección <strong>de</strong>l patrimonio regio. Ceremonias <strong>de</strong> información, inscripciones,<br />

cuadros, procesiones conmemorativas, fiestas locales, privilegios, obituarios… todo podía<br />

convertirse en instrumento <strong>de</strong> proclamación <strong>de</strong> la dignidad alcanzada en el servicio al rey,<br />

pero también en instrumento <strong>de</strong> propaganda y disciplina que <strong>de</strong>finía la comunidad local tan<br />

armónica en la Monarquía como contrapuesta al enemigo. No sólo se trataba <strong>de</strong> una dignidad<br />

personal, sino que las corporaciones, los serments, y por encima y aglutinándolos a todos, la<br />

ciudad se <strong>de</strong>finía política e iconográficamente por su adhesión militar al príncipe.<br />

Ahora bien, el fenómeno clásico <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntificación por negación y por adhesión política que<br />

se podía dar en la frontera <strong>de</strong>l norte (como en las <strong>de</strong>más <strong>de</strong> la Monarquía) estaba lejos <strong>de</strong> ser<br />

un hecho inmutable, inalterable o ahistórico: cada generación vio como el contexto político y<br />

la circulación <strong>de</strong> los estereotipos europeos contribuía a policromar, enriquecer y hasta<br />

transformar la imagen que <strong>de</strong> sí (y <strong>de</strong> sus enemigos) tenían los habitantes <strong>de</strong> la frontera. Las<br />

guerras <strong>de</strong> religión primero, y la adaptación <strong>de</strong> la hispanofobia gestada en el mismo Flan<strong>de</strong>s,<br />

vía Italia 91 , al ámbito <strong>de</strong> Francia fueron el mecanismo a través <strong>de</strong>l que se comenzó, tan tar<strong>de</strong><br />

como a finales <strong>de</strong>l siglo XVI y principios <strong>de</strong>l XVII, a confundir <strong>de</strong> forma genérica a los<br />

“borgoñones” con los “españoles”. De igual manera, la consolidación <strong>de</strong> la presencia española<br />

en Flan<strong>de</strong>s significó que la imagen que <strong>de</strong> los franceses tenían los soldados y administradores<br />

<strong>de</strong>l rey católico 92 se <strong>de</strong>slizara, influenciara y, en cierto sentido, contaminara a la <strong>de</strong> las<br />

poblaciones autóctonas.<br />

buenos súbditos <strong>de</strong> los Habsburgo Fernand DESMONS, Etu<strong>de</strong>s historiques, économiques & religieuses sur Tournai durant le<br />

règne <strong>de</strong> Louis XIV: L’Espicopat <strong>de</strong> Gilbert <strong>de</strong> Choiseul 1671-1689, Tournai, 1907, esp. cap. VIII. En el lado contrario Una<br />

parte <strong>de</strong>l clero, veía como se cortaban sus lazos <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y protección al separarse <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r que los había amparado<br />

hasta ahora. Su propia implicación en la <strong>de</strong>fensa y perpetuación <strong>de</strong> ese po<strong>de</strong>r les cerraba las puertas <strong>de</strong> una eventual<br />

promoción tras la conquista, más aún si los nuevos prelados procedían <strong>de</strong> tradiciones diferenciadas a las propias. Frustrado<br />

por falta <strong>de</strong> reconocimiento o movilizado por la lealtad a un or<strong>de</strong>n perdido, una parte <strong>de</strong>l clero actuaría como conservador y<br />

productor <strong>de</strong> imágenes <strong>de</strong> lealtad al antiguo soberano; v. p.e. para el Franco Condado, Maurice GRESSET, “Le temps<br />

mo<strong>de</strong>rnes et la conquête définitive”, Maurice GRESSET/Pierre GRESSET/Jean-Marc DEBARD (eds.), Histoire <strong>de</strong><br />

l’annexion <strong>de</strong> la Franche-Compté et du Pays <strong>de</strong> Montbéliard, Le Coteau, 1988, pp. 111-282, esp. p. 272.<br />

89 La historiografía reciente insiste en la rapi<strong>de</strong>z con que se <strong>de</strong>sarrollaron los procesos <strong>de</strong> mitificación en el Antiguo<br />

Régimen; un estudio ejemplar <strong>de</strong> caso, para un territorio lejano, en Rodrigo MARTÍNEZ BARACS, La secuencia<br />

tlaxcalteca. Orígenes <strong>de</strong>l culto a nuestra señora <strong>de</strong> Ocotlán, México, 2000.<br />

90 DESCHAMPS DE PAS, 1880, p. 105 (los habitantes <strong>de</strong> Ayre llegan a Saint-Omer en 1641).<br />

91 Benjamin SCHMIDT, The Dutch Imagination and the New World, 1570-1670, Cambridge, 2001, 46-ss.<br />

92 La adaptabilidad <strong>de</strong> la imagen <strong>de</strong> alteridad política, religiosa y cultural a la Monarquía Hispánica que se construyó durante<br />

la fase hegemónica <strong>de</strong> la misma, permitió hacer circular sobre diversos territorios y diversas realida<strong>de</strong>s esta imagen común <strong>de</strong><br />

peligrosidad exterior. El mejor trabajo sobre la imagen <strong>de</strong> los franceses en la Península en los siglos sigue siendo el <strong>de</strong><br />

Asensio GUTIÉRREZ, La France et les Français dans la littérature espagnole. Un aspect <strong>de</strong> la xénophobie en Espagne<br />

(1598-1665), Saint Étienne, 1977. Una visión genérica sobre los procesos <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificación y <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> los rivales <strong>de</strong> la<br />

Monarquía es el libro <strong>de</strong> <strong>Rafael</strong>e PUDDU, I nemici <strong>de</strong>l re. Il racconto <strong>de</strong>lla guerra nella Spagna di Filippo II, 2000.<br />

87


El siglo XVII muestra una situación doble. En un primer momento, las referencias al glorioso<br />

pasado borgoñón para proclamar una i<strong>de</strong>ntidad diferente y contrapuesta a los franceses habían<br />

sido rever<strong>de</strong>cidas en el periodo <strong>de</strong> los Archiduques. Sin embargo, la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> súbditos <strong>de</strong>l<br />

rey <strong>de</strong> España comenzó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1621 a adquirir un valor en sí mismo que posiblemente durante<br />

la guerra <strong>de</strong> los Treinta años y, sobre todo, ante las agresiones francesas ulteriores comenzó<br />

incluso a tener más operatividad i<strong>de</strong>ntitaria. No hay que olvidar que, como una humillación<br />

más impuesta a la Monarquía, Luis XIV no dudó en atribuir el título <strong>de</strong> duque <strong>de</strong> Borgoña a<br />

uno <strong>de</strong> sus nietos, por lo que incluso la exclusividad en el calificativo parecía estar también en<br />

duda 93 . A<strong>de</strong>más la cada vez mayor presencia <strong>de</strong> tropas protestantes (holan<strong>de</strong>ses, ingleses y<br />

alemanes) <strong>de</strong>bió tener un efecto sobre la concepción <strong>de</strong> la alianzas políticas, reforzando la<br />

i<strong>de</strong>ntidad católica local, frente a la católica universal, y rompiendo así los posibles lazos <strong>de</strong><br />

unión con el ocupante francés.<br />

La amplitud <strong>de</strong> estos sentimientos no sólo se <strong>de</strong>bió al éxito <strong>de</strong> una disciplina social<br />

contrarreformista, sino al propio contexto político y <strong>de</strong> reproducción <strong>de</strong> memoria que los<br />

habitantes <strong>de</strong> la frontera sufrían o disfrutaban. Si el campesinado o los manans <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>finían como franceses o borgoñones era tanto por una cuestión primaria <strong>de</strong> cálculo político<br />

y fiscal, como por la acumulación <strong>de</strong> memorias <strong>de</strong> actitu<strong>de</strong>s y acciones. Por supuesto, estas<br />

auto<strong>de</strong>finiciones <strong>de</strong>ben ser tomadas siempre con prevención ya que generalmente se producía<br />

en un contexto <strong>de</strong> afirmación positiva en el que el individuo esperaba obtener un beneficio<br />

social o jurídico al proclamar una i<strong>de</strong>ntidad específica, generalmente la que su interlocutor<br />

esperaba que enunciara.<br />

5- Conclusiones.<br />

Las prácticas <strong>de</strong>sarrolladas en la frontera sur <strong>de</strong> los Países Bajos, no diferían necesariamente<br />

<strong>de</strong> las que han estudiado los historiadores para otros territorios. La fuerte presencia <strong>de</strong> una<br />

guerra irregular y la permeabilidad <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong>fensivas hacía que existiera una notable<br />

inseguridad para las poblaciones civiles, sobre todo por el alto grado <strong>de</strong> privatización <strong>de</strong> la<br />

guerra. Sobre todo el peligro <strong>de</strong>l secuestro y <strong>de</strong>l robo <strong>de</strong> ganado pesaban fuertemente, lo que<br />

si por un lado reforzaba la relación <strong>de</strong>l individuo con los espacios fortificados, y sus<br />

consecuencias i<strong>de</strong>ológicas y políticas, por otro activaba sistemas <strong>de</strong> auto<strong>de</strong>fensa y<br />

negociación <strong>de</strong> rescates y salvaguardas. La confrontación estructural en el sur <strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s<br />

contribuyó a re<strong>de</strong>finir una i<strong>de</strong>ntidad por rechazo, aunque <strong>de</strong> principio no hubiera una cesura<br />

religiosa tan acusada como en otras fronteras <strong>de</strong> la Monarquía. Así pues, un militar o un<br />

administrador hispano podía reconocer e interpretar las otras fronteras <strong>de</strong> la Monarquía <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

su experiencia septentrional e intentar hacerla valer discurso en esos espacios. Por supuesto,<br />

los Países Bajos tenían su especificidad. La mayor presencia militar profesional, la existencia<br />

<strong>de</strong> una tradición cultural <strong>de</strong> confrontación borgoñona hacia Francia o el carácter católico <strong>de</strong><br />

los enemigos <strong>de</strong>l sur, todo contribuía a diseñar una singularidad, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no hasta el<br />

extremo <strong>de</strong> hacerla incompatible con otras fronteras.<br />

Así pues, si la interacción era posible, la cuestión es saber en qué consistió. Des<strong>de</strong> la historia<br />

comparada y relacionada <strong>de</strong> los diversos territorios <strong>de</strong> la Monarquía, se hace preciso indagar<br />

sobre cronologías y medios mediante los que esta frontera actuó como mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> otras o<br />

recibió diversas influencias; el gasto militar, la implicación <strong>de</strong> las elites en el servicio regio<br />

93 JEANMOUJIN, 2005, 94-6.<br />

88


directo y la circulación <strong>de</strong> los veteranos parecen los campos idóneos para verificar un<br />

fenómeno a la vez local, cuya comprensión sólo pue<strong>de</strong> ser global.<br />

89


El juez y el cautivo. Conflicto cultural a través <strong>de</strong> los interregatorios a los excautivos <strong>de</strong><br />

argel en el siglo XVI ∗<br />

Juan Francisco Pardo Molero, Universitat <strong>de</strong> València<br />

Las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> creación <strong>de</strong> la imagen <strong>de</strong> los “otros” <strong>de</strong> más allá <strong>de</strong> una frontera política<br />

o militar son múltiples, y no suelen pasar por el testimonio directo <strong>de</strong> esos otros. La<br />

mediación, que va <strong>de</strong> la interpretación lingüística a la traslación o adaptación <strong>de</strong> conceptos y<br />

valores, tiene un protagonismo notorio. Más aún en el siglo XVI. Se ejerce a través <strong>de</strong> los<br />

viajeros más o menos ocasionales (embajadores, merca<strong>de</strong>res, peregrinos, soldados) que,<br />

sorprendidos por costumbres o paisajes exóticos, difun<strong>de</strong>n en sus lugares <strong>de</strong> origen la relación<br />

<strong>de</strong> sus experiencias. O también se ejerce aquella mediación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la misma frontera, a partir<br />

<strong>de</strong> la experiencia cotidiana y <strong>de</strong> unos intereses concretos, vividos, fuertemente impregnados<br />

<strong>de</strong> intrigas políticas, aspiraciones <strong>de</strong> negocios o amenazas militares. Este es el origen <strong>de</strong> la<br />

visión <strong>de</strong> frontera que nos interesa aquí.<br />

Relatos o, mejor, <strong>de</strong>claraciones (a veces confesiones) <strong>de</strong> cautivos o excautivos recién<br />

llegados <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s o escuadras bajo dominio otomano (Argel y las escuadras que <strong>de</strong> allí<br />

partían, sobre todo) en el siglo XVI constituyen la base <strong>de</strong> este trabajo. La importancia <strong>de</strong> sus<br />

testimonios iba más allá <strong>de</strong>l recorrido religioso <strong>de</strong> los protagonistas. La previsible apostasía<br />

<strong>de</strong> muchos los hacía potenciales reos <strong>de</strong> la Inquisición, pero también la información militar o<br />

política que pudiesen aportar resultaba preciosa para las autorida<strong>de</strong>s cristianas <strong>de</strong> la frontera 94 .<br />

Los jueces civiles, por tanto, también interrogaban <strong>de</strong>tenidamente a estos recién llegados en<br />

busca <strong>de</strong> noticias que transmitir a la Corte, noticias que servían para apoyar convenientemente<br />

los argumentos <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la frontera. La fortaleza o <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> una plaza, lo<br />

vacilante <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong> un reyezuelo, la composición <strong>de</strong> una escuadra, el número y estado<br />

<strong>de</strong> los cautivos, etc., se convertían en bazas para persuadir al rey y a sus consejeros <strong>de</strong> la<br />

conveniencia <strong>de</strong> una u otra política. Como es lógico, en esos informes menu<strong>de</strong>aban los juicios<br />

sobre el valor <strong>de</strong>l otro, la moral militar, el estado e importancia <strong>de</strong> las <strong>de</strong>fensas, la calidad <strong>de</strong><br />

combatientes y armamentos, la estabilidad <strong>de</strong> un régimen etc. Junto con la información<br />

pretendidamente objetiva, más o menos conscientemente también se transmitían esas<br />

valoraciones subjetivas, inextricablemente unidas muchas veces con aquélla. De modo que<br />

llegaban a las se<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r político y podían influir en la toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones o, al menos,<br />

contribuir a dar forma a la opinión <strong>de</strong> los ministros <strong>de</strong> la Corona sobre la frontera. Ahí radica,<br />

en el medio y el largo plazo, la importancia <strong>de</strong> este flujo <strong>de</strong> noticias; monótonas y reiterativas,<br />

pero relativamente abundantes y con la autoridad y frescura <strong>de</strong> los testimonios directos, al<br />

tiempo que suministraban una información aparentemente fría <strong>de</strong> valor puramente estratégico,<br />

fijaban <strong>de</strong> manera menos perceptible, pero eficaz, imágenes sobre el otro.<br />

No hemos querido aislar los relatos <strong>de</strong> los excautivos cristianos <strong>de</strong> otros <strong>de</strong> naturaleza<br />

parecida, como aquellos que proporcioban los espías enviados por los alcai<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los<br />

presidios, o la información recabada en los interrogatorios <strong>de</strong> prisioneros musulmenes,<br />

especialmente “turcos”. También hemos consi<strong>de</strong>rado algunos <strong>de</strong> estos testimonios,<br />

distinguiendo, naturalmente, cada caso. No por tratarse unos y otros <strong>de</strong> <strong>de</strong>claraciones<br />

testificales o confesiones, y no <strong>de</strong> creaciones literarias, estos textos carecen <strong>de</strong> manipulación.<br />

∗ Este trabajo se inserta en el proyecto <strong>de</strong> investigación <strong>de</strong>l MEC “El Reino <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong> en el marco <strong>de</strong> una Monarquía<br />

Compuesta: un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> gobierno y sociedad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva comparada”, Código HUM 2005-05354, financiado<br />

con fondos FEDER.<br />

94 Sobre los renegados es ineludible la cita <strong>de</strong> Bartolomé y Lucille Bennassar, Los cristianos <strong>de</strong> Alá. La fascinante aventura<br />

<strong>de</strong> los renegados, Madrid, 1989; en general sobre los cautivos, José Antonio Martínez Torres, Prisioneros <strong>de</strong> los infieles.<br />

Vida y rescate <strong>de</strong> los cautivos cristianos en el Mediterráneo musulmán (siglos XVI-XVII), Barcelona, 2004, con abundante<br />

bibliografía.<br />

90


A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la intervención <strong>de</strong>l escribano y <strong>de</strong>l juez, que acoplan las respuestas a un<br />

cuestionario en buena medida preestablecido, y a mol<strong>de</strong>s procesales e informativos, el<br />

<strong>de</strong>clarante, a la hora <strong>de</strong> valorar la realidad <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong> la frontera, está condicionado,<br />

entre otras muchas cosas, por sus i<strong>de</strong>as generales sobre la Cristiandad y el Islam, en lucha, sus<br />

suposiciones sobre lo que el juez quiere escuchar, y, finalmente, por su prejuicio hacia los<br />

“infieles”. Pero ese conjunto <strong>de</strong> prejuicios que dan forma a la opinión no pue<strong>de</strong> permanecer<br />

inmutable u obe<strong>de</strong>cer a pautas fijas traídas <strong>de</strong> la Península, o aprendidas en los años <strong>de</strong><br />

formación. La experiencia <strong>de</strong> la frontera pue<strong>de</strong> ayudar a modificar esos prejuicios o a crear<br />

otros nuevos.<br />

Interrogatorios<br />

La vivencia <strong>de</strong> la frontera difiere <strong>de</strong> una a otra orilla <strong>de</strong>l Mediterráneo. Esto se refleja<br />

en las fuentes que vamos a examinar. Son mucho más exhaustivas las relaciones que se<br />

trasladan a la Corte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un puerto peninsular, como Cartagena o <strong>Valencia</strong>, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los<br />

presidios <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> África. Quizá porque aquellos no recibían un flujo tan constante <strong>de</strong><br />

cautivos liberados como éstos. De hecho, las noticias que, sobre todo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Orán y sobre todo<br />

<strong>de</strong> Argel, se envían por las autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la frontera norteafricana son mucho más directas y<br />

concisas; a veces, incluso, se yuxtaponen en el mismo informe lo que dicen excautivos, espías<br />

y prisioneros <strong>de</strong> cabalgada, en extractos <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>claraciones. La intención <strong>de</strong> estos<br />

memoriales <strong>de</strong> cara a la acción gubernativa es muy clara: insisten ante todo en los aspectos<br />

políticos, militares y estratégicos <strong>de</strong>l entorno <strong>de</strong> la plaza, mientras que apenas se <strong>de</strong>tienen en<br />

la peripecia vital <strong>de</strong>l interrogado. Por el contrario, los interrogatorios remitidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las<br />

ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Península o Baleares son más complejos; no suelen ser extractos o resúmenes,<br />

sino traslados notariales <strong>de</strong> la larga conversación entre juez y cautivo; contienen numerosos<br />

<strong>de</strong>talles sobre la trayectoria <strong>de</strong> éste, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su captura hasta su huida o rescate. Su intención<br />

suele expresarse <strong>de</strong> forma algo más compleja que en los memoriales <strong>de</strong> Orán: siempre tratarán<br />

<strong>de</strong> relacionar los movimientos <strong>de</strong> las escuadras otomanas con la seguridad <strong>de</strong> su ciudad y <strong>de</strong><br />

las costas españolas y la amenaza palmaria que representa Argel; por eso el objetivo que<br />

persigue la difusión <strong>de</strong> las aventuras y <strong>de</strong>sventuras <strong>de</strong> los cautivos siempre es el mismo:<br />

promover la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Argel, por lo que, y en esto coinci<strong>de</strong>n con los <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> África,<br />

recaban todas las noticias que pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l estado militar <strong>de</strong> la capital corsaria.<br />

Ejemplo <strong>de</strong> todo ello son las diecisiete preguntas que los oficiales <strong>de</strong> Cartagena<br />

formularon al panormitano Juan <strong>de</strong> Fonte a principios <strong>de</strong> 1533, interesados por saber <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>talles <strong>de</strong> su proce<strong>de</strong>ncia (no sólo <strong>de</strong> qué “nación” es sino también <strong>de</strong> qué “tierra”), hasta la<br />

repercusión que tenían en Berbería los triunfos <strong>de</strong> Carlos V contra Solimán, pasando por el<br />

modo en que iban organizadas las escuadras corsarias. Lo más sutil, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong><br />

los intereses políticos y militares locales, era ligar las victorias conseguidas por el emperador<br />

en Centroeuropa contra las tropas otomanas con la guerra que se mantenía en el<br />

Mediterráneo 95 . Lo mismo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse <strong>de</strong> las diecinueve preguntas formuladas en <strong>Valencia</strong>,<br />

en 1539, a Nicolau Bonell, con muy similar objetivo y una insistencia gran<strong>de</strong> en conocer los<br />

vínculos entre Barbarroja, Argel y el Turco, <strong>de</strong>mostrando una confusa percepción <strong>de</strong> Argel<br />

como provincia otomana 96 . O también <strong>de</strong> los interrogatorios <strong>de</strong> 1550 a los huidos o<br />

capturados <strong>de</strong> la armada <strong>de</strong> Dragut; paradójicamente, en esta ocasión, junto a confesiones<br />

arrancadas con largas series <strong>de</strong> preguntas, también se obtuvo una extensa relación con una<br />

sola pregunta 97 . Mientras tanto, las relaciones transmitidas por los gobernadores <strong>de</strong> Orán o<br />

95 Archivo General <strong>de</strong> Simancas (AGS en a<strong>de</strong>lante), Estado, Costas <strong>de</strong> África y Levante, 461, f. 126-127.<br />

96 Ib., Aragón, 279, f. 88.<br />

97 La pregunta formulada a Simó Corso el 30 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1550: Fonch interrogat que diga si ell, testimoni, venia catiu en les<br />

fustes <strong>de</strong> Dargut arrays e quant temps ha que va catiu en aquelles e quin discurs han fet dites fustes <strong>de</strong>sque ell, testimoni, va<br />

catiu en aquelles; la respuesta se extendió a lo largo <strong>de</strong> casi cuatro caras <strong>de</strong> folio; por el contrario, al turco Mustafa Bale hubo<br />

91


Bugía ni siquiera solían incluir las preguntas, sino sólo el resumen, muy posiblemente<br />

seleccionado y retocado, que interesaba política y militarmente. Sobre todo esto último.<br />

Las <strong>de</strong>fensas <strong>de</strong> Argel<br />

El miedo a un ataque <strong>de</strong> Carlos V era, en los informes llegados a la Corte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

norte <strong>de</strong> África, el motor que conducía a mejorar las <strong>de</strong>fensas <strong>de</strong> Argel. Numerosos<br />

testimonios <strong>de</strong> cautivos, espías o agentes imperiales nos hablan <strong>de</strong>l miedo sentido por<br />

Barbarroja, los argelinos, los turcos o, incluso, el propio Solimán frente a la potencia militar<br />

<strong>de</strong>l emperador 98 . En buena medida se trata <strong>de</strong> recursos argumentales que sirven para subrayar<br />

la precariedad <strong>de</strong> la posición enemiga. Tanto si respon<strong>de</strong>n a la realidad como si sólo reflejan<br />

la lógica preocupación frente a un ataque probable, el <strong>de</strong>clarante y el magistrado se afanan en<br />

buscar resquicios <strong>de</strong> vulnerabilidad en el contrario. La presentación <strong>de</strong>l enemigo otomano<br />

como atenazado por el temor hasta el punto <strong>de</strong> condicionar sus acciones por ello, podía<br />

resultar a<strong>de</strong>cuado argumento para convencer al Gobierno imperial <strong>de</strong> lanzar un ataque<br />

<strong>de</strong>cisivo, que, por otra parte, como parecían indicar los informes que vamos a ver, no<br />

encontraría una oposición total. Al mismo tiempo la valoración militar <strong>de</strong>l enemigo tien<strong>de</strong> a<br />

hacerlo inteligible, reducible a comprensión estratégica. Esto, unido a su vulnerabilidad,<br />

tien<strong>de</strong> a colocarlo en un plano no muy lejano <strong>de</strong> quienes <strong>de</strong>claran o toman <strong>de</strong>claración.<br />

A la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>sgranar los componentes <strong>de</strong>l sistema militar argelino los testigos y los jueces<br />

se entregan a un auténtico ejercicio analítico en el que juegan factores navales,<br />

arquitectónicos, armamentísticos e, incluso, étnicos. La precisión en las <strong>de</strong>scripciones nos<br />

revela afán <strong>de</strong> comprensión, especialmente por parte <strong>de</strong> quienes interrogan, sabedores <strong>de</strong> que<br />

los datos que suministren sustentarán informes que se espera que influyan en la toma <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong> política militar. La exactitud en la enumeración y cuantificación <strong>de</strong> efectivos<br />

<strong>de</strong>bía verse acompañada por la valoración <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> ellos, <strong>de</strong> sus géneros y clases, <strong>de</strong><br />

manera suficientemente elocuente. Ocurre así con la gente <strong>de</strong> guerra, que se suele dividir en<br />

“turcos”, “mudéjares” y “renegados”, más los naturales <strong>de</strong> la región. En el interrogatorio <strong>de</strong><br />

“dos turcos” que proporcionan notable información sobre Argel y la Armada otomana a<br />

principios <strong>de</strong> 1544, se establece con sencillez esa distinción, que bien podía obe<strong>de</strong>cer a<br />

preguntas <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s cristianas: “No ay en la çibdad [<strong>de</strong> Argel] más <strong>de</strong> hasta DCCC o<br />

mill turcos, y (...) renegados y mudéjares ay muchos” 99 . En una línea similar, con clara<br />

intención por parte <strong>de</strong> los jueces, se sitúa el interrogatorio al excautivo Bernardino <strong>de</strong> Yscla,<br />

tomado en Génova en vísperas <strong>de</strong> la expedición <strong>de</strong> Argel:<br />

Preguntado qué número <strong>de</strong> turcos havía en Argel y en otros lugares circunvezinos dixo que en<br />

todos los que hay a sueldo <strong>de</strong> Barbarroxa en Argel y otras tierras allí cerca serán hasta tres mil<br />

turcos y renegados, <strong>de</strong> los quales están en la guarnición <strong>de</strong> la dicha ciudad <strong>de</strong> Argel mill<br />

turcos y mill renegados, que son escopeteros y ballesteros, y entre ellos y con la gente <strong>de</strong> la<br />

tierra diz que pue<strong>de</strong> haver hasta mill cavallos poco más o menos 100 .<br />

Y, con casi idéntica cronología, y el mismo trasfondo <strong>de</strong> interés por las perspectivas <strong>de</strong> la<br />

expedición carolina, la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong>l turco Mustafá, un tránsfuga pasado a Bugía, que <strong>de</strong>cía<br />

que hacerle hasta veinte preguntas: ib., 305, f. 271: Informatio testium recepta <strong>de</strong> mandato Excelentissimi Domini Ducis<br />

Ferdinandi <strong>de</strong> Aragonia, locumtenentis generalis Cesaree Majestatis in regno Valentiae.<br />

98 Me he ocupado <strong>de</strong> ello en “Imágenes indirectas. La Cristiandad y el Islam en los interrogatorios a cautivos”, en Saitabi.<br />

Revista <strong>de</strong> la Facultat <strong>de</strong> Geografia i Història, número monográfico sobre Visiones culturales <strong>de</strong> la frontera, coordinado por<br />

Mónica Bolufer.<br />

99 AGS, Estado, Costas <strong>de</strong> África y Levante, 471.<br />

100 Ib., 469, f. 88: “Bernardino <strong>de</strong> Yscla, cativo en Argel, que ha venido en esta ciudad <strong>de</strong> Génova a 18 <strong>de</strong> setiembre, 1541<br />

años, en una hurca que allí ha venido esta mañana, siendo preguntado <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> venía y lo que sabía <strong>de</strong> las Galeras <strong>de</strong><br />

Hespaña yu <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong> Argel, dixo lo siguiente”.<br />

92


ser hermano <strong>de</strong> un importante capitán <strong>de</strong> Argel. Aunque con cifras bien distintas, abunda en lo<br />

mismo que Yscla: “Dize que havrá XVM hombres entre gran<strong>de</strong>s y chicos, viejos y moços, y<br />

que los XM <strong>de</strong>llos serán útiles para guerra, entre los quales diz que havrá hasta D turcos, los<br />

<strong>de</strong>más renegados y moros, y que XM <strong>de</strong>llos son escopeteros, y entrellos algunos pocos<br />

arcabuzeros, y que en la çibdad no avrá <strong>de</strong> quinientos <strong>de</strong> cavallo arriba” 101 . También se<br />

distingue, sin mucho <strong>de</strong>talle, por parte <strong>de</strong> Pedro <strong>de</strong> Nárvaez, agente español que había estado<br />

en Argel, y afirmaba en 1539 que “en la dicha Argel havrá IMCC turcos y <strong>de</strong> moros,<br />

mudéjares y naturales, pasados <strong>de</strong> IIIIM, todos hombres <strong>de</strong> pelea” 102 , y también Nicolau<br />

Bonell, cautivo primero, y, como se vio forzado a reconocer, renegado <strong>de</strong>spués: “Que hay allí<br />

ocho mil turcos y muchos moriscos <strong>de</strong> los que passan <strong>de</strong>l reyno <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong>, y todos muy<br />

bien armados” 103 . Seis años antes había <strong>de</strong>clarado el evadido Juan <strong>de</strong> Fonte ante las<br />

autorida<strong>de</strong>s cartageneras, quienes le preguntaron “qué tantos turcos <strong>de</strong> guerra tiene<br />

Barbarroxa”, que tenía “poco más <strong>de</strong> mill, e que renegados onbres <strong>de</strong> guerra terná fasta<br />

ciento, y que mochachos tiene más <strong>de</strong> trezientos” 104 . Una distinción <strong>de</strong> efectivos que<br />

concuerda con el variado género <strong>de</strong> tropas que se distingue en los ejércitos otomanos 105 .<br />

Los navíos, como la gente, también se clasifican. La <strong>de</strong>claración a este respecto <strong>de</strong>l turco<br />

Mustafá es elocuente por su sencillez, y refuerza la impresión general <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> la<br />

ciudad <strong>de</strong> Argel que preten<strong>de</strong> dar su informe: “En Argel ay XV navíos grn<strong>de</strong>s y pequeños, y<br />

entrellos tres galeras, y <strong>de</strong> todas éstas no pue<strong>de</strong>n armar para salir más <strong>de</strong> una galera y quatro o<br />

çinco galeotas y fustas, porque ay mucha falta <strong>de</strong> turcos y gente <strong>de</strong> mar” 106 . No muy diferente<br />

es la impreisón que transmite un cautivo que iba en la escuadra <strong>de</strong> Barbarroja en 1543-44, y<br />

que fue liberado: “Que los navíos que quedan en Argel son una galera y la bastarda que ahora<br />

se está acabando, y que ay más otras cinco galeotas <strong>de</strong> a XXII, y que avrá otros IIII<br />

vergantines sin estas cinco que andan fuera, y que todos los navíos que pue<strong>de</strong> armar Açén<br />

Aga serán hasta diez” 107 . Otra cosa es la impresión que se transmite sobre las escuadras, como<br />

en 1534, cuando se interrogó exhaustivamente al arráez Xaba acerca <strong>de</strong> la Armada otomana<br />

puesta bajo el mando <strong>de</strong> Barbarroja aquel año. Había sido capturado por la escuadra <strong>de</strong><br />

Álvaro <strong>de</strong> Bazán tras un combate con sus fustas, en el que, amén <strong>de</strong> muchos remeros, cayó<br />

uno <strong>de</strong> los mejores capitantes <strong>de</strong> las Galeras <strong>de</strong> España 108 . El prisionero <strong>de</strong>talló las fechas <strong>de</strong><br />

la partida, el trayecto realizado, el número y tipo <strong>de</strong> embarcaciones, el objetivo, el lugar don<strong>de</strong><br />

se encontraba Barbarroja, cómo “arma <strong>de</strong> chusma las galeras”, las condiciones económicas <strong>de</strong><br />

la Armada, qué gente <strong>de</strong> guerra iba abordo, cómo se repartía, qué artillería se llevaba, en qué<br />

estado había quedado Argel y qué planes tenía el marino turco 109 .<br />

101 Ib., 469, f. 29: “Lo que Mostafá, turco <strong>de</strong> naçión, hermano <strong>de</strong> Agime, que dize que es uno <strong>de</strong> los capitanes principales que<br />

ay en Argel, el qual se vino a Bugía por el mes <strong>de</strong> diziembre pasado a tornar christiano y le ha embiado a esta Corte don Luys<br />

<strong>de</strong> Peralta, don<strong>de</strong> llegó a XXI <strong>de</strong> junio, es lo siguiente”.<br />

102 Ib., 467, f. 2: “Lo que un Pedro <strong>de</strong> Narváez scrive al comendador maior <strong>de</strong> León, en VIII <strong>de</strong>l presente, 1539, es”.<br />

103 Ib., 468, f. 5, traducción castellana resumida <strong>de</strong>l documento, citado más arriba, <strong>de</strong> Estado, Aragón, 279, f. 88. El original<br />

dice que y ha huyt mília turchs e <strong>de</strong>ls moriscats que cascun dia s’en passen <strong>de</strong>l present regne ni ha gran número <strong>de</strong> aquells,<br />

los quals stan molt ben armats axí <strong>de</strong> fletxers e scopeters com ballesters. E açò sap ell, confessant, responent e testimoni, per<br />

haver-ho hoyt dir públicament en Alger e també per haver-los vist en Alger.<br />

104 Ib., 461, ff. 126-127.<br />

105 Colin Imber, The Ottoman Empire, 1300-1650. The Structure of Power, Londres, 2002, págs. 252 y ss.<br />

106 AGS, Estado, Costas <strong>de</strong> África y Levante, 469, f. 29.<br />

107 Ib., 471, s.f.<br />

108 Según carta escrita por Bazán: “Este día, víspera <strong>de</strong> Santiago, que yo estuve en Oney, rendida la primera guarda <strong>de</strong> la<br />

noche, llegó a la ysla don<strong>de</strong> estavan las siete galeras Xaba arráez, capitán <strong>de</strong> Barbarroxa, con doss galeottas, las más gruesas<br />

<strong>de</strong> su armada, y tres fregadas que con ellas se avían juntado; las fregadas vinieron <strong>de</strong> la mar, y las galeras, pensando que<br />

heran más fustas, no curaron <strong>de</strong> las fregatas, syno yr <strong>de</strong>recho a las galeotas, y la una se hizo a la vela y se salvó, y la capitana,<br />

que huyó al remo, fue presa. Traýa setenta y quatro turcos tiradores <strong>de</strong>scopeta y <strong>de</strong> arco, y <strong>de</strong> la roçiada que tiró quando la<br />

envistieron mató al capitán Miguel Fox, que hera un onbre que entendía esta arte muy bien, y hirió muchos remeros”: Orán,<br />

27 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1534, Álvaro <strong>de</strong> Bazán al rey, ib., 461, f. 174.<br />

109 Ib., f. 175.<br />

93


Las fortificaciones y, con relación a las mismas, la dotación <strong>de</strong> artillería, constituyen<br />

un ítem esencial <strong>de</strong> información. El miedo parece actuar <strong>de</strong> acicate <strong>de</strong> las medidas <strong>de</strong>fensivas,<br />

al menos tal y como son presentadas. Según la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> Juan Fonte 110 , un cautivo<br />

catalán que salió <strong>de</strong> Argel el 2 <strong>de</strong> mayo (probablemente <strong>de</strong> 1544) y llegó a Orán dieciocho<br />

días <strong>de</strong>spués, en la capital corsaria acababan <strong>de</strong> enviar a fines <strong>de</strong> abril una fusta a las costas <strong>de</strong><br />

España y una fragata a Génova “a tomar lengua <strong>de</strong>l Armada <strong>de</strong> Su Majestad, porque tienen<br />

sospecha en Argel que a <strong>de</strong> venir sobre ellos”; eso explicaría la urgencia con que acometían la<br />

construcción <strong>de</strong> la fortaleza que levantaban en la montaña vecina: “Dize que en la fortaleza<br />

que se hazía en la montaña se dan muy gran<strong>de</strong> priesa y que cada día ban DCC o DCCC<br />

christianos a trabajar que estará ya <strong>de</strong> altura <strong>de</strong> seis estados y que tienen ya seis pieças <strong>de</strong><br />

artillería puestas en él y que fundían una culebrina para poner en la fortaleza, que terná diez<br />

ocho palmos” 111 . Más estrechamente relaciona el peligro <strong>de</strong> ataque inminente con la<br />

fortificación, un prisionero hecho por las autorida<strong>de</strong>s cristianas, “el negro que salió <strong>de</strong> las<br />

galeotas por espía”, quien afirma que, ante la noticia <strong>de</strong> un ataque inminente hacia enero <strong>de</strong><br />

1536 “reparavan las murallas y que en el Peñón don<strong>de</strong> solía estar la fortaleza hazían un<br />

bestión para poner artillería para la guarda <strong>de</strong>l puerto” 112 .<br />

En general, con relación a la fortificación y a la artillería, las <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong>l turco Mustafá<br />

no entran en muchos <strong>de</strong>talles: “que la çibdad está bien çercada a partes y a otras no, y que<br />

don<strong>de</strong> no está la çerca buena está hecho <strong>de</strong> reparo”; en cuanto a la artillería, relata “que ay<br />

quinientas pieças <strong>de</strong> artillería, gran<strong>de</strong>s y pequeñas, entre las quales dize que havrá çiento <strong>de</strong><br />

metal” 113 . Lo que contrasta con las preguntas y respuestas <strong>de</strong>l interrogatorio <strong>de</strong> Bernardino <strong>de</strong><br />

Yscla, en el que se advierte, más que la locuacidad <strong>de</strong>l interrogado, la ansiedad <strong>de</strong> las<br />

autorida<strong>de</strong>s cuando era casi inminente la partida <strong>de</strong>l emperador para la empresa <strong>de</strong> Argel:<br />

Preguntado qué número <strong>de</strong> artillería y municiones habrá en la dicha ciudad <strong>de</strong> Argel y en qué<br />

lugar, dize que, a lo que él ha visto, en el dicho lugar habrá cinqüenta pieças <strong>de</strong> artillería <strong>de</strong><br />

bronzo, entre las quales hay veynte cañones y culebrinas, y el resto sacres y quartos cañones y<br />

pieças menudas y buena cantidad <strong>de</strong> pólvora y pelotas y otras municiones para su <strong>de</strong>fensión,<br />

todo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l alcaçava <strong>de</strong> la dicha çiudad, y que la dicha artillería la tienen repartida en<br />

torno <strong>de</strong> la ciudad, specialmente a la parte <strong>de</strong> la marina, y que a la puerta <strong>de</strong> la ciuad que está<br />

a la banda <strong>de</strong> Levante hay un bestión gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> piedra y calcina, y otro a la parte <strong>de</strong> Poniente,<br />

y un cavallero gran<strong>de</strong> y fuerte sobre una montaña que guarda toda la çiudad, y la tiene a<br />

cavallero, en la qual dize que pue<strong>de</strong> haver hasta dos pieças <strong>de</strong> artillería114.<br />

Y aún hay mayor <strong>de</strong>talle en las noticias que transmitió en septiembre <strong>de</strong> 1539 al con<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

Alcau<strong>de</strong>te un cristiano cautivo recién salido <strong>de</strong> Argel:<br />

De la fortificación <strong>de</strong> la çiudad dize que tiene hecha a la puerta <strong>de</strong> la Mar un torreón que<br />

pue<strong>de</strong>n andar sobre él quatro pieças, y que en este dicho torreón está un medio cañón y un<br />

sacre, y que en toda la muralla <strong>de</strong> hazia la mar ay terrapleno hasta las almenas, y que en cada<br />

almena ay un verso <strong>de</strong> hierro en su molinete. Tienen sobre la mar en estos terraplenos XII<br />

pieças, entre las quales ay un cañón <strong>de</strong> más <strong>de</strong> XC quintales, y otra pieça <strong>de</strong> XXX quintales d<br />

flor <strong>de</strong> lis, y otros dos medios cañones <strong>de</strong> la fundiçión vieja, y otros sacres y falconetes, hasta<br />

doze pieças, y que esta es la mayor fuerça <strong>de</strong> artillería que en la çibdad ay.<br />

Dize que hazen un torreón, a la parte <strong>de</strong>l Poniente, terrapleno, que pue<strong>de</strong>n jugar en él seys<br />

pieças a la mar, y arriba, hazia el alcaçava, y adon<strong>de</strong> <strong>de</strong>senvarcó Diego <strong>de</strong> Vera, que es una<br />

110 No hay que confundirlo con el homónimo <strong>de</strong> Palermo que hemos visto más arriba.<br />

111 Ib., 471, s.f., “Lo que dize Juan Fonte, catalán, que se soltó <strong>de</strong> Argel a dos <strong>de</strong> mayo y llegó a Orán a los XX”.<br />

112 Ib., 463, f. 45.<br />

113 Ib., 469, f. 29.<br />

114 Ib., f. 88.<br />

94


playa al Poniente <strong>de</strong>l lugar, en este no ay puesta ninguna pieça porque no está acabado, y que<br />

podrían servirse dél a neçesidad.<br />

Dize que la muralla <strong>de</strong> la puerta por don<strong>de</strong> salen a la mar es baxa, que con las pieças quitadas,<br />

las <strong>de</strong>fensas podrían conbatir con los <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro, y que no tiene la puerta revellín ni otra<br />

<strong>de</strong>fensa, exçepto un través que se les pue<strong>de</strong> fáçilmente quitar; en esta puerta tiene Hazén Aga<br />

una casa, en la qual resi<strong>de</strong> los veranos.<br />

Arriba en el alcaçava ay siete u ocho pieças <strong>de</strong> fuslera, sacres y medios cañones; todas estas<br />

pieças tiran pelota <strong>de</strong> piedra, y çinco christianos hazen siempre pelotas para el artillería.<br />

Tienen un molino que siempre haze pólvora, sin la que ay <strong>de</strong> respetto.<br />

Dize que se le pue<strong>de</strong> plantar artillería por qualquier parte que quieran, y que se batirá la<br />

muralla fáçilmente, porque aunque siempre reparan, va sobre la obra vieja. Dize que tiene<br />

pocas <strong>de</strong>fensas baxas115.<br />

El empleo <strong>de</strong> términos bastante técnicos, no sólo a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir las infraestucturas<br />

arquitectónicas o la categoría <strong>de</strong> las piezas, sino también a la hora <strong>de</strong> dar <strong>de</strong>talles sobre la<br />

fundición y materiales <strong>de</strong> los cañones, <strong>de</strong>muestra conocimientos profundos en la materia.<br />

Aunque la comprensión <strong>de</strong> las fórmulas <strong>de</strong>fensivas es total para la mente <strong>de</strong>l cristiano, y se<br />

pue<strong>de</strong>n expresar en el lenguaje habitual <strong>de</strong> la orilla europea <strong>de</strong>l mar, no es menos cierto que se<br />

advierte cierto <strong>de</strong>je <strong>de</strong> superioridad en quien habla: si bien se <strong>de</strong>talla una respetable cantidad<br />

<strong>de</strong> obras <strong>de</strong> fortificación y <strong>de</strong> piezas <strong>de</strong> artillería, el excautivo no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> señalar las<br />

<strong>de</strong>ficiencias a la hora <strong>de</strong> reparar bajo el fuego enemigo y, sobre todo, el problema <strong>de</strong> contar<br />

con pocas “<strong>de</strong>fensas baxas”: es posible que las murallas fuesen las tradicionales en el área, <strong>de</strong><br />

elevada estatura, difrerentes <strong>de</strong> las que se imponían entonces, dictadas por la traza italiana, <strong>de</strong><br />

escasa altura, entre otras cosas para ofrecer menor blanco a la artillería enemiga.<br />

A pesar <strong>de</strong> esta conclusión <strong>de</strong>l informe, no pue<strong>de</strong> pasarse por alto el esfuerzo <strong>de</strong><br />

fortificación que se <strong>de</strong>splegaba en Argel, equiparable al <strong>de</strong> no pocas ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong>l<br />

Mediterráneo. La i<strong>de</strong>a brau<strong>de</strong>liana <strong>de</strong> una Cristiandad erizada <strong>de</strong> fortalezas frente a un Islam<br />

que no las necesita 116 , se <strong>de</strong>svanece, y no sólo por estos testimonios. En última instancia<br />

reposa en la atribución <strong>de</strong>l “dominio <strong>de</strong>l mar” a una <strong>de</strong> las partes en liza, lo que, como<br />

<strong>de</strong>mostró hace años John Francis Guilmartin, no tiene <strong>de</strong>masiado sentido en las condiciones<br />

bélicas <strong>de</strong>l Mediterráneo <strong>de</strong>l siglo XVI. La galera <strong>de</strong> guerra y el puerto fortificado forman<br />

parte <strong>de</strong> un mismo sistema militar en el que es indispensable el control <strong>de</strong> islas y costas para<br />

asegurar las rutas navales, especialmente las imprescindibles escalas y puntos <strong>de</strong> aguada que<br />

precisan las escuadras <strong>de</strong> galeras 117 . Pero lo verda<strong>de</strong>ramente interesante a nuestros efectos es<br />

la <strong>de</strong>scripción que hacen los cautivos cristianos <strong>de</strong> las infraestructuras militares. Los testigos<br />

hablan <strong>de</strong> “bastiones”, “reparos”, “caballeros”, “rebellines”, o <strong>de</strong> “culebrinas”, “sacres”,<br />

“versos” etc., términos relativamente especializados que aludían a realida<strong>de</strong>s arquiectónicas o<br />

armamentísticas bien concretas. No es raro que los cautivos las conociesen bien, dado el<br />

ambiente en naval y militar en que vivían y la <strong>de</strong>dicación militar <strong>de</strong> muchos <strong>de</strong> ellos.<br />

Tampoco es raro que los escribanos o los jueces aplicasen esas palabras a las <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong><br />

aquéllos. A ojos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>clarantes y <strong>de</strong> quienes les tomaban <strong>de</strong>claración, Argel, como otras<br />

115 Ib., 467, f. 13: “Las nuevas que dize <strong>de</strong> Argel un christiano que <strong>de</strong> allí salió <strong>de</strong> captivo quinze días ha”; Orán, 22 <strong>de</strong><br />

septiembre <strong>de</strong> 1539; firmado por el con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Alcau<strong>de</strong>te. Hemos respetado la división en párrafos <strong>de</strong>l documento. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l<br />

afán <strong>de</strong> clasificación <strong>de</strong> los efectivos militares, sean hombres, navíos, obras <strong>de</strong> fortificación o armas y piezas <strong>de</strong> artillería, y<br />

<strong>de</strong> la evi<strong>de</strong>nte intencionalidad <strong>de</strong> Alcau<strong>de</strong>te y sus hombres por mostrar el estado preciso <strong>de</strong> Argel y subrayar sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s<br />

cuando se barajaba la probabilidad <strong>de</strong> una expedición personal <strong>de</strong> Carlos V, estas <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong>notan la pericia que sólo<br />

podía tener un soldado práctico, muy posiblemente artillero, con larga experiencia en la frontera norteafricana, y que tiene el<br />

gusto no sólo <strong>de</strong> introducir noticas <strong>de</strong> interés político-social, como ubicar la resi<strong>de</strong>ncia estival <strong>de</strong> Hasán Aga, sino también <strong>de</strong><br />

dar cuenta <strong>de</strong> sus conocimientos acerca <strong>de</strong> las antiguas expediciones a Argel, como la <strong>de</strong> Diego <strong>de</strong> Vera.<br />

116 El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época <strong>de</strong> Felipe II, 2 vols., 2ª ed., México, 1976, págs. 257-284.<br />

117 John Francis Guilmartin, Gunpow<strong>de</strong>r and Galleys. Changing Technology and Warfare at Sea in the XVI th Century,<br />

Londres, 1974 (reeditado y actualizado en 2004).<br />

95


ciuda<strong>de</strong>s norteafricanas, se fortificaba y armaba “a la mo<strong>de</strong>rna”, con técnicas similares a las<br />

que por entonces se seguían en la otra orilla <strong>de</strong>l Mediterráneo. No hay duda <strong>de</strong> ello en lo que<br />

respecta a la artillería, don<strong>de</strong> las excelentes dotes <strong>de</strong> observación <strong>de</strong> cautivos como<br />

Bernardino <strong>de</strong> Yscla o el anónimo <strong>de</strong>clarante <strong>de</strong> 1539 ante Alcau<strong>de</strong>te, dan fe <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> una<br />

amplia tipología <strong>de</strong> piezas, comparable a lo que podría encontrarse en una ciudad europea <strong>de</strong><br />

la época; y, efectivamente, la artillería otomana <strong>de</strong>l Quinientos, lejos <strong>de</strong> tópicos muy<br />

asentados que la consi<strong>de</strong>raban arcaizante y aferrada a la tradición <strong>de</strong> piezas gigantescas<br />

propias <strong>de</strong>l siglo XV, <strong>de</strong>mostraba un a<strong>de</strong>cuado nivel tecnológico y productivo, a la altura <strong>de</strong>l<br />

mundo cristiano 118 . Algo parecido pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse con respecto a las técnicas <strong>de</strong> fortificación.<br />

Lejos <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar a los turcos como partícipes <strong>de</strong> costumbres o usos militares exóticos, los<br />

análisis realizados por los excautivos y refrendados por las autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la frontera (ya sea<br />

en Orán, en Cartagena o en Génova), incluyen el norte <strong>de</strong> África y el limes otomano <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong>l mundo militar occi<strong>de</strong>ntal.<br />

Aunque muchos <strong>de</strong> los interrogatorios que estamos viendo ofrecían una visión <strong>de</strong><br />

conjunto que era remitida a la Corona, también se pedían y esperaban informes más<br />

elaborados preparados por las autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los presidios. Uno <strong>de</strong> los más completos, sin<br />

duda, es el que envió a comienzos <strong>de</strong> 1536 Bernardino <strong>de</strong> Mendoza, que al término <strong>de</strong> la<br />

campaña <strong>de</strong> Túnez había sido nombrado gobernador <strong>de</strong> La Goleta 119 . En ese informe se traza<br />

un completo cuadro <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Túnez. Redactado a instancias <strong>de</strong>l emperador (“en lo que<br />

Vuestra Majestad manda que avyse <strong>de</strong> Çuça y los otros lugares marýtimos, lo que e sabido y<br />

podido enten<strong>de</strong>r es...”), constituye casi un discurso sobre el litoral tunecino, don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>scribe<br />

cada lugar con bastantes pormenores (Calibia, Monasrtir, Susa, Mahdia etc.), con información<br />

sobre el tamaño <strong>de</strong>l lugar, el asentamiento geográfico, la gente <strong>de</strong> guerra que allí había, las<br />

fortificaciones y la artillería. A diferencia <strong>de</strong> lo que parecen apuntar las relaciones sobre<br />

Argel, la fortificación en las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l litoral tunecino no se ajusta <strong>de</strong>masiado a los<br />

patrones “mo<strong>de</strong>rnos”. Mendoza la valora con aparente asepsia, lejos <strong>de</strong>l tono displicente que<br />

solían emplear los expertos para enjuiciar las fortalezas que no eran <strong>de</strong> su gusto. Pero sus<br />

conclusiones son igualmente claras; aunque los lugares podían ser “muy fuertes”, o labrados<br />

<strong>de</strong> piedra, con muchas torres y razonable artillería, la carencia <strong>de</strong> traveses, <strong>de</strong> “<strong>de</strong>fensa baxa”,<br />

o la antigüedad <strong>de</strong> la fortificación las <strong>de</strong>jaban en situación <strong>de</strong> evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>bilidad frente a un<br />

eventual ataque <strong>de</strong>l emperador 120 . La más curiosa <strong>de</strong> las <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> Mendoza es la<br />

referente a la ciudad <strong>de</strong> Mahdia, llamada África por los españoles, pues el militar va más allá<br />

<strong>de</strong>l mero panorama militar para valorar la vida política:<br />

Porque <strong>de</strong>l asiento <strong>de</strong> Áfryca avrá sido Vuestra Majestad ynformado <strong>de</strong> los que ahora la<br />

vieron, solamente diré lo que e podido enten<strong>de</strong>r <strong>de</strong> algunos moros mys amygos y <strong>de</strong> otros que<br />

para ynformarme a ella e enviado. Sigún su relaçión, este lugar siempre se a governado a<br />

manera <strong>de</strong> repúblyca, porque su costumbre es reçibir un alcay<strong>de</strong> <strong>de</strong> los reyes <strong>de</strong> Túnez sin<br />

nynguna jente <strong>de</strong> guerra, al qual dan los diezmos <strong>de</strong> lo que cojen porque les haga y<br />

118 Gabor Ágosto, Guns for the Sultan. Military Power and the Weapons Industry in the Ottoman Empire, Cambridge, 2005.<br />

119 En general, sobre las fortificaciones <strong>de</strong>l área, Antonio Sánchez-Gijón, “La Goleta, Bona, Bugía y África. Los presidios <strong>de</strong>l<br />

reino <strong>de</strong> Túnez en la política mediterránea <strong>de</strong>l emperador”, en Carlos José Hernando Sánchez [coord.], Las fortificaciones <strong>de</strong><br />

Carlos V, Madrid, 2000, págs. 625-651.<br />

120 “Calybia (...) es un lugar muy fuerte y antiguo, la muralla labrada <strong>de</strong> piedra quadrada, con algunas torres; está sentado<br />

sobre un alto çerro a la lengua <strong>de</strong>l agua, será se çien casas poco más hu menos; tiene seys pieças <strong>de</strong> artillería, las quatro <strong>de</strong><br />

hierro y las dos <strong>de</strong> bronzo; no tiene través ny <strong>de</strong>fensa baxa [habían quedado “treynta turcos” en la ciudad para su <strong>de</strong>fensa].<br />

Monesterio es lugar <strong>de</strong> noveçientas casas. Su asiento es en llano, poco alto <strong>de</strong> la mar, sobre una peña, en medio está un çerro<br />

sobre que está la fortaleza, la çerca <strong>de</strong>lla es <strong>de</strong> piedra, tiene quarenta torres; la muralla <strong>de</strong>l lugar es asimismo <strong>de</strong> piedra; tiene<br />

un arrabal çercado <strong>de</strong> tapias para su <strong>de</strong>fensa; le quedaron quarenta turcos y veynte pieças <strong>de</strong> artillería <strong>de</strong> bronzo y <strong>de</strong> hierro.<br />

Çuça es un lugar <strong>de</strong> seyscientas casas asentado en una la<strong>de</strong>ra, la fortaleza en lo alto <strong>de</strong>lla, las murallas <strong>de</strong> piedra; el çircuyto<br />

es gran<strong>de</strong> y a partes <strong>de</strong>spoblado; para su <strong>de</strong>fensa tiene çinqüenta turcos y quarenta pieças <strong>de</strong> artillerýa <strong>de</strong> bronzo y <strong>de</strong> hierro,<br />

entre las quales ay una culebrina y dos medias”: AGS, Estado, Costas <strong>de</strong> África y Levante, 463, f. 69, Bernardino <strong>de</strong><br />

Mendoza a Carlos V, La Goleta, 3 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1536.<br />

96


admynystre justiçia. Este alcay<strong>de</strong> acu<strong>de</strong> al rey con una parte <strong>de</strong>llos; no <strong>de</strong>xan entrar christiano<br />

ny judío ny moro si no es conocido y esta manera <strong>de</strong> guarda y gobierno a muchos años que<br />

tienen, por lo qual <strong>de</strong>xaron <strong>de</strong> reçibir la jente <strong>de</strong> Barbarroxa, y porque piensan estar seguros<br />

<strong>de</strong>l Armada <strong>de</strong> Vuestra Majestad no obe<strong>de</strong>çiéndole. Del rey <strong>de</strong> Túnez no han reçibido<br />

persona, aunque an enviado a tratar con él que asigurándolos <strong>de</strong>l Armada <strong>de</strong> Vuestra Majestad<br />

reçibirán su alcay<strong>de</strong> como es costumbre. La poblaçión que tiene será <strong>de</strong> dos myll casas; no<br />

está fortificada <strong>de</strong> nuevo ny tiene jente <strong>de</strong> guerra, porque como he dicho no la acojen; la <strong>de</strong> la<br />

mysma çibdad es jente belycosa y <strong>de</strong> la mejor <strong>de</strong>sta tierra. Las murallas sin altas y tierrapleno<br />

a la parte <strong>de</strong> la mar, que casi la cerca toda; a la parte <strong>de</strong> la tierra avrá treynta pasos <strong>de</strong> muralla<br />

más flaca, por don<strong>de</strong> es la entrada, que tendrá quarenta pasos <strong>de</strong> ancho y dozientos en largo,<br />

hasta salyr a la campaña, que es muy fértil <strong>de</strong> pan y ganados y azeyte. Bien creo y tengo por<br />

cierto que vinyendo el Armada <strong>de</strong> Vuestra Majestad se llevará fácilmente, porque el temor<br />

que los moros tienen es tan gran<strong>de</strong>, que con muy poca cosa se sojuzgaría toda la tierra 121 .<br />

La adhesión <strong>de</strong> Mendoza, recién llegado a un puesto <strong>de</strong> gobierno en África, <strong>de</strong> un programa<br />

político y militar típicamente fronterizo no pue<strong>de</strong> ser mayor. El conocimiento preciso <strong>de</strong>l<br />

entorno, el mantenimiento <strong>de</strong> una fuerte influencia sobre el mismo y la apelación al auxilio<br />

militar <strong>de</strong> la Corona se convierten fácilmente en algunas <strong>de</strong> las claves <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> los<br />

presidios, lo mismo que la búsqueda <strong>de</strong>l entendimiento con los musulmanes y el esfuerzo por<br />

enten<strong>de</strong>r sus costumbres e instituciones, en una evi<strong>de</strong>nte tentativa <strong>de</strong> empatía. En otro or<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong> cosas, la reunión <strong>de</strong> semejante información por parte <strong>de</strong> Mendoza se <strong>de</strong>rivaba, como refleja<br />

el texto citado, no sólo <strong>de</strong> los tunecinos que le fueran leales (sus “amygos”), sino también <strong>de</strong><br />

las noticias que pudiesen aportar agentes enviados a las plazas sobre las que se informa: el<br />

mantenimiento <strong>de</strong> una red <strong>de</strong> confi<strong>de</strong>ntes sobre la situación <strong>de</strong>l entorno musulmán más o<br />

menos hostil, red en la que junto a los espías, se integrarían <strong>de</strong> manera natural los cautivos<br />

evadidos o rescatados.<br />

El último, pero no menos importante, interés <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la frontera en los relatos <strong>de</strong><br />

los cautivos o prisioneros, se dirige a los planes <strong>de</strong> las escuadras argelinas o <strong>de</strong>l Turco, ya se<br />

trate <strong>de</strong> atacar alguna ciudad española, como Cádiz (según alertaba un cautivo por carta, hacia<br />

fines <strong>de</strong> 1535, “dizen que an <strong>de</strong> dar sobre Cáliz con treynta y çinco velas”) 122 o <strong>de</strong> venir a los<br />

reinos <strong>de</strong> Granada y <strong>Valencia</strong> a recoger “mudéjares”. Así al arráez Xaba se le preguntó por<br />

qué Barbarroja había enviado en 1534 <strong>de</strong> su potente armada treinta galeras a Argel: “Dixo<br />

questas abían <strong>de</strong>star conforme a la nueva quel dicho Xaba arráez tuviese <strong>de</strong> las lenguas que<br />

oviese tomado y que si en estas mares no obiese armada que los resystiese que avían <strong>de</strong> tomar<br />

mudéjares y los lugares que les pareciese podían robar”. 123 Esta noticia, que confirmaban casi<br />

totalmente sesenta cautivos cristianos 124 , traducía la inquietud <strong>de</strong>l capitán general <strong>de</strong> las<br />

Galeras <strong>de</strong> España, precisamente la escuadra que <strong>de</strong>bía oponerse a la otomana. Aún más<br />

ansiedad <strong>de</strong>spertaban esas noticias en las costas <strong>de</strong> España, don<strong>de</strong> los relatos <strong>de</strong> los cautivos<br />

sobre los planes <strong>de</strong> Barbarroja y sus adláteres muchas veces se exageraban o, al menos,<br />

a<strong>de</strong>rezaban convenientemente para <strong>de</strong>spertar la simpatía <strong>de</strong>l lector. Es el caso <strong>de</strong> una historia<br />

que narraron en la ciudad <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong> un par <strong>de</strong> cautivos recién salidos <strong>de</strong> Argel, historia que<br />

los jurados incluyeron en las instrucciones <strong>de</strong> sus enviados a la Corte <strong>de</strong> la emperatriz Isabel.<br />

Aquellos excautivos contaban que en Argel, gracias a la amistad que habían hecho con un<br />

121 Ib. La lectura <strong>de</strong> los párrafos <strong>de</strong> la carta <strong>de</strong> Mendoza no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> evocar el texto <strong>de</strong>dicado por León Africano a las mismas<br />

ciuda<strong>de</strong>s tunecinas en su Descripción general <strong>de</strong> África y <strong>de</strong> las cosas peregrinas que allí hay, Venecia, 1550 (Barcelona,<br />

1994).<br />

122 Ib., 462, f. 131.<br />

123 Ib., 461, f. 175.<br />

124 “Fue tomada la confesyón a Xaba arráez, ques esta que enbío a Vuestra Magestad con esta carta; en todo se conciertan él y<br />

sesenta christianos cativos que aquí an traýdo, syno quél dize quel bizcocho que se haze en Argel son diez mill quintales y<br />

estotros dizen que son treynta mill en Argel y treynta mill en Meliana”: <strong>de</strong> la carta ya citada <strong>de</strong> Bazán al rey, ib., f. 174.<br />

97


enegado, muy próximo a Barbarroja, habían sabido que éste, en combinación con Solimán, y<br />

gracias a informes proporcionados por alfaquíes valencianos refugiados en Argel, preparaba<br />

una formidable ofensiva contra el reino <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong>, que, gracias al apoyo <strong>de</strong> los moriscos<br />

valencianos, se habría convertido en presa fácil. El terror <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s valencianas era<br />

comprensible, pero la historia más que informar <strong>de</strong> verosímiles proyectos <strong>de</strong>l enemigo<br />

pretendía conmover el ánimo <strong>de</strong>l Gobierno <strong>de</strong> la emperatriz, recabar atención para el reino y<br />

lograr que se llevara a cabo la campaña <strong>de</strong> Argel 125 .<br />

Por parecidos motivos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que en Orán se comenzaron a tener noticias, mediada la década<br />

<strong>de</strong> 1540, <strong>de</strong> los planes expansivos <strong>de</strong> los otomanos en el reino <strong>de</strong> Tremecén, se enviaron<br />

informes al Gobierno <strong>de</strong> la Monarquía con análoga intención. Uno <strong>de</strong> los primeros avisos lo<br />

contava un cautivo “que huyó <strong>de</strong> Meliana”, según el cual “<strong>de</strong>spués que llegó el hijo <strong>de</strong><br />

Barbarroxa en Argel, a oýdo a algunos turcos y renegados que Barbarroxa avía mandado a su<br />

hijo que travajase por tomar a Tremecén, y que <strong>de</strong>zían que si lo tomava que este ynvierno avía<br />

<strong>de</strong> traer todos los mudéjares que pudiese <strong>de</strong>l reyno <strong>de</strong> Valençia y Granada para poblar a<br />

Tremeçén y a Mostagán, y que para esto quedavan los navíos <strong>de</strong> Dargute arráez en Argel” 126 .<br />

Alcau<strong>de</strong>te, remitente <strong>de</strong>l aviso, ligaba hábilmente su seguridad, la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> las costas <strong>de</strong><br />

España y el problema <strong>de</strong> la fuga <strong>de</strong> moriscos, uno <strong>de</strong> los más preocupantes en reinos como<br />

<strong>Valencia</strong> o Granada. Las noticias que se recibían a lo largo <strong>de</strong> 1545 ya aludían a los avances<br />

militares <strong>de</strong> los turcos y al recibimiento que encontraban. Alcau<strong>de</strong>te, basándose en las noticias<br />

traídas por un cautivo portugués y otros más, huidos <strong>de</strong>l campo turco, dio una versión<br />

significativa <strong>de</strong> la entrada <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> Jairedín Barbarroja en Tremecén:<br />

Dizen que se aposentó en el mexuar y qye a Muley Boabdila lo hizo aposentar en la casa <strong>de</strong><br />

Muley Menguin y le puso guardas. Dizen que mandó juntar ell aljama y todas las personas<br />

principales, y les mandó que obe<strong>de</strong>sçiesen por rey a Muley Boabdila, y que ellos respondieron<br />

que si les mandava resçebillo por rey que <strong>de</strong>sampararían la tierra así chicos como gran<strong>de</strong>s.<br />

Dizen que ocho días antes <strong>de</strong> su partida mandó pregonar que pues no querían obe<strong>de</strong>çer a<br />

Muley Boabdila por rey, que él <strong>de</strong>xava por rey en su lugar al alcay<strong>de</strong> Axibeli, turco, que era<br />

alcay<strong>de</strong> <strong>de</strong> Costantina, que mandava que lo obe<strong>de</strong>sçiesen como a él mismo, al qual<br />

obe<strong>de</strong>sçieron todos los <strong>de</strong> la ciudad, y quedaron contentos. El qual quedó con seisçientos<br />

turcos y treze renegados y azuagos. Dizen que luego mandó garramear toda la çiudad a cinco<br />

doblas por casa, y así lo hazían tratando mal a los judíos y moros. Dizen que mandó hazer<br />

luego moneda <strong>de</strong> doblas para embiar a Turquía a que viesen el oro que avía en aquella ciudad,<br />

que es oro <strong>de</strong> veinte y dos quilates 127 .<br />

La ocupación <strong>de</strong> los lugares <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, la <strong>de</strong>signación y el <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> la guardia, la reunión<br />

<strong>de</strong> la “aljama”, las negociaciones sobre las condiciones <strong>de</strong> gobierno, la imposición <strong>de</strong> tributo,<br />

y la acuñación <strong>de</strong> moneda, tan llena <strong>de</strong> significado en el mundo islámico y el Imperio<br />

otomano, son las claves <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripción compuesta (y firmada) por el con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Alcau<strong>de</strong>te <strong>de</strong><br />

la ocupación otomana <strong>de</strong> Tremecén, a partir <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>cían cautivos evadidos. El reino,<br />

consi<strong>de</strong>rado <strong>de</strong> influencia hispánica, caía bajo el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l principal enemigo <strong>de</strong> Carlos V, lo<br />

que justificaba una narración tan pormenorizada en la que ni siquiera falta el guiño a los<br />

tesoros que podían encontrarse en la empresa africana.<br />

The White Cobra was right. Venturas y <strong>de</strong>sventuras <strong>de</strong>l corso<br />

En 1543 Bernardino Paniza, un antiguo cautivo, luego renegado, escapó <strong>de</strong> la Armada<br />

otomana cuando pasaba junto a las costas <strong>de</strong> Italia. Pronto fue apresado por los oficiales <strong>de</strong>l<br />

125 Referí esta historia en La <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l imperio. Carlos V, <strong>Valencia</strong> y el Mediterráneo, Madrid, 2001, pág. 269.<br />

126 AGS, Estado, Costas <strong>de</strong> África y Levante, 471, s.f.<br />

127 Ib., “Lo que dizen Anton Dargujo, portugués, y otros que huyeron <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> los turcos, martes, dies <strong>de</strong> nobienbre”.<br />

98


emperador, a quienes manifestó sus <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> volver a la fe. Fue sometido <strong>de</strong> inmediato a<br />

interrogatorio y proporcionó abundante información sobre los planes <strong>de</strong>l almirante otomano,<br />

Jairedín Barbarroja, y la colaboración que a su flota se disponía a prestar Francisco I, en<br />

guerra contra Carlos V. Juntamente con precisos datos sobre la composición y el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> la<br />

Armada turca, Paniza contó a sus captores el plan que el temible Barbarroja barajaba para el<br />

caso <strong>de</strong> que se frustara la colaboración <strong>de</strong>l rey francés. Para tal eventualidad, el antiguo<br />

corsario tenía previsto marchar a Túnez, revolver el país y recuperar un fabuloso tesoro que<br />

allí había <strong>de</strong>jado enterrado años atrás. Según las palabras <strong>de</strong> Paniza: Et quando il Re non<br />

aten<strong>de</strong>se a la promesa, vole andar in Tunis per rivoltar el paese et pren<strong>de</strong>r un certo tesoso <strong>de</strong><br />

un milion d’oro, soterrato per lui in quela campagnia 128 .<br />

El brillo que sin duda apareció en los ojos <strong>de</strong> Paniza al hacer esta revelación reflejaba<br />

las i<strong>de</strong>as que se iban extendiendo en el mundo cristiano sobre la riqueza <strong>de</strong> Argel producto <strong>de</strong>l<br />

corso y <strong>de</strong>l comercio. Historias <strong>de</strong> riqueza que alcanzarían la literatura <strong>de</strong> ficción en la que se<br />

podía presentar Argel casi como un nuevo El Dorado. Lo divulgó así el autor <strong>de</strong> la<br />

continuación <strong>de</strong>l Lazarillo, quien alistó a su héroe en la campaña imperial <strong>de</strong> Argel, <strong>de</strong> 1541:<br />

Sepa vuestra merced que estando el triste Lázaro <strong>de</strong> Tormes en esta gustosa vida (...) vino a<br />

esta ciudad, que venir no <strong>de</strong>biera, la nueva para mí, y aun para otros muchos, <strong>de</strong> la ida <strong>de</strong><br />

Arjel. Y comenzáronse <strong>de</strong> alterar unos, no sé cuántos, vecinos diciendo: ‘Vamos allá, que <strong>de</strong><br />

oro hemos <strong>de</strong> venir cargados’. Y comenzáronme con esto a poner codicia; díjelo a mi mujer y<br />

ella, con gana <strong>de</strong> volverse con mi señor el arcipreste, me dijo: ‘Haced lo que quisiére<strong>de</strong>s; mas<br />

si allá vais y buena dicha tenéis, una esclava querría que me trujése<strong>de</strong>s que me sirviese, que<br />

estoy harta <strong>de</strong> servir toda mi vida. Y también para casar a esta niña no serían malas aquellas<br />

tripolinas y doblas zahenas <strong>de</strong> que tan proveídos dicen que están aquellos perros moros’. Con<br />

esto, y con la codicia que yo me tenía, <strong>de</strong>terminé (que no <strong>de</strong>biera) ir a este viaje129.<br />

El tópico <strong>de</strong> los tesoros acumulados por los enemigos o por los reyes, ya fuesen musulmanes,<br />

orientales o cristianos, tendría, como es bien notorio, una vida larguísima y haría escribir a<br />

Washington Irving o a Rudyard Kipling evocadoras páginas que nos trasladan a exóticos<br />

ambientes que van <strong>de</strong> la Granada nazarí a los reinos perdidos <strong>de</strong> la India, cuyos soberanos<br />

amasaban riquezas, muchas <strong>de</strong> las cuales quedarían perdidas para siempre en oscuros pozos o<br />

abismos: No mere money would begin to pay the value of this treasure, the sifted pickings of<br />

centuries of war, plun<strong>de</strong>r, tra<strong>de</strong> and taxation. The coins alone were priceless, leaving out of<br />

count all the precious stones; and the <strong>de</strong>ad weight of the gold and silver alone might be two or<br />

three hundred tons 130 . Difícilmente encontraremos mejor <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l esplendor <strong>de</strong><br />

aquellos soñados tesoros y, sobre todo, <strong>de</strong> la esterilidad <strong>de</strong> la avaricia <strong>de</strong> quienes los<br />

amasaban. Pero la codicia <strong>de</strong> reyezuelos o tiranos como Barbarroja se volvía tan inútil para<br />

ellos como atractiva para cualquier aventurero. Ahora bien, la fantasía <strong>de</strong> estos relatos solía<br />

contrastar con las palabras <strong>de</strong> quienes conocían la dureza <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> frontera en la Berbería<br />

<strong>de</strong>l siglo XVI, que no dudaban en separar netamente los sueños <strong>de</strong> riqueza <strong>de</strong>, por ejemplo,<br />

las Indias, <strong>de</strong> la <strong>de</strong>cepcionante rutina <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l presidio 131 . Incluso la imaginación hispana<br />

128 Ib., 470, f. 145: “Relaciones (sic) <strong>de</strong> Bernardin Paniza (...) renegato, lo quale so anni otto che scavo di Barbarossa et sete<br />

che e renegato, et questa matina fu preso apresso le mure <strong>de</strong> la citta, dicendo lui che fugeva <strong>de</strong>l’armata turchesca per<br />

ritornarse a la fe<strong>de</strong>”.<br />

129 Segunda parte <strong>de</strong> Lazarillo <strong>de</strong> Tormes y <strong>de</strong> sus fortunas y adversida<strong>de</strong>s, por incierto autor, en Biblioteca <strong>de</strong> Autores<br />

Españoles, vol. III, Madrid, 1925, pp. 91-92.<br />

130 Rudyard Kipling, “The king’s ankus”, en The Jungle Books, cito por la edición <strong>de</strong> Londres, 1955, pág. 238. De Irving, al<br />

que se alu<strong>de</strong> en el texto, nos referíamos, naturalmente, a los Tales of the Alhambra. Inútil referirse a la larga nómina <strong>de</strong><br />

autores <strong>de</strong>cimonónicos que se ocuparon <strong>de</strong>l tópico, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Robert Louis Stevenson a Emilio Salgari.<br />

131 De las noticias <strong>de</strong> esplendor económico argelino en la década <strong>de</strong> 1530, frente a las penurias <strong>de</strong> los presidios, me ocupo en<br />

“Imágenes indirectas. La Cristiandad y el Islam en los interrogatorios a cautivos”, artículo citado. Tomamos tan sólo una<br />

99


sobre la riqueza y la fácil vida <strong>de</strong>l corsario también contrastaba con lo que <strong>de</strong>cían muchos a<br />

propósito <strong>de</strong> la actitud <strong>de</strong> los argelinos hacia el corsarismo y la enemistad con el rey <strong>de</strong><br />

España.<br />

En efecto, a pesar <strong>de</strong> todos los beneficios que los corsarios parecían llevar a la ciudad<br />

<strong>de</strong> Argel, una relación <strong>de</strong> noticias llegadas <strong>de</strong> allí en 1545, atribuye tanto a los naturales<br />

argelinos como a los emigrados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> España el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> librarse <strong>de</strong> los corsarios,<br />

convertidos en una especie <strong>de</strong> incómodos huéspe<strong>de</strong>s:<br />

Por vía <strong>de</strong> Mostagán se sabe que los naturales <strong>de</strong> la tierra y los mudéjares quisieran echar a<br />

los turcos y a los navíos con los cristianos <strong>de</strong> Argel, para hazer su partido con Su Majestad,<br />

porque dizen que si en Argel no tuviesen navíos que hiziesen daño en los reynos <strong>de</strong> Su<br />

Majestad ni cristianos cautivos, que Su Magestad no se acordaría <strong>de</strong> Argel y los <strong>de</strong>xaría estar<br />

en sus haziendas 132 .<br />

La frase coinci<strong>de</strong> en tal grado con la que escribió Pedro <strong>de</strong> Nárvaez en carta a Francisco <strong>de</strong><br />

los Cobos seis años antes, que pue<strong>de</strong> pensarse en una inspiración similar. Así, en 1536<br />

Narváez, que acababa <strong>de</strong> salir <strong>de</strong> Argel, contó al secretario imperial una conversación que<br />

había tenido con Hasán Aga: “Habló un día a Abcanaga, governador <strong>de</strong> Argel, que fue capitán<br />

<strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> Túnez, y le dixo que si él no embiase fustas a hazer daño a los christianos, que<br />

no se acordarían <strong>de</strong> Argel”. La respuesta <strong>de</strong>l turco no pudo ser más clara: “Mira Narbáez, no<br />

puedo hazer otra cosa, así por dar <strong>de</strong> comer a esta gente <strong>de</strong> guerra, como porque estos son los<br />

que me sostienen” 133 . Este pretendido <strong>de</strong>sacuerdo <strong>de</strong> los argelinos con la política agresiva <strong>de</strong><br />

los turcos lo cerficaron también ciertos prisioneros que <strong>de</strong>clararon ante el con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Alcau<strong>de</strong>te:<br />

“Dizen que a los vezinos <strong>de</strong> Argel les pesó <strong>de</strong> venir el rey a tomar a Tremeçén porque tenían<br />

por cierto que tomando a Tremeçén a <strong>de</strong> mandar Su Magestad hazer armada para tomar a<br />

Tremeçén y Arjel” 134 . Pero esto, en <strong>de</strong>finitiva, más que nada nos advierte <strong>de</strong>l sempiterno<br />

interés <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Alcau<strong>de</strong>te por atraer la actividad militar <strong>de</strong> la Monarquía, y más en el<br />

momento preciso en que la atención <strong>de</strong> Carlos V se orientaba hacia el norte <strong>de</strong> Europa, y<br />

cuando la ofensiva otomana por tierra era más sensible en las inmediaciones <strong>de</strong> Orán.<br />

Estas valoraciones sobre el parecer <strong>de</strong> los argelinos a propósito <strong>de</strong> la agresividad<br />

otomana también reflejan el temor que sienten hacia una probable ofensiva imperial. Ya<br />

hemos visto hasta qué punto la presentación <strong>de</strong>l miedo en el enemigo pue<strong>de</strong> ser un recurso<br />

argumental. Pero no hay que per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista que el Argel <strong>de</strong> Barbarroja o <strong>de</strong> Hasán Aga no<br />

podía ser aún el escenario <strong>de</strong> la perfecta armonía entre corsarios y ciudadanos, pues la<br />

instalación <strong>de</strong> los primeros es todavía <strong>de</strong>masiado reciente 135 . Los peligros <strong>de</strong> la enemistad<br />

hacia los españoles eran <strong>de</strong>masiado evi<strong>de</strong>ntes para muchos, <strong>de</strong> manera que las riquezas que<br />

ofrecía el corso estaban tan envenenadas como las que guardaba la Cobra Blanca en el relato<br />

<strong>de</strong> Kipling que hemos citado más arriba. Argel, a<strong>de</strong>más, no es aún una ciudad inexpugnable.<br />

Precisamente las obras <strong>de</strong> fortificación que empiezan a acometerse inmediatamente <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> la fortaleza <strong>de</strong>l Peñón (1529) se alargan durante varias décadas, y serán<br />

presenciadas por numerosos cautivos que, como hemos visto, no dudarán en dar cuenta <strong>de</strong><br />

ello a las autorida<strong>de</strong>s cristianas.<br />

significativa cita <strong>de</strong> las que recogemos en ese trabajo, y que proviene <strong>de</strong> una carta <strong>de</strong> Perafán <strong>de</strong> Ribera a Carlos V en 1534:<br />

“que Bugía no es el Perú, don<strong>de</strong> hay oro y perlas en las cabalgadas; aquí no hay sino turcos y moros”.<br />

132 AGS, Estado, Costas <strong>de</strong> África y Levante, 471.<br />

133 Ib., 467, f. 2.<br />

134 Ib., 471.<br />

135 Véase sobre las diferencias entre los otomanos y los naturales <strong>de</strong> la zona, Miguel Ángel <strong>de</strong> Bunes, Los Barbarroja.<br />

Corsarios <strong>de</strong>l Mediterráneo, Madrid, 2004, págs. 99-100.<br />

100


I<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s en el relato<br />

Pero los cautivos tenían muchas más cosas que referir, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las peculiarida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>l sistema militar otomano. Junto a las que acabamos <strong>de</strong> ver, tocantes a las expectativas <strong>de</strong><br />

riqueza, formulaban otros juicios sobre el valor <strong>de</strong> los turcos, la confianza que se podía tener<br />

en ellos, o, incluso, las relaciones que entablaron en el cautiverio. A través <strong>de</strong> las lógicas i<strong>de</strong>as<br />

<strong>de</strong> rivalidad, construidas con argumentos <strong>de</strong> diferencia y <strong>de</strong>sprecio, se adivina también en los<br />

testimonios <strong>de</strong> los cautivos la inevitable conciencia <strong>de</strong> la semejanza, fundamentada en<br />

conceptos como la dignidad <strong>de</strong> la lucha contra el infiel o las virtu<strong>de</strong>s y gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l enemigo,<br />

que, en el fondo, reflejan las que uno aspira para sí 136 . Mucho más <strong>de</strong> lo contenido en los<br />

interrogatorios <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s civiles y eclesiásticas es lo los antiguos cautivos <strong>de</strong>bían <strong>de</strong><br />

contar a sus amigos y allegados, o lo que algunos podían poner por escrito, aunque tuviesen<br />

que andar con ciertas cautelas. Creo que algo <strong>de</strong> eso hay en la continuación <strong>de</strong>l Lazarillo que<br />

hemos citado más arriba. Entre las diferentes interpretaciones que se han dado <strong>de</strong> esta<br />

enigmática obrita, la que más ha retenido nuestra atención es la que relaciona la aventura <strong>de</strong>l<br />

pícaro en el mundo submarino <strong>de</strong> los atunes con las vicisitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los renegados en el munco<br />

islámico, particularmente en el Imperio otomano. En una breve nota sobre el tema <strong>de</strong> la<br />

disputa <strong>de</strong>l agua y el vino, Charles V. Aubrun i<strong>de</strong>ntifica “atún” con “renegado”, sin que, a<br />

<strong>de</strong>cir verdad, sepamos muy bien <strong>de</strong> don<strong>de</strong> proce<strong>de</strong> tal i<strong>de</strong>ntificación 137 . No obstante la i<strong>de</strong>a es<br />

productiva. Al margen <strong>de</strong> otras claves más alambicadas presentadas por el mismo autor 138 ,<br />

Marcel Bataillon, en su edición bilingüe <strong>de</strong>l Lazarillo, retoma la cuestión, inclinándose por<br />

ver la trama <strong>de</strong> la novela a partir <strong>de</strong> la experiencia <strong>de</strong> los marranos, afirmando la posibilidad<br />

<strong>de</strong> que el autor evocase en su obra algún caso sucedido entre los marranos, que <strong>de</strong>saparecían,<br />

al menos temporalmente, en el Imperio turco 139 . Más clara es su interpretación <strong>de</strong> la última<br />

metamorfosis <strong>de</strong> Lázaro, al volver a su figura humana y ser presentado públicamente en un<br />

catafalco, episodio que evoca sin dificultad un auto <strong>de</strong> fe 140 .<br />

Por mi parte no consi<strong>de</strong>ro forzado ver en Lázaro-atún a un renegado, y en el mundo <strong>de</strong><br />

los atunes un trasunto <strong>de</strong>l Imperio turco o, más en particular, <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Argel. Las<br />

evi<strong>de</strong>ncias son muchas: la frecuencia con que se emplea el léxico <strong>de</strong> la conversión y <strong>de</strong>l<br />

cambio <strong>de</strong> hábito, el aprendizaje <strong>de</strong> una lengua nueva por parte <strong>de</strong>l protagonista, la completa<br />

transformación exterior <strong>de</strong> este, que llega a no reconocerse a sí mismo, la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> las<br />

estrategias <strong>de</strong> caza <strong>de</strong> los atunes, que pue<strong>de</strong>n recordar a las <strong>de</strong> los corsarios, la venida a las<br />

costas <strong>de</strong> España a <strong>de</strong>sovar, en periplo parecido al <strong>de</strong> las fustas <strong>de</strong> Argel, etc. Ninguna <strong>de</strong> esas<br />

evi<strong>de</strong>ncias es, hay que admitirlo, concluyente y, a<strong>de</strong>más, no aclaran todas las alusiones más o<br />

menos en clave que contiene la novela. Pero tampoco ése es nuestro objetivo. Por el contrario<br />

nos interesa <strong>de</strong>stacar que los interrogatorios a que somete a Lázaro respon<strong>de</strong>r ante las<br />

autorida<strong>de</strong>s cristianas y las confesiones que se ve obligado a hacer, sitúan al protagonista <strong>de</strong><br />

esta historia en la misma tesitura que los excautivos que hemos visto en este trabajo. El<br />

136 “Imágenes indirectas...”, art. cit.<br />

137 “Ainsi [thon] <strong>de</strong>signe-t-on le chrétien renégat, converti à l’Islam”, afirma, como hecho conocido, en nota a pie <strong>de</strong> página<br />

en su breve estudio sobre “La dispute <strong>de</strong> l’eau et du vin” en Bulletin Hispanique, LVIII (1956), págs. 453-456, en concreto,<br />

pág. 456, n. 16; previamente interpreta el episodio <strong>de</strong> Lázaro ante la Verdad como la alternativa <strong>de</strong>l protagonista entre<br />

mantener o no la fe católica una vez transformado en atún.<br />

138 Por ejemplo, en el vol. LIX (1957) <strong>de</strong> Bulletin Hispanique, págs. 84-86, en que presenta los resultados <strong>de</strong> las<br />

investigaciones <strong>de</strong> M. Saludo.<br />

139 “Il n’est pas impossible que le continuateur du Lazarillo ait pensé à quelque aventure mémorable parmi les marranes qui,<br />

évadés du mon<strong>de</strong> chrétien, disparaissaient pour un temps dans l’empire turc”, La vie <strong>de</strong> Lazarillo <strong>de</strong> Tormes (La vida <strong>de</strong><br />

Lazarillo <strong>de</strong> Tormes), traducción <strong>de</strong> A. Morel-Fatio, introducción <strong>de</strong> M. Bataillon, París, 1958, pág. 65.<br />

140 Ib.; los comentarios <strong>de</strong> Bataillon a esta obra, en págs. 60-69. Recoge estas interpretaciones Albert Mas, Les turcs dans la<br />

litérattur espagnole du siècle d’or (Recherches sur l’évolution d’un thème littéraire), 2 vols., París, 1967, vo. I, págs. 44-45.<br />

También pue<strong>de</strong> verse un resumen en Juan Luis Alborg, Historia <strong>de</strong> la literatura española, t. I, Edad Media y Renacimiento,<br />

Madrid, 2ª ed. (apliada), 1970, págs. 795-796. La alusión que encontramos en Jean Canavaggio, Historia <strong>de</strong> la literatura<br />

española, Barcelona, 1994 (ed. francesa <strong>de</strong> 1993), vol. II, El siglo XVI, págs. 133-134, es muy breve pero también recoge el<br />

probable carácter en clave <strong>de</strong> la novela.<br />

101


conjunto <strong>de</strong> esta novela autobiográfica pue<strong>de</strong> verse como la relación (fingida) <strong>de</strong> un<br />

excautivo, en la que se cuenta la vida <strong>de</strong> éste <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que embarca para Argel, es capturado y se<br />

salva gracias a que reniega <strong>de</strong> su fe, y se integra en el mundo turco, que, al margen <strong>de</strong> la<br />

infi<strong>de</strong>lidad religiosa, es presentado con las mismas virtu<strong>de</strong>s (lealtad, amistad etc.) y los<br />

mismos vicios (corrupción, gusto por los honores, traición etc.) que el mundo cristiano 141 . De<br />

acuerdo con las técnicas dramáticas y literarias <strong>de</strong> la época, la realidad se introduce en la<br />

literatura mediante un proceso <strong>de</strong> “estilización estética”, <strong>de</strong> modo que queda convertida en<br />

algo notable, digno <strong>de</strong> memoria. La inclusión <strong>de</strong> elementos fantásticos, aunque arraigados en<br />

la tradición <strong>de</strong> las metamorfosis, sólo parcialmente <strong>de</strong>svía la atención <strong>de</strong>l lector hacia el<br />

mundo <strong>de</strong> la imaginación. La alegoría permite la difusión normal <strong>de</strong> este relato, en el que se<br />

presenta un mundo paralelo, el mundo <strong>de</strong> los infieles (“los infieles atunes”, como subrayó<br />

Bataillon 142 ), que no sólo se <strong>de</strong>scribe invertido, con la atribución al otro <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>fectos<br />

y malda<strong>de</strong>s, en exaltación <strong>de</strong> lo diferente y <strong>de</strong> la oposición politica, militar y religiosa 143 , sino<br />

que también se subraya la i<strong>de</strong>ntidad esencial entre unos y otros. Una imagen que, al menos en<br />

buena medida, se <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong> la frontera.<br />

141 Y pue<strong>de</strong> añadirse un rasgo propio <strong>de</strong>l mundo mediterráneo musulmán: la posibilidad <strong>de</strong> medrar gracias al mérito propio,<br />

con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la cuna (Bennassar, Los cristianos <strong>de</strong> Alá, op. cit., págs. 21-22).<br />

142 Op. cit., pág. 65.<br />

143 Visión que, para las crónicas medievales <strong>de</strong> la Península, ha <strong>de</strong>sarrollado Ron Barkai, Cristianos y musulmanes en la<br />

España medieval. (El enemigo en el espejo), Madrid, 1984. Pue<strong>de</strong>n verse también los argumentos <strong>de</strong> la controversia entre<br />

España y el mundo islámico en los primeros siglos <strong>de</strong> la Edad Mo<strong>de</strong>rna en el trabajo <strong>de</strong> Miguel Ángel <strong>de</strong> Bunes, La imagen<br />

<strong>de</strong> los musulmanes y <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> África en la España <strong>de</strong> los siglos XVI y XVII. Los caracteres <strong>de</strong> una hostilidad, Madrid,<br />

1989, a través <strong>de</strong>l cual también pue<strong>de</strong>n verse intentes <strong>de</strong> comprensión y equiparación.<br />

102


La frontière rapprochée : conflits au sein <strong>de</strong> la société vénitienne au temps <strong>de</strong> la ligue <strong>de</strong><br />

Cambrai (1508-1516)<br />

Claire Jud<strong>de</strong> <strong>de</strong> Larivière, Birkbeck College, University of London,<br />

Framespa<br />

La société vénitienne à la fin du Moyen Âge n’est traditionnellement pas considérée comme<br />

une société <strong>de</strong> frontière. Au contraire, presque, serait-on tenté <strong>de</strong> dire, la cité-État apparaît<br />

bien souvent, dans les étu<strong>de</strong>s qui lui sont consacrées, comme un ensemble cohérent et unique,<br />

isolé <strong>de</strong>s territoires voisins par une frontière infranchissable : les eaux saumâtres <strong>de</strong> la lagune.<br />

Jusqu’à la construction tardive du pont <strong>de</strong> la Liberté reliant la cité à la « Terre ferme » 144<br />

(1846), et <strong>de</strong>puis ses origines aux VI e siècle, la ville jouit d’une situation géographique<br />

exceptionnelle. La particularité du site est ainsi pour beaucoup dans la spécificité <strong>de</strong> l’histoire<br />

vénitienne, <strong>de</strong>s caractéristiques tout à fait originales <strong>de</strong> la société, <strong>de</strong> ses structures politiques<br />

et économiques.<br />

Parler <strong>de</strong> Venise dans le cadre d’une conférence consacrée aux sociétés <strong>de</strong> frontière peut donc<br />

sembler paradoxal. Néanmoins, nous allons le voir, la mise en perspective du cas vénitien<br />

avec les questions posées par les organisateurs <strong>de</strong> ce colloque s’est révélée tout à fait<br />

pertinente. En effet, la stabilité <strong>de</strong> la société vénitienne au Moyen Âge et à l’époque mo<strong>de</strong>rne<br />

fait <strong>de</strong> Venise un espace privilégié pour réflechir aux caractéristiques du lien social dans une<br />

cité où il n’y eut ni révoltes populaires, ni coup d’État, ni graves ruptures dans l’histoire<br />

millénaire du gouvernement patricien.<br />

Par ailleurs, si Venise n’est pas, a priori, définie comme une société <strong>de</strong> frontière, certains<br />

moments <strong>de</strong> son histoire méritent pourtant notre attention. Ainsi, avons-nous ici choisi<br />

d’étudier la pério<strong>de</strong> 1508-1516, huit années durant lesquelles les coalisés <strong>de</strong> la Ligue <strong>de</strong><br />

Cambrai – royaume <strong>de</strong> France, Empire, Papauté – s’attaquèrent au territoire <strong>de</strong> Venise. La<br />

ville se retrouva menacée, circonscrite par une frontière resserrée et rapprochée, les troupes<br />

ennemies campant à plusieurs reprises aux portes <strong>de</strong> la lagune. Durant ces années <strong>de</strong> guerre,<br />

différents conflits ébranlèrent la société vénitienne et nous voudrions ici étudier leurs causes,<br />

modalités et conséquences.<br />

Deux remarques préliminaires sont néanmoins nécessaires. Notre postulat <strong>de</strong> départ est que<br />

les événements <strong>de</strong> ces années peuvent être considérés comme le moteur d’un<br />

déplacement/rapprochement <strong>de</strong> frontière, à la suite duquel Venise <strong>de</strong>vint temporairement une<br />

« société <strong>de</strong> frontière ». Cette hypothèse <strong>de</strong> travail peut paraître artificielle, nous en sommes<br />

conscients, et nous avons eu le souci <strong>de</strong> ne pas la réifier outre mesure, mais plutôt d’en faire le<br />

point <strong>de</strong> départ d’un travail d’analyse que nous espérons pertinent.<br />

Par ailleurs, dans le cadre <strong>de</strong> la guerre <strong>de</strong> 1508-1516, il est bien entendu difficile <strong>de</strong> distinguer<br />

clairement les conflits qui relèvent <strong>de</strong> la guerre <strong>de</strong> ceux plus proprement liés au déplacement<br />

<strong>de</strong> la frontière. Nous avons été attentifs à prendre en considération <strong>de</strong>s conflits qui, s’ils ont<br />

pu être provoqués conjointement par ces <strong>de</strong>ux facteurs, sont fortement liés à la menace que<br />

représente la proximité nouvelle <strong>de</strong> la frontière.<br />

Dans un premier temps, il conviendra d’interroger ce qu’est une société <strong>de</strong> frontière et <strong>de</strong> voir<br />

comment une telle définition peut, et dans quelle condition, s’appliquer à Venise, à la fin du<br />

Moyen Âge. Puis nous voudrions revenir sur les événements <strong>de</strong>s années 1508-1516 et la<br />

guerre <strong>de</strong> la ligue <strong>de</strong> Cambrai. L’utilisation <strong>de</strong>s chroniques <strong>de</strong> l’époque permettra en<br />

particulier <strong>de</strong> nous concentrer sur la perception qu’eurent les Vénitiens <strong>de</strong> ces événements.<br />

144 C’est ainsi qu’est appelé l’arrière-pays vénitien au Moyen Âge et encore <strong>de</strong> nos jours.<br />

103


Dès lors, il s’agira d’étudier les conséquences du déplacement, rapprochement et<br />

renforcement <strong>de</strong> la frontière vénitienne, et <strong>de</strong> déterminer les types <strong>de</strong> conflits qui furent<br />

provoqués par <strong>de</strong> tels événements. Enfin, quelle lumière ces conflits temporaires et<br />

circonstanciés apportent-ils sur la nature du lien social à Venise ? C’est sur cette question que<br />

nous voudrions conclure.<br />

La frontière vénitienne<br />

Les recherches récemment consacrées aux sociétés <strong>de</strong> frontière à l’époque médiévale, en<br />

particulier dans les cas espagnol et britannique, ont inauguré <strong>de</strong> nombreuses discussions sur le<br />

caractère spécifique <strong>de</strong> ce type <strong>de</strong> société 145 . Sans revenir ici sur les enjeux historiographiques<br />

<strong>de</strong>s débats, ni sur les éventuelles caractéristiques que l’on pourrait attribuer aux sociétés <strong>de</strong><br />

frontière, retenons toutefois le caractère multiforme généralement admis <strong>de</strong> ce type <strong>de</strong> société.<br />

Il serait ainsi inutile <strong>de</strong> chercher à établir un idéal-type <strong>de</strong> la société <strong>de</strong> frontière. Face à la<br />

gran<strong>de</strong> variété <strong>de</strong> modèles disponibles, il convient davantage <strong>de</strong> se <strong>de</strong>man<strong>de</strong>r dans quelle<br />

mesure Venise peut être intégrée dans cette réflexion et <strong>de</strong> considérer les éléments du débat à<br />

la lueur <strong>de</strong> cet exemple.<br />

Les récents travaux consacrés aux États <strong>de</strong> l’Italie du nord à la fin du Moyen Âge ont mis en<br />

avant les réflexions en termes <strong>de</strong> territoire et <strong>de</strong> centre et périphérie 146 . En effet, le<br />

développement <strong>de</strong>s contadi autour <strong>de</strong>s plus gran<strong>de</strong>s cités avait donné à l’espace italien une<br />

configuration particulière dont découlait une définition spécifique <strong>de</strong> la frontière. Ainsi, si la<br />

frontière peut généralement être définie comme « la périphérie <strong>de</strong> <strong>de</strong>ux ou plusieurs<br />

formations politiques » 147 , la question est souvent plus complexe dans le cas italien. Les<br />

territoires soumis aux villes <strong>de</strong> Florence, Venise ou Gênes mettaient à distance la frontière.<br />

Ces espaces n’étaient pas d’une définition aisée. En terme <strong>de</strong> droit et <strong>de</strong> pouvoir, ils ne<br />

pouvaient être considérés comme équivalent au territoire <strong>de</strong> la capitale. Néanmoins, ils étaient<br />

part d’un Stato et bénéficiaient <strong>de</strong> ce fait <strong>de</strong> certains droits et privilèges.<br />

Dans le cas <strong>de</strong> Venise, la question recouvre <strong>de</strong>ux problèmes <strong>de</strong> nature différente. D’une part,<br />

la lagune constituait, à l’origine, le contado <strong>de</strong> Venise, et par conséquent la première frontière<br />

autour la ville, la protégeant d’attaques tant terrestres que maritimes : à l’ouest et au nord,<br />

Venise se défendait ainsi d’éventuelles incursions venues <strong>de</strong>s territoires italiens ; au sud et à<br />

l’est, les lidi fermant la lagune étaient autant <strong>de</strong> barrières naturelles contre les dangers <strong>de</strong><br />

l’Adriatique. Jusqu’à la conquête <strong>de</strong> la Terre ferme, entre 1390 et 1410, la lagune fut le<br />

véritable contado <strong>de</strong> Venise.<br />

La particularité du site constituait l’un <strong>de</strong>s fon<strong>de</strong>ments du mythe <strong>de</strong> Venise : Vénus née <strong>de</strong>s<br />

eaux calmes du nord <strong>de</strong> l’Adriatique, vierge immaculée et protégée par les eaux saumâtres,<br />

même si menacée par la mer. Les chroniqueurs médiévaux firent <strong>de</strong> cette rhétorique l’un <strong>de</strong>s<br />

topos <strong>de</strong> la mythologie vénitienne. Déjà Cassiodore au VI e siècle évoquait-il ces habitants,<br />

« oiseaux <strong>de</strong> mer, vivant sur l’eau ou sur la terre », qui attachaient leur navire au mur comme<br />

on attache un cheval. A sa suite, chroniqueurs, sénateurs, stratèges et diplomates ne cessèrent<br />

<strong>de</strong> faire <strong>de</strong> cette rhétorique l’un <strong>de</strong>s thèmes récurrents <strong>de</strong> l’histoire <strong>de</strong> Venise. La lagune,<br />

réputée infranchissable, protégeait donc la ville et ses habitants, assurant à la société<br />

vénitienne une extrême stabilité.<br />

Encore au début du XVI e siècle, cette idée restait forte pour les contemporains. Venise n’avait<br />

jamais été directement attaquée, envahie, mise en péril par <strong>de</strong>s troupes étrangères. Les seules<br />

145 Voir en particulier A. Goodman, A. Tuck (éd.), War and Bor<strong>de</strong>r societies in the Middle Ages, Londres, New York, 1992 ;<br />

Las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> frontera en la España medieval, Saragosse, 1993 ; R. Bartlett, A. MacKay (éds.), Medieval Frontier<br />

Societies, Oxford, 1989.<br />

146 E. Fasano Guarini, « Center and Periphery », The origins of the State in Italy, 1300-1600, J. Kirshner (éd.), Chicago et<br />

Londres, 1995, p. 74-96.<br />

147 Pascal Buresi, La Frontière entre chrétienté et Islam dans la péninsule Ibérique. Du Tage à la Sierra Morena (fin XI e -<br />

milieu XIII e siècle), Paris, 2004, p. 25.<br />

104


menaces véritables dataient <strong>de</strong> la fin du XIV e siècle, et furent du fait <strong>de</strong>s Génois qui, lors <strong>de</strong> la<br />

guerre <strong>de</strong> Chioggia en 1378-1381, parvinrent à atteindre le sud <strong>de</strong> la lagune. L’événement<br />

resta pour longtemps dans les mémoires, et incarna le parangon <strong>de</strong>s dangers potentiels que<br />

<strong>de</strong>vait redouter Venise. En octobre 1513, au moment <strong>de</strong> la guerre <strong>de</strong> la ligue <strong>de</strong> Cambrai,<br />

quand la lagune fut à nouveau menacée, le chroniqueur Marino Sanudo compara la situation à<br />

celle <strong>de</strong> 1382, lorsque les « Hongrois [alliés <strong>de</strong>s Génois] incendièrent la ville <strong>de</strong> Mestre », la<br />

cité <strong>de</strong> Terre ferme la plus proche <strong>de</strong> Venise 148 .<br />

Les caractéristiques <strong>de</strong> la lagune font <strong>de</strong> la frontière vénitienne un espace difficile à définir.<br />

Comme souvent à l’époque médiévale, cette frontière n’était pas incarnée par une ligne, mais<br />

par un espace vaste, une région à part entière. Les îles <strong>de</strong> la lagune, telles Murano, Torcello,<br />

Burano, faisaient <strong>de</strong> la lagune un espace habité, et non pas seulement un vaste no man’s land.<br />

Sans doute, d’ailleurs, les petites communautés lagunaires s’étant installées sur ces îles<br />

pourraient-elles être considérées comme <strong>de</strong> véritables sociétés <strong>de</strong> frontière et mériteraient<br />

d’être étudiées en ces termes. Une autre spécificité <strong>de</strong> la lagune, bien entendu, est qu’elle<br />

constituait une frontière liqui<strong>de</strong>, donc considérée comme plus sûre, voire inviolable. Ainsi,<br />

l’image d’une ville sans murailles, ni portes – fait exceptionnel pour une ville médiévale –<br />

était constamment utilisée dans les textes <strong>de</strong> l’époque et chaque nouvelle génération <strong>de</strong><br />

chroniqueur reprenait à son gré la métaphore d’une muraille liqui<strong>de</strong>.<br />

La lagune n’était pas pour autant une simple « frontière naturelle », et la typicité<br />

géographique <strong>de</strong> l’espace ne suffisait pas à en expliquer l’importance. Comme tout autre<br />

frontière, elle était aussi, et avant tout, un construit historique. Infranchissable pour qui aurait<br />

voulu attaquer la ville, s’attaquer à sa virginité, combien était-elle perméable aux incessants<br />

trafics entre Venise et Mestre, aux traversées continues <strong>de</strong>s barques et chalands, transportant<br />

les marchandises essentielles à la survie <strong>de</strong> la cité.<br />

En outre, si les eaux saumâtres isolaient la ville aussi bien <strong>de</strong> la Terre ferme que <strong>de</strong> la mer<br />

Adriatique, il serait réducteur <strong>de</strong> voir en Venise une simple île. Certes, certaines <strong>de</strong> ses<br />

caractéristiques géographiques en faisaient un espace insulaire. Mais la ville était aussi et<br />

avant tout la capitale d’un État. Le Stato da mar avait été progressivement constitué à la suite<br />

<strong>de</strong> la Quatrième Croisa<strong>de</strong> en 1204 : les colonies vénitiennes en mer Egée étaient autant <strong>de</strong><br />

territoires qui formaient un Empire ou un État. De ce fait, c’est sans doute davantage au<br />

modèle <strong>de</strong> la cité-État qu’à celui <strong>de</strong> l’île proprement dite que Venise peut être rapprochée et<br />

c’est en ces termes que sa frontière doit être considérée.<br />

Par ailleurs, au-<strong>de</strong>là <strong>de</strong> la lagune, un autre espace s’était progressivement constitué, et Venise<br />

était, à l’image <strong>de</strong>s autres cités-États italiennes <strong>de</strong> la fin du Moyen Âge, protégée par un<br />

système <strong>de</strong> frontière double, relativement caractéristique, constituée <strong>de</strong> lignes successives :<br />

celle qui entourait la ville-capitale d’abord, murailles médiévales dans le cas <strong>de</strong> Florence par<br />

exemple, eaux <strong>de</strong> la lagune dans celui <strong>de</strong> Venise ; puis la frontière du contado dans le cas <strong>de</strong>s<br />

cités toscanes ou lombar<strong>de</strong>s, Terra ferma dans le cas vénitien.<br />

A Venise, la nature <strong>de</strong> cette <strong>de</strong>uxième frontière était étroitement liée à la genèse même du<br />

Stato da terra, c’est-à-dire ce territoire <strong>de</strong> Terre ferme. Jusqu’à la fin du XIV e siècle, Venise<br />

était avant tout la capitale d’un empire maritime, nous l’avons dit. A partir <strong>de</strong>s années 1380,<br />

avec la conquête <strong>de</strong> Trévise, puis celle <strong>de</strong>s villes <strong>de</strong> Padoue, Vicence et Vérone entre 1404 et<br />

1406, Venise <strong>de</strong>vint la capitale d’un vaste État dans la péninsule italienne elle-même. Ce large<br />

espace lui garantit une protection renforcée contre <strong>de</strong>s ennemis potentiels venus <strong>de</strong> l’extérieur.<br />

Il constituait une secon<strong>de</strong> frontière, similaire aux contadi entourant les autres États italiens,<br />

incarnée en une vaste zone tampon entre l’espace originel <strong>de</strong> Venise, la lagune, et le mon<strong>de</strong><br />

extérieur. Les territoires <strong>de</strong> Padoue, Trévise, Vérone ou Brescia <strong>de</strong>vinrent alors part <strong>de</strong> l’État<br />

148 M. Sanudo, I Diarii, 58 volumes, R. Fulin, F. Stefani, N. Barozzi, G. Berchet, M. Allegri (éds.), Venise, 1879-1903 ; 2 e<br />

édition, Bologne, 1989, vol. 17, col. 116-117, 2 octobre 1513, « Noti. Come per le croniche nostre si ha, che Mestre dil 1382<br />

fo brusà una altra volta per Hongari, e poi fo refata per la Signoria nostra: ora è brusata, come ho scripto. »<br />

105


vénitien, même si chaque contado maintenait une relative autonomie, liée aux traditions<br />

propres <strong>de</strong> chaque territoire, et déterminée en partie par le <strong>de</strong>gré d’autorité revendiqué par les<br />

noblesses locales. La Terre ferme était un ensemble disparate, incluant d’une part les gran<strong>de</strong>s<br />

villes jadis indépendantes telles que Padoue, Vicence, Vérone, Brescia et Bergame 149 ; d’autre<br />

part, <strong>de</strong> vastes zones rurales dominées par <strong>de</strong>s seigneurs féodaux, comme par exemple le<br />

Frioul ou le Veronese ; enfin, <strong>de</strong>s milliers <strong>de</strong> villages et <strong>de</strong> petites villes rurales, éparpillés sur<br />

l’ensemble du territoire, et qui conservaient <strong>de</strong>s privilèges ou <strong>de</strong>s statuts communaux. On le<br />

voit donc, peu d’unité ou <strong>de</strong> cohérence dans ce territoire, qui <strong>de</strong>vint pourtant la Terra ferma, le<br />

contado <strong>de</strong> Venise.<br />

Le Stato di Terra ferma nouvellement constitué représentait également un moyen <strong>de</strong> mettre à<br />

distance, et donc <strong>de</strong> renforcer la frontière vénitienne. La conquête <strong>de</strong> la Terre ferme eut lieu<br />

quelques années après la guerre <strong>de</strong> Chioggia et la tragédie qu’avait représenté pour Venise<br />

l’attaque génoise <strong>de</strong> la lagune. L’événement avait-il agi comme un révélateur <strong>de</strong> la fragilité<br />

<strong>de</strong>s défenses vénitiennes ? Nous pourrions en faire l’hypothèse, et considérer dès lors la<br />

conquête <strong>de</strong> la Terre ferme comme une tentative d’éloignement <strong>de</strong> la frontière du voisinage<br />

direct <strong>de</strong> la capitale.<br />

Au début du XVI e siècle, la frontière vénitienne était donc triple : la lagune, la Terre ferme,<br />

puis la frontière proprement dite, le limes, la ligne <strong>de</strong> séparation entre les territoires sous<br />

domination vénitienne et les autres États italiens. En ce sens, le Stato da terra pourrait lui<br />

aussi être perçu comme une vaste société <strong>de</strong> frontière. Qu’en conclure pour l’espace qui nous<br />

intéresse directement, Venise ? Sans doute pourrait-on dire que la ville elle-même n’était pas<br />

à proprement parler une société <strong>de</strong> frontière, mais bien un espace retranché <strong>de</strong>rrière plusieurs<br />

frontières protectrices, qui s’étaient élargies et éloignées avec les siècles et qui faisaient <strong>de</strong> la<br />

Sérénissime un espace toujours mieux défendu contre d’éventuelles menaces extérieures.<br />

Avec la ligue <strong>de</strong> Cambrai, et la guerre qui s’en suivit, la brusque incursion <strong>de</strong>s troupes<br />

ennemies en Terre ferme eut <strong>de</strong>s conséquences majeures sur les caractéristiques <strong>de</strong> la frontière<br />

vénitienne.<br />

La ligue <strong>de</strong> Cambrai : le rapprochement <strong>de</strong> frontière<br />

La guerre <strong>de</strong> la ligue <strong>de</strong> Cambrai constitue, dans l’histoire millénaire <strong>de</strong> la République <strong>de</strong><br />

Venise, un moment <strong>de</strong> rupture d’un grand intérêt du point <strong>de</strong> vue historique. Le système <strong>de</strong><br />

frontières multiples que nous venons <strong>de</strong> décrire ne suffit plus et la lagune se retrouva menacée<br />

par <strong>de</strong>s troupes étrangères.<br />

Un lent processus aboutit à la constitution <strong>de</strong> la ligue, signée le 10 décembre 1508, entre le roi<br />

<strong>de</strong> France, l’empereur, le roi d’Aragon, et les ducs <strong>de</strong> Ferrare, Mantoue et Urbino 150 .<br />

L’alliance, initialement <strong>de</strong>stinée à contrer les Ottomans, se transforma rapi<strong>de</strong>ment en une<br />

vaste coalition contre Venise, rejointe par le pape Jules II au début <strong>de</strong> l’année 1509. La guerre<br />

ne vit un terme qu’en 1516, grâce au concordat <strong>de</strong> Bologne. Ces huit années <strong>de</strong> conflit virent<br />

l’alternance <strong>de</strong> phases plus favorables aux troupes vénitiennes, <strong>de</strong> moments critiques et <strong>de</strong><br />

défaites retentissantes, durant lesquels les villes <strong>de</strong> Vénétie et <strong>de</strong> Lombardie furent disputées<br />

par les <strong>de</strong>ux camps ennemis.<br />

Le 14 mai 1509, les coalisés <strong>de</strong> la ligue l’emportèrent contre l’armée mercenaire <strong>de</strong> Venise à<br />

Agna<strong>de</strong>llo, à quelques kilomètres <strong>de</strong> Bergame. Les jours suivants, toute la Terre ferme<br />

vénitienne fut perdue. De nombreuses villes sous domination vénitienne se rebellèrent contre<br />

149 E. Muir, « Was There Republicanism in the Renaissance Republics ? Venice after Agna<strong>de</strong>llo », Venice Reconsi<strong>de</strong>red. The<br />

History and Civilization of an Italian City-State, 1297-1797, J. Martin, D. Romano (éds.), Baltimore, 2000, p. 137-167.<br />

150 F. Gilbert, « Venice in the Crisis of the League of Cambrai », Renaissance Venice, J. R. Hale (éd.), Londres, 1973, p. 274-<br />

292 ; M. E. Mallett, « Venezia e la politica italiana 1454-1530 », Storia di Venezia. Dalle origini alla caduta <strong>de</strong>lla<br />

Serenissima, Tome IV, Il Rinascimento. Politica e cultura, A. Tenenti, U. Tucci (éds.), Rome, 1996, p. 245-310 ; E. Muir,<br />

« Was There Republicanism… », art. cité. Voir également G. dalla Santa, La lega di Cambrai e gli avvenimenti <strong>de</strong>ll’anno<br />

1509 <strong>de</strong>scritti da un mercante veneziano contemporaneo, Venise, 1903.<br />

106


la tutelle <strong>de</strong> la capitale, sous l’influence <strong>de</strong>s noblesse locales hostiles. Les années qui suivirent<br />

furent marquées par une progressive reconquête <strong>de</strong> ces territoires et une situation plus<br />

favorable pour Venise. Néanmoins, l’année 1513 marqua une nouvelle étape dans la<br />

progression <strong>de</strong>s coalisés, qui se réemparèrent d’une gran<strong>de</strong> part <strong>de</strong> la Terre ferme. Cette<br />

année-là, Mestre fut prise et brûlée. Enfin, le printemps 1516 vit les <strong>de</strong>rniers efforts <strong>de</strong> Venise<br />

pour reconquérir ses territoires couronnés <strong>de</strong> succès, avec la signature, le 18 août 1516, du<br />

concordat <strong>de</strong> Bologne.<br />

Les guerres n’avaient cessé dans l’empire maritime <strong>de</strong>puis le XIII e siècle. La poussée<br />

ottomane, au XV e siècle, avait considérablement menacé les possessions vénitiennes en<br />

Méditerranée, en culminant avec la prise <strong>de</strong> Constantinople. Toutefois, jamais la capitale<br />

n’avait directement subit les effets <strong>de</strong> la guerre, et jamais les habitants <strong>de</strong> Venise n’avaient<br />

fait une telle expérience <strong>de</strong> la guerre. Les événements <strong>de</strong> 1508-1516 marquèrent donc une<br />

rupture, en particulier dans la perception du phénomène à l’échelle collective.<br />

La conquête par les ennemis d’une gran<strong>de</strong> partie <strong>de</strong>s territoires <strong>de</strong> Terre ferme plaça la lagune<br />

dans une situation <strong>de</strong> danger immédiat. La frontière du territoire vénitien était désormais aux<br />

portes <strong>de</strong> la lagune. En 1513 en particulier, lorsque les troupes ennemies se réemparèrent <strong>de</strong>s<br />

territoires et qu’ils dévastèrent Mestre, les habitants <strong>de</strong> la lagune purent faire l’expérience<br />

directe et « sensorielle » <strong>de</strong> la guerre. Les documents révèlent combien ce rapprochement<br />

géographique était perceptible dans la ville.<br />

D’une part, les nouvelles circulaient rapi<strong>de</strong>ment à Venise. Si l’abondance d’information était<br />

bien une constante dans le dispositif politique vénitien, les années <strong>de</strong> guerre virent un<br />

renforcement dans ce dispositif. Plus les troupes étrangères se rapprochaient, et plus les<br />

nouvelles <strong>de</strong> leur avancée parvenaient rapi<strong>de</strong>ment à Venise 151 . De nombreux réseaux étaient<br />

activés pour informer les institutions et les gouvernants <strong>de</strong> la menace imminente 152 . En<br />

septembre 1513, par exemple, les ennemis avaient atteint les rives <strong>de</strong> la Brenta, et la nouvelle<br />

parvint par le biais <strong>de</strong> bateliers, barcaruoli, en provenance <strong>de</strong> Padoue 153 . Lorsque les ennemis<br />

furent à Mestre, il suffit <strong>de</strong> traverser la lagune pour informer la ville toute entière <strong>de</strong> la réalité<br />

<strong>de</strong> la menace.<br />

Dès lors, les batailles et manifestations violentes <strong>de</strong> la guerre <strong>de</strong>venaient directement<br />

perceptibles à Venise. Le rapprochement géographique <strong>de</strong> la frontière était manifeste. Pour<br />

s’en tenir au témoignage du chroniqueur Marino Sanudo, il est fascinant <strong>de</strong> voir son<br />

appréhension s’incarner dans son expérience sensorielle <strong>de</strong> la guerre. Il avait très précisément<br />

la perception <strong>de</strong> la menace que représentait la guerre. A la fin du mois <strong>de</strong> septembre 1513, il<br />

lui suffit <strong>de</strong> monter en haut du campanile pour apercevoir la Terre ferme en feu 154 . Les<br />

maisons brûlées par l’ennemi l’étaient à seulement quelques kilomètres <strong>de</strong> Venise : Mestre et<br />

Marghera, déjà à cette époque considérées comme <strong>de</strong>ux villes aux avant-poste <strong>de</strong> Venise<br />

étaient directement attaquées 155 . En octobre, le chroniqueur raconta comment, <strong>de</strong>puis Venise<br />

151 Voir plusieurs mentions en août 1519 : M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 9, col. 1, 1 er août 1509 ; col. 11 ; col. 32; col. 49.<br />

152 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 9, col. 331, novembre 1509.<br />

153 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 17, col. 99, 29 septembre 1513, « Se intese, per via di barcaruoli, vien di Padoa, come in<br />

questa note è stà preso da i nimici 4 barche di Padoa andava a Padoa, e fate arivar: sichè zà ditti inimici sono venuti sopra le<br />

rive di la Brenta. »<br />

154 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 17, col. 102, 29 septembre 1513, « E u<strong>de</strong>ndo queste voce <strong>de</strong> fuogi, per ve<strong>de</strong>r la verità<br />

andai fino in zima dil campanil di San Marco, che si fa nuovo la zima, a hore 22, et vici le grandissime cru<strong>de</strong>ltà fanno i<br />

nimici, che si fusseno turchi non fariano pezo. Prima vidi fuogi grandissimi verso le Gambarare, poi in l’osteria di Liza<br />

Fusina e altre case, e al Moranzan, e per tutto si ve<strong>de</strong>ano fuogi grandissimi con gran fumi, a<strong>de</strong>o vidi il sol a hore 23 tutto<br />

rosso che pareva sangue per il fumo di tanti incendi; vi andono assà brigate a ve<strong>de</strong>r ditti fuogi. Et se intese per la terra il<br />

campo inimico pasava la Brenta, vanno brusando per tutto, et questa note bruserano Mestre e tutte le ville e case e altro che<br />

troverano; et non si fa una provision ! »<br />

155 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 17, col. 108, 30 spetembre 1513, « Hor ozi i nemici venuti in Miran, hanno passà <strong>de</strong> li<br />

via, e sono venuti di longo per alozar questa note a Mestre ; e zà ve<strong>de</strong> fuogi graudissimi a Margera che brusano per tutto,<br />

quelle osterie vien brusa<strong>de</strong>, etc. »<br />

107


et le campanile <strong>de</strong> San Zulian, il vit à nouveau la Terre ferme en flammes 156 . Un petit groupe<br />

<strong>de</strong> Vénitiens s’embarqua également afin <strong>de</strong> traverser la lagune pour aller voir directement les<br />

conséquences <strong>de</strong> telles violences 157 . Durant ces semaines terribles, les Vénitiens virent et<br />

sentirent la guerre comme un événement proche 158 . Ils entendirent les coups <strong>de</strong> canon portés à<br />

quelques kilomètres <strong>de</strong> la ville 159 .<br />

Cette perception sensorielle <strong>de</strong> la guerre, phénomène inédit pour <strong>de</strong>s Vénitiens habitués à la<br />

protection naturelle <strong>de</strong> la lagune, apparaît bien comme une conséquence typique du<br />

rapprochement <strong>de</strong> la frontière. Cette proximité faisait <strong>de</strong>s Vénitiens les témoins directs d’une<br />

guerre qui les effrayait. On observe ici, dans le cas <strong>de</strong> Venise, l’une <strong>de</strong>s caractéristiques <strong>de</strong>s<br />

sociétés <strong>de</strong> frontière : la possibilité <strong>de</strong> voir et percevoir la présence <strong>de</strong> l’autre.<br />

Et en effet, le péril était perceptible et perçu par tous, et les conséquences à l’intérieur <strong>de</strong> la<br />

société vénitienne furent multiples.<br />

Conflits et tensions au sein <strong>de</strong> la société vénitienne<br />

Dans les sociétés mo<strong>de</strong>rnes et contemporaines, l’une <strong>de</strong>s figures classiques <strong>de</strong> riposte à la<br />

guerre est sans doute celle <strong>de</strong> l’union sacrée, <strong>de</strong> la cohésion affichée face aux menaces<br />

extérieures. De la même façon, les sociétés <strong>de</strong> frontière sont souvent considérées comme le<br />

lieu <strong>de</strong> repli <strong>de</strong> populations conscientes <strong>de</strong>s dangers potentiels provenant <strong>de</strong> l’extérieur.<br />

Néanmoins, comme cela a été suggéré par les organisateurs du colloque, il ne faudrait pas<br />

pour autant nier la dimension conflictuelle évi<strong>de</strong>mment présente dans ce type <strong>de</strong> sociétés.<br />

Nous voudrions donc à présent étudier différents conflits, sociaux et politiques qui se<br />

manifestèrent à Venise durant les années 1508-1516, déterminer dans quelle mesure ils furent<br />

déterminants dans le fonctionnement <strong>de</strong> la société et en quoi la proximité <strong>de</strong> la frontière<br />

favorisa leur apparition.<br />

Nous nous concentrerons ici sur <strong>de</strong>s conflits d’ordre conjoncturel, directement provoqués par<br />

la proximité temporaire <strong>de</strong> la frontière. Par conséquent, nous avons écarté <strong>de</strong> notre étu<strong>de</strong> les<br />

conflits <strong>de</strong> type structurel, inhérents au fonctionnement <strong>de</strong> la société, relevant <strong>de</strong> tensions à<br />

plus long terme, qui participent, au même titre que <strong>de</strong> nombreuses autres structures sociales,<br />

au fonctionnement <strong>de</strong> la société et d’une certaine façon à sa stabilité. Venise ne faisait pas<br />

exception, et les conflits entre le pouvoir politique et l’Eglise, entre les nobles et les<br />

bourgeois, entre les habitants <strong>de</strong> San Nicolo à l’ouest et ceux <strong>de</strong> Castello à l’est étaient autant<br />

<strong>de</strong> formes <strong>de</strong> relations sociales parfaitement intégrées dans le tissu social <strong>de</strong> la ville.<br />

156 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 17, col. 113, 1 er octobre 1513, « Noto. Ozi si vete fuogi grandissimi verso Mestre a le<br />

pala<strong>de</strong>, et io fui fin a San Zulian con sier Zuan Zorzi qu. sier Jacopo et altri, e primo vidi li inimici a cavalo su l’arzere, tutti<br />

in arme bianche, che essendo lontani ancora molto luzevano; vidi fuogo in le pala<strong>de</strong>, zoè di Tombelo, San Martin <strong>de</strong> Strà;<br />

sentii e vidi trar assa’ artelarie grosse di falconeti verso Venexia per disprecio, che altro non potevano far, qual andoe le<br />

balote in aqua poco lontan di le nostre barche e di San Segondo, e tutavia il fuogo ar<strong>de</strong>va. Se intese erano to<strong>de</strong>schi che vanno<br />

fazando questi incendi e non voleno ve<strong>de</strong>r Venecia, tanto odio hanno, et sono venuti nudando tre a brusar la pallà di Tombelo<br />

ch’è in aqua, et io la vidi brusar, che mi parse gran cossa; portono il bati fuogo con loro e intrati in la pallà i la brusono, che si<br />

nostri fuseno stà valenti homeni, poteva obstar con la artelaria. »<br />

157 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 17, col. 121, 2 octobre 1513, « In questo zorno, poi partito il campo di Mestre, alcune<br />

barche con persone andono fino a Margera a ve<strong>de</strong>r gli incendi, et altri fino a Mestre, e trovono carnazi crudi et altro che<br />

questi poltroni avia lassato, et è restà in piedi solum le chiexie e la caxa di la pieve di San Lorenzo, ch’è il beneficio dil fio di<br />

sier Michiel Trivixan, l’osteria di la Corona, e la casa di Sanudi nostri zermani, la qual è sta varentada in questo modo. »<br />

158 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 17, col. 108, 30 septembre 1513, « Io andai in cao di Canareio, perchè fui nominato di la<br />

zonta, e non potei andar a Consejo, e vidi fuogi grandissimi a Margera, e tutte le rive di Canareio erano piene di persone a<br />

ve<strong>de</strong> li villani con femene, puti e robe su le straed; era gran compassion, ne si ve<strong>de</strong>a provision alcuna, che in questi casi saria<br />

di esser facte grandissime provision. Dio volesse fussi in Colegio, come 7 volte son stato savio ai or<strong>de</strong>ni, che aricoredia assa’<br />

provision; ma nulla si feva, e a Mestre questa nocte, e si dice doman si leverano e bruserano Mestre. »<br />

159 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 17, col. 116-117, 2 octobre, « La matina per tempo si senti trar molte artelarie grosse.<br />

Fono i nimici a Mestre, come dirò di soto; et io le udii di caxa mia, e se intese certissimo i nimici questa matina levati di<br />

Mestre, aver posto fuogo in tutto Mestre e li borgi, zoè cadaun in le caxe dove erano alozati aver ficato fuogo, sichè tutto<br />

Mestre brusava, e si ve<strong>de</strong>va fumi grandissimi. Andai in campaniel di San Marco per ve<strong>de</strong>r, vidi di fumi, e tutti coreva per<br />

ve<strong>de</strong>r biastemando i nemici, e lep oche provision si fanno: è questo zorno di anniversario duo<strong>de</strong>cimo e morando: in tal matina<br />

fo brusà Mestre, e sentite artellarie grosse <strong>de</strong> i nimici verso San Segondo. Le monache questa note si voleano partir dubitando<br />

star li, ma pur ve<strong>de</strong>ndo 4 barch longe e altre barche a San Zulian, steteno sal<strong>de</strong>, ma ebbeno grandissima paura. »<br />

108


Les conflits conjoncturels étaient plus imprévisibles, et généralement d’échelle restreinte. Ils<br />

étaient souvent liés aux conflits structurels et leur origine étaient en général la même. Mais il<br />

s’agissait <strong>de</strong> conflits aux modalités plus rapi<strong>de</strong>s, dont les règlements l’étaient également.<br />

Enfin, ils étaient plus imprévisibles, et si l’on peut faire l’hypothèse que l’État ou l’élite<br />

contrôlaient relativement bien les conflits structurels (discours, ritualisation, etc.), il semble<br />

que ces conflits conjoncturels aient davantage échappé au contrôle public. Ils sont <strong>de</strong> ce fait<br />

plus intéressants à étudier pour comprendre le fonctionnement du lien social à Venise.<br />

La guerre et la présence <strong>de</strong>s troupes étrangères dans le Stato di Terra ferma provoquèrent <strong>de</strong><br />

nombreux phénomènes inédits à Venise que les gouvernants et les habitants <strong>de</strong> la cité durent<br />

apprendre à gérer. En premier lieu, l’arrivée <strong>de</strong>s troupes impériales et la violence <strong>de</strong>s combats<br />

entraînèrent le déplacement <strong>de</strong>s habitants <strong>de</strong>s provinces vénètes et lombar<strong>de</strong>s sous domination<br />

vénitienne 160 . Suivant la progression <strong>de</strong>s troupes, et fuyant <strong>de</strong>vant l’ennemi, les habitants <strong>de</strong><br />

Terre ferme cherchèrent la protection <strong>de</strong> Venise en se rapprochant toujours plus <strong>de</strong> la cité 161 .<br />

Réfugiés dans <strong>de</strong>s zones proches <strong>de</strong> la lagune, en particulier à Mestre, ces populations furent<br />

amenées à la franchir afin <strong>de</strong> se réfugier à Venise 162 . De nombreux documents et chroniques<br />

racontent alors l’arrivée en masse, dans la cité, <strong>de</strong> ces familles <strong>de</strong> paysans.<br />

La présence <strong>de</strong>s populations <strong>de</strong> Terre ferme dans la capitale <strong>de</strong> l’État vénitien n’était pas en<br />

soi un phénomène entièrement nouveau. Dans le contexte d’expansion manufacturière et<br />

industrielle du XV e siècle, la main d’œuvre non qualifiée était bien souvent recrutée parmi ces<br />

populations. En outre, certains artisans plus qualifiés avaient également trouvé à Venise un<br />

espace propice pour le développement <strong>de</strong> leurs activités 163 . Certaines communautés italiennes,<br />

tels que les Bergamasques, résidaient dans la lagune <strong>de</strong> façon stable 164 . La question <strong>de</strong> leur<br />

statut <strong>de</strong>meure complexe. Il est en effet difficile <strong>de</strong> savoir exactement quel était leur statut<br />

« légal », en particulier dans le cas <strong>de</strong>s popolani, étant entendu que la plupart <strong>de</strong>s habitants <strong>de</strong><br />

Venise ne jouissaient pas non plus d’un statut particulier, et qu’il était <strong>de</strong> ce fait difficile <strong>de</strong><br />

distinguer un simple popolano d’origine vénitienne d’un autre d’origine étrangère. Une<br />

législation complexe régulait néanmoins l’arrivée et le séjour <strong>de</strong>s populations « étrangères »<br />

dans la cité.<br />

Au début du XVI e siècle, au moment <strong>de</strong> la guerre <strong>de</strong> la ligue <strong>de</strong> Cambrai, l’arrivée <strong>de</strong>s<br />

populations <strong>de</strong> Terre ferme changea totalement <strong>de</strong> nature. Le flux <strong>de</strong>vint massif. A en croire<br />

les chroniqueurs et les textes officiels, les places et les rues <strong>de</strong> Venise furent rapi<strong>de</strong>ment<br />

occupées par <strong>de</strong>s familles, hommes, femmes et enfants s’installant dans les espaces publics <strong>de</strong><br />

la ville dans l’attente d’une situation meilleure. La présence difficilement contrôlable <strong>de</strong> ces<br />

populations « étrangères » était bien une preuve supplémentaire que la frontière était<br />

désormais aux portes <strong>de</strong> Venise, à l’orée <strong>de</strong> cette lagune réputée infranchissable.<br />

L’accueil réservé aux réfugiés fut néanmoins relativement favorable. Le discours officiel ne<br />

prit généralement pas une forme <strong>de</strong> rejet. Rapi<strong>de</strong>ment, la pitié et la nécessaire « solidarité »<br />

l’emportèrent. Les termes visant à désigner ces « réfugiés » étaient à ce titre révélateurs. Les<br />

chroniqueurs M. Sanudo et G. Priuli, <strong>de</strong> même que les décrets officiels dont nous disposons,<br />

160 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 9, col.44, 10 août 1509 ; ibid., vol. 17, col. 94, 27 septembre 1513, « E da saper, tutto il<br />

Piovà è in fuga, tutti coreno a le basse a Monte Alban, e assaissime zente et animali: et molti zentihomeni erano a le so ville<br />

sono stati in pericolo grandissimo, parte è zonti, parte non si sa di loro. »<br />

161 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 17, col. 112, 1 er octobre 1513, « Di Treviso, di sier Sebastian Moro po<strong>de</strong>stà et caitanio,<br />

di eri sera, vene letere. Come erano venuti li villani 2000, et più saria venuti si non era questi disturbi di fuzer li avanti, e<br />

come ha ricevuto li danari mandatoli et dato a le zente, et ne bisogna di altri, per le cose occorente pagar fanti e villani. »<br />

162 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 17, col. 99, 29 septembre 1513, « A Liza Fusina è pien di persone che fuzeno; è una<br />

pietà a ve<strong>de</strong>r e li animali et villani. Si manda barche a levarli, ma si stenta per li sechi grandi. »<br />

163 L. Molà, La comunità <strong>de</strong>i Lucchesi a Venezia. Immigrazione e industria <strong>de</strong>lla seta nel tardo Medioevo, Venise, 1994.<br />

164 L. Molà, R. C. Mueller, « Essere straniero a Venezia nel tardo Medioevo: accoglienza e rifiuto nei privilegi di cittadinanza<br />

e nelle sentenze criminali », Le migrazioni in Europa, secc. XIII-XVIII, S. Cavaciocchi éd., Florence, 1994, p. 839-851. Sur<br />

les Bergamasques, voir également D. Romano, Housecraft and Statecraft, Domestic Service in Renaissance Venice, 1400-<br />

1600, Baltimore, Londres, 1996.<br />

109


font mention <strong>de</strong> contadini, poveri rustici, villani fi<strong>de</strong>lissimi 165 . On remarque, d’une part,<br />

l’abondance d’adjectifs insistant sur la précarité <strong>de</strong> la situation <strong>de</strong> ces individus, pauvres gens<br />

qui parvenaient à Venise sans aucune ressource 166 . D’autre part, cette qualification <strong>de</strong><br />

« paysan » est particulièrement intéressante car elle révèle une perception en creux <strong>de</strong> ces<br />

populations qui incarnent une « anti-i<strong>de</strong>ntité », le pendant du statut citadin et citoyen <strong>de</strong>s<br />

populations vénitiennes. Malgré cela, il n’y eut officiellement pas d’expression <strong>de</strong> rejet ou<br />

d’hostilité. Peu d’étu<strong>de</strong>s ont néanmoins porté sur les réactions et les conséquences pratiques<br />

<strong>de</strong> ces événements, et au-<strong>de</strong>là <strong>de</strong> ce discours public <strong>de</strong> clémence et <strong>de</strong> pitié, peut-être pourraiton<br />

trouver mentions d’éventuelles résistances ou d’hostilités <strong>de</strong> la part <strong>de</strong>s habitants <strong>de</strong><br />

Venise.<br />

Un facteur important entrait toutefois en considération dans la perception que les Vénitiens<br />

avaient <strong>de</strong> la présence <strong>de</strong> ces populations réfugiées : celui <strong>de</strong> la fidélité qu’elles avaient<br />

exprimée et manifestée lors <strong>de</strong> l’avancée <strong>de</strong>s troupes <strong>de</strong>s coalisés. Depuis le XV e siècle et la<br />

conquête <strong>de</strong> la Terre ferme, la fidélité <strong>de</strong>s paysans et leur soumission à la capitale étaient <strong>de</strong>s<br />

thèmes récurrents du discours politique. En effet, avant la conquête, les populations étaient<br />

sous la domination d’élites locales avec lesquelles ils entretenaient <strong>de</strong>s relations <strong>de</strong><br />

soumission politique et économique caractéristiques du XIV e siècle. Venise se surajouta à ce<br />

dispositif, en instaurant un <strong>de</strong>gré supplémentaire d’autorité, mais les noblesses locales ne<br />

parvinrent jamais à acquérir un statut équivalent à celui <strong>de</strong> la noblesse <strong>de</strong> la capitale, et<br />

<strong>de</strong>vinrent donc <strong>de</strong> ce fait soumises à celle-ci. La hiérarchie se complexifiait donc et une<br />

nouvelle autorité pouvait désormais être invoquée en cas <strong>de</strong> conflits. Les communautés<br />

rurales n’y manquèrent pas et c’est ainsi que progressivement, s’accrut l’hostilité entre<br />

noblesses locales et noblesse vénitienne.<br />

Durant la guerre, celles-là firent donc rapi<strong>de</strong>ment le choix <strong>de</strong> l’envahisseur. De nombreux<br />

nobles padouans, véronais ou trévisans soutinrent l’offensive <strong>de</strong>s troupes étrangères, ce qui<br />

leur valut procès et jugements à Venise, une fois la guerre terminée. Pour les populations<br />

rurales, et les popolani <strong>de</strong>s villes soumises, la guerre fut l’occasion <strong>de</strong> manifester leur<br />

attachement à la capitale et leur préférence pour la classe gouvernante vénitienne. Dans cette<br />

configuration politique curieuse, les paysans affirmèrent leur fidélité absolue à la capitale 167 .<br />

Ainsi les chroniqueurs se délectaient-ils du récit <strong>de</strong> ces troupes alleman<strong>de</strong>s ou françaises face<br />

à <strong>de</strong>s foules paysannes les accueillant aux cris <strong>de</strong> « Marco ! Marco ! » Cet attachement à la<br />

République, cette expression d’une fidélité « sincère » et affichée ont sans aucun contribué à<br />

la réaction plutôt favorable <strong>de</strong>s gouvernants – et par voie <strong>de</strong> conséquence <strong>de</strong>s populations<br />

vénitiennes – face à l’afflux <strong>de</strong>s populations <strong>de</strong> Terre ferme dans la capitale.<br />

Ce fut une autre communauté « étrangère » qui se vit la cible <strong>de</strong>s accusations vénitiennes. Les<br />

Juifs <strong>de</strong> Venise, à cette époque, <strong>de</strong>vinrent en effet l’objet <strong>de</strong> plusieurs lois visant à limiter leur<br />

circulation et installation dans la ville et c’est ainsi qu’en 1516, après huit années <strong>de</strong> guerre, le<br />

premier ghetto d’Europe fut créé 168 .<br />

Les documents révèlent le renforcement <strong>de</strong> l’hostilité contre les Juifs durant ces années. Il<br />

n’est pas dans mon propos <strong>de</strong> revenir ici sur la genèse du ghetto. Une littérature<br />

particulièrement riche et intéressante existe à ce sujet 169 . Toutefois, il convient, pour le cas qui<br />

165 G. Priuli, I Diarii (diario veneto), 1494-1512, A. Segre, R. Cessi (éds.), dans Rerum Italicarum Scriptores, t. XXIV,<br />

parte 3, Città di Castello-Bologna, 1912-1938, vol. IV, p. 248. Voir parmi <strong>de</strong> très nombreux exemples M. Sanudo, I Diarii,<br />

op. cit., vol. 17, col. 99, 29 septembre 1513 ; col. 108.<br />

166 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 17, col. 99, 29 septembre 1513, « è una pietà a ve<strong>de</strong>r e li animali et villani. »<br />

167 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 9, col. 39-40.<br />

168 Rappelons que le mot même est un mot vénitien se rapportant à l’ilôt sur lequel était circonscrite la communauté juive <strong>de</strong><br />

Venise.<br />

169 R. C. Davis, B. Ravid, The Jews of early mo<strong>de</strong>rn Venice, Baltimore, 2001 ; B. Ravid, « The Religious, Economic, and<br />

Social Background and Context of the Establishment of the Ghetti of Venice », Gli Ebrei e Venezia, secoli XIV-XVIII, G.<br />

Cozzi (éd.), Milan, 1987, p. 211-260.<br />

110


nous intéresse, <strong>de</strong> relier plutôt le phénomène aux tensions <strong>de</strong>s années 1508-1516. Au XV e<br />

siècle, <strong>de</strong>s lois successives avaient cherché à limiter la durée autorisée <strong>de</strong> la pério<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

rési<strong>de</strong>nce <strong>de</strong>s Juifs dans la lagune, en particulier à la fin du siècle, quand <strong>de</strong> nombreux Juifs<br />

expulsés <strong>de</strong> la péninsule ibérique arrivèrent en Italie et en particulier dans la région <strong>de</strong> Venise.<br />

Les gouvernants <strong>de</strong> la Sérénissime alternaient un discours d’hostilité résultant d’une tradition<br />

chrétienne d’antisémitisme et un pragmatisme politique et économique lié à la conscience<br />

qu’ils avaient <strong>de</strong> la nécessité <strong>de</strong>s prêteurs juifs dans la cité. Dans les années qui précédèrent la<br />

ligue <strong>de</strong> Cambrai, force est <strong>de</strong> constater que malgré les protestations répétées <strong>de</strong> certains<br />

gouvernants et marchands, les Juifs pouvaient rési<strong>de</strong>r à Venise pour <strong>de</strong>s pério<strong>de</strong>s relativement<br />

longues, et surtout pratiquer leurs activités <strong>de</strong> prêt et <strong>de</strong> change. Certaines restrictions<br />

théoriques existaient pourtant et c’était à Mestre que les Juifs auraient dû pratiquer leurs<br />

activités bancaires.<br />

Lorsque la guerre commença, les Juifs qui résidaient en Terre ferme suivirent les mêmes<br />

déplacements que le reste <strong>de</strong>s populations <strong>de</strong> Terre ferme, et ils furent nombreux à arriver à<br />

Venise. Selon le chroniqueur Marino Sanudo, il étaient 500 en 1511, et 700 en 1516 170 .<br />

Durant ces années, la taxe annuelle due par la communauté ne cessa également d’augmenter.<br />

A partir <strong>de</strong> 1513, une nouvelle loi les autorisa à pratiquer leurs activités financières dans la<br />

ville, ainsi qu’à participer à un marché florissant <strong>de</strong> vente <strong>de</strong> vêtements et d’objets d’occasion.<br />

L’hostilité exprimée contre la communauté juive <strong>de</strong> Venise connut durant ces années une<br />

intensification certaine. Certains Juifs dit « allemands », c’est-à-dire les ashkénazes, résidant<br />

en Terre ferme, furent par exemple accusés <strong>de</strong> participer aux exactions aux côtés <strong>de</strong>s troupes<br />

impériales 171 . On reconnaît là un phénomène classique <strong>de</strong> rejet <strong>de</strong>s communautés juives,<br />

instrumentalisé par <strong>de</strong>s acteurs en situation précaire 172 .<br />

La décision <strong>de</strong> circonscrire les Juifs dans un espace clos et contrôlé peut dès lors être<br />

interprétée comme l’affirmation d’un zèle religieux associée à la nécessité <strong>de</strong> gar<strong>de</strong>r à Venise<br />

une population dont le rôle économique était essentiel. L’historien américain Robert Finlay a<br />

montré l’étroite relation entre la création du ghetto au printemps 1516 et la progression <strong>de</strong>s<br />

troupes étrangères dans la Terre ferme vénitienne. Selon lui, la décision finale d’instituer un<br />

tel lieu qui marquait plus formellement la ségrégation entre juifs et chrétiens avait été en<br />

gran<strong>de</strong> partie déterminée par la nécessité <strong>de</strong> réagir politiquement face à la dangereuse<br />

offensive menée par les coalisés. Selon Robert Finlay, l’hostilité contre les Juifs, déjà<br />

importante en 1515, n’avait donné lieu à aucune décision sérieuse concernant leur rési<strong>de</strong>nce,<br />

en raison <strong>de</strong> la situation encore relativement favorable aux troupes vénitiennes sur le plan<br />

militaire. En 1516, avant la signature du concordat <strong>de</strong> Bologne, les troupes étrangères firent<br />

une ultime tentative <strong>de</strong> reprendre les terres vénitiennes. Dans l’urgence, et comme pour<br />

transférer sur une autre communauté les tensions provoquées par une situation <strong>de</strong> guerre, le<br />

ghetto fut créé.<br />

Il serait risqué <strong>de</strong> proposer d’un tel événement une explication trop fonctionnaliste, mais la<br />

simultanéité <strong>de</strong>s événements semble toutefois pertinente. Certes, la fondation du ghetto à<br />

Venise s’inscrivait dans l’histoire plus ancienne et aux enjeux bien plus vastes <strong>de</strong>s relations<br />

entre juifs et chrétiens à l’époque médiévale, en particulier dans une cité où l’activité<br />

économique était florissante. Néanmoins, cette fondation était également à replacer dans le<br />

contexte <strong>de</strong> la guerre, et <strong>de</strong> la nécessité, pour <strong>de</strong>s gouvernants menacés et en difficulté, <strong>de</strong><br />

diriger les éventuelles formes d’hostilité collective vers un ennemi commun. Cette<br />

désignation <strong>de</strong>s coupables, les boucs émissaires, était pratique courante dans ce contexte <strong>de</strong><br />

crise et <strong>de</strong> fragilité politique 173 . Face à une menace externe ou interne, on le sait, la mise à<br />

170 R. Finlay, « The Foundation of the Ghetto: Venice, the Jews, and the War of the League of Cambrai », Proceedings of the<br />

American Philosophical Society, v. 126, 1982, p. 140-154.<br />

171 G. Priuli, I Diarii, op. cit., vol. IV, p. 253.<br />

172 D. Niremberg, Communities of violence : persecution of minorities in the Middle Ages, Princeton, 1996.<br />

173 Voir l’ouvrage classique <strong>de</strong> R. Girard, Le bouc émissaire, Paris, 1982.<br />

111


l’écart d’individus est un phénomène banal, qui s’accompagne en générale d’accusations plus<br />

ou moins graves visant à faire porter à certains la responsabilité <strong>de</strong>s difficultés politiques ou<br />

économiques du moment. A Venise, au cours <strong>de</strong> la guerre <strong>de</strong> la ligue <strong>de</strong> Cambrai, les Juifs<br />

furent en quelque sorte le premier groupe <strong>de</strong> population à faire les frais <strong>de</strong> la nécessaire<br />

désignation <strong>de</strong> coupables. Néanmoins, même si certains discours dénonçant la complicité <strong>de</strong>s<br />

Juifs avec les troupes impériales, voire leur trop gran<strong>de</strong> richesse, il était difficile <strong>de</strong> les<br />

accuser directement <strong>de</strong>s défaites successives.<br />

Dès lors, les Juifs ne furent pas les seuls à <strong>de</strong>voir endosser l’hostilité collective d’un<br />

gouvernement et d’une population menacés, et d’autres tensions apparurent au sein <strong>de</strong> la<br />

communauté vénitienne.<br />

A l’intérieur même du groupe patricien, la classe dirigeante et nobiliaire <strong>de</strong> Venise, <strong>de</strong> graves<br />

tensions apparurent en effet. Les difficultés économiques qui accompagnèrent la guerre furent<br />

pour beaucoup dans les dissensions et les scandales politiques qui divisèrent le patriciat à<br />

cette époque. Les besoins financiers <strong>de</strong> la Sérénissime <strong>de</strong>vinrent en effet particulièrement<br />

importants, et la première préoccupation <strong>de</strong>s gouvernants fut d’augmenter les revenus <strong>de</strong><br />

l’État.<br />

En premier lieu, les citoyens les plus riches, nobles et non-nobles, furent sollicités et une série<br />

d’emprunts forcés et volontaires fut instituée, dont la fréquence s’intensifia après<br />

Agna<strong>de</strong>llo 174 . Les patriciens n’étaient pas, à Venise, exemptés du paiement <strong>de</strong> l’impôt, et bien<br />

au contraire, on attendait d’eux qu’ils soient les premiers contribuables <strong>de</strong> la cité.<br />

L’imbrication entre les pouvoirs économique et politique donnait lieu à une sorte <strong>de</strong> « civisme<br />

fiscal » : payer les taxes commerciales et acheter les bons d’État faisaient partie <strong>de</strong> la<br />

« mission publique » <strong>de</strong>s patriciens, à tel point que lorsqu’ils ne pouvaient plus payer, ils se<br />

voyaient « exclus » du Grand Conseil, l’assemblée à laquelle appartenaient <strong>de</strong> droit tous les<br />

patriciens <strong>de</strong> plus <strong>de</strong> 18 ans.<br />

En 1509, les emprunts forcés et l’émission <strong>de</strong> bons d’État se multiplièrent 175 . La situation<br />

économique n’était pas particulièrement favorable, et <strong>de</strong> nombreux patriciens eurent alors <strong>de</strong><br />

sérieuses difficultés à s’acquitter <strong>de</strong>s sommes réclamées 176 . En octobre 1513, le doge fit un<br />

discours <strong>de</strong>vant le Grand Conseil rappelant la nécessité pour les patriciens <strong>de</strong> contribuer<br />

financièrement à la guerre 177 . Nous disposons également d’une liste datant <strong>de</strong> 1515, qui<br />

présente la contribution <strong>de</strong> chaque gran<strong>de</strong> casa patricienne, ce qui révèle bien l’importance<br />

que représentait la mobilisation fiscale pour la classe dirigeante vénitienne 178 .<br />

Rapi<strong>de</strong>ment, ces <strong>de</strong>man<strong>de</strong>s répétées et incessantes <strong>de</strong> fonds provoquèrent <strong>de</strong>s tensions au sein<br />

du patriciat. Certains furent accusés <strong>de</strong> répondre avec peu <strong>de</strong> zèle à la <strong>de</strong>man<strong>de</strong> qui était<br />

pourtant réelle. D’autres patriciens, plus pauvres, furent stigmatisés car ils ne parvenaient pas<br />

à s’acquitter <strong>de</strong>s sommes <strong>de</strong>mandées, en particulier en raison <strong>de</strong> la fréquence croissante <strong>de</strong>s<br />

émissions <strong>de</strong> bons. Dans cette situation, les débats et discussions au Sénat ou au Collegio<br />

<strong>de</strong>vinrent l’occasion <strong>de</strong> mise en accusation <strong>de</strong>s uns et <strong>de</strong>s autres sur leur responsabilité dans<br />

les difficultés militaires et financières éprouvées par Venise.<br />

174 Sur l’organisation <strong>de</strong> la fiscalité vénitienne, voir les synthèses récentes <strong>de</strong> J.-C. Hocquet, « Venice », The Rise of the<br />

Fiscal State in Europe, c. 1200-1815, R. Bonney (éd.), Oxford, 1999, p. 381-415 ; L. Pezzolo, « La finanza pubblica : dal<br />

prestito all’imposta », Ibid., tome V, Il Rinascimento. Società ed economia, A. Tenenti, U. Tucci (éds.), Rome, 1996, p. 703-<br />

751.<br />

175 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 9, col. 12, 2 août 1509. Voir également ibid., col. 517.<br />

176 G. Priuli, I Diarii, op. cit., vol. IV, p. 201, 5 août.<br />

177 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 17, col. 199, 2 octobre 1513.<br />

178 Il s’agit d’un document exceptionnel qui est conservé à la Bibliothèque nationale <strong>de</strong> la Marciana, et qui fait état <strong>de</strong><br />

l’i<strong>de</strong>ntité et du montant du prêt <strong>de</strong> chaque patricien, cf. BNM, Mss Italiani, cl. VII, 1234 (7749), second cahier, fol. 2 et<br />

suiv. : « Qui a dreto se notera tuti li zentilhomini et altri che hanno prestato danari ala illustrissima signoria nel presente<br />

imprestedo principiato adi III avosto 1515 e fornito a di XV zener 1516. »<br />

112


Par ailleurs, pour pourvoir aux besoins <strong>de</strong> l’État, la vente <strong>de</strong> certains offices publics fut<br />

organisée 179 . Dès 1510, <strong>de</strong>vant l’accroissement <strong>de</strong>s dépenses engendrées par la guerre, l’État<br />

décida en effet <strong>de</strong> procé<strong>de</strong>r à un emprunt auprès <strong>de</strong>s patriciens les plus riches, qui auraient en<br />

échange pu entrer <strong>de</strong> façon anticipée au Grand Conseil ou au Sénat 180 . Les charges publiques<br />

et les offices gouvernementaux furent également mis en vente, surtout au sein <strong>de</strong>s assemblées<br />

influentes telles que le Sénat ou la Quarantia. Enfin, il en fut <strong>de</strong> même pour les titres <strong>de</strong><br />

procurateurs <strong>de</strong> San Marco 181 . A partir <strong>de</strong> mai 1531, les temps plus tranquilles revenus, une<br />

telle mesure fut révoquée.<br />

La lecture <strong>de</strong> la chronique <strong>de</strong> Marino Sanudo révèle l’engouement immédiat <strong>de</strong>s patriciens<br />

pour une telle proposition. Chaque mois, plusieurs ventes étaient organisées. Les patriciens<br />

pouvaient acheter une charge, le plus souvent <strong>de</strong> sénateur, contre l’octroi d’un prêt à la<br />

Seigneurie, généralement d’un montant <strong>de</strong> mille ducats 182 . Parmi eux, on retrouve <strong>de</strong><br />

nombreux patriciens très influents dans la gestion <strong>de</strong>s activités économiques, bancaires et<br />

commerciales, tels par exemple Alvise Bragadin <strong>de</strong> Marco qui prêta mille ducats, en<br />

septembre 1510, pour entrer au Sénat 183 ou encore le banquier Luca Vendramin d’Alvise qui<br />

s’acquitta à son tour du même montant l’année suivante 184 .<br />

Les acteurs économiques les plus puissants étaient en effet attirés par une offre à laquelle ils<br />

étaient les plus susceptibles <strong>de</strong> répondre. Nombre d’entre eux ne participait pas ou plus –<br />

volontairement ou pas – aux assemblées les plus importantes. A part un groupe restreint <strong>de</strong><br />

patriciens qui avait poursuivi une brillante carrière politique tout en maintenant <strong>de</strong>s activités<br />

économiques diversifiées et performantes, à cette époque, nombre <strong>de</strong>s gestionnaires influents<br />

<strong>de</strong>s activités économiques vénitiennes occupaient généralement <strong>de</strong>s fonctions publiques <strong>de</strong><br />

moindre importance. La vente <strong>de</strong>s offices leur offrait donc la possibilité d’ai<strong>de</strong>r<br />

financièrement la Seigneurie, tout en accédant à <strong>de</strong> hautes responsabilités politiques. C’était<br />

une occasion <strong>de</strong> démontrer leur utilité en matière fiscale et financière, tout en recevant <strong>de</strong>s<br />

charges qui leur permettraient <strong>de</strong> rehausser leur prestige social et <strong>de</strong> maintenir leur rang.<br />

Bien entendu, le gouvernement et les institutions continuaient d’exercer leur contrôle sur la<br />

procédure. Le paiement ne signifiait pas l’acceptation <strong>de</strong> tous les candidats et plusieurs<br />

patriciens virent leur tentative échouer. En 1511, Filippo Cappello, cavalier, proposa <strong>de</strong> prêter<br />

mille ducats à la Seigneurie afin d’entrer au Sénat. Sa proposition fut toutefois rejetée car,<br />

selon Marino Sanudo, « la terre n’était pas satisfaite du service <strong>de</strong> son père 185 ».<br />

179 Le phénomène a fait l’objet <strong>de</strong> nombreuses étu<strong>de</strong>s. Voir en particulier ce qu’en disent Machiavelli e la crisi <strong>de</strong>llo stato<br />

veneziano, Naples, 1974, p. 419 et suiv. ; G. Del Torre, Venezia e la Terraferma dopo la guerra di Cambrai. Fiscalità e<br />

amministrazione (1515-1530), Milan, 1986 ; F. Gilbert, « Venice in the Crisis… », art. cité ; F. C. Lane, « Public Debt and<br />

Private Wealth. Particulary in Sixteenth Century Venice », Histoire économique du mon<strong>de</strong> méditerranéen, 1450-1650.<br />

Mélanges en l’honneur <strong>de</strong> Fernand Brau<strong>de</strong>l, vol.1, Toulouse, 1973, p. 317-325 ; R. Mousnier, « Le trafic <strong>de</strong>s offices à<br />

Venise », La plume, la faucille et le marteau. Institutions et société en France du Moyen Âge à la Révolution, Paris, 1970,<br />

p. 387-401.<br />

180 L. Pezzolo, « La finanza pubblica… », art. cité, p. 736 ; M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 10, col. 600, juin 1510 : « Da<br />

poi disnar fo Consejo di X con la zonta di danari et fo riconzà la parte di eri, di 11 zenthilomeni stagino in pregadi fino li sarà<br />

restituidi i soi danari potendo scontarli in le angarie che si meterà da uno anno in la, et fo azonti do altri con questo me<strong>de</strong>mo<br />

muodo : Sier Jacomo Donado, quondam sier Piero, da San Pollo. Sier Domenego Contarini, quondam sier Bertuzi, da Santi<br />

Apostoli. »<br />

181 BNM, Mss Italiani, cl. VII, 546 (7499), Procuratori di San Marco dall’812 al 1701, fol. 90-104.<br />

182 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 10, col. 612, juin 1510, éléction au Sénat, contre un prêt <strong>de</strong> 1000 ducats, <strong>de</strong> Giovanni<br />

Pesaro <strong>de</strong> Leonardo, Antonio Pesaro <strong>de</strong> Leonardo, Alvise Priuli <strong>de</strong> Francesco <strong>de</strong> San Tomà, Bernardo Nani <strong>de</strong> Giorgio ; Ibid.,<br />

vol. 11, col. 49, août 1510 : « Et mandati tutti fuora, proposi di dar, dariano a la Signoria ducati 1000 per uno, con li modi, ut<br />

patet : vi<strong>de</strong>licet Santo Trun, di sier Francesco, et sier Piero Donado, quondam sier Zuane, et vegnir im pregadi come li altri.<br />

Fo varia opinion etc. Erano li capi di X <strong>de</strong>ntro et Jo sollo. »<br />

183 Ibid., vol. 11, col. 452, septembre 1510.<br />

184 Ibid., vol. 12, col. 291, 16 juillet 1511 : « Da poi disnar fo consejo di X con la zonta, e tolseno do zentilhomeni im<br />

pregadi, con la condition di altri, dando, <strong>de</strong> presenti, ducati 500 e una partida morta di altri ducati 500, termine uno anno in<br />

banco ; et che la Signoria, volendo ren<strong>de</strong>rli, stagi do anni a darli quelli di l’anno. » Il s’agit <strong>de</strong> Marino Dandolo <strong>de</strong> Pietro et <strong>de</strong><br />

Luca Vendramin dal banco d’Alvise.<br />

185 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 12, col. 246, 21 juin 1511 : « Da poi disnar fo consejo di X con la zonta ; veneno zoso a<br />

horre 22. Fu posto la gratia di sier Filipo Capello, el cavalier, qual vol dar a la Signoria ducati 1000 im prestedo, a scontar poi<br />

113


La mise en vente <strong>de</strong>s offices dura ainsi une vingtaine d’années. Elle eut <strong>de</strong>s conséquences<br />

majeures sur la pratique du pouvoir elle-même, ainsi que sur la conception <strong>de</strong> l’autorité<br />

publique manifestée par les patriciens. La vénalité <strong>de</strong>s offices dénotait une mutation<br />

fondamentale <strong>de</strong> la mentalité politique. Désormais, les offices publics étaient conçus comme<br />

<strong>de</strong>s bénéfices et non plus comme un privilège et un <strong>de</strong>voir partagés par l’ensemble du<br />

patriciat.<br />

Toutefois, <strong>de</strong> nombreuses résistances s’exprimèrent. Les nobles qui avaient payé pour entrer<br />

dans les conseils en gardèrent longtemps les stigmates. Ils n’étaient ni assimilés ni i<strong>de</strong>ntifiés à<br />

ceux qui avaient été élus. Jamais cette spécificité n’était oubliée. Ainsi, en 1512, le Sénat<br />

évoqua feu Giorgio Pizzamano <strong>de</strong> Fantino, « l’un <strong>de</strong>s Quarante élus à ses propres frais 186 ».<br />

Marino Sanudo, en 1519, parla d’Alvise Priuli <strong>de</strong> Francesco <strong>de</strong> San Tomà, « venu au Sénat<br />

contre <strong>de</strong> l’argent 187 ». Une tension apparaissait <strong>de</strong> toute évi<strong>de</strong>nce entre les membres du Sénat<br />

régulièrement élus et ceux qui avaient acheté leur charge. Peut-être s’agissait-il d’ailleurs <strong>de</strong><br />

l’une <strong>de</strong>s raisons qui poussait certains à renoncer à leur nomination, dans la crainte <strong>de</strong>s<br />

difficultés à venir 188 .<br />

L’une <strong>de</strong>s conséquences majeures <strong>de</strong> ce processus fut la « privatisation » d’une partie <strong>de</strong>s<br />

charges ou du moins leur « patrimonialisation ». Certes, les sommes versées étaient toujours<br />

considérées comme <strong>de</strong>s prêts, théoriquement remboursables à tout moment, à la <strong>de</strong>man<strong>de</strong> du<br />

patricien. Le plus fréquemment toutefois, la somme était soustraite <strong>de</strong> l’impôt dû par le<br />

propriétaire <strong>de</strong> la charge. Toutefois, les patriciens éprouvaient les plus gran<strong>de</strong>s difficultés à<br />

obtenir le remboursement <strong>de</strong> leur prêt. Le cas d’Alvise Priuli <strong>de</strong> Francesco <strong>de</strong> San Tomà est à<br />

ce titre exemplaire. En 1511, il <strong>de</strong>manda en effet le remboursement <strong>de</strong>s mille ducats qu’il<br />

avait versés pour entrer au Sénat, l’année précé<strong>de</strong>nte 189 . Il affirmait ne plus vouloir siéger au<br />

conseil et voulait récupérer son argent, mettant ainsi le gouvernement dans l’embarras. Le<br />

doge tenta <strong>de</strong> le faire renoncer à sa <strong>de</strong>man<strong>de</strong>, mais en vain. Plusieurs mois plus tard, n’ayant<br />

toujours pas obtenu son remboursement, Alvise Priuli préféra siéger <strong>de</strong> nouveau au Sénat,<br />

ayant sans doute compris qu’il s’agissait encore <strong>de</strong> la décision la plus sage. Un tel cas n’était<br />

pas isolé et d’autres patriciens, certainement en difficulté financière, tentèrent d’obtenir en<br />

vain un remboursement 190 .<br />

Devant la lour<strong>de</strong>ur et l’inefficacité <strong>de</strong>s procédures <strong>de</strong> restitution, les patriciens avaient trouvé<br />

une alternative en revendant leurs charges. Cela était en effet beaucoup plus rapi<strong>de</strong> que<br />

d’attendre le remboursement <strong>de</strong> l’État. L’argument fut utilisé en 1529 par Vincenzo<br />

Gra<strong>de</strong>nigo <strong>de</strong> Bartolomeo qui désirait entrer au Sénat à la place <strong>de</strong> feu son frère Francesco,<br />

qui avait payé 400 ducats en son temps. Désirant ne pas « incommo<strong>de</strong>r » les conseillers <strong>de</strong>s<br />

Dix avec une <strong>de</strong>man<strong>de</strong> <strong>de</strong> restitution, il préférait réclamer sa propre admission au Sénat 191 . Le<br />

cas révélait la progressive assimilation <strong>de</strong>s offices à <strong>de</strong>s biens personnels, dont on pouvait<br />

pratiquer le commerce et réclamer la transmission héréditaire.<br />

anni … in le angarie soe e di altri ; e, in questo, mezo, vengi in pregadi cum titulo. Et balotata, non fu presa, si che converà<br />

star al suo bando ; e questo fu, perchè la terra non si contenta dil servicio dil padre. »<br />

186 Arichivio di Stato di Venezia (ASV), Senato, Terra, reg. 18, fol. 31v°, 25 août 1512 : « el quondam nobel homo Zorçi<br />

Piçamano fo <strong>de</strong> ser Fantin uno <strong>de</strong> li quaranta electi ad proprie sue spese… »<br />

187 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 27, col. 448, 1519 : « Poi andò in renga sier Alvise di Prioli qu. sier Francesco da San<br />

Thomà, vien in Pregadi per danari… »<br />

188 F. Gilbert, « Venice in the Crisis… », art. cité, p. 289.<br />

189 M. Sanudo, I Diarii, op. cit., vol. 12, col. 266, 1511 : « In questo mexe di zugno, sier Alvixe di Prioli, quondam sier<br />

Francesco, da San Thomado, havendo dà ducati 1000 a la Signoria, per venir im pregadi, comparse da li cai di X, dicendo,<br />

esser passato l’anno e non vol più venir im pregadi, et vol esser fato creditor e poter scontar ; e cussi introduto in colegio da li<br />

cai, fo persuaso dal principe, a non voler esser il primo, in questi bisogni. Hor lui, ostinato, volse, e cussi, per vigor di la<br />

parte, li cai di X feno il suo mandato, e non vene più im pregadi. E <strong>de</strong> li a certi mexi, visto non poteva scontar diti soi danari,<br />

con altri comparse, iterum ai cai di X, et ritornò im pregadi, e lassò li ducati 1000 ; e questo ne ho voluto far memoria. »<br />

190 Ibid., vol. 14, col. 460, juillet 1512. Voir l’exemple <strong>de</strong> Francesco Foscari <strong>de</strong> Nicolò et <strong>de</strong> Bene<strong>de</strong>tto Valier d’Antonio.<br />

191 ASV, Consiglio di dieci, Parti comuni, filza 9, n°207, 1529.<br />

114


La cession n’était pas automatique et <strong>de</strong>vait être avalisée par le Conseil <strong>de</strong>s Dix, qui le faisait<br />

dans la majorité <strong>de</strong>s cas. L’office était parfois transmis à un autre membre <strong>de</strong> la famille,<br />

comme le réclamait Giulio Contarini <strong>de</strong> Giorgio qui voulait, en 1528, entrer au Sénat à la<br />

place <strong>de</strong> son frère Giusto 192 . L’année suivante, les héritiers d’Alvise Barozzi d’Angelo,<br />

récemment décédé, proposèrent que Giovanni Mocenigo <strong>de</strong> Lazaro, le cousin <strong>de</strong> feu Alvise,<br />

entrât au Sénat à sa place et dans les mêmes conditions 193 . Le crédit d’Alvise aurait alors été<br />

transféré pour le compte <strong>de</strong> Giovanni Mocenigo. Le Conseil <strong>de</strong>s Dix accepta sa proposition,<br />

comme cela avait déjà été fait pour beaucoup d’autres, car les héritiers d’Alvise Barozzi<br />

étaient dans une situation financière difficile, et qu’ils <strong>de</strong>vaient <strong>de</strong> l’argent à <strong>de</strong> nombreux<br />

créanciers (« sui heredi per haverne grandissimo bisogno per sattisfation <strong>de</strong> molti »).<br />

Cette conception patrimoniale <strong>de</strong>s offices fut au cœur <strong>de</strong>s critiques exprimés par certains<br />

patriciens à l’égard <strong>de</strong> leurs pairs. Les critiques qui ne manquèrent d’être formulées contre<br />

eux – incompétence, corruption, mauvaise gestion – en furent une conséquence évi<strong>de</strong>nte 194 .<br />

Les échecs militaires <strong>de</strong>s années 1510-1516 furent en gran<strong>de</strong> partie attribués à l’incapacité <strong>de</strong><br />

ces nouveaux gouvernants. Ils étaient, plus que <strong>de</strong> coutume, accusés <strong>de</strong> vouloir défendre en<br />

priorité leurs intérêts personnels avant <strong>de</strong> songer à celui plus général du Bien public et <strong>de</strong> la<br />

Seigneurie. Ce fut d’ailleurs en partie face à ces protestations que le Conseil <strong>de</strong>s Dix décida<br />

<strong>de</strong> mettre un terme à cette mesure. La gravité <strong>de</strong> la situation était telle que, selon les dires du<br />

Conseil lui-même, la majorité <strong>de</strong>s offices était désormais occupée par <strong>de</strong>s patriciens ayant<br />

acheté leur charge ou l’ayant reçu après un lotto, voire par une grâce spéciale 195 .<br />

L’analyse prosopographique permet <strong>de</strong> déterminer avec une relative précision qui furent les<br />

patriciens au cœur <strong>de</strong>s accusations. Sans rentrer dans le détail, il semble que certains d’entre<br />

eux aient été <strong>de</strong>s acteurs actifs et influents <strong>de</strong> la vie économique vénitienne qui avaient été<br />

progressivement écartés <strong>de</strong>s institutions politiques les plus influentes. Dans le même temps,<br />

ils avaient toutefois vu leur propre richesse s’accroître considérablement. La tension qui<br />

apparaît entre ces patriciens ayant acheté leurs charges et d’autres se considérant eux-mêmes<br />

plus respectueux d’une procédure traditionnelle doit donc aussi être replacée dans un contexte<br />

<strong>de</strong> tension entre <strong>de</strong>s acteurs politiques et économiques issus du même groupe social, mais<br />

affrontant sans doute <strong>de</strong>s concurrences internes.<br />

Cet épiso<strong>de</strong> <strong>de</strong> la vente <strong>de</strong>s offices publics à Venise révèle donc <strong>de</strong>s conflits internes et les<br />

tensions au sein d’une communauté patricienne mise en difficulté par la guerre. Sans vouloir<br />

schématiser à l’excès <strong>de</strong>s mécanismes sociaux plus complexes, il semble néanmoins que les<br />

disensions au sein du groupe patricien s’exprimaient par <strong>de</strong>s mises en accusation successives.<br />

Il s’agissait <strong>de</strong> faire porter à certains la responsabilité d’une situation <strong>de</strong> tensions dont toute la<br />

population avait à pâtir.<br />

192 Ibid., filza 8, n°191, 7 octobre 1528 : « Humilmente suplico io Julio Contarini fo <strong>de</strong> messer Zorzi el cavalier et conte <strong>de</strong>l<br />

Zaffo a vostra sublimita et a vui excellentissimi signor capi che vogli esser contenta cum il suo excellentissimo conseglio di<br />

X concie<strong>de</strong>rmi per gratia che io possi venir in pregadi in loco <strong>de</strong> messer Justinian Contarini mio fratello cum li modi et<br />

condition faceva lui cum questo perho condition chel credito che il predito mio fratello ha per il suo venir in pregadi ditto<br />

messer Justinian lo <strong>de</strong>bi scriver in mio nome integramente el qual credito per quanto io staro in pregadi rimangi cum quella<br />

me<strong>de</strong>ma forma modi et creditori che al presente e in nome <strong>de</strong>l dito messer Justinian come in similibus a molti altri per vostre<br />

excellentissime signorie e sta concesso alla gratia <strong>de</strong>lle qual humiliter mi ricomando. »<br />

193 Ibid., filza 9, n°108, 1529.<br />

194 Déjà à l’époque, la critique d’incompétence <strong>de</strong> certains patriciens était très diffusée, en particulier par Domenico<br />

Morosini, dans son De bene instituta re publica. Voir, à ce propos, G. Cozzi, « Domenico Morosini e il “De bene instituta re<br />

publica” », Studi Veneziani, XII, 1970, p. 405-458. Pour une synthèse <strong>de</strong>s critiques formulées, voir le chapitre consacré à ce<br />

sujet par D. E. Queller, The Venetian Patriciate, reality versus myth, Illinois, 1984, sans compter que l’auteur est lui-même<br />

très critique à l’égard du groupe patricien.<br />

195 BNM, Mss Italiani, cl. VII, 2451 (10130), fol. 15, 29 janvier 1531. Au Conseil <strong>de</strong>s Dix : « Ad ogni un die esser noto di<br />

quanta importantia sia al stato nostro che li ministri nostri siano legali et fe<strong>de</strong>li et massimamente che la mazor parte di<br />

quelli sono in tali officii al presente li hanno in vita per esserli stà dati chi per <strong>de</strong>posito et chi per gratia di questo consiglio<br />

et per conto di lotti et pochi hora anzi si puo dir niuno e che hanno quelli per anni quattro. »<br />

115


La communauté vénitienne dans son ensemble souffrait <strong>de</strong> la guerre et <strong>de</strong>s conséquences<br />

pratiques et symboliques <strong>de</strong> la conquête <strong>de</strong> la Terre ferme par les troupes ennemies. Les<br />

phénomènes sociaux que nous observons durant la guerre <strong>de</strong> la ligue <strong>de</strong> Cambrai semblent<br />

relever d’une forme <strong>de</strong> gestion collective <strong>de</strong>s conflits et tensions intérieurs. On assista ainsi à<br />

la diffusion d’un sentiment collectif <strong>de</strong> culpabilité lié, au moins dans les discours officiels, à<br />

la dépravation morale <strong>de</strong>s Vénitiens. Il s’agissait d’une accusation collective <strong>de</strong>s mœurs<br />

dissolues <strong>de</strong>s habitants <strong>de</strong> la lagune considérés dans leur ensemble. De nombreuses<br />

processions furent organisées durant la guerre, avec la volonté affichée d’expier <strong>de</strong> façon<br />

collective les péchés et les vices <strong>de</strong>s Vénitiens. Le peintre Vittore Carpaccio a été l’un <strong>de</strong>s<br />

témoins précieux <strong>de</strong> ces événements 196 .<br />

Face aux défaites successives et à l’urgence <strong>de</strong> la situation, les Vénitiens invoquèrent la<br />

possibilité d’une punition divine. De nombreux phénomènes naturelles – comètes,<br />

tremblements <strong>de</strong> terre, tempête, etc. – furent interprétés comme autant <strong>de</strong> manifestations <strong>de</strong> la<br />

colère <strong>de</strong> Dieu, auxquelles il fallait répondre par <strong>de</strong>s signes <strong>de</strong> soumission, afin d’obtenir sa<br />

clémence. Les processions se multiplièrent et même si les phénomènes collectifs <strong>de</strong> ce genre<br />

étaient déjà fréquents à l’époque médiévale à Venise comme dans les autres villes italiennes,<br />

c’est la mise en discours d’une faute collective qui est ici intéressante. Celle-ci n’était pas la<br />

même selon les sources. Le chroniqueur G. Priuli insistait sur le vice et les péchés d’ordre<br />

moral, sodomie et pratiques sexuelles illicites, alors que M. Sanudo semblait davantage<br />

préoccupé par les erreurs politiques <strong>de</strong> ses pairs : corruption, vénalité et conscience politique<br />

limitée.<br />

De nombreux procès et rituels <strong>de</strong> punition ou d’exécution furent organisés. Certains patriciens<br />

appauvris focalisèrent l’attention car ils furent, accusés <strong>de</strong> s’être rendus coupables <strong>de</strong> vols ou<br />

d’autres crimes encore et condamnés sur la place publique. Les exécutions sur la piazzetta,<br />

<strong>de</strong>vant le Palais <strong>de</strong>s doges, rassemblaient alors la population <strong>de</strong> la ville venue assister à la<br />

punition <strong>de</strong> ces patriciens personnifiant une déca<strong>de</strong>nce morale à expier collectivement.<br />

Le lien social<br />

L’expression et la manifestation <strong>de</strong> ces tensions permettent d’apporter quelques éléments <strong>de</strong><br />

conclusion sur la fonction occupée par les conflits dans la définition du lien social. Venise se<br />

révèle un excellent cas d’étu<strong>de</strong> en raison <strong>de</strong> l’exceptionnelle cohésion sociale dont la ville<br />

avait toujours joui à l’époque médiévale, et encore au XVI e siècle. Il s’agit <strong>de</strong> l’un <strong>de</strong>s thèmes<br />

au cœur <strong>de</strong> l’historiographie <strong>de</strong> Venise, même si les historiens font en réalité rarement usage<br />

du concept même <strong>de</strong> « lien social ». La terminologie, en effet, n’est généralement pas utilisée<br />

par les historiens italiens, qui la considère plutôt galvaudée et ancienne, et relativement peu<br />

employée par les historiens américains et anglais.<br />

Néanmoins, si l’on considère le concept dans sa définition large, force est <strong>de</strong> constater que le<br />

lien social – considéré comme l’ensemble <strong>de</strong>s processus sociaux permettant aux membres<br />

d’une même société <strong>de</strong> vivre ensemble et <strong>de</strong> cohabiter – fon<strong>de</strong> l’étu<strong>de</strong> <strong>de</strong> la société vénitienne<br />

du Moyen Âge à l’époque mo<strong>de</strong>rne. L’histoire <strong>de</strong> Venise a été traversée par <strong>de</strong>s va et vient<br />

entre mythe, anti-mythe et contre-mythe 197 . Pourtant, malgré les tentatives <strong>de</strong> nombreux<br />

historiens, nul n’est réellement parvenu à déconstruire le mythe <strong>de</strong> la stabilité et <strong>de</strong> la<br />

cohésion sociale vénitiennes, ni à expliquer la solidité <strong>de</strong> ce lien. Venise était, à la fin du<br />

Moyen Âge, l’une <strong>de</strong>s plus gran<strong>de</strong>s villes d’Occi<strong>de</strong>nt, entre 120 000 et 150 000 habitants. Elle<br />

n’en était pas moins la capitale <strong>de</strong> l’un <strong>de</strong>s États les plus stables et puissants d’Italie du nord.<br />

Certains conflits politiques retentissants avaient émaillé l’histoire <strong>de</strong> la ville, en particulier au<br />

196 P. Fortini Brown, Venetian Narrative Painting in the Age of Carpaccio, New Haven and London, 1988. Voir aussi E.<br />

Muir, Civic Ritual in Renaissance Venice, Princeton, 1981.<br />

197 J. S. Grubb, « When Myths Lose Power : Four Deca<strong>de</strong>s of Venetian Historiography », The Journal of Mo<strong>de</strong>rn History,<br />

LVIII, n°1, 1986, p. 43-94<br />

116


XIV e siècle, avec les conjurations politiques rapi<strong>de</strong>ment étouffées ; mais aucune émeute,<br />

aucun retournement violent, aucune révolte contre les gouvernants n’avaient plus ébranlé la<br />

ville. La population dans son ensemble, popolani, citoyens, nobles et étrangers, semblait<br />

cohabiter en bons termes.<br />

Au cours <strong>de</strong>s années 1508-1516, lorsque Venise <strong>de</strong>vint pour un temps une « société <strong>de</strong><br />

frontière », la nature du lien social évolua-t-elle pour autant ? Nous l’avons vu, les conflits<br />

sociaux et politiques ne manquèrent pas. Toutefois, ces conflits n’altérèrent pas, en<br />

profon<strong>de</strong>ur, la stabilité <strong>de</strong> la société vénitienne, qui parvint à faire face aux événements sans<br />

heurts particuliers.<br />

L’examen <strong>de</strong> cette pério<strong>de</strong> révèle que ce n’est pas l’absence <strong>de</strong> conflits qui produisait du lien<br />

social, mais le mo<strong>de</strong> <strong>de</strong> gestion du conflit par les acteurs. Comme nous l’avons dit, nous ne<br />

nous sommes intéressés ici qu’aux conflits conjoncturels, liés au contexte politique<br />

transformé par <strong>de</strong>s événements imprévus et violents. Il semble que l’intégration particulière<br />

<strong>de</strong> ces conflits dans un processus social original garantissait une certaine stabilité.<br />

Comment pourrait-on alors définir le lien social ? Non pas comme une structure permettant<br />

d’éviter les conflits, <strong>de</strong> les prévenir, d’empêcher leur manifestation, mais plutôt comme le<br />

produit d’interactions sociales entre les différents individus, gouvernants, habitants <strong>de</strong> la cité,<br />

acteurs politiques et économiques, qui trouvent, dans une situation particulière, la capacité<br />

d’intégrer les conflits dans un système régulé.<br />

En choisissant d’étudier Venise durant ces années si particulières pendant lesquelles la ville se<br />

retrouva directement circonscrite par une frontière rapprochée, il nous a semblé intéressant <strong>de</strong><br />

constater qu’il n’y avait pas <strong>de</strong> différence fondamentale, en terme <strong>de</strong> lien social, avec d’autres<br />

moments <strong>de</strong> l’histoire <strong>de</strong> la ville. La proximité d’un ennemi pouvant à tout moment<br />

représenter un danger ne détermine pas nécessairement une société exempte <strong>de</strong> conflits<br />

internes et <strong>de</strong> dissensions. Ces <strong>de</strong>rniers semblent au contraire, dans certains cas, permettre aux<br />

sociétés <strong>de</strong> décompenser <strong>de</strong>s tensions, peurs, et angoisses collectives. La désignation <strong>de</strong><br />

coupables et <strong>de</strong> boucs émissaires participent <strong>de</strong> ce processus et en définitive, l’essentiel pour<br />

le lien social est que les acteurs restent au moins partiellement maîtres <strong>de</strong>s enjeux <strong>de</strong>s conflits.<br />

117


L’usage rituel <strong>de</strong> la Jurema (chez les indigènes du Brésil) et les dynamiques <strong>de</strong> la<br />

frontière coloniale du Nor<strong>de</strong>ste au XVIIIe siècle.<br />

Guilherme Me<strong>de</strong>iros∗, <strong>Universidad</strong>e Fe<strong>de</strong>ral do Vale do São Francisco<br />

(Brésil), Université Blaise Pascal – Clermont-Ferrand II (France), Centre<br />

d’Histoire « Espaces et Cultures »<br />

Résumé : L’usage rituel <strong>de</strong> la Jurema, en tant que boisson sacrée faite à partir <strong>de</strong>s plantes du<br />

même nom (principalement Mimosa tenuiflora, autrement appelée Mimosa hostilis Benth.)<br />

par les peuples autochtones du Brésil, est apparu pour la première fois dans un document<br />

rédigé à Recife, Pernambuco, et daté <strong>de</strong> 1739, qui traite <strong>de</strong> son usage par les indigènes <strong>de</strong>s<br />

missions <strong>de</strong> Paraíba. Son apparition dans les sources coloniales luso-brésiliennes du XVIIIe<br />

siècle peut indiquer <strong>de</strong> nouvelles dynamiques socioculturelles sur la frontière coloniale du<br />

Nor<strong>de</strong>ste.<br />

L’usage <strong>de</strong> cette boisson sacrée semble avoir <strong>de</strong>s origines bien antérieures à l’arrivée <strong>de</strong>s<br />

colonisateurs, peut-être <strong>de</strong> plusieurs siècles, et l’on peut aussi signaler sa permanence <strong>de</strong> nos<br />

jours, soit chez les Indigènes du Nor<strong>de</strong>ste, au cœur <strong>de</strong> leurs croyances et <strong>de</strong> leur cosmologie,<br />

soit dans les populations rurales et urbaines dans le cadre d’usages religieux qui mêlent<br />

christianisme et cultes afro-brésiliens. On cherchera ici à dégager le rôle joué par les missions<br />

catholiques dans l’Amérique ibérique coloniale comme institutions <strong>de</strong> frontière, à la fois<br />

comme bornes entre les espaces connus et inconnus <strong>de</strong>s colonisateurs et comme élément <strong>de</strong><br />

définition <strong>de</strong>s territoires <strong>de</strong>s couronnes espagnole et portugaise, mais surtout comme espaces,<br />

elles mêmes, <strong>de</strong> communication et d’échange entre <strong>de</strong>s univers culturels et religieux<br />

totalement différents.<br />

Mots clés : Jurema – Amérindiens du Brésil – Histoire Indigène – Missions au Brésil colonial<br />

– Plante Pouvoir – Enthéogène (Entheogen)<br />

Ce travail présente une première systématisation <strong>de</strong>s donnés collectés l’année <strong>de</strong>rnière<br />

dans les archives brésiliennes, portugaises et espagnoles, pour l’élaboration <strong>de</strong> la thèse<br />

concernant les rapports interethniques dans les al<strong>de</strong>amentos missionnaires au Nor<strong>de</strong>ste du<br />

Brésil, pendant les XVIIe et XVIIIe siècles.<br />

La préoccupation initiale a été d’i<strong>de</strong>ntifier, à partir la documentation coloniale, <strong>de</strong>s<br />

éléments permettant la visualisation <strong>de</strong>s espaces <strong>de</strong> résistance dans la société coloniale <strong>de</strong><br />

l’Amérique Portugaise, tels que les permanences <strong>de</strong>s traces culturelles indigènes dans les<br />

contextes <strong>de</strong> contact avec les Blancs européens ou avec les Noirs africains.<br />

C’est le cas <strong>de</strong> l’usage rituel <strong>de</strong> la Jurema, une forme <strong>de</strong> culte et en même temps<br />

d’usage d’éléments botaniques pour la fabrication d’une boisson sacrée utilisée comme pont<br />

<strong>de</strong> communication avec d’autres niveaux d’existence (le « mon<strong>de</strong> spirituel », le « mon<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<br />

ancêtres ») et comme élément <strong>de</strong> liaison et <strong>de</strong> cohésion groupale ou ethnique au moment <strong>de</strong>s<br />

guerres et <strong>de</strong>s luttes.<br />

La trace la plus ancienne qu’on ait aujourd’hui, avec la référence nominale à la<br />

Jurema, est un document écrit à Recife en 1739, à l’occasion d’une réunion du Conseil <strong>de</strong>s<br />

∗ Suported by the Programme Alβan, the European Union Programme of High Level Scholarships for Latin America,<br />

Scholarship n° E04D046747BR.<br />

118


missions (Junta das Missões) <strong>de</strong> Pernambuco dans laquelle on a délibéré sur la répression <strong>de</strong><br />

cet usage parmi les indigènes <strong>de</strong>s missions <strong>de</strong> Paraíba.<br />

L’existence <strong>de</strong> cette trace écrite pose plusieurs questions concernant les origines<br />

ethniques et spatiales <strong>de</strong> cet usage, pouvant être un cas <strong>de</strong> transposition d’un trait culturel<br />

causé par le déplacement <strong>de</strong>s populations indigènes <strong>de</strong> l’intérieur continental jusqu’au littoral,<br />

région <strong>de</strong>s plantations extensives <strong>de</strong> canne à sucre. En outre, comme cet usage semble avoir<br />

<strong>de</strong>s origines bien antérieures à l’arrivée <strong>de</strong>s colonisateurs européens, une <strong>de</strong>s questions<br />

possibles concerne la raison <strong>de</strong> son apparition dans la documentation coloniale seulement au<br />

XVIIIe siècle.<br />

Pour cela, il faut parcourir les chemins tortueux <strong>de</strong>s rapports interethniques dans les<br />

siècles initiaux <strong>de</strong> l’Amérique portugaise, en cherchant dans les lignes suivantes la<br />

compréhension <strong>de</strong>s contextes qui ont rendu possible la rupture du silence sur son utilisation<br />

dans les documents coloniaux avec la référence <strong>de</strong> son usage dans ce lieu et à ce moment-là.<br />

Les espaces et les dynamiques culturelles à la pério<strong>de</strong> coloniale<br />

Les rapports interethniques entre les peuples indigènes et les autres groupes cités au<strong>de</strong>ssus,<br />

dans le contexte colonial, ont été marqués par <strong>de</strong>s dynamiques qui ont beaucoup varié<br />

dans un spectre qui a eu comme bornes extrêmes, d’un coté la collaboration et l’alliance, et <strong>de</strong><br />

l’autre coté la confrontation et l’extermination. Entre ces <strong>de</strong>ux bornes, on commence à<br />

découvrir quelques exemples <strong>de</strong> survie et <strong>de</strong> réélaboration <strong>de</strong>s traits culturels indigènes.<br />

Concernant les rapports <strong>de</strong>s peuples indigènes avec les conquéreurs européens, les<br />

alliances établies dès les premières années <strong>de</strong> la colonisation – tout comme les conflits armées<br />

– ont représentée une dichotomie présente pendant toute l’histoire coloniale. En tirant parti<br />

<strong>de</strong>s guerres et disputes entre groupes indigènes rivaux, déjà établis avant son arrivée, les<br />

colonisateurs européens les ont utilisé à leur faveur, en établissant <strong>de</strong>s alliances d’un coté et<br />

en combattant avec leurs alliés les autres groupes indigènes, en profitant <strong>de</strong> l’occasion pour<br />

élargir les frontières coloniales – en s’appropriant <strong>de</strong>s terres fertiles et <strong>de</strong>s cours d’eau – tout<br />

comme en prenant <strong>de</strong> la main-d’œuvre esclave parmi les groupes vaincus.<br />

Cependant, en ce qui concerne l’impact démographique <strong>de</strong> ces rapports coloniaux, on<br />

ne peut pas mépriser le rôle qu’a joué l’élément bactériologique ; même une fois l’ensemble<br />

<strong>de</strong>s groupes alliés, ils ont tous subi <strong>de</strong> lour<strong>de</strong>s pertes dès le début, à cause <strong>de</strong> l’insertion dans<br />

l’environnement américain <strong>de</strong>s bactéries et <strong>de</strong>s virus inexistants au Nouveau Mon<strong>de</strong> 198 .<br />

Le long <strong>de</strong> tout le continent américain et non seulement au Brésil, il y eu <strong>de</strong>s exemples<br />

<strong>de</strong> groupes indigènes qui ont résisté en combattant les colonisateurs, d’autres qui se sont alliés<br />

aux envahisseurs et encore d’autres qui ont fuit loin <strong>de</strong>s frontières coloniales. Souvent, ceux<br />

qui ont choisi la fuite étaient <strong>de</strong>s survivants <strong>de</strong> combats, qui avaient refusé la soumission.<br />

Comme affirme Marcus Carvalho, les groupes qui n’ont pas pu fuir très loin, par choix ou par<br />

manque d’alternatives, ont du adopter <strong>de</strong> nouvelles stratégies <strong>de</strong> survie ; la conséquence en a<br />

été que plusieurs groupes indigènes, antérieurement ennemis entre eux, ont fini par s’allier. Il<br />

est évi<strong>de</strong>nt que soit ils agissaient <strong>de</strong> la sorte, soit ils disparaissaient. Dans tous les cas, il y<br />

avait un coupure profon<strong>de</strong> avec le passé, « les anciens habitants <strong>de</strong> la terre envahie ont eu à<br />

reconstruire leurs i<strong>de</strong>ntités, abattues pour le nouvel (<strong>de</strong>s)ordre » 199 .<br />

Aussi, par rapport aux contacts entre les peuples indigènes et les peuples africains dans<br />

l’Amérique Portugaise, on peut trouver <strong>de</strong>s dynamiques qui ont varient <strong>de</strong> région en région et<br />

tout au long du temps. Même s’ils ont été amenés <strong>de</strong> l’Afrique au Brésil dans la condition<br />

198 CARVALHO, Marcus, “Elos Partidos, Elos Tecidos” in ANDRADE, Manuel Correia <strong>de</strong> (org.), O Mundo que o Português<br />

criou, Recife: Massangana/Fundação Joaquim Nabuco, 1998.<br />

199 I<strong>de</strong>m, ibi<strong>de</strong>m.<br />

119


d’opprimé, comme marchandise qui nourrit un modus <strong>de</strong> production basé sur la main-d’œuvre<br />

esclave – transplantés à un nouveau continent dans lequel ils ont été <strong>de</strong>s étrangers exilés à<br />

contre volonté – les Noirs africains ont cherché la liberté dans les vastes espaces intérieurs où<br />

ils ont trouvé justement les anciens habitants du pays, loin <strong>de</strong>s lourds travaux <strong>de</strong>s plantations<br />

et <strong>de</strong>s répressions <strong>de</strong>s colonisateurs.<br />

Cependant, bien qu’ils aient représenté, autant les Indigènes que les Africains, la face<br />

opprimée du processus colonisateur, on trouve <strong>de</strong>s exemples <strong>de</strong> collaboration et <strong>de</strong> conflit<br />

entre ces <strong>de</strong>ux parties tout au long <strong>de</strong>s siècles.<br />

L’observation <strong>de</strong> Marcus Carvalho souligne que le langage <strong>de</strong> la documentation<br />

dénote le croisement <strong>de</strong>s <strong>de</strong>stins d’Indigènes et d’Africains dès le début, dès que les Indigènes<br />

sont passés à être appelés « casuellement » par l’expression « noirs <strong>de</strong> la terre » (negros da<br />

terra). Les esclaves africains et les captifs indigènes ont été équivalents, au Brésil, dans la<br />

condition <strong>de</strong> servitu<strong>de</strong> 200 .<br />

Le plus grand symbole <strong>de</strong> la résistance africaine dans les Amériques, les quilombos<br />

(lieux où les esclaves africains se sont réunis après la fuite <strong>de</strong>s moulins à sucre, dans lesquels<br />

ils ont recrées <strong>de</strong>s sociétés complexes où l’on trouvait l’agglomération d’individus provenant<br />

<strong>de</strong> plusieurs ethnies.<br />

Au Brésil, le quilombo plus connu a été localisé à la Serra da Barriga 201 , dans la<br />

Capitainerie <strong>de</strong> Pernambuco, il a occupé une immense superficie et a eu comme capitale le<br />

petit village <strong>de</strong> Palmares. Il a résisté aux incursions <strong>de</strong>s colonisateurs pendant presque un<br />

siècle, jusqu’à être détruit dans un combat final, où le quilombo a eu comme lea<strong>de</strong>r Zumbi qui<br />

a combattu les forces du ban<strong>de</strong>irante pauliste Domingos Jorge Velho. Ce ban<strong>de</strong>irante a été<br />

amené jusqu’à Pernambuco sous contrat, pour combattre les tapuias (dénomination donné par<br />

les européens aux indiens qui ont habité l’intérieur semi-ari<strong>de</strong> du Nor<strong>de</strong>ste), soulevés après<br />

l’expulsion <strong>de</strong>s hollandais du Brésil en 1654. La révolte <strong>de</strong>s indigènes du sertão 202 a perduré<br />

jusqu’aux premières années du XVIIIe siècle et a été connue à travers la documentation<br />

coloniale luso-brésilienne comme « Guerre <strong>de</strong>s barbares » (Guerra dos Bárbaros) 203 , <strong>de</strong><br />

l’expression tapuia qui signifie dans la langue Tupi, « barbare », « esclave », « ennemi ». Il<br />

s’agit là d’un exemple typique d’appropriation <strong>de</strong> la part <strong>de</strong>s colonisateurs <strong>de</strong>s expressions<br />

utilisées par les groupes alliés. Nous verrons le cas <strong>de</strong>s Tupi et <strong>de</strong>s tapuias plus tard.<br />

Ces <strong>de</strong>ux épiso<strong>de</strong>s – la « Guerre <strong>de</strong>s Barbares » et les incursions finales contre le<br />

Quilombo <strong>de</strong> Palmares – sont <strong>de</strong>s exemples <strong>de</strong> moments <strong>de</strong> conflits avec la participation<br />

d’indigènes et <strong>de</strong> noirs aux cotés du dominateur contre l’autre partie opprimée, épiso<strong>de</strong>s soustendus<br />

par les dynamiques <strong>de</strong> la colonisation, dans laquelle l’oppresseur a dicté les règles et<br />

les lois. Ainsi, on trouve <strong>de</strong>s forces composés par <strong>de</strong>s Noirs, les « terços <strong>de</strong> Henriques » qui<br />

ont participé à quelques épiso<strong>de</strong>s contre les tapuias dans la « Guerre <strong>de</strong>s Barbares » ; <strong>de</strong><br />

même, on trouve quelques forces composées d’Indigènes provenant <strong>de</strong>s al<strong>de</strong>amentos<br />

missionnaires qui ont combattu à coté <strong>de</strong>s colonisateurs, contre le Quilombo <strong>de</strong> Palmares.<br />

Nous pouvons distinguer une autre indication <strong>de</strong> la profon<strong>de</strong> coupure avec le passé<br />

précolombien, dans la perspective Indigène, comme nous l’avons mentionné plus tôt, à travers<br />

l’usage dans les sources portugaises <strong>de</strong> la pério<strong>de</strong> coloniale <strong>de</strong> l’expression « mocambos <strong>de</strong><br />

índios » pour <strong>de</strong>signer quelques groupes d’Indigènes captifs qui ont fuit et qui ont menacé<br />

l’ordre établi <strong>de</strong>s seigneurs coloniaux. Marcus Carvalho ajoute que dans la terminologie <strong>de</strong><br />

l’époque, le terme « mocambo » est un synonyme <strong>de</strong> « quilombo », même s’il trouve être très<br />

étrange qu’on puisse mentionner un quilombo sans trace d’Africains. Mais il continue, « le<br />

langage <strong>de</strong> ces documents n’a pas pu être plus exact, pour une raison très simple : dans les<br />

200 CARVALHO, Marcus, op. cit.<br />

201 Actuellement localisé dans l’Etat d’Alagoas, au Nor<strong>de</strong>ste du Brésil.<br />

202 Sertão (m.): expression <strong>de</strong> la langue portugaise qui désigne les espaces <strong>de</strong> l’intérieur continental, loin <strong>de</strong> la mer, par<br />

extension, la région semi-ari<strong>de</strong> elle même.<br />

203 Cet épiso<strong>de</strong> <strong>de</strong> l’histoire coloniale brésilienne a été étudié par Maria Idalina da Cruz Pires et Pedro Puntoni.<br />

120


établissements agricoles et dans les villages il y avait <strong>de</strong>s esclaves indigènes d’origines très<br />

variées, lesquels se considèrent si différents entre eux autant que n’importe quel individu<br />

d’ethnie diverse aujourd’hui. Après la fuite et la réunion au milieu <strong>de</strong> la forêt, ils n’ont pas eu<br />

la possibilité <strong>de</strong> reconstruire une culture ancestrale unique, car ils étaient d’origines<br />

diverses ». Par conséquent, ils ont commencé la formation d’une nouvelle société, d’une<br />

nouvelle culture, comme ont fait les Africains d’origines diverses dans les quilombos.<br />

Pourtant, « Mocambos <strong>de</strong> Índios », est un terme très précis pour <strong>de</strong>signer cette situation <strong>de</strong><br />

création <strong>de</strong>s nouvelles racines, <strong>de</strong>s liens entre exploités, <strong>de</strong>s instruments <strong>de</strong> résistance<br />

culturelle et militaire 204 .<br />

Cette <strong>de</strong>rnière est la perspective que nous travaillerons, la recherche <strong>de</strong>s espaces <strong>de</strong><br />

résistance, les permanences et les créations <strong>de</strong> nouvelles racines, nouvelles dynamiques<br />

socioculturelles à partir du contact entre différents peuples. L’usage rituel <strong>de</strong> la Jurema<br />

semble pouvoir fournir tous ces éléments, car ce complexe usage est venu <strong>de</strong>s contextes<br />

indigènes ancestraux et a marqué son espace dans les contextes métisses avec les blancs<br />

(Catimbó) 205 et surtout mélangé avec les cultes afro-brésiliens (Umbanda et Candomblé) 206 .<br />

Les frontières coloniales et les peuples autochtones du Nor<strong>de</strong>ste aux XVIe et XVIIe siècles<br />

Déjà au XVIe siècle les colonisateurs européens ont commencé à connaître la gran<strong>de</strong><br />

sociodiversité existant au-<strong>de</strong>là <strong>de</strong>s « muralhas do sertão » (murailles du sertão), pour utiliser<br />

une expression <strong>de</strong> l’époque citée par Pedro Puntoni 207 . La dichotomie inculquée par les<br />

missionnaires jésuites d’une division simple <strong>de</strong>s peuples autochtones du Brésil entre les<br />

groupes parlants les langues <strong>de</strong> la famille Tupi, habitant surtout sur le littoral brésilien, et d’un<br />

autre coté, les Tapuias, parlant d’autres langues et habitant principalement l’intérieur<br />

continental, sauf quelques cas où ils ont été présents sur le littoral, a influencé toute la<br />

construction <strong>de</strong> la compréhension <strong>de</strong> ces peuples le long <strong>de</strong> l’histoire brésilienne et apparaît<br />

souvent dans la documentation coloniale.<br />

La gran<strong>de</strong> critique actuelle <strong>de</strong> cette classification – déjà établie <strong>de</strong>puis la <strong>de</strong>uxième<br />

partie du XXe siècle – concerne la généralisation sous la dénomination tapuia <strong>de</strong> familles<br />

linguistiques et d’ethnies différentes. La désignation Tupi fait référence à une définition<br />

ethnique, linguistique et culturelle, par contre, la désignation tapuia ne fait pas référence à<br />

quelques catégories classificatoires mais seulement à un contraste établi par les peuples <strong>de</strong><br />

langue Tupi par rapport leurs voisins et ennemis. L’expression « tapuia » est un mot tupi qui<br />

signifie « barbare », « esclave » ou plus génériquement, « peuples <strong>de</strong> langue entravé » (povos<br />

<strong>de</strong> língua travada). Actuellement, l’idée plus acceptée sur la classification générale <strong>de</strong>s<br />

peuples autochtones brésiliens inclue la plus gran<strong>de</strong> partie <strong>de</strong>s peuples historiquement<br />

mentionnés comme tapuias dans le tronc linguistique Macro-Gê, avec plusieurs groupes <strong>de</strong><br />

langues isolées.<br />

Le contact entre les colonisateurs européens et les peuples indigènes localisés au<br />

littoral brésilien, ou plus spécifiquement le littoral oriental, au nord <strong>de</strong> l’embouchure du<br />

fleuve São Francisco jusqu’au Cap São Roque, qui comprenait les capitaineries <strong>de</strong><br />

Pernambuco, Itamaracá, Paraíba et Rio Gran<strong>de</strong>, a été assez irrégulier, nonobstant tous ces<br />

peuples qui ont habité ce région côtière étaient <strong>de</strong> langue Tupi, distribués en trois gran<strong>de</strong>s<br />

nations indigènes : Caeté, Tabajara et Potiguara.<br />

204 CARVALHO, Marcus, op. cit.<br />

205 BATIDE, Roger, “Catimbó” in PRANDI, Reginaldo (org.), Encantaria Brasileira: livro dos mestres, caboclos e<br />

encantados, Rio <strong>de</strong> Janeiro: Pallas, 2000.<br />

206 CAPONE, Stefania, La quête <strong>de</strong> l’Afrique dans le Candomblé: pouvoir et tradition au Brésil, Paris: Karthala, 1999.<br />

207 PUNTONI, Pedro, A Guerra dos Bárbaros: Povos indígenas e a colonização do sertão do Nor<strong>de</strong>ste do Brasil, 1650-<br />

1720, São Paulo: Hucitec; Editora da <strong>Universidad</strong>e <strong>de</strong> São Paulo, 2002 (Estudos Históricos: 44).<br />

121


La distribution spatiale <strong>de</strong> ces peuples a été enregistrée <strong>de</strong> la façon suivante par les<br />

chroniqueurs coloniaux :<br />

Tabajara – localisés à la proximité <strong>de</strong> la ville d’Olinda, un peu plus au nord.<br />

Potiguara – localisés à proximité <strong>de</strong> la frontière nord <strong>de</strong> Pernambuco, ils ont dominé tout le<br />

littoral <strong>de</strong>s capitaineries d’Itamaracá, Paraíba et Rio Gran<strong>de</strong>.<br />

Caeté – localisés <strong>de</strong> l’embouchure du fleuve São Francisco jusqu’à la ville d’Olinda, siège<br />

administratif <strong>de</strong> la Capitainerie <strong>de</strong> Pernambuco.<br />

Les Tabajara ont été les grands alliés <strong>de</strong>s Portugais <strong>de</strong>puis le début <strong>de</strong> l’occupation du<br />

territoire <strong>de</strong> la Capitainerie <strong>de</strong> Pernambuco. Ennemis historiques <strong>de</strong>s Potiguara, ces <strong>de</strong>rniers<br />

ont été très combattus par les colonisateurs, surtout à cause <strong>de</strong>s étroites liaisons qu’ils ont<br />

maintenu avec les navigateurs, flibustiers et commerçants français qui ont fréquenté<br />

l’embouchure du fleuve Paraíba et le littoral <strong>de</strong> la Capitainerie <strong>de</strong> Rio Gran<strong>de</strong>, pendant<br />

presque tout le XVIe siècle 208 , pour faire le commerce du bois-brésil (caesalpinia echinata).<br />

La <strong>de</strong>uxième moitié du XVIe siècle a été marquée par l’expansion <strong>de</strong> la frontière<br />

agricole au nord <strong>de</strong> la Capitainerie <strong>de</strong> Pernambuco, où les colons portugais ont avancé avec<br />

les plantations extensives <strong>de</strong> canne à sucre sur la forêt tropicale, appelée « Forêt Atlantique »<br />

(Mata Atlântica), à partir <strong>de</strong>s importants noyaux urbains d’Igarassu et Goiana, les villes plus<br />

importantes <strong>de</strong> la Capitainerie après Olinda.<br />

Ce processus d’établissement <strong>de</strong>s moulins à sucre dans cette aire a souligné la fragilité<br />

<strong>de</strong> la frontière coloniale entre les capitaineries <strong>de</strong> Pernambuco et leur voisine Itamaracá. Cette<br />

<strong>de</strong>rnière, a été donnée par le roi João III à Pero Lopes <strong>de</strong> Sousa qui n’a jamais donné la même<br />

attention à sa possession que celle dispensée à Pernambuco par Duarte Coelho.<br />

A l’inverse <strong>de</strong> Duarte Coelho, qui est arrivé à Pernambuco avec sa famille dès la<br />

réception du don fait par le roi, en fondant <strong>de</strong>s villes (Igarassu, Olinda, Goiana) et en débutant<br />

la plantation <strong>de</strong> canne à sucre et la production du sucre, Pero Lopes <strong>de</strong> Sousa n’a jamais<br />

résidé dans sa Capitainerie d’Itamaracá. Il l’a laissée aux soins peu dynamiques <strong>de</strong> quelques<br />

administrateurs qui ont occupé cette fonction sans jamais se charger <strong>de</strong> la consolidation <strong>de</strong> la<br />

Capitainerie comme noyau <strong>de</strong> développement <strong>de</strong> l’entreprise coloniale 209 . Dans cette partie du<br />

littoral et <strong>de</strong> forêt tropicale territoire <strong>de</strong>s Potiguara, sans avoir une effective action<br />

colonisatrice <strong>de</strong> la part du donataire ou <strong>de</strong> ses administrateurs, plusieurs conflits ont été<br />

enregistré entre les colons et les Potiguara, qui ont attaqué et détruit parfois les plantations, et<br />

ont tué les colons au fur et à mesure que la frontière nord <strong>de</strong> Pernambuco était <strong>de</strong> plus en plus<br />

occupée par les moulins à sucre.<br />

Ainsi, plusieurs expéditions ont été envoyées par les donataires <strong>de</strong> Pernambuco pour<br />

combattre les Potiguara au nord <strong>de</strong> la Capitainerie, mais sans pouvoir compter sur une<br />

effective présence coloniale au-<strong>de</strong>là <strong>de</strong> la frontière. S’est alors initié un processus, chaque fois<br />

plus fort, d’intervention <strong>de</strong>s forces coloniales siégés en Pernambuco pour combattre les<br />

Potiguara et leurs alliés français dans le territoire d’Itamaracá. La <strong>de</strong>rnière campagne est<br />

survenue dans la décennie <strong>de</strong> 1580, déjà dans la pério<strong>de</strong> <strong>de</strong> l’Union Ibérique (1580-1640)<br />

lorsque le Portugal a perdu son autonomie face à l’Espagne, en <strong>de</strong>venant un seul et même<br />

empire uni sous la couronne <strong>de</strong> Philipe II.<br />

208 MEDEIROS, Guilherme, “Les Portugais face aux Français dans la conquête <strong>de</strong>s capitaineries <strong>de</strong> Pernambuco et<br />

d’Itamaracá au XVIe siècle”, pp. 59-88, in NEIVA, Saulo (org.), La France et le Mon<strong>de</strong> Luso-Brésilien : échanges et<br />

représentations (XVIe-XVIIIe siècles), Clermont-Ferrand : Presses Universitaires Blaise Pascal, 2005.<br />

209 ANDRADE, Manuel Correia <strong>de</strong>, Itamaracá uma capitania frustrada, Recife: FIDEM – Centro <strong>de</strong> Estudos <strong>de</strong> História e<br />

Cultura Municipal –CEHM, (Coleção Tempo Municipal, 20), 1999.<br />

122


En 1585, avec la conquête <strong>de</strong>s luso-brésiliens (sous la direction <strong>de</strong> Fructuoso Barbosa,<br />

envoyé par Philipe II) <strong>de</strong> l’embouchure du fleuve Paraíba face aux Potiguara et leurs alliés<br />

français, est fondée la ville <strong>de</strong> Filipéia <strong>de</strong> Nossa Senhora das Neves et démembrée la portion<br />

nord <strong>de</strong> la Capitainerie d’Itamaracá (au nord <strong>de</strong> la baie <strong>de</strong> Pitimbu). Avec cette partition, la<br />

Couronne fait créer la Capitainerie Royale <strong>de</strong> Paraíba – « royale » parce qu’elle n’a pas eu <strong>de</strong><br />

donataires particuliers, en restant sous la direction <strong>de</strong>s fonctionnaires royaux – une borne <strong>de</strong><br />

l’occupation coloniale sur le cours du fleuve Paraíba et tout le littoral dès l’Île d’Itamaracá<br />

jusqu’à la Baie <strong>de</strong> Traição.<br />

En conséquence <strong>de</strong> cet effort concentré, plusieurs groupes Potiguara ont été soumis à<br />

l’esclavage dans les moulins à sucre <strong>de</strong> Pernambuco ou ont été inclus dans les al<strong>de</strong>amentos<br />

missionnaires dans les aires <strong>de</strong> la forêt atlantique d’Itamaracá et <strong>de</strong> Paraíba. Cette action a fait<br />

diminuer considérablement les combats antérieurement fréquents entre colons et Potiguara le<br />

long <strong>de</strong> la frontière nord <strong>de</strong> Pernambuco. Mais il faut remarquer que les groupes Potiguara<br />

habitant au-<strong>de</strong>là cette frontière coloniale, plus au nord (capitaineries <strong>de</strong> Rio Gran<strong>de</strong> et Ceará),<br />

ont continué à commercer avec les navigateurs et corsaires français.<br />

Aussi, les Caeté, habitants du littoral sud <strong>de</strong> la Capitainerie <strong>de</strong> Pernambuco, ont fait<br />

commerce du bois-brésil (caesalpinia echinata) avec les navigateurs et commerçants français.<br />

Les Caeté, cette nation Tupi gran<strong>de</strong> et guerrière, ont participé à un épiso<strong>de</strong> très particulier qui<br />

a attiré l’attention et la colère <strong>de</strong>s colonisateurs portugais au milieu du XVIe siècle.<br />

Après l’installation <strong>de</strong> l’évêché du Brésil en 1551 210 , le premier évêque Pero<br />

Fernan<strong>de</strong>s Sardinha est arrivé à Salvador <strong>de</strong> Bahia le 22 juin 1552. Cependant les <strong>de</strong>ux<br />

autorités majeures <strong>de</strong> la Couronne en Amérique portugaise ne sont pas parvenu à une bonne<br />

entente et après plusieurs disputes et querelles entre l’évêque et le Gouverneur-général Duarte<br />

da Costa, le premier en retournant pour Lisbonne pour exposer au roi leurs insatisfactions, son<br />

navire Nossa Senhora da Ajuda a fait naufrage le 15 juin 1556 211 à l’embouchure du fleuve<br />

Mucuripe, dans le territoire <strong>de</strong> Caeté. En accord avec les coutumes <strong>de</strong>s peuples Tupi, qui<br />

pratiquaient l’anthropophagie rituelle, l’équipage et les voyageurs qui avaient survécu, parmi<br />

eux l’évêque, ont été fait prisonniers et après, ont été dévorés rituellement.<br />

La conséquence plus évi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> cet épiso<strong>de</strong> a été la déflagration d’une guerre juste 212 ,<br />

la plupart soutenue par le donataire <strong>de</strong> Pernambuco, mais avec le soutien du Gouvernementgénéral.<br />

La guerre a durée <strong>de</strong> 1560 jusqu’à 1565 et a été considérée par les colonisateurs<br />

comme une « guerre d’extermination », face la gravité <strong>de</strong> la faute commise par ce peuple<br />

contre l’autorité ecclésiastique.<br />

La guerre contre les Caeté a été fortement tenace, les Caeté ayant plusieurs fois assiégé<br />

la ville d’Olinda, capitale <strong>de</strong> Pernambuco. Cependant, avec les renforts reçus du<br />

Gouvernement-général, les Caeté ont été vaincus en 1565 et même si quelques survivants ont<br />

été soumis à l’esclavage dans les plantations <strong>de</strong> canne à sucre, ce peuple a été considéré<br />

« exterminé ».<br />

Comme nous avons pu le constater, le chapitre <strong>de</strong>s rapports entre les colonisateurs et<br />

les peuples indigènes habitants du littoral du Nor<strong>de</strong>ste du Brésil a fonctionné dès les conflits<br />

jusqu’à la réduction <strong>de</strong>s survivants dans les missions catholiques où à la condition d’esclave.<br />

Les peuples Tupi du littoral ont été combattus, parfois exterminés, d’autres fois accueillis<br />

comme alliés, mais le bilan <strong>de</strong> ces rapports à la fin du XVIe siècle a été l’acquisition <strong>de</strong><br />

210 Créée par le pape Jules III à travers la bulle Super specula militantis Ecclesiae, <strong>de</strong> 25 février 1551, dans la ville <strong>de</strong><br />

Salvador <strong>de</strong> Bahia, alors siège du Gouvernement-général du Brésil.<br />

211 PITTA, Sebastião da Rocha, História da América Portuguesa [1 ère édition 1730], São Paulo : W. M. Jackson, 1964, p.<br />

164.<br />

212 Il y avait plusieurs lois royales interdisant la guerre et l’esclavage <strong>de</strong>s indigènes, mais dans certains cas il y avait aussi la<br />

possibilité d’avoir l’autorisation royale <strong>de</strong> combattre les groupes insoumis. La guerre faite sous l’autorisation royale a été<br />

désignée par l’expression juridique « guerre juste ».<br />

123


nombreux guerriers réunis dans les missions prêts à combattre aux cotés <strong>de</strong>s portugais contre<br />

<strong>de</strong>s envahisseurs européens ou contre d’autres peuples indigènes insoumis 213 .<br />

Le travail <strong>de</strong>s missionnaires, surtout <strong>de</strong>s jésuites, dans la construction d’une catéchèse<br />

appropriée aux indiens parlants <strong>de</strong>s langues Tupi a fait surgir l’« Art <strong>de</strong> la grammaire <strong>de</strong> la<br />

langue plus utilisée dans la côte du Brésil » (Arte <strong>de</strong> gramática da língua mais usada na costa<br />

do Brasil), écrite en 1555 par le père jésuite José <strong>de</strong> Anchieta et publiée seulement en 1595,<br />

elle a été un vrai gui<strong>de</strong> linguistique pour les missionnaires chargés <strong>de</strong> l’administration <strong>de</strong>s<br />

missions religieuses parmi les indigènes. Cette grammaire a été une compilation <strong>de</strong>s mots et<br />

<strong>de</strong>s formes <strong>de</strong> plusieurs dialectes et langues Tupi et a composé la « langue générale » (língua<br />

geral), utilisée pour la catéchèse mais pas exclusivement. Elle a été largement utilisée pendant<br />

la pério<strong>de</strong> coloniale, prioritairement pour les rapports commerciaux avec les indigènes, et<br />

même comme langue franche entre les métisses nés déjà dans la Colonie. Son usage a été<br />

interdit seulement au milieu du XVIIIe siècle, par le Marquis <strong>de</strong> Pombal, premier ministre<br />

portugais, contraint par le monopole <strong>de</strong> la langue portugaise.<br />

Au début du XVIIe siècle les peuples Tupi du littoral oriental avaient déjà été<br />

catéchisés et absorbés par le système colonial, c’est à dire, ils avaient déjà une place dans le<br />

schéma administratif et <strong>de</strong> production, même s’ils ont continué à reconstruire leurs i<strong>de</strong>ntités, à<br />

pratiquer leurs rites et coutumes à l’intérieur <strong>de</strong>s missions. Il ne faut pas imaginer les<br />

populations dominées comme passibles d’être mo<strong>de</strong>lées complètement par les appareils <strong>de</strong><br />

l’État et <strong>de</strong> l’Église. Elles ont subi <strong>de</strong> lour<strong>de</strong>s transformations pendant cette pério<strong>de</strong> mais elles<br />

ont aussi fait leurs choix, comme sujets actifs dans ces rapports. La résistance silencieuse à<br />

travers la permanence <strong>de</strong>s traits culturels, par exemple, a été une attitu<strong>de</strong> active face à la<br />

colonisation 214 qui marqua <strong>de</strong> façon indélébile la formation <strong>de</strong> la population métisse<br />

brésilienne.<br />

Par contre, à cette époque-là les peuples habitant au-<strong>de</strong>là <strong>de</strong>s « murailles du sertão »<br />

n’avaient encore pas eu <strong>de</strong> place dans le schéma colonial. Le XVIIe siècle sera la pério<strong>de</strong><br />

d’inclusion <strong>de</strong>s tapuias dans le nouvel ordre établi <strong>de</strong> l’Amérique portugaise, à travers <strong>de</strong>s<br />

contacts plus intensifs entre les colonisateurs et ces populations autochtones.<br />

Comme nous l’avons évoqué plus haut, déjà au XVIe siècle les portugais ont eu <strong>de</strong>s<br />

informations sur les populations <strong>de</strong> l’intérieur du continent. Par exemple, le chroniqueur<br />

portugais Gabriel Soares <strong>de</strong> Sousa, qui a écrit le Traité <strong>de</strong>scriptif du Brésil en 1587 (Tratado<br />

Descritivo do Brasil em 1587) a fait référence aux Aimoré qui ont habité le littoral <strong>de</strong> la<br />

Capitainerie d’Ilhéus, en affirmant qu’ils « sont <strong>de</strong>scendants, ces Aimorés, d’autres sauvages<br />

que l’on nomme Tapuias » 215 .<br />

A la fin du XVIe siècle les incursions <strong>de</strong>s portugais vers le sertão commencent à être<br />

plus fréquentes, surtout à cause <strong>de</strong> l’élevage extensif du bétail qui <strong>de</strong>man<strong>de</strong> plus d’espaces<br />

libres, chose rare dans la zone <strong>de</strong> la forêt atlantique <strong>de</strong> plus en plus occupée par les plantations<br />

<strong>de</strong> canne à sucre. La perquisition <strong>de</strong>s énormes espaces du sertão par les éleveurs a été la<br />

solution la plus raisonnable pour développer un nouveau modus <strong>de</strong> production sans porter<br />

préjudice à l’industrie du sucre déjà établie.<br />

Le principal nom associé à cette activité productive enregistré par l’histoire a été<br />

Garcia d’Ávila, famille propriétaire <strong>de</strong> la Casa da Torre (maison <strong>de</strong> la tour) qui a construit un<br />

vrai empire <strong>de</strong> l’élevage du bétail en exploitant les gran<strong>de</strong>s extensions <strong>de</strong> terre, sans respecter<br />

les frontières <strong>de</strong>s capitaineries, <strong>de</strong>s la proximité <strong>de</strong> la ville <strong>de</strong> Salvador <strong>de</strong> Bahia jusqu’à<br />

213 WILLEKE, Venâncio, “A praxe missionária adotada pelos franciscanos no Brasil – 1585-1619”, in Revista do IAHGP,<br />

vol. XLVI (1961), Recife: Instituto Arqueológico, Histórico e Geográfico Pernambucano, 1967.<br />

214 PIRES, Maria Idalina da Cruz, Resitência indígena nos sertões nor<strong>de</strong>stinos no pós-conquista territorial: legislação,<br />

conflito e negociação na vilas pombalinas, 1757-1823, [thèse <strong>de</strong> doctorat], Recife : Programa <strong>de</strong> Pós-Graduação em<br />

História da <strong>Universidad</strong>e Fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong> Pernambuco, 2004.<br />

215 SOUSA, Gabriel Soares <strong>de</strong>, Tratado Descritivo do Brasil em 1587, LII (Descobrimentos, 13) Recife : FJN/Massangana,<br />

2000.<br />

124


l’intérieur <strong>de</strong>s capitaineries <strong>de</strong> Pernambuco et <strong>de</strong> Piauí, dépassant les barrières naturelles<br />

comme le fleuve São Francisco. Les travailleurs et les esclaves <strong>de</strong> la Casa da Torre ont été,<br />

peut-être, les premiers à connaître la réalité <strong>de</strong> la vie au sertão et à entrer en contact avec les<br />

Tapuias.<br />

Mais on peut dire que c’est seulement après l’invasion du Nor<strong>de</strong>ste du Brésil par les<br />

Hollandais, en 1630, que les rapports avec les peuples du sertão <strong>de</strong>viennent plus<br />

systématiques. La Compagnie hollandaise <strong>de</strong>s In<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales, société commerciale<br />

anonyme fondée lors <strong>de</strong>s états généraux <strong>de</strong>s Provinces-Unies, en 1602, en contrepartie d’un<br />

financement <strong>de</strong> l’État, se vit octroyer le monopole du commerce aux Amériques sur les côtes<br />

occi<strong>de</strong>ntales <strong>de</strong> l’Afrique. La Compagnie obtint également le droit <strong>de</strong> coloniser ces territoires<br />

et d’y entretenir <strong>de</strong>s forces armées. Elle participa également au pillage <strong>de</strong>s établissements<br />

espagnols et portugais dans le mon<strong>de</strong> entier.<br />

En 1624 la Compagnie entreprit la conquête du Brésil avec la prise <strong>de</strong> Salvador <strong>de</strong><br />

Bahia, mais cette entreprise a eu une durée très courte, car les portugais l’ont récupérée en<br />

1625. Cinq ans plus tard, l’incursion sera dirigée vers Olinda qui tomba sur l’armée<br />

hollandaise et l’occupation perdurera pendant vingt quatre ans. Après la chute d’Olinda, les<br />

Hollandais ont élargi pendant les années suivantes leurs conquêtes à tout le Nor<strong>de</strong>ste au nord<br />

du fleuve São Francisco.<br />

Comme ils ont trouvé les Tupi déjà catéchisés par les missionnaires catholiques, la<br />

plupart <strong>de</strong>s indigènes <strong>de</strong>s missions ayant participé à la guerre du coté portugais, les Hollandais<br />

ont commencé à contacter les Tapuias comme stratégie <strong>de</strong> cooptation <strong>de</strong>s nouveaux alliés<br />

parmi ces peuples indigènes encore hors <strong>de</strong> la sphère d’influence portugaise.<br />

Les Hollandais ont changé le système d’administration <strong>de</strong>s indigènes par rapport à<br />

celui pratiqué par les Portugais. Les anciennes al<strong>de</strong>ias missionnaires, encore existantes, peutêtre<br />

avec moins d’habitants et surtout d’hommes d’armes, ont continué à être d’importants<br />

points d’appui en fournissant <strong>de</strong> la main d’œuvre aux villages plus proches. En tant que<br />

pratiquants du protestantisme calviniste, les Hollandais ont basé leurs activités <strong>de</strong> catéchèse et<br />

d’instruction <strong>de</strong>s Indigènes dans la religion reformée.<br />

Concernant le gouvernement <strong>de</strong>s Indigènes, le changement <strong>de</strong> direction par rapport<br />

aux Portugais a permis aux colonisateurs <strong>de</strong> réaliser une assemblée qui a fortement marqué les<br />

différences d’attitu<strong>de</strong> <strong>de</strong> chacune <strong>de</strong>s métropoles coloniales. En 1645 a été réalisée dans<br />

l’al<strong>de</strong>ia Tapessirica, à Pernambuco, une assemblée en réunissant les représentants <strong>de</strong> toutes<br />

les al<strong>de</strong>ias missionnaires du Brésil hollandais ; notons que les représentants <strong>de</strong>s al<strong>de</strong>ias étaient<br />

tous <strong>de</strong>s indigènes ou <strong>de</strong>scendants, comme en attestent les noms signés dans le compte-rendu,<br />

traduit du hollandais par Pedro Souto Maior. Convoquée par le gouvernement hollandais en<br />

siége à Recife, cette assemblée a dû discuter les nouveaux paramètres d’organisation pour le<br />

gouvernement <strong>de</strong>s Indigènes. Les représentants ont revendiqué l’implantation dans les al<strong>de</strong>ias<br />

<strong>de</strong> la même structure administrative <strong>de</strong>s villes et villages coloniaux, les câmaras municipais<br />

(chambres municipales). Autrement dit, les indigènes ont revendiqué leur propre<br />

gouvernement, leur propre auto gestion, au niveau <strong>de</strong>s al<strong>de</strong>ias, pareil aux européens habitants<br />

<strong>de</strong> la Colonie.<br />

Avec leur marque propre, les Hollandais ont contacté et négocié avec les supérieurs<br />

<strong>de</strong>s peuples du sertão (souvent appelés dans la documentation comme principal ou même roi),<br />

comme les cas <strong>de</strong>s Tarairiu, Jandui, Kariri, entre autres. Parfois ces peuples ont accepté d’être<br />

catéchisé dans une al<strong>de</strong>ia missionnaire (d’orientation calviniste, dans ce cas), et en même<br />

temps on trouve <strong>de</strong>s exemples <strong>de</strong> groupes qui ont été alliés et qui ont continué à vivre comme<br />

avant.<br />

Le fait d’être allié <strong>de</strong>s Hollandais pendant la pério<strong>de</strong> d’occupation du Nor<strong>de</strong>ste (1630-<br />

1654), aura comme conséquence, après la sortie <strong>de</strong> ceux-là, <strong>de</strong>s rapports très difficiles avec<br />

les Portugais, toujours basé sur la méfiance et le soupçon. L’ensemble <strong>de</strong> ces motifs donnera<br />

125


occasion à la déflagration <strong>de</strong> la Guerre <strong>de</strong>s Barbares, déjà mentionnée. Cela sera un <strong>de</strong>s<br />

chapitres les plus sanglants <strong>de</strong> l’histoire <strong>de</strong>s rapports entre Européens et Indigènes dans<br />

l’Amérique portugaise. Pendant moins d’un siècle beaucoup d’ethnies ont disparues sans<br />

laisser la moindre marque <strong>de</strong> leurs existences, tout comme plusieurs groupes ou individus<br />

survivants <strong>de</strong>s massacres ont été réduit à la condition d’esclave et transportés aux plantations<br />

<strong>de</strong> canne à sucre. Ce moment, et ce n’est encore qu’une hypothèse, a, peut-être été l’occasion<br />

<strong>de</strong> la transposition <strong>de</strong> l’usage rituel <strong>de</strong> la Jurema du sertão jusqu’au littoral.<br />

Enfin, nous savons que les processus <strong>de</strong> contact entre les populations autochtones et<br />

les fronts <strong>de</strong> colonisation européenne ont vu leurs premières heures dans l’Amérique<br />

portugaise dans la région Nor<strong>de</strong>ste, en apportant rapi<strong>de</strong>ment <strong>de</strong>s interférences épuisantes et<br />

même <strong>de</strong>structrices aux organisations sociales, politiques, économiques et religieuses <strong>de</strong> ces<br />

populations natives. Ces processus ont été représenté par la fixation <strong>de</strong>s colons européens et<br />

par l’expansion <strong>de</strong>s frontières coloniales à travers l’implantation <strong>de</strong>s modèles d’activités<br />

économiques représentés autant par la monoculture <strong>de</strong> la canne à sucre que par l’élevage<br />

extensif <strong>de</strong> bétail, ainsi que toutes les structures associées (factoreries, forteresses, villes et<br />

villages, moulins à sucre, fermes, missions), à partir <strong>de</strong>s noyaux plus puissants <strong>de</strong><br />

l’occupation coloniale au Nor<strong>de</strong>ste : les capitaineries <strong>de</strong> Pernambuco et <strong>de</strong> Bahia 216 .<br />

L’antiquité <strong>de</strong> ces processus au Nor<strong>de</strong>ste a fait grandir les difficultés, <strong>de</strong> nos jours, pour un<br />

abordage historique plus précis <strong>de</strong>s cultures, <strong>de</strong>s langues, <strong>de</strong>s mœurs et <strong>de</strong>s traditions <strong>de</strong> ces<br />

populations 217 , car les transformations qu’ont subi ces sociétés et le silence <strong>de</strong>s sources<br />

concernant ces aspects <strong>de</strong> la vie indigène, <strong>de</strong> façon générale, ont rendu presque impossible<br />

aux chercheurs <strong>de</strong> retrouver un fil conducteur pour faire une histoire plus reculée <strong>de</strong>s peuples<br />

indigènes qui habitent cette région.<br />

L’apparition <strong>de</strong> l’usage <strong>de</strong> la Jurema dans une source coloniale<br />

Dans une réunion réalisée à Recife le 16 septembre 1739 – convoqué par le<br />

Gouverneur <strong>de</strong> la Capitainerie <strong>de</strong> Pernambuco et annexes, Henrique Luis Pereira Freire <strong>de</strong><br />

Andrada – le Conseil <strong>de</strong>s Missions (Junta das Missões) <strong>de</strong> Pernambuco a eu comme<br />

préoccupation centrale <strong>de</strong> « chercher les moyens nécessaires pour remédier aux erreurs qui<br />

s’étaient introduites parmi les indigènes, en buvant certaines boissons qu’ils appellent<br />

Jurema » (« se buscassem os meios precisos para se remediar os erros que se têm introduzido<br />

entre os índios, tomando certas bebidas às quais chamam Jurema 218 »)<br />

Ainsi, a été enregistré la plus ancienne information écrite dont on ait connaissance<br />

jusqu’à ce jour, <strong>de</strong> l’usage rituel <strong>de</strong> cette boisson emblématique qui gar<strong>de</strong> – le long <strong>de</strong>s siècles<br />

et jusqu’à nos jours – une place détachée dans les systèmes <strong>de</strong> croyances tant <strong>de</strong>s populations<br />

indigènes que <strong>de</strong>s populations métisses qui habitent la région semi-ari<strong>de</strong> brésilienne.<br />

Si, d’un coté, on peut attester la forte présence <strong>de</strong> la Jurema <strong>de</strong> nos jours, au milieu <strong>de</strong>s<br />

populations mentionnées au-<strong>de</strong>ssus, en portant un caractère polysémique dans lequel le terme<br />

désigne <strong>de</strong>s espèces botaniques, divinités indigènes, boisson sacrée et entités spirituelles<br />

indigène-afro-brésiliennes 219 , <strong>de</strong> l’autre coté, la compréhension du contexte historique dans<br />

lequel cette nouvelle du XVIIIe siècle a été produite, peut révéler <strong>de</strong>s dynamiques alors en<br />

oeuvre dans les frontières coloniales <strong>de</strong> l’Amérique portugaise.<br />

216 MEDEIROS, Guilherme, op. cit.<br />

217 OLIVEIRA, João Pacheco <strong>de</strong>, “Uma etnologia dos ‘índios misturados’? situação colonial, territorialização e fluxos<br />

culturais”, MANA, 4(1): 47-77, 1998.<br />

218 AHU, ACL, CU-015, Cx. 56, D. 4884, 16/09/1739.<br />

219 MOTA, Clarice Novaes da, “Jurema e i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s: um ensaio sobre a diáspora <strong>de</strong> uma planta”, pp. 219-239, in LABATE,<br />

Beatriz Caiuby, GOULART, Sandra Lucia (orgs.), O Uso Ritual das Plantas <strong>de</strong> Po<strong>de</strong>r, Campinas, SP: Mercado <strong>de</strong> Letras,<br />

2005.<br />

126


La mise en contexte <strong>de</strong>s dynamiques frontalières entre les espaces connus et ses<br />

populations (déjà colonisés), et les espaces et populations encore inconnus ou peu connus,<br />

nous confronte à <strong>de</strong>s barrières historiographiques difficiles à transposer.<br />

Comme nous l’avons vu plus haut, une <strong>de</strong> ces barrières est représentée par l’écriture<br />

<strong>de</strong>s références concernant les populations indigènes dans les sources coloniales. Si les récits<br />

<strong>de</strong> voyage et les chroniques <strong>de</strong>s fonctionnaires royaux et <strong>de</strong>s missionnaires ont bien enregistré<br />

la vie et les mœurs <strong>de</strong>s peuples Tupi du littoral, on ne peut en dire autant <strong>de</strong>s peuples du<br />

sertão.<br />

Cependant, les difficultés à récupérer <strong>de</strong>s informations plus précises sur ces peuples<br />

n’empêchent pas que l’on cherche <strong>de</strong>s itinéraires moins évi<strong>de</strong>nts pour récupérer <strong>de</strong>s chemins<br />

susceptibles d’avoir été parcourus par la Jurema, en utilisant <strong>de</strong>s donnés fournies par les<br />

autres sciences proches, tels que l’Anthropologie et l’Archéologie, ou un peu plus<br />

diagonalement par l’Ethnobiologie (à travers l’Ethnobotanique), ou même par les sciences<br />

médicales et chimiques (par rapport aux étu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>s substances psycho actives).<br />

Plus récemment, <strong>de</strong>puis la décennie <strong>de</strong> 1990, quelques érudits brésiliens <strong>de</strong>s<br />

populations indigènes du Nor<strong>de</strong>ste – tels que Maria Sylvia Porto Alegre, João Pacheco <strong>de</strong><br />

Oliveira, José Maurício Andion Arruti, Rodrigo <strong>de</strong> Azeredo Grünewald et Clarice Novaes da<br />

Mota, pour n’en citer seulement quelques-uns – sont en train <strong>de</strong> construire un nouveau regard<br />

sur la prétendue « disparition » <strong>de</strong>s peuples indigènes du Nor<strong>de</strong>ste, en basant cette<br />

construction sur <strong>de</strong>s rapprochements et <strong>de</strong>s dialogues entre l’Anthropologie et l’Histoire<br />

chaque fois plus fréquents et féconds.<br />

En même temps qu’ont avancé ces dialogues interdisciplinaires dans le milieu académique,<br />

pendant les années quatre-vingt-dix, ont commencé <strong>de</strong>s mouvements jusqu’alors<br />

insoupçonnés dans les populations rurales du Nor<strong>de</strong>ste, à travers <strong>de</strong>s mobilisations chaque<br />

fois plus nombreuses, dans le sens <strong>de</strong> l’auto affirmation en tant que « peuples indigènes », <strong>de</strong><br />

parties <strong>de</strong> ces populations qui sont passés à la lutte et à la revendication pour leur droit d’être<br />

reconnu comme tels par l’État brésilien. Ainsi, à l’inverse <strong>de</strong> l’idée absolue du processus<br />

historique <strong>de</strong> « disparition », on a vu dans les <strong>de</strong>rnières années du XXe siècle la croissance<br />

<strong>de</strong>s populations indigènes au Nor<strong>de</strong>ste. Ces mouvements ont causé autant <strong>de</strong>s polémiques que<br />

<strong>de</strong> révisions <strong>de</strong>s concepts, tout comme la création <strong>de</strong> nouveaux paradigmes capables<br />

d’éclaircir et <strong>de</strong> faire entendre ces nouvelles réalités.<br />

Ainsi, nous avons vu au fil <strong>de</strong>s étu<strong>de</strong>s la création <strong>de</strong> plusieurs termes pour désigner ces<br />

« nouvelles » populations indigènes, tels que peuples ressurgis ; re-nés ; remis ; résistants<br />

(povos ressurgidos ; renascidos ; remanescentes ; resistentes). La principale caractéristique<br />

qui ressort a été d’être <strong>de</strong>s populations considérées jusqu’alors comme communautés rurales<br />

composées par <strong>de</strong> simples paysans, surtout métisses – souvent appelés caboclos 220 – qui ont<br />

commencé à affirmer leur condition d’indigènes à partir d’un moment quelconque. Ces<br />

groupes sont surtout distribués dans les actuels états <strong>de</strong> Pernambuco, Bahia, Ceará, Paraíba,<br />

Alagoas et Sergipe.<br />

Concernant l’i<strong>de</strong>ntification <strong>de</strong> ces groupes, ils se sont chargés à la fois d’un<br />

ethnonyme déjà enregistré historiquement mais déjà considéré comme disparu, et d’autres fois<br />

d’ethnonymes qui n’ont pas eu d’enregistrement historique. Parfois, les groupes ont la<br />

conscience d’être le fruit <strong>de</strong> la jonction d’ethnies variés <strong>de</strong>puis la pério<strong>de</strong> coloniale, à<br />

l’occasion <strong>de</strong>s travaux missionnaires.<br />

Entre les plusieurs ethnonymes, on peut citer : Pankararu, Pankararé, Xukuru, Truká,<br />

Kambiwá, Tuxá, Xocó, Pipipã, Tumbalalá, Tremembé, Okren, Kariri-Xukuru, Kariri-Xocó. A<br />

cette liste on peut joindre : Fulni-ô, Kapinawá, Atikum, Pataxó Hã-Hã-Hãe et Potiguara. La<br />

220 L’expression caboclo signifie « métis <strong>de</strong> blanc avec indigène; sertanejo [originaire du sertão], campagnard » (BUENO,<br />

Silveira, Dicionário da Língua Portuguesa, São Paulo: FTD, 2000).<br />

127


majorité est localisée dans la région semi-ari<strong>de</strong> ; plusieurs se trouvent sur les berges du fleuve<br />

São Francisco, dans son cours moyen et sub-moyen.<br />

Parmi les anneaux culturels qui lient ces populations, nous trouvons l’expression du<br />

rituel du Toré 221 et la centralité <strong>de</strong> la Jurema comme élément rituel, mythologique et<br />

cosmogonique. Ces <strong>de</strong>ux éléments sont présents dans les univers culturels <strong>de</strong> tous ces peuples<br />

cependant chacun d’eux présente <strong>de</strong>s variations propres qui fonctionnent comme <strong>de</strong>s bornes<br />

frontalières <strong>de</strong>s i<strong>de</strong>ntités, marques <strong>de</strong> différenciation entre un groupe spécifique et les autres.<br />

Actuellement, ces caractéristiques sont à l’étu<strong>de</strong> et l’on commence à voir chaque jour<br />

un peu plus <strong>de</strong> publications scientifiques concernant ces peuples, principalement à cause <strong>de</strong> la<br />

projection <strong>de</strong>s recherches académiques dans le marché éditorial. Cependant, ces importants<br />

travaux anthropologiques analysent le moment présent et le mouvement d’auto affirmation, en<br />

avançant faiblement dans les étu<strong>de</strong>s historiques <strong>de</strong> ces populations. Quelques auteurs se sont<br />

dédiés davantage à ce sujet, c’est le cas <strong>de</strong> Rodrigo <strong>de</strong> Azeredo Grünewald, dans un travail<br />

publié récemment et intitulé « Sujets <strong>de</strong> la Jurema et le rachat <strong>de</strong> la ‘science <strong>de</strong> l’Indigène’ »<br />

(Sujeitos da Jurema e o resgate da ‘ciência do índio’ 222 ). Ce même auteur vient d’organiser<br />

une importante publication – qui réunit <strong>de</strong>s travaux <strong>de</strong> plusieurs chercheurs – sur le sujet du<br />

Toré <strong>de</strong>s peuples indigènes du Nor<strong>de</strong>ste comme pilier <strong>de</strong> la construction <strong>de</strong> leurs univers<br />

mythiques et religieux 223 .<br />

Aux cotés <strong>de</strong>s étu<strong>de</strong>s sur la Jurema dans le contexte strictement indigène, on trouve<br />

aussi d’importants travaux anthropologiques qui abor<strong>de</strong>nt son usage au milieu <strong>de</strong>s populations<br />

urbaines, généralement en syncrétisme avec les cultes afro-brésiliens. C’est le cas <strong>de</strong> Roberto<br />

Motta qui travaille sur ce sujet <strong>de</strong>puis les années soixante-dix et qui vient <strong>de</strong> publier un article<br />

intitulé « La Jurema <strong>de</strong> Recife : religion indigène-afro-brésilienne dans le contexte urbain »<br />

(A Jurema do Recife : religião indo-afro-brasileira no contexto urbano 224 ). On agrandir cette<br />

liste avec les noms d’autres auteurs qui ont travaillé sur ce sujet, tels que Roger Basti<strong>de</strong> 225 ,<br />

Maria do Carmo Brandão et Ricardo Rios 226 , René Van<strong>de</strong>zan<strong>de</strong>, Clélia Moreira Pinto e<br />

Ulisses Paulino <strong>de</strong> Albuquerque 227 .<br />

La réflexion historique sur le complexe rituel <strong>de</strong> la Jurema passe directement par un<br />

nouveau regard, une nouvelle démarche sur la documentation coloniale luso-brésilienne.<br />

Même avec la rareté <strong>de</strong>s références concernant son usage avéré, les sources coloniales<br />

peuvent fournir plusieurs indices <strong>de</strong> permanences culturelles et <strong>de</strong> traces <strong>de</strong> résistances qui<br />

permettraient la mise en perspective <strong>de</strong>s potentialités <strong>de</strong> survivance <strong>de</strong> plusieurs éléments<br />

ethniques. Cela signifie qu’il faut apercevoir le système colonial comme un système non<br />

hermétique, qui a permis <strong>de</strong>s espaces <strong>de</strong> résistance non armés. La vie dans la Colonie a été<br />

doté <strong>de</strong> dynamiques variables selon l’espace et le temps 228 , dans cet immense espace<br />

continental qui a compté la succession <strong>de</strong> plusieurs métropoles coloniales le long <strong>de</strong>s siècles,<br />

comme l’exemple du Nor<strong>de</strong>ste oriental où les conquéreurs portugais, français, espagnols et<br />

hollandais se sont confrontés et succédés. Le choc et la succession <strong>de</strong> ces pouvoirs coloniaux<br />

ont été gérés en plusieurs phases, véritables vacuités <strong>de</strong> pouvoir et, dans d’autres cas,<br />

221 Toré : m. mot d’origine probablement Tupi qui désigne une espèce <strong>de</strong> rite avec danse et chants qui est célébré en plusieurs<br />

occasions. Rituel dansé et chanté caractéristique <strong>de</strong>s indigènes du Nor<strong>de</strong>ste.<br />

222 In LABATE, Beatriz Caiuby, GOULART, Sandra Lucia (orgs), O Uso Ritual das Plantas <strong>de</strong> Po<strong>de</strong>r, São Paulo:<br />

FAPESP/Mercado <strong>de</strong> Letras, 2005.<br />

223 GRÜNEWALD, Rodrigo <strong>de</strong> Azeredo (org.), Toré: Regime Encantado do índio do Nor<strong>de</strong>ste, Recife: Massangana, 2005.<br />

224 In LABATE, B. C., GOULART, S. L., op. cit.<br />

225 BASTIDE, Roger, “Catimbó”, in PRANDI, Reginaldo, Encantaria Brasileira: o livro dos mestres, caboclos e encantados,<br />

Rio <strong>de</strong> Janeiro: Pallas, 2001.<br />

226 BRANDÃO, Maria do Carmo, RIOS, Ricardo, “O Catimbó-Jurema do Recife”, in PRANDI, Reginaldo, op. cit.<br />

227 ALBUQUERQUE, Ulisses Paulino <strong>de</strong>, MOTA, Clarice Novaes da (orgs.), As muitas faces da Jurema: <strong>de</strong> espécie botânica a<br />

divinda<strong>de</strong> afro-indígena, Recife: Bagaço, 2002.<br />

228 CARVALHO, Marcus, Liberda<strong>de</strong>: rotinas e rupturas do escravismo no Recife, 1822-1850, Recife: Ed. Universitária da<br />

UFPE, 2001.<br />

128


l’administration <strong>de</strong>s territoires et <strong>de</strong>s gens a varié selon la métropole à l’origine du<br />

comman<strong>de</strong>ment.<br />

Par ailleurs, si les dialogues entre l’Anthropologie et l’Histoire ont permis d’avancer la<br />

construction <strong>de</strong> nouvelles réflexions, on doit attribuer à cet effort interdisciplinaire les<br />

contributions <strong>de</strong> l’Archéologie, en offrant à cette discussion l’ouverture <strong>de</strong> nouveaux horizons<br />

autant chronologiques qu’interprétatifs.<br />

Ainsi, en reculant encore plus dans l’échelle temporelle, nous pouvons trouver <strong>de</strong>s<br />

informations apportées par l’Archéologie concernant les registres graphiques préhistoriques<br />

<strong>de</strong> la région semi-ari<strong>de</strong> brésilienne. Ce n’est pas une association facile ni tout à fait<br />

conclusive, cependant il est difficile d’exclure les indices <strong>de</strong>s possibilités <strong>de</strong> l’existence dans<br />

cette région d’une antiquité préhistorique <strong>de</strong>s rapports entre les populations originaires et<br />

l’élément végétal, dans le sens rituel ou religieux.<br />

Pour cela, l’élément le plus concret qui puisse fonctionner comme anneau <strong>de</strong> liaison<br />

entre l’usage rituel <strong>de</strong> la Jurema <strong>de</strong> la pério<strong>de</strong> coloniale et le passé préhistorique est la<br />

présence <strong>de</strong>s « scènes <strong>de</strong> l’arbre » parmi les exemplaires <strong>de</strong> peintures rupestres <strong>de</strong> la région.<br />

Ces scènes sont, jusqu’à ce jour, classifiées comme appartenant à la Tradition Nor<strong>de</strong>ste, une<br />

tradition <strong>de</strong> peinture rupestre qui a été pratiquée <strong>de</strong>puis 12.000 jusqu’à 6.000 ans avant notre<br />

ère, comme en attestent Niè<strong>de</strong> Guidon 229 , Anne-Marie Pessis 230 et Gabriela Martin 231 .<br />

D’ailleurs, si les peintures rupestres ne permettent pas l’i<strong>de</strong>ntification <strong>de</strong>s espèces<br />

botaniques montrées dans les plusieurs « scènes <strong>de</strong> l’arbre » – dans lesquelles apparaissent<br />

souvent <strong>de</strong>s groupes humains disposés aux alentours d’un arbre avec les bras levés comme<br />

une attitu<strong>de</strong> <strong>de</strong> révérence, ou dans d’autres cas, apparaissent <strong>de</strong>ux humains soutenant entre<br />

eux une branche ou un rameau d’un quelconque végétal, ou encore dans d’autres scènes où<br />

sont montrées <strong>de</strong>s individus portant un rameau dans une main – les gestes, les mouvements et<br />

les attitu<strong>de</strong>s montrées fournissent <strong>de</strong>s indices qui infèrent que les populations qui ont habité<br />

cette région pendant la préhistoire possédaient <strong>de</strong>s connaissances et ont élaboré <strong>de</strong>s pratiques<br />

avec l’utilisation d’espèces végétales. Les scènes ont été enregistrées sur les murs <strong>de</strong>s abris<br />

sur roche où l’on trouve aussi <strong>de</strong>s scènes <strong>de</strong> chasse, <strong>de</strong>s scènes <strong>de</strong> guerre, <strong>de</strong>s scènes <strong>de</strong> sexe<br />

et encore d’autres graphismes variés qui montrent parfois <strong>de</strong>s animaux et <strong>de</strong>s êtres humains.<br />

La distinction qui a été donné aux scènes ayant contenu <strong>de</strong>s éléments végétaux indique<br />

l’importance <strong>de</strong> ce rapport pour ces populations, puisqu’elles sont placées à coté <strong>de</strong>s scènes <strong>de</strong><br />

chasse, <strong>de</strong> guerre et <strong>de</strong> sexe, c’est-à-dire à niveau égal <strong>de</strong>s activités essentielles à la survie <strong>de</strong><br />

ces sociétés.<br />

L’ethnico botanique Richard Evans Schultes a remarqué que “there is ample material<br />

proof that narcotics and other psychoactive plants, such as hallucinogens, were employed in<br />

many cultures in both hemispheres thousands of years ago. The material proof exists in some<br />

archaeological specimens of the plants in contexts indicating magico-religious use and in art<br />

forms such as paintings, rock carvings, gol<strong>de</strong>n amulets, ceramic artifacts, stone figurines, and<br />

monuments”232.<br />

Le fait <strong>de</strong> ne pouvoir associer spécifiquement la Jurema aux peintures rupestres<br />

n’amoindrie pas l’importance <strong>de</strong> ces registres pour la mise en contexte <strong>de</strong> son usage par les<br />

populations autochtones, car le complexe mythique religieux <strong>de</strong> la botanique sacrée <strong>de</strong> ces<br />

peuples est assez ample, encore aujourd’hui.<br />

Non seulement parmi les actuels peuples autochtones du semi-ari<strong>de</strong> brésilien, mais<br />

aussi parmi les métis – les caboclos qu’ont a mentionné – qui habitent cette même région, on<br />

trouve plusieurs espèces botaniques qui possè<strong>de</strong>nt le statut <strong>de</strong> « plantes sacrées ». Par<br />

229 GUIDON, Niè<strong>de</strong>, Peintures préhistoriques du Brésil, Paris: ERC, 1991.<br />

230 PESSIS, Anne-Marie, Imagens da Pré-História, Parque Nacional Serra da Capivara, FUMDHAM / PETROBRAS,<br />

2003.<br />

231 MARTIN, Gabriela, Pré-História do Nor<strong>de</strong>ste do Brasil, 4ª. Ed., Recife: Ed. Universitária da UFPE, 2005.<br />

232 SCHULTES, Richard Evans, Antiquity of the use of New World Hallucinogens, Integration, vol. 5, pp. 9-18, 1995.<br />

129


exemple, parmi ces peuples indigènes, on trouve une cérémonie appelée Ouricuri qui est<br />

considérée comme la plus importante dans le calendrier religieux et pendant laquelle l’usage<br />

<strong>de</strong> la Jurema prend une place fondamentale. « Ouricuri » désigne en même temps la<br />

cérémonie et l’arbre (un palmier), considéré sacré qui fournit <strong>de</strong>s fibres pour la fabrication <strong>de</strong><br />

vêtements rituels, et par ailleurs <strong>de</strong>s fruits, <strong>de</strong>s graines et du bois.<br />

Un autre cas que l’on peut citer concerne l’« Umbu » (spondias tuberosa), qui joue<br />

aussi un important rôle dans le cycle cérémoniel <strong>de</strong> ces peuples, comme c’est le cas <strong>de</strong>s<br />

Pankararu, parmi lesquels le commencement <strong>de</strong> la saison <strong>de</strong> l’Umbu ouvre le calendrier<br />

religieux <strong>de</strong> l’année. On peut également mentionner le « Juazeiro » (Ziziphus joazeiro, Mart.)<br />

et l’« Imburana » (Commiphora leptophloeos, Mart.), comme d’importantes espèces<br />

botaniques présentes dans les répertoires mythiques religieux <strong>de</strong> ces populations.<br />

Pourtant, <strong>de</strong> la même façon que les espèces botaniques connues populairement par la<br />

désignation générale <strong>de</strong> « Jurema » – Ulisses Paulino <strong>de</strong> Albuquerque 233 arrive à répertorier<br />

dix-neuf espèces botaniques sur cette dénomination ou associés à adjectives, tels que « jurema<br />

blanche », « jurema noir », « jureminha [petite jurema] » – les autres pantes citées au-<strong>de</strong>ssus<br />

sont originaires du semi-ari<strong>de</strong> brésilien, comme en attestent Laure Emperaire et Gerda Nickel<br />

Maia 234 . Aussi les « scènes <strong>de</strong> l’arbre » <strong>de</strong> la Tradition Nor<strong>de</strong>ste <strong>de</strong> peinture rupestre se<br />

déroulent seulement dans la région semi-ari<strong>de</strong>, soit au sud-est <strong>de</strong> l’État <strong>de</strong> Piauí, dans le Parc<br />

National Serra da Capivara, soit à la région du sertão <strong>de</strong> Seridó, comprenant une partie <strong>de</strong>s<br />

états <strong>de</strong> Paraíba et Rio Gran<strong>de</strong> do Norte ; à Xingó, dans l’État <strong>de</strong> Sergipe ; à la Chapada<br />

Diamantina (plaine Diamantina) dans l’État <strong>de</strong> Bahia et encore à Buíque, dans l’État <strong>de</strong><br />

Pernambuco.<br />

En retournant sur la documentation du XVIIIe siècle, par au-<strong>de</strong>là du compte rendu <strong>de</strong><br />

la réunion du Conseil <strong>de</strong>s missions <strong>de</strong> Pernambuco, déjà cité plus haut, on trouve encore <strong>de</strong>ux<br />

lettres du Gouverneur <strong>de</strong> Pernambuco au roi datées <strong>de</strong> 1741 qui citent nominalement l’usage<br />

<strong>de</strong> la Jurema. Aussi, pendant la secon<strong>de</strong> moitié du siècle, après l’édition du Directoire <strong>de</strong>s<br />

Indigènes (Diretório dos Índios) en 1757, par le Marquis <strong>de</strong> Pombal, premier ministre du<br />

Portugal, on trouve une adaptation <strong>de</strong> cet instrument juridique, dédié d’abord à l’État <strong>de</strong><br />

Maranhão et Grão-Pará 235 , faite par le gouvernement <strong>de</strong> Pernambuco pour être appliquée dans<br />

leur juridiction. Dans les orientations du Marquis <strong>de</strong> Pombal concernant l’application du<br />

Directoire, il y eu une instruction pour adapter les articles à chaque région à la mesure que les<br />

administrateurs le souhaitaient. Dans le cas <strong>de</strong> Pernambuco, le gouverneur a précisé dans une<br />

clause spécifique, l’interdiction <strong>de</strong> l’usage <strong>de</strong> la Jurema par les indigènes. Cela a été,<br />

probablement, un reflet <strong>de</strong>s discussions commencées au début du siècle, quand la nouvelle est<br />

apparue dans le document <strong>de</strong> 1739.<br />

La <strong>de</strong>scription <strong>de</strong> l’usage rituel <strong>de</strong> la Jurema faite dans la documentation <strong>de</strong> 1739,<br />

semble avoir <strong>de</strong>s éléments très proches <strong>de</strong>s usages chamaniques d’espèces botaniques par<br />

d’autres peuples indigènes d’Amérique. On peut citer le cas <strong>de</strong> l’usage <strong>de</strong> l’Ayahuasca, dans<br />

la forêt amazonienne et le cas <strong>de</strong> l’usage du cactus Peyotl, par les peuples du nord <strong>de</strong> Mexique<br />

et du sud <strong>de</strong>s Etats-Unis.<br />

Le contenu du document concernant la <strong>de</strong>scription <strong>de</strong>s effets <strong>de</strong> l’usage, qui évoque<br />

<strong>de</strong>s « visions », <strong>de</strong>s « illusions », et la croyance <strong>de</strong>s indigènes en ces visions comme en<br />

« oracles », donnent l’idée <strong>de</strong> la force <strong>de</strong> cet usage au sein <strong>de</strong> l’organisation religieuse <strong>de</strong> ces<br />

peuples.<br />

233 ALBUQUERQUE, Ulisses Paulino <strong>de</strong>, MOTA, Clarice Novaes da (orgs.), op. cit., p. 182.<br />

234 MAIA, Gerda Nickel, Caatinga: árvores e arbustos e suas utilida<strong>de</strong>s, São Paulo: Leitura & Arte, 2004.<br />

235 Au XVIIIe siècle l’Amérique portugaise a été divisée en <strong>de</strong>ux Etats : l’État du Brésil, comprenant toutes les capitaineries<br />

délimitées <strong>de</strong>puis le XVIe siècle, en incluant les régions <strong>de</strong> l’ouest <strong>de</strong> Rio <strong>de</strong> Janeiro, São Paulo, Minas Gerais et les<br />

frontières avec l’Amérique espagnole (territoires d’abord localisés au-<strong>de</strong>là du méridien <strong>de</strong> Tor<strong>de</strong>sillas) ; et l’État <strong>de</strong><br />

Maranhão et Grão-Pará, comprenant toute la région nord, c’est à dire l’Amazonie portugaise.<br />

130


Voici la <strong>de</strong>scription donnée par le Gouverneur <strong>de</strong> Pernambuco <strong>de</strong> l’usage <strong>de</strong> la<br />

Jurema, dans la lettre du 1 er juillet 1741 au roi :<br />

« je peut seulement informer à Votre Majesté qu’en exposant dans le Conseil <strong>de</strong>s missions le<br />

Révérendissime Évêque que dans les al<strong>de</strong>ias la gran<strong>de</strong> majorité <strong>de</strong>s Indigènes a fait usage<br />

d’une boisson appelée Jurema avec laquelle en perdant la conscience sont survenues plusieurs<br />

visions, en les relatant aux autres indigènes qui les prenaient comme <strong>de</strong>s oracles » (só posso<br />

informar a Vossa Majesta<strong>de</strong> que expondo o reverendíssimo Bispo na Junta das Missões que<br />

nas al<strong>de</strong>ias usavam a maior parte dos índios <strong>de</strong> uma bebida chamada Jurema com a qual<br />

per<strong>de</strong>ndo os sentidos se lhes apresentavam várias visões, repetindo-as <strong>de</strong>spois e crendo nelas<br />

os <strong>de</strong>mais índios como em oráculos236)<br />

Pour conclure nous pouvons considérer ce travail comme une première contribution <strong>de</strong><br />

l’approche historique sur le thème <strong>de</strong> l’usage rituel <strong>de</strong> la Jurema dans la pério<strong>de</strong> coloniale.<br />

L’approfondissement <strong>de</strong>s réflexions sur les origines ethniques et spatiales <strong>de</strong> cet usage pourra<br />

apporter <strong>de</strong>s éléments importants pour la compréhension <strong>de</strong> la formation multiethnique <strong>de</strong> la<br />

société brésilienne, et surtout, pour ce qui tient à la participation <strong>de</strong>s ethnies indigènes.<br />

Bibliographie<br />

Albuquerque, Ulisses Paulino <strong>de</strong>, Mota, Clarice Novaes da (orgs.), As muitas faces da<br />

Jurema: <strong>de</strong> espécie botânica a divinda<strong>de</strong> afro-indígena, Recife: Bagaço, 2002.<br />

Anati, Emmanuel, La religion <strong>de</strong>s origines, Paris: Bayard (Hachette Littératures), 1999.<br />

Avila, Gabriela Martin, Pré-História do Nor<strong>de</strong>ste do Brasil, 4e édition, Recife: Ed.<br />

Universitária da UFPE, 2005.<br />

Carvalho, Marcus, Liberda<strong>de</strong>: rotinas e rupturas do escravismo no Recife, 1822-1850, Recife:<br />

Ed. Universitária da UFPE, 2001.<br />

236 AHU, ACL, CU-015, Cx. 56, D. 4884, annexe, 01/07/1741, Recife.<br />

131


Grünewald, Rodrigo <strong>de</strong> Azeredo (org.), Toré: Regime Encantado do índio do Nor<strong>de</strong>ste,<br />

Recife: Massangana, 2005.<br />

Guidon, Niè<strong>de</strong>, Peintures préhistoriques du Brésil, Paris: ERC, 1991.<br />

Labate, Beatriz Caiuby, Goulart, Sandra Lucia (orgs.), O Uso Ritual das Plantas <strong>de</strong> Po<strong>de</strong>r,<br />

Campinas, SP: Mercado <strong>de</strong> Letras, 2005.<br />

Lima, Osvaldo Gonçalves, Observações sobre o “Vinho da Jurema” utilizado pelos índios<br />

Pancarú <strong>de</strong> Tacaratú (Pernambuco), Recife: Imprensa Oficial, 1946.<br />

Maia, Gerda Nickel, Caatinga: árvores e arbustos e suas utilida<strong>de</strong>s, São Paulo: Leitura e Arte,<br />

2004.<br />

Maldi, Denise, “De confe<strong>de</strong>rados a bárbaros: a representação da territorialida<strong>de</strong> e da fronteira<br />

indígenas nos séculos XVIII e XIX”. Revista <strong>de</strong> Antropologia, vol.40, no.2, p.183-221, 1997.<br />

Mauro, Frédéric, Souza, Maria <strong>de</strong>, Le Brésil du XVe siècle à la fin du XVIIIe siècle, (Regards<br />

sur l’Histoire : Histoire mo<strong>de</strong>rne, sous la direction <strong>de</strong> Jean-Pierre Poussou), Paris : SEDES,<br />

1997.<br />

Me<strong>de</strong>iros, Guilherme, “Les Portugais face aux Français dans la conquête <strong>de</strong>s capitaineries <strong>de</strong><br />

Pernambuco et d’Itamaracá au XVIe siècle”, pp. 59-88, in Neiva, Saulo (org.), La France et le<br />

Mon<strong>de</strong> Luso-Brésilien : échanges et représentations (XVIe-XVIIIe siècles), Clermont-<br />

Ferrand: Presses Universitaires Blaise Pascal, 2005.<br />

Me<strong>de</strong>iros, Ricardo Pinto <strong>de</strong>, O Descobrimento dos Outros: povos indígenas do sertão do<br />

Nor<strong>de</strong>ste no período colonial, [thèse doctorat, histoire], Recife: <strong>Universidad</strong>e Fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong><br />

Pernambuco, 2000.<br />

Mello, Marcia Eliane Alves <strong>de</strong> Souza e, “As Juntas das Missões na América Portuguesa<br />

(1681-1757)” in Anais da V Jornada Setecentista, Curitiba : 2003.<br />

Mota, Clarice Novaes da, “Jurema e i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s: um ensaio sobre a diáspora <strong>de</strong> uma planta”,<br />

pp. 219-239, in Labate, Beatriz Caiuby, Goulart, Sandra Lucia (orgs.), O Uso Ritual das<br />

Plantas <strong>de</strong> Po<strong>de</strong>r, Campinas, SP: Mercado <strong>de</strong> Letras, 2005.<br />

Neiva, Saulo (org.), La France et le Mon<strong>de</strong> Luso-Brésilien : échanges et représentations<br />

(XVIe-XVIIIe siècles), Clermont-Ferrand: Presses Universitaires Blaise Pascal, 2005.<br />

Oliveira, João Pacheco <strong>de</strong>, “Uma etnologia dos ‘índios misturados’? situação colonial,<br />

territorialização e fluxos culturais”, MANA, 4(1): 47-77, 1998.<br />

Pessis, Anne-Marie, Imagens da Pré-História, Parque Nacional Serra da Capivara,<br />

FUMDHAM / PETROBRAS, 2003.<br />

Pires, Maria Idalina da Cruz, Resitência indígena nos sertões nor<strong>de</strong>stinos no pós-conquista<br />

territorial: legislação, conflito e negociação na vilas pombalinas, 1757-1823, [thèse <strong>de</strong><br />

doctorat, histoire], Recife: <strong>Universidad</strong>e Fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong> Pernambuco, 2004.<br />

132


Prandi, Reginaldo, Encantaria Brasileira: o livro dos mestres, caboclos e encantados, Rio <strong>de</strong><br />

Janeiro: Pallas, 2001.<br />

Puntoni, Pedro, A Guerra dos Bárbaros: povos indígenas e a colonização do sertão do<br />

Nor<strong>de</strong>ste do Brasil, 1650-1720, (Estudos Históricos: 44), São Paulo: Hucitec; Editora da<br />

<strong>Universidad</strong>e <strong>de</strong> São Paulo, 2002.<br />

Salgado, Graça, Fiscais e Meirinhos: a administração no Brasil colonial, (Publicações<br />

históricas, 86), 2ª. Edição, Rio <strong>de</strong> Janeiro: Nova Fronteira, 1985.<br />

Santos, <strong>Rafael</strong> G. dos, Aspectos culturais e simbólicos do uso <strong>de</strong> enteógenos, São Paulo:<br />

NEIP, [sd].<br />

Schultes, Richard Evans, Antiquity of the use of New World Hallucinogens, Integration, vol.<br />

5, pp. 9-18, 1995<br />

Silva, Geyza Kelly Alves da, Índios e i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s: formas <strong>de</strong> inserção e sobrevivência na<br />

socieda<strong>de</strong> colonial (1535-1716), [mémoire DEA, histoire], Recife: <strong>Universidad</strong>e Fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong><br />

Pernambuco, 2004.<br />

Sousa, Gabriel Soares <strong>de</strong>, Tratado Descritivo do Brasil em 1587, LII (Descobrimentos, 13)<br />

Recife : FJN/Massangana, 2000.<br />

Vieira, Antônio, Escritos Instrumentais sobre os índios, São Paulo: EDUC/Loyola/Giordano,<br />

1992.<br />

Willeke, Venâncio, “A praxe missionária adotada pelos franciscanos no Brasil – 1585-1619”,<br />

in Revista do IAHGP, vol. XLVI (1961), Recife: Instituto Arqueológico, Histórico e<br />

Geográfico Pernambucano, 1967.<br />

133


Relatos <strong>de</strong> frontera: Alexan<strong>de</strong>r Jardine en España y Berbería (1788)237.<br />

Mónica Bolufer (Universitat <strong>de</strong> València)<br />

Introducción.<br />

Los estudios sobre las fronteras han experimentado un indudable auge en la historiografía <strong>de</strong><br />

las últimas décadas, tanto en forma <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong> la frontera entendida a modo <strong>de</strong> límite<br />

político y simbólico como <strong>de</strong> trabajos sobre territorios fronterizos como socieda<strong>de</strong>s dotadas<br />

<strong>de</strong> características específicas, <strong>de</strong> dinámicas propias, <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong> su condición limítrofe. Es<br />

bien sabido que toda frontera constituye a la vez una línea que separa y <strong>de</strong>limita, un frente<br />

don<strong>de</strong> se dirimen potenciales conflictos y un espacio que une, permitiendo los intercambios y<br />

el mestizaje. Toda frontera, también, sea cual sea su trazado político y diplomático, y esté<br />

apoyada o no sobre un acci<strong>de</strong>nte físico o sobre diferencias visibles en costumbres y lenguas,<br />

es al mismo tiempo, en buena medida, una barrera construida y fabricada mentalmente. En<br />

efecto, la pretensión <strong>de</strong> marcar las diferencias con respecto a un vecino que cuestiona nuestra<br />

propia i<strong>de</strong>ntidad conduce a acentuar, exagerándolos, los contrastes entre “nosotros” y los<br />

“otros”, más que los aspectos comunes, a la vez que minimiza las heterogeneida<strong>de</strong>s internas a<br />

cada uno <strong>de</strong> esos dos sujetos colectivos. De ese modo, las gradaciones más o menos sutiles<br />

<strong>de</strong>l entorno natural, los paisajes y las características culturales, étnicas o lingüísticas acaban<br />

con frecuencia convirtiéndose, a través <strong>de</strong>l esfuerzo <strong>de</strong> diferenciación, en <strong>de</strong>marcaciones<br />

aparentemente nítidas e inconfundibles. Así, como señala Edward Said: “La práctica universal<br />

<strong>de</strong> establecer en la mente un espacio familiar que es nuestro y un espacio no familiar que es el<br />

suyo es una manera <strong>de</strong> hacer distinciones geográficas que pue<strong>de</strong>n ser totalmente arbitrarias<br />

(…). No hay duda <strong>de</strong> que la geografía y la historia imaginarias ayudan a que la mente<br />

intensifique el sentimiento íntimo que tiene <strong>de</strong> sí misma, dramatizando la distancia y la<br />

diferencia entre lo que está cerca <strong>de</strong> ella y lo que está lejos”238.<br />

El concepto <strong>de</strong> “frontera”, en el doble sentido <strong>de</strong> límite territorial entre entida<strong>de</strong>s políticas o<br />

comunida<strong>de</strong>s culturales en el seno <strong>de</strong> Europa y <strong>de</strong> separación entre la propia Europa y el resto<br />

<strong>de</strong>l mundo, constituye una forma interesante <strong>de</strong> enfocar la reflexión crítica sobre qué<br />

constituye lo europeo y cuáles han sido sus relaciones con otras culturas y socieda<strong>de</strong>s239. Por<br />

una parte, como es bien sabido, los límites <strong>de</strong>l territorio europeo, en ausencia <strong>de</strong> fronteras<br />

físicas evi<strong>de</strong>ntes, sobre todo por el Este, se han ido <strong>de</strong>finiendo a lo largo <strong>de</strong> la Historia, <strong>de</strong><br />

forma variable, a partir <strong>de</strong>l énfasis en ciertos rasgos religiosos o culturales que permitían<br />

constituir una i<strong>de</strong>ntidad, por oposición a ciertas figuras <strong>de</strong> los “otros”, externos o internos:<br />

“bárbaros”, judíos, musulmanes, herejes o indios americanos. Si bien la reflexión acerca <strong>de</strong> la<br />

diferencia se había <strong>de</strong>sarrollado ya en la Antigüedad y la Edad Media, el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las<br />

navegaciones, el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong>l Nuevo Mundo y la formación <strong>de</strong> imperios coloniales<br />

abrieron a los europeos, <strong>de</strong> forma mucho más amplia, el conocimiento y la experiencia <strong>de</strong><br />

realida<strong>de</strong>s naturales y humanas profundamente distintas <strong>de</strong> la propia, que acompañaron a las<br />

empresas <strong>de</strong> conquista y dominio240. Las informaciones y especulaciones aportadas por toda<br />

237 Este trabajo se ha beneficiado <strong>de</strong> una estancia en el Instituto Europeo <strong>de</strong> Florencia entre los meses <strong>de</strong> junio y julio <strong>de</strong><br />

2006, con el apoyo <strong>de</strong>l Vicerrectorat d’Investigació <strong>de</strong> la Universitat <strong>de</strong> València, así como <strong>de</strong> las discusiones en el marco <strong>de</strong>l<br />

proyecto <strong>de</strong> investigación I+D+I 171/2004, financiado por el Instituto <strong>de</strong> la Mujer (Ministerio <strong>de</strong> Trabajo y Asuntos<br />

Sociales).<br />

238 Edward Said, Orientalismo, Madrid, Ediciones Libertarias, 1990, pp. 80-81.<br />

239 Reflexiones más amplias al respecto, en Mónica Bolufer, “Geografías imaginarias, fronteras en transformación. Los<br />

límites <strong>de</strong> los “europeo”, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Antigüedad al presente”, en Las fronteras <strong>de</strong> Europa, monográfico <strong>de</strong> Saitabi, 54 (2004; en<br />

prensa).<br />

240 Tzvetan Todorov, La conquista <strong>de</strong> América: la cuestión <strong>de</strong>l otro. México, FCE, 1987. Anthony Pag<strong>de</strong>n, La caída <strong>de</strong>l<br />

hombre: el indio americano y los orígenes <strong>de</strong> la etnología comparativa. Madrid, Alianza, 1988.<br />

134


una literatura <strong>de</strong> viajes por lugares “exóticos”, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> relatos <strong>de</strong> misioneros <strong>de</strong> los siglos XVI y<br />

XVII a expediciones científicas <strong>de</strong>l XVIII, pondrían las bases <strong>de</strong> la etnología comparativa,<br />

para acabar cristalizando en el Siglo <strong>de</strong> las Luces en complejas teorías acerca <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo<br />

social <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el “salvajismo” a la “civilización”241.<br />

Al mismo tiempo, no obstante, también las diferencias entre pueblos y culturas asentados en<br />

el solar <strong>de</strong> “Europa” han suscitado a lo largo <strong>de</strong>l tiempo, no menos que los aspectos comunes,<br />

inquietu<strong>de</strong>s y esfuerzos <strong>de</strong> comprensión. Si los relatos <strong>de</strong> viajes medievales y mo<strong>de</strong>rnos<br />

reproducen, en buena medida, los tópicos heredados <strong>de</strong> la Antigüedad acerca <strong>de</strong> las<br />

características físicas y morales, “cualida<strong>de</strong>s” y “vicios” <strong>de</strong> los distintos pueblos, el siglo <strong>de</strong><br />

las Luces vería <strong>de</strong>sarrollarse el <strong>de</strong>bate acerca <strong>de</strong> si los “caracteres nacionales” eran fijos, al<br />

estar <strong>de</strong>terminados por el clima y las condiciones físicas <strong>de</strong>l territorio, como afirmara<br />

Montesquieu en El espíritu <strong>de</strong> las leyes (1738) o, por el contrario, <strong>de</strong>pendían <strong>de</strong> las<br />

costumbres mo<strong>de</strong>ladas por la historia y, por tanto, estaban sujetos a transformaciones, según<br />

sostiene Hume en su ensayo Of national characters. Polémica que partía, precisamente, <strong>de</strong> la<br />

conciencia, más aguda que nunca, <strong>de</strong> los notables contrastes culturales en el seno <strong>de</strong> la propia<br />

Europa, acrecentada por la práctica mucho más frecuente <strong>de</strong>l viaje, a causa <strong>de</strong> las mejoras en<br />

los transportes, el aumento <strong>de</strong> los intercambios comerciales y, en general, el crecimiento<br />

económico <strong>de</strong>l siglo.<br />

En este sentido, las categorías <strong>de</strong> “civilización” y “primitivismo”, que, con profundas raíces<br />

clásicas y complejas trayectorias medievales y renacentistas, cuajaron en el siglo XVIII en<br />

teorías <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo, funcionaron no sólo para establecer diferencias valorativas entre Europa<br />

y el resto <strong>de</strong>l mundo, sino también para distinguir y jerarquizar “centros” y “periferias” <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong>l propio territorio europeo, trazando fronteras en las que se asignaba a los territorios<br />

periféricos <strong>de</strong>l continente un carácter ambiguo <strong>de</strong> límite entre lo europeo y lo “primitivo”.<br />

Así, la Europa <strong>de</strong>l Este, en particular Rusia, ocupaba en el imaginario <strong>de</strong> la Ilustración el<br />

espacio <strong>de</strong> una transición cultural entre el mundo europeo y Asia, que producía en los viajeros<br />

occi<strong>de</strong>ntales impresiones opuestas <strong>de</strong> familiaridad y extrañamiento242. Por su parte, los<br />

territorios escandinavos suscitaban interés por la presencia en sus confines <strong>de</strong> poblaciones con<br />

hábitos "exóticos" (como la lapona) que permitían reflexionar sobre los límites entre<br />

salvajismo y civilización243. Al mismo tiempo, los Balcanes, territorios europeos bajo<br />

soberanía otomana, fueron “<strong>de</strong>scubiertos” en el siglo XVIII como un espacio geográfico y<br />

cultural marginal dotado <strong>de</strong> características propias244. Incluso Italia, centro <strong>de</strong> la cultura<br />

europea durante el Renacimiento y lugar <strong>de</strong> peregrinación artística e intelectual todavía en el<br />

XVIII, comenzó a contemplarse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una nueva óptica que insistía en su carácter meridional,<br />

periférico y atrasado con respecto a la Europa nordocci<strong>de</strong>ntal245<br />

Estos estudios establecen un marco <strong>de</strong> análisis interesante para poner en relación los dos hilos<br />

que, trenzados, configuran la construcción histórica <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad europea: la reflexión sobre<br />

las diferencias (sociales, económicas, culturales o políticas) entre los diversos territorios<br />

europeos y el esfuerzo <strong>de</strong> diferenciación con respecto a otras culturas y socieda<strong>de</strong>s. Sin<br />

embargo, los trabajos citados, en su mayoría anglosajones, suelen omitir otra frontera, la <strong>de</strong>l<br />

241 Michele Duchet, Antropología e historia en el siglo <strong>de</strong> las Luces: Buffon, Voltaire, Rousseau, Helvecio, Di<strong>de</strong>rot, México,<br />

Siglo XXI, 1975. Roland L. Meek, Los orígenes <strong>de</strong> la ciencia social. El <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> los cuatro estadios,<br />

Madrid, Siglo XXI, 1981.<br />

242 Larry Wolff, Inventing Eastern Europe. The Map of Civilisation in the Mind of Enlightenment. Stanford, Stanford<br />

University Press, 1994. Mª Victoria López-Cordón, “De Moscovia a Rusia: caracteres nacionales y límites europeos en el<br />

imaginario español <strong>de</strong> los siglos XVII y XVIII”, en M. Bolufer, ed., Las fronteras <strong>de</strong> Europa, monográfico <strong>de</strong> Saitabi, 54<br />

(2004; en prensa).<br />

243 Brian Dolan, Exploring European Frontiers. British Travellers in the Age of Enlightenment. Londres, McMillan, 2000.<br />

244 Maria Todorova, Imagining the Balkans, Oxford-Nueva York, Oxford University Press, 1997.<br />

245 Nelson Moe, The View from Vesubius. Italian Culture and the Southern Question, Berkeley, Berkeley University Press,<br />

2002.<br />

135


Sur, marcada por el Mediterráneo, a una orilla <strong>de</strong>l cual se sitúan los Estados musulmanes <strong>de</strong>l<br />

Magreb y a otra la Europa meridional, representada especialmente (por su proximidad<br />

geográfica al Norte <strong>de</strong> África y por su pasado islámico) por los territorios peninsulares <strong>de</strong> la<br />

monarquía hispánica. Interrogarnos sobre cómo <strong>de</strong>scriben los viajeros proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> otras<br />

latitu<strong>de</strong>s esas dos socieda<strong>de</strong>s, fronterizas entre sí y periféricas ambas en relación con los dos<br />

universos <strong>de</strong> los que forman parte (la Europa cristiana y el Islam) pue<strong>de</strong> ayudarnos a enten<strong>de</strong>r<br />

el modo en que se perciben e interpretan las características políticas y culturales <strong>de</strong> lo que en<br />

el siglo XVIII comenzaban a consi<strong>de</strong>rarse como territorios limítrofes entre Europa y<br />

“Oriente”. De esa forma podremos analizar cómo categorías propias <strong>de</strong>l pensamiento<br />

ilustrado, tales como las <strong>de</strong> “progreso”, “civilización” y “barbarie”, condicionan la percepción<br />

<strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> frontera e indagar en los orígenes <strong>de</strong> la visión orientalizante que se<br />

impondrá en la cultura europea a partir <strong>de</strong>l siglo XIX.<br />

El texto que hemos escogido para este análisis son las Letters from Spain, Portugal and<br />

Barbary (1788) <strong>de</strong> Alexan<strong>de</strong>r Jardine (1739?-1799). La obra fue publicada en Londres en<br />

1788, <strong>de</strong> forma anónima, atribuida a “un oficial inglés” (“by an English officer”), aunque la<br />

i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong>bía ser un secreto a voces. Jardine fue un militar y diplomático<br />

cultivado, <strong>de</strong> formación ilustrada y simpatías radicales246. Próximo a la corriente <strong>de</strong> la<br />

disi<strong>de</strong>ncia religiosa unitaria (dissenters), <strong>de</strong> signo racionalista y <strong>de</strong>mócrata, así como a los<br />

círculos radicales representados por personajes como Mary Wollstonecraft, Thomas Paine o<br />

William Godwin (con quien colaboró en la fundación <strong>de</strong> un club <strong>de</strong> discusión filosófica, la<br />

Philomatic Society), sus posiciones sociales y políticas <strong>de</strong>stacan por su audacia en el contexto<br />

<strong>de</strong> su tiempo, en particular en lo relativo a la gran importancia concedida a la educación como<br />

medio <strong>de</strong> progreso individual y colectivo y a su convicción <strong>de</strong> que el avance social requería<br />

<strong>de</strong> una igualdad entre los sexos. Jardine participó en 1762 en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Gibraltar, don<strong>de</strong><br />

residió hasta 1763 y conoció a la que sería su esposa, Juana, <strong>de</strong> origen español; volvería a<br />

España en 1766 para ejercer labores <strong>de</strong> espionaje, fundamentalmente sobre cuestiones<br />

militares. Des<strong>de</strong> Gibraltar fue enviado en noviembre <strong>de</strong> 1771 a la Corte <strong>de</strong> Marruecos, en la<br />

que viviría hasta marzo <strong>de</strong>l año siguiente. Tras unos años en Gran Bretaña, regresó a España<br />

en 1776 hasta ser expulsado con motivo <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las Trece Colonias<br />

(1776-1783), en la que España se involucró en 1779. Su última estancia en nuestro país, con<br />

el cargo <strong>de</strong> cónsul en la Coruña, duró entre 1793 y 1796, fecha en la que fue expulsado <strong>de</strong><br />

nuevo al <strong>de</strong>clararse la guerra entre España e Inglaterra; murió en 1799 en Portugal, don<strong>de</strong><br />

había sido obligado a exiliarse.<br />

En la década <strong>de</strong> los 80, viviendo en Inglaterra, Jardine se ocupó <strong>de</strong> recopilar y or<strong>de</strong>nar sus<br />

observaciones sobre los países que había recorrido, origen <strong>de</strong> sus Letters. La obra tuvo una<br />

excelente acogida en su país <strong>de</strong> origen, don<strong>de</strong> fue objeto <strong>de</strong> tres ediciones y otras tres<br />

reimpresiones entre su publicación en 1788 y 1808, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> traducirse al alemán.<br />

Siguiendo las convenciones <strong>de</strong>l género epistolar, recoge un total <strong>de</strong> 92 cartas compuestas<br />

entre 1771 y 1787 en el transcurso <strong>de</strong> sus viajes, principalmente por España y Marruecos, así<br />

como por Francia y Portugal. El núcleo <strong>de</strong> la obra lo componen las 35 cartas escritas <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

España, que ocupan casi la totalidad <strong>de</strong>l segundo volumen (cartas I-XXXV) y que, a pesar <strong>de</strong><br />

constituir uno <strong>de</strong> los relatos más interesantes y originales entre los escritos por viajeros<br />

europeos en nuestro país, sólo recientemente han merecido los honores <strong>de</strong> una excelente<br />

edición crítica en castellano247. Completan ese segundo volumen siete cartas escritas <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

246 Sobre la biografía <strong>de</strong> Jardine, véanse José Francisco Pérez Berenguel, “Vida y obra <strong>de</strong> Alexan<strong>de</strong>r Jardine”, en Alexan<strong>de</strong>r<br />

Jardine, Cartas <strong>de</strong> España, Alicante, <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Alicante, 2001, pp. 21-150, y Jane Rendall, “The ‘Political Reveries’ of<br />

Alexan<strong>de</strong>r Jardine”, en Malcom Crook, William Doyle y Alan Forrest, eds., Enlightenment and Revolution, Ashgate Press,<br />

2004, pp. 91-113.<br />

247 [Alexan<strong>de</strong>r Jardine] Letters from Barbarie, France, Spain and Portugal by an English officer. Londres, T. Ca<strong>de</strong>ll, 1788, 2<br />

vols; Cartas <strong>de</strong> España, edición y traducción <strong>de</strong> José F. Pérez Berenguel, Alicante, <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Alicante, 2001. He<br />

utilizado esta edición crítica para las referencias a España y la original <strong>de</strong> 1788 para las cartas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> “Berbería”.<br />

136


Portugal en 1779 (cartas XXXVI-XLII) y una última redactada años <strong>de</strong>spués, en 1787, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

la isla <strong>de</strong> Jersey (carta XLIII). El primero, por su parte, lo componen las veinte misivas<br />

compuestas en el reino <strong>de</strong> Marruecos (cartas I-XX) y las 28 escritas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Francia,<br />

principalmente en París, durante su viaje hacia España en 1777 (cartas XXI-XLIX).<br />

Si bien se adscriben al género, ampliamente <strong>de</strong>sarrollado en el siglo XVIII, <strong>de</strong> la literatura <strong>de</strong><br />

viajes, manteniendo muchas <strong>de</strong> las convenciones <strong>de</strong>l mismo, como la forma epistolar, las<br />

Letters <strong>de</strong> Alexan<strong>de</strong>r Jardine se singularizan por su mayor inclinación hacia la especulación<br />

teórica. Su perspectiva, como reconoció la crítica ya en su propia época, es la <strong>de</strong> un<br />

observador filosófico <strong>de</strong> la sociedad y las costumbre que, si bien no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> reparar en <strong>de</strong>talles<br />

concretos <strong>de</strong> todos aquellos lugares que recorre, constantemente construye, a partir <strong>de</strong> ellos,<br />

interpretaciones más amplias que pue<strong>de</strong>n leerse, en su conjunto, como una teoría <strong>de</strong>l progreso<br />

<strong>de</strong> las civilizaciones, sus mecanismos y sus causas, con una especial atención al “gran arte <strong>de</strong>l<br />

gobierno, <strong>de</strong>l que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> en tanta medida el progreso, la civilización y la felicidad <strong>de</strong> la<br />

humanidad” (Jardine, 1788, I, p. VI).<br />

Entre “bárbaros” y “civilizados”: “<strong>de</strong>spotismo” y conflicto en Marruecos.<br />

Jardine llegó a Marruecos en noviembre <strong>de</strong> 1771, como oficial experto en artillería, a petición<br />

<strong>de</strong>l sultán, que <strong>de</strong>seaba ser asesorado en tal materia, y con el encargo por parte <strong>de</strong> su gobierno<br />

<strong>de</strong> tratar <strong>de</strong> mejorar las relaciones <strong>de</strong> aquel imperio con Inglaterra, en particular <strong>de</strong> procurar la<br />

liberación <strong>de</strong> un oficial inglés, el capitán Hays, y su tripulación, recientemente capturados.<br />

Aunque en sus meses <strong>de</strong> estancia consiguió algunos mo<strong>de</strong>rados éxitos diplomáticos, no le fue<br />

posible asegurar la libertad <strong>de</strong> los militares encarcelados, y en conjunto no pareció quedar<br />

satisfecho <strong>de</strong> los resultados <strong>de</strong> sus gestiones, como se aprecia en la exasperación expresada en<br />

muchas <strong>de</strong> sus cartas.<br />

La estancia <strong>de</strong> Jardine se produjo en tiempos <strong>de</strong>l sultán Sidi Muhammad Abd Allah (1757-<br />

1790), cuyo gobierno se caracterizó por una mayor apertura hacia Europa, impulsada por el<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> asegurar la estabilidad política y el crecimiento económico en sus territorios248. De<br />

ese modo, el sultán favoreció la transformación <strong>de</strong> la piratería en guerra <strong>de</strong>l corso y procuró<br />

mantener relaciones diplomáticas estables con las potencias europeas, que, por razones<br />

comerciales y estratégicas, abrigaban un particular interés por asegurarse tratos ventajosos<br />

con el imperio <strong>de</strong> Marruecos, poco permeable en siglos anteriores a la influencia exterior249.<br />

Rivalidad que el sultán trató <strong>de</strong> hacer jugar en su favor, por ejemplo, en el caso anglo-español,<br />

moviendo sus hilos entre Londres y Madrid. Los vínculos con Gran Bretaña, como con el<br />

resto <strong>de</strong> países, atravesaron diversos altibajos a lo largo <strong>de</strong> la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo, que se<br />

traducían particularmente en las dificulta<strong>de</strong>s puestas al abastecimiento <strong>de</strong> Gibraltar <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

territorio marroquí cuando las relaciones se tensaban. Particularmente acci<strong>de</strong>ntados resultaron<br />

los años comprendidos entre 1767 y 1775, lo que explica que Jardine, llegado a Marruecos<br />

con la presión <strong>de</strong> asegurar la liberación <strong>de</strong> sus conciudadanos, se muestre tan sensible a<br />

consignar los signos <strong>de</strong> favor o <strong>de</strong> indiferencia recibidos por parte <strong>de</strong>l sultán y los que éste<br />

concedía a diplomáticos y comerciantes <strong>de</strong> otras nacionalida<strong>de</strong>s, entre ellas España, la gran<br />

rival <strong>de</strong> Gran Bretaña en las relaciones con Marruecos (I, pp. 60, 84, 152).<br />

El Norte <strong>de</strong> África constituía en el siglo XVIII un territorio que suscitaba gran interés entre<br />

los europeos, tanto viajeros que se <strong>de</strong>splazaron a aquellos lugares como filósofos preocupados<br />

por reunir informaciones que sirviesen <strong>de</strong> argumentos en sus teorías acerca <strong>de</strong> la naturaleza<br />

248 Ramón Lourido Díaz, Marruecos en la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo XVIII. Vida interna: política, social y religiosa, durante el<br />

sultanato <strong>de</strong> Sidi Muhhammad B. Abd Allah, 1757-1790, Madrid, 1978.<br />

249 Ramón Lourido Díaz, Marruecos y el mundo exterior en la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo XVIII, Madrid, Ministerio <strong>de</strong> Asuntos<br />

Exteriores, 1990. Merce<strong>de</strong>s García Arenal y Miguel Ángel <strong>de</strong> Bunes, Los españoles y el Norte <strong>de</strong> África. Siglos XV-XVIII,<br />

Madrid, MAPFRE, 1992, pp. 149-153.<br />

137


humana, la dinámica <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s y el sentido <strong>de</strong> la evolución histórica. Sus testimonios,<br />

según Ann Thompson, se diferencian sustancialmente <strong>de</strong> los escritos a partir <strong>de</strong> principios <strong>de</strong>l<br />

XIX, precediendo o acompañando a la colonización francesa <strong>de</strong> Argelia, en los que, en<br />

general, se manifiesta <strong>de</strong> forma <strong>de</strong>scarnada el <strong>de</strong>sprecio hacia los habitantes <strong>de</strong>l Magreb,<br />

consi<strong>de</strong>rados por naturaleza inferiores, <strong>de</strong> modo que la ocupación <strong>de</strong>l territorio por los<br />

europeos quedaba justificada como una misión civilizadora250. Por el contrario, en el siglo<br />

XVIII los viajeros muestran una mayor curiosidad, no exenta <strong>de</strong> prejuicios, pero abierta a<br />

explorar la diversidad humana, cultural y política <strong>de</strong> aquellos territorios y a explicarla con<br />

criterios menos estrictamente <strong>de</strong>terministas.<br />

Por supuesto, son muchas las diferencias en el tratamiento <strong>de</strong>l Norte <strong>de</strong> Africa entre los<br />

distintos viajeros europeos que recorrieron aquellos territorios o los filósofos que<br />

reflexionaron sobre ellos, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> su proce<strong>de</strong>ncia, su formación o la cronología y<br />

circunstancias <strong>de</strong> su viaje y sus escritos. En este sentido, quizá el relato <strong>de</strong> Jardine pueda<br />

situarse entre los que presenta un tono más severo. En efecto, la impresión que le produjo el<br />

imperio marroquí fue profundamente negativa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el inicio, lo que pue<strong>de</strong> atribuirse solo en<br />

parte a la frustración que pudo producirle el relativo fracaso <strong>de</strong> su misión diplomática. Su<br />

valoración acerca <strong>de</strong> las diferencias entre las costumbres europeas y aquellas que su nuevo<br />

viaje le permite conocer es la <strong>de</strong> un absoluto abismo social y cultural:<br />

“La vasta diferencia en todo al pasar estas calles es, quizá, mayor que en otra distancia similar<br />

en cualquier lugar <strong>de</strong>l globo, y sorpren<strong>de</strong> tanto a un europeo, que no sabe por dón<strong>de</strong> empezar<br />

para <strong>de</strong>scribir las personas o las cosas aquí. Nos sentimos atónitos ante la total diferencia <strong>de</strong><br />

costumbres, hábitos, opiniones, vestimenta, comida, artes, herramientas, etc, y ante las formas<br />

diferentes y opuestas <strong>de</strong> hacer casi cualquier cosa, como si las gentes en estas orillas opuestas<br />

pretendiesen mostrar en todo su aversión unos hacia otros” (I, p. 12).<br />

Se ha argumentado que en el siglo XVIII el Magreb constituía para la imaginación europea<br />

una región marcada por la ambigüedad, que no se avenía exactamente con ninguna <strong>de</strong> las<br />

categorías forjadas por los filósofos para clasificar la evolución <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s251. A<br />

diferencia <strong>de</strong> los espacios abiertos a la exploración, colonización y conquista -América en los<br />

siglos XV y XVI o el Pacífico en el XVIII-, formaba parte <strong>de</strong>l mundo conocido, con el que los<br />

europeos habían mantenido relaciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía siglos. Por ello, las <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong>l Norte<br />

<strong>de</strong> África oscilan entre tres polos. Uno, el que subraya su herencia romana y cristiana, anterior<br />

a la expansión <strong>de</strong>l Islam, buscando y a veces i<strong>de</strong>alizando los vestigios <strong>de</strong> un pasado<br />

compartido con Europa, en particular la Europa mediterránea. Otro, el que lo asimila al resto<br />

<strong>de</strong>l continente africano, insistiendo en su radical diferencia respecto a Europa y <strong>de</strong>scribiéndole<br />

en términos <strong>de</strong> salvajismo o, a lo sumo, barbarie. Otro, en fin, el que (en mayor medida en el<br />

caso <strong>de</strong> las regencias turcas <strong>de</strong> Argel, Túnez y Trípoli) lo percibe como parte <strong>de</strong>l mundo<br />

“oriental”, en su versión otomana, visión que, junto con la anterior, y a pesar <strong>de</strong> ser<br />

contradictoria con aquella, acabaría imponiéndose en el siglo XIX. Entre estas distintas<br />

actitu<strong>de</strong>s, Jardine se adscribe más bien a la segunda, al acentuar en múltiples pasajes, como el<br />

citado anteriormente, la “africanidad” <strong>de</strong> Marruecos, presentando el Mediterráneo como una<br />

barrera cultural prácticamente infranqueable que separa territorios en todo opuestos. Sin<br />

embargo, su relato incluye también cierta sensibilidad a matices <strong>de</strong> tiempo y lugar, a la<br />

evolución <strong>de</strong> las costumbres y el gobierno a través <strong>de</strong> la historia o a sus variaciones<br />

territoriales (I, pp. 90, 169, 183).<br />

250 Ann Thomson, Barbary and Enlightenment. European Attitu<strong>de</strong>s towards the Magheb in the eighteenth century, Lei<strong>de</strong>n-N.<br />

York-Copenhague-Colonia, E. J. Brill, 1987.<br />

251 Thomson, Barbary and Enlightenment, passim, esp. pp. 1-2 y 41-63.<br />

138


En cualquier caso, para Jardine <strong>de</strong> ningún modo Marruecos cumple con los requisitos que<br />

cabe exigir a un país civilizado, sino que figura entre las “naciones rudas” cuyo ejemplo para<br />

los europeos resi<strong>de</strong>n más bien en hacerles conocer aquello que es necesario evitar a toda costa<br />

(I, pp. 171-173). A diferencia <strong>de</strong> otros territorios no europeos, que a ojos occi<strong>de</strong>ntales<br />

constituían socieda<strong>de</strong>s ancladas en el estado <strong>de</strong> naturaleza (“salvajes”) o apenas <strong>de</strong>spegadas<br />

<strong>de</strong> él (“bárbaras”), no podía sino reconocerle un pasado <strong>de</strong> esplendor, el <strong>de</strong> Al-Andalus,<br />

i<strong>de</strong>ntificada como una sociedad próspera, culta, tolerante y refinada (I, p. 15, 18). Sin<br />

embargo, su historia posterior sería la <strong>de</strong> una <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia o, más todavía, <strong>de</strong> una<br />

“<strong>de</strong>generación” extrema hasta el presente estado, que califica, en general, como <strong>de</strong> “barbarie”,<br />

categoría intermedia entre “salvajismo” y “civilización”. En lo económico, subraya la<br />

precariedad técnica, la ausencia <strong>de</strong> una verda<strong>de</strong>ra división <strong>de</strong>l trabajo y la falta <strong>de</strong> suficientes<br />

relaciones con Europa como para introducir, a través <strong>de</strong>l comercio, artículos, costumbres y<br />

hábitos occi<strong>de</strong>ntales (I, pp. 14-15). En lo social, cree apreciar una falta <strong>de</strong> la comunicación y<br />

sociabilidad que <strong>de</strong>finen a una sociedad propiamente civilizada: “Las gentes criadas en tales<br />

países ignoran en absoluto los principios sociales que suponemos naturales en el hombre (I,<br />

pp. 3-4; también p. 22). Al mismo tiempo, fiel a su convicción, expresada en otros lugares, <strong>de</strong><br />

que el progreso <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s requiere <strong>de</strong> una igualdad entre los sexos, <strong>de</strong>plora la<br />

situación <strong>de</strong> las mujeres en Marruecos, cuya postergación social le parece un signo revelador<br />

<strong>de</strong>l atraso <strong>de</strong>l país: “Don<strong>de</strong> las mujeres no son consi<strong>de</strong>radas más que como esclavas<br />

domésticas, y el matrimonio como una especie <strong>de</strong> compra, aquellas no pue<strong>de</strong>n tener ningún<br />

peso o influencia en la sociedad, que <strong>de</strong> ese modo difícilmente pue<strong>de</strong> mejorar y refinarse” (I,<br />

p. 109). En lo religioso, caracteriza al Islam, sin mayores matices, como una religión basada<br />

en la intolerancia (I, 17, 30). Y en lo cultural, lamenta la falta <strong>de</strong> vida intelectual, que<br />

contrasta con el brillante pasado <strong>de</strong> la España islámica (I, 115-116).<br />

Sin embargo, su principal acusación es la que formula contra el gobierno, al que culpa <strong>de</strong> ser<br />

el principal responsable <strong>de</strong> la pobreza, ignorancia y atraso <strong>de</strong>l país. El “<strong>de</strong>spotismo”, afirma,<br />

contrarresta la ten<strong>de</strong>ncia natural <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> avanzar hacia la mejora y el progreso,<br />

atándolas a un estado asimilable a la barbarie (I, 16). En efecto, su <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la Corte<br />

alawí, <strong>de</strong>l propio emperador y sus hombres <strong>de</strong> confianza y <strong>de</strong> los mecanismos <strong>de</strong> gobierno no<br />

pue<strong>de</strong> ser más negativa, y se ajusta en todo a los rasgos que en la filosofía europea<br />

caracterizan el “<strong>de</strong>spotismo” oriental. Soberanos caprichosos, en el mejor <strong>de</strong> los casos (como<br />

el <strong>de</strong>l presente sultán), o crueles (como sus antecesores), que tien<strong>de</strong>n a gobernar por el miedo,<br />

inculcando en el pueblo el temor, por medio <strong>de</strong> castigos arbitrarios e impuestos excesivos (I,<br />

cartas XVII-XVIII), y un régimen sucesorio confuso, que alienta las conspiraciones<br />

cortesanas o las rebeliones violentas (I, pp. 32, 40, 187), constituyen, a su juicio, otros tantos<br />

elementos <strong>de</strong> ese gobierno. Aunque reconozca al sultán el mérito <strong>de</strong> haber atemperado un<br />

tanto la arbitrariedad y crueldad <strong>de</strong> sus antepasados (I, 53, 65), consi<strong>de</strong>ra que ni su educación<br />

ni los hábitos profundamente arraigados en la cultura política <strong>de</strong>l país permiten albergar<br />

esperanzas <strong>de</strong> que bajo su gobierno se produzca el cambio drástico que sería necesario para<br />

mejorar la vida <strong>de</strong> sus súbditos.<br />

Despotismo, violencia y conflicto son elementos que aparecen habitualmente conectados en la<br />

teoría política europea, y constituyen también en Jardine ejes que articulan sus observaciones<br />

acerca <strong>de</strong>l país. El conflicto parece permanecer latente la mayor parte <strong>de</strong>l tiempo, puesto que<br />

la impresión general que le merecen sus habitantes es más bien la <strong>de</strong> una apática indolencia.<br />

Sin embargo, consi<strong>de</strong>ra que ésta, más que prueba <strong>de</strong> un talante pacífico, es el resultado <strong>de</strong> su<br />

extrema pobreza y <strong>de</strong>l ejercicio <strong>de</strong>spótico <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r por parte <strong>de</strong> sus gobernantes, por lo cual<br />

constituye tan sólo una fachada tras la cual se escon<strong>de</strong> la inclinación hacia la violencia, que<br />

estalla en cuanto fallan los mecanismos <strong>de</strong> contención: “Su historia está llena <strong>de</strong> continuos<br />

tumultos, masacres y guerras civiles” (I, 159; también p. 50). En particular, como es sabido, el<br />

acceso al trono constituía una circunstancia propicia al enfrentamiento armado entre los<br />

139


distintos pretendientes, como había sucedido en fechas no tan lejanas, a la muerte <strong>de</strong> Mawlay<br />

Ismail, al <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>narse la guerra entre Mawlay al-Mustadi y Mawlay Abd Allah, este<br />

último padre <strong>de</strong>l presente sultán. Jardine no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> señalarlo así (I, p. 159), omitiendo, en<br />

cambio, hacer mención a que los países europeos, entre ellos Gran Bretaña, intervenían en<br />

ocasiones en estas disputas sucesorias <strong>de</strong> acuerdo con sus propios intereses, para atribuir, en<br />

cambio, la inestabilidad y el conflicto al carácter nacional: ”Los moros, es cierto, son<br />

impulsivos, fieros e impacientes, traicioneros y crueles, y han <strong>de</strong> ser gobernados con vara <strong>de</strong><br />

hierro, que <strong>de</strong>be estar siempre a su vista. Cuando por fin se rebelan y encuentran un lí<strong>de</strong>r,<br />

como en la mayoría <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>spóticos, alcanzan todos los extremos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperada<br />

crueldad y <strong>de</strong>solación” (I, p. 162). Esa caracterización se apoya en los añejos tópicos (con<br />

raíces en el pensamiento griego clásico, por ejemplo en la Política <strong>de</strong> Aristóteles, y una<br />

influyente formulación en El espíritu <strong>de</strong> las leyes -1738- <strong>de</strong> Montesquieu) según los cuales la<br />

violencia sería un rasgo <strong>de</strong> personalidad entre los súbditos <strong>de</strong> un déspota, acostumbrados a ser<br />

controlados por la fuerza, y por ello carentes <strong>de</strong>l autocontrol y la temperancia que caracterizan<br />

al individuo civilizado, aquel capaz <strong>de</strong> respetar el imperio <strong>de</strong> la ley sin necesidad <strong>de</strong> ser<br />

coaccionado a ello por las autorida<strong>de</strong>s (I, 51). A su vez, el temor casi paranoico a rebelión <strong>de</strong><br />

sus súbditos, propio <strong>de</strong> soberanos acostumbrados a enfrentarse a intrigas y traiciones en el<br />

difícil camino <strong>de</strong>l acceso al trono, induciría a éstos, una vez instalados en el po<strong>de</strong>r, a ejercerlo<br />

sin escrúpulos, convencidos <strong>de</strong> que el único modo <strong>de</strong> mantenerlo es intimidar a su pueblo y<br />

mantenerlo en la pobreza y la ignorancia (I, pp. 161-162).<br />

De forma análoga, el gobierno doméstico resi<strong>de</strong>, según la visión <strong>de</strong> Jardine, en una<br />

imposición por la fuerza <strong>de</strong> la autoridad masculina que sólo produce una apariencia <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n,<br />

para la cual utiliza un lenguaje cargado <strong>de</strong> connotaciones políticas, asimilando esa<br />

arbitrariedad al <strong>de</strong>spotismo regio; así, refiriéndose a la necesidad <strong>de</strong> que las costumbres y<br />

productos europeos penetren en los hogares, Jardine afirma que: “Ni los hombres ni las<br />

mujeres tendrán ocasión para [adquirir] nuestros <strong>de</strong>licados productos, mientras los primeros<br />

sean tiranos y estas últimas esclavas” (I, p. 74).<br />

Su <strong>de</strong>scripción pone el acento en el inmovilismo <strong>de</strong> las prácticas y las costumbres, sin<br />

transformaciones sustanciales a través <strong>de</strong> los siglos. El sentido <strong>de</strong>l cambio, en todo caso,<br />

resi<strong>de</strong> en una <strong>de</strong>generación progresiva <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los tiempos florecientes <strong>de</strong>l Islam en España:<br />

“Las artes y el comercio (…) existen aquí, pero en una especie <strong>de</strong> infancia perpetua; no en un<br />

estado <strong>de</strong> progresión, como en Europa, sino siempre iguales, supongo, en los últimos mil<br />

años” (I, p. 14). Su conclusión es que, en ausencia <strong>de</strong> un príncipe realmente ilustrado que<br />

pueda introducir las necesarias reformas, la única esperanza futura <strong>de</strong> mejora para el país<br />

consistiría en ser colonizado por una “nación generosa y civilizada” (I, p. 103), <strong>de</strong>claración <strong>de</strong><br />

intenciones que se haría cada vez más frecuente hacia finales <strong>de</strong> siglo y que acabaría<br />

justificando, a principios <strong>de</strong> la centuria siguiente, la colonización francesa <strong>de</strong> Argelia.<br />

Sería injusto, con todo, afirmar que Jardine se limita a abrazar mecánicamente todos los<br />

tópicos seculares que circulaban en Europa acerca <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s islámicas. Observador<br />

atento, en su recorrido por Marruecos, como en su viaje por España, se muestra muy sensible,<br />

por ejemplo, a las diferencias regionales que establecen matices o contrastes geográficos y<br />

humanos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un mismo Estado, por ejemplo entre los pueblos nómadas y se<strong>de</strong>ntarios,<br />

entre los <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> los primitivos habitantes y aquellos <strong>de</strong> origen árabe o entre la<br />

población rural y la <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s (I, 90, 169, 183). Y su insistencia en el <strong>de</strong>spotismo como<br />

responsable en última instancia <strong>de</strong> la pobreza material e intelectual <strong>de</strong>l país encontrará<br />

correspon<strong>de</strong>ncia en sus críticas, asimismo durísimas, contra el absolutismo monárquico en<br />

nuestro país.<br />

Sin embargo, su relato sitúa a Marruecos <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong> la línea que separa al mundo<br />

civilizado, i<strong>de</strong>ntificado con Europa o, más propiamente, con la Europa nordocci<strong>de</strong>ntal, <strong>de</strong><br />

aquellas regiones <strong>de</strong>l mundo extraeuropeo que, sin po<strong>de</strong>r ser calificadas <strong>de</strong> “salvajes” (lo que<br />

140


equivalía a no reconocerles virtualmente ningún tipo <strong>de</strong> organización social o estructuras<br />

políticas), constituían, a los ojos occi<strong>de</strong>ntales, tierras “bárbaras” o, a lo sumo, dotadas <strong>de</strong><br />

algún elemento <strong>de</strong> civilización (como la existencia <strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>s o comercio), sin alcanzarla<br />

plenamente. En efecto, al llamar a los sultanes “príncipes <strong>de</strong> Berbería, o príncipes bárbaros”<br />

(I, p. 23), Jardine juega con la ambigüedad que el término inglés “Barbary” (“Berbería”),<br />

como su equivalente francés, “Barbarie”, tenían en el imaginario europeo <strong>de</strong> la época, en el<br />

que evocaban, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> un territorio concreto, una categoría antropológica, un estadio <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sarrollo humano intermedio entre la “civilización” y el “salvajismo”. En su relato,<br />

Marruecos tien<strong>de</strong> a asimilarse al “Oriente”, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l siglo XVII suscitaba una<br />

creciente fascinación en la cultura europea, pero que en última instancia quedaba<br />

caracterizado por una serie <strong>de</strong> estereotipos indicativos <strong>de</strong> la superioridad <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte: la<br />

ociosidad, la sensualidad, el <strong>de</strong>spotismo, la violencia, la falta <strong>de</strong> ley. Así lo precisa Jardine al<br />

<strong>de</strong>plorar las nefastas consecuencias <strong>de</strong> “todos estos estúpidos gobiernos orientales”, situando<br />

entre ellos al marroquí (I, p. 16) o al lamentar la falta <strong>de</strong> sociabilidad que, a su juicio,<br />

caracteriza la vida y los valores <strong>de</strong>l país vecino:“¡Estas son las costumbres orientales, y los<br />

efectos <strong>de</strong> la opresión!” (I, p. 4). Sin embargo, al mismo tiempo no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> reconocer la<br />

paradoja por la cual lo “oriental”, más que una realidad geográfica, constituía una categoría<br />

valorativa cuya aplicación resultaba en buena medida arbitraria: “Vemos aquí costumbres<br />

orientales, sin necesidad <strong>de</strong> marchar a Oriente” (I, p. 15)252.<br />

En los límites <strong>de</strong> Europa: las reflexiones sobre España.<br />

El viaje a Marruecos proporcionó a Jardine elementos <strong>de</strong> comparación a la hora <strong>de</strong> componer<br />

sus <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> España, la parte más extensa <strong>de</strong> su obra, basada en sus largas estancias<br />

en nuestro país, con el que llegó a <strong>de</strong>sarrollar fuertes vínculos personales. En la mirada <strong>de</strong> los<br />

extranjeros, España constituía un país periférico y atrasado, cuya imagen venía caracterizada<br />

fundamentalmente por el <strong>de</strong>spotismo político, el oscurantismo religioso (encarnado sobre todo<br />

por la Inquisición), la crueldad <strong>de</strong> sus activida<strong>de</strong>s colonizadoras en América y el arcaísmo y<br />

pobreza <strong>de</strong> su vida intelectual253. Alejada, tanto geográfica como culturalmente, <strong>de</strong> lo que<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XVII se había venido configurando como el centro político, económico y<br />

cultural <strong>de</strong> Europa, principalmente Francia, Inglaterra y las Provincias Unidas, constituía un<br />

país relativamente mal conocido, cuya imagen fuera <strong>de</strong> nuestras fronteras quedaba, al menos<br />

hasta mediados <strong>de</strong>l siglo XVIII, muy mediatizada por el influjo <strong>de</strong> la literatura <strong>de</strong>l Siglo <strong>de</strong><br />

Oro y por los relatos novelescos <strong>de</strong> los viajeros <strong>de</strong>l Barroco. Sin embargo, a partir <strong>de</strong> los años<br />

1760, con el consi<strong>de</strong>rable aumento <strong>de</strong> los viajes <strong>de</strong> extranjeros, en particular británicos, la<br />

imagen <strong>de</strong>l país fue actualizándose a través <strong>de</strong> la divulgación <strong>de</strong> nuevos relatos que<br />

difundieron por Europa impresiones más ajustadas <strong>de</strong> la sociedad española contemporánea.<br />

Muchos <strong>de</strong> ellos iniciaban su viaje con la convicción <strong>de</strong> a<strong>de</strong>ntrarse en un territorio poco<br />

conocido por sus compatriotas, <strong>de</strong>l que Voltaire afirmara en 1766, en carta al viajero inglés<br />

Sherlock: "Es un país <strong>de</strong>l que sabemos tan poco como <strong>de</strong> las regiones más salvajes <strong>de</strong> África,<br />

pero no vale la pena conocerlo". El propio Jardine parece haber compartido esa excitación <strong>de</strong><br />

entrar en un país lleno <strong>de</strong> connotaciones novelescas en la imaginación europea, y así lo<br />

252 El “Oriente”, como ha analizado Edward Said, Orientalismo, Madrid, Ediciones Libertarias, 1990, constituye una<br />

construcción semimítica que solo adquieres sentido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte. El término inglés “Orient” solía<br />

i<strong>de</strong>ntificarse con el Extremo Oriente (en particular India y otros territorios implicados en el comercio <strong>de</strong> la East Indian<br />

Company), siendo “Levant” la <strong>de</strong>nominación utilizada para <strong>de</strong>signar a Turquía y el Oriente Medio, aunque “oriental”<br />

también se usaba, más vagamente, para referirse a todo lo que era islámico; en ese sentido, los viajeros <strong>de</strong>l siglo XVIII por el<br />

Magreb difieren en su apreciación <strong>de</strong> si el territorio que recorren forma o no parte <strong>de</strong>l “Oriente” (Thomson, Barbary and<br />

Enlightenment, pp. 53-54).<br />

253 Mª Victoria López-Cordón, Realidad e imagen <strong>de</strong> Europa en la España ilustrada, Segovia, Patronato <strong>de</strong>l Real Alcázar,<br />

1992; Alejandro Diz, I<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Europa en la España <strong>de</strong>l siglo XVIII, Madrid, Centro <strong>de</strong> Estudios Políticos y Constitucionales,<br />

2000, cap. 12.<br />

141


econoce al admitir entre sus acompañantes y en sí mismo cierta fascinación por lo<br />

<strong>de</strong>sconocido: “no sin la esperanza <strong>de</strong> vivir algunas aventuras curiosas en estos pasajes <strong>de</strong><br />

leyenda, puesto que, según creo, la sola mención <strong>de</strong> España <strong>de</strong>spierta en la mente,<br />

especialmente en los jóvenes, i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> algo romántico y maravilloso” (Jardine, 2001, p.<br />

163)254.<br />

Sin embargo, la visión <strong>de</strong> España que emerge en su relato, como en general entre sus<br />

contemporáneos, no pue<strong>de</strong> encuadrarse todavía bajo el prisma orientalizante o<br />

“semiorientalizante” que se haría tan común en el siglo XIX, cuando el pasado y presente <strong>de</strong>l<br />

país pasaron a interpretarse fundamentalmente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la herencia islámica, convirtiéndolo en<br />

<strong>de</strong>stino y evocación preferida <strong>de</strong> los escritores y viajeros románticos que buscaban al sur <strong>de</strong><br />

los Pirineos, como en Asia o en África, la emoción <strong>de</strong> lo "primitivo" o lo exótico255. Aunque<br />

puedan hallarse en algunos viajeros ilustrados elementos que alimentarían, con el tiempo, el<br />

tópico <strong>de</strong> la “España mora”, por ejemplo en la insistencia <strong>de</strong>l barón <strong>de</strong> Bourgoing, William<br />

Dalrymple, Henry Swinburne o William Beckford, en buscar la huella árabe en costumbres y<br />

manifestaciones artísticas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el arte barroco al hábito <strong>de</strong> las damas <strong>de</strong> sentarse en cojines<br />

sobre el suelo, la plena adscripción <strong>de</strong> España al mundo europeo resultaba en el siglo XVIII<br />

una evi<strong>de</strong>ncia256.<br />

Es a partir esa convicción implícita como Jardine enhebra sus reflexiones sobre España, que<br />

tienen como leitmotiv el análisis <strong>de</strong> las causas <strong>de</strong> su <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia y la valoración <strong>de</strong> su estado<br />

actual, así como <strong>de</strong> las reformas emprendidas por los gobiernos borbónicos257. Jardine<br />

<strong>de</strong>scribe España como un país situado en los escalones más bajos <strong>de</strong> la pirámi<strong>de</strong> europea <strong>de</strong>l<br />

progreso, y cuyas estructuras sociales, económicas y políticas requerían <strong>de</strong> profundos cambios<br />

para po<strong>de</strong>r alcanzar un grado aceptable <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo, transformaciones que <strong>de</strong>sconfía que<br />

puedan realizarse en un futuro próximo (pp. 220-223, 408-409). Como otros viajeros<br />

británicos, atribuye la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia hispánica a una combinación <strong>de</strong> elementos entre los que se<br />

contarían las consecuencias económicas y sociales <strong>de</strong> la avalancha <strong>de</strong> plata americana, la<br />

expulsión <strong>de</strong> judíos y moriscos, la excesiva <strong>de</strong>sigualdad social o el <strong>de</strong>smesurado po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la<br />

Iglesia y, muy en especial, los <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong>l gobierno, causa última y fundamental <strong>de</strong>l <strong>de</strong>clive.<br />

En efecto, para Jardine, preocupado, como tantos ilustrados, por extraer <strong>de</strong> sus observaciones<br />

lecciones generales sobre las leyes que rigen el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s, el caso español<br />

sirve <strong>de</strong> ejemplo y <strong>de</strong> advertencia, como lo fuera para Montesquieu en El espíritu <strong>de</strong> las leyes,<br />

acerca <strong>de</strong> las nefastas consecuencias <strong>de</strong>l mal gobierno, más precisamente, <strong>de</strong> la ten<strong>de</strong>ncia<br />

hacia el “<strong>de</strong>spotismo” político (pp. 207, 394). La historia <strong>de</strong> España en los últimos siglos, tal<br />

como la relata, consiste, así, en un <strong>de</strong>clive continuado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempos <strong>de</strong> los Reyes Católicos,<br />

vinculado directamente al proceso político <strong>de</strong> constitución <strong>de</strong>l absolutismo regio y erosión <strong>de</strong><br />

las liberta<strong>de</strong>s tradicionales <strong>de</strong> los reinos. Tal ten<strong>de</strong>ncia, iniciada con Carlos V y continuada<br />

por sus sucesores, habría culminado en el siglo XVIII, para Jardine el punto más bajo en la<br />

<strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l país, a causa <strong>de</strong>l centralismo borbónico y <strong>de</strong> la vinculación con Francia en<br />

254 En otro lugar precisa que la falta <strong>de</strong> conocimiento acerca <strong>de</strong> España se <strong>de</strong>be más bien al <strong>de</strong>sinterés <strong>de</strong>l público que a la<br />

carencia <strong>de</strong> escritos: “Creo que existe la queja bastante generalizada <strong>de</strong> que España es poco conocida, pero esto <strong>de</strong>be<br />

achacarse más a la falta <strong>de</strong> lectores que a la <strong>de</strong> escritores, puesto que si se indaga <strong>de</strong>scubrirá que es mucho lo que se ha<br />

escrito sobre la materia. Pue<strong>de</strong> ocurrir que estos escritores sean menos leídos o conocidos que los <strong>de</strong> otros países, que las<br />

obras no acierten a proporcionar las i<strong>de</strong>as que <strong>de</strong> ellas se esperan y que esta Península sea menos visitada por encontrarse<br />

fuera <strong>de</strong> las vías <strong>de</strong> comunicación habituales” (p. 231).<br />

255 Elena Fernán<strong>de</strong>z Herr, Les origines <strong>de</strong> l'Espagne romantique. Les récits <strong>de</strong> voyage, 1755-1823. París, 1973. Xavier<br />

Andreu, “El triunfo <strong>de</strong> Al-Andalus: las fronteras <strong>de</strong> Europa y la “(semi)orientalización” <strong>de</strong> España en el siglo XIX”, en M.<br />

Bolufer, ed., Las fronteras <strong>de</strong> Europa, monográfico <strong>de</strong> Saitabi, 54 (2004; en prensa).<br />

256 Fernán<strong>de</strong>z Herr, Les origines…, pp. 119-128; Consol Freixa, Los ingleses y el arte <strong>de</strong> viajar, Barcelona, Ediciones <strong>de</strong>l<br />

Serbal, 1990, pp. 114-120. Mónica Bolufer, “Civilización, costumbres y política en la literatura <strong>de</strong> viajes a España en el siglo<br />

XVIII”, Estudis, nº 29 (2003), pp. 255-300.<br />

257 Véanse Juan Francisco Pérez Berenguel, “La sociedad y las costumbres españolas <strong>de</strong>l XVIII: la perspectiva <strong>de</strong> Alexan<strong>de</strong>r<br />

Jardine”, Trienio, nº 29 (1997), pp. 5-25; "Alexan<strong>de</strong>r Jardine y la polémica sobre las causas <strong>de</strong> la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia española",<br />

Hispania, vol. LIX/2, nº 202 (1999), pp. 625-636.<br />

142


virtud <strong>de</strong> los pactos <strong>de</strong> familia, postración apenas mitigada por las reformas emprendidas<br />

durante los reinados <strong>de</strong> Fernando VI y Carlos III, sobre cuya efectividad se muestra<br />

profundamente escéptico.<br />

En su conjunto la imagen que ofrece es la <strong>de</strong> una tierra anclada en el pasado, don<strong>de</strong><br />

predominan la inercia, el apego a la tradición, la superstición y la ignorancia. La que emerge<br />

en sus páginas no es una sociedad violenta o conflictiva, sino más bien apática, dominada por<br />

la inactividad (representada en la proliferación <strong>de</strong>l clero o en el <strong>de</strong>sinterés <strong>de</strong> la nobleza<br />

terrateniente por la gestión <strong>de</strong> sus propieda<strong>de</strong>s): “En resumen, una eterna <strong>de</strong>mora, abulia,<br />

indiferencia y corrupción parecen impregnar a todas las categorías sociales y a cualesquiera<br />

clase <strong>de</strong> negocios, y haber contagiado a la nación entera, y principalmente a la justicia y al<br />

gobierno” (p. 321). El tópico <strong>de</strong> la “indolencia y haraganería” (p. 371), vicio habitualmente<br />

atribuido a los españoles, así como a los pueblos “salvajes” y a los súbditos <strong>de</strong> los<br />

“<strong>de</strong>spotismos orientales”, remite al <strong>de</strong>bate intelectual anteriormente mencionado sobre la<br />

forma en que <strong>de</strong>bían interpretarse las diferencias en las costumbres, talante y ten<strong>de</strong>ncias<br />

políticas <strong>de</strong> los distintos pueblos, bien como distinciones naturales, <strong>de</strong>terminadas por el clima<br />

y la geografía o en clave sociológica, como resultado <strong>de</strong> la evolución histórica. Algunos<br />

viajeros, especialmente franceses y más raramente británicos, atribuían la “indolencia”<br />

española a la cali<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l clima, <strong>de</strong> acuerdo con el lugar común que consi<strong>de</strong>raba a las regiones<br />

cálidas más propicias a la pereza, pero también al <strong>de</strong>sarreglo <strong>de</strong> las pasiones y el <strong>de</strong>spotismo<br />

<strong>de</strong>l gobierno, reservando a los países templados las virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la temperancia, tanto en lo<br />

moral como en lo político258.<br />

Jardine también se hace eco <strong>de</strong>l dilema entre la naturaleza y la cultura en la explicación <strong>de</strong> los<br />

“caracteres nacionales”. Así, se refiere en ocasiones a las virtu<strong>de</strong>s y vicios propios <strong>de</strong> los<br />

españoles como rasgos naturales, aunque resulte difícil precisar hasta qué punto los entien<strong>de</strong><br />

como <strong>de</strong>terminados por las condiciones físicas o simplemente como constitutivos y<br />

persistentes en el tiempo (pp. 224-225). En efecto, en algunos pasajes subraya como<br />

fundamental la influencia <strong>de</strong>l clima sobre el carácter y las costumbres, <strong>de</strong> acuerdo con la<br />

dicotomía Norte/Sur que en el siglo XVIII servía tanto para marcar la diferencia entre Europa<br />

y otras regiones más cálidas <strong>de</strong>l mundo como para establecer distinciones y jerarquías en el<br />

propio continente europeo, cuyo centro económico y político había basculado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> finales<br />

<strong>de</strong>l XVI <strong>de</strong>l Mediterráneo al Atlántico:<br />

“Este carácter apasionado y sensible, que proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> algún tipo <strong>de</strong> irritabilidad <strong>de</strong>l cuerpo o<br />

<strong>de</strong> la mente, se extien<strong>de</strong> por las provincias <strong>de</strong>l sur y creo que, por lo general, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

parece acompañar al sol en todo el mundo” (p. 197).<br />

“En sus viajes quizá <strong>de</strong>bería empezar por el norte <strong>de</strong> Europa, don<strong>de</strong> las costumbres y las<br />

virtu<strong>de</strong>s, el espíritu <strong>de</strong> la guerra y los hábitos <strong>de</strong> laboriosidad y <strong>de</strong> aplicación resultan <strong>de</strong> un<br />

tipo más a<strong>de</strong>cuado y necesario para nosotros [los ingleses] que los <strong>de</strong>l sur” (p. 401).<br />

Asimismo, se muestra muy sensible acerca <strong>de</strong> las diferencias regionales que, marcadas tanto<br />

por las condiciones geográficas como por la historia, dan lugar a “caracteres” distintos <strong>de</strong><br />

Norte a Sur <strong>de</strong> la geografía peninsular, reflexionando acerca <strong>de</strong> cómo las costumbres,<br />

tradiciones y formas <strong>de</strong> vida, y aun el aspecto físico y carácter <strong>de</strong> los habitantes, difieren <strong>de</strong><br />

Andalucía a Galicia, Asturias o las provincias exentas259. Por otra parte, alu<strong>de</strong> a la influencia<br />

<strong>de</strong> la geografía, en el caso <strong>de</strong> España a su situación periférica, en el límite <strong>de</strong> Europa, como un<br />

258 Así, Philip Thicknesse, A Year’s Journey through France and part of Spain. Bath-Londres, 1777, vol. 1, p. 126, mientras que<br />

Henry Swinburne, Travels through Spain in the years 1775 and 1776. In which several monuments of Roman and Moorish<br />

architecture are illustrated by accurate drawings taken on the spot. Londres, Elmsley, 1779, p. 370, por el contrario, la<br />

atribuye a la pobreza y el temor a la Inquisición.<br />

259 José Francisco Pérez Berenguel, "Diversidad regional y caracteres nacionales en la España <strong>de</strong>l siglo XVIII según<br />

Alexan<strong>de</strong>r Jardine", Cua<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> Estudios <strong>de</strong>l Siglo XVIII, nº 6-7 (1996-97), pp. 183-238,<br />

143


elemento que habría contribuido al aislamiento <strong>de</strong>l país: “Consi<strong>de</strong>ro que su situación aislada<br />

es el origen <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong> estas singularida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> que sea menos conocida, <strong>de</strong> que posean un<br />

menor conocimiento <strong>de</strong>l mundo y <strong>de</strong> que le influyan menos los cambios <strong>de</strong> éste que a casi<br />

ninguna otra nación europea” (p. 368).<br />

Sin embargo, a su juicio la balanza entre los factores físicos y los sociológicos se inclina a<br />

favor <strong>de</strong> estos últimos, <strong>de</strong> modo que el atraso español no aparece como fruto <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>terminismo climático, sino que, como resultado <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una<br />

posición hegemónica en Europa, respon<strong>de</strong> a razones históricas, en particular la intolerancia<br />

religiosa y el excesivo po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la Iglesia y el sistema <strong>de</strong> gobierno absoluto o “<strong>de</strong>spótico”,<br />

causas profundas <strong>de</strong> todos los males que afligen al país, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>de</strong>clive económico y los<br />

escasos avances técnicos y científicos al <strong>de</strong>sarreglo <strong>de</strong> las costumbres y la moral. Lejos <strong>de</strong><br />

correspon<strong>de</strong>r a una inclinación <strong>de</strong> la población hacia el servilismo y la apatía, el absolutismo<br />

monárquico, según Jardine, violentaba y pervertía un “carácter español” que “parece necesitar<br />

y merecer un gobierno <strong>de</strong> libertad y seguridad” (p. 225); así, concluye:<br />

“Al <strong>de</strong>gradar tanto el retrato <strong>de</strong> la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> España, no quisiera poner en tela <strong>de</strong> juicio el<br />

carácter nacional <strong>de</strong> sus habitantes, al que, por el contrario, respeto y tengo por uno <strong>de</strong> los<br />

mejores <strong>de</strong>l mundo. Pero la nación es una cosa y el gobierno otra” (p. 410).<br />

¿Frontera nítida o gradación?<br />

De las observaciones <strong>de</strong> Jardine parece <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse que enjuicia los territorios a los<br />

que <strong>de</strong>dicó más larga atención en sus cartas, España y Marruecos, <strong>de</strong> acuerdo con parámetros<br />

distintos, como vecinos geográficamente próximos pero meridianamente diferentes: el<br />

primero <strong>de</strong> ellos adscrito <strong>de</strong> forma clara a los rasgos <strong>de</strong> un país europeo, y el segundo<br />

interpretado, en buena medida, siguiendo los tópicos que ya en el siglo XVIII servían para<br />

<strong>de</strong>finir lo “oriental”. Sin embargo, no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> establecer frecuentes paralelismos entre ambos.<br />

Unos, peregrinos, como la especulación acerca <strong>de</strong>l posible origen árabe <strong>de</strong>l pueblo maragato<br />

(p. 324), o el carácter triste y melancólico que, a su juicio, revisten grandiosos edificios como<br />

el monasterio <strong>de</strong> El Escorial o el palacio real <strong>de</strong> Aranjuez (pp. 302, 305). Otros, más<br />

argumentados, como la referencia a la escasa población tanto <strong>de</strong> las montañas <strong>de</strong>l Atlas como<br />

<strong>de</strong>l interior peninsular (“A través <strong>de</strong> la mayor parte <strong>de</strong> la región podía haberme imaginado<br />

viajando por entre las muy separadas al<strong>de</strong>as árabes, que consisten en unas cuantas cabañas<br />

miserables escasamente <strong>de</strong>sperdigadas por entre las montañas” –pp. 243-244), la queja por las<br />

dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l viaje en ambos países (I, p. 2) o el vínculo entre catolicismo e Islam como<br />

religiones intolerantes (“Pensemos lo que pensemos <strong>de</strong> nosotros y <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> Europa, el<br />

mahometanismo y el sur <strong>de</strong> Europa siguen mereciendo la calificación <strong>de</strong> fanáticos” –p.<br />

180)260. En otros aspectos, la comparación no se hace explícita, pero las categorías utilizadas<br />

para la <strong>de</strong>scripción son muy similares, prácticamente idénticas en ocasiones: i<strong>de</strong>as como las<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>sconfianza extrema <strong>de</strong> los gobernantes respecto al pueblo (p. 357), inmovilismo,<br />

indolencia y apatía, <strong>de</strong>generación arraigada, difícil <strong>de</strong> erradicar a través <strong>de</strong> medidas políticas<br />

(p. 279), que hacen concebir escasas esperanzas respecto al futuro <strong>de</strong> ambos países. Ello no<br />

significa que el paralelismo se lleve hasta sus últimas consecuencias, y <strong>de</strong> hecho en las<br />

<strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> España (no así en las <strong>de</strong> Marruecos) menu<strong>de</strong>an también otros referentes <strong>de</strong><br />

comparación, en particular los Estados contemporáneos <strong>de</strong> Inglaterra y Francia, o el propio<br />

pasado <strong>de</strong> Europa, <strong>de</strong>l que España, por su atraso, sería un ejemplo vivo.<br />

Sin embargo, las referencias mutuas no son en absoluto casuales, y aquellas más<br />

reiteradas remiten, fundamentalmente, a dos elementos que son cruciales en los análisis <strong>de</strong><br />

260 En otro lugar se pronuncia a favor <strong>de</strong>l Islam en cuanto a tolerancia religiosa, aunque no aludiendo al presente, sino a la historia<br />

<strong>de</strong> Al-Andalus como ejemplo <strong>de</strong> convivencia pacífica entre religiones (p. 289).<br />

144


Jardine y en los criterios que para él, como para muchos <strong>de</strong> sus contemporáneos, permiten<br />

valorar el grado <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un país: el gobierno y la sociabilidad. Por una parte, la<br />

arbitrariedad, la falta <strong>de</strong> libertad política y <strong>de</strong> participación <strong>de</strong>l pueblo en las <strong>de</strong>cisiones<br />

aparecen como una lacra común a ambos Estados. A ese respecto, aunque sus <strong>de</strong>scripciones<br />

<strong>de</strong>l funcionamiento político en uno y otro lugar presenten diferencias, no sólo engloba sus<br />

gobiernos bajo la categoría común <strong>de</strong> “<strong>de</strong>spotismo”, que equivale con frecuencia entre los<br />

escritores británicos a absolutismo monárquico, en contraste con su propia monarquía<br />

parlamentaria, sino que insiste en su práctica equiparación, <strong>de</strong>plorando, por ejemplo, en<br />

referencia a España, “los po<strong>de</strong>res ejecutivo y legislativo más imperfectos que puedan<br />

concebirse, a escasa distancia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spotismo oriental” (p. 411), quizá inspirado en<br />

Montesquieu, para quien, si bien el régimen <strong>de</strong>spótico propiamente dicho se limitaría al<br />

mundo asiático, la monarquía hispánica experimentaría un proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>slizamiento hacia él.<br />

En segundo lugar, según se ha indicado, Jardine, como muchos <strong>de</strong> sus contemporáneos,<br />

consi<strong>de</strong>ra la sociabilidad, la conversación y el intercambio, incluyendo formas <strong>de</strong> trato mixto<br />

entre los sexos en los ámbitos sociales, rasgos constitutivos <strong>de</strong> una sociedad civilizada. En<br />

este aspecto, su valoración <strong>de</strong> los casos marroquí y español se aproxima en algunos aspectos a<br />

la vez que difiere en otros. Si a propósito <strong>de</strong> Marruecos había lamentado reiteradamente la<br />

falta <strong>de</strong> “sociedad”, al referirse a Al-Andalus sugiere la influencia <strong>de</strong> esa supuesta<br />

insociabilidad islámica sobre la España <strong>de</strong> su tiempo, en un significativo párrafo que merece<br />

ser citado íntegramente:<br />

"Po<strong>de</strong>mos consi<strong>de</strong>rar la forma <strong>de</strong> vida apartada y egoísta <strong>de</strong>l Oriente, y la separación <strong>de</strong> los<br />

sexos, oficios, familias y tribus como un principio fundamental que nos ayudará a explicar<br />

éstas y muchas otras diferencias sorpren<strong>de</strong>ntes entre sus artes y costumbres y las <strong>de</strong> Europa.<br />

De ahí pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse especialmente su <strong>de</strong>sconocimiento <strong>de</strong> las ventajas <strong>de</strong> la ayuda<br />

mutua y <strong>de</strong>l progreso <strong>de</strong> los inventos mecánicos y los avances <strong>de</strong>l trabajo aislado y <strong>de</strong>l trabajo<br />

en común, <strong>de</strong> las manufacturas y <strong>de</strong> los ejércitos; <strong>de</strong> ahí también sus métodos pequeños,<br />

simples e in<strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> que cada trabajador lo haga todo por sí mismo, su enorme pericia<br />

en muchos oficios y empleos domésticos y su inferioridad en la labor <strong>de</strong> conjunto; su falta <strong>de</strong><br />

virtu<strong>de</strong>s y dones sociales y su ignorancia <strong>de</strong> todas las formas <strong>de</strong> gobierno, excepto la <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>spotismo" (p. 285).<br />

Para Jardine, la herencia islámica ha marcado en este aspecto el carácter y las costumbres<br />

españolas: "esto es lo que más pue<strong>de</strong> haber contribuido a otorgarle el mismo cariz al gusto y<br />

el carácter <strong>de</strong> los españoles, sus vecinos y sucesores, que tanto ha durado y que sólo<br />

recientemente está empezando a <strong>de</strong>saparecer" (p. 284). Sin embargo, a diferencia <strong>de</strong> otros<br />

viajeros y filósofos <strong>de</strong>l siglo XVIII, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Voltaire a Dalrymple, que <strong>de</strong>scriben a las mujeres<br />

encerradas en sus casas, bajo la celosa vigilancia <strong>de</strong> sus padres o maridos, Jardine, aunque se<br />

haga eco <strong>de</strong> los tópicos acerca <strong>de</strong> los celos y la “fuerza romántica <strong>de</strong> las pasiones” en los<br />

países meridionales (siguiendo la extendida i<strong>de</strong>a que vinculaba la cali<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l clima con la<br />

intensidad <strong>de</strong> las pulsiones, particularmente la violencia y el <strong>de</strong>seo sexual), ofrece una<br />

valoración muy distinta y más positiva <strong>de</strong> la sociedad española contemporánea, valorando<br />

positivamente el trato civil en las tertulias y la presencia e influencia social <strong>de</strong> las mujeres:<br />

"Las mujeres mejoran en sociedad, incluso aunque las mantengamos apartadas <strong>de</strong>l saber, y<br />

poseen ahora aquí más virtu<strong>de</strong>s domésticas, sociales y útiles que las que tenían anteriormente,<br />

cuando estaban más apartadas <strong>de</strong>l mundo” (pp. 169, 364)261. De ese modo, el caso español le<br />

sirve como prueba <strong>de</strong> las indudables ventajas que la mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong> las costumbres tendría<br />

tanto para las mujeres como, a través <strong>de</strong> ellas, para la sociedad en su conjunto, lo que marca<br />

261 Sobre el lugar que <strong>de</strong>sempeña la valoración y clasificación <strong>de</strong> las relaciones entre los sexos en las <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> los<br />

viajeros, <strong>de</strong> acuerdo con la filosofía ilustrada, véase Bolufer, “Civilización, costumbres y política…”, esp. pp. 276-300.<br />

145


una diferencia muy significativa tanto con respecto a su propia <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la sociedad<br />

marroquí como a las impresiones <strong>de</strong> los escritores <strong>de</strong>l siglo XIX, quienes aplicarán a España<br />

todos los tópicos sobre el <strong>de</strong>spotismo y la sensualidad asiáticas.<br />

En suma, vistos en <strong>de</strong>talle, los comentarios <strong>de</strong> Jardine dibujan unas fronteras culturales en las<br />

que, si bien se perfila claramente la dicotomía Norte/Sur, entendida en términos jerárquicos,<br />

la precisa ubicación <strong>de</strong>l límite que separa las socieda<strong>de</strong>s propiamente “civilizadas” <strong>de</strong> las que<br />

no alcanzan plenamente tal consi<strong>de</strong>ración parece oscilar según sean los criterios que se toman<br />

como rasero. En la medida en que no cree en principios físicos <strong>de</strong>terminantes, se trate <strong>de</strong><br />

diferencias étnicas o bien <strong>de</strong>l clima (invocado durante siglos tanto en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la<br />

superioridad europea como para diferenciar, jerarquizándolos, distintos territorios <strong>de</strong> Europa o<br />

regiones <strong>de</strong> un mismo país), sino que entien<strong>de</strong> el medio natural, en cualquier caso, sujeto a la<br />

acción humana, traza, más que una clasificación rígida, una gradación en la que, manteniendo<br />

la primacía <strong>de</strong>l Norte respecto al Sur, las diferencias parecen graduales. En particular, en lo<br />

que constituye el elemento crucial en sus reflexiones, clave para explicar otras diferencias<br />

sociales y culturales, los regímenes políticos, como afirma en la conclusión <strong>de</strong>l volumen<br />

primero: “Entre otras consi<strong>de</strong>raciones que [mis observaciones] puedan sugeriros, creo que<br />

pue<strong>de</strong> apreciarse, al viajar hacia el Sur <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Dover a Marruecos, una curiosa línea <strong>de</strong><br />

progresión gradual <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spotismo” (I, p. 188). No po<strong>de</strong>mos tomar <strong>de</strong>masiado literalmente su<br />

afirmación; al fin y al cabo, Jardine acabaría sugiriendo la colonización <strong>de</strong>l Magreb por<br />

alguna potencia europea como único remedio a sus <strong>de</strong>sgracias, algo que <strong>de</strong> ningún modo se le<br />

ocurre reclamar para España. Sin embargo, los matices y aun las contradicciones <strong>de</strong> su<br />

pensamiento hablan <strong>de</strong> un esfuerzo intelectual <strong>de</strong> <strong>de</strong>limitación <strong>de</strong> fronteras que en el siglo<br />

XVIII todavía no había adquirido el carácter dogmático que adoptaría en el XIX,<br />

acompañando a la culminación <strong>de</strong>l colonialismo europeo y a la conversión <strong>de</strong> España, hasta<br />

cierto punto, en un paraíso para los <strong>de</strong>lirios románticos.<br />

146


Effacer la limite ? Les enjeux sociaux <strong>de</strong> la « fron<strong>de</strong> avignonnaise » au milieu du XVII e<br />

siècle<br />

Patrick Fournier, Université Blaise Pascal <strong>de</strong> Clermont-Ferrand / Centre<br />

d’Histoire « Espaces et Cultures »<br />

L’historiographie avignonnaise et comtadine porte une attention limitée aux acteurs et aux<br />

enjeux sociaux <strong>de</strong> la situation d’enclave à l’intérieur du territoire français. La thèse <strong>de</strong> « la<br />

double fidélité au pape et au roi », défendue notamment pas Michel Feuillas 262 , permet <strong>de</strong><br />

concilier nostalgie pour la splen<strong>de</strong>ur du grand siècle avignonnais (le XIV e marqué par le<br />

séjour <strong>de</strong>s papes) et dépendance vis-à-vis du souverain français dont les territoires enserrent<br />

les enclaves pontificales <strong>de</strong>puis l’acquisition <strong>de</strong> la Provence en 1481 et font peser sur elles<br />

une pression constante à la fois économique et politique. Cette situation amène à s’interroger<br />

sur la véritable nature <strong>de</strong> l’entité avignonnaise et comtadine : un territoire étranger enclavé<br />

dans les possessions françaises ? un Etat ecclésiastique gouverné par un clergé presque<br />

toujours italien ? un ensemble constitué par une ville « libre » et une province<br />

« indépendante » mais reconnaissant un souverain lointain (selon un principe d’union<br />

personnelle) et dont le <strong>de</strong>gré d’autonomie dépend <strong>de</strong>s domaines considérées (droit <strong>de</strong>s gens,<br />

droits <strong>de</strong>s individus, affaires économiques…) ? Ces questions soulevées notamment dans un<br />

colloque international consacré aux enclaves à l’époque mo<strong>de</strong>rne 263 ne peuvent être résolues<br />

d’un point <strong>de</strong> vue seulement politique et juridique mais doivent prendre en considération aussi<br />

<strong>de</strong>s critères économiques, sociaux, culturels et religieux.<br />

La situation est rendue particulièrement complexe par la distinction territoriale et politique<br />

entre Avignon et le Comtat mais aussi par le fait que les juridictions avignonnaises se<br />

superposent à celles du Comtat et sont elles-mêmes soumises à <strong>de</strong>s juridictions romaines. Il<br />

existe dont une hiérarchie judiciaire doublée d’une hiérarchie politique puisque le recteur du<br />

Comtat, qui rési<strong>de</strong> à Carpentras, est un personnage inférieur en dignité et en prérogatives au<br />

vice-légat d’Avignon qui doit lui-même rendre compte <strong>de</strong> son action à Rome où un légat<br />

s’occupe <strong>de</strong>s affaires avignonnaises. La souveraineté du pape ne fait donc aucun doute : les<br />

tribunaux français n’ont aucune compétence sur Avignon et le Comtat qui dépen<strong>de</strong>nt<br />

entièrement <strong>de</strong> Rome.<br />

Se pose en revanche le problème <strong>de</strong>s tribunaux compétents chaque fois qu’un conflit concerne<br />

<strong>de</strong>s espaces à la limite entre la France et les enclaves pontificales car la définition même <strong>de</strong> la<br />

limite est complexe et la tentation d’empiéter sur les territoires voisins est fréquente. Les<br />

contestations se produisent au niveau <strong>de</strong> limites « naturelles » (principalement les rivières), <strong>de</strong><br />

communautés (par exemple pour <strong>de</strong>s droits d’usage) ou <strong>de</strong> seigneuries (qui peuvent être<br />

d’étendue très réduite dans un territoire où l’émiettement <strong>de</strong>s droits seigneuriaux est grand) ;<br />

elles peuvent aussi concerner <strong>de</strong>s droits <strong>de</strong> passage sur une rivière ou un chemin 264 . Les<br />

origines <strong>de</strong>s conflits peuvent être anciennes et remonter aux <strong>de</strong>rniers siècles du Moyen Âge<br />

(jamais au-<strong>de</strong>là du XIII e cependant, car c’est le moment où la domination pontificale s’est<br />

implantée dans cet espace et les documents écrits conservés remontent rarement plus haut)<br />

262 . Histoire d’Avignon, Aix-en-Provence, Edisud, 1979, p. 382.<br />

263 . P. DELSALLE, A. FERRER, Les enclaves territoriales aux Temps mo<strong>de</strong>rnes (XVI e – XVIII e siècles). Colloque international<br />

<strong>de</strong> Besançon, 4-5 octobre 1999, Besançon, Presses Universitaires franc-comtoises, 2000. Deux articles portaient sur Avignon<br />

et le Comtat Venaissin : M. FERRIERES, « Au cœur du royaume : Avignonnais et Comtadins », p. 39-58 ; P. FOURNIER, « Les<br />

procès du Rhône et <strong>de</strong> la Durance : une expression <strong>de</strong>s problèmes <strong>de</strong> frontière et <strong>de</strong> souveraineté entre la France et les<br />

enclaves pontificales d’Avignon et du Comtat Venaissin (XV e – XVIII e siècles) », p. 347-374.<br />

264 . Plusieurs exemples significatifs sont fournis par S. BENTIN : « La mémoire <strong>de</strong>s limites : l’exemple du Comtat », dans J.-L.<br />

FRAY, C. PEROL (dir.), L’historien en quête d’espaces, Clermont-Ferrand, Presses Universitaires Blaise Pascal, 2004, p. 273-<br />

292.<br />

147


mais <strong>de</strong>s conflits surgissent aussi aux XVI e et XVII e siècles parce que la pression sur l’espace<br />

se renforce, ce qui provoque notamment un surpâturage dont les conséquences sont nettement<br />

perçues, ou parce que l’accroissement <strong>de</strong> la puissance financière <strong>de</strong> la monarchie française se<br />

traduit par une pression fiscale accrue qui touche indirectement les enclaves pontificales. Or<br />

les Comtadins et les Avignonnais en sont réduits souvent à plai<strong>de</strong>r <strong>de</strong>vant les tribunaux<br />

français (parlement et chambre <strong>de</strong>s comptes <strong>de</strong> Grenoble, parlement et cour <strong>de</strong>s comptes,<br />

ai<strong>de</strong>s et finances d’Aix-en-Provence notamment) ou au mieux à obtenir une sentence arbitrale<br />

après nomination <strong>de</strong> représentants <strong>de</strong> la France chargés par la monarchie <strong>de</strong> traiter avec les<br />

représentants du pape. Le vice-légat joue alors un rôle <strong>de</strong> protection mais le résultat aboutit<br />

presque toujours à un recul <strong>de</strong>s droits <strong>de</strong>s sujets du pape face à ceux du roi <strong>de</strong> France et à une<br />

délimitation plus stricte <strong>de</strong>s limites entre les espaces sur lesquels s’exercent ces droits : ainsi à<br />

Cavaillon en 1654, après plus <strong>de</strong> <strong>de</strong>ux siècles <strong>de</strong> conflits pour l’utilisation d’îles situés sur la<br />

Durance face à la communauté provençale d’Orgon, la solution trouvée par arbitrage est un<br />

partage <strong>de</strong> l’espace contesté 265 .<br />

Même si la cartographie <strong>de</strong>s limites ne <strong>de</strong>vient plus précise qu’au cours du XVIII e siècle, la<br />

première moitié du XVII e siècle constitue une étape importante dans la recherche d’une<br />

meilleure définition <strong>de</strong>s limites <strong>de</strong>s territoires par les représentants du pape et du roi. Par<br />

exemple, le concordat signé à Fontainebleau en 1623, après plusieurs procès et <strong>de</strong>s expertises,<br />

définit une limite complexe le long <strong>de</strong> la Durance : il reconnaît la pleine souveraineté du roi<br />

sur cette rivière mais borne le terrain <strong>de</strong> manière précise afin d’éviter <strong>de</strong> nouvelles<br />

contestations en cas <strong>de</strong> modification du lit 266 . Dans ce cas comme dans les procès du Rhône,<br />

l’objectif <strong>de</strong> la France est moins d’empiéter sur la souveraineté du pape que <strong>de</strong> défendre les<br />

droits <strong>de</strong>s habitants <strong>de</strong>s provinces et communautés limitrophes <strong>de</strong>s enclaves pontificales. La<br />

monarchie française se contente <strong>de</strong> secon<strong>de</strong>r l’action <strong>de</strong>s représentants <strong>de</strong>s provinces<br />

encerclant ces enclaves : syndic <strong>de</strong>s Etats <strong>de</strong> Languedoc, parlements d’Aix et <strong>de</strong> Grenoble,<br />

gouverneurs et intendants <strong>de</strong> Languedoc, Provence et Dauphiné qui défen<strong>de</strong>nt les intérêts <strong>de</strong>s<br />

habitants dont ils assurent la protection. Il existe donc <strong>de</strong>s rapports <strong>de</strong> communauté à<br />

communauté et <strong>de</strong> province à province dont les conséquences sont souvent beaucoup plus<br />

importantes que les relations entre souverains.<br />

Que signifie la situation d’enclavement pour les populations avignonnaises et comtadines au<br />

milieu du XVII e siècle ? Comment vivent-elles leur appartenance à un espace spécifique ?<br />

Quelles formes <strong>de</strong> cohésion et <strong>de</strong> rivalités traversent-elles ces populations ?<br />

1. Entre les lys et les clés : le regard classique <strong>de</strong> l’historiographie<br />

La pério<strong>de</strong> qui sera étudiée <strong>de</strong> manière spécifique est celle <strong>de</strong>s troubles du milieu du XVII e<br />

siècle qui précè<strong>de</strong>nt la première occupation française (1663-1664), soit les années allant <strong>de</strong><br />

1650 à 1662. Les multiples lectures qui peuvent être faites <strong>de</strong> ces événements s’accor<strong>de</strong>nt<br />

avec la thématique du colloque car elles mettent en jeu la présence indirecte <strong>de</strong> la France dans<br />

la structuration <strong>de</strong>s relations sociales locales. Ce qui frappe en lisant l’historiographie<br />

avignonnaise et comtadine du XVII e siècle, c’est le mimétisme par rapport à l’histoire <strong>de</strong><br />

France : non seulement les relations avec la France et avec la papauté constituent la trame <strong>de</strong><br />

l’histoire locale, mais la conjoncture politique y semble très proche malgré les causes<br />

spécifiques qui provoquent mécontentements et soulèvements. Que nous enseigne cette<br />

historiographie dont les leçons ont peu évolué <strong>de</strong>puis les ouvrages et articles fondateurs <strong>de</strong> la<br />

265 . P. FOURNIER, « la gestion d’un milieu fragile : les créments et les iscles du bas Rhône et <strong>de</strong> la basse Durance à l’époque<br />

mo<strong>de</strong>rne », dans J. BURNOUF, Ph. LEVEAU, Fleuves et marais, une histoire au croisement <strong>de</strong> la nature et <strong>de</strong> la culture, Paris,<br />

CTHS, 2004, p. 365-375 (notamment p. 370-372).<br />

266 . L. SAUTEL, Le procès <strong>de</strong> la Durance (1500-1623), Avignon, 1920<br />

148


Troisième République 267 ? La thèse soutenue est celle d’une hostilité avignonnaise aux vicelégats<br />

italiens et à leurs juridictions, hostilité étendue à tout le personnel italien à leur service.<br />

C’est aussi celle d’une fascination pour la monarchie française qui offre protection et<br />

privilèges (notamment celui <strong>de</strong> régnicolité permettant <strong>de</strong>puis 1536 aux sujets du pape<br />

d’exercer <strong>de</strong>s offices civils et militaires en France 268 ). Les entrées royales offertes à Avignon<br />

aux souverains français (Marie <strong>de</strong> Médicis en 1600, Louis XIII en 1622, Louis XIV en 1660)<br />

sont <strong>de</strong>s manifestations <strong>de</strong> respect envers le roi Très-Chrétien capable, beaucoup mieux que le<br />

pape, <strong>de</strong> protéger les enclaves contre les huguenots ou <strong>de</strong> pacifier la cité après un temps <strong>de</strong><br />

révolte. Ainsi se caractériserait une tentation avignonnaise <strong>de</strong> s’offrir au roi <strong>de</strong> France qui<br />

culminerait avec l’accueil enthousiaste fait à l’occupation française <strong>de</strong> 1663-1664, après<br />

l’affaire <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s corses. Les Comtadins seraient en revanche plus réservés dans la mesure<br />

où les liens avec la France seraient moins étendus, notamment parmi les élites, plus mo<strong>de</strong>stes<br />

et où existerait une rivalité judiciaire entre Carpentras et Avignon. Le Comtat aurait<br />

davantage souffert qu’Avignon <strong>de</strong> l’introduction du système judiciaire français.<br />

Paradoxalement, c’est la présence <strong>de</strong> l’échelon le plus haut du pouvoir local qui aurait créé<br />

une forte agitation à Avignon au milieu du XVII e siècle. La corruption <strong>de</strong>s gouvernants<br />

italiens est visée par les sources contemporaines et cet argument est repris à l’i<strong>de</strong>ntique par les<br />

historiens.<br />

Mais l’attitu<strong>de</strong> ambiguë <strong>de</strong> Louis XIV est aussi pointée : ce roi joue <strong>de</strong> son prestige en 1663-<br />

1664 pour convaincre les Avignonnais <strong>de</strong> soutenir sa politique <strong>de</strong> rétorsion vis-à-vis du pape<br />

mais il abandonne ensuite la ville aux mesures répressives <strong>de</strong>s vice-légats une fois qu’il a<br />

obtenu satisfaction, malgré les <strong>de</strong>man<strong>de</strong>s <strong>de</strong> protection <strong>de</strong> la cité. Cet épiso<strong>de</strong>, qui aurait pu<br />

être un moment <strong>de</strong> gloire pour une ville accomplissant le <strong>de</strong>stin qu’elle s’était tracée, consacre<br />

donc au contraire le déclin du rôle politique d’Avignon et du Comtat Venaissin sur la scène<br />

politique européenne. L’histoire <strong>de</strong>s enclaves pontificales serait ainsi le reflet du renforcement<br />

du gallicanisme et <strong>de</strong> l’absolutisme louis-quatorzien. La « trahison » <strong>de</strong> Louis XIV est<br />

interprétée par P. Charpenne comme l’illustration <strong>de</strong> l’arbitraire monarchique : l’idéologie<br />

républicaine et anticléricale <strong>de</strong> l’auteur se donne ici libre cours.<br />

C’est aussi en terme <strong>de</strong> psychologie <strong>de</strong>s peuples qu’est écrite l’histoire <strong>de</strong>s enclave. Pour P.<br />

Charpenne, l’opposition entre la noblesse et le « peuple » structure les relations sociales au<br />

milieu du XVII e siècle. Le conflit entre pévoulins (les « pouilleux » désignant le parti<br />

populaire) et pessugaux (les nobles qualifiés <strong>de</strong> « pressureurs »), entre 1652 et 1658, surjoue<br />

cet antagonisme, même si certains nobles soutiennent les revendications populaires, au moins<br />

au début <strong>de</strong> la révolte, comme Louis <strong>de</strong> Berton, baron <strong>de</strong> Crillon. Au cours du déroulement<br />

<strong>de</strong>s événements, les fractures sociales et politiques s’avèrent plus complexes : sans rentrer<br />

dans le détail <strong>de</strong>s récits qui ont servi presque exclusivement à écrire cette histoire 269 , il<br />

apparaît que les clivages traversent les élites avignonnaises en fonction d’enjeux qui sont<br />

souvent mal définis. Les principaux chefs pessugaux quittent Avignon pour Carpentras<br />

pendant l’été 1653, après le pillage <strong>de</strong> plusieurs maisons <strong>de</strong> nobles. Ils se regroupent autour<br />

du cardinal Bichi, le puissant évêque <strong>de</strong> Carpentras, qui défend leurs intérêts auprès <strong>de</strong> Rome,<br />

et ne reviennent à Avignon qu’au cours <strong>de</strong> l’année 1656, après que <strong>de</strong>s émeutes violentes en<br />

novembre 1655 ont débordé les chefs pévoulins et montré leur incapacité à maîtriser le<br />

267 . P. CHARPENNE, Histoire <strong>de</strong>s réunions temporaires d’Avignon et du Comtat Venaissin à la France, Paris, Clamnn Lévy,<br />

1886, T. I ; J. MERITAN, « Les troubles et émeutes d’Avignon (1652-1659) », Mémoires <strong>de</strong> l’Académie <strong>de</strong> Vaucluse, 2 ème<br />

série, T. I, 1901, p. 1-83.<br />

268 . Ce privilège fut octroyé aux Avignonnais et Comtadins en 1536 pour les remercier <strong>de</strong> l’ai<strong>de</strong> apportée à l’armée du roi <strong>de</strong><br />

France contre les troupes <strong>de</strong> Charles Quint qui avaient envahi la Provence. Cf. R. PERETTI, Les Avignonnais et les Comtadins<br />

régnicoles, Avignon, 1922 ; Ed. GOUBET, « Quatre siècles <strong>de</strong> diplomatie royale à l’égard <strong>de</strong> la colonie pontificale d’Avignon<br />

et du Comtat Venaissin », Mémoires <strong>de</strong> l’Académie <strong>de</strong> Vaucluse, 3 ème série, T. VII, 1942, p. 51-83.<br />

269 . J. MERITAN fournit une analyse détaillée <strong>de</strong>s sources qu’il a utilisées : il s’agit <strong>de</strong> mémoires et récits, <strong>de</strong> règlements,<br />

d’archives familiales et <strong>de</strong> pièces <strong>de</strong> procédures criminelles, tous documents tirés <strong>de</strong>s manuscrits conservés à la bibliothèque<br />

municipale d’Avignon. La correspondance <strong>de</strong>s consuls et les archives municipales ne sont pas utilisées.<br />

149


peuple. Les vice-légats italiens, qui ne restent en place que sur <strong>de</strong> courtes pério<strong>de</strong>s (Lorenzo<br />

Corsi <strong>de</strong> 1645 à 1653, Dominique <strong>de</strong> Marinis d’octobre 1653 à juin 1654, Agistino Franciotti<br />

<strong>de</strong> juin 1654 à décembre 1655, Giovanni-Nicola Conti <strong>de</strong> décembre 1655 à janvier 1659,<br />

Gasparo Lascaris <strong>de</strong> janvier 1659 à juillet 1663 270 ) n’ont pas les moyens ni le temps <strong>de</strong> mettre<br />

en place une politique cohérente. Durant cette pério<strong>de</strong>, leur rôle est <strong>de</strong> pacifier les esprits par<br />

<strong>de</strong>s changements <strong>de</strong> politique qui déçoivent cependant assez rapi<strong>de</strong>ment. Beaucoup plus<br />

importante semble en définitive l’influence <strong>de</strong>s prélats qui ont eu le temps <strong>de</strong> se constituer une<br />

clientèle : face à Bichi à Carpentras, l’archevêque d’Avignon Marinis, vice-légat par intérim<br />

<strong>de</strong> 1653 à 1654, joue un rôle <strong>de</strong> médiateur assez favorable aux chefs pévoulins.<br />

La « fron<strong>de</strong> avignonnaise », fondée sur <strong>de</strong>s accusations <strong>de</strong> corruption et <strong>de</strong> malversations<br />

financières, est donc un conflit interne aux élites locales qui s’appuient sur <strong>de</strong>s mouvements<br />

populaires, avec tous les débor<strong>de</strong>ments et toutes les manipulations que cela suppose.<br />

L’opposition serait donc moins entre le peuple et les nobles qu’entre les conservateurs qui<br />

détiennent le pouvoir municipal <strong>de</strong>puis <strong>de</strong> nombreuses années et <strong>de</strong>s réformateurs souhaitant<br />

modifier les équilibres politiques et mettre fin à <strong>de</strong>s abus divers qui expliqueraient<br />

l’en<strong>de</strong>ttement croissant <strong>de</strong> la ville. Les tensions couvent <strong>de</strong>puis les années 1630 puisque le<br />

baron <strong>de</strong> Crillon dénonçait déjà la mauvaise gestion <strong>de</strong>s <strong>de</strong>niers publics en 1634.<br />

La tentation d’ériger la psychologie <strong>de</strong>s foules en objet d’étu<strong>de</strong> est gran<strong>de</strong> dans<br />

l’historiographie même relativement récente <strong>de</strong>s mouvements <strong>de</strong> révolte. L’étu<strong>de</strong> classique <strong>de</strong><br />

René Pillorget sur les mouvements insurrectionnels provençaux utilise <strong>de</strong>s catégories<br />

empruntées à la théorie <strong>de</strong>s comportements et à la psychologie collective 271 . Ses schémas<br />

explicatifs sont opérationnels dans le cas avignonnais, témoignant <strong>de</strong> la proximité <strong>de</strong>s<br />

comportements sociaux et culturels sur les <strong>de</strong>ux rives <strong>de</strong> la Durance : insurrections<br />

essentiellement urbaines prenant racine dans <strong>de</strong>s conflits locaux entre les élites,<br />

revendications populaires <strong>de</strong> nature essentiellement économique pour un abaissement <strong>de</strong> la<br />

fiscalité sur les <strong>de</strong>nrées <strong>de</strong> première nécessité (le vice-légat Franciotti cherche par exemple à<br />

apaiser les tensions en janvier 1655 en modifiant le régime <strong>de</strong> la fiscalité dans un sens plus<br />

favorable au « peuple », entendu comme l’ensemble <strong>de</strong>s populations travaillant pour<br />

l’artisanat et le commerce), revendication politique <strong>de</strong> la création d’une quatrième main dans<br />

le consulat pour représenter les artisans, dénonciation <strong>de</strong>s abus visant notamment le monopole<br />

<strong>de</strong> certaines familles et <strong>de</strong> certains individus sur certains charges (notamment celle <strong>de</strong><br />

secrétaire <strong>de</strong> la ville occupée par Henrici). La radicalisation <strong>de</strong>s émeutiers du 5 au 8 novembre<br />

1655 reste toutefois mal élucidée : une rixe entre <strong>de</strong>ux nobles déclenche un mouvement <strong>de</strong><br />

colère dont les meneurs issus du « peuple » sont connus mais dont les motivations restent<br />

énigmatiques, en <strong>de</strong>hors du sentiment <strong>de</strong> l’affront fait à un partisan <strong>de</strong>s pévoulins.<br />

Les mouvements insurrectionnels avignonnais ne sont pas <strong>de</strong>s mouvements antifiscaux<br />

simples : s’ils se produisent dans un contexte <strong>de</strong> tensions économiques et <strong>de</strong> défense <strong>de</strong>s<br />

intérêts <strong>de</strong> certains groupes, notamment ceux <strong>de</strong>s artisans du textile dans une cité où cette<br />

activité est très importante, ils n’ont pas pour objectif principal l’abrogation d’une fiscalité<br />

nouvelle. Les Avignonnais ne paient pas <strong>de</strong> taille, contrairement aux Comtadins soumis<br />

cependant à un impôt direct très faible <strong>de</strong>puis la fin <strong>de</strong>s guerres <strong>de</strong> religion : dans les <strong>de</strong>ux cas,<br />

l’absence ou l’allègement <strong>de</strong> taille constitue un choix politique rendu possible par l’absence<br />

<strong>de</strong> vocation militaire <strong>de</strong> ces enclaves et par la protection royale qui s’exerce notamment lors<br />

<strong>de</strong> la reprise <strong>de</strong>s guerres civiles contre les huguenots dans les années 1620 272 . L’entrée <strong>de</strong><br />

270 . Une liste <strong>de</strong>s vice-légats très précise est donnée par Bernard THOMAS dans Archives <strong>de</strong> la légation d’Avignon, Avignon,<br />

Conseil Général <strong>de</strong> Vaucluse, 2004, p. 251-260.<br />

271 . R. PILLORGET, Les mouvements insurrectionnels <strong>de</strong> Provence entre 1596 et 1715, Paris, A. Pedone, 1975, « Théorie <strong>de</strong>s<br />

mouvements insurrectionnels », p. 427-449.<br />

272 . P. FOURNIER, « La fiscalité comtadine aux XVI e et XVII e siècles : histoire d’un déclin ou d’une mutation ? », dans A.<br />

FOLLAIN, G. LARGUIER (dir.), L’impôt <strong>de</strong>s campagnes, fragile fon<strong>de</strong>ment <strong>de</strong> l’Etat dit mo<strong>de</strong>rne (XV e – XVIII e siècle), Paris,<br />

Comité pour l’histoire économique et financière <strong>de</strong> la France, 2005, p. 267-309<br />

150


Louis XIII en 1622, inscrite dans un parcours symbolique <strong>de</strong>stiné à montrer la puissance <strong>de</strong>s<br />

gran<strong>de</strong>s villes du Sud-Est <strong>de</strong> la France profondément attachées à la foi catholique (Arles, Aix,<br />

Marseille, Avignon, Lyon) fait <strong>de</strong> la cité pontificale <strong>de</strong>s bords du Rhône un <strong>de</strong>s points d’appui<br />

<strong>de</strong> la puissance du roi Très-Chrétien : le message délivré n’est pas fondamentalement différent<br />

<strong>de</strong> celui <strong>de</strong>s autres villes visitées ; il est même plus universel, moins inscrit dans les<br />

particularismes locaux que celui <strong>de</strong>s villes provençales 273 .<br />

Les révoltes avignonnaises ne se ramènent donc pas exclusivement au schéma <strong>de</strong> la révolte<br />

antifiscale i<strong>de</strong>ntifié par Yves-Marie Bercé 274 . Elles sont beaucoup plus proches <strong>de</strong>s<br />

mouvements sociaux « fondés sur l’interdépendance <strong>de</strong>s intérêts » mis en évi<strong>de</strong>nce par René<br />

Pillorget 275 . Quels sont ces intérêts communs ? Il existe plusieurs façons <strong>de</strong> les envisager,<br />

mais aucune réponse ne peut être définitive tant il est difficile d’i<strong>de</strong>ntifier précisément les<br />

contours <strong>de</strong>s groupes en présence. Du point <strong>de</strong> vue d’une histoire strictement locale, il est<br />

possible <strong>de</strong> mettre en avant les intérêts divergents <strong>de</strong>s familles nobles : les pessugaux seraient<br />

formés essentiellement par les nobles qui dominent le conseil <strong>de</strong> ville et monopolisent <strong>de</strong>s<br />

charges honorifiques ou lucratives ; les pévoulins constitueraient le parti populaire qui se<br />

choisirait <strong>de</strong>s chefs parmi une fraction <strong>de</strong> la noblesse lésée dans ses intérêts politiques ; le<br />

peuple révolté serait formé d’éléments incontrôlables traversé par <strong>de</strong>s rumeurs et <strong>de</strong>s<br />

angoisses et manipulé par <strong>de</strong>s meneurs issus <strong>de</strong> ses propres rangs ou <strong>de</strong> ceux <strong>de</strong> la noblesse,<br />

pévoulins mais aussi pessugaux selon les circonstances. Le « peuple » est en outre fortement<br />

soumis aux aléas <strong>de</strong> la conjoncture économique. Cette répartition est difficilement vérifiable,<br />

même s’il s’avère que dans les moments les plus difficiles, en novembre 1655, Crillon<br />

participe à la répression contre les éléments perturbateurs. Le Comtat, qui ne compte aucune<br />

gran<strong>de</strong> ville (sa capitale Carpentras restant une cité mo<strong>de</strong>ste qui compte peut-être 6000<br />

habitants au milieu du XVIIe siècle) présente une économie très différente, beaucoup plus<br />

rurale et moins marquée par l’artisanat. La noblesse y est moins riche. Les juristes<br />

carpentrassiens sont attachés aux avantages que confèrent les tribunaux pontificaux. Aussi les<br />

conditions ne sont pas remplies pour que s’y produise une opposition entre groupes sociopolitiques<br />

aussi nette qu’à Avignon. Mais les Comtadins, attachés à la légitimité <strong>de</strong>s pouvoirs<br />

en place, envoient <strong>de</strong>s troupes pour rétablir l’ordre à Avignon à la fin <strong>de</strong> 1655.<br />

Ce que ne dit pas clairement la tradition historiographique, c’est le lien entre l’agitation <strong>de</strong>s<br />

années 1650 et l’attitu<strong>de</strong> apparemment très nettement pro-française <strong>de</strong> la majorité <strong>de</strong>s élites<br />

avignonnaises durant la première occupation. L’explication rési<strong>de</strong>rait dans l’autoritarisme<br />

excessif du vice-légat Lascaris après les troubles qui referait contre lui l’union <strong>de</strong>s nobles et<br />

du « peuple ». Aussi est-il tentant d’interpréter les choix politiques <strong>de</strong> cette pério<strong>de</strong> comme un<br />

témoignage <strong>de</strong> la versatilité <strong>de</strong>s populations méridionales. L’anachronisme qui consisterait à<br />

reprocher aux sujets du pape leur manque <strong>de</strong> patriotisme doit être absolument rejeté. S’il y a<br />

un patriotisme, il est strictement local. Avignon et le Comtat peuvent changer <strong>de</strong> souverain<br />

sans renier leur i<strong>de</strong>ntité pourvu que soient maintenus certains privilèges. Mais il existe<br />

effectivement <strong>de</strong>s liens plus ou moins étroits entre les populations locales et la France. Le<br />

regard porté sur les relations entre la France et les enclaves peut-il, dans un contexte<br />

économique difficile, expliquer les mouvements sociaux et les événements politiques<br />

avignonnais et comtadins ?<br />

273 . P. FOURNIER, « I<strong>de</strong>ntités urbaines et mise en scène <strong>de</strong>s élites locales lors <strong>de</strong>s entrées royales <strong>de</strong> 1622 », dans M.<br />

CEBEILLAC-GERVASONI, L. LAMOINE, F. TREMENT (éd.), Autocélébration <strong>de</strong>s élites locales dans le mon<strong>de</strong> romain. Contexte,<br />

textes, images (IIe s. av. J.-C. – IIIe s. ap. J.-C.), Clermont-Ferrand, PUBP, 2004, p. 205-220.<br />

274 . Y. M. BERCE, Histoire <strong>de</strong>s Croquants. Etu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>s soulèvements populaires au XVII e siècle dans le Sud-Ouest <strong>de</strong> la<br />

France, Genève – Paris, Droz, 1974, 2 vol.<br />

275 . R. PILLORGET, Les mouvements insurrectionnels <strong>de</strong> Provence, op. cit., p. 456.<br />

151


2. Liens avec la Provence et intégration dans le royaume<br />

Au milieu du XVII e siècle, la situation d’Avignon et du Comtat Venaissin n’apparaît pas très<br />

différente <strong>de</strong> celle <strong>de</strong> certaines villes provençales. Marseille et Arles, principales villes <strong>de</strong>s<br />

terres adjacentes, considèrent qu’elles n’appartiennent pas au Pays <strong>de</strong> Provence et que seul<br />

compte le lien personnel noué avec le roi, garant <strong>de</strong> leur autonomie et <strong>de</strong> leurs privilèges. En<br />

matière fiscale par exemple, elles échappent aux impositions consenties par le Pays et<br />

accor<strong>de</strong>nt à la monarchie <strong>de</strong>s dons gratuits au montant relativement faible. Bien que le<br />

souverain soit différent, Avignon se comporte aussi comme une ville libre, fière <strong>de</strong> son passé,<br />

et ne manque pas une occasion <strong>de</strong> rappeler aux représentants du pouvoir pontifical que leur<br />

droit d’intervention sur les affaires intérieures <strong>de</strong> la cité est limité par <strong>de</strong>s statuts et <strong>de</strong>s usages.<br />

Par exemple, après que le vice-légat Lascaris ait obtenu, en janvier et février 1659, une<br />

réconciliation <strong>de</strong>s nobles, il cherche une solution financière pour in<strong>de</strong>mniser les victimes <strong>de</strong>s<br />

révoltes populaires dont les biens ont été pillés et saccagés, mais la ville s’oppose à<br />

l’établissement d’une contribution sur les maisons et jardins situés dans l’enceinte <strong>de</strong> la ville,<br />

qu’elle considère comme injuste, et elle envoie une ambassa<strong>de</strong> auprès du pape. Or lorsque le<br />

vice-légat tente d’obtenir une copie <strong>de</strong> la délibération qui lui permettrait <strong>de</strong> connaître<br />

précisément l’attitu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s membres du conseil, le secrétaire et les consuls lui rappellent que la<br />

liberté <strong>de</strong>s délibérations est un privilège <strong>de</strong> la ville et refusent donc d’obtempérer. Lascaris<br />

admet ce refus, sans pour autant renoncer à peser sur la vie politique locale puisque les<br />

conseillers obtempèrent assez facilement, peu <strong>de</strong> temps après, à une ordonnance interdisant<br />

d’élire comme consuls <strong>de</strong>ux nobles qu’il estime responsables <strong>de</strong> l’opposition à ses ordres<br />

(MM. <strong>de</strong> la Barthelasse et <strong>de</strong> Saint-Martin) 276 . Cette affaire définit un modèle <strong>de</strong> relations<br />

politiques : l’intervention <strong>de</strong>s pouvoirs supérieurs dans les élections est admise mais le conseil<br />

en place doit pouvoir délibérer librement.<br />

Les populations <strong>de</strong>s enclaves pontificales se rapprochent aussi <strong>de</strong> celles <strong>de</strong> la Provence<br />

par <strong>de</strong>s problèmes et <strong>de</strong>s intérêts communs, notamment en matière monétaire, économique et<br />

fiscale.<br />

La mise en circulation en gran<strong>de</strong> quantité <strong>de</strong> pièces <strong>de</strong> billon <strong>de</strong> faible valeur a <strong>de</strong> fortes<br />

inci<strong>de</strong>nces sur l’économie du Sud-Est du royaume <strong>de</strong> France au milieu du XVII e siècle. Or ces<br />

pièces sont frappées aussi bien à Avignon et dans le Comtat que dans la principauté d’Orange<br />

et à Villeneuve-lès-Avignon, en Languedoc, face aux possessions pontificales 277 . L’aspect <strong>de</strong>s<br />

pièces prête volontairement à confusion : les limites politiques et les questions <strong>de</strong><br />

souveraineté ne jouent donc qu’un rôle mineur ou plutôt favorisent une production que la<br />

monarchie française tolère parce qu’elle est utile à l’économie régionale pour pallier la disette<br />

monétaire et qu’elle ne remet pas en cause la souveraineté française. Cependant, cette<br />

situation encourage le faux-monnayage et le trafic <strong>de</strong>s monnaies : la monnaie française étant<br />

sous-évaluée, cette situation profite aux enclaves pontificales qui accumulent le métal<br />

précieux. La gran<strong>de</strong> réforme française <strong>de</strong> 1640-1641 met <strong>de</strong> l’ordre dans la circulation<br />

monétaire. Ses conséquences sur l’économie avignonnaise et comtadine sont mal connues<br />

mais il est probable que la limitation du trafic, rendu plus difficile par les contrôles effectués<br />

par la France, eut un effet déflationniste. Les difficultés pour l’économie <strong>de</strong>s enclaves peuvent<br />

expliquer l’aggravation <strong>de</strong>s tensions sociales au milieu du XVII e siècle, surtout à Avignon qui<br />

brassait <strong>de</strong>s sommes d’argent considérables par le commerce <strong>de</strong>s soieries et <strong>de</strong>s velours<br />

<strong>de</strong>stiné en gran<strong>de</strong> partie à l’exportation.<br />

276 . J. MERITAN, « Les troubles et émeutes d’Avignon (1652-1659) », art. cité, p. 55-57.<br />

277 . R. VALLENTIN, « Les doubles tournois et les <strong>de</strong>niers tournois frappés à Villeneuve-lès-Avignon pendant le règne <strong>de</strong> Louis<br />

XIII (1610-1643) », Mémoires <strong>de</strong> l’Académie <strong>de</strong> Vaucluse, t. VII, 1888, p. 33-59 ; J. LAUGIER, « Monnaies inédites ou peu<br />

connues <strong>de</strong>s papes et légats d’Avignon », Comptes rendus du Congrès tenu à Avignon par la Société française d’archéologie<br />

en septembre 1882, Paris, 1882, p. 19-26.<br />

152


En matière économique, les liens entre les enclaves et la Provence sont tout aussi forts.<br />

De nombreux nobles avignonnais et bourgeois sont possessionnés en basse Provence, souvent<br />

dans les villages les plus proches du territoire d’Avignon, tandis que le baron d’Oppè<strong>de</strong>,<br />

premier prési<strong>de</strong>nt du parlement <strong>de</strong> Provence, possè<strong>de</strong> <strong>de</strong>s biens fonciers étendus en Comtat,<br />

autour <strong>de</strong> Cavaillon, ville dont il maîtrise en outre une partie du réseau d’irrigation 278 . La<br />

rente foncière circule donc sans difficulté à travers les limites poreuses du territoire<br />

d’Avignon, du Comtat et <strong>de</strong> la Provence. Dans le domaine artisanal, la concurrence est<br />

nettement plus forte avec Nîmes et Lyon, autres gran<strong>de</strong>s cités <strong>de</strong> la soierie, qu’avec les villes<br />

provençales dont les fonctions sont complémentaires et qui offrent <strong>de</strong>s débouchés à la<br />

production avignonnaise.<br />

La question fiscale, dont l’impact politique est le plus important, est avivée par les commis <strong>de</strong><br />

la foraine. Leur attitu<strong>de</strong> explique certaines tensions aussi bien en Provence qu’à Avignon. Le<br />

tour <strong>de</strong> vis fiscal <strong>de</strong>s années 1630 s’est traduit, dans le Sud-Est <strong>de</strong> la France, par un<br />

renforcement <strong>de</strong> la douane <strong>de</strong> Lyon, notamment <strong>de</strong> 1632 à 1647 279 . Les soieries avignonnaises<br />

sont frappées par une hausse <strong>de</strong>s tarifs en 1643. Au-<strong>de</strong>là, la pression ne retombe pas et le<br />

contrôle <strong>de</strong>s enclaves pontificales est un enjeu important pour les fermiers <strong>de</strong> la foraine (le<br />

noyau <strong>de</strong>s droits <strong>de</strong> douane taxant les exportations). En effet, ces enclaves apparaissent<br />

comme une plaque tournante <strong>de</strong> la contreban<strong>de</strong>. Pour limiter celle-ci, les commis <strong>de</strong> la foraine<br />

<strong>de</strong> Lyon exercent leur contrôle aux portes <strong>de</strong> la ville et sur les ports du Rhône. Un arrêt du<br />

conseil <strong>de</strong> juillet 1634 exempte les habitants d’Avignon et du Comtat <strong>de</strong> tout droit sur les<br />

marchandises importées <strong>de</strong> Provence 280 . Mais son application aggrave la contreban<strong>de</strong>, <strong>de</strong><br />

nombreuses marchandises provençales passant en Dauphiné par le Comtat sans payer les<br />

droits dus à la douane <strong>de</strong> Lyon 281 . Ainsi s’expliquent les pressions <strong>de</strong> la France sur les<br />

enclaves. En 1647, les habitants du haut Comtat (formé <strong>de</strong> petites enclaves en Dauphiné dont<br />

la plus importante est celle <strong>de</strong> Valréas) doivent payer <strong>de</strong>s droits <strong>de</strong> douane sur les<br />

marchandises qu’il font passer dans le reste du Comtat. La limite douanière entre la France et<br />

le Comtat passe en fait aussi entre haut et bas Comtat : l’atteinte à la souveraineté pontificale<br />

est ici flagrante mais acceptée par les autorités pontificales comme un moindre mal qui<br />

protège les principales villes <strong>de</strong>s enclaves.<br />

La tension s’accroît cependant avec les fermiers <strong>de</strong> la foraine. Les troubles <strong>de</strong>s années<br />

1650 montrent aussi l’imbrication <strong>de</strong>s économies <strong>de</strong>s enclaves et <strong>de</strong>s provinces du Sud-Est <strong>de</strong><br />

la France. Ils tirent leur origine <strong>de</strong> la tentative <strong>de</strong>s autorités avignonnaises pour <strong>de</strong>sserrer<br />

l’étreinte <strong>de</strong>s commis <strong>de</strong> la douane <strong>de</strong> Lyon. L’initiative serait venue <strong>de</strong> quelques nobles dont<br />

le premier consul élu en 1650, Gaspard <strong>de</strong> Tulle <strong>de</strong> Villefranche. Une ambassa<strong>de</strong> à Rome<br />

permet d’obtenir un ordre du pape éloignant les commis <strong>de</strong>s ports du Rhône et <strong>de</strong>s portes <strong>de</strong> la<br />

ville et les obligeant à exercer leurs fonctions en terre royale. Cet ordre est obtenu malgré les<br />

réticences du vice-légat qui a conscience <strong>de</strong>s difficultés à venir. En favorisant la contreban<strong>de</strong><br />

en un temps où la monarchie a un pressant besoin d’argent, la ville d’Avignon s’expose à <strong>de</strong>s<br />

mesures <strong>de</strong> rétorsions qui ne tar<strong>de</strong>nt pas : en 1651, elle perd ses privilèges douaniers, tout<br />

comme le Comtat, et les enclaves pontificales sont considérées comme provinces étrangères à<br />

l’instar <strong>de</strong> la Provence. Dans les mois qui suivent monte alors une protestation présentée par<br />

les récits contemporains comme l’hostilité du « peuple » à la nouvelle situation. Mais le<br />

« peuple » masque en fait les intérêts commerciaux <strong>de</strong>s marchands. Une ambassa<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

Villefranche auprès <strong>de</strong> Louis XIV et <strong>de</strong> ses ministres obtient en 1652 que les anciens tarifs<br />

278 . Bibl. Mun. Avignon, ms 2741, f° 422-437.<br />

279 . J.-P. GUTTON, « Douane <strong>de</strong> Lyon », Dictionnaire <strong>de</strong> l’Ancien Régime, Paris, PUF, 1996, p. 434-435 ; A. POIDEBARD,<br />

« L’ancienne douane <strong>de</strong> Lyon », Revue du Lyonnais, XIII, 1892, p. 373-400.<br />

280 . Cet arrêt est rappelé dans la correspondance avignonnaise : Arch. Mun. Avignon, AA 69, pièce 29.<br />

281 . Sur le plan douanier, la Provence fait partie <strong>de</strong>s provinces « réputées étrangères », tout comme le Dauphiné et le<br />

Lyonnais : elles étaient soumises à <strong>de</strong>s droits d’entrée et <strong>de</strong> sortie dans les échanges commerciaux qu’elles effectuaient même<br />

entre elles.<br />

153


soient rétablis à condition que les commis royaux soient replacés aux portes <strong>de</strong> la ville où ils<br />

<strong>de</strong>vront agir sous le contrôle du vice-légat pour respecter la souveraineté du pape, ce qui<br />

semble être une concession <strong>de</strong> pure forme. Dans le contexte troublé et confus <strong>de</strong> la Fron<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<br />

princes, les Avignonnais se sont trompés en pensant que l’affaiblissement du pouvoir<br />

monarchique jouerait en leur faveur. L’Etat monarchique continue à fonctionner malgré le<br />

désordre politique. L’affaiblissement du roi a même pu favoriser pendant <strong>de</strong> longs mois les<br />

abus <strong>de</strong> la douane <strong>de</strong> Lyon car aucune autorité locale n’était réellement capable <strong>de</strong> protéger<br />

les habitants <strong>de</strong>s enclaves. La pression populaire aboutit cependant le 4 décembre 1652 à une<br />

émeute antifiscale classique avec pillage <strong>de</strong>s maisons <strong>de</strong>s receveurs <strong>de</strong>s gabelles dans la ville.<br />

Le vice-légat se résout alors à mettre en œuvre le compromis établi après l’ambassa<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

Villeneuve.<br />

Les événements <strong>de</strong> janvier à juillet 1662 prolongent ceux survenus une dizaine d’années plus<br />

tôt mais il s’agit désormais d’une affaire gérée avec rapidité par les élites qui veulent éviter <strong>de</strong><br />

nouvelles émeutes 282 . Le fermier <strong>de</strong> la foraine tente un nouveau coup <strong>de</strong> force, profitant <strong>de</strong> la<br />

réorganisation financière opérée en France. Il a en effet remplacé ses bureaux du Dauphiné<br />

par une série d’autres sur la Durance afin d’exercer un contrôle plus efficace <strong>de</strong>s<br />

marchandises passant <strong>de</strong> Provence en Dauphiné à travers le Comtat. Il cherche à faire<br />

confirmer cette nouvelle situation grâce à <strong>de</strong>s soutiens dans le conseil du roi mais aussi à la<br />

division qui règne au sein du conseil <strong>de</strong> ville d’Avignon. Les consuls ont en effet signé un<br />

traité acceptant cette modification (sous réserve que les habitants d’Avignon ne paient pas <strong>de</strong><br />

droit) puis un conseil général <strong>de</strong> la ville l’a révoqué, mais le premier consul, M. <strong>de</strong> la Falèche,<br />

continue à soutenir que le traité doit être exécuté. Dans cette affaire, les autorités provençales<br />

se montrent en tout cas solidaires <strong>de</strong>s opposants avignonnais au traité. L’intérêt <strong>de</strong>s<br />

Provençaux n’est pas moindre que celui <strong>de</strong>s sujets du pape. Certes, la limite douanière entre<br />

Comtat et Dauphiné tient compte du statut privilégié <strong>de</strong>s enclaves pontificales mais les<br />

Provençaux en jouent surtout pour repousser la limite douanière le plus au nord possible, sur<br />

les premiers contreforts alpins. Quant aux sujets du pape, ils craignent que l’attitu<strong>de</strong> du<br />

fermier soit seulement une étape précédant la remise en cause <strong>de</strong> leurs privilèges. Ils ont aussi<br />

intérêt au maintien <strong>de</strong> la contreban<strong>de</strong>.<br />

Un arrêt <strong>de</strong> la cour <strong>de</strong>s Comptes d’Aix est favorable à Avignon et donc aussi aux Provençaux.<br />

Le fermier se pourvoit alors au conseil et cherche à faire exécuter le traité par le parlement <strong>de</strong><br />

Grenoble. Avignon réagit en envoyant le marquis <strong>de</strong> Pérussis à Paris pour convaincre le<br />

conseil <strong>de</strong>s finances <strong>de</strong> Louis XIV <strong>de</strong> maintenir les privilèges d’Avignon et du Comtat et <strong>de</strong><br />

s’en tenir à la teneur <strong>de</strong>s arrêts du conseil <strong>de</strong> 1634. Le baron d’Oppè<strong>de</strong>, premier prési<strong>de</strong>nt du<br />

parlement <strong>de</strong> Provence, et M. <strong>de</strong> Villeron<strong>de</strong>, agent du pays <strong>de</strong> Provence, agissent <strong>de</strong> concert<br />

avec Pérussis. Si le fermier utilise comme argument la remise en cause <strong>de</strong> l’autorité du roi,<br />

Pérussis insiste sur le détournement probable <strong>de</strong> l’excé<strong>de</strong>nt dégagé par les bureaux sur la<br />

Durance : il ne nie pas qu’ils soient plus rentables mais considère que le roi n’y gagnera<br />

rien 283 . L’intervention <strong>de</strong>s plus hauts personnages <strong>de</strong> l’Etat en charge <strong>de</strong>s finances (le duc <strong>de</strong><br />

Villeroy, chef du conseil royal <strong>de</strong>s finances, Etienne d’Aligre, l’un <strong>de</strong>s trois directeurs <strong>de</strong>s<br />

finances, et surtout Jean-Baptiste Colbert, l’un <strong>de</strong>s trois intendants <strong>de</strong>s finances et <strong>de</strong> loin<br />

celui dont les prérogatives sont les plus importantes 284 ) aboutit le 2 mars à un compromis qui<br />

ne satisfait aucune <strong>de</strong>s parties : les bureaux <strong>de</strong>s commis <strong>de</strong> la foraine doivent être rétablis dans<br />

un délai <strong>de</strong> six semaines sur les frontières du Dauphiné aux frais du fermier mais les bureaux<br />

sur la Durance seront maintenus. Le coût d’un tel dispositif rend la décision peu avantageuse<br />

pour le fermier tandis que les Avignonnais continuent à craindre les abus <strong>de</strong>s commis. L’arrêt<br />

282 . Arch. Mun. Avignon, AA 69, pièces 1 à 67.<br />

283 . Ibid., pièce 28, lettre du 28 février 1662.<br />

284 . M. ANTOINE, Le cœur <strong>de</strong> l’Etat. Surintendance, contrôle général et intendances <strong>de</strong>s finances (1552-1791), Paris, Fayard,<br />

2003, p. 297-299.<br />

154


est pourtant confirmé le 6 mars par le conseil <strong>de</strong>s finances tandis que les Avignonnais<br />

multiplient plaintes et procès-verbaux à l’encontre <strong>de</strong>s commis qui lèveraient <strong>de</strong>s droits indus<br />

sur les marchandises entrant dans leur ville et dans le Comtat.<br />

Une audience accordée par le roi au marquis <strong>de</strong> Pérussis le 13 mars accélère le règlement <strong>de</strong><br />

l’affaire. Dans la lettre qu’il envoie au conseil d’Avignon, Pérussis met en avant le geste <strong>de</strong><br />

Louis XIV <strong>de</strong>stiné à apaiser les tensions : il a été reçu comme un ambassa<strong>de</strong>ur et le roi a<br />

assuré Avignon et le Comtat <strong>de</strong> sa protection. Les reines (Anne d’Autriche et Marie-Thérèse)<br />

reçoivent aussi Pérussis le 20 mars 285 . Dans les faits, l’arrêt du 2 mars est maintenu mais<br />

Etienne d’Aligre intervient pour arrêter les abus du fermier et une fois le délai expiré, lui et<br />

Colbert font rétablir les bureaux en Dauphiné tandis que ceux placés sur la Durance sont<br />

abandonnés. Le conflit se termine donc à l’avantage <strong>de</strong>s sujets du pape. Ce <strong>de</strong>rnier se montre<br />

très satisfait <strong>de</strong> la manière dont le problème a été réglé. Pour la monarchie française, le<br />

résultat est comparable à celui obtenu en 1652 : la situation douanière mise en place entre<br />

1634 et 1647 est maintenue mais l’autorité <strong>de</strong>s agents du roi est démontrée et la possibilité<br />

pour les fermiers <strong>de</strong> la foraine <strong>de</strong> surveiller activement les activités <strong>de</strong> contreban<strong>de</strong> est<br />

renforcée. Entre ces <strong>de</strong>ux épiso<strong>de</strong>s, la « fron<strong>de</strong> avignonnaise » (1652-1658) a <strong>de</strong>s racines plus<br />

profon<strong>de</strong>s que les seules questions douanières et ses enjeux sociaux doivent être éclaircis pour<br />

comprendre les spécificités <strong>de</strong>s relations entre Avignon et la monarchie française.<br />

3. Un « parti » italien contre un « parti » français : les faux-semblants d’une opposition<br />

complexe<br />

La pério<strong>de</strong> <strong>de</strong>s troubles avignonnais (le Comtat restant relativement calme) correspond<br />

à un moment d’intense agitation dans la Provence voisine, sans qu’un lien direct entre ces<br />

événements puisse être établi 286 . Les crises provençales se caractérisent par l’extrême<br />

diversité <strong>de</strong>s cas : Aix, Marseille, Tarascon, Toulon et Draguignan notamment connaissent<br />

<strong>de</strong>s insurrections et <strong>de</strong>s agitations politiques qui témoignent davantage <strong>de</strong> rivalités locales que<br />

<strong>de</strong> choix nationaux ou même provinciaux. En revanche, Mazarin choisit <strong>de</strong> soutenir telle ou<br />

telle faction en fonction <strong>de</strong> l’intérêt qu’elle semble représenter pour l’autorité royale,<br />

s’appuyant notamment sur la personne du baron d’Oppè<strong>de</strong> à Aix, qui joue le rôle d’un<br />

intendant sans en avoir le titre. A Marseille, Mazarin et Louis XIV, qui ne trouvent pas <strong>de</strong><br />

personnalité suffisamment forte pour rétablir l’ordre, préfèrent humilier la ville par une<br />

occupation militaire et une entrée du roi par une brèche effectuée dans les remparts, inversion<br />

<strong>de</strong>s rituels traditionnels d’entrée royale.<br />

La Fron<strong>de</strong> provençale n’a pas la même gravité que dans d’autres provinces, notamment dans<br />

le Bassin Parisien, malgré les ravages d’une partie du bassin aixois en 1649 287 . Les<br />

événements qui déclenchent la crise avignonnaise se produisent alors que la situation est<br />

confuse en Provence après l’échec du gouverneur, le comte d’Alais, rappelé auprès <strong>de</strong> la Cour<br />

française. Toutefois, un personnage important appelé à jouer un rôle déterminant dans les<br />

affaires avignonnaises est intervenu en Provence : c’est le cardinal Bichi, évêque <strong>de</strong><br />

Carpentras, considéré comme un émissaire <strong>de</strong> Mazarin dans la région. Entre février et avril<br />

1649, il a négocié une paix qui permet <strong>de</strong> réconcilier les parlementaires aixois, divisés sur la<br />

question du « semestre » 288 , et <strong>de</strong> faire libérer le comte d’Alais, prisonnier du parlement<br />

<strong>de</strong>puis plusieurs semaines. Le cardinal est utilisé pour ses relations au sein <strong>de</strong>s élites aixoises.<br />

285 . Arch. Mun. Avignon, AA 69, pièce 48, lettre du 28 mars 1662.<br />

286 . Ibid., p. 567-862.<br />

287 . R. PILLORGET, S. PILLORGET, France baroque. France classique (1589-1715), Paris, Robert Laffont, 1995, T. I, p. 535-<br />

536 et 556-557.<br />

288 . Le « semestre », ou parlement semestre, double le parlement aixois par la création d’un nouveau corps d’officiers appelés<br />

à siéger six mois par an en alternance avec les « anciens » officiers, ce qui entraîne la création et la vente <strong>de</strong> plus <strong>de</strong> trente<br />

nouveaux offices.<br />

155


Personnage fastueux, il entretient aussi <strong>de</strong>s relations étroites avec la noblesse avignonnaise,<br />

bien que ses prérogatives politiques se limitent en principe au Comtat dont il prési<strong>de</strong><br />

l’assemblée <strong>de</strong>s communautés. Lors <strong>de</strong> l’affrontement entre pessugaux et pévoulins, Bichi se<br />

montre un fervent partisan <strong>de</strong>s premiers qu’il vient soutenir à Avignon en cherchant à faire<br />

élire ses partisans au consulat. Quelques nobles le suivent ensuite à Carpentras lorsqu’il doit<br />

quitter Avignon en juillet 1653. Bichi apparaît alors comme un obstacle à la paix qu’il avait<br />

favorisé en Provence. Comment expliquer cette attitu<strong>de</strong> ? Les pessugaux constituent-ils un<br />

parti favorable à la France que Bichi, créature <strong>de</strong> Mazarin, soutiendrait ? A aucun moment<br />

pourtant, les troubles avignonnais n’ont entraîné une tentative d’intervention française dans<br />

les affaires locales, même lorsque la Fron<strong>de</strong> s’est terminée. Ce que veulent les pessugaux, en<br />

<strong>de</strong>hors <strong>de</strong> la domination du conseil <strong>de</strong> ville, n’apparaît jamais sous la forme d’un programme<br />

politique clair.<br />

Pour le début <strong>de</strong>s conflits avec les fermiers <strong>de</strong> la foraine et <strong>de</strong>s troubles avignonnais (<strong>de</strong><br />

novembre 1650 à octobre 1653), l’analyse fournie par le factum du vice-légat Cursi, texte<br />

bien informé sans doute <strong>de</strong>stiné justifier son action, est très éclairant 289 . La partialité du texte,<br />

violemment opposé à Bichi et à ses partisans, fait son intérêt. Le vice-légat insiste à plusieurs<br />

reprises sur la rivalité entre les familles nobles d’Avignon : dès le début <strong>de</strong> l’affaire <strong>de</strong>s<br />

commis, elle s’exprime par l’hostilité entre le baron <strong>de</strong> Crillon, qui servirait les intérêts <strong>de</strong>s<br />

fermiers <strong>de</strong> la douane, et Gaspard <strong>de</strong> Villefranche, qui agirait « en hayne » <strong>de</strong> ces fermiers.<br />

Mais pour le vice-légat Cursi, Crillon, qui se retrouve dans les années suivantes parmi les<br />

personnalités appréciées <strong>de</strong>s pévoulins, sans être vraiment un chef <strong>de</strong> cette tendance, est un<br />

conciliateur à la recherche du compromis, luttant à la fois contre les excès <strong>de</strong>s consuls en<br />

place et contre les débor<strong>de</strong>ments populaires avec l’ai<strong>de</strong> d’autres nobles (Chasteuil, <strong>de</strong><br />

Raymond, Massillian, La Grougière, Montcluds, Entremont).<br />

Il n’est pas possible d’opposer <strong>de</strong>ux noblesses en fonction <strong>de</strong> l’ancienneté, <strong>de</strong> la richesse ou<br />

<strong>de</strong>s fonctions occupées. Louis Berton <strong>de</strong> Crillon est un gentilhomme d’une gran<strong>de</strong> famille<br />

avignonnaise, petit-neveu du brave Crillon qui s’était illustré pendant les guerres <strong>de</strong> religion,<br />

d’abord au service <strong>de</strong>s Guises puis <strong>de</strong> Henri III et <strong>de</strong> Henri IV. Homme d’épée lui aussi, il est<br />

colonel <strong>de</strong> l’artillerie pontificale et a été élu pour occuper la charge <strong>de</strong> viguier d’Avignon en<br />

1653, preuve qu’il n’est pas écarté du pouvoir 290 . Il a fait construire au cœur <strong>de</strong> la ville en<br />

1648-1649 un magnifique hôtel particulier 291 . Ce bâtiment tout récent au moment <strong>de</strong>s troubles<br />

dit à la fois le rang social du personnage et ses ambitions politiques. De style baroque avec ses<br />

décors sculptés <strong>de</strong> mascarons, rinceaux, guirlan<strong>de</strong>s, cornes d’abondance et médaillons avec<br />

<strong>de</strong>s figures humaines, la faça<strong>de</strong> sur rue apparaît presque archaïque dans sa somptuosité au<br />

moment où elle est réalisée, alors que la cour intérieure est beaucoup moins soignée : il y a là<br />

incontestablement une volonté <strong>de</strong> marquer les esprits et <strong>de</strong> se démarquer <strong>de</strong>s autres nobles qui<br />

choisissent déjà un style plus épuré. Des membres <strong>de</strong> la noblesse <strong>de</strong> robe sont aussi favorables<br />

aux pévoulins, revendiquant notamment une meilleure gestion <strong>de</strong>s affaires municipales<br />

comme Henri <strong>de</strong> Suarez. Mais d’autres robins sont proches <strong>de</strong>s pessugaux et hostiles à Crillon<br />

comme M. Crivel, docteur en doit dont la maison est pillée dans la nuit du 5 au 6 novembre<br />

1655.<br />

289 . Bibl. Mun. Av., ms 2394, f° 129 v° sqq., « Copie du factum <strong>de</strong> Monseigneur Laurent Cursi, vice-légat d’Avignon »,<br />

publié dans J. MERITAN, « Les troubles et émeutes d’Avignon (1652-1659) », art. cité, p. 59-75. Ce texte ne nous est parvenu<br />

que sous la forme d’une copie mais il traduit le regard d’un contemporain. J. Méritan le considère comme une justification <strong>de</strong><br />

son action par le vice-légat Cursi, même si le document est écrit à la troisième personne.<br />

290 . Cette charge très importante est renouvelée chaque année. Qu’elle ait été occupée par Crillon ne lui confère donc qu’une<br />

autorité provisoire et fragile. Le viguier convoque et prési<strong>de</strong> le conseil <strong>de</strong> ville. Il prési<strong>de</strong> aussi la Cour ordinaire et<br />

temporelle <strong>de</strong> Saint-Pierre qui juge les affaires civiles et criminelles <strong>de</strong> l’Etat d’Avignon. Toutefois, sa fonction est surtout<br />

honorifique : issu <strong>de</strong>s gentilshommes, il n’est pas juge lui-même et le pouvoir municipal appartient en fait aux consuls. En<br />

revanche, il veille au respect <strong>de</strong>s institutions locales dans l’intérêts du pouvoir souverain.<br />

291 . P. LAVEDAN, « Hôtels particuliers à Avignon, XVII e – XVIII e siècle », Congrès archéologique <strong>de</strong> France, CXXI e session,<br />

1963, Avignon et Comtat Venaissin, Paris, Société Française d’Archéologie, 1963, p. 132-151.<br />

156


Il n’est pas possible non plus d’opposer un parti français à un parti italien. Le factum <strong>de</strong> Cursi<br />

suggère une opposition entre ses partisans et ceux <strong>de</strong> Bichi. Peut-on assimiler ces <strong>de</strong>rniers à<br />

un parti français alors qu’ils ont déclenché les troubles en engageant la lutte contre les<br />

fermiers <strong>de</strong> la douane française ? Quant à Crillon, il prend soin <strong>de</strong> mettre en avant sa fidélité<br />

au pape et sommé par Bichi <strong>de</strong> se prononcer entre lui et le vice-légat, il affirme selon le<br />

factum <strong>de</strong> Cursi qu’un Etat ecclésiastique ne peut avoir d’autre parti que celui du Saint-Siège.<br />

Cela fait-il <strong>de</strong> lui un « italien » alors que sa famille s’est illustrée au service <strong>de</strong> la France et<br />

qu’il est lui-même gentilhomme <strong>de</strong> la chambre du roi ? Le « peuple » qu’il défend revendique<br />

en tout cas une amélioration <strong>de</strong>s relations avec la France pour qu’elle rétablisse les privilèges<br />

<strong>de</strong> la ville et du Comtat. L’implication <strong>de</strong> certains nobles avignonnais dans les récentes luttes<br />

provençales est rappelée à charge : les pévoulins font ainsi grief au marquis <strong>de</strong> la Rousselle<br />

d’avoir soutenu le comte d’Alais contre le roi, ce qui est une curieuse interprétation <strong>de</strong>s<br />

événements provençaux et prouve la confusion <strong>de</strong>s esprits. Quoi qu’il en soit, la Rousselle<br />

aurait lésé les intérêts <strong>de</strong>s Comtadins et <strong>de</strong>s Avignonnais qui possè<strong>de</strong>nt <strong>de</strong>s biens nombreux<br />

au sud <strong>de</strong> la Durance, dans <strong>de</strong>s villages soumis au pillage <strong>de</strong>s troupes du comte d’Alais.<br />

L’hostilité affichée n’est pas tournée contre le roi <strong>de</strong> France mais contre les partisans du<br />

gouverneur présenté comme un traître. Cela confirme que l’objectif <strong>de</strong>s révoltés est une<br />

normalisation <strong>de</strong>s relations avec la France, non une hostilité à celle-ci. Cursi a certes intérêt à<br />

présenter ses adversaires comme opposés au respect <strong>de</strong>s juridictions respectives : « Plusieurs<br />

<strong>de</strong>s nobles retirés <strong>de</strong> la ville [c’est-à-dire ayant accompagné Bichi à Carpentras], poussés <strong>de</strong><br />

rage, entreprenoient mesme <strong>de</strong> mettre <strong>de</strong> la division entre la jurisdiction du pape et du Roy,<br />

sur le pont du Rhosne qui fait la séparation <strong>de</strong> Villeneufve avec Avignon ». Il n’en reste pas<br />

moins que l’attitu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s pessugaux apparaît comme équivoque.<br />

Les textes qui concernent la pério<strong>de</strong> postérieure au départ <strong>de</strong> Cursi confirment que<br />

l’opposition entre la France et Rome est artificielle. L’attitu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s pévoulins montre un jeu<br />

constant entre la France et le Saint-Siège. L’arrivée <strong>de</strong> Conti à la vice-légation à la fin <strong>de</strong><br />

l’année 1655, après les émeutes <strong>de</strong> novembre, est suivie <strong>de</strong> l’exil <strong>de</strong>s chefs pévoulins, dont<br />

Crillon et Suarez, tandis que d’autres quittent volontairement la ville par peur <strong>de</strong>s représailles.<br />

Les nobles qui avaient accompagné Bichi à Carpentras rentrent au contraire à Avignon. Les<br />

chefs pévoulins, beaucoup plus que les pessugaux, jouent <strong>de</strong> la double fidélité au pape et au<br />

roi. Ainsi, Crillon exilé se rend-il à Montélimar, en terre française, avant d’aller se justifier à<br />

Rome 292 où il obtient assez facilement la reconnaissance <strong>de</strong> son innocence : pour les autorités<br />

pontificales, il ne semble pas constituer un danger, même si son image peut être utilisée par<br />

<strong>de</strong>s agitateurs et s’il reconnaît lui-même avoir fait ériger <strong>de</strong>s barrica<strong>de</strong>s en 1653 et fait prendre<br />

la paille à ses partisans comme signe <strong>de</strong> reconnaissance. Cette action aurait été menée en<br />

concertation avec le vice-légat pour lutter contre les ennemis <strong>de</strong> celui-ci. Le soutien apporté<br />

au vice-légat est fréquemment mentionné. Le baron rappelle aussi qu’il s’est opposé à Louis<br />

Pallis, un autre noble, « parce qu’il lisoit un libelle diffamatoire contre le roy et la reine <strong>de</strong><br />

France ». La volonté <strong>de</strong> préserver les relations entre Rome et la monarchie française est donc<br />

présentée par Crillon comme la motivation principale <strong>de</strong> son attitu<strong>de</strong>.<br />

Le séjour du roi à Avignon du 19 mars au 1 er avril 1660 intervient dans un contexte pacifié<br />

mais toujours tendu 293 . Pour Louis XIV, cette visite dans la cité pontificale s’inscrit dans une<br />

longue tradition : François I er en 1516, 1524 et 1533, Charles IX en 1564, Henri III en<br />

1574 294 , Marie <strong>de</strong> Médicis en 1600 et Louis XIII en 1622 ont été reçus avec tous les honneurs<br />

dans la ville pontificale, l’intégrant dans <strong>de</strong>s parcours aux motivations diverses comme<br />

292 . Bibl. Mun. Avignon, ms 3357, f° 140 sqq., « Justification <strong>de</strong> M. <strong>de</strong> Crillon » publiée dans J. MERITAN, « Les troubles et<br />

émeutes d’Avignon (1652-1659) », art. cité, p. 79-81.<br />

293 . Histoire d’Avignon, Aix-en-Provence, Edisud, 1979, p. 405-406.<br />

294 . En prenant l’habit <strong>de</strong>s pénitents blancs d’Avignon, Henri III montre toute l’importance qu’il accor<strong>de</strong> au rôle religieux<br />

d’Avignon. Cf. M. VENARD, Réforme protestante, Réforme catholique dans la province d’Avignon (XVIe siècle), Paris, Cerf,<br />

1993, p. 870.<br />

157


eaucoup d’autres cités importante <strong>de</strong> leur royaume. En 1660, Bor<strong>de</strong>aux, Toulouse, Marseille<br />

surtout apparaissaient comme <strong>de</strong>s villes à soumettre définitivement avant la célébration du<br />

mariage royal à Saint-Jean-<strong>de</strong>-Luz le 9 juin 295 . En Provence, le roi est d’abord reçu à<br />

Tarascon, Arles, Salon et Aix mais c’est Marseille qui apparaît comme la ville rebelle que le<br />

roi fait occuper militairement les 20 et 21 janvier et auquel il impose une profon<strong>de</strong> réforme<br />

institutionnelle 296 . A Avignon, l’accueil du roi est au contraire très classique, comparable dans<br />

les formes <strong>de</strong> l’hommage rendu à ce qui avait été fait pour Louis XIII en 1622 mais avec un<br />

cérémonial allégé : la ville n’a pas eu le temps (et sans doute n’a-t-elle plus les moyens<br />

financiers) d’organiser une entrée aussi fastueuse avec <strong>de</strong>s arcs <strong>de</strong> triomphe 297 . Les autorités<br />

urbaines et la vice-légation collaborent comme à l’accoutumée pour rendre un hommage<br />

appuyé au souverain français : lorsque Louis XIV venant <strong>de</strong> Languedoc se dirigeait vers la<br />

Provence, le fils du premier consul d’Avignon a été député à Nîmes pour <strong>de</strong>man<strong>de</strong>r au roi<br />

d’honorer la ville <strong>de</strong> sa présence et le vice-légat a été reçu par le roi à Arles peu <strong>de</strong> temps<br />

après.<br />

Louis XIV prend aussi la peine <strong>de</strong> répondre aux protestations <strong>de</strong> fidélité <strong>de</strong> la ville en<br />

marquant bien son respect pour la souveraineté pontificale. Au fils du premier consul, il<br />

répond : « Quoique vous ne soyez pas mes sujets, je conserverai néanmoins beaucoup<br />

d’affection pour toute votre ville et pour votre particulier ». Lorsque les clés <strong>de</strong> la ville lui<br />

sont présentés à son arrivée <strong>de</strong>vant la porte Saint-Lazare, il les rend « disant qu’elles étaient<br />

entre bonnes mains, qu’il les y fallait laisser ». Faut-il interpréter les signes <strong>de</strong> fidélité <strong>de</strong>s<br />

autorités avignonnaises comme un message nouveau qui ferait suite aux troubles <strong>de</strong>s années<br />

précé<strong>de</strong>ntes et manifesterait un rejet du pouvoir italien incarné par l’administration <strong>de</strong>s vicelégats<br />

? Rien ne permet <strong>de</strong> corroborer cette analyse <strong>de</strong>venue pourtant classique dans<br />

l’historiographie locale, sauf à adopter une démarche rétrospective et à faire <strong>de</strong> la visite <strong>de</strong><br />

Louis XIV la préparation <strong>de</strong> l’occupation française <strong>de</strong> 1663. Il aurait été surprenant au<br />

contraire que les autorités avignonnaises négligent l’opportunité d’une entrée royale dans leur<br />

ville : cela aurait pu être considéré comme un affront par la monarchie française. Il n’y a pas<br />

non plus <strong>de</strong> conclusion hâtive à tirer <strong>de</strong>s réjouissances organisées pour la paix <strong>de</strong>s Pyrénées<br />

ou pour la naissance du Dauphin : elles sont logiques dans une cité dont le <strong>de</strong>stin est aussi<br />

étroitement lié à la France et dont la noblesse se met fréquemment au service du roi <strong>de</strong><br />

France. La pression française peut même apparaître plus légère au milieu du XVII e siècle<br />

qu’au XVI e siècle, lorsque les enjeux stratégiques et les guerres civiles obligeaient la<br />

monarchie à intervenir plus directement dans les affaires avignonnaises et comtadines 298 .<br />

Pour Louis XIV, le séjour à Avignon n’a rien d’une manifestation <strong>de</strong> force. C’est l’occasion<br />

d’un séjour agréable qui permet le rassemblement d’une partie importante <strong>de</strong> la Cour. Le Roi<br />

est notamment accompagné <strong>de</strong> son frère, Monsieur, <strong>de</strong> la reine mère, <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>moiselle, la<br />

cousine du roi, du cardinal Mazarin, du prince et <strong>de</strong> la princesse <strong>de</strong> Conti et <strong>de</strong> plusieurs<br />

membres <strong>de</strong> la haute noblesse. Le duc <strong>de</strong> Lorraine rejoint la Cour à Avignon le 29 mars. La<br />

noblesse avignonnaise peut ainsi approcher les courtisans durant quelques jours. Louis XIV<br />

pose ostensiblement en roi Très-Chrétien : son séjour avignonnais correspond au temps pascal<br />

et il assiste à <strong>de</strong> nombreuses messes, visite les sept églises <strong>de</strong> la ville, écoute <strong>de</strong>s sermons,<br />

lave les pieds <strong>de</strong> treize pauvres, touche les écrouelles. Se rendant à Orange, il refuse en<br />

revanche <strong>de</strong> recevoir les ministres protestants. La signification religieuse <strong>de</strong> ce séjour a donc<br />

autant d’importance que sa signification politique : enclavée dans le royaume, Avignon reste<br />

une autre Rome dont le roi sait qu’elle ne présente aucun intérêt stratégique et qu’elle lui est<br />

295 . Journal contenant la relation véritable et fi<strong>de</strong>lledu voyage du Roy & <strong>de</strong> son Eminence pour le Traité du mariage <strong>de</strong> Sa<br />

Majesté, & <strong>de</strong> la Paix Générale, 1659-1660.<br />

296 . R. PILLORGET, Les mouvements insurrectionnels <strong>de</strong> Provence, op. cit., p. 819-827.<br />

297 . Un compte rendu <strong>de</strong> cette entrée a été imprimé peu après le séjour du roi. Un long extrait est publié dans P. CHARPENNE,<br />

Histoire <strong>de</strong>s réunions temporaires d’Avignon et du Comtat Venaissin à la France, op. cit., T. I, p. 513-533.<br />

298 . Histoire d’Avignon, op. cit., p. 319-364.<br />

158


davantage utile en conservant son statut <strong>de</strong> ville pontificale au cœur du royaume qu’en<br />

<strong>de</strong>venant une ville provençale ordinaire.<br />

*<br />

Fortement intégrée à l’espace français, Avignon est attentive au respect <strong>de</strong> ses<br />

privilèges à la fois par les représentants du pape et par la monarchie française : c’est le<br />

comportement normal <strong>de</strong> toute ville d’Ancien Régime accentué par la situation géographique<br />

et politique spécifique <strong>de</strong> la cité pontificale. Il faut en revanche insister sur l’attitu<strong>de</strong> <strong>de</strong> la<br />

France qui, jusqu’au mariage <strong>de</strong> Louis XIV au moins, n’a aucun intérêt à un affrontement<br />

avec le Saint-Siège à propos du Comtat. Seules les circonstances politiques expliquent<br />

l’occupation <strong>de</strong> 1663-1664 qui crée une situation nouvelle en montrant que les élites<br />

avignonnaises pourraient s’accommo<strong>de</strong>r facilement d’une intégration à la France mais qui n’a<br />

pas été préparée. Les conflits douaniers <strong>de</strong> 1652 et 1662, le second précédant <strong>de</strong> quelques<br />

mois l’affaire <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s corses, montre au contraire qu’Avignon a tout intérêt à défendre ses<br />

droits contre les empiètements <strong>de</strong>s fermiers français et que sa situation d’enclave étrangère<br />

l’ai<strong>de</strong> à jouer d’arguments divers pour maintenir le statu quo. Ses liens avec la Provence<br />

voisine sont étroits mais la collaboration sur un pied d’égalité avec les élites provençales est<br />

rendue plus facile par la dépendance à l’égard d’une souveraineté étrangère.<br />

Il faut se gar<strong>de</strong>r aussi <strong>de</strong> penser la ville d’Avignon comme un bloc faisant front face à<br />

la menace française. Certes, la pression française est réelle : elle a surtout pour but <strong>de</strong><br />

contrôler les <strong>de</strong>ux rives du Rhône et <strong>de</strong> la Durance afin <strong>de</strong> maîtriser dans leur totalité ces<br />

voies d’eau essentielles et <strong>de</strong> limiter la contreban<strong>de</strong>. Mais cette pression n’est pas si forte<br />

qu’elle nécessiterait constamment une unanimité <strong>de</strong>s élites avignonnaises. Pendant les<br />

troubles comme dans les négociations <strong>de</strong> 1662, <strong>de</strong>s voies discordantes se font entendre avec<br />

plus ou moins <strong>de</strong> vigueur. M. <strong>de</strong> la Falèche, victime du pillage <strong>de</strong> sa maison par les émeutiers<br />

en 1653 et premier consul opposé à la majorité du conseil en 1662, incarne les hésitations <strong>de</strong><br />

la noblesse, partagée entre l’hostilité aux commis <strong>de</strong> la ferme française et une attitu<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

conciliation <strong>de</strong>stinée à attirer la bienveillance française. Mais la noblesse avignonnaise est<br />

constamment divisée sur l’attitu<strong>de</strong> à adopter, sans que sa vision <strong>de</strong>s rapports avec la France<br />

apparaisse avec beaucoup <strong>de</strong> netteté. Le baron <strong>de</strong> Crillon, d’une envergure supérieure à celle<br />

<strong>de</strong> ses concitoyens, choisit la fidélité politique au Saint-Siège et la fidélité personnelle au roi<br />

<strong>de</strong> France, attitu<strong>de</strong> la plus cohérente qui explique son prestige local.<br />

Beaucoup reste à faire pour comprendre la manière dont se construit le lien social à<br />

Avignon et dans le Comtat au XVII e siècle. Une prosopographie <strong>de</strong>s familles nobles (qu’elles<br />

appartiennent à l’épée ou à la robe) mise en relation avec leur carrière et leurs choix politiques<br />

permettrait <strong>de</strong> mieux saisir les modalités et les enjeux <strong>de</strong>s affrontements du milieu du siècle<br />

mais aussi <strong>de</strong> mettre à jour le fonctionnement <strong>de</strong>s relations sociales <strong>de</strong>s élites sur le long<br />

terme et <strong>de</strong> comprendre les liens entre familles avignonnaises, comtadines, provençales ou<br />

d’autres provinces françaises. L’attitu<strong>de</strong> du « peuple », perçue surtout à travers le regard <strong>de</strong><br />

ces élites, est plus difficile à décrypter. Nul doute cependant que bourgeois et artisans ne sont<br />

pas unanimes non plus : les émotions populaires sont plus ou moins radicales et les meneurs<br />

les plus violents lors <strong>de</strong>s émeutes <strong>de</strong> novembre 1655 sont arrêtés et exécutés. Malgré les<br />

pillages <strong>de</strong> certaines maisons, la répression <strong>de</strong>s troubles s’opère assez facilement sans<br />

intervention extérieure et sans inquiéter fortement la France. Le vice-légat et la noblesse<br />

locale s’organisent pour quadriller la ville et contenir les foules : en novembre 1655, une<br />

certaine unité se reforme pour empêcher l’extension <strong>de</strong>s désordres avant que le retour au<br />

calme ne laisse resurgir les vieilles querelles. Les élites locales jouent donc <strong>de</strong> la situation<br />

frontalière, l’intégrant dans leurs comportements en fonction d’intérêts immédiats et en<br />

soupesant les rapports <strong>de</strong> force. Elles ont plus directement affaire au roi <strong>de</strong> France<br />

159


(physiquement présent dans la ville en 1660) qu’au pape mais elles savent qu’elles ne sont pas<br />

totalement maîtresses du <strong>de</strong>stin <strong>de</strong>s enclaves pontificales. En revanche, elles travaillent<br />

constamment à défendre leur honneur et leur rang qui dépend <strong>de</strong> l’image et du statut <strong>de</strong> leur<br />

ville : en ce domaine les divergences portent davantage sur les moyens à utiliser que sur les<br />

objectifs.<br />

Le début du règne personnel <strong>de</strong> Louis XIV marque l’entrée dans une ère nouvelle. Les<br />

élites avignonnaises en ont rapi<strong>de</strong>ment conscience. La fermeté française dans les affaires <strong>de</strong><br />

1662 (négociations sur la foraine puis collaboration du conseil d’Avignon pour neutraliser le<br />

vice-légat et désarmer la gar<strong>de</strong> italienne en attendant l’arrêt <strong>de</strong> réunion <strong>de</strong>s enclaves à la<br />

France 299 ) témoigne directement à Avignon du nouveau style du règne. L’enthousiasme<br />

populaire, le caractère tumultueux <strong>de</strong>s débats dans l’hôtel <strong>de</strong> ville et le sentiment xénophobe<br />

manifesté vis-à-vis <strong>de</strong>s Italiens sont accentués par la pression française qui semble mener à un<br />

rattachement inéluctable à la France. Aussi bien témoignent-ils <strong>de</strong> la crainte qu’inspire le<br />

souverain français générant une rhétorique <strong>de</strong> la soumission consentie <strong>de</strong>stinée à mieux<br />

préserver les acquis du passé : « Elle [Avignon] a souhaité, Sire, d’estre à vous par amour et<br />

par ambition. Son amour est satisfait, que son ambition le soit. Sy elle étoit moins généreuse<br />

et moins forte, elle seroit indigne <strong>de</strong> vous apparthenir » 300 . Les Avignonnais reconnaissent que<br />

leur Etat et le Comtat constituent un territoire trop petit pour disposer d’un parlement mais la<br />

ville <strong>de</strong>man<strong>de</strong> à être traitée aussi bien que Metz et Perpignan. Par-<strong>de</strong>là la joie maintes fois<br />

répétée transparaît l’inquiétu<strong>de</strong> sur le sort réservé à une ville qui ne dispose pas d’un territoire<br />

suffisant pour dominer une province (comme Perpignan) et qui n’a pas une position militaire<br />

stratégique (comme Metz). Décidément, la fragilité <strong>de</strong>s privilèges avignonnais n’échappe pas<br />

aux contemporains qui n’ont d’autre choix que <strong>de</strong> consentir à leur sort et d’exalter Louis XIV,<br />

au prix d’un contresens désastreux sur ses motivations réelles à long terme.<br />

299 . Arch. Mun. Avignon, AA 69, pièces 86 à 129.<br />

300 . Ibid., lettre non datée et non numérotée.<br />

160


Conquista e integración: Los <strong>de</strong>bates entorno a la inserción territorial y social (Madrid-<br />

México, siglo XVIII).<br />

Tamar Herzog<br />

I<br />

La conquista <strong>de</strong>l Seno Mexicano es un episodio histórico largamente estudiado. Des<strong>de</strong><br />

el siglo XVII y especialmente a mediados <strong>de</strong>l siglo XVIII hubo una voluntad tanto por<br />

empresarios locales (vecinos <strong>de</strong> las jurisdicciones adyacentes) como por uno clérigos <strong>de</strong><br />

penetrar a este territorio (el estado actual <strong>de</strong> Tamaulipas en la costa norte <strong>de</strong>l Golfo <strong>de</strong><br />

México), consi<strong>de</strong>rado lugar <strong>de</strong> refugio para grupos nómadas todavía sin convertir. Las<br />

motivaciones eran múltiples e incluían, entre otro, la búsqueda <strong>de</strong> nuevos pastos, nuevas rutas<br />

comerciales y nuevas almas, la pacificación <strong>de</strong> indios dichos rebel<strong>de</strong>s o por lo menos<br />

<strong>de</strong>masiado bélicos, así como el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la supuesta propiedad española <strong>de</strong> un<br />

territorio <strong>de</strong> frontera amenazado, por lo menos según el imaginario contemporáneo, por<br />

naciones foráneas. En 1746, el virrey, a consulta <strong>de</strong> una junta general <strong>de</strong> guerra y hacienda,<br />

encargó la conquista, pacificación y población <strong>de</strong>l Seno a José <strong>de</strong> Escandón, coronel <strong>de</strong>l<br />

regimiento <strong>de</strong> milicias <strong>de</strong> Querétero y teniente capitán general <strong>de</strong> presidios, misiones y<br />

fronteras <strong>de</strong> Sierra Gorda.543 En virtud <strong>de</strong> este nombramiento, entre 1748 y 1751 Escandón<br />

hizo varias entradas al Seno mexicano acompañado <strong>de</strong> clérigos, tropas y pobladores. En poco<br />

tiempo, estableció 18 poblaciones con 925 familias españolas, 136 soldados y 614 familias<br />

indias “que antes vivían sin sociabilidad y dispersos en aquellos contornos.” Según los<br />

informes que enviaba al virrey el territorio, antes totalmente <strong>de</strong>solado, era ahora <strong>de</strong> los más<br />

bellos, ricos y útiles entre las provincias <strong>de</strong> la Nueva España.<br />

La literatura que estudiaba este episodio <strong>de</strong>stacaba la personalidad <strong>de</strong> José <strong>de</strong> Escandón y<br />

analizaba los grupos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r e intereses que le apoyaron u opusieron. 544 Examinando las<br />

circunstancias locales que permitían e incluso convirtieron en <strong>de</strong>seable la integración <strong>de</strong>l Seno<br />

en el territorio novohispano, esta literatura a penas se interesaba por la realidad jurídica,<br />

política e institucional que apoyaba el proyecto. Concentrándose en la documentación<br />

mexicana, fracasaba al sub-estimar el carácter transatlántico <strong>de</strong> la empresa y al menos valorar<br />

la importancia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate que este episodio suscitó en torno <strong>de</strong>l paso <strong>de</strong> la conquista a la<br />

población. En este breve espacio quisiera <strong>de</strong>tenerme en estas preguntas y, ante todo, centrar<br />

mi atención en dos interrogantes. Primero: ¿<strong>de</strong> qué consistía una “conquista?” Segundo: ¿cuál<br />

era la relación entre conquista e integración territorial y social? La importancia <strong>de</strong> estas<br />

preguntas se puso <strong>de</strong> manifiesto en 1752 cuando el Consejo <strong>de</strong> Indias <strong>de</strong>batía si Escandón<br />

meritaba premio en forma <strong>de</strong> un título <strong>de</strong> nobleza, un grado militar y alguna recompensa<br />

económica. 545 Según explicaba el fiscal, por un lado la información recibida <strong>de</strong> México<br />

apuntaba que lo ejecutado por Escandón tenía mucha importancia. 546 Por otro, el colegio<br />

apostólico <strong>de</strong> San Fernando Extramuros <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> México representó la imposibilidad<br />

<strong>de</strong> dicha población y pacificación. 547 Acusó a Escandón <strong>de</strong> sólo ocuparse <strong>de</strong>l asentamiento <strong>de</strong><br />

españoles sin haberse pacificado a los indios ni congregado nación alguna “<strong>de</strong> las muchas que<br />

543 Comisión <strong>de</strong>l virrey Juan Francisco <strong>de</strong> Güemez y Horcasitas, México 8.7.1748 publicada en “Documentación inédita<br />

sobre la pacificación <strong>de</strong> las fronteras <strong>de</strong> Panuco….,” Revista <strong>de</strong>l Archivo Nacional (Bogotá) tomo 6, nums. 66 y 67 (1944):<br />

279-310 en pp. 279-282. Vid, igualmente, consulta <strong>de</strong> 27.12.1752, AGI, México 691, No.3.<br />

544 Patricia Osante. Orígenes <strong>de</strong>l Nuevo Santan<strong>de</strong>r (1748-1772). México: UNAM, 1997, p.9.<br />

545 Consulta <strong>de</strong> 27.12.1752, op.cit.<br />

546 Vista fiscal <strong>de</strong> 11.1.1752, AGI, México 691, no.1.<br />

547 Carta <strong>de</strong>l colegio apostólico <strong>de</strong> San Fernando <strong>de</strong> 12.11.1749, AGI, México 691, no.1.<br />

161


habían.” 548 Según el colegio, la temporada era impropia para la creación <strong>de</strong> asentamientos y<br />

los pobladores eran en su mayor parte “gente perdida” que huyó <strong>de</strong> sus lugares <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia<br />

habituales por ser <strong>de</strong>udores y criminales y <strong>de</strong> “<strong>de</strong>sfrendadas costumbres.” Críticas similares<br />

hallaron expresión en los informes <strong>de</strong>l fiscal novohispano Antonio Andreu quien opinaba que<br />

la empresa andaba mal y no merecía el apoyo financiero <strong>de</strong> la corona. 549<br />

La primera cuestión consistía en enten<strong>de</strong>r qué era exactamente lo que fue logrado. La<br />

existencia <strong>de</strong> informes contradictorios no sorprendía el fiscal <strong>de</strong>l consejo quien consi<strong>de</strong>raba<br />

que cada uno <strong>de</strong> los informantes <strong>de</strong>fendía sus intereses y para este fin presentaba lo que más<br />

le convenía. Sin embargo, las contradicciones también pudieron dar prueba que, a pesar <strong>de</strong> la<br />

buena voluntad y empeño <strong>de</strong> Escandón, las poblaciones que asentaba se quedaron “sin la<br />

permanencia ni la subsistencia que se <strong>de</strong>seaba.” 550 Como los premios solicitados no se daban<br />

por “las entradas que habían hecho en aquellos territorios, ni menos las poblaciones que con<br />

efecto habían fundado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, sino por la subsistencia y conclusión <strong>de</strong> tan vasto proyecto<br />

<strong>de</strong> suerte que sin recelo se trate, gire y comunique por los españoles en los mismos términos<br />

que lo practican en los <strong>de</strong>más territorios pacificados <strong>de</strong> aquellos reinos,” era preciso recabar<br />

informes adicionales. Entre otras cosas, el consejo explicó que se sabía que muchos <strong>de</strong> los<br />

indios congregados en 1748 huyeron a los montes; que por la sequía <strong>de</strong> 1749 las poblaciones<br />

tuvieron mucha <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia y que en 1751 hubo inundaciones que causaron muchas muertes y<br />

<strong>de</strong>struyeron algunas poblaciones. Como la población, <strong>de</strong>cía el consejo, <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> su gente y<br />

como era dificultoso encontrar familias españolas que quisieran pasar a establecerse en un<br />

<strong>de</strong>sierto, suportando unos riesgos como los experimentados en tan corto tiempo en la colonia,<br />

era necesario verificar si el establecimiento <strong>de</strong> las nuevas poblaciones era aleatorio o<br />

persistiría en el tiempo. Para este fin, era preciso enviar a las poblaciones persona <strong>de</strong> “toda<br />

integridad, inteligencia y confianza” que pudiera reconocerlas y examinar su estado. El virrey<br />

nombró a este fin al marqués <strong>de</strong>l Castillo <strong>de</strong> Aysa. Por su parte, el consejo pidió informes<br />

reservados <strong>de</strong>l arzobispo <strong>de</strong> México y <strong>de</strong> los obispos <strong>de</strong> Puebla <strong>de</strong> los Ángeles <strong>de</strong> Michoacán<br />

y <strong>de</strong> Guadalajara. Aconsejó, entre tanto, retener los premios solicitados por Escandón.<br />

La discusión en Madrid revelaba el grado <strong>de</strong> <strong>de</strong>sacuerdo y <strong>de</strong>bate en México. En 1755,<br />

examinando los informes solicitados más la representación <strong>de</strong>l guardián <strong>de</strong>l colegio<br />

franciscano <strong>de</strong> Zacatecas --ahora encargado <strong>de</strong> la conversión <strong>de</strong> los indios <strong>de</strong>l seno-- y <strong>de</strong><br />

Vicente Bueno <strong>de</strong> la Borgolla gobernador que fue <strong>de</strong>l Nuevo Reino <strong>de</strong> León, el fiscal <strong>de</strong>l<br />

consejo concluía que seguía siendo imposible saber cuál era el verda<strong>de</strong>ro estado <strong>de</strong> la<br />

población. 551 Como ocurrió anteriormente, los informes seguían representando una variedad<br />

<strong>de</strong> opiniones. El virrey y Escandón insistían en la conclusión <strong>de</strong> la conquista, pacificación y<br />

población. El arzobispo <strong>de</strong> México explicaba que no podía formar juicio sobre la pregunta<br />

“pues teniendo dos partidos opuestos el uno a su favor y el otro en contrario protegía cada uno<br />

<strong>de</strong> ellos con eficacia su parecer por lo que no podía asertivamente <strong>de</strong>cir cosa alguna.” 552 El<br />

obispo <strong>de</strong> Puebla opinaba <strong>de</strong> modo similar. 553 Sin embargo, el obispo <strong>de</strong> Guadalajara se<br />

mostró contrario a la i<strong>de</strong>a que la empresa había llegado a una feliz conclusión. Era absurdo<br />

preten<strong>de</strong>r que Escandón conquistó el Seno cuando “aquellas tierras estaban ya conquistadas y<br />

que no había [nuevos] pueblos como expresaba Escandón sino cuatro o cinco que ya existían<br />

en lo antiguo y solo se habían agregado algunos pobladores, los cuales eran gente insolente,<br />

perdida, abandonada y fugitiva <strong>de</strong>l Nuevo Reino <strong>de</strong> León por sus <strong>de</strong>litos o sus <strong>de</strong>udas,<br />

548 La visita <strong>de</strong> fray Manuel Joseph <strong>de</strong> Silva a las misiones en febrero, marzo y abril <strong>de</strong> 1752 parece darles la razón. Según la<br />

misma, en ocho <strong>de</strong> las quince misiones no había labor <strong>de</strong> evangelización: Carlos González Salas. La evangelización en<br />

Tamaulipas. Las misiones novohispanas en la costa <strong>de</strong>l Seno mexicano (1530-1831). México: <strong>Universidad</strong> Autónoma <strong>de</strong><br />

Tamaulipas, 1998, pp.267-269.<br />

549 Osante. Orígenes, pp.238-243.<br />

550 Borrador <strong>de</strong> la consulta <strong>de</strong> 27.12.1752, AGI, México, 691.<br />

551 Vista fiscal <strong>de</strong> 28.4.1755, AGI, México, 691, no.3.<br />

552 Carta <strong>de</strong>l arzobispo <strong>de</strong> México <strong>de</strong> 3.7.1753, AGI, México 692, fol.1032r.<br />

553 Carta <strong>de</strong>l obispo <strong>de</strong> Puebla <strong>de</strong> 14.7.1753, AGI, México 692, fol.1033r-v.<br />

162


abrigándose a la colonia para vivir con libertad no pudiendo explicar con otra voz más<br />

expresiva lo que oía <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> aquellas poblaciones sino con la <strong>de</strong> que la <strong>de</strong>nominaban Nueva<br />

Inglaterra, asegurando también lo disgustados que se hallaban el mayor número <strong>de</strong> los<br />

mencionados pobladores por no habérseles hecho el repartimiento que se les ofreció como<br />

fueron tierras para sembrar, aguas para su riego y crías <strong>de</strong> ganado y finalmente que los<br />

ganados eran los mismos que habían antes <strong>de</strong> las nuevas poblaciones pero con la diferencia <strong>de</strong><br />

que entonces los disfrutaban y <strong>de</strong>spués hallándose los indios tan disgustados los mataban o se<br />

los llevaban y que no había tales conversiones ni las habría si se seguirá en el método y modo<br />

que se llevaba, pues el castigo y fuerza con que se trató a los indios les había hecho retirarse<br />

por lo que no convenía sino tratarlos con amor.” 554 El guardián <strong>de</strong>l colegio <strong>de</strong> Zacatecas<br />

criticó a Escandón por no haber establecido misiones ni haber asignado los sitios convenientes<br />

para ellos. 555 El superior franciscano <strong>de</strong> las misiones aseguraba <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> seis<br />

misiones, aunque confesaba que en cinco <strong>de</strong> ellas los indios entraban y salían a su antojo. 556<br />

Vicente Bueno <strong>de</strong> la Borbolla opinaba que en la conquista no se verificó lo prometido “en<br />

cuanto a la conversión y reducción <strong>de</strong> los indios gentiles a quienes antes bien se les había<br />

dado motivo <strong>de</strong> mayores inquietu<strong>de</strong>s y que eran falsas y aparentes las utilida<strong>de</strong>s que se<br />

propusieron como así mismo ser un nuevo <strong>de</strong>scubrimiento respecto <strong>de</strong> que muchos años ha<br />

que estaban ya andado por lo que la mencionada pacificación y población quedaba en los<br />

términos <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>a fantástica con perjuicio <strong>de</strong> la causa publica.” 557<br />

El <strong>de</strong>bate, por tanto, incluía tanto la necesidad <strong>de</strong> establecer los hechos (qué había antes y qué<br />

fue hecho) como proce<strong>de</strong>r a su interpretación y evaluación. Dada esta naturaleza, el fiscal <strong>de</strong>l<br />

consejo --y el consejo y el rey acogiéndose a su parecer-- <strong>de</strong>cidieron nombrar un nuevo<br />

<strong>de</strong>legado para reconocer el Seno. 558 En virtud <strong>de</strong> esta or<strong>de</strong>n, en 1757 pasaron al Seno<br />

mexicano el capitán Joseph Tienda <strong>de</strong> Cuerno y el ingeniero segundo Agustín López <strong>de</strong> la<br />

Cámara Alta. 559 Durante meses, Tienda y López contaron personas, animales y casas en 24<br />

poblaciones distintas. Concluyeron que antes <strong>de</strong> haber hecho la entrada, el terreno estaba<br />

enteramente inculto y dominado por indios gentiles y apostatas que hacían entradas en las<br />

provincias vecinas, ejecutando muertes y robos. Lo único que había era un pequeño poblado<br />

(San Antonio <strong>de</strong> los Llanos) con cinco vecinos muy pobres que vivían en chozas sin tener <strong>de</strong><br />

que sustentarse y que estaban a punto <strong>de</strong> retirarse a otras provincias y varias haciendas cuyos<br />

dueños eran vecinos <strong>de</strong> los pueblos <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> León. De las 24 poblaciones que estaban<br />

ahora establecidas quince eran “villas razonables” que probablemente se aumentarían con el<br />

tiempo, siendo las <strong>de</strong>más pueblos pequeños. En la colonia habían indios congregados que<br />

“entraban y salían <strong>de</strong> las poblaciones <strong>de</strong> paz sin tener cuarteles en ellas ni observar<br />

subordinación alguna” e indios agregados que “vivían sujetos a doctrina acompañados <strong>de</strong> los<br />

bautizados.” En total habían 16 misiones, doce con sitios asignados, y otras cuatro sin ellos.<br />

Concluyendo, los comisionados explicaron que lo que antes era inculto se hallaba ahora<br />

conquistado, pacifico y poblado. Recomendaban en 1758 el envío <strong>de</strong> misioneros, el<br />

establecimiento <strong>de</strong> tres asentamientos adicionales, la mudanza <strong>de</strong> tres <strong>de</strong> los existentes y el<br />

repartimiento <strong>de</strong> tierras entre los pobladores. 560<br />

554 Carta <strong>de</strong>l obispo <strong>de</strong> Guadalajarra <strong>de</strong> 12.10.1753, AGI, México 692, fols. 1034r-1035r.<br />

555 Carta <strong>de</strong>l guardián <strong>de</strong>l colegio <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Zacatecas <strong>de</strong> 7.9.1753, AGI, México 692, fol. 1036r. Se trataba <strong>de</strong> una<br />

queja que persistía en el tiempo. Vid, por ejemplo, carta <strong>de</strong> Fray José Joaquín García, discreto <strong>de</strong>l colegio <strong>de</strong> Zacatecas al<br />

fiscal, México, 8.10.1765, en Estado general <strong>de</strong> las fundaciones hechas por don José <strong>de</strong> Escandón en la colonia <strong>de</strong>l Nuevo<br />

Santan<strong>de</strong>r. México: Talleres Gráficos <strong>de</strong> la Nación, 1930, v. 2, pp. 261- 268, en p.262.<br />

556 Osante. Orígenes, p.130.<br />

557 Carta <strong>de</strong> Vincente Bueno <strong>de</strong> la Borbolla <strong>de</strong> 13.6.1753, AGI, México 692, fol. 1036v.<br />

558 Borrador <strong>de</strong> consulta <strong>de</strong> junio 1755 con anotación <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> 17.6.1755, AGI, México 691, no.3.<br />

559 Decreto <strong>de</strong>l virrey Marqués <strong>de</strong> las Amarillas <strong>de</strong> 29.3.1757, reproducido en Estado general, v.1, pp.3-4.<br />

560 Vista fiscal <strong>de</strong> 2.10.1759, AGI, México 692, fols. 1002r-1012r, en fol. 1007v. El texto <strong>de</strong> la la inspección se publicó en<br />

Estado general.<br />

163


A pesar <strong>de</strong> estas conclusiones, la duda sobre el éxito <strong>de</strong> la empresa persistía. El ahora<br />

virrey (marqués <strong>de</strong> las Amarillas) insistía que el principal fin <strong>de</strong> la empresa era la conversión<br />

<strong>de</strong> los indios y la <strong>de</strong>fensa contra sus ataques y que este seguía sin conseguir. 561 A<strong>de</strong>más,<br />

aunque ahora “se conocía aquel país, establecidos algunos lugares y constantes las entradas<br />

<strong>de</strong>l puerto,” las poblaciones “no tenían estado <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa que se pudiesen <strong>de</strong>scuidar algún<br />

intento <strong>de</strong> invasión.” El consejo, sin embargo, concluía lo contrario. Consi<strong>de</strong>rando que “no<br />

hay obra gran<strong>de</strong> que no pa<strong>de</strong>zca contradicciones y emulación” 562 en su consulta <strong>de</strong> 1761<br />

aprobó lo ejecutado por Escandón, aunque sin otorgarle todavía los premios solicitados. 563<br />

Esta <strong>de</strong>cisión, sin embargo, no logró apaciguar la contienda. Según un borrador <strong>de</strong> 1767, la<br />

oposición a Escandón seguía en pie y se enfocaba ahora en nuevas quejas sobre el mal estado<br />

<strong>de</strong> la colonia y sus operaciones como gobernador <strong>de</strong> la misma. 564 Estas quejas, entregadas al<br />

virrey Marqués <strong>de</strong> la Croix en 1766, fueron investigadas y sus conclusiones discutidas en una<br />

junta <strong>de</strong> guerra que concluía, una vez más, que faltaba averiguar el estado “veraz” <strong>de</strong> la<br />

colonia, por lo que era preciso nombrar nuevos comisionados. Para asegurar que Escandón no<br />

pudiera estorbar la comisión, el virrey le or<strong>de</strong>nó venir a la capital para dar cuenta <strong>de</strong>l estado<br />

<strong>de</strong> las poblaciones, <strong>de</strong>jando en su empleo un gobernador interino.<br />

Según la versión <strong>de</strong> Escandón, mientras el se <strong>de</strong>dicaba a la conducción <strong>de</strong> familias, a la<br />

contención <strong>de</strong> los indios y a la tarea poblacional, la emulación crecía. 565 Por una parte las<br />

justicias, celosas <strong>de</strong> su autoridad y resentidas <strong>de</strong>l fuero militar <strong>de</strong>l que gozaban los pobladores<br />

y, por otro, los religiosos --cuyas misiones <strong>de</strong> Sierra Gorda se suprimieron a causa <strong>de</strong> sus<br />

activida<strong>de</strong>s--, los gobernadores <strong>de</strong> las provincias confinantes --que <strong>de</strong>seaban exten<strong>de</strong>r su<br />

jurisdicción y terreno--, y por fin el obispo <strong>de</strong> Guadalajara –quien luchaba por afirmar que la<br />

colonia pertenecía a su diócesis y por tanto él <strong>de</strong>bería <strong>de</strong> percibir sus diezmos--, todos<br />

juntaron para oponerle. 566 Incluso “se llegó a <strong>de</strong>cir que el terreno no era incógnito porque a<br />

sus orillas entraban a pastar algunas haciendas <strong>de</strong> ovejas a fuerza <strong>de</strong> escolteos y a costa <strong>de</strong><br />

muchas <strong>de</strong>sgracias y muertes; siendo así que lo contrario suponen y asientan las reales<br />

cédulas. Se llegó a dudar por los años <strong>de</strong> (17)55 y 56 si había o no tal colonia; si era o no<br />

cierto el pueble y tomó tanto calor la duda e hizo tanta impresión a los principios <strong>de</strong>l virrey<br />

marqués <strong>de</strong> las Amarillas que hubo <strong>de</strong> remitir a la inspección y reconocimiento a un ingeniero<br />

y al capitán don Joseph Tienda <strong>de</strong> Cuervo quien <strong>de</strong> resulta <strong>de</strong> una formal visita informó plena<br />

y difusamente en 1757” a favor <strong>de</strong> él. 567 Cada vez que llegaba a México un nuevo virrey sus<br />

opositores volvieron a informarle contra él. Ahora, <strong>de</strong> nuevo, y a pesar <strong>de</strong> la aprobación <strong>de</strong><br />

cinco virreyes anteriores, <strong>de</strong>l haber dado cuentas, haber habido una visita <strong>de</strong>tallada en 1757 y<br />

estar el rey informado sobre todo, y a raíz <strong>de</strong> una <strong>de</strong>nuncia por unos individuos <strong>de</strong> poca monta<br />

(un <strong>de</strong>sertor <strong>de</strong> baja calidad procesado, un religioso a quien Escandón negó la certificación<br />

para la percepción <strong>de</strong>l sínodo por su no asistencia y una mujer <strong>de</strong> mala reputación) se recibió<br />

una sumaria contra él con testigos enemigos <strong>de</strong>clarados suyos. 568 El asesor encargado <strong>de</strong> la<br />

misma (Diego <strong>de</strong> Corni<strong>de</strong>) no estaba nada instruido en asuntos municipales y el escribano<br />

(Ignacio Godoy) se hallaba difamado en su oficio y luego fue procesado y preso. Después <strong>de</strong><br />

efectuar la sumaria el virrey formó una junta <strong>de</strong> gente inexperimentada y <strong>de</strong>cidió separarle <strong>de</strong><br />

561 AGI, Mexico 692, fol. 1041v.<br />

562 Vista fiscal <strong>de</strong> 2.10.1759, op.cit, fol. 1004v.<br />

563 Consulta <strong>de</strong> 10.11.1761, AGI, México, fols. 1015r-1077v y cédulas <strong>de</strong> 1763 cuya copia se halla en Estado general, v. 2,<br />

pp.179-189.<br />

564 Borrador <strong>de</strong> una cédula <strong>de</strong> 25.11.1767, AGI, México 692, fol. 1099r.<br />

565 Carta <strong>de</strong> José <strong>de</strong> Escandón <strong>de</strong> 27.4.1769, AGI, México 693A, fols. 2r-21r. Vid igualmente otra representación suya <strong>de</strong><br />

26.5.1769 en el mismo legajo.<br />

566 Osante. Los orígenes, pp.243-244.<br />

567 Carta <strong>de</strong> Escandón <strong>de</strong> 27.4.1769, op.cit., fol. 6r<br />

568 Según el fiscal <strong>de</strong>l consejo, se trataba <strong>de</strong> una <strong>de</strong>lación privada por el procurador <strong>de</strong>l colegio <strong>de</strong> Zacatecas y <strong>de</strong> una queja<br />

formal presentada por María Bárbara Reysendi en su nombre y bajo <strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong> apo<strong>de</strong>rada <strong>de</strong> los indios chichimecos<br />

que habitaban la Sierra Gorda: Vista fiscal <strong>de</strong> 26.10.1771, AGI, México 693B, fols. 277r-316v, en fols.295r-v.<br />

164


su empleo. Le trajeron a la ciudad como reo, sin haberle oído. Vino a la capital abandonando<br />

su familia. Mientras tanto, los comisionados visitaban las poblaciones <strong>de</strong> la colonia fijando<br />

edictos y bandos llamando a los agraviados y quejosos presentarse y pedir contra él.<br />

Concluyendo, Escandón opinaba que todo lo obrado era injusto e in-propio. Primero: el no<br />

había capitulado ni hizo obligación alguna por vía <strong>de</strong> contrato o quasi contrato para pacificar<br />

o poblar el Seno Mexicano. Simplemente, el virrey le encargó ejecutar las ór<strong>de</strong>nes reales<br />

sobre la pacificación y el pueble <strong>de</strong>l mismo. Se trataba, por tanto, <strong>de</strong> un encargo personal, por<br />

el que recibió el título <strong>de</strong> lugarteniente <strong>de</strong>l virrey. 569 Precisamente por ello, aunque preparó un<br />

informe sugiriendo cómo efectuar la conquista, este informe no tenía fuerza obligatoria y era<br />

imposible exigir que lo cumpliera a la letra. A<strong>de</strong>más, sus actuaciones habían sido aprobadas<br />

por el virrey e incluso por el rey. Segundo: si se trataba <strong>de</strong> una visita o una resi<strong>de</strong>ncia contra<br />

él, entonces <strong>de</strong>berían <strong>de</strong> encargarse <strong>de</strong> ella unos jueces y no unos comisionados nombrados<br />

por una junta como la <strong>de</strong> guerra y hacienda acostumbrada a ver negocios <strong>de</strong> gobierno y<br />

economía pero la que no tenía faculta<strong>de</strong>s en materias <strong>de</strong> justicia.<br />

Dándole la razón, en 1769 el fiscal <strong>de</strong>l consejo or<strong>de</strong>naba pasar el caso a la audiencia. En<br />

1771, el fiscal opinó que aunque Escandón no cumplió con las leyes sobre las nuevas<br />

fundaciones por haberse establecido algunas <strong>de</strong> las poblaciones en terrenos ina<strong>de</strong>cuados, no<br />

<strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> ser verdad que el rey aprobó su proce<strong>de</strong>r consi<strong>de</strong>rando o que no habían suficientes<br />

pruebas <strong>de</strong> negligencia o que este fracasó ya se redimió con el infatigable celo <strong>de</strong>mostrado por<br />

Escandón, quien se empleó graciosamente en “la referida empresa y proyecto.” 570 Por<br />

entonces ya le parecía evi<strong>de</strong>nte al fiscal que las acusaciones que los establecimientos eran<br />

quiméricos y fantásticos o que su utilidad era poca eran imposturas. Concluyendo, el fiscal<br />

opinó que <strong>de</strong>l proyecto resultó, en efecto, la conquista <strong>de</strong>l Seno Mexicano y el<br />

establecimiento y población <strong>de</strong> familias españolas que anteriormente se hallaban “estrechadas<br />

<strong>de</strong> la necesidad” en una zona que estaba habitada por indios apostatas e infieles; que ahora se<br />

sembraba y se criaba ganado allí, <strong>de</strong>scubriendo ma<strong>de</strong>ras ricas, minerales y salinas y que, por<br />

fin, todo esto garantizaba que el territorio se quedara <strong>de</strong>fendido <strong>de</strong> la “proporción que tenían<br />

los extranjeros <strong>de</strong> apo<strong>de</strong>rarse clan<strong>de</strong>stinamente <strong>de</strong> su circunferencia.”<br />

Mientras Madrid apoyaba lo obrado por Escandón, en México la investigación contra sus<br />

operaciones se transformó en una resi<strong>de</strong>ncia en la que se procedió en forma <strong>de</strong> visita,<br />

limitando las garantías procesales <strong>de</strong>l acusado y convirtiéndolo en reo. 571 Según la acusación,<br />

Escandón no había “cumplido el principal objeto, tan recomendable, <strong>de</strong> pacificar y reducir a<br />

los indios gentiles y apostatas ni concluido el pueble en el término <strong>de</strong> tres o cuatro años que<br />

había propuesto con sólo el gasto <strong>de</strong> 115.000 pesos, ante bien constaba que en los 29 pueblos<br />

que componían la colonia no había misión <strong>de</strong> indios convertidos y, aunque existían algunos en<br />

dos o tres, eran oriundos <strong>de</strong> las provincias confinantes y la mayor parte <strong>de</strong> ellos se hallaban<br />

bautizados en sus antiguos domicilios, que lo que no había duda que, en los 20 años corridos,<br />

había consumido el real erario como un millón <strong>de</strong> pesos sin utilidad ninguna ni haber logrado<br />

el fin, y que la falta <strong>de</strong> cumplimiento con el exceso <strong>de</strong> gastos, cuando no fuese <strong>de</strong>lito grave,<br />

manifestaba a lo menos la conducta <strong>de</strong> Escandón, y que sus <strong>de</strong>seos se dirigían más a la<br />

utilidad propia que a la <strong>de</strong>l pueblo y <strong>de</strong> la real hacienda. Que la reducción <strong>de</strong> indios mal se<br />

podía conseguir por los medios <strong>de</strong> que se usaba en la colonia, tan opuestos a lo que prevenían<br />

las leyes y recomendó la junta <strong>de</strong>l año pasado <strong>de</strong> 1748 [la que encomendó el proyecto a<br />

Escandón], con la particular prevención <strong>de</strong> que aquel a quien se le diese la comisión había <strong>de</strong><br />

procurar la elección <strong>de</strong> cabos, precaviendo que por ningún modo disgustasen a los indios,<br />

569 Esta visión <strong>de</strong> los hechos tenía prece<strong>de</strong>nte en un escrito <strong>de</strong> Escandón al virrey, fechado en México 12.5.1756 y<br />

reproducido en Visita a la colonial <strong>de</strong>l Nuevo Santan<strong>de</strong>r, hecha por el licenciado don Lino Nepomuceno Gómez el año <strong>de</strong><br />

1770. Enrique A. Cervantes introd. México, Secretaría <strong>de</strong> Agricultura y Fomento, 1949, pp.15-18.<br />

570 Carta <strong>de</strong> Escandón <strong>de</strong> 27.4.1769, op.cit., fol.309r.<br />

571 Testimonio acerca <strong>de</strong> la causa formada en la colonia <strong>de</strong>l Nuevo Santan<strong>de</strong>r al coronel don José <strong>de</strong> Escandón. Patricia<br />

Osante introdu., México: UNAM, 2000.<br />

165


antes bien solicitar en atraerlos con amistad, caricia y amor, haciéndoles enten<strong>de</strong>r lo que era la<br />

religión para que, sin repugnancia, la abrazasen. Y resultaba que lo contrario ejecutó en la<br />

colonia, pues llegaban a perseguir a los indios hasta sus propias rancherías, don<strong>de</strong> eran<br />

muertos unos y hechos prisioneros otros, y al tiempo <strong>de</strong> conducirlos a poblado, que fueron<br />

colgados algunos en árboles por el camino… que todo esto ejecutaban los capitanes y<br />

soldados <strong>de</strong> Escandón sin que éste hubiese aplicado el <strong>de</strong>bido remedio....” El expediente<br />

también alegaba que si Escandón se empleaba en la conquista durante veinte años sin sueldo<br />

era porque tuviera otros intereses económicos en la misma. 572<br />

Aunque los 38 cargos incluían alusiones a crímenes y excesos, ante todo, lo que se le acusaba<br />

a Escandón era el no cumplir con su obligación <strong>de</strong> conquistar, pacificar y poblar la costa <strong>de</strong>l<br />

Seno Mexicano. Curiosamente, llegando a sentenciar el caso en 1773, el fiscal <strong>de</strong> México José<br />

Antonio <strong>de</strong> Areche opinó que las pruebas no faltaban. 573 Al contrario, había tanta información<br />

que era imposible procesarla toda. Por estas alturas, ya era evi<strong>de</strong>nte que incluso el fiscal<br />

mexicano favorecía la causa <strong>de</strong> Escandón. Concluyó que se trataba <strong>de</strong> una “empresa gran<strong>de</strong><br />

verda<strong>de</strong>ramente lograda (sea o no con algunas quiebras que regularmente hay en las cosas<br />

humanas) el advertir las ventajas que pronostica al estado e interés <strong>de</strong> su majestad el meditar<br />

que en las fatigas <strong>de</strong> esta clase nunca faltan emulaciones por la incomprensible diversidad <strong>de</strong><br />

pensamientos y otros enlaces; el inferir que si por buscar más cabal averiguación en algunos<br />

<strong>de</strong> los cargos y sus justificaciones, sobre estar los principales absolutamente <strong>de</strong>svanecidos, se<br />

dilatara por mucho tiempo éste tan <strong>de</strong>morado negocio, no sin perjuicios <strong>de</strong> los otros, y mucho<br />

más importantes <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> la colonia; y finalmente el conocer, no ajeno <strong>de</strong>l oficio fiscal,<br />

mirar por aquellos que sin <strong>de</strong>tenerse en sudores, afanes, riesgos y trabajos cuidan <strong>de</strong>l aumento<br />

<strong>de</strong> la corona, y la noble inclinación <strong>de</strong> los hombres gran<strong>de</strong>s, como el conocimiento <strong>de</strong> que si<br />

se busca alguno totalmente exento <strong>de</strong> imperfección o capaz <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>l agrado <strong>de</strong> todos será<br />

<strong>de</strong>sear una cosa humanamente imposible.” 574 Acogiéndose a la versión <strong>de</strong> Escandón, el fiscal<br />

novohispano opinó también que Escanón no había hecho contrato con la corona. Su informe<br />

no tenía fuerza obligatoria: “estas palabras [incluidas en el informe] lejos <strong>de</strong> ser constitutivas<br />

<strong>de</strong> promesa u oferta <strong>de</strong> lo que a<strong>de</strong>lante se iba a exponer y expuso en or<strong>de</strong>n a los medios <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>signio, sobradamente dan a enten<strong>de</strong>r que sólo importaron opinión y dictamen <strong>de</strong> lo mismo,<br />

y esto fundado no en otra cosa que en la probabilidad que el señor coronel ministraba su<br />

experiencia, como explicó <strong>de</strong>spués… Sabido es por concor<strong>de</strong> sentir <strong>de</strong> teólogos y juristas,<br />

que el que lo expone en las cosas tocantes a su profesión, si no lo hace por precio, sólo queda<br />

responsable en los capítulos <strong>de</strong> dolo y lata culpa. Resta, pues, asentar que, aun cuando no se<br />

hubiese logrado o no lo esté, como <strong>de</strong>lineó el señor coronal Escandón el proyecto <strong>de</strong> la<br />

pacificación y población <strong>de</strong> la colonia, era menester que se le probara alguno <strong>de</strong> aquellos dos<br />

capítulos para que procediese el cargo que en este particular se le hizo.” 575<br />

El auditor <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong> México consintió. 576 Transformando su parecer en un elogio, antes <strong>de</strong><br />

resumir los cargos y <strong>de</strong>scargos examinó cronológicamente la “carrera ilustre” <strong>de</strong> Escandón y<br />

tituló las quejas <strong>de</strong> sus rivales <strong>de</strong> “extravagantes pretensiones, falsos y subrepticios informes<br />

hechos por impostores.” 577 Acordó con el fiscal y el mismo Escandón que la empresa no la<br />

tomó Escandón por asiento, contrato o capitulación, sino por comisión o encargo que se le<br />

hizo sin asignación <strong>de</strong> sueldo, quedando a cuenta y a riesgo <strong>de</strong> la real hacienda su éxito y sus<br />

costos. 578 Escandón propuso el proyecto por vía <strong>de</strong> informe que se le mandó hacer, sin<br />

obligarse a ello ni ofrecerse siquiera a ejecutarlo. La junta abrazó el proyecto y le encargó su<br />

572 Cédula real <strong>de</strong> 29.1.1773, reproducida en Testimonio pp. 3-7 en pp.4-5.<br />

573 El fiscal, México 31.12.1773, en Testimonio pp. 9-84, en p.11.<br />

574 El fiscal, i<strong>de</strong>m, p.83.<br />

575 Vista fiscal José Antonio <strong>de</strong> Areche, México, 31.12.1763, en Testimonio, pp.9-84, en p.16.<br />

576 Domingo Valcárcel, México 19.9.1774, en Testimonio, pp.85-190.<br />

577 Domingo Valcárcel, México 19.9.1774, en Testimonio, pp.87-116.<br />

578 Domingo Valcárcel, México 19.9.1774, Testimonio, pp.94 y 117-21.<br />

166


ejecución. La única obligación <strong>de</strong> Escandón, por tanto, era “hacer cuanto estaba en su parte<br />

para que se verificase la población y pacificación. Si el efecto <strong>de</strong> ella se hubiese frustrado por<br />

culpa suya, o por dolo o frau<strong>de</strong> que cometiese, ya se ve que sería responsable y le resultaría<br />

un cargo gravísimo. Pero lo cierto es que tampoco se le ha probado en este particular cosa<br />

alguna.” A<strong>de</strong>más, incluso si no llegó a pacificar a los indígenas, no se podía atribuirle<br />

responsabilidad alguna porque “la promesa que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> hechos ajenos [<strong>de</strong> los indios]…<br />

aunque sea jurada y contenga la cláusula con efecto, no obliga al promitente a otra cosa que<br />

hacer por sí y cuidar <strong>de</strong> su parte que se cumpla.” 579 Por fin, aunque hubieran habido<br />

omisiones por parte <strong>de</strong> Escalón, “<strong>de</strong>bería <strong>de</strong> tenerse consi<strong>de</strong>ración a que , conforme a las<br />

disposiciones <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho en todas las cosas, lo que en primer lugar <strong>de</strong>be aten<strong>de</strong>rse es el fin e<br />

intento principal <strong>de</strong> lo que se hace; cuando éste con lo sustancial se consigue no se ha <strong>de</strong><br />

reparar mucho en si se pecó algo en los medios y modos, ni la <strong>de</strong>formidad <strong>de</strong> la obra se<br />

consi<strong>de</strong>ra cuando se halla sana y recta la intención <strong>de</strong>l operante, o porque en el concurso <strong>de</strong><br />

dos causas, una que aprovecha, otra que daña, aquélla se ha <strong>de</strong> mirar y prevalecer,<br />

especialmente cuando es más útil y favorable.” 580 Escandón, por tanto, era inocente. En<br />

octubre <strong>de</strong> 1774, el virrey Bucareli <strong>de</strong>claró le <strong>de</strong>claró por tal, liberándole <strong>de</strong> toda<br />

responsabilidad. 581<br />

Escandón murió en 1770 sin conocer la sentencia exculpatoria. Sus últimos años, al parecer,<br />

eran tristes. La oración fúnebre que se dijo en su honor en la iglesia <strong>de</strong> Santa María <strong>de</strong><br />

Guadalupe <strong>de</strong> Querétero en 1771 apuntaba a estas dificulta<strong>de</strong>s. Los golpes que recibió, se dijo<br />

en aquella ocasión, eran “<strong>de</strong> suma mortificación a su noble espíritu, y que tolerados con igual<br />

gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> ánimo, sirvieron a un tiempo <strong>de</strong> ejercicio y <strong>de</strong> crisol a su sólida virtud, pues<br />

examinada muchas veces <strong>de</strong>scubrió mayores quilates, brillando su conducta civil y militar<br />

como el oro purísimo con los informes <strong>de</strong> las reales audiencias, con las pesquisas <strong>de</strong> la corte,<br />

con la aprobación <strong>de</strong> cinco gran<strong>de</strong>s virreyes y por último con los distinguidos favores <strong>de</strong> tres<br />

ilustres soberanos que apreciando justamente sus talentos y servicio lo colmaron <strong>de</strong> títulos,<br />

honores y apremios. Pero aun disipadas <strong>de</strong> esta suerte a la luz <strong>de</strong> la verdad las nubes y<br />

sombras <strong>de</strong>l engaño, no se dio la emulación por vencida, pues levantándole improvisadamente<br />

una nueva borrasca, logró por fin privarlo <strong>de</strong>l vital aliento y perseguirlo hasta el mismo<br />

sepulcro.” 582<br />

II<br />

Lo vivido por Escandón apuntaba, entonces, a dos dificulta<strong>de</strong>s distintas. La primera<br />

era la necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir <strong>de</strong> qué consistía una conquista, población o pacificación. ¿Bastaba<br />

con entrar al territorio? ¿Tomar posesión <strong>de</strong> él? ¿Fundar poblaciones? ¿Garantizar que las<br />

mismas durasen, que los indios se quedasen en sus reducciones y que el territorio sería<br />

pacificado? ¿Qué responsabilidad tenía el encargado por los caprichos <strong>de</strong>l clima? ¿Por la<br />

ina<strong>de</strong>cuación <strong>de</strong>l terreno? ¿Por la belicosidad <strong>de</strong> los indígenas?<br />

Durante la discusión, el consejo parecía indicar que todo absolutamente era <strong>de</strong> la<br />

responsabilidad <strong>de</strong>l comisionado. Es <strong>de</strong>cir, la meta era una conquista, una población y una<br />

pacificación permanentes y sólo estas indicarían el éxito <strong>de</strong> la misión. Esta visión tal vez<br />

reflejaba la creciente frustración <strong>de</strong> Madrid a don<strong>de</strong> llegaban informes continuos sobre<br />

intentos <strong>de</strong> conquista que se dijo prosperaban y luego, sin embargo, requerían repetición. En<br />

1720, por ejemplo, Juan Bautista Sánchez <strong>de</strong> Orellana ofreció contratar la conquista <strong>de</strong> la<br />

579 Domingo Valcárcel, México 19.9.1774, Testimonio, p.128.<br />

580 Domingo Valcárcel, México 19.9.1774 Testimonio, p.187.<br />

581 Testimonio, p.191.<br />

582 Oración hecha por el doctor don Julián Abad y Arámburu el 2.12.1771, reproducida en Visita a la colonia <strong>de</strong>l Nuevo<br />

Santan<strong>de</strong>r hecha por el licenciado don Lino Nepomuceno Gómez el año <strong>de</strong> 1770. Enrique A. Cervantes introd. México,<br />

Secretaría <strong>de</strong> Agricultura y Fomento, 1949, pp.20-22.<br />

167


provincia <strong>de</strong> los Jíbaros, confinante a la <strong>de</strong> Quito. 583 Explicó que la misma se conquistó pero<br />

que, al poco tiempo, los indios se alzaron (¿1576?) matando a los españoles, <strong>de</strong>jando la<br />

ciudad <strong>de</strong> Logroño en ruinas y produciendo el total abandono <strong>de</strong> la provincia. En las décadas<br />

y siglos siguientes hubo continuas – incluso tantas como treinta—entradas a la provincia. Sin<br />

embargo, todas quedaban sin “efecto alguno,” es <strong>de</strong>cir, sin producir una conquista <strong>de</strong>finitiva.<br />

Rechazando la propuesta <strong>de</strong> Sánchez <strong>de</strong> Orellana, el consejo sin embargo encargó a las<br />

autorida<strong>de</strong>s locales ocuparse <strong>de</strong>l asunto. De otras fuentes sabemos que durante la segunda<br />

mitad <strong>de</strong>l siglo XVIII y hasta bien entrado el siglo XIX, las campañas para conquistar “la<br />

ciudad perdida <strong>de</strong> Logroño” prosiguieron sin cesar. 584 Aunque cada conquistador alegaba<br />

haber tenido éxito, la misma sucesión <strong>de</strong> conquistas evi<strong>de</strong>nciaba lo contrario. Si pacificar era<br />

el acto <strong>de</strong> “establecer la paz o poner paz a los que están opuestos y discor<strong>de</strong>s;” 585 si reducir<br />

suponía primero “convencer” (1611) y luego “vencer, sujetar o reunir, volviendo a la<br />

obediencia u dominio a los que se habían separado <strong>de</strong> él” y “convertir o convencer al<br />

conocimiento <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra religión u a los pecadores a la enmienda” (1737) 586 y si<br />

conquistar suponía “preten<strong>de</strong>r por armas algún reino o estado” y por alusión “ganar u adquirir<br />

sin violencia cosa alguna, como conquistar la voluntad <strong>de</strong> otro,” entonces –diría el consejo--<br />

no podía haber conquista, pacificación y reducción alguna sin un veraz sometimiento tanto <strong>de</strong><br />

territorio como <strong>de</strong> personas. 587 Tal vez por ello, y no sólo por motivos <strong>de</strong> léxico, en el caso <strong>de</strong><br />

Sánchez <strong>de</strong> Orellana el consejo <strong>de</strong> Indias insistió explícitamente en abandonar el término<br />

conquista y acogerse a la <strong>de</strong> pacificación, reducción y población. Verdad, el término<br />

“conquista” se prohibió ya en las leyes <strong>de</strong> Nuevas Poblaciones <strong>de</strong> Felipe II, pero, más allá <strong>de</strong><br />

la prohibición legal estaba el hecho <strong>de</strong> que lo que el consejo buscaba en todos estos casos no<br />

era promover operaciones militares sino conseguir integrar al territorio y sus habitantes en el<br />

mundo hispánico. 588<br />

Mientras que Madrid inicialmente opinaba a disfavor <strong>de</strong> Escandón, en México, tal vez por<br />

estar sus autorida<strong>de</strong>s mejor informadas, las opiniones variaban. Hubo quien pedía el<br />

cumplimiento perfecto, indiferente a las circunstancias locales y a las dificulta<strong>de</strong>s que se<br />

presentaban. Este cumplimiento suponía el establecimiento <strong>de</strong> una población madura o, por lo<br />

menos, <strong>de</strong> un asentamiento con un futuro asegurado. Otros opinaban que, como las plantas y<br />

las personas, las poblaciones nacían pequeñas y frágiles y la cuestión era <strong>de</strong> saber si podrían<br />

sobrevivir: “no se pue<strong>de</strong> negar estar la colonia a la manera que una reciente plata que aunque<br />

fondosa se <strong>de</strong>ja ver sobre la tierra, no ha criado raíces, rigor ni fuerza para mantenerse y no<br />

583 “Proposición que hace a Vuestra majestad el doctor don Juan Bautista Sánchez <strong>de</strong> Orellana., AGI, Quito, 143, No.20. La<br />

pérdida <strong>de</strong> Logroño y el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> reconquistarla se mencionaban también en carta <strong>de</strong> la audiencia <strong>de</strong> Quito al rey <strong>de</strong><br />

6.11.1576, AGI, Quito 8, r.13, n.39; carta <strong>de</strong> los oidores <strong>de</strong> la audiencia <strong>de</strong> Quito al rey <strong>de</strong> 20.2.1580, AGI, Quito 8, r.14,<br />

n.40 y carta <strong>de</strong> la audiencia <strong>de</strong> Quito al rey <strong>de</strong> 22.2.1580, AGI, Quito 8, r.14, n.41. Vid, igualmente, consulta <strong>de</strong> 18.3.1720,<br />

AGI, Quito 103, fols.314r-328v sobre la propuesta <strong>de</strong> los Sánchez <strong>de</strong> Orellana <strong>de</strong> conquistar Logroño y la copia <strong>de</strong> la cédula<br />

real <strong>de</strong> 19.7.1720 en los documentos anejos a la carta que en 29.5.1818 escribió Pablo Hilario Chica al rey, pidiendo<br />

nombrarle presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la audiencia <strong>de</strong> Quito (AGI, Quito 404) Juan Bautista y su familia fueron estudiados en Tamar<br />

Herzog. "La empresa administrativa y el capital social: los Sánchez <strong>de</strong> Orellana (Quito, siglo XVIII)." In Juan Luis<br />

Castellano ed., Sociedad, administración y po<strong>de</strong>r en el siglo XVIII. Hacia una nueva historia institucional, Grenada,<br />

<strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Granada, 1996, pp.381-396; Tamar Herzog. Upholding Justice: State, Law and the Penal System in Quito,<br />

Ann Arbor, University of Michigan Press, 2004, pp.76 y 81-84 y en Tamar Herzog. Los ministros <strong>de</strong> la Audiencia <strong>de</strong> Quito<br />

1650-1750, Quito, Libri-Mundi, 1995, pp. 145-152.<br />

584 “Documentos que correspon<strong>de</strong>n al expediente sobre el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> la antigua provincia o ciudad <strong>de</strong> Logroño que<br />

se remiten al exmo señor don Francisco Requena por si fueren conducentes,” Documento No.1: “Consejo sala segunda:<br />

expediente sobre el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> la antigua provincia <strong>de</strong> Logroño,” AGI, Quito, 404. Vid, igualmente, cartas <strong>de</strong> Fray<br />

Antonio José Prieto al virrey Abascal sobre la expedición que realizó a la ciudad <strong>de</strong> Logroño, AGI, Diversos, 5A. 1817. R.1,<br />

d.30 y mapa <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Cuenca a la ciudad perdida <strong>de</strong> Logroño y plan <strong>de</strong> la ciudad perdida <strong>de</strong> Logroño,<br />

AGI, MP-Panamá 364, 365 y 366.<br />

585 Real Aca<strong>de</strong>mia Española. Diccionario <strong>de</strong> autorida<strong>de</strong>s. Madrid: Gredos, 1990 [1737], p.71.<br />

586 Sebastián <strong>de</strong> Covarrubias Orozco. Tesoro <strong>de</strong> la lengua castellana o española. Madrid: Editorial Castalia, 1995 [1611],<br />

p.854 y Diccionario <strong>de</strong> autorida<strong>de</strong>s, pp.533-534.<br />

587 Tesoro <strong>de</strong> la lengua, p.345 y Diccionario <strong>de</strong> autorida<strong>de</strong>s, p.522.<br />

588 Consulta <strong>de</strong> 18.3.1720, op.cit., fols. 326r-v.<br />

168


pue<strong>de</strong> tomarla sin que se le ayu<strong>de</strong> o bien con la continuación <strong>de</strong> cultivarle la misma tierra<br />

don<strong>de</strong> se halla situada o bien con el benigno influjo <strong>de</strong> los tiempos.” Como la planta y las<br />

personas, solo el tiempo dará soli<strong>de</strong>z a la colonia y producirá una “mutua unión <strong>de</strong> indios y<br />

españoles mediante la perfecta dociliación <strong>de</strong> aquellos.” 589 Un tercer grupo parecía indicar<br />

que lo más fundamental eran las intenciones y no la ejecución. En su informe <strong>de</strong> 1773, por<br />

ejemplo, el fiscal <strong>de</strong> México explicaba que las tareas <strong>de</strong> conquista, pacificación y población<br />

nunca eran perfectas: “si se busca alguno [encargado] totalmente exento <strong>de</strong> imperfección o<br />

capaz <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>l agrado <strong>de</strong> todos será <strong>de</strong>sear una cosa humanamente imposible.” 590 A<strong>de</strong>más,<br />

“aunque suele <strong>de</strong>cirse que el éxito prueba lo actuado…no se entien<strong>de</strong> esto tan general y<br />

superficialmente que no <strong>de</strong>ba aten<strong>de</strong>rse sobre todo a la intención y aplicación <strong>de</strong> medios<br />

suficientes. De suerte que muchas veces aunque el éxito sea feliz podrá ser reprensible el<br />

operante y, a la contra, otras veces será digno <strong>de</strong> aplauso y <strong>de</strong> premio aunque el efecto no<br />

corresponda al intento, <strong>de</strong> que hay claros ejemplares. Pero lo más es que el éxito en el caso no<br />

<strong>de</strong>jó <strong>de</strong> correspon<strong>de</strong>r a la i<strong>de</strong>a y, aunque no fuese tan cabalmente en cuanto al tiempo, costos<br />

y utilida<strong>de</strong>s pensadas, el que objetare ésta será <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego porque se <strong>de</strong>sentienda <strong>de</strong> que<br />

rarísimas veces, aunque se obre con la mayor <strong>de</strong>streza y felicidad y, en fin, aunque se acierte,<br />

correspon<strong>de</strong>n cabales las resultas a los humanos pensamientos.” 591<br />

Esta última postura se explicaba, en parte, por el hecho <strong>de</strong> que en 1773 el fiscal<br />

novohispano examinó la responsabilidad criminal <strong>de</strong> Escandón (en su visita-resi<strong>de</strong>ncia) y no<br />

sus méritos para recibir recompensa (que daban lugar a las discusiones en Madrid). Es <strong>de</strong>cir,<br />

aunque la pregunta seguía siendo la misma (qué era una conquista), su sentido legal<br />

cambiaba. Mientras en casos penales la intención <strong>de</strong>l reo era (y es) principal, no pasaba lo<br />

mismo a la hora <strong>de</strong> juzgar los méritos. Tal vez por ello bastaba en el primer caso con la buena<br />

voluntad y, en el segundo, se requería un total cumplimiento. Sin embargo, la pregunta <strong>de</strong> qué<br />

consistía una conquista y qué relación había entre intención, acción y éxito, era un tema <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>bate en otras ocasiones también, en las que se manifestaba la misma gama <strong>de</strong> opiniones. En<br />

estas discusiones se preguntaba continuamente si la tierra estaba totalmente sosegada o seguía<br />

acosada por los indios 592 y si los resultados tenían alguna relación con las expectativas. En<br />

efecto, cada vez que un promotor (o sus here<strong>de</strong>ros) querían recibir recompensa, cada vez que<br />

se trataba <strong>de</strong> saber si era necesario emplearse en una campaña <strong>de</strong> pacificación, las mismas<br />

preguntas se barajaban. Para algunos, para completar una conquista bastaba con entrar al<br />

territorio, tomando posesión <strong>de</strong> él, <strong>de</strong>marcándolo y haciendo <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l mismo. 593 Otros<br />

requerían tropas, poblaciones estables y tratados <strong>de</strong> paz con los indígenas, los que <strong>de</strong>berían <strong>de</strong><br />

convertirse en tanto Cristianos como vasallos. Estas discusiones eran tan importantes que<br />

algunas familias recurrían a la ayuda <strong>de</strong> profesionales para apoyar sus pretensiones mediante<br />

la elaboración <strong>de</strong> crónicas que atestiguaban lo ejecutado. En 1695, por ejemplo, el presi<strong>de</strong>nte<br />

<strong>de</strong> la audiencia <strong>de</strong> Guatemala li<strong>de</strong>ró una entrada a las montañas inmediatas a Verapaz y<br />

Chiapas a fin <strong>de</strong> reducir, convertir y conquistar los “indios infieles” que les habitaban. 594<br />

Llevó con sí un escribano y éste, en la relación que escribió <strong>de</strong> los sucesos <strong>de</strong> aquella jornada,<br />

589 Dictamen <strong>de</strong>l auditor general <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong> México el marqués <strong>de</strong> Altamira <strong>de</strong> 10.3.1756, AGI, Indiferente General 108,<br />

Tomo 5, fols. 1038r-1098v, punto 110 en fol. 1092r-v y punto 118 en fol.1097r. La misma opinión fue adoptada también por<br />

el auditor posterior, Domingo Valcárcel en su informe <strong>de</strong> 19.9.1774, Testimonio, p.100. Fray José Joaquín García, discreto<br />

<strong>de</strong>l colegio <strong>de</strong> Zacatecas hablaba <strong>de</strong> la “niñez” <strong>de</strong> las poblaciones: su carta <strong>de</strong> 8.10.1765 en Estado general, v.2, pp. 261-<br />

268, en p.262.<br />

590 El fiscal, México 31.12.1773, op.cit., p.83.<br />

591 El fiscal, México 31.12.1773, op.cit., p.35.<br />

592 En la décadas <strong>de</strong> 1680 y 1690, por ejemplo, se discutió si la fundación <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong> Moncloa en Nueva Extramadura<br />

tuvo o no éxito: “Expediente sobre la población <strong>de</strong>l presidio <strong>de</strong> Francisco <strong>de</strong> Cuahuila y privilegios concedidos a sus<br />

vecinos, años <strong>de</strong> 1694 a 1698,” AGI, Guadalajarra153.<br />

593 “Pedro Melén<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Aviles a<strong>de</strong>lantado <strong>de</strong> la Florida…contra el señor fiscal <strong>de</strong> su Majestad sobre las recompensas<br />

pedidas por la conquista y población <strong>de</strong> las provincias <strong>de</strong> la Florida, año 1633, AGI, Escribanía 1024A.<br />

594 Nicolás Valenzuela, “Relación en que se contiene lo ejecutado y conseguido en cumplimiento <strong>de</strong> reales cédulas libradas<br />

para la solicitud <strong>de</strong> la reducción y conversión <strong>de</strong> indios infieles….” Guatemala, 17.9.1695, AGI, Escribanía 339B.<br />

169


lamentó su insuficiencia literaria. No se trataba solamente <strong>de</strong> certificar lo ocurrido – arte <strong>de</strong><br />

todo notario- sino era preciso, <strong>de</strong>cía, conocer las “reglas historiales” y tener “comprensión <strong>de</strong><br />

figuras retóricas.” 595 En la década <strong>de</strong> 1790, los here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Escandón siguieron la misma<br />

ruta. Para aumentar la fama <strong>de</strong> su linaje subvencionaron la publicación <strong>de</strong> una obra histórica<br />

que narraba lo obrado por su progenitor. 596 El título <strong>de</strong> la obra (“relación”) <strong>de</strong>jaba suponer<br />

que se trataba <strong>de</strong> una relación <strong>de</strong> méritos en la que se contaban hechos “auténticos,<br />

indiscutibles y <strong>de</strong>mostrables” para que que<strong>de</strong> constancia <strong>de</strong> ellos.<br />

III<br />

Mientras la primera dificultad consistía en enten<strong>de</strong>r qué era una conquista, la segunda<br />

dificultad se <strong>de</strong>bía al hecho <strong>de</strong> que cada conquista, población y pacificación afectaban <strong>de</strong><br />

modo distinto a diferentes sectores sociales. En el caso <strong>de</strong> la costa <strong>de</strong>l Seno Mexicano,<br />

quedaban afectados los religiosos (cuyas misiones se abolieron por que <strong>de</strong> hecho ya fueron<br />

abandonadas o porque ya no eran necesarias y quienes fueron llamados a enviar misioneros a<br />

unas nuevas reducciones que no les agradaban), los obispos (interesados en integrar el nuevo<br />

territorio y sus diezmos a su diócesis), los hacendados (que antes pastaban libremente en la<br />

zona, pero sufrían ataques indígenas y ahora se hallaban limitados en sus activida<strong>de</strong>s --<br />

algunos incluso perdieron sus haciendas o parte <strong>de</strong> ellas a favor <strong>de</strong> las nuevas poblaciones--<br />

pero que tal vez estaban ahora más seguros en sus posesiones), los pobladores (que esperaban<br />

recibir tierras y otros premios y merce<strong>de</strong>s), los comerciantes (que discutían el control sobre<br />

las rutas comerciales) y tal vez, como <strong>de</strong>cía Escandón, los gobernadores <strong>de</strong> los distritos<br />

inmediatos (que querían encargarse <strong>de</strong> la conquista ellos mismos a fin <strong>de</strong> exten<strong>de</strong>r su<br />

jurisdicción). 597 Sin embargo, más allá <strong>de</strong> representar intereses distintos, a veces incluso<br />

contradictorios, el <strong>de</strong>bate en torno a la conquista y población <strong>de</strong>l Seno también revelaba un<br />

profundo <strong>de</strong>sacuerdo sobre la mejor manera <strong>de</strong> convertir a los indígenas y <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r el<br />

territorio. Según Escandón, los indios estaban mejor instruidos estando integrados en<br />

poblados mixtos don<strong>de</strong> “al abrigo y calor <strong>de</strong> los españoles podrán domesticarse y<br />

instruirse.” 598 Ningún otro medio que se practique, <strong>de</strong>cía, “ha <strong>de</strong> ser bastante a sujetarlos al<br />

mismo tiempo que el expresado lo franquea con la mayor seguridad, pues quedando en medio<br />

<strong>de</strong> ellas y las <strong>de</strong>l nominado Nuevo Reino abiertos caminos y frecuentados por los soldados<br />

que van <strong>de</strong>stinados faltándoles asilo <strong>de</strong> la costa no solo es indispensable se pacifiquen sino<br />

que per<strong>de</strong>rán la esperanza <strong>de</strong> nueva sublevación.” 599 Siempre según Escandón, el territorio<br />

estaba mejor <strong>de</strong>fendido con poblaciones “así porque la real hacienda no esta para soportar los<br />

crecidos gastos que ocasionan [los presidios] como porque es más seguro modo <strong>de</strong> poblar el<br />

<strong>de</strong> llevar vecinos siendo éstos <strong>de</strong> las mismas fronteras que por lo regular son buenos soldados<br />

y como han <strong>de</strong> conducir sus familias y bienes y formar sus siembras en tierra propia este<br />

595 I<strong>de</strong>m, fols. 3v-4r.<br />

596 Fray Vicente <strong>de</strong> Santa María. Relación histórica <strong>de</strong> la colonia <strong>de</strong>l Nuevo Santan<strong>de</strong>r. Ernesto <strong>de</strong> la Torre Villar introd.<br />

México: UNAM, 1973. Vid, igualmente, Ernesto <strong>de</strong> la Torre Villar. “Fray Vicente <strong>de</strong> Santa María y su relación histórica.”<br />

En Juan A. Ortega y Medina ed. Conciencia y autenticidad históricas. Escritos en homenaje a Edmundo O’Gorman. Mexico:<br />

UNAM, 1968, 365-398. Una copia adicional <strong>de</strong> la Relación se halla en Estado general, v.2, pp. 351-483.<br />

597 Los intereses que estaban en juego se <strong>de</strong>scriben en Juan Fi<strong>de</strong>l Zorilla. El po<strong>de</strong>r colonial en Nuevo Santan<strong>de</strong>r. México:<br />

Librería <strong>de</strong> Manuel Porrúa, 1979, especialmente pp.102-111 y, más ampliamente, en Patricia Osante. “Los grupos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />

en la creación <strong>de</strong>l Nuevo Santan<strong>de</strong>r (1747-1766).” En Salvador Bernabéu Albert ed. El septentrión novohispano. Ecohistoria,<br />

sociedad e imágenes <strong>de</strong> frontera. Madrid: CSIC, 2000, pp.109-122 y en su Orígenes.<br />

598 “Testimonio <strong>de</strong> las diligencias <strong>de</strong> visita y padrón que hizo <strong>de</strong> dicha villa el señor general Joseph <strong>de</strong> Escandón dirigidas a<br />

su perfecto establecimiento como se previene,” 13.9.1750, AGI, México 691, no.3.<br />

599 Informe <strong>de</strong> José <strong>de</strong> Escandón, Querétero, 26.10.1747, AGI, Indiferente General 108, Tomo 5, fols. 953r-989v, punto 112<br />

en fol.987r. Este informe está reproducido en José <strong>de</strong> Escandón. Reconocimiento <strong>de</strong> la costa <strong>de</strong>l Seno mexicano. Gabriel<br />

Saldívar prol. México: Archivo <strong>de</strong> Historia <strong>de</strong> Tamaulipas, 1946 y en José <strong>de</strong> Escandón y Huelguera. 1747. Informe <strong>de</strong><br />

Escandón para reconocer, pacificar y poblar la Costa <strong>de</strong>l Seno Mexicano. Tamaulipas: Gobierno <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Tamaulipas,<br />

1999.<br />

170


interés les estimula tanto a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l país que en ningún acontecimiento le <strong>de</strong>sampararan;<br />

así me lo ha enseñado la experiencia en las ocho fundaciones que tengo hechas en la Sierra<br />

Gorda…don<strong>de</strong> a penas ha 4 años se fundó con solo 12 hombres a quienes <strong>de</strong>sterró el hambre<br />

y la miseria <strong>de</strong> las fronteras <strong>de</strong>l río Blanco y trabajando unos y velando otros aunque en el año<br />

primero pa<strong>de</strong>cieron muchos trabajos por fin dominaron los indios que al presente se hallan ya<br />

congregados a misión y el número <strong>de</strong> familias <strong>de</strong> españoles y gente <strong>de</strong> razón en mas <strong>de</strong> 70 con<br />

tan buenas labores huertas y crías <strong>de</strong> ganado que ningunos indios me parece serían bastantes a<br />

hacerles largar aquellas comodida<strong>de</strong>s que ya poseen como propias producidas <strong>de</strong> su trabajo;<br />

no lo hacen así los presidiales que por lo común están únicamente atenidos al sueldo y como<br />

<strong>de</strong> este rara vez se verifica la satisfacción ni aun en la tercia parte por el modo en que se la<br />

hacen sus capitanes no los permiten sembrar ni tienen cosa que los arraigue como se<br />

experimenta en los más <strong>de</strong> dichos presidios ni tienen amor al país ni procuran atraer a él<br />

familias si bien este último les fuera difícil porque como en ellos son por lo regular los<br />

capitanes los que tienen todo el comercio así en géneros como en semillas no les agrada haya<br />

más tienda ni sementeras que las suyas <strong>de</strong> que nace que aun cuando van algunos con el mal<br />

modo que se les hace y la falta <strong>de</strong> comercio los <strong>de</strong>stierran con lo que se imposibilitaba<br />

población y se perpetua la necesidad <strong>de</strong> mantener los presidios; siendo <strong>de</strong>mostrar que raro <strong>de</strong><br />

ellos tiene hecha congregación <strong>de</strong> indios antes parece que con particular estudio procuran<br />

mantenerlos en su babariedad como que juzgan este por el único medio <strong>de</strong> que permanezcan<br />

sus plazas sucediendo tan al contrario a las fundaciones que se hacen por medio <strong>de</strong> vecinos<br />

que el primer empeño <strong>de</strong> estos es solicitar a los indios con dávidas y agasajos por el interés <strong>de</strong><br />

que no les haga perjuicio y les ayu<strong>de</strong>n a trabajar en sus siembras <strong>de</strong> que resulta el que se<br />

vayan familiarizando y aficionando a la comida, ropa y trato racional. Siempre serán menester<br />

algunos soldados pero solo para que en los dos o tres primeros años corran la campaña y en<br />

tan corto número que como en sus lugares propondrá bastaran a completarle los que en la<br />

actualidad se hallan en algunos parajes <strong>de</strong> aquellas fronteras don<strong>de</strong> no son ya necesarios.” 600<br />

Precisamente porque los pobladores serían soldados <strong>de</strong> “guerra viva…continuamente<br />

expuestos a tomar las armas y prevenidos a su costa para la campaña”, <strong>de</strong>berían <strong>de</strong> disfrutar<br />

<strong>de</strong>l fuero militar. 601 Mientras las poblaciones era útiles, las entradas militares no producían<br />

ningún efecto, ya que los indios se retiraban al mismo paso que caminaban los españoles y al<br />

salir éstos volvían a sus lugares totalmente impunes. 602 Los soldados solían tratar a los indios<br />

que recogían como suyos, por lo que los convertían en enemigos. Para dominar el terreno era<br />

preciso, por tanto, poblarlo. En Tampico, Panuco, villa <strong>de</strong> Valles y sus inmediaciones había<br />

abundancia <strong>de</strong> personas que estarían dispuestas a ir a poblar nuevas poblaciones en la costa<br />

porque carecían <strong>de</strong> tierra y porque eran “diestros y prácticos en las entradas y salidas” y<br />

tenían “propensión natural” a dominar los indios. 603 La frontera no les espantaba: en su<br />

mayoría provenían <strong>de</strong> los lugares menos distantes <strong>de</strong> la misma “por ser los que tienen menos<br />

aversión <strong>de</strong> las tierras <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong>scubrimiento.” Lo que les unía era que todos no tenían<br />

arraigo en otras partes. 604<br />

Des<strong>de</strong> su perspectiva la cuestión parecía simple: las misiones que existían en el Seno<br />

antes <strong>de</strong> su (formal) colonización eran muy pequeñas o se abandonaron; los presidios, en vez<br />

<strong>de</strong> pacificar el territorio, parecían perpetuar la guerra. Ambas instituciones, a<strong>de</strong>más, tenían un<br />

alto costo para la real hacienda. 605 Era preciso, por tanto, encontrar otra solución. En palabras<br />

600 I<strong>de</strong>m, punto 81 en fols.975v-976r.<br />

601 Esta cuestión se <strong>de</strong>batió en 1748: vid comisión al coronel José <strong>de</strong> Escandón pro el virrey Güemez y Horcasitas, México<br />

11.6.1748, publicada en “documentación inédita,” op.cit., pp.282-4.<br />

602 “Noticias hechas por Escandón sobre el Seno Mexicano,” Querétero 4.12.1746, AGI, México 690, fols. 2r-3v.<br />

603 Informe <strong>de</strong> José Escandón <strong>de</strong> 26.10.1747, op.cit., punto 72 en fol.972v.<br />

604 “Extracto <strong>de</strong> los autos <strong>de</strong> la expedición <strong>de</strong> la Sierra Gorda…hecha por don Joseph <strong>de</strong> Escandón, año <strong>de</strong> 1755, AGI,<br />

Indiferente General 108, Tomo 5, fols. 990r-1005v, punto 33, en fol.1001r.<br />

605 Osante. Orígenes, p.95.<br />

171


<strong>de</strong> otro contemporáneo: “la i<strong>de</strong>a y fin que se ha llevado en este importante proyecto no ha sido<br />

el <strong>de</strong> conquistar ni hacer guerra a los indios enemigos y apostatas que ocupan este bolsón <strong>de</strong><br />

tierra… sino ocupar y abrigar el terreno con pobladores para que por consecuencia forzosa y<br />

necesaria se reduzcan los indios, no teniendo asilo para andar como antes libres y vagos, sino<br />

que con el mismo ejemplo se reduzcan a la sociedad civil, que tanto coinci<strong>de</strong> o facilita su<br />

reducción cristiana.” 606 La relación entre arraigo y conquista ya tenía prueba. El marqués <strong>de</strong><br />

Castillo Aysa quien fue presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la audiencia <strong>de</strong> Guadalajara, por ejemplo, tenía “muchas<br />

jurisdicciones y haciendas” en la Sierra Gorda y para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rlas y po<strong>de</strong>r traficar en ellas con<br />

sus ganados recrutó cien hombres armados y doce soldados y construyó tres fuertes. 607 Con<br />

ello, logró que 300 indios se diesen <strong>de</strong> paz y atemorizó a los <strong>de</strong>más.<br />

Aunque Escandón tenía sus apoyos, no todo el mundo estaba <strong>de</strong> acuerdo. 608 Su propuesta<br />

implicaba abandonar el sistema habitual <strong>de</strong> dominación, reproducido por las leyes, que<br />

<strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> la combinación <strong>de</strong> presidios y misiones. 609 El colegio franciscano <strong>de</strong> Zacatecas,<br />

el más perjudicado por esta innovación, apuntaba a estos hechos. 610 Acusando a Escandón <strong>de</strong><br />

haber mentido tanto sobre su meta como sobre su proce<strong>de</strong>r, el apo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong>l colegio<br />

explicaba que la tierra era pobre e ina<strong>de</strong>cuada para otro cultivo que haciendas <strong>de</strong> ganado.<br />

Don<strong>de</strong> sí hubo terreno para agricultura, Escandón estableció poblaciones españolas, quitando<br />

la tierra a los indígenas. 611 Este método no pacificaba los naturales sino los provocaba.<br />

Respondiendo a lo alegado por Escandón --que la mejor forma <strong>de</strong> integrar a los indígenas era<br />

obligarles residir entre españoles-- el apo<strong>de</strong>rado apuntaba a que “no hay duda que si los<br />

vecinos que poblarán fuesen adornados <strong>de</strong> aquellas buenas costumbres, cuya hermosura y<br />

concierto estimulara a los infieles a abrazar una religión que, inspiraba en los que la tienen,<br />

tan concertada vida, no sólo se poblara la tierra, sino también el cielo; pues esta fuera la más<br />

eficaz predicación que con gran suavidad los hiciera abrazar la religión y <strong>de</strong>jando la<br />

gentilidad fueran fervorosos cristianos.” 612 Sin embargo, uno <strong>de</strong> los mayores embarazos era<br />

precisamente la codicia y la mala vida <strong>de</strong> los españoles, “unos pobladores pues, que por lo<br />

común son <strong>de</strong> tan <strong>de</strong>pravadas costumbres, ¿serían el medio más útil para conseguir la santa<br />

intención <strong>de</strong>l rey, que es la conversión <strong>de</strong> aquellos infieles?” 613 Al no po<strong>de</strong>r convencer a las<br />

autorida<strong>de</strong>s, a finales <strong>de</strong> 1765 los <strong>de</strong>l colegio <strong>de</strong>cidieron retirarse <strong>de</strong> la zona. Apoyando su<br />

<strong>de</strong>cisión, el comisario general franciscano <strong>de</strong> Nueva España condicionó en 1766 el envío <strong>de</strong><br />

606 Informe <strong>de</strong>l licenciado José <strong>Rafael</strong> Rodríguez Gallardo, México 11.7.1765 en Estado General, v.2, pp.246-253, en p.251.<br />

607 Dictamen <strong>de</strong>l auditor general <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong> México el marqués <strong>de</strong> Altamira, México 27.8.1746, AGI, México 690, No.11,<br />

fols. 12r-54v, en fols. 37v-38r.<br />

608 Según parece, el proyecto <strong>de</strong> Escandón estaba inspirado por o coincidía con las opiniones <strong>de</strong>l marqués <strong>de</strong> Altamira:<br />

Rosario Gabriela Páez Flores. Pueblos <strong>de</strong> frontera en la Sierra Gorda queretana, siglos XVII y XVIII. México. Archivo<br />

General <strong>de</strong> la Nación, 2002, pp.142-3 y Osante. Orígenes, p.113.<br />

609 Patricia Osante. “Presencia misional en Nuevo Santan<strong>de</strong>r en la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo XVIII. Memoria <strong>de</strong> un<br />

infortunio.” Estudios <strong>de</strong> Historia Novohispana, 17 (1997), 107-135.<br />

610 Vid, por ejemplo, la postura <strong>de</strong> fray Simón <strong>de</strong> Fierro recogida en su “Diario <strong>de</strong> las poblaciones <strong>de</strong>l Seno mexicano que<br />

formó el padre fray Simón <strong>de</strong>l Fierro quien acompañó al coronel don Joseph <strong>de</strong> Escandón en su establecimiento este año <strong>de</strong><br />

1749,” AGI, México, 691, no. 17ª, fol.4V.<br />

611 “Informe privado que expone al señor don José <strong>de</strong> Gálvez… el padre predicador apostólico fray José Joaquín García <strong>de</strong>l<br />

Santísimo Rosario, discreto y apo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong>l colegio <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> Guadalupe, Colegio <strong>de</strong> San Fernando, 15.1.1766,<br />

publicado por Roberto Villaseñor en Boletín <strong>de</strong>l Archivo General <strong>de</strong> la Nación, segunda serie, tomo 8 (nums. 3-4) (1967):<br />

1179-1210.<br />

612 I<strong>de</strong>m, p.1202.<br />

613 Se trataba <strong>de</strong> una época en que incluso en el seno <strong>de</strong> las ór<strong>de</strong>nes religiosas se discutían los métodos <strong>de</strong> conversión y en la<br />

que, entre los franciscanos, se fundaron los colegios <strong>de</strong> propaganda fi<strong>de</strong> para preparar los frailes para las misiones:<br />

Cuahtémoc Esparza Sánchez. Compendio histórico <strong>de</strong>l colegio apostólico <strong>de</strong> propaganda FIDE <strong>de</strong> nuestra señora <strong>de</strong><br />

Guadalupe <strong>de</strong> Zacatecas. Zacatecas: <strong>Universidad</strong> Autónoma <strong>de</strong> Zacatecas, 1974, p.21 y Fi<strong>de</strong>l <strong>de</strong> Lejarza. Conquista<br />

espiritual <strong>de</strong>l Nuevo Santan<strong>de</strong>r. Madrid: CSIC, 1942, pp.8 y 10-15. Vid, igualmente, Lino Gómez Canedo. Sierra Gorda. Un<br />

típico enclave misional en el centro <strong>de</strong> México, siglos XVII y XVIII. Pachuca: Centro Hidalguense <strong>de</strong> investigaciones<br />

Históricas, 1976.<br />

172


nuevos misioneros en que los lugares <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino serían “misiones vivas” separadas <strong>de</strong> los<br />

poblados y con los privilegios, excepciones y prerrogativas habituales. 614<br />

El auditor <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong> México asentía con este análisis. Según explicaba en 1746, los indios<br />

<strong>de</strong> la Nueva España, aun cuando vivían en ciuda<strong>de</strong>s, pueblos y congregaciones con alguna<br />

policía y sociabilidad por sus “<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadas, feroces, crueles, e inhumanas costumbres ajenas<br />

<strong>de</strong> la racional mansedumbre y racionalidad <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más hombres” eran tenidos por tan<br />

bárbaros que muchos autores los juzgaron siervos naturales y opinaron que, como tales <strong>de</strong>bían<br />

ser dominados en preocupación <strong>de</strong> su mismo daño y por su propio bien y educación cristiana<br />

y política. 615 Esto con tanto más razón <strong>de</strong>bería <strong>de</strong> aplicarse con los indios chichimecos “tan<br />

envejecidos habituados y entorpecidos en el no uso <strong>de</strong> la razón que como errantes fieras<br />

salvajes inhumanas atroces y nocivos a así mismos y a los <strong>de</strong>más viven dispersos y <strong>de</strong>snudos<br />

por los montes sin sociabilidad, religión, leyes o reglas algunas que los inclinan al bien y<br />

<strong>de</strong>sbien <strong>de</strong>l mal.” Todos los intentos para reducirlos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace 225 se habían fracasado en<br />

parte porque los españoles trataban a los indígenas como virtual esclavos y, cuando las<br />

congregas ya no se permitían y se or<strong>de</strong>naba que los indios viviesen en pueblos separados, los<br />

españoles los hostilizaban alegando que eran ladrones y homicidas. 616 Ni las congregas ni los<br />

pueblos, por tanto, eran una solución a<strong>de</strong>cuada. Lo que hacía falta era establecer misiones.<br />

Otras personas explicaban que los soldados profesionales eran más eficaces para la guerra y<br />

que era imposible pedir a los pobladores tanto cultivar la tierra como <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rla (y ocuparse<br />

al mismo tiempo <strong>de</strong> la conversión y asimilación <strong>de</strong> los indios). Estas posturas tampoco eran<br />

novedosas. Opiniones similares se expresaban por ejemplo en 1750 a propósito <strong>de</strong> la<br />

formación <strong>de</strong> una población en Chihuahua. 617 Los que se opusieron al proyecto –en su gran<br />

mayoría los que <strong>de</strong>bieron <strong>de</strong> sufragar sus costos—argumentaban, entre otras cosas, que la<br />

única forma <strong>de</strong> asegurar dominio sobre el territorio era mediante el envío <strong>de</strong> soldados. Era<br />

más probable, <strong>de</strong>cían, que los pobladores abandonasen la población que los soldados se<br />

<strong>de</strong>sertaran. 618 A<strong>de</strong>más, el cultivo <strong>de</strong> la tierra y su <strong>de</strong>fensa eran empleos incompatibles “porque<br />

614 Carta <strong>de</strong>l comisario general <strong>de</strong> las provincias <strong>de</strong> Nueva España <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> San Francisco al fiscal, México, 23.1.1766 en<br />

Estado general, v.2, pp.271-273, en p.272 y nuevamente en 4.7.1766, ibid, pp.275-277.<br />

615 Dictáen <strong>de</strong>l auditor general el marqués <strong>de</strong> Altamira <strong>de</strong> 27.8.1746, op.cit., fol. 18r<br />

616 Las congregas fueron estudiadas por María <strong>de</strong>l Carmen Velázquez. El Marqués <strong>de</strong> Altamira y las provincias internas <strong>de</strong><br />

Nueva España. México: Colegio <strong>de</strong> México, 1976, pp.42-4 y Peter Gerhard. The North Frontier of New Spain. Princeton:<br />

Princeton University Press, 1982, pp.9-10.<br />

617 “Testimonio <strong>de</strong>l primer cua<strong>de</strong>rno <strong>de</strong> autos que se formaron en el año que <strong>de</strong> suso se relaciona por el señor don Mateo<br />

Antonio <strong>de</strong> Mendoza…gobernador y capitán general <strong>de</strong> este reino <strong>de</strong> la Nueva Vizcaya…en razón <strong>de</strong> la población <strong>de</strong>l paraje<br />

nombrado el Carrizal,” AGI, Guadalajara 327.<br />

618 I<strong>de</strong>m, fols. 15v-16v.<br />

Thomas Glesener tglesener@ulg.ac.be<br />

(Université <strong>de</strong> Liège/Université Toulouse-le Mirail, FRAMESPA)<br />

La frontière ethnique.<br />

Institution et communauté dans la gar<strong>de</strong> royale <strong>de</strong>s Bourbons d’Espagne<br />

La problématique <strong>de</strong>s sociétés <strong>de</strong> frontière peut-elle être transposée dans un espace géographique différent <strong>de</strong>s<br />

confins du royaume ? La question peut paraître évi<strong>de</strong>nte tant la frontière, qu’elle soit sociale, politique ou juridique, est une<br />

donnée structurante <strong>de</strong> l’Ancien Régime qui interroge la pertinence même <strong>de</strong> l’usage du terme <strong>de</strong> société pour désigner les<br />

espaces sociaux à géométrie variable dans lequel se meuvent les individus 618 . Toutefois, associer l’enchevêtrement <strong>de</strong>s<br />

173


statuts personnels et <strong>de</strong>s privilèges juridiques à autant <strong>de</strong> frontières métaphoriques risquerait <strong>de</strong> diluer la problématique<br />

dans une réflexion trop générale sur l’ordre juridique d’Ancien Régime. Dès lors, afin <strong>de</strong> ne pas perdre en chemin la<br />

spécificité <strong>de</strong> notre objet, nous avons choisi <strong>de</strong> dépayser la problématique <strong>de</strong>s sociétés <strong>de</strong> frontière en l’éloignant du limes<br />

politique mais pour l’appliquer à un espace social qui, tout en ayant <strong>de</strong>s caractéristiques propres, comporte une série <strong>de</strong><br />

points communs avec les sociétés frontalières.<br />

Les microsociétés formées par les régiments étrangers sont-elles <strong>de</strong>s sociétés <strong>de</strong> frontière ? A première vue,<br />

l’analogie peut paraître abusive. Elle consiste en effet à comparer une institution avec une communauté territoriale dotée<br />

d’une organisation politique. Néanmoins, la vie institutionnelle <strong>de</strong>s régiments étrangers doit se dérouler en tenant compte,<br />

comme donnée structurelle <strong>de</strong> son organisation, <strong>de</strong> la présence d’une frontière. Celle-ci est double, dans le sens où elle<br />

délimite juridiquement une institution, et culturellement (ou ethniquement) une communauté. L’influence <strong>de</strong> cette double<br />

frontière sur la vie d’une institution militaire va nous occuper au cours <strong>de</strong> ce travail. L’existence <strong>de</strong> cette frontière, avec ses<br />

caractéristiques propres, suffit-elle à justifier une spécificité absolue <strong>de</strong>s régiments étrangers les rendant irréductibles au<br />

reste <strong>de</strong> l’institution militaire, voire aux mécanismes communs à toutes les institutions d’Ancien Régime ? Nous avons<br />

appliqué la proposition méthodologique <strong>de</strong> ce colloque en nous penchant sur les conflits intérieurs à l’institution pour tâcher<br />

<strong>de</strong> voir dans quelles mesures ils révèlent d’une part les spécificités du terrain, et <strong>de</strong> l’autre ses modalités communes avec le<br />

reste <strong>de</strong> la société d’Ancien Régime.<br />

Dans un premier point, nous allons nous pencher sur les enjeux historiographiques liés à notre terrain qui justifient<br />

l’emploi <strong>de</strong> nouvelles métho<strong>de</strong>s pour l’extraire <strong>de</strong> l’enclave historiographique dans laquelle il a été confiné. Ensuite, nous<br />

détaillerons, à partir <strong>de</strong> l’observation <strong>de</strong> plusieurs cas, les traits généraux qui caractérisent la frontière juridique et ethnique<br />

<strong>de</strong>s régiments étrangers. Enfin, en trois étapes, nous traiterons le cas précis <strong>de</strong>s unités flaman<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> royale <strong>de</strong>s<br />

Bourbons d’Espagne, en les replaçant dans leur contexte politique et institutionnel.<br />

1. Les communautés étrangères : une histoire à part ?<br />

D’un point <strong>de</strong> vue historiographique, les sociétés <strong>de</strong> frontières et l’étu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s communautés étrangères ont plusieurs<br />

points communs. Depuis quelques années, un peu partout fleurissent <strong>de</strong>s étu<strong>de</strong>s consacrées à <strong>de</strong>s communautés étrangères<br />

plus ou moins importantes qui ont fait souche dans les différentes monarchies en Occi<strong>de</strong>nt et ailleurs. Effet <strong>de</strong> la construction<br />

européenne ou réaction saine face aux historiographies nationales qui ont eu tendance à nier la composition multinationale<br />

<strong>de</strong>s sociétés d’Ancien Régime, le fait est qu’aujourd’hui ce courant a conquis ses lettres <strong>de</strong> noblesse et s’est installée <strong>de</strong><br />

façon durable dans le paysage historiographique. Programmes <strong>de</strong> recherche internationaux, colloques 618 , gui<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

recherche 618 lui ont conféré une légitimité institutionnelle qui ne semble plus pouvoir être ébranlée.<br />

Si le mouvement a connu un regain d’activité <strong>de</strong>puis une quinzaine d’années, il s’inscrit dans une tradition<br />

historiographique qui remonte aux années 1960 et aux grands travaux d’histoire sociale quantitative 618 . C’est à la<br />

sociométrie et à la démographie historique que l’on doit d’avoir érigé l’étu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s communautés étrangères en spécialité 618 .<br />

Comme elles l’ont fait pour les métiers et les corporations urbaines, elles se sont attachées à construire <strong>de</strong>s catégories<br />

sociales autonomes <strong>de</strong> l’analyse historique, indépendantes <strong>de</strong> l’expérience <strong>de</strong>s acteurs. En même temps qu’elle organise la<br />

stratification sociale par groupes socioprofessionnels, la démographie historique a procédé par repérage patronymique pour<br />

organiser le tissu urbain selon une classification « nationale », l’objectif premier étant le dénombrement <strong>de</strong>s populations<br />

allochtones. Depuis lors, la pertinence <strong>de</strong>s catégories ainsi constituées n’a souffert pratiquement aucune critique <strong>de</strong> la part<br />

<strong>de</strong>s historiens du social qui les ont étudiées en tant que telles sans s’interroger sur leur bien-fondé 618 .<br />

Les préoccupations démographiques ont quelque peu diminué dans les travaux récents 618 . De plus en plus, les<br />

étu<strong>de</strong>s se sont détournées d’une quantification globale <strong>de</strong>s populations pour s’intéresser à l’étu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s communautés en tant<br />

que telles (marchands, militaires, artisans, etc.) 618 . Dans une large mesure, l’intérêt renouvelé <strong>de</strong>s historiens d’Ancien<br />

Régime pour les relations entre le centre et la périphérie, l’attention accrue portée aux élites locales, et la tendance générale<br />

à la réduction du terrain d’analyse, ont constitué un contexte favorable à la recru<strong>de</strong>scence <strong>de</strong>s étu<strong>de</strong>s sur les communautés<br />

étrangères. Néanmoins, jusqu’à présent, ces <strong>de</strong>rnières n’ont pas pleinement connecté avec le vaste mouvement <strong>de</strong> retour au<br />

local qui les a profondément renouvelées. En effet, l’intérêt pour les communautés locales s’est inscrit, dès l’origine, dans<br />

une réflexion sur le fonctionnement politique <strong>de</strong>s sociétés d’Ancien Régime. Le niveau local n’a retenu l’intérêt <strong>de</strong>s historiens<br />

que comme un <strong>de</strong>s éléments d’un ensemble politique qui s’articule autour <strong>de</strong>s relations entre le micro et le macro 618 . En<br />

revanche, l’étu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s communautés étrangères s’est généralement confinée dans l’insularité. Leur caractère « étranger »,<br />

jugé irréductible, et la difficulté à les inscrire dans un questionnement sur le fonctionnement du pouvoir dans l’Ancien<br />

174


Régime, les a généralement tenu à l’écart <strong>de</strong> l’histoire politique. Inspirées à <strong>de</strong>s <strong>de</strong>grés divers par l’anthropologie<br />

historique, ces étu<strong>de</strong>s se sont intéressées en priorité aux mo<strong>de</strong>s <strong>de</strong> vies, aux rituels d’intégration, aux solidarités internes, aux<br />

formes <strong>de</strong> dévotion 618 . Autrement dit, ces travaux ont insisté davantage sur la continuité <strong>de</strong>s caractères du groupe immigré en<br />

consacrant toute leur attention aux manifestations <strong>de</strong> l’unité du collectif 618 . Cette approche a également contribué à<br />

l’essentialisation <strong>de</strong>s communautés en les considérant comme <strong>de</strong>s acteurs collectifs irréductibles à la société dans laquelle ils<br />

sont ancrés. En d’autres termes, autant la démographie que l’anthropologie ont, en érigeant les communautés étrangères en<br />

objet historique à part entière, contribué à les isoler <strong>de</strong> leur contexte et, par conséquent, à en diminuer la compréhension. De<br />

manière plus fondamentale peut-être, elles ont évacué les questions politiques et juridiques liés à l’existence <strong>de</strong> ces<br />

communautés, sans chercher, à partir <strong>de</strong> ces cas particuliers, à tenter une compréhension générale <strong>de</strong>s sociétés d’Ancien<br />

Régime 618 .<br />

L’enjeu qui sous-tend ce travail est <strong>de</strong> pouvoir expliquer le fonctionnement <strong>de</strong>s régiments étrangers avec le même<br />

matériau que le reste <strong>de</strong>s institutions d’Ancien Régime. La différence ethnique, exacerbée dans la plupart <strong>de</strong>s travaux, a<br />

rendu ce projet impossible. Toutefois, pour pouvoir ramener la question ethnique à <strong>de</strong> justes proportions, il convient d’en<br />

formuler une critique raisonnée.<br />

2. Frontière juridique, frontière ethnique<br />

Dans la plupart <strong>de</strong>s monarchies d’Ancien Régime, il existe <strong>de</strong>s corps militaires constitués d’individus non<br />

régnicoles 618 . L’absence théorique <strong>de</strong> liens horizontaux avec le royaume en fait <strong>de</strong>s auxiliaires précieux pour le pouvoir<br />

royal qui les dotent <strong>de</strong> nombreux privilèges et les fait généralement servir dans la proximité immédiate du souverain. D’un<br />

point <strong>de</strong> vue juridique, le service étranger – c’est ainsi qu’il est convenu <strong>de</strong> l’appeler – n’est pas fondamentalement différent<br />

du service <strong>de</strong>s sujets. Il ne fait qu’exacerber <strong>de</strong>s caractéristiques qui sont communes à toute l’institution militaire.<br />

Dès les premiers embryons <strong>de</strong>s armées royales, au Moyen Age, il a s’agit pour le pouvoir monarchique <strong>de</strong><br />

contrôler ses propres forces en se détachant <strong>de</strong>s vicissitu<strong>de</strong>s saisonnières du service d’ost. Les ban<strong>de</strong>s d’ordonnance, noms<br />

portés par les premières armées royales en France, soulignent à quel point la législation royale a joué un rôle fondamental<br />

dans la naissance <strong>de</strong>s armées d’Etat. C’est en dotant les unités <strong>de</strong> statuts et <strong>de</strong> privilèges spécifiques, puis progressivement<br />

en les dotant d’une juridiction propre, que le pouvoir monarchique est parvenu à détacher (socialement, juridiquement et<br />

géographiquement) <strong>de</strong>s individus <strong>de</strong> leurs communautés pour les intégrer dans ce qui <strong>de</strong>viendra le métier <strong>de</strong>s armes. Le<br />

statut juridique est également ce qui permet au mieux <strong>de</strong> garantir l’étanchéité <strong>de</strong> l’armée à l’égard <strong>de</strong> la société. La<br />

proximité entre les civils et les militaires est telle que le pouvoir royal a dû ériger <strong>de</strong>s frontières entre eux, juridique d’une<br />

part, mais également symbolique (uniforme), et physique (caserne) 618 . Ces mesures reposent sur une conception politique du<br />

service du roi qui considère que la dépendance verticale, à l’exclusion <strong>de</strong> tous liens horizontaux, garantit une meilleure<br />

efficacité du personnel 618 .<br />

Le service étranger s’inscrit dans la même logique. Le statut juridique, précisé dans les capitulations signées au<br />

moment <strong>de</strong> la levée du régiment, doit permettre au recruteur <strong>de</strong> trouver <strong>de</strong>s volontaires puis <strong>de</strong> générer un flux migratoire<br />

tendu <strong>de</strong>puis <strong>de</strong>s communautés situées hors <strong>de</strong> la souveraineté du roi. Néanmoins, par rapport au service <strong>de</strong>s sujets, les<br />

privilèges accordés aux militaires non régnicoles insistent généralement sur le maintien d’une série <strong>de</strong> caractères liés au lieu<br />

d’origine (langue maternelle, emblèmes <strong>de</strong>s communautés d’origine, vêtements traditionnels, armes spécifiques, etc.). Fruit<br />

d’une négociation, ce statut juridique permet d’une part aux commandants recruteurs <strong>de</strong> garantir une filière professionnelle<br />

réservée sur laquelle ils ont le contrôle et qui leur permet <strong>de</strong> renforcer leur position sociale dans leurs communautés<br />

d’origine. D’autre part, ce statut permet au pouvoir royal <strong>de</strong> pousser à son terme la logique <strong>de</strong> différenciation entre l’armée<br />

et la société. Les monarchies se sont toujours efforcées <strong>de</strong> faire <strong>de</strong>s soldats <strong>de</strong>s étrangers sociaux. En exacerbant les<br />

caractéristiques ethniques <strong>de</strong>s unités non régnicoles, elles dressent une frontière qui se veut totalement hermétique. Dans<br />

certains cas, cet agencement socio juridique contribue à la construction <strong>de</strong> représentations sociales qui postulent un lien<br />

nécessaire entre l’origine <strong>de</strong> certains individus et le métier <strong>de</strong>s armes. Ainsi, en France, sous Louis XV, il est communément<br />

admis que les Hongrois ont <strong>de</strong>s qualités spécifiques qui les prédisposent à servir dans la cavalerie légère. L’ethnicisation <strong>de</strong>s<br />

régiments <strong>de</strong> hussards dans l’imaginaire collectif est donc le fruit d’une politique active du pouvoir royal 618 .<br />

La formation <strong>de</strong> régiments étrangers suppose la création d’un espace socioprofessionnel ex nihilo résultant d’un<br />

accord passé entre le pouvoir royal et <strong>de</strong>s élites extérieures au royaume. L’action législative du roi invente un espace<br />

frontalier au cœur <strong>de</strong> l’Etat. D’un point <strong>de</strong> vue juridique, les privilèges <strong>de</strong> nations ne se distinguent en rien <strong>de</strong>s autres formes<br />

<strong>de</strong> statuts attachés aux corps et aux communautés. Ils ont simplement la particularité <strong>de</strong> stigmatiser <strong>de</strong>s traits culturels à <strong>de</strong>s<br />

175


fins politiques. De plus, le caractère frontalier <strong>de</strong> ce statut juridique tient au fait qu’il ne délimite pas seulement un espace<br />

professionnel mais également un espace communautaire. Le statut <strong>de</strong>vant renforcer l’anomie sociale <strong>de</strong> ses bénéficiaires, vie<br />

<strong>de</strong> corps et vie <strong>de</strong> communauté d’expatriés coïnci<strong>de</strong>nt pratiquement terme à terme. Toutes les institutions d’Ancien Régime<br />

supposent peu ou prou une vie communautaire, c’est-à-dire un prolongement dans d’autres aspects <strong>de</strong> la vie sociale <strong>de</strong>s liens<br />

noués dans le cadre <strong>de</strong> l’institution. Inversement, les liens noués dans la communauté se prolongent dans les institutions 618 .<br />

Toutefois, la caractéristique principale <strong>de</strong>s régiments étrangers, par rapport aux autres institutions d’Ancien Régime, est que<br />

l’institution et la communauté fusionnent complètement, excluant toute dimension sociale distincte <strong>de</strong> celle <strong>de</strong> la pratique<br />

professionnelle. Au lieu d’un espace social multidimensionnel, les régiments étrangers constituent un espace bidimensionnel<br />

(professionnel et communautaire) qui se superpose. La raison en est simple : la différenciation géopolitique entre l’exercice<br />

du pouvoir local et le service du prince prive les militaires étrangers d’un accès aux ressources économiques, politiques et<br />

sociales du territoire. L’institution cristallise donc autour d’elle une forte <strong>de</strong>nsité <strong>de</strong> relations sociales à caractère nettement<br />

endogamiques.<br />

Ces traits généraux, dégagés à partir <strong>de</strong> l’observation <strong>de</strong> différents cas, dans <strong>de</strong>s contextes géographiques et<br />

politiques différents, <strong>de</strong>man<strong>de</strong>nt à être nuancés. Il n’existe pas un modèle explicatif universel du service étranger mais <strong>de</strong>s<br />

traits communs qui doivent faire l’objet d’une mise à l’épreuve dans <strong>de</strong>s situations particulières.<br />

Notre étu<strong>de</strong> <strong>de</strong> cas se base sur l’analyse prosopographique <strong>de</strong>s officiers <strong>de</strong>s unités flaman<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> royale<br />

<strong>de</strong>s Bourbons entre 1700 et le début du XIXe siècle. Nous nous sommes intéressés tant à la gar<strong>de</strong>, en tant qu’institution,<br />

qu’aux comportements <strong>de</strong>s officiers essentiellement en termes <strong>de</strong> mobilité géographique, sociale et professionnelle 618 .<br />

3. Des Habsbourg aux Bourbon : la création d’une société <strong>de</strong> frontière<br />

L’instabilité politique qui règne en Espagne au len<strong>de</strong>main <strong>de</strong> l’accession du duc d’Anjou au trône <strong>de</strong>s Rois<br />

Catholiques incite la dynastie <strong>de</strong>s Bourbons à prendre <strong>de</strong>s mesures strictes pour protéger la vie du jeune roi. La réforme <strong>de</strong><br />

la gar<strong>de</strong> royale intervient dès les premiers mois du règne <strong>de</strong> Philippe V et a pour objectif explicite d’imposer l’autorité du roi<br />

à la Cour. L’envoi d’unités françaises, option privilégiée par l’entourage français du roi d’Espagne, ne reçoit pas l’agrément<br />

<strong>de</strong> Louis XIV. Pour <strong>de</strong>s raisons politiques évi<strong>de</strong>ntes, le Très Chrétien juge trop élevé le risque <strong>de</strong> mécontenter les sujets <strong>de</strong>s<br />

royaumes d’Espagne. En lieu et place, un consensus se dégage pour conserver la structure multinationale <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong><br />

habsbourgeoise – constituée d’une compagnie espagnole, une flaman<strong>de</strong> et une alleman<strong>de</strong> – mais d’en modifier radicalement<br />

le rôle politique. Il s’agit <strong>de</strong> maintenir le principe du service <strong>de</strong>s vassaux (à l’exception <strong>de</strong>s Allemands, substitués par une<br />

compagnie italienne), tout en redonnant aux corps un caractère militaire que les fonctions palatines avaient<br />

considérablement réduit. Si, à première vue, l’organisation institutionnelle <strong>de</strong> la nouvelle gar<strong>de</strong> ne diffère pas beaucoup <strong>de</strong><br />

l’ancienne, dans les faits, la réforme rompt avec une gar<strong>de</strong> aulique qui s’inscrit dans une logique politique <strong>de</strong> représentation<br />

<strong>de</strong>s territoires <strong>de</strong> la monarchie à la Cour. Elle instaure au contraire un puissant instrument d’intégration <strong>de</strong>s élites par le<br />

service militaire. En effet, en alignant le fonctionnement <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> sur celui <strong>de</strong> l’armée, le pouvoir royal modifie sa relation<br />

aux élites <strong>de</strong> la monarchie. Les unités <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> ne sont plus le reflet d’une monarchie composite, mais uniquement <strong>de</strong>s<br />

corps militaires dans lesquels les élites viennent individuellement se mettre au service du roi 618 .<br />

Le contexte dans lequel la nouvelle gar<strong>de</strong> royale a été constituée explique que le statut juridique définitif, publié en<br />

1705, n’ait guère souligné particulièrement les traits ethniques <strong>de</strong>s unités <strong>de</strong> nation 618 . Les ordonnances <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> royale<br />

se sont limitées à réserver l’entrée dans les différentes unités aux naturels <strong>de</strong>s territoires d’Espagne, <strong>de</strong>s Pays-Bas et d’Italie,<br />

sans donner d’autres privilèges à caractère culturel qui creuseraient le fossé entre les unités et le reste <strong>de</strong> la société. En effet,<br />

il aurait été contre-productif pour les Bourbons, sous prétexte <strong>de</strong> différencier au maximum la nouvelle gar<strong>de</strong> royale, <strong>de</strong><br />

retomber dans l’écueil d’une symbolique territoriale trop forte qui aurait rendu un caractère politique à la présence d’unités<br />

constituée <strong>de</strong> vassaux dans l’entourage du roi. La référence au territoire se borne à être un espace géographique et non à<br />

une entité politique 618 .<br />

En réalité, d’un point <strong>de</strong> vue juridique, le pouvoir royal se gar<strong>de</strong> bien d’insister sur les spécificités « nationales »<br />

<strong>de</strong>s différentes unités <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong>. L’usage <strong>de</strong> la langue française dans les unités flaman<strong>de</strong>s est une pratique admise mais qui<br />

ne fera jamais l’objet d’une inscription juridique. Il n’existe ni <strong>de</strong> confréries, ni <strong>de</strong> lieu <strong>de</strong> culte spécifiques aux officiers <strong>de</strong>s<br />

unités flaman<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong>. La principale référence en matière d’organisation institutionnelle est la Maison militaire <strong>de</strong><br />

176


Louis XIV. Les <strong>de</strong>ux régiments <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s espagnoles et <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes calquent leurs uniformes et leur ordre <strong>de</strong><br />

préséance sur les gar<strong>de</strong>s françaises et les gar<strong>de</strong>s suisses du roi <strong>de</strong> France 618 . Les privilèges dont la gar<strong>de</strong> est dotée sont<br />

communs aux trois nations (espagnole, italienne et flaman<strong>de</strong>). C’est ce statut juridique commun qui fon<strong>de</strong> l’i<strong>de</strong>ntité<br />

institutionnelle <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> royale, par <strong>de</strong>là les différences <strong>de</strong> nations. L’essentiel <strong>de</strong> la conflictualité institutionnelle à<br />

laquelle est confrontée la gar<strong>de</strong> royale porte sur <strong>de</strong>s questions <strong>de</strong> juridiction et très rarement sur <strong>de</strong>s questions <strong>de</strong><br />

« nationalité » qui stigmatiseraient les unités non régnicoles. Par conséquent, les commandants <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong>, toutes<br />

nationalités confondues, font le plus souvent preuve d’une gran<strong>de</strong> solidarité. La gar<strong>de</strong>, dans son ensemble, fait corps. En<br />

bref, les solidarités d’origine ne sont pas renforcées par la législation royale, et la question <strong>de</strong> l’origine ne constitue<br />

pratiquement jamais un enjeu dans les conflits institutionnels.<br />

Cette relégation <strong>de</strong>s caractères ethniques à un rôle pratiquement imperceptible est plutôt troublante. La gar<strong>de</strong><br />

royale <strong>de</strong>s Bourbons diffère en cela radicalement <strong>de</strong>s autres formes <strong>de</strong> service étranger. La refondation <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> sur le<br />

schéma institutionnel multinational <strong>de</strong>s Habsbourg a conduit à vi<strong>de</strong>r <strong>de</strong> tout contenu politique et symbolique la référence aux<br />

territoires. La pertinence <strong>de</strong> notre hypothèse <strong>de</strong> départ – considérer une institution fondée sur un privilège <strong>de</strong> nation comme<br />

une société <strong>de</strong> frontière – peut s’en trouver compromise. Pourtant, le pouvoir royal n’ignore pas complètement la dimension<br />

multinationale <strong>de</strong> sa gar<strong>de</strong>. A certains moments, à l’occasion <strong>de</strong> crises politiques graves, les Bourbons utilisent les unités<br />

flaman<strong>de</strong>s pour appuyer <strong>de</strong>s actes politiques forts. Dès 1705, Philippe V veut imposer son autorité aux Grands d’Espagne<br />

par une démonstration <strong>de</strong> pouvoir en faisant arrêter l’un d’entre eux, le marquis <strong>de</strong> Leganes. Le capitaine <strong>de</strong> la compagnie<br />

flaman<strong>de</strong> <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s du corps est chargé d’arrêter Leganes chez lui, et <strong>de</strong> le soustraire à la juridiction du conseil <strong>de</strong> Castille<br />

en l’escortant jusqu’aux frontières du royaume pour le remettre aux troupes <strong>de</strong> Louis XIV 618 . De même, en 1766, lors du<br />

motín <strong>de</strong> Esquilache, l’action <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes, qui protègent la fuite <strong>de</strong> Charles III vers Aranjuez puis qui ouvrent le<br />

feu sur le peuple <strong>de</strong> Madrid révolté, donne lieu à une flambée <strong>de</strong> xénophobie 618 . Le pouvoir royal est donc capable<br />

d’instrumentaliser, dans <strong>de</strong>s contextes précis, le caractère étranger <strong>de</strong> l’institution pour transmettre un message politique.<br />

En réalité, ce n’est pas parce que le statut juridique ne stigmatise pas <strong>de</strong>s traits culturels qu’il n’existe pas une<br />

frontière très nette entre l’intérieur et l’extérieur du groupe. Toutefois, cette frontière se trouve moins dans les ordonnances<br />

que dans les pratiques sociales générées par l’institution.<br />

4. Les frontières <strong>de</strong> l’institution : patronage et nation<br />

Le contrôle du roi d’Espagne sur sa gar<strong>de</strong> ne s’exerce pas en dressant une frontière ethnique entre elle et le reste<br />

<strong>de</strong> ses sujets. Dans le contexte <strong>de</strong> la guerre <strong>de</strong> Succession, Louis XVI et Philippe V ont jugé crucial <strong>de</strong> placer à la tête <strong>de</strong><br />

l’institution <strong>de</strong>s commandants qui appartiennent tous à <strong>de</strong>s familles évoluant dans le proche entourage <strong>de</strong>s Bourbons, et qui<br />

ont généralement fait preuve d’une fidélité sans faille tout au long du conflit successoral. La transmission <strong>de</strong>s emplois <strong>de</strong><br />

commandants <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> à travers un nombre réduit <strong>de</strong> familles souligne le <strong>de</strong>gré <strong>de</strong> confiance et <strong>de</strong> proximité qui unit ces<br />

groupes familiaux aux rois d’Espagne successifs 618 . C’est à travers ces liens <strong>de</strong> clientèle que Philippe V exerce un contrôle<br />

direct et personnel sur le fonctionnement <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong>. Concrètement, la confiance accordée par Philippe V aux commandants<br />

<strong>de</strong> sa gar<strong>de</strong> se traduit par une très large autonomie tant d’un point <strong>de</strong> vue juridictionnel que d’un point <strong>de</strong> vue<br />

économique 618 .<br />

Si le pouvoir royal ne durcit pas la frontière ethnique entre la gar<strong>de</strong> et le reste <strong>de</strong> la société, c’est qu’il confie<br />

entièrement aux commandants le pouvoir <strong>de</strong> contrôler les limites <strong>de</strong> l’institution. Ces <strong>de</strong>rniers ont notamment toute autorité<br />

pour accepter ou rejeter les <strong>de</strong>man<strong>de</strong>s <strong>de</strong>s candidats officiers. Pour les commandants flamands, il s’agit d’une pratique non<br />

écrite qui leur donne un pouvoir considérable dans leurs régions d’origine. Cela leur permet d’avoir la haute main sur un<br />

nombre important d’emplois prestigieux que convoitent les familles nobles <strong>de</strong>s Pays-Bas pour leurs ca<strong>de</strong>ts désoeuvrés.<br />

De plus, il se développe autour <strong>de</strong> l’institution une vie <strong>de</strong> communauté faite <strong>de</strong> sociabilités et <strong>de</strong> solidarités qui<br />

contribuent à renforcer l’unité du groupe. Que ce soit à l’occasion d’une enquête <strong>de</strong> noblesse préalable à l’obtention d’un<br />

habit d’un ordre militaire ou lors <strong>de</strong> la rédaction d’un testament, les officiers flamands <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> s’entrai<strong>de</strong>nt 618 . De<br />

nombreux mariages entre parents d’officiers, en Espagne ou aux Pays-Bas, contribuent à sceller l’unité du groupe.<br />

Solidarités professionnelles et solidarités communautaires sont indissociables. Par conséquent, les commandants <strong>de</strong> la<br />

gar<strong>de</strong>, en plus <strong>de</strong> leurs fonctions professionnelles, renforcent leur autorité morale sur le groupe en s’érigeant en père et<br />

protecteur <strong>de</strong> la nation. Ils investissent et recyclent une série <strong>de</strong> lieux et <strong>de</strong> pratiques symboliques <strong>de</strong> la nation flaman<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

l’époque habsbourgeoise. Ainsi, il n’est pas rare <strong>de</strong> trouver les commandants siéger à la députation <strong>de</strong> l’hôpital Saint-André<strong>de</strong>s-Flamands,<br />

une <strong>de</strong>s institutions symboliques du territoire à Madrid, crées au XVIe siècle 618 . Cette stratégie <strong>de</strong><br />

177


symbolisation <strong>de</strong> l’institution ne s’exerce qu’à l’intérieur <strong>de</strong> l’institution. Dans leurs relations avec le pouvoir royal, les<br />

commandants <strong>de</strong>s unités flaman<strong>de</strong>s se gar<strong>de</strong>nt généralement <strong>de</strong> mobiliser un symbolique trop pesante qui risquerait d’irriter<br />

la couronne en renouant avec la légitimité politique sur laquelle la gar<strong>de</strong> habsbourgeoise avait été instituée. En somme, trois<br />

éléments contribuent donc à façonner l’unité du groupe. Tout d’abord, l’isolement social <strong>de</strong>s officiers qui les conduit à<br />

dédoubler les liens professionnels par <strong>de</strong>s liens d’amitié et <strong>de</strong> solidarité. Ensuite, le contrôle <strong>de</strong>s commandants sur le<br />

recrutement <strong>de</strong>s officiers équivaut à contrôler les frontières du corps. Enfin, le travail <strong>de</strong> symbolisation, mené à l’initiative<br />

<strong>de</strong>s commandants, contribue à sceller l’unité du corps en essentialisant les liens qui unissent les officiers 618 .<br />

On comprend mieux à présent pourquoi le pouvoir royal a pu se dispenser d’une définition trop précise <strong>de</strong>s<br />

conditions <strong>de</strong> nationalité, ou bien d’exacerber les traits culturels <strong>de</strong>s unités non régnicoles <strong>de</strong> sa gar<strong>de</strong>. En confiant une très<br />

large autonomie aux commandants flamands, ceux-ci se sont chargés <strong>de</strong> contrôler les frontières du corps. La couronne leur a<br />

laissé le soin d’entretenir une mémoire du territoire pour asseoir leur autorité pour autant que celle-ci ne légitime pas <strong>de</strong>s<br />

prétentions collectives. Il est utile <strong>de</strong> souligner que le corps compte indistinctement <strong>de</strong>s officiers nés aux Pays-Bas, en France<br />

ou en Espagne. La communauté qui gravite autour <strong>de</strong>s unités flaman<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> est loin d’être homogène du point <strong>de</strong> vue<br />

<strong>de</strong> l’origine. La pratique professionnelle et la participation aux sociabilités <strong>de</strong> corps suffisent à déterminer l’appartenance.<br />

Le patronage <strong>de</strong>s commandants permet <strong>de</strong> faire tenir ensemble un imbroglio <strong>de</strong> trajectoires hétéroclites.<br />

5. Conflits internes et crises d’i<strong>de</strong>ntité<br />

Dans le cas précis <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes, cet agencement précaire tient en place jusqu’à la secon<strong>de</strong> moitié du<br />

siècle. Néanmoins, il est gravement mis en question à <strong>de</strong>ux reprises, la première en 1715 et la secon<strong>de</strong> en 1777. Les <strong>de</strong>ux<br />

conflits internes qui agitent le régiment se traduisent par un affrontement violent entre une partie <strong>de</strong>s capitaines et le colonel.<br />

Dans les <strong>de</strong>ux cas, le conflit s’achève par le limogeage du colonel, c’est-à-dire du titulaire d’un <strong>de</strong>s premiers emplois <strong>de</strong><br />

l’armée, toujours occupé par un Grand d’Espagne. Ces <strong>de</strong>ux cas constituent <strong>de</strong>s événements exceptionnels dont on ne trouve<br />

pas d’équivalent dans les cent vingt ans d’existence <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s royales 618 . En 1715 comme en 1777, l’institution traverse une<br />

crise profon<strong>de</strong>. Dans le premier cas, la cession <strong>de</strong>s Pays-Bas à l’Autriche crée une gran<strong>de</strong> incertitu<strong>de</strong> quand à l’avenir du<br />

service <strong>de</strong>s Flamands en Espagne. D’une part, la survie du corps est en jeu, <strong>de</strong> l’autre, les groupes familiaux doivent<br />

négocier la séparation <strong>de</strong> l’exercice du pouvoir local d’avec le service du prince. Selon la structure du patrimoine <strong>de</strong><br />

chacun, le changement politique est abordé <strong>de</strong> façon différente. Dans le second cas, la diversité <strong>de</strong>s trajectoires s’est<br />

accentuée au fil du siècle. Alors qu’une partie <strong>de</strong>s officiers <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> wallonne s’est complètement intégrée dans la société<br />

espagnole, une autre a continué à arriver fraîchement <strong>de</strong>s Pays-Bas. En 1777, c’est la définition <strong>de</strong> la communauté qui est en<br />

jeu. Les disparités <strong>de</strong>viennent trop gran<strong>de</strong>s entre les officiers. Ni la pratique professionnelle, ni le patronage du colonel, ni<br />

les symboles <strong>de</strong> la nation, ne suffisent plus à faire tenir ensemble le corps.<br />

Ces crises d’i<strong>de</strong>ntités politiques et sociales vont s’exprimer à travers <strong>de</strong>s conflits <strong>de</strong> type institutionnel. En effet, la<br />

divergence d’intérêt entre les capitaines et le colonel <strong>de</strong>s régiments est un conflit pratiquement structurel <strong>de</strong>s armées<br />

mo<strong>de</strong>rnes. Si l’on s’en tient aux réformes militaires initiées en France par Louis XIV, elles ont eu pour principal objet <strong>de</strong><br />

réduire l’autorité <strong>de</strong>s colonels sur leurs unités. Celles-ci, généralement levées aux frais du colonel, et sur base d’un<br />

recrutement local dans les fiefs et seigneuries, leur ont été soumises pratiquement en pleine propriété. Les colonels ont<br />

disposés du droit <strong>de</strong> nommer les officiers et d’avoir la haute main sur toute l’administration économique du régiment. La<br />

politique <strong>de</strong> Richelieu, qui a consisté à contrôler la noblesse en lui distribuant <strong>de</strong>s charges militaires, s’est révélée être un<br />

échec. Les colonels propriétaires se sont occupés très peu <strong>de</strong> leurs unités, la désertion a atteint <strong>de</strong>s niveaux dramatiques, et,<br />

dans les moments les plus tendus, les colonels ont retourné leurs unités contre le pouvoir royal 618 . Dès lors, l’esprit qui<br />

domine les réformes <strong>de</strong> l’armée menée sous Louis XIV consiste à développer <strong>de</strong>s contre-pouvoirs au colonel, à l’intérieur et<br />

à l’extérieur <strong>de</strong>s régiments. Sans entrer dans le détail, nous retiendrons simplement qu’un <strong>de</strong>s axes principaux <strong>de</strong>s réformes<br />

consistent à faire reposer l’économie du régiment en gran<strong>de</strong> partie sur les capitaines. Ceux-ci sont payés au pro rata du<br />

nombre <strong>de</strong> soldats présents lors <strong>de</strong>s revues <strong>de</strong> leurs compagnies et bénéficient d’avantages économiques lorsque leur<br />

compagnie est complète. Il s’agit <strong>de</strong> la sorte <strong>de</strong> faire coïnci<strong>de</strong>r les intérêts <strong>de</strong>s officiers avec ceux du pouvoir royal. Par<br />

ailleurs, la figure institutionnelle du sergent major, et dans une moindre mesure du lieutenant colonel, est renforcée par<br />

l’administration militaire qui en fait les principaux gestionnaires <strong>de</strong> l’économie interne du régiment. Le trésorier remet la<br />

sol<strong>de</strong> au sergent major qui la redistribue ensuite entre les capitaines. L’indépendance du sergent major est garantie<br />

notamment par le fait que son emploi n’est pas vénal, qu’il est nommé par le roi et qu’il est couvert généralement par <strong>de</strong>s<br />

178


militaires roturiers ayant une longue carrière dans les armes. Le colonel conserve une position dominante, notamment dans<br />

les propositions aux emplois, mais il est progressivement écarté <strong>de</strong>s tâches logistiques et économiques 618 .<br />

Les réformes militaires entamées par Philippe V dès les premiers mois <strong>de</strong> son règne ne diffèrent guère dans le<br />

principe 618 . Elles consistent à rompre avec l’ancienne structure du tercio, miné par la désertion, et à introduire les régiments<br />

sur le modèle <strong>de</strong> Louis XIV. Les <strong>de</strong>ux régiments <strong>de</strong> gar<strong>de</strong>s (espagnoles et wallonnes) sont également formés selon les<br />

nouveaux principes <strong>de</strong> gestion. Néanmoins, la volonté <strong>de</strong> Philippe V <strong>de</strong> détacher ces unités du contrôle <strong>de</strong> l’administration<br />

militaire s’est réalisée au prix d’une large autonomie concédée aux colonels. En forçant à peine le propos, on pourrait dire<br />

que les régiments <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong>, les fleurons <strong>de</strong> la nouvelle dynastie, sont ceux dont le mo<strong>de</strong> <strong>de</strong> fonctionnement est le plus<br />

proche du siècle antérieur. En 1712 notamment, les colonels obtiennent le droit <strong>de</strong> contrôler la totalité <strong>de</strong>s comptes du<br />

régiment à l’exclusion <strong>de</strong>s capitaines 618 . De même, dans les premières années du siècle, lors d’emplois vacants, les colonels<br />

proposent un seul candidat au roi, alors que les autres régiments <strong>de</strong> l’armée doivent présenter une liste <strong>de</strong> trois personnes<br />

réglées selon leur ancienneté 618 . Les secrétaires <strong>de</strong> guerre successifs, dès les len<strong>de</strong>mains <strong>de</strong> la guerre <strong>de</strong> Succession, vont<br />

tenter <strong>de</strong> récupérer le terrain concédé aux colonels. Ils tâcheront <strong>de</strong> renforcer systématiquement l’autorité du sergent major<br />

mais l’indépendance <strong>de</strong> ce <strong>de</strong>rnier, souvent client du colonel, ne permet guère une action efficace. En réalité, les secrétaires<br />

<strong>de</strong> guerre n’ont l’occasion <strong>de</strong> découvrir le mo<strong>de</strong> <strong>de</strong> circulation <strong>de</strong> l’argent au sein du régiment qu’à l’occasion <strong>de</strong>s <strong>de</strong>ux<br />

conflits <strong>de</strong> 1715 et 1777. En temps normal, les capitaines s’accommo<strong>de</strong>nt relativement bien d’un système <strong>de</strong> gestion géré par<br />

le colonel, mais qui leur permet en même temps d’obtenir <strong>de</strong>s crédits ou <strong>de</strong>s facilités <strong>de</strong> paiement en cas <strong>de</strong> <strong>de</strong>ttes.<br />

Rapi<strong>de</strong>ment, ces <strong>de</strong>ux conflits mettent à jour l’existence d’importants détournements <strong>de</strong> fonds venant alimenter <strong>de</strong>s caisses<br />

noires dont on sait par ailleurs que la plupart <strong>de</strong>s officiers ont pu en bénéficier en cas <strong>de</strong> besoin 618 . L’existence <strong>de</strong> ce système<br />

financier occulte a bien entendu contribué à renforcer la position du colonel. Si les officiers veulent bénéficier <strong>de</strong>s caisses<br />

noires, ils doivent accepter les règles imposées par le colonel. Toutefois, ce <strong>de</strong>rnier est également mis en position fragile par<br />

le système en cas <strong>de</strong> conflit grave avec certains <strong>de</strong> ses capitaines.<br />

A. La crise <strong>de</strong> 1715<br />

En 1715, trois facteurs expliquent le déroulement <strong>de</strong> la crise. Tout d’abord, la situation internationale plonge tous<br />

les militaires flamands dans la plus gran<strong>de</strong> incertitu<strong>de</strong>. Le congrès d’Utrecht a officialisé la cession <strong>de</strong>s Pays-Bas à<br />

l’Autriche en 1713. Néanmoins, en 1715, le gouvernement d’occupation <strong>de</strong>s puissances maritimes est toujours installé à<br />

Bruxelles et n’a pas encore transmis officiellement le territoire à l’Empereur. Par conséquent, en Espagne, la plupart <strong>de</strong>s<br />

officiers flamands sont dans l’expectative <strong>de</strong> voir publier d’un moment à l’autre les décrets <strong>de</strong> confiscations <strong>de</strong>s biens pour<br />

les sujets <strong>de</strong> l’Empereur resté au service du duc d’Anjou. Néanmoins, la majorité <strong>de</strong>s officiers <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> wallonne sont <strong>de</strong>s<br />

ca<strong>de</strong>ts <strong>de</strong> famille peu fortunés. Par conséquent, la dissociation du territoire du service royal peut être envisagée sans<br />

profon<strong>de</strong> rupture. En revanche, une autre partie <strong>de</strong>s officiers, dont notamment le colonel, appartiennent aux principales<br />

familles <strong>de</strong>s Pays-Bas et possè<strong>de</strong>nt d’importants biens fonciers. Dès lors, les horizons d’attente divergent profondément au<br />

sein du corps <strong>de</strong>s officiers. Le second facteur tient dans la distanciation progressive <strong>de</strong> Philippe V d’avec la France du<br />

régent qui débouche sur la guerre franco-espagnole <strong>de</strong> 1719. A la Cour, l’arrivée <strong>de</strong> la nouvelle épouse <strong>de</strong> Philippe V,<br />

Isabelle Farnèse, marque une rupture dans les équilibres <strong>de</strong> pouvoir. En 1714, la <strong>de</strong>stitution spectaculaire <strong>de</strong> la princesse<br />

<strong>de</strong>s Ursins, première dame <strong>de</strong> la défunte reine Marie Louise <strong>de</strong> Savoie, montre clairement que le parti français n’est plus en<br />

faveur à Madrid. Or, le duc d’Havré, colonel <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> wallonne, est un parent <strong>de</strong> la princesse <strong>de</strong>s Ursins, et sa famille a<br />

jouit <strong>de</strong> l’appui personnel <strong>de</strong> Louis XIV. Enfin, le troisième facteur provient <strong>de</strong> la volonté réformatrice <strong>de</strong> Julio Alberoni, le<br />

nouveau favori <strong>de</strong> la reine Isabelle Farnèse, qui cherche par tous les moyens non seulement à réduire les effectifs <strong>de</strong> l’armée<br />

hypertrophiés par la guerre <strong>de</strong> Succession, mais aussi à abattre le pouvoir <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> royale, qu’il considère comme une<br />

menace à son autorité personnelle 618 .<br />

L’affaire débute à la fin <strong>de</strong> l’année 1715 par une dénonciation présentée par <strong>de</strong>ux capitaines <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes<br />

au secrétaire <strong>de</strong> guerre 618 . Ils accusent Baudouin Desmarets, le capitaine habilité pour la gestion <strong>de</strong>s comptes, <strong>de</strong><br />

malversations. Implicitement ils mettent le colonel en cause en considérant que Desmarets est un <strong>de</strong> ses protégés et qu’il agit<br />

avec son assentiment. Le duc d’Havré est d’ailleurs amené à fournir <strong>de</strong>ux longues justifications au secrétaire <strong>de</strong> guerre sur<br />

sa gestion 618 . Le marquis <strong>de</strong> Bedmar, chargé d’examiner les comptes <strong>de</strong> façon indépendante, estime qu’il y a une « guerre<br />

civile déclarée dans le corps » 618 . Bien que tous les avis extérieurs convergent pour dire qu’il faut limiter le pouvoir<br />

économique du colonel, l’accusation <strong>de</strong> malversation n’aboutit pas car d’autres événements se superposent. Le scandale<br />

financier <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> wallonne est l’occasion pour Alberoni <strong>de</strong> proposer une réforme radicale <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> royale qui conduit<br />

à la suppression <strong>de</strong> plus <strong>de</strong> 80% <strong>de</strong>s effectifs dans les unités flaman<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> 618 . Les questions économiques passent au<br />

179


second plan étant donné que les officiers sont confrontés <strong>de</strong> plein fouet à l’objet premier <strong>de</strong> leurs préoccupations, à savoir le<br />

maintien ou non du service d’Espagne. Malgré un adoucissement <strong>de</strong> la réforme, le duc d’Havré considère que les mesures<br />

annulent tous les privilèges du régiment. Il <strong>de</strong>man<strong>de</strong> la suppression définitive <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes et le droit pour les<br />

officiers <strong>de</strong> se retirer aux Pays-Bas. Si, dans un premier temps, un mouvement s’amorce parmi les officiers vers une<br />

démission collective, rapi<strong>de</strong>ment, beaucoup d’entre eux se rétractent 618 . Des petits groupes d’officiers écrivent au secrétaire<br />

<strong>de</strong> guerre pour dénoncer l’initiative personnelle du duc d’Havré et affirment vouloir rester au service du roi d’Espagne 618 .<br />

Fort <strong>de</strong>s dissensions au sein <strong>de</strong>s officiers, le roi limoge le duc d’Havré 618 . Avec l’ai<strong>de</strong> <strong>de</strong>s officiers restés fidèles, les<br />

partisans du duc d’Havré sont arrêtés tandis que d’autres obtiennent leur congé 618 . Finalement, le roi maintien en pied le<br />

régiment et son corps d’officiers. L’emploi <strong>de</strong> colonel est confié à une autre famille flaman<strong>de</strong> qui n’entretient pas <strong>de</strong> liens<br />

aussi manifeste avec la cour <strong>de</strong> France. Ainsi, la plupart <strong>de</strong>s familles d’officiers traversent sans trop d’encombre le<br />

changement politique majeur que suppose la perte <strong>de</strong>s Pays-Bas. La crise <strong>de</strong> 1715-1716 a permis une redéfinition <strong>de</strong>s<br />

équilibres au sein <strong>de</strong> la communauté. Avec l’éviction du duc d’Havré, la plupart <strong>de</strong> ses parents et alliés qu’il avait placés aux<br />

emplois clés du régiment <strong>de</strong>man<strong>de</strong>nt leur congé au roi, libérant <strong>de</strong> la sorte <strong>de</strong>s emplois pour d’autres officiers. On assiste<br />

donc à un renouvellement <strong>de</strong>s principaux cadres du régiment. La garantie du maintien <strong>de</strong>s unités flaman<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong>,<br />

effective à partir <strong>de</strong> 1720, semble ramener l’apaisement parmi les officiers. La question <strong>de</strong>s malversations financières<br />

disparaît complètement sans qu’aucune mesure d’importance n’ait été prise.<br />

B. La crise <strong>de</strong> 1777<br />

La crise <strong>de</strong> 1777 apparaît alors que <strong>de</strong>s tensions agitent le corps <strong>de</strong>s officiers <strong>de</strong>puis plusieurs années 618 . Le<br />

colonel <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes est alors le comte <strong>de</strong> Priego, le fils du duc d’Havré limogé en 1716, qui règne sans partage sur<br />

le régiment <strong>de</strong>puis plus <strong>de</strong> vingt-cinq ans. Néanmoins, le contrôle du secrétaire <strong>de</strong> guerre sur le corps s’est fait plus présent.<br />

Une <strong>de</strong>s mesures prises par l’administration royale a été d’instaurer le principe d’une vérification périodique <strong>de</strong>s comptes<br />

du régiment par trois capitaines-contrôleurs désignés par le roi. Jusque là, la vérification <strong>de</strong>s comptes n’avaient pas posé <strong>de</strong><br />

problèmes. Du moins, les rapports remis par les contrôleurs avaient été contre signés par le colonel dans une parfaite<br />

harmonie. Toutefois, un <strong>de</strong>s capitaines-contrôleurs <strong>de</strong> 1777, nommé Enrique Van Asbroeck, tranche avec cette habitu<strong>de</strong>. Il<br />

remet au secrétaire <strong>de</strong> guerre un rapport incendiaire contre le colonel, l’accusant <strong>de</strong> manquements graves dans la gestion<br />

<strong>de</strong>s comptes, dénonçant l’attitu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s précé<strong>de</strong>nts contrôleurs qui ont remis <strong>de</strong>s rapports sans avoir épluché tous les<br />

comptes 618 . Le rapport <strong>de</strong> Van Asbroeck sème la panique à l’intérieur du régiment. Les <strong>de</strong>ux autres capitaines contrôleurs se<br />

désolidarisent. Priego dénonce à son tour au secrétaire <strong>de</strong> guerre le mauvais esprit du capitaine qui cherche à semer la<br />

zizanie à l’intérieur du corps en diffamant le colonel et les autres capitaines. L’affaire suit alors une trajectoire semblable à<br />

celle <strong>de</strong> 1715, si ce n’est qu’elle aboutit à son terme. Le secrétaire <strong>de</strong> guerre nomme un officier général extérieur au corps<br />

qui rend en 1779 un rapport accablant sur la gestion <strong>de</strong>s comptes. Entre-temps, conscient que l’affaire va éclater au grand<br />

jour, le comte <strong>de</strong> Priego démissionne <strong>de</strong> son emploi. Par la suite, la place <strong>de</strong> colonel <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes va rester vacante<br />

pendant plus <strong>de</strong> dix ans. L’affaire ne se conclut qu’en 1780 avec la publication d’un nouveau règlement pour le<br />

gouvernement économique du régiment 618 .<br />

Quelques années avant que n’éclate le scandale, un conflit a opposé Enrique Van Asbroeck au comte <strong>de</strong> Priego. En<br />

1775, Enrique Van Asbroeck obtient la grâce royale d’un emploi d’enseigne dans les gar<strong>de</strong>s wallonnes pour son fils, âgé à<br />

peine <strong>de</strong> 11 ans. Cette faveur n’a pas été obtenue par l’intermédiaire du comte <strong>de</strong> Priego, mais par d’autres appuis dont<br />

l’i<strong>de</strong>ntité n’est pas connue. Quoiqu’il en soit, le comte <strong>de</strong> Priego en prend ombrage et tente <strong>de</strong> bloquer la carrière du fils<br />

d’Enrique Van Asbroeck. Le roi finit par trancher en donnant l’avantage au capitaine sur le colonel 618 . Les conflits<br />

d’ancienneté, les jeux d’influence par le biais <strong>de</strong>s recommandations, sont légions au sein <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong>. Dans la plupart <strong>de</strong>s<br />

cas, l’affaire se règle par l’arbitrage royal et ne prête pas à conséquence. Or, dans ce cas-ci, le scandale financier qui<br />

éclabousse le colonel éclate moins <strong>de</strong> trois ans après l’affaire, et a toutes les allures d’un règlement <strong>de</strong> compte. A bien y<br />

regar<strong>de</strong>r, les dénonciations d’Enrique Van Asbroeck sont loin <strong>de</strong> s’expliquer par un simple conflit <strong>de</strong> personne. Elles<br />

révèlent un malaise profond au sein <strong>de</strong> l’institution et <strong>de</strong> la communauté.<br />

Le scandale financier survient à un moment où le régiment est confronté à une crise récurrente <strong>de</strong> recrutement qui<br />

pèse lour<strong>de</strong>ment sur les finances du régiment. Le comte <strong>de</strong> Priego a, <strong>de</strong>puis 1768, substitué les commissions temporaires <strong>de</strong><br />

recrutement, se déroulant généralement dans le nord <strong>de</strong> la France et <strong>de</strong> l’Italie, par un bureau permanent installé dans la<br />

principauté épiscopale <strong>de</strong> Liège. Si la mesure permet <strong>de</strong> pallier provisoirement au problème <strong>de</strong>s recrues, le prince-évêque <strong>de</strong><br />

Liège monnaie chèrement le service rendu 618 . Ajouté à cela le prix croissant <strong>de</strong>s recrues, les comptes du régiment sont<br />

systématiquement déficitaires. En 1770, la couronne cè<strong>de</strong> au comte <strong>de</strong> Priego le droit <strong>de</strong> nommer à douze emplois<br />

180


d’enseignes, introduisant pour la première fois les pratiques vénales dans le régiment 618 . La vente <strong>de</strong>s emplois, ou leur<br />

cession contre <strong>de</strong>s recrues, n’offre qu’un répit provisoire. Au comte <strong>de</strong> Priego qui <strong>de</strong>man<strong>de</strong> davantage d’emplois à vendre, le<br />

roi oppose un refus 618 . La couronne accepte uniquement d’octroyer <strong>de</strong>s avances au régiment, augmentant le déficit chronique<br />

<strong>de</strong>s finances du corps 618 .<br />

Le corps <strong>de</strong>s officiers traverse également une crise <strong>de</strong> recrutement. La vente <strong>de</strong>s emplois entre 1768 et 1770 a<br />

ouvert la porte du régiment à <strong>de</strong>s individus d’horizons très divers. Parmi eux, on trouve notamment Juan Francisco et Pedro<br />

Goossens, tout <strong>de</strong>ux neveux du trésorier général, Pedro Francisco Goossens. Ils appartiennent tous à <strong>de</strong>s familles<br />

patriciennes <strong>de</strong> Bilbao, enrichie par le commerce, et qui n’ont plus <strong>de</strong> flamand que le nom 618 . Parallèlement, la capacité du<br />

comte <strong>de</strong> Priego d’attirer en Espagne les ca<strong>de</strong>ts <strong>de</strong>s familles nobles <strong>de</strong>s Pays-Bas semble considérablement s’affaiblir. Il doit<br />

recourir à <strong>de</strong>s intermédiaires, et ne parvient plus à couvrir l’ensemble <strong>de</strong>s emplois vacants 618 . Or, l’autorité du comte <strong>de</strong><br />

Priego sur le régiment est en partie liée à la proportion <strong>de</strong> jeunes officiers fraîchement débarqués du nord <strong>de</strong> l’Europe. Sans<br />

attaches et sans appuis à l’extérieur du corps, ils sont autant d’individus dociles qui ne peuvent rêver à d’autres emplois en<br />

Espagne que ceux offerts par le régiment. Par conséquent, le tarissement du flux en provenance <strong>de</strong>s Pays-Bas donne<br />

davantage <strong>de</strong> poids à <strong>de</strong> véritables dynasties d’officiers installés <strong>de</strong>puis <strong>de</strong>ux ou trois générations dans la gar<strong>de</strong> royale et qui<br />

par ailleurs ont noué <strong>de</strong>s liens dans la société espagnole. Tout en conservant un ancrage soli<strong>de</strong> dans les unités flaman<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

la gar<strong>de</strong>, ces familles ont diversifié leurs stratégies et se trouvent dans une dépendance moindre à l’égard <strong>de</strong>s débouchés<br />

professionnels que le régiment et son colonel offrent.<br />

Il n’est guère étonnant que la personne par qui le scandale arrive, Enrique Van Asbroeck, appartienne à une <strong>de</strong> ces<br />

familles. Son père est un officier flamand sans éclat originaire <strong>de</strong> Bruxelles qui est resté en Espagne après la guerre <strong>de</strong><br />

Succession. Enrique Van Asbroeck et ses trois frères ont entamé une carrière dans les gar<strong>de</strong>s wallonnes. Il a fait un bon<br />

mariage avec une fille d’un capitaine sicilien au service d’Espagne. Sa belle-famille n’est guère <strong>de</strong> haute extraction mais elle<br />

est fortunée et semble possé<strong>de</strong>r <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s protections 618 . De plus, une <strong>de</strong> ses sœurs, femme <strong>de</strong> chambre <strong>de</strong> l’infante Maria<br />

Josefa, a épousé en 1772 un conseiller du conseil <strong>de</strong> Castille 618 . Une autre s’est alliée à un regidor <strong>de</strong> Valladolid 618 . A son<br />

tour, Enrique Van Asbroeck poursuit cette stratégie d’alliance avec la robe en mariant sa fille au fils <strong>de</strong> José Faustino Perez<br />

<strong>de</strong> Hita, également conseiller <strong>de</strong> Castille 618 . La trajectoire <strong>de</strong> la famille Van Asbroeck tranche radicalement avec la majorité<br />

<strong>de</strong>s autres officiers. Dans la plupart <strong>de</strong>s cas, lorsqu’il y a <strong>de</strong>s mariages, ils sont endogamiques au corps. Pour la majorité<br />

<strong>de</strong>s familles, le régiment ne constitue qu’une extension du territoire local. Des stratégies d’alliance nouées aux Pays-Bas se<br />

prolongent en Espagne dans le cadre du régiment, tandis qu’inversement, le régiment offre un espace <strong>de</strong> négociation pour<br />

forger <strong>de</strong> nouvelles alliances au pays. S’il n’est pas majoritaire, le cas <strong>de</strong> la famille Van Asbroeck n’est pas unique. D’autres<br />

familles d’officiers ont noué <strong>de</strong>s liens à l’extérieur du corps, notamment en Catalogne où le régiment est caserné une partie<br />

<strong>de</strong> l’année. Cependant, le caractère exceptionnel <strong>de</strong> la famille Van Asbroeck rési<strong>de</strong> dans le fait qu’elle est parvenue à<br />

pénétrer le cœur <strong>de</strong>s élites castillanes, à savoir le mon<strong>de</strong> très fermé <strong>de</strong>s auditeurs et <strong>de</strong>s conseillers <strong>de</strong> Castille. Cette assise<br />

sociale est vraisemblablement ce qui donne la force à Enrique Van Asbroeck <strong>de</strong> dénoncer publiquement les malversations au<br />

sein du régiment.<br />

L’hostilité dont il est l’objet au sein du régiment montre clairement que le scandale financier traduit avant tout un<br />

malaise sur la définition <strong>de</strong> la communauté 618 . En effet, durant le déroulement <strong>de</strong> l’affaire, Enrique Van Asbroeck est l’objet<br />

d’une longue série <strong>de</strong> vexations. A l’occasion d’une altercation, un officier interpelle Van Asbroeck et lui dit « con <strong>de</strong>sprecio<br />

que le hablase en francés si quería que le contestase, pues el no entendia las frases <strong>de</strong>l castellano » 618 . Quelques années plus<br />

tard, un <strong>de</strong> ses neveux, Angel Castilla Van Asbroeck, se voit refuser l’entrée dans le régiment sous prétexte qu’il est<br />

espagnol 618 . D’ailleurs, au vu <strong>de</strong> la virulence <strong>de</strong>s attaques dont il est l’objet durant l’enquête sur les comptes, Enrique Van<br />

Asbroeck prévient une éventuelle rupture définitive avec l’institution et la communauté. En 1779, en plein scandale financier,<br />

il sollicite auprès du roi une reconnaissance <strong>de</strong> noblesse alléguant le désir <strong>de</strong> sa famille <strong>de</strong> s’installer définitivement dans les<br />

domaines du roi d’Espagne 618 .<br />

Il est probable qu’en attaquant <strong>de</strong> front le colonel du régiment, Enrique Van Asbroeck n’avait pas pleinement<br />

conscience <strong>de</strong> la portée <strong>de</strong> son action. La démission du comte <strong>de</strong> Priego, mais surtout la vacance <strong>de</strong> l’emploi <strong>de</strong> colonel<br />

pendant dix ans, conduisent en quelques années à la désagrégation complète <strong>de</strong> la communauté. En effet, avec la disparition<br />

du colonel, la configuration sociale et symbolique qui fait tenir le groupe est mise à mal. Les conséquences se font sentir au<br />

len<strong>de</strong>main du départ du comte <strong>de</strong> Priego. Les candidatures, d’abord <strong>de</strong> <strong>de</strong>scendants métissés <strong>de</strong>s premiers officiers flamands<br />

puis progressivement <strong>de</strong> prétendants espagnols sans liens avec l’institution, affluent. Les <strong>de</strong>man<strong>de</strong>s ne parviennent plus par<br />

le biais <strong>de</strong>s réseaux informels tissés aux Pays-Bas et en Espagne, mais par le canal officiel du secrétaire <strong>de</strong> guerre qui<br />

transmet les <strong>de</strong>man<strong>de</strong>s pour avis au lieutenant colonel, chargé temporairement <strong>de</strong> la direction du régiment. Celui-ci remet<br />

181


systématiquement un avis négatif mais il n’a pas l’autorité suffisante pour empêcher <strong>de</strong>s dispenses, ni pour se substituer au<br />

colonel dans la maîtrise <strong>de</strong>s réseaux qui faisaient tenir la communauté. En réalité, au cours <strong>de</strong>s années 1780, le corps <strong>de</strong>s<br />

officiers perd progressivement le contrôle <strong>de</strong> son recrutement. Le régiment, décapité, n’est plus capable d’opposer au<br />

pouvoir royal un système d’autorégulation. Dès lors, la couronne voit une occasion <strong>de</strong> se substituer au colonel dans la<br />

sélection <strong>de</strong>s candidats. En face, le corps <strong>de</strong>s officiers tâche d’inventer un système <strong>de</strong> substitution en traduisant en termes<br />

formels la complexité <strong>de</strong>s relations sociales qui régissaient l’organisation du corps. Dès lors, l’imbrication étroite entre<br />

institution et communauté, commune à tout l’Ancien Régime mais particulièrement forte dans les régiments étrangers, se<br />

différencie progressivement. La perte <strong>de</strong> contrôle sur le recrutement <strong>de</strong>s officiers ne permet plus <strong>de</strong> définir la communauté<br />

uniquement par les pratiques professionnelles et les sociabilités au sein <strong>de</strong> l’institution. Dès lors, le corps <strong>de</strong>s officiers<br />

invente une nouvelle définition <strong>de</strong> la communauté indépendante <strong>de</strong>s pratiques professionnelles. Elle développe dans un<br />

vocabulaire vaguement juridique une définition <strong>de</strong> la « nationalité » flaman<strong>de</strong> qui s’évaluerait en nombre <strong>de</strong> quartiers. En<br />

portant la question <strong>de</strong>s limites du corps sur le terrain juridique, les officiers n’opposent qu’une vaine résistance. Les<br />

candidats se contentent d’adresser au secrétaire <strong>de</strong> guerre une <strong>de</strong>man<strong>de</strong> <strong>de</strong> dispense <strong>de</strong>s quartiers flamands qui leur<br />

manquent. Face à l’afflux <strong>de</strong>s <strong>de</strong>man<strong>de</strong>s, la couronne octroie les dispenses <strong>de</strong> plus en plus facilement. Et, le 6 janvier 1791,<br />

Charles IV abroge le privilège <strong>de</strong> nation <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes. Cette décision élimine ainsi le principe fondateur du service<br />

étranger, à savoir la fusion entre communauté et institution. L’institution persiste jusqu’au début du XIXe siècle, mais elle ne<br />

constitue plus le socle exclusif d’un tissu social très <strong>de</strong>nse. Concrètement, le flux <strong>de</strong> jeunes officiers en provenance <strong>de</strong>s Pays-<br />

Bas, déjà affaiblit, se tarit complètement. Selon leur <strong>de</strong>gré d’intégration dans la société espagnole, les groupes familiaux<br />

quittent l’Espagne ou y restent mais se détournent progressivement <strong>de</strong> l’institution. A cela s’ajoutent les événements<br />

politiques (révolution française, révolution brabançonne) qui ren<strong>de</strong>nt particulièrement difficiles le maintien <strong>de</strong> relations<br />

entre le noyau familial d’origine et les branches espagnoles. En 1818, faisant suite à l’espagnolisation <strong>de</strong>s emplois <strong>de</strong> la<br />

Maison du roi sous Ferdinand VII, le nom « gar<strong>de</strong>s wallonnes » est remplacé par celui <strong>de</strong> « premier régiment d’infanterie <strong>de</strong><br />

la gar<strong>de</strong> ». Une protestation strictement formelle du colonel sera la seule réponse du régiment 618 .<br />

6. Conclusions :<br />

Les conflits internes concernant le colonel, garant <strong>de</strong> la cohésion sociale <strong>de</strong> l’institution et <strong>de</strong> la communauté, se<br />

produisent à <strong>de</strong>s moments <strong>de</strong> crises d’i<strong>de</strong>ntité sociale, professionnelle et politique. Le colonel est mis en cause lorsque <strong>de</strong>s<br />

événements extérieurs provoquent <strong>de</strong>s tensions qui risquent <strong>de</strong> désagréger les liens sociaux. Les dénonciations <strong>de</strong> corruption<br />

sont une manière <strong>de</strong> dire le malaise que traverse le corps <strong>de</strong>s officiers, qui passe par les voies normales <strong>de</strong> la conflictualité<br />

institutionnelle. Le conflit sert <strong>de</strong> moteur à une redéfinition du lien social. Dans les <strong>de</strong>ux cas, le colonel garant <strong>de</strong> l’unité du<br />

groupe, est <strong>de</strong>venu un facteur <strong>de</strong> blocage car il ne s’adapte pas à l’évolution du contexte. Lors <strong>de</strong> la première crise, en 1715,<br />

le renouvellement <strong>de</strong>s principaux cadres du régiment permet à la communauté <strong>de</strong> traverser la crise d’i<strong>de</strong>ntité politique<br />

générée par la perte du territoire. Néanmoins, lors <strong>de</strong> la secon<strong>de</strong> crise, en 1777, il n’y a personne pour prendre la relève et<br />

l’emploi <strong>de</strong> colonel reste vacant <strong>de</strong> nombreuses années. Cette situation conduit inévitablement à un approfondissement <strong>de</strong> la<br />

crise d’i<strong>de</strong>ntité sociale du corps générée par l’intégration d’une partie <strong>de</strong>s officiers dans la société espagnole. A terme, ce<br />

second conflit conduit à la désagrégation sociale <strong>de</strong> la communauté.<br />

L’étu<strong>de</strong> <strong>de</strong> ces <strong>de</strong>ux conflits intérieurs montre que les régiments étrangers ne sont dotés d’aucune nature spécifique<br />

qui les rend irréductible au reste <strong>de</strong> l’armée d’une part, et aux autres institutions d’Ancien Régime <strong>de</strong> l’autre. Si<br />

l’imbrication exclusive entre institution et communauté constitue la spécificité <strong>de</strong>s régiments étrangers, le règlement <strong>de</strong>s<br />

tensions internes passe par les modalités communes <strong>de</strong> la conflictualité institutionnelle. De plus, les mo<strong>de</strong>s <strong>de</strong> définition <strong>de</strong><br />

l’appartenance au sein <strong>de</strong> l’institution communautaire ne se distinguent pas fondamentalement <strong>de</strong>s critères élaborés par les<br />

communautés locales. Ne pouvant se référer à un territoire spécifique, le corps <strong>de</strong>s officiers a toutefois généré un système <strong>de</strong><br />

définition <strong>de</strong> l’appartenance lié à la pratique professionnelle et aux sociabilités <strong>de</strong> corps. Enfin, notre étu<strong>de</strong> <strong>de</strong> cas a révélé<br />

un terrain <strong>de</strong> prédilection pour analyser un processus d’autonomisation <strong>de</strong>s relations institutionnelles. L’institution<br />

communautaire, au fil <strong>de</strong>s conflits, a fini par se scin<strong>de</strong>r en <strong>de</strong>ux entités distinctes. D’une part, elle a donné naissance à une<br />

définition <strong>de</strong> la communauté indépendante <strong>de</strong>s pratiques professionnelles et qui se traduit en termes juridiques. De l’autre,<br />

elle a crée une définition <strong>de</strong> l’institution comme une pratique professionnelle indépendante <strong>de</strong>s relations sociales qui s’y<br />

nouent autour. Vu <strong>de</strong> loin, les gar<strong>de</strong>s wallonnes semblent avoir subies un processus <strong>de</strong> nationalisation. Vu <strong>de</strong> près, on<br />

constate que la différenciation progressive <strong>de</strong> la communauté et <strong>de</strong> l’institution est née dans la conflictualité d’Ancien<br />

182


si atendían a su continua <strong>de</strong>fensa habían <strong>de</strong> abandonar la labranza <strong>de</strong> sus tierras, la cría <strong>de</strong> sus<br />

ganados y el tráfico <strong>de</strong> estos efectos y si querían poner cuidado a esto para su propio sustento,<br />

había <strong>de</strong> ser con el peligro <strong>de</strong> verse asaltados cuando menos pensasen.” La conversión <strong>de</strong> los<br />

pobladores en soldados tenía consecuencias sobre su estatus jurídico por someterlos al fuero<br />

militar. Este fuero les protegía en ciertas instancias pero también les perjudicaba al no<br />

permitirles disponer <strong>de</strong> cabildo ni <strong>de</strong> oficiales y jueces elegidos.<br />

Conclusiones<br />

Al contrario <strong>de</strong> lo que se suponía en la literatura, el hecho <strong>de</strong> que la conquista <strong>de</strong>l Seno<br />

mexicano afectaba a individuos y comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> forma <strong>de</strong>sigual no explicaba todo lo<br />

ocurrido en el eje México-Madrid en las décadas <strong>de</strong> 1740 a 1770. Bien se sabía que, por un<br />

lado, casi cualquier empresa tenía sus apoyos y sus oposiciones y que, por otro, intereses<br />

contradictorios podían coexistir en paz o provocar confrontaciones. La cuestión, creo, era<br />

otra. Más allá <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> quién dijo o hizo qué, cuándo y porqué, queda por enten<strong>de</strong>r el<br />

cuadro legal, institucional y político en que se llevaban a cabo la discusión. Este cuadro,<br />

espero haber probado, permitía preguntar <strong>de</strong> qué consistía una conquista y cuáles eran los<br />

medios más a<strong>de</strong>cuados para lograrla. Era <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> este marco que cada una <strong>de</strong> las partes<br />

<strong>de</strong>bía alegar lo suyo y que los <strong>de</strong>más le respondieron. En fin, aunque muchos autores habrían<br />

presentado este marco <strong>de</strong> discusión como una cosa más bien instrumental y por tanto <strong>de</strong> poca<br />

importancia, a mi parecer no lo era ya que limitaba las posibilida<strong>de</strong>s y el curso <strong>de</strong> acción <strong>de</strong><br />

todos los involucrados por lo que era parte esencial, incluso <strong>de</strong>terminante, tanto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate<br />

como <strong>de</strong> su resolución. Analizado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta perspectiva, es evi<strong>de</strong>nte que el caso <strong>de</strong>l Seno<br />

Mexicano era uno entre muchos. La cuestión <strong>de</strong> saber cuándo un territorio “realmente” se<br />

conquistaba, es <strong>de</strong>cir, se integraba, con sus habitantes, al mundo hispánico, preocupaba a los<br />

contemporáneos <strong>de</strong> sobre manera. Esto tal vez se <strong>de</strong>bía al hecho <strong>de</strong> que se trataba <strong>de</strong><br />

comunida<strong>de</strong>s cuya extensión, tanto personal como territorial, se hallaba todavía poco <strong>de</strong>finida<br />

y en las que el <strong>de</strong>bate legal e institucional era todavía un instrumento eficaz que permitía<br />

mol<strong>de</strong>ar el universo <strong>de</strong> cada cual <strong>de</strong> un modo distinto.<br />

Notas<br />

Régime. Le processus n’a rien <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rne, il se construit à partir <strong>de</strong>s configurations sociales, <strong>de</strong>s rapports <strong>de</strong> pouvoir, et <strong>de</strong><br />

l’ordre juridique d’Ancien Régime.<br />

183


184


Les frontières <strong>de</strong> l’institution. Communauté et conflits dans l’armée espagnole au<br />

XVIIIe siècle<br />

Thomas Glesener<br />

Université <strong>de</strong> Liège/Université Toulouse-le Mirail, FRAMESPA<br />

La problématique <strong>de</strong>s sociétés <strong>de</strong> frontière peut-elle être transposée dans un espace<br />

géographique différent <strong>de</strong>s confins du royaume ? Le morcellement social, juridique et<br />

politique <strong>de</strong> l’Ancien Régime offre a priori un terrain favorable à un déplacement <strong>de</strong> la notion<br />

<strong>de</strong> frontière <strong>de</strong> son acception traditionnelle, en termes géopolitiques, vers une interprétation<br />

plus large, en termes sociaux et juridiques. Toutefois, associer l’enchevêtrement <strong>de</strong>s statuts<br />

personnels et <strong>de</strong>s privilèges juridiques à autant <strong>de</strong> frontières métaphoriques risquerait <strong>de</strong><br />

diluer la problématique dans une réflexion trop générale sur l’ordonnancement juridique<br />

d’Ancien Régime. Dès lors, afin <strong>de</strong> ne pas perdre en chemin la spécificité <strong>de</strong> notre objet, nous<br />

avons choisi <strong>de</strong> dépayser la problématique <strong>de</strong>s sociétés <strong>de</strong> frontière en l’éloignant du limes<br />

politique pour l’appliquer à un espace social qui, tout en ayant <strong>de</strong>s caractéristiques propres,<br />

comporte une série <strong>de</strong> points communs avec les espaces frontaliers.<br />

Les microsociétés formées par les régiments étrangers peuvent-elles être considérées comme<br />

<strong>de</strong>s sociétés <strong>de</strong> frontière ? A première vue, l’analogie peut sembler abusive. Elle consiste en<br />

effet à comparer une institution avec une communauté territoriale dotée d’une organisation<br />

politique. Il ne s’agit donc pas tant d’établir une comparaison stricte entre l’une et l’autre que<br />

d’appliquer un questionnement et <strong>de</strong>s métho<strong>de</strong>s propres aux sociétés <strong>de</strong> frontières à une<br />

institution, dont une <strong>de</strong>s données structurelles <strong>de</strong> son organisation tient à la présence d’une<br />

frontière. Celle-ci n’est ni politique, ni géographique, mais juridique, dans le sens où elle<br />

délimite l’institution, et ethnique, dans le sens où elle délimite a priori une communauté<br />

d’origine et <strong>de</strong> culture. L’influence <strong>de</strong> cette double frontière sur la vie d’une institution<br />

militaire va nous occuper au cours <strong>de</strong> ce travail. L’intérêt <strong>de</strong> la proposition consiste à déplacer<br />

la problématique <strong>de</strong> la frontière <strong>de</strong> son contexte géographique pour l’ancrer dans <strong>de</strong>s<br />

processus juridiques et sociaux <strong>de</strong> conflits et d’i<strong>de</strong>ntifications indépendants d’un lieu précis.<br />

Pour cela, nous allons illustrer notre propos à la lumière du cas <strong>de</strong>s unités flaman<strong>de</strong>s <strong>de</strong>s<br />

gar<strong>de</strong>s royales <strong>de</strong>s Bourbons d’Espagne 1 .<br />

Dans un premier volet, nous allons nous pencher sur les enjeux historiographiques liés<br />

à l’étu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s communautés étrangères en général qui justifient l’emploi <strong>de</strong> nouvelles<br />

métho<strong>de</strong>s pour l’extraire <strong>de</strong> l’enclave historiographique dans laquelle elle a été confinée.<br />

Dans un second volet, nous testerons la pertinence <strong>de</strong> la proposition qui consiste à considérer<br />

une institution comme un espace frontalier. Pour cela, nous questionnerons la nature <strong>de</strong> la<br />

frontière, ethnique et juridique, qui caractérise les régiments étrangers en tâchant d’i<strong>de</strong>ntifier<br />

la spécificité <strong>de</strong> notre terrain. Est-il possible <strong>de</strong> traiter le cas <strong>de</strong>s régiments étrangers avec le<br />

même matériau employé ailleurs pour expliquer les comportements sociaux et le<br />

fonctionnement <strong>de</strong>s institutions d’Ancien Régime, ou bien le caractère « étranger » <strong>de</strong> ces<br />

régiments leur confère-t-ils une spécificité irréductible ?<br />

1 Notre étu<strong>de</strong> <strong>de</strong> cas se base sur l’analyse prosopographique <strong>de</strong>s officiers <strong>de</strong>s unités flaman<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> royale <strong>de</strong>s<br />

Bourbons entre 1700 et le début du XIXe siècle. Nous nous sommes intéressé à la gar<strong>de</strong>, en tant qu’institution, ainsi qu’aux<br />

comportements <strong>de</strong>s officiers essentiellement en termes <strong>de</strong> mobilité géographique, sociale et professionnelle. T. Glesener, La<br />

gar<strong>de</strong> du roi. Pouvoirs, élites et nations dans la monarchie hispanique (1700-1824), Thèse <strong>de</strong> doctorat en cours sous la<br />

direction <strong>de</strong> MM. Michel Bertrand et Franz Bierlaire.<br />

185


Enfin, dans un <strong>de</strong>rnier point, l’étu<strong>de</strong> d’un conflit interne à la gar<strong>de</strong> <strong>de</strong>s Bourbons<br />

d’Espagne va nous permettre d’établir dans quelle mesure l’étu<strong>de</strong> d’un espace frontalier<br />

institutionnel peut nous informer sur <strong>de</strong>s modalités communes à toutes les espaces frontaliers.<br />

1. Les communautés étrangères : une histoire à part ?<br />

D’un point <strong>de</strong> vue historiographique, les sociétés <strong>de</strong> frontières et l’étu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s communautés<br />

étrangères ont plusieurs points communs. Depuis quelques années, un peu partout fleurissent<br />

<strong>de</strong>s étu<strong>de</strong>s consacrées à <strong>de</strong>s communautés étrangères plus ou moins importantes qui ont fait<br />

souche dans les différentes monarchies en Occi<strong>de</strong>nt et ailleurs. Effet <strong>de</strong> la construction<br />

européenne ou réaction saine face aux historiographies nationales qui ont eu tendance à nier la<br />

composition multinationale <strong>de</strong>s sociétés d’Ancien Régime, le fait est que ce courant a conquis<br />

ses lettres <strong>de</strong> noblesse et s’est installé <strong>de</strong> façon durable dans le paysage historiographique.<br />

Programmes <strong>de</strong> recherche internationaux, colloques 2 , gui<strong>de</strong>s <strong>de</strong> recherche 3 lui ont conféré une<br />

légitimité institutionnelle qui ne semble plus pouvoir être ébranlée.<br />

Si le mouvement a connu un regain d’activité <strong>de</strong>puis une quinzaine d’années, il s’inscrit dans<br />

une tradition historiographique qui remonte aux années 1960 et aux grands travaux d’histoire<br />

sociale quantitative 4 . C’est à la démographie historique que l’on doit d’avoir érigé l’étu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<br />

communautés étrangères en spécialité 5 . Comme elles l’ont fait pour les métiers et les<br />

corporations urbaines, elles se sont attachées à construire <strong>de</strong>s catégories sociales autonomes<br />

<strong>de</strong> l’analyse historique, indépendantes <strong>de</strong> l’expérience <strong>de</strong>s acteurs. A mesure qu’elle a<br />

organisé la stratification sociale par groupes socioprofessionnels, la démographie historique a<br />

procédé par repérage patronymique pour organiser le tissu urbain selon une classification<br />

« nationale » ; l’objectif premier étant le dénombrement <strong>de</strong>s populations allochtones. Depuis<br />

lors, la pertinence <strong>de</strong>s catégories ainsi constituées n’a souffert pratiquement aucune critique<br />

<strong>de</strong> la part <strong>de</strong>s historiens du social qui les ont étudiées en tant que telles sans s’interroger sur<br />

leur bien-fondé 6 .<br />

Les préoccupations démographiques ont quelque peu diminué dans les travaux récents 7 . De<br />

plus en plus, les étu<strong>de</strong>s se sont détournées d’une quantification globale <strong>de</strong>s populations pour<br />

s’intéresser à l’étu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s communautés en tant que telles (marchands, militaires, artisans,<br />

2 M. B. Villar García, P. Pezzi Cristóbal (éds.), Los extranjeros en la España mo<strong>de</strong>rna. Actas <strong>de</strong>l I coloquio internacional<br />

(Málaga, 28-30 <strong>de</strong> noviembre 2002), Malaga, 2003 ; E. Giménez, M. A. Lozano, J. A. Ríos (éds.), Españoles en Italia e<br />

Italianos en España. IV Encuentro <strong>de</strong> investigadores <strong>de</strong> las universida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Alicante y Macerata (mayo, 1995), Alicante,<br />

1996.<br />

3 J. F. Dubost, Les étrangers en France au XVIe siècle-1789: Gui<strong>de</strong> <strong>de</strong>s recherches aux archives nationales, Paris, 1993.<br />

4 M. Gar<strong>de</strong>n, Lyon et les Lyonnais au XVIIIe siècle, Paris, 1970, p. 43-81.<br />

5 En Espagne, les initiateurs sont : J. Nadal et E. Giral, La population catalane <strong>de</strong> 1553 à 1717. L’immigration française et<br />

les autres facteurs <strong>de</strong> son développement, Paris, SEVPEN, 1959 ; A. Domínguez Ortiz, Los extranjeros en la vida española<br />

durante el siglo XVII y otros artículos, Séville, 1996. [1960]. Plus récemment, mais dans la continuité <strong>de</strong>s travaux<br />

précé<strong>de</strong>nts : M. B. Villar García, Los extranjeros en Málaga en el siglo XVIII, Cordoue, 1982. En France, un travail<br />

précurseur : J. Mathorez, Les étrangers en France sous l'Ancien Régime. Histoire <strong>de</strong> la formation <strong>de</strong> la population française,<br />

Paris, 1919-1921, 2 vols.<br />

6 Une notable exception est la critique formulée par Bernard Lepetit en introduction <strong>de</strong> l’ouvrage collectif <strong>de</strong> J. Bottin, D.<br />

Calabi (dirs.), Les étrangers dans la ville…, p. XXX.<br />

7 Le souci <strong>de</strong> dénombrement <strong>de</strong> la démographie historique est encore présent dans : J. F. Dubost, La France italienne XVIe-<br />

XVIIe siècle, Paris, 1997, p. XXX ; D. Ozanam, « Le recensement <strong>de</strong>s étrangers en 1791: une source pour l'histoire <strong>de</strong>s<br />

colonies étrangères en Espagne », dans Les Français en Espagne à l'époque mo<strong>de</strong>rne (XVIe-XVIIIe siècles), Paris, 1990, p.<br />

215-227 ; D. Ozanam, « Les Français à Madrid dans la <strong>de</strong>uxième moitié du XVIIIe siècle », dans V. P. Santos Madrazo (éd.),<br />

Madrid en la época mo<strong>de</strong>rna: Espacio, sociedad y cultura, Madrid, 1991, p. 177-199 ; J. A. Salas Aussens, E. Jarque<br />

Martínez, « Extranjeros en España en la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo XVIII », dans Coloquio internacional Carlos III y su siglo<br />

(Madrid, 14-17 noviembre <strong>de</strong> 1988), Madrid, 1990, t. 2, p. 985-997 ; J. P. Amalric, « Franceses en tierras <strong>de</strong> España : una<br />

presencia mediadora en el Antiguo Régimen », dans M. B. Villar García, P. Pezzi Cristóbal (éds.), Los extranjeros en la<br />

España mo<strong>de</strong>rna, Malaga, 2003, t. 1, p. 23-37.<br />

186


etc.) 8 . Dans une large mesure, l’intérêt renouvelé <strong>de</strong>s historiens d’Ancien Régime pour les<br />

relations entre le centre et la périphérie, l’attention accrue portée aux élites locales, et la<br />

tendance générale à la réduction du terrain d’analyse, ont constitué un contexte favorable à la<br />

recru<strong>de</strong>scence <strong>de</strong>s étu<strong>de</strong>s sur les communautés étrangères. Néanmoins, jusqu’à présent, ces<br />

<strong>de</strong>rnières n’ont pas pleinement connecté avec le vaste mouvement <strong>de</strong> retour au local qui les a<br />

profondément renouvelées. En effet, l’intérêt pour les communautés locales s’est inscrit, dès<br />

l’origine, dans une réflexion sur le fonctionnement politique <strong>de</strong>s sociétés d’Ancien Régime.<br />

Le niveau local n’a retenu l’intérêt <strong>de</strong>s historiens que comme un <strong>de</strong>s éléments d’un ensemble<br />

politique qui s’articule autour <strong>de</strong>s relations entre le micro et le macro 9 . En revanche, l’étu<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>s communautés étrangères s’est généralement confinée dans l’insularité. Leur caractère<br />

« étranger », jugé irréductible, et la difficulté à les inscrire dans un questionnement sur le<br />

fonctionnement du pouvoir dans l’Ancien Régime, les a généralement tenues à l’écart <strong>de</strong><br />

l’histoire politique. Inspirées à <strong>de</strong>s <strong>de</strong>grés divers par l’anthropologie historique, ces étu<strong>de</strong>s se<br />

sont intéressées en priorité aux mo<strong>de</strong>s <strong>de</strong> vies, aux rituels d’intégration, aux solidarités<br />

internes, aux formes <strong>de</strong> dévotion 10 . Autrement dit, ces travaux ont insisté davantage sur la<br />

continuité <strong>de</strong>s caractères du groupe immigré en consacrant toute leur attention aux<br />

manifestations <strong>de</strong> l’unité du collectif 11 . Cette approche a également contribué à<br />

l’essentialisation <strong>de</strong>s communautés en les considérant comme <strong>de</strong>s acteurs collectifs<br />

irréductibles à la société dans laquelle ils sont ancrés. En d’autres termes, autant la<br />

démographie que l’anthropologie, en érigeant les communautés étrangères en objet historique<br />

à part entière, ont contribué à les isoler <strong>de</strong> leur contexte et, par conséquent, à en diminuer la<br />

compréhension. De manière plus fondamentale peut-être, l’influence <strong>de</strong> ces disciplines a<br />

évacué les questions politiques et juridiques liées à l’existence <strong>de</strong> ces communautés, sans<br />

chercher, à partir <strong>de</strong> ces cas particuliers, à tenter une compréhension générale <strong>de</strong>s sociétés<br />

d’Ancien Régime 12 .<br />

A un déterminisme géographique qui tendrait à singulariser à l’excès les sociétés <strong>de</strong> frontière,<br />

l’historiographie <strong>de</strong>s communautés étrangères répond par un déterminisme ethnique.<br />

L’exacerbation <strong>de</strong>s traits ethniques, en tant que facteur explicatif primordial <strong>de</strong>s<br />

comportements observés, a confiné l’étu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s communautés étrangères dans <strong>de</strong>s enclaves<br />

interprétatives. Dans notre cas, expliquer le fonctionnement <strong>de</strong>s régiments étrangers avec le<br />

même matériau que le reste <strong>de</strong>s institutions d’Ancien Régime est un projet impossible tant<br />

que la frontière qui les sépare du reste <strong>de</strong> la société est entendue en termes exclusivement<br />

ethniques. Une telle interprétation <strong>de</strong> la frontière, bien qu’elle ne soit pas sans rapports avec la<br />

réalité du terrain, a érigé une barrière conceptuelle infranchissable.<br />

Ce legs historiographique laisse <strong>de</strong>s communautés cloisonnées, recroquevillées <strong>de</strong>rrière une<br />

frontière ethnique censée tout expliquer. Somme toute, l’analogie entre les communautés<br />

étrangères et les espaces frontaliers n’est pas neuve. Toutefois, il s’est agi d’une association<br />

radicale qui, en amplifiant le poids <strong>de</strong> la frontière sur la vie <strong>de</strong> communauté, a creusé un fossé<br />

interprétatif avec le reste <strong>de</strong> la société d’Ancien Régime. Par conséquent, établir une analogie<br />

8 D. Menjot, J. L. Pinol (éds.), Les immigrants et la ville. Insertion, intégration, discrimination (XIIe-XXe siècles), Paris,<br />

1996 ; J. Bottin, D. Calabi (dirs.), Les étrangers dans la ville. Minorités et espace urbain du bas Moyen Age à l'époque<br />

mo<strong>de</strong>rne, Paris, 1999.<br />

9 G. Tocci, Le comunità in Età mo<strong>de</strong>rna. Problemi storiografici e prospettive di ricerca, Rome, 1997.<br />

10 A. Crespo Solana, Entre Cádiz y los Países Bajos. Una comunidad mercantil en la cuidad <strong>de</strong> la Ilustración, Cadix, 2001.<br />

Un autre exemple d’étu<strong>de</strong> communautariste est celle, bien connue, <strong>de</strong> J. Caro Baroja, La hora navarra <strong>de</strong>l XVIII (personas,<br />

familias, negocios e i<strong>de</strong>as), Pamplune, 1969. Nous n’abordons pas ici l’historiographie <strong>de</strong>s groupes religieux (morisques,<br />

protestants) qui assurément mériterait d’être prise en compte pour un bilan global <strong>de</strong> l’histoire <strong>de</strong>s communautés.<br />

11 N. L. Green, Repenser les migrations, Paris, 2002, p. 23-35.<br />

12 De ce point <strong>de</strong> vue, T. Herzog, Defining Nations. Immigrants and Citizens in Early Mo<strong>de</strong>rn Spain and Spanish America,<br />

New Haven-Londres, 2003 ; et P. Sahlins, Unnaturally French. Foreign Citizens in the Old Regime and After, Ithaca-<br />

Londres, 2004 ont inauguré un vrai renversement dans l’étu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s communautés étrangères. Au lieu <strong>de</strong> traiter les<br />

communautés en tant que telles, ces travaux ont déplacé le questionnement vers les processus d’i<strong>de</strong>ntification et d’exclusion<br />

<strong>de</strong>s membres <strong>de</strong> la communauté du royaume.<br />

187


mesurée entre les régiments étrangers et les espaces frontaliers exige <strong>de</strong> ramener la question<br />

ethnique à <strong>de</strong> justes proportions en formulant une critique raisonnée du caractère frontalier <strong>de</strong><br />

l’institution.<br />

2. Frontière juridique, frontière ethnique<br />

A. L’armée, les nations et le pouvoir royal<br />

Dans la plupart <strong>de</strong>s monarchies d’Ancien Régime, il existe <strong>de</strong>s corps militaires constitués<br />

d’individus non régnicoles 13 . L’absence théorique <strong>de</strong> liens horizontaux avec le royaume en<br />

fait <strong>de</strong>s auxiliaires précieux pour le pouvoir royal qui les dotent <strong>de</strong> nombreux privilèges et les<br />

fait généralement servir dans la proximité immédiate du souverain. D’un point <strong>de</strong> vue<br />

juridique, le service étranger – c’est ainsi qu’il est convenu <strong>de</strong> l’appeler – n’est pas<br />

fondamentalement différent du service <strong>de</strong>s sujets. Il ne fait qu’exacerber <strong>de</strong>s caractéristiques<br />

qui sont communes à toute l’institution militaire.<br />

Dès les premiers embryons <strong>de</strong>s armées royales, au Moyen Age, il s’est agi pour le pouvoir<br />

monarchique <strong>de</strong> contrôler ses propres forces en se détachant <strong>de</strong>s vicissitu<strong>de</strong>s saisonnières du<br />

service d’ost. Les ban<strong>de</strong>s d’ordonnance, noms portés par les premières armées royales en<br />

France, soulignent à quel point la législation royale a joué un rôle fondamental dans la<br />

naissance <strong>de</strong>s armées d’Etat. C’est en dotant les unités <strong>de</strong> statuts et <strong>de</strong> privilèges spécifiques,<br />

puis progressivement en les dotant d’une juridiction propre, que le pouvoir monarchique est<br />

parvenu à détacher (socialement, juridiquement et géographiquement) <strong>de</strong>s individus <strong>de</strong> leurs<br />

communautés pour les intégrer dans ce qui <strong>de</strong>viendra le métier <strong>de</strong>s armes 14 . Le statut juridique<br />

est également ce qui permet au mieux <strong>de</strong> garantir l’étanchéité <strong>de</strong> l’armée par rapport à la<br />

société. La proximité entre les civils et les militaires est telle que le pouvoir royal a dû ériger<br />

<strong>de</strong>s frontières entre eux, juridique d’une part, mais également symbolique (uniforme) et<br />

physique (caserne) 15 . Ces mesures reposent sur une conception politique du service du roi qui<br />

considère que la dépendance verticale, à l’exclusion <strong>de</strong> tous liens horizontaux, garantit une<br />

meilleure efficacité du personnel 16 .<br />

13 Les caractéristiques générales qui suivent sont extraites <strong>de</strong> l’observation <strong>de</strong> plusieurs cas. M. E. Ailes, Military Migration<br />

and State Formation. The British Military Community in Seventeeth-Century Swe<strong>de</strong>n, Lincoln, 2002 ; A. Corvisier, "Military<br />

Emigration from Central and Eastern Europe to France in the Seventeenth and Eigtheenth Centuries", dans G. Rothenburg<br />

(éd.), East-Central European Society and War in the Pre-Revolutionnary Eighteenth Century, New York, 1982, p. 514-545 ;<br />

A. Corvisier, "Une armée dans l'armée: les Suisses au service <strong>de</strong> France", dans Cinq siècles <strong>de</strong> relations franco-suisses.<br />

Hommage à Louis-Edouard Roulet, Neuchâtel, 1984, p. 87-98 ; N. F. Dreisziger, R. A. Preston, "Polyethnicity and Armed<br />

Force: An introduction", dans N. Dreisziger (éd.), Ethnic Armies: Polyethnic Armed Forces from the Time of the Habsburgs<br />

to the Age of the Superpowers, Waterloo, Ontario, 1990, p. 1-20 ; C. Enloe, Ethnic Soldiers. State Security in a Divi<strong>de</strong>d<br />

Society, Harmondsworth, 1980 ; H. Gráinne, The Irish Military Community in Spanish Flan<strong>de</strong>rs, 1586-1621, Dublin, 1992 ;<br />

S. Humphreys, "The Emergence of the Mameluk Army", Studia Islamica, 45-46, 1977-1978, p. 67-99 et 147-182 ; V.<br />

Kiernan, "Foreign Mercenaries and Absolute Monarchy", Past and Present, 11, 1957, p. 66-86 ; Les Gar<strong>de</strong>s Suisses et leurs<br />

familles aux XVIIe et XVIIIe siècles en région parisienne. Colloque du 30 septembre et 1er octobre 1988, Millau, 1989 ; A.<br />

Mathiez, La Révolution et les étrangers. Cosmopolitisme et défense nationale, Paris, 1918 ; R. A. Preston, "Ethno-cultural<br />

Pluralism in Military Forces: a historical survey", dans M. Cross, R. Bothwell (éds.), Policy by Other Means. Essays in<br />

Honour of C. P. Stacey, Toronto, 1972, p. 19-49 ; M. Rapport, Nationality and Citizenship in Revolutionary France. The<br />

Treatment of Foreigners 1789-1799, Oxford, 2003. [2000] ; S. F. Scott, "Foreign Mercenaries, Revolutionary War and<br />

Citizen-Soldiers", War and Society, 2 (2), 1984, p. 41-58 ; S. F. Scott, "The French Revolution and the Irish Regiments in<br />

France", dans D. Dickson, H. Gough (éds.), Ireland and the French Revolution, Dublin, 1990, p. 14-27 ; R. A. Stradling, The<br />

Spanish Monarchy and the Irish Mercenaries. The Wild Geese in Spain, 1618-1668, Dublin, 1994 ; A. J. Tornare, Les troupes<br />

capitulées et les relations franco-helvétiques à la fin du XVIIIe siècle, Ecole Pratique <strong>de</strong>s Hautes Etu<strong>de</strong>s, Thèse <strong>de</strong> doctorat,<br />

1996 ; A. J. Tornare, Vaudois et Confédérés au service <strong>de</strong> France 1789-1798, Yens (Suisse), 1998 ; W. L. Young, Minorities<br />

and the Military. A Cross-National Study in World Perspective, Westport-Londres, 1982.<br />

14 M. H. Keen, The Laws of War in the Late Middle Ages, Londres-Toronto, 1965.<br />

15 S. Loriga, Soldats. Un laboratoire disciplinaire : l'armée piémontaise au XVIIIe siècle, Paris, 1991, p. XXX<br />

16 T. Glesener, « Idéal et pratique du service étranger en France et en Espagne à la fin <strong>de</strong> l'Ancien Régime », Mélanges <strong>de</strong><br />

l'Ecole française <strong>de</strong> Rome, 118, 2006, (sous presse).<br />

188


Le service étranger s’inscrit dans la même logique. Le statut juridique, précisé dans les<br />

capitulations signées au moment <strong>de</strong> la levée du régiment, doit permettre au recruteur <strong>de</strong><br />

trouver <strong>de</strong>s volontaires puis <strong>de</strong> générer un flux migratoire tendu <strong>de</strong>puis <strong>de</strong>s communautés<br />

situées hors <strong>de</strong> la souveraineté du roi. Néanmoins, par rapport au service <strong>de</strong>s sujets, les<br />

privilèges accordés aux militaires non régnicoles insistent généralement sur le maintien d’une<br />

série <strong>de</strong> caractères liés au lieu d’origine (langue maternelle, emblèmes <strong>de</strong>s communautés<br />

d’origine, vêtements traditionnels, armes spécifiques, etc.). Fruit d’une négociation, ce statut<br />

juridique permet aux commandants recruteurs <strong>de</strong> garantir une filière professionnelle réservée<br />

sur laquelle ils ont le contrôle et qui leur permet <strong>de</strong> renforcer leur position sociale dans leurs<br />

communautés d’origine. D’autre part, ce statut permet au pouvoir royal <strong>de</strong> pousser à son<br />

terme la logique <strong>de</strong> différenciation entre l’armée et la société. Les monarchies se sont toujours<br />

efforcées <strong>de</strong> faire <strong>de</strong>s soldats <strong>de</strong>s étrangers sociaux. En exacerbant les traits ethniques <strong>de</strong>s<br />

unités non régnicoles, elles dressent une frontière qui se veut totalement hermétique. Dans<br />

certains cas, cet agencement socio-juridique contribue à la construction <strong>de</strong> représentations<br />

sociales qui postulent un lien nécessaire entre l’origine <strong>de</strong> certains individus et le métier <strong>de</strong>s<br />

armes. Ainsi, en France, sous Louis XV, il est communément admis que les Hongrois ont <strong>de</strong>s<br />

qualités spécifiques qui les prédisposent à servir dans la cavalerie légère. L’ethnicisation <strong>de</strong>s<br />

régiments <strong>de</strong> hussards dans l’imaginaire collectif est donc le fruit d’une politique active du<br />

pouvoir royal 17 .<br />

La formation <strong>de</strong> régiments étrangers suppose la création d’un espace socioprofessionnel ex<br />

nihilo résultant d’un accord passé entre le pouvoir royal et <strong>de</strong>s élites extérieures au royaume.<br />

L’action législative du roi invente un espace frontalier au cœur <strong>de</strong> l’Etat. D’un point <strong>de</strong> vue<br />

juridique, les privilèges <strong>de</strong> nations ne se distinguent en rien <strong>de</strong>s autres formes <strong>de</strong> statuts<br />

attachés aux corps et aux communautés. Ils ont simplement la particularité <strong>de</strong> stigmatiser <strong>de</strong>s<br />

traits culturels à <strong>de</strong>s fins politiques. L’introduction du politique dans l’analyse <strong>de</strong>s régiments<br />

étrangers permet donc <strong>de</strong> ramener la frontière ethnique à <strong>de</strong>s proportions plus raisonnables.<br />

Elle n’est plus une donnée première mais le fruit d’une construction politique. Réinsérée dans<br />

l’ordre juridique d’Ancien Régime, la frontière juridico-ethnique peut commencer à être<br />

envisagée sur le même plan que le reste <strong>de</strong>s statuts et <strong>de</strong>s privilèges.<br />

Toutefois, une nouvelle question surgit : la relativisation du caractère ethnique <strong>de</strong> la frontière<br />

rend-elle toujours notre proposition <strong>de</strong> départ valable ? L’assimilation <strong>de</strong>s différences<br />

ethniques à <strong>de</strong> simples privilèges juridiques conduit-elle à ramener les régiments étrangers sur<br />

le même plan que toute l’institution militaire sans que rien ne permette <strong>de</strong> leur conférer la<br />

spécificité d’une institution frontalière ? En somme, alors qu’une définition <strong>de</strong> cette frontière<br />

institutionnelle en termes ethniques tendait à singulariser les régiments étrangers à l’excès, à<br />

présent, une définition <strong>de</strong> cette même frontière en termes juridiques tendrait à les banaliser.<br />

En réalité, nous atteignons les limites <strong>de</strong> notre approche. Jusqu’à maintenant, nous avons tenté<br />

<strong>de</strong> définir les caractéristiques <strong>de</strong> notre terrain en partant <strong>de</strong> l’analyse <strong>de</strong> la frontière. Pour<br />

comprendre la spécificité <strong>de</strong>s régiments étrangers, en tant qu’institution frontalière, nous<br />

<strong>de</strong>vons nous pencher non plus sur la frontière elle-même mais sur les mécanismes sociaux qui<br />

s’organisent autour d’elle.<br />

B. Patronage et nation : la gar<strong>de</strong> royale <strong>de</strong>s Bourbons d’Espagne<br />

Les gar<strong>de</strong>s royales <strong>de</strong>s Bourbons d’Espagne constituent un cas intéressant justement parce<br />

que leur statut juridique a relativement fait peu <strong>de</strong> cas <strong>de</strong>s traits ethniques. En effet, pour <strong>de</strong>s<br />

raisons liées au contexte du conflit successoral, les Bourbons ont conservé la structure<br />

multinationale <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> habsbourgeoise – constituée d’une compagnie espagnole, une<br />

17 F. Tóth, « I<strong>de</strong>ntité nationale en exil: le rôle du sentiment national hongrois dans la constitution <strong>de</strong>s régiments hussards en<br />

France au XVIIIe siècle », dans D. Bell, L. Pimenova, S. Pujol (éds.), La Recherche dix-huitiémiste. Raison universelle et<br />

culture nationale au siècle <strong>de</strong>s Lumières, Paris, 1999, p. 91-107.<br />

189


flaman<strong>de</strong> et une alleman<strong>de</strong> – mais d’en modifier radicalement le rôle politique. Il s’agit <strong>de</strong><br />

maintenir le principe du service <strong>de</strong>s vassaux (à l’exception <strong>de</strong>s Allemands, substitués par une<br />

compagnie italienne), tout en redonnant aux corps un caractère militaire que les fonctions<br />

palatines avaient considérablement réduit. Si, à première vue, l’organisation institutionnelle<br />

<strong>de</strong> la nouvelle gar<strong>de</strong> ne diffère pas beaucoup <strong>de</strong> l’ancienne, dans les faits, la réforme rompt<br />

avec une gar<strong>de</strong> aulique qui s’inscrit dans une logique politique <strong>de</strong> représentation <strong>de</strong>s<br />

territoires <strong>de</strong> la monarchie à la Cour. Elle instaure au contraire un puissant instrument<br />

d’intégration <strong>de</strong>s élites par le service militaire. En effet, en alignant le fonctionnement <strong>de</strong> la<br />

gar<strong>de</strong> sur celui <strong>de</strong> l’armée, le pouvoir royal modifie sa relation aux élites <strong>de</strong> la monarchie. Les<br />

unités <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> ne sont plus le reflet d’une monarchie composite, mais uniquement <strong>de</strong>s<br />

corps militaires dans lesquels les élites viennent individuellement se mettre au service du<br />

roi 18 .<br />

Le contexte dans lequel la nouvelle gar<strong>de</strong> royale a été constituée explique que le statut<br />

juridique définitif, publié en 1705, n’ait guère souligné particulièrement les traits ethniques<br />

<strong>de</strong>s unités <strong>de</strong> nation 19 . Les ordonnances <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> royale se sont limitées à réserver l’entrée<br />

dans les différentes unités aux naturels <strong>de</strong>s territoires d’Espagne, <strong>de</strong>s Pays-Bas et d’Italie, sans<br />

donner d’autres privilèges à caractère culturel qui creuseraient le fossé entre les corps et le<br />

reste <strong>de</strong> la société. En effet, il aurait été contre-productif pour les Bourbons, sous prétexte <strong>de</strong><br />

différencier au maximum la nouvelle gar<strong>de</strong> royale, <strong>de</strong> retomber sur l’écueil d’une symbolique<br />

territoriale trop forte qui aurait rendu un caractère politique à la présence d’unités constituées<br />

<strong>de</strong> vassaux dans l’entourage du roi. La référence au territoire se borne à être un espace<br />

géographique et non à une entité politique 20 .<br />

L’usage <strong>de</strong> la langue française dans les unités flaman<strong>de</strong>s est une pratique admise mais qui ne<br />

fera jamais l’objet d’une inscription juridique. Il n’existe ni confréries, ni lieu <strong>de</strong> culte<br />

spécifiques aux officiers <strong>de</strong>s unités flaman<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong>. La principale référence en matière<br />

d’organisation institutionnelle est la Maison militaire <strong>de</strong> Louis XIV. Les <strong>de</strong>ux régiments <strong>de</strong>s<br />

gar<strong>de</strong>s espagnoles et <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes calquent leurs uniformes et leur ordre <strong>de</strong> préséance<br />

sur les gar<strong>de</strong>s françaises et les gar<strong>de</strong>s suisses du roi <strong>de</strong> France 21 . Les privilèges dont la gar<strong>de</strong><br />

est dotée sont communs aux trois nations (espagnole, italienne et flaman<strong>de</strong>). C’est ce statut<br />

juridique commun qui fon<strong>de</strong> l’i<strong>de</strong>ntité institutionnelle <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> royale, par <strong>de</strong>là les<br />

différences <strong>de</strong> nations. L’essentiel <strong>de</strong> la conflictualité institutionnelle à laquelle est confrontée<br />

la gar<strong>de</strong> royale porte sur <strong>de</strong>s questions <strong>de</strong> juridiction et très rarement sur <strong>de</strong>s questions <strong>de</strong><br />

« nationalité » qui stigmatiseraient les unités non régnicoles. Par conséquent, les<br />

commandants <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong>, toutes nationalités confondues, font le plus souvent preuve d’une<br />

gran<strong>de</strong> solidarité. La gar<strong>de</strong>, dans son ensemble, fait corps. En bref, les solidarités d’origine ne<br />

sont pas renforcées par la législation royale, et la question <strong>de</strong> l’origine ne constitue<br />

pratiquement jamais un enjeu dans les conflits institutionnels.<br />

Cette relégation <strong>de</strong>s caractères ethniques à un rôle pratiquement insignifiant souligne bien que<br />

le service étranger ne se définit pas uniquement par un statut juridique. La frontière qui<br />

singularise les régiments étrangers n’est pas qu’une simple question <strong>de</strong> privilèges. Le contrôle<br />

du roi d’Espagne sur sa gar<strong>de</strong> ne s’exerce pas en dressant une frontière ethnique entre elle et<br />

18 T. Glesener, « Les 'étrangers' du roi. La réforme <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s royales au début du règne <strong>de</strong> Philippe V (1701-1705) »,<br />

Mélanges <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> Velázquez, 35 (2), 2005, p. 219-242.<br />

19 J. A. Portugues, Colección general <strong>de</strong> las or<strong>de</strong>nanzas militares, Madrid, 1764, t. 5, p. 6-37 et 244-304.<br />

20 T. Glesener, « ¿Nación flamenca o élite <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r? Los militares 'flamencos' en la España <strong>de</strong> los Borbones », dans A.<br />

Álvarez-Ossorio Alvariño, B. García García (éds.), La Monarquía <strong>de</strong> las Naciones. Patría, nación y naturaleza en la<br />

Monarquía <strong>de</strong> España, Madrid, 2004, p. 701-719.<br />

21 AGS, GM, Supl. 239, s. f. Aytona à Durán (3 janvier 1720). Saint-Simon reçu en audience officielle par Philippe V écrit :<br />

« Arrivant à la place du palais, je me crus aux Tuileries. Les régiments <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s espagnoles, vêtus, officiers et soldats,<br />

comme le régiment <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s françaises, et le régiment <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes, vêtus, officiers et soldats, comme le régiment<br />

<strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s suisses, étaient sous les armes, les drapeaux voltigeant, les tambours rappelant, et les officiers saluant <strong>de</strong><br />

l'esponton ». Saint-Simon, Mémoires, éd. Coirault, t. 8, p. 27.<br />

190


le reste <strong>de</strong> ses sujets. Dans le contexte <strong>de</strong> la guerre <strong>de</strong> Succession, Louis XVI et Philippe V<br />

ont jugé crucial <strong>de</strong> placer à la tête <strong>de</strong> l’institution <strong>de</strong>s commandants qui appartiennent tous à<br />

<strong>de</strong>s familles évoluant dans le proche entourage <strong>de</strong>s Bourbons, et qui ont généralement fait<br />

preuve d’une fidélité sans faille tout au long du conflit successoral. La monopolisation <strong>de</strong>s<br />

emplois <strong>de</strong> commandants <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> par un nombre réduit <strong>de</strong> familles souligne le <strong>de</strong>gré <strong>de</strong><br />

confiance et <strong>de</strong> proximité qui unit ces groupes familiaux aux rois d’Espagne successifs 22 .<br />

C’est à travers ces liens <strong>de</strong> clientèle que Philippe V exerce un contrôle direct et personnel sur<br />

le fonctionnement <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong>. Concrètement, la confiance accordée par Philippe V aux<br />

commandants <strong>de</strong> sa gar<strong>de</strong> se traduit par une très large autonomie tant d’un point <strong>de</strong> vue<br />

juridictionnel que d’un point <strong>de</strong> vue économique 23 .<br />

Si le pouvoir royal ne durcit pas la frontière ethnique entre la gar<strong>de</strong> et le reste <strong>de</strong> la société,<br />

c’est qu’il confie entièrement aux commandants le pouvoir <strong>de</strong> contrôler les limites <strong>de</strong><br />

l’institution. Ces <strong>de</strong>rniers ont notamment toute autorité pour accepter ou rejeter les <strong>de</strong>man<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>s candidats officiers. Pour les commandants flamands, il s’agit d’une pratique non écrite qui<br />

leur donne un pouvoir considérable dans leurs régions d’origine. Cela leur permet d’avoir la<br />

haute main sur un nombre important d’emplois prestigieux que convoitent les familles nobles<br />

<strong>de</strong>s Pays-Bas pour leurs ca<strong>de</strong>ts désoeuvrés.<br />

De plus, il se développe autour <strong>de</strong> l’institution une vie <strong>de</strong> communauté faite <strong>de</strong> sociabilités et<br />

<strong>de</strong> solidarités qui contribuent à renforcer l’unité du groupe. Que ce soit à l’occasion d’une<br />

enquête <strong>de</strong> noblesse préalable à l’obtention d’un habit d’un ordre militaire ou lors <strong>de</strong> la<br />

rédaction d’un testament, les officiers flamands <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> s’entrai<strong>de</strong>nt 24 . De nombreux<br />

mariages entre parents d’officiers, en Espagne ou aux Pays-Bas, contribuent à sceller l’unité<br />

du groupe. Solidarités professionnelles et solidarités communautaires sont indissociables. Par<br />

conséquent, les commandants <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong>, en plus <strong>de</strong> leurs fonctions professionnelles,<br />

renforcent leur autorité morale sur le groupe en s’érigeant en père et protecteur <strong>de</strong> la nation.<br />

Ils investissent et recyclent une série <strong>de</strong> lieux et <strong>de</strong> pratiques symboliques <strong>de</strong> la nation<br />

flaman<strong>de</strong> <strong>de</strong> l’époque habsbourgeoise. Ainsi, il n’est pas rare <strong>de</strong> trouver les commandants<br />

siéger à la députation <strong>de</strong> l’hôpital Saint-André-<strong>de</strong>s-Flamands, une <strong>de</strong>s institutions<br />

symboliques du territoire à Madrid, crées au XVIe siècle 25 . Cette stratégie <strong>de</strong> symbolisation<br />

<strong>de</strong> la communauté ne s’exerce qu’à l’intérieur <strong>de</strong> l’institution. Dans leurs relations avec le<br />

pouvoir royal, les commandants <strong>de</strong>s unités flaman<strong>de</strong>s se gar<strong>de</strong>nt généralement <strong>de</strong> mobiliser<br />

un symbolique trop pesante qui risquerait d’irriter la couronne en renouant avec la légitimité<br />

politique sur laquelle la gar<strong>de</strong> habsbourgeoise avait été instituée. En somme, trois éléments<br />

contribuent à façonner l’unité du groupe. Tout d’abord, l’isolement social <strong>de</strong>s officiers qui les<br />

22 F. Andújar Castillo, « La corte y los militares en el siglo XVIII », Estudis, 27, 2001, p. 91-120.<br />

23 Les capitaines <strong>de</strong>s compagnies <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s du corps ont la pleine juridiction sur leur compagnie. Ils ne ren<strong>de</strong>nt <strong>de</strong>s comptes<br />

qu’au roi sans que le conseil <strong>de</strong> guerre et, dans une large mesure, le secrétaire <strong>de</strong> guerre, puissent intervenir. Les <strong>de</strong>ux<br />

colonels <strong>de</strong>s régiments d’infanterie <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> cumulent les emplois <strong>de</strong> directeur et d’inspecteur <strong>de</strong> leurs unités. Ils ne sont<br />

donc pas soumis au contrôle <strong>de</strong> l’administration militaire. M. Gómez Ruiz, V. Alonso Juanola, El ejército <strong>de</strong> los Borbones,<br />

Madrid, 1989, t. 1, p. XXX.<br />

24 T. Glesener, « Po<strong>de</strong>r y sociabilidad: las élites flamencas en España a través <strong>de</strong> los expedientes <strong>de</strong> las ór<strong>de</strong>nes militares<br />

(siglo XVIII) », dans A. Crespo Solana, M. Herrero Sánchez (coords.), España y las 17 provincias <strong>de</strong> los Países Bajos. Una<br />

revisión historiográfica (XVI-XVIII), Cordoue, 2002, p. 169-188.<br />

25 F. Vidal Galache, B. Vidal Galache, Historia <strong>de</strong>l Hospital <strong>de</strong> San Andres <strong>de</strong> los Flamencos 1594-1994, Madrid, 1996. Un<br />

ancien officier <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> wallonne écrit à propos <strong>de</strong> la famille <strong>de</strong> Bournonville, une <strong>de</strong>s principales familles flaman<strong>de</strong>s en<br />

Espagne qui tente par tous les moyens <strong>de</strong> monopoliser le comman<strong>de</strong>ment <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> : « Et par cet arrangement, [le duc <strong>de</strong><br />

Bournonville] rendait pour ainsi dire ce régiment [<strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes] héréditaire dans sa famille qui est tout ce qu'elle a<br />

toujours désiré avec le plus d'empressement. Je ne souhaite pas que [la famille <strong>de</strong> Bournonville] parvienne jamais à remplir<br />

son objet. Les Flamands n'y trouveraient nullement leur compte car quoiqu'elle le vante hautement d'en être le père et le<br />

protecteur, il n'en est rien absolument. Tout au contraire, [la famille <strong>de</strong> Bournonville] s'imagine que tout lui est dû et il n'y a<br />

aucun <strong>de</strong> cette race [=les Bournonville] qui n'envie les grâces que le roi peut faire à quelques uns d'eux [=les Flamands] et qui<br />

ne les ressente même véritablement surtout quand elles regar<strong>de</strong>nt <strong>de</strong>s personnes qui ne leur doivent rien ni par leurs talents ni<br />

par leurs naissances et qui se trouvent par leurs emplois en place <strong>de</strong> pouvoir leur causer <strong>de</strong> l'ombrage ». AGR, FP, Croix, 11,<br />

s. f. Charles <strong>de</strong> Croix à Mlle d’Allennes (Madrid, 27 avril 1761).<br />

191


conduit à dédoubler les liens professionnels par <strong>de</strong>s liens d’amitié et <strong>de</strong> solidarité. Ensuite, le<br />

contrôle <strong>de</strong>s commandants sur le recrutement <strong>de</strong>s officiers équivaut à contrôler les frontières<br />

du corps. Enfin, le travail <strong>de</strong> symbolisation, mené à l’initiative <strong>de</strong>s commandants, contribue à<br />

sceller l’unité du corps en essentialisant les liens qui unissent les officiers 26 .<br />

On comprend mieux à présent pourquoi le pouvoir royal a pu se dispenser d’une définition<br />

trop précise <strong>de</strong>s conditions <strong>de</strong> nationalité, ou bien d’exacerber les traits culturels <strong>de</strong>s unités<br />

non régnicoles <strong>de</strong> sa gar<strong>de</strong>. Investis d’une très large autonomie, les commandants flamands se<br />

sont chargés <strong>de</strong> contrôler les frontières du corps. La couronne leur a laissé le soin d’entretenir<br />

une mémoire du territoire afin d’asseoir leur autorité pour autant que cela ne légitime pas <strong>de</strong>s<br />

prétentions collectives. Il est utile <strong>de</strong> souligner que le corps compte indistinctement <strong>de</strong>s<br />

officiers nés aux Pays-Bas, en France ou en Espagne. La communauté qui gravite autour <strong>de</strong>s<br />

unités flaman<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> est loin d’être homogène du point <strong>de</strong> vue <strong>de</strong> l’origine. La<br />

pratique professionnelle et la participation aux sociabilités <strong>de</strong> corps suffisent à déterminer<br />

l’appartenance. Le patronage <strong>de</strong>s commandants permet <strong>de</strong> faire tenir ensemble un imbroglio<br />

<strong>de</strong> trajectoires hétéroclites.<br />

Nous sommes à présent en mesure <strong>de</strong> préciser notre analogie <strong>de</strong> départ entre les sociétés <strong>de</strong><br />

frontière et les régiments étrangers. Ces <strong>de</strong>rniers se structurent effectivement autour d’une<br />

frontière. Néanmoins, celle-ci n’est pas exclusivement juridique, et encore moins ethnique. Le<br />

caractère frontalier <strong>de</strong> l’institution rési<strong>de</strong> avant tout dans un certain type <strong>de</strong> configurations<br />

sociales qui permettent la fusion complète d’un espace professionnel et d’un espace<br />

communautaire. Dans un régiment étranger, vie <strong>de</strong> corps et vie <strong>de</strong> communauté d’expatriés<br />

coïnci<strong>de</strong>nt pratiquement terme à terme. Certes, toutes les institutions d’Ancien Régime<br />

supposent peu ou prou une vie communautaire, c’est-à-dire un prolongement dans d’autres<br />

aspects <strong>de</strong> la vie sociale <strong>de</strong>s liens noués dans le cadre <strong>de</strong> l’institution. Et inversement, les liens<br />

noués dans la communauté se prolongent dans les institutions 27 . Toutefois, la caractéristique<br />

principale <strong>de</strong>s régiments étrangers, par rapport aux autres institutions d’Ancien Régime, est<br />

que l’institution et la communauté fusionnent complètement, excluant toute dimension sociale<br />

distincte <strong>de</strong> celle <strong>de</strong> la pratique professionnelle. Au lieu d’évoluer dans <strong>de</strong>s espaces sociaux<br />

multiples, les militaires étrangers superposent les dimensions professionnelle et<br />

communautaire sur un même espace. La raison en est simple : la différenciation géopolitique<br />

entre l’exercice du pouvoir local et le service du prince prive les militaires étrangers d’un<br />

accès aux ressources économiques, politiques et sociales du territoire. L’institution cristallise<br />

donc autour d’elle une forte <strong>de</strong>nsité <strong>de</strong> relations sociales à caractère nettement endogamiques.<br />

Le pouvoir royal encourage cette imbrication <strong>de</strong>s liens par l’octroi d’une large autonomie plus<br />

que par l’action législative. Avant toute chose, l’institution doit être communautaire, et la<br />

communauté fait l’institution.<br />

Il est donc possible <strong>de</strong> dire la spécificité <strong>de</strong>s régiments étrangers, sans verser dans un double<br />

écueil méthodologique : l’isolement ou la banalisation. Nous constatons également que le<br />

caractère frontalier <strong>de</strong>s régiments étrangers tient moins à <strong>de</strong>s caractéristiques stables<br />

(ethnique, juridique, politique) qu’à une forme d’organisation sociale. Autrement dit, ce n’est<br />

pas tant la frontière elle-même qui donne à l’institution son caractère frontalier, mais bien la<br />

26 Dans les témoignages lors d’enquête <strong>de</strong> pureté <strong>de</strong> sang menée par le conseil <strong>de</strong>s ordres, il est systématiquement <strong>de</strong>mandé<br />

au témoin <strong>de</strong> dire où, comment et pourquoi il connaît le prétendant. Dans plusieurs cas, <strong>de</strong>s officiers <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> wallonne<br />

témoignant pour <strong>de</strong>s prétendants issus du même corps, et qui se connaissent uniquement par la fréquentation du régiment, se<br />

contentent <strong>de</strong> répondre « por ser flamenco ». T. Glesener, « Po<strong>de</strong>r y sociabilidad: las élites flamencas… » op. cit.<br />

27 La distinction entre institution et communauté est avant tout méthodologique. Une définition liminaire <strong>de</strong> l’institution<br />

pourrait s’entendre comme l’ensemble <strong>de</strong> liens sociaux formalisés dans un cadre juridique spécifique. La communauté peut<br />

se définir comme un ensemble <strong>de</strong> configurations sociales non formalisées tributaires <strong>de</strong>s relations que les individus<br />

établissent entre eux en <strong>de</strong>hors <strong>de</strong> tout cadre juridique. Dans tous les cas, l’institution et la société ne doivent pas être<br />

opposées. Voir à ce sujet : S. Cerutti, La ville et les métiers : naissance d'un langage corporatif. Turin, 17e-18e siècle, Paris,<br />

1990.<br />

192


manière dont les liens entre les individus se structurent. L’institution <strong>de</strong>vient frontalière parce<br />

qu’elle est constituée d’individus qui déploient leurs tissus relationnels dans un seul et même<br />

espace. Une institution <strong>de</strong> ce type repose sur un équilibre fragile puisque son existence est<br />

tributaire <strong>de</strong>s pratiques endogamiques <strong>de</strong>s individus. Toute transgression <strong>de</strong> la frontière vers<br />

l’extérieur met en péril l’organisation sociale qui régit l’institution.<br />

Le dépaysement <strong>de</strong> la problématique <strong>de</strong>s sociétés <strong>de</strong> frontière, proposé en tête du travail,<br />

permet d’i<strong>de</strong>ntifier plus précisément ce qui caractérise les espaces frontaliers. La nature<br />

intrinsèque <strong>de</strong> la frontière (géographique, politique, juridique, ethnique) ne suffit pas à définir<br />

un espace frontalier. Il s’agit avant tout d’un espace où le tissu social est <strong>de</strong>nse par<br />

comparaison avec d’autres espaces qui le jouxtent. Les limites <strong>de</strong> cet espace ne sont pas<br />

nettes. Elles sont le fruit d’une négociation permanente entre les acteurs.<br />

Dans une institution communautaire, comme les régiments étrangers, où la cohésion est très<br />

forte, les conflits internes vont fragiliser considérablement tant l’institution que la<br />

communauté. Par conséquent, après avoir défini, les caractéristiques <strong>de</strong> notre espace<br />

frontalier, nous allons abor<strong>de</strong>r, dans un <strong>de</strong>rnier point, l’impact d’un conflit au sein du<br />

régiment <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes. Il s’agit <strong>de</strong> voir dans quelle mesure l’étu<strong>de</strong> d’un espace<br />

frontalier institutionnel peut nous informer sur <strong>de</strong>s caractéristiques communes à toutes les<br />

sociétés <strong>de</strong> frontière.<br />

3. Conflit interne et crise d’i<strong>de</strong>ntité<br />

En 1777, un conflit secoue le régiment <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes. Il se traduit par un affrontement<br />

violent entre une partie <strong>de</strong>s capitaines et le colonel, et s’achève par le limogeage du colonel,<br />

c’est-à-dire un Grand d’Espagne, titulaire d’un <strong>de</strong>s premiers emplois <strong>de</strong> l’armée. Que <strong>de</strong>s<br />

capitaines obtiennent l’éviction <strong>de</strong> leur colonel constitue un événement exceptionnel dans<br />

l’histoire <strong>de</strong> l’institution militaire. A cette époque, les gar<strong>de</strong>s wallonnes traversent une crise<br />

profon<strong>de</strong>. A l’origine du conflit, se trouve la diversification croissante <strong>de</strong>s trajectoires <strong>de</strong>s<br />

officiers. Alors qu’une partie d’entre eux s’est complètement intégrée dans la société<br />

espagnole, une autre a continué à arriver fraîchement <strong>de</strong>s Pays-Bas. Le conflit <strong>de</strong> 1777 porte<br />

donc sur la définition <strong>de</strong> la communauté. Les disparités <strong>de</strong>viennent trop gran<strong>de</strong>s entre les<br />

officiers. Ni la pratique professionnelle, ni le patronage du colonel, ni les symboles <strong>de</strong> la<br />

nation, ne suffisent plus à faire tenir ensemble le corps.<br />

Cette crise d’i<strong>de</strong>ntité sociale et professionnelle s’exprime à travers un conflit <strong>de</strong> type<br />

institutionnel. Comme dans toute institution, il n’est guère étonnant que les tensions qui<br />

affectent la communauté se règlent par le biais <strong>de</strong>s ressources juridiques offertes par les<br />

institutions. Dans notre cas, la divergence d’intérêt entre les capitaines et le colonel <strong>de</strong>s<br />

régiments est un conflit pratiquement structurel <strong>de</strong>s armées mo<strong>de</strong>rnes. Si l’on s’en tient aux<br />

réformes militaires initiées en France par Louis XIV, elles ont eu pour principal objet <strong>de</strong><br />

réduire l’autorité <strong>de</strong>s colonels sur leurs unités. Celles-ci, généralement levées aux frais du<br />

colonel, et sur base d’un recrutement local dans les fiefs et seigneuries, leur ont été soumises<br />

pratiquement en pleine propriété. Les colonels ont disposés du droit <strong>de</strong> nommer les officiers et<br />

d’avoir la haute main sur toute l’administration économique du régiment 28 . Dès lors, l’esprit<br />

qui domine les réformes <strong>de</strong> l’armée menée sous Louis XIV consiste à développer <strong>de</strong>s contrepouvoirs<br />

au colonel, à l’intérieur et à l’extérieur <strong>de</strong>s régiments. Sans nous attar<strong>de</strong>r, nous<br />

retiendrons simplement qu’un <strong>de</strong>s axes principaux <strong>de</strong>s réformes consiste à faire reposer<br />

28 La politique <strong>de</strong> Richelieu, qui a consisté à contrôler la noblesse en lui distribuant <strong>de</strong>s charges militaires, s’est révélée être<br />

un échec. Les colonels propriétaires se sont occupés très peu <strong>de</strong> leurs unités, la désertion a atteint <strong>de</strong>s niveaux dramatiques,<br />

et, dans les moments les plus tendus, les colonels ont retourné leurs unités contre le pouvoir royal. D. Parrott, Richelieu's<br />

Army: War, Government and Society in France, 1624-1642, Cambridge, 2001.<br />

193


l’économie du régiment en gran<strong>de</strong> partie sur les capitaines. Ceux-ci sont payés au pro rata du<br />

nombre <strong>de</strong> soldats présents lors <strong>de</strong>s revues <strong>de</strong> leurs compagnies et bénéficient d’avantages<br />

économiques lorsque leur compagnie est complète. Il s’agit <strong>de</strong> la sorte <strong>de</strong> faire coïnci<strong>de</strong>r les<br />

intérêts <strong>de</strong>s officiers avec ceux du pouvoir royal. Par ailleurs, la figure institutionnelle du<br />

sergent major, et dans une moindre mesure du lieutenant colonel, sont renforcées par<br />

l’administration militaire qui en fait les principaux gestionnaires <strong>de</strong> l’économie interne du<br />

régiment. Le trésorier remet la sol<strong>de</strong> au sergent major qui la redistribue ensuite entre les<br />

capitaines. L’indépendance du sergent major est garantie notamment par le fait que son<br />

emploi n’est pas vénal, qu’il est nommé par le roi et qu’il est couvert généralement par <strong>de</strong>s<br />

militaires roturiers ayant une longue carrière dans les armes. Le colonel conserve une position<br />

dominante, notamment dans les propositions aux emplois, mais il est progressivement écarté<br />

<strong>de</strong>s tâches logistiques et économiques 29 .<br />

Les réformes militaires entamées par Philippe V dès les premiers mois <strong>de</strong> son règne ne<br />

diffèrent guère dans le principe 30 . Elles consistent à rompre avec l’ancienne structure du<br />

tercio, miné par la désertion, et à introduire les régiments sur le modèle <strong>de</strong> Louis XIV. Les<br />

<strong>de</strong>ux régiments <strong>de</strong> gar<strong>de</strong>s (espagnoles et wallonnes) sont également formés selon les<br />

nouveaux principes <strong>de</strong> gestion. Néanmoins, la volonté <strong>de</strong> Philippe V <strong>de</strong> détacher ces unités du<br />

contrôle <strong>de</strong> l’administration militaire s’est réalisée au prix d’une large autonomie concédée<br />

aux colonels. En forçant à peine le propos, on pourrait dire que les régiments <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong>, les<br />

fleurons <strong>de</strong> la nouvelle dynastie, sont ceux dont le mo<strong>de</strong> <strong>de</strong> fonctionnement est le plus proche<br />

du siècle antérieur 31 . Les secrétaires <strong>de</strong> guerre successifs, dès les len<strong>de</strong>mains <strong>de</strong> la guerre <strong>de</strong><br />

Succession, vont tenter <strong>de</strong> récupérer le terrain cédé aux colonels. En fait, ils n’ont l’occasion<br />

<strong>de</strong> découvrir le mo<strong>de</strong> <strong>de</strong> circulation <strong>de</strong> l’argent au sein du régiment qu’à l’occasion <strong>de</strong>s<br />

conflits qui opposent les capitaines au colonel. En temps normal, les capitaines<br />

s’accommo<strong>de</strong>nt relativement bien d’un système <strong>de</strong> gestion du colonel. Seuls les conflits ont<br />

permis <strong>de</strong> mettre à jour l’existence d’importants détournements <strong>de</strong> fonds venant alimenter <strong>de</strong>s<br />

caisses noires dont on sait par ailleurs que la plupart <strong>de</strong>s officiers ont pu en bénéficier 32 .<br />

L’existence <strong>de</strong> ce système financier occulte a bien entendu contribué à renforcer la position<br />

du colonel. Si les officiers veulent bénéficier <strong>de</strong>s caisses noires, ils doivent accepter les règles<br />

imposées par le colonel. Ce <strong>de</strong>rnier est, en retour, fragilisé par le système en cas <strong>de</strong> conflit<br />

grave avec certains <strong>de</strong> ses capitaines.<br />

La crise <strong>de</strong> 1777 apparaît alors que <strong>de</strong>s tensions agitent le corps <strong>de</strong>s officiers <strong>de</strong>puis plusieurs<br />

années 33 . Le comte <strong>de</strong> Priego, colonel <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes, règne sans partage sur le<br />

régiment <strong>de</strong>puis plus <strong>de</strong> vingt-cinq ans. Néanmoins, le contrôle du secrétaire <strong>de</strong> guerre sur le<br />

corps est plus important. Une <strong>de</strong>s mesures prises par l’administration royale a été d’instaurer<br />

le principe d’une vérification périodique <strong>de</strong>s comptes du régiment par trois capitainescontrôleurs<br />

désignés par le roi. Jusque là, la vérification <strong>de</strong>s comptes n’avait pas posé <strong>de</strong><br />

problèmes. Du moins, les rapports remis par les contrôleurs avaient été contre signés par le<br />

colonel dans une parfaite harmonie. Toutefois, un <strong>de</strong>s capitaines-contrôleurs <strong>de</strong> 1777, un<br />

29 G. Rowlands, The Dynastic State and the Army un<strong>de</strong>r Louis XIV. Royal Service and Private Interest, 1661-1701,<br />

Cambridge, 2002.<br />

30 : F. Andújar Castillo, Los militares en la España <strong>de</strong>l siglo XVIII: un estudio social, Grena<strong>de</strong>, 1991 ; Id. « La reforma<br />

militar <strong>de</strong> Felipe V », op. cit ; Id., « El ejército <strong>de</strong> Felipe V. Estrategias y problemas <strong>de</strong> una reforma », op. cit. ; C. Borreguero<br />

Beltrán, « Del Tercio al Regimiento », Estudis, 27, 2001, p. 53-89.<br />

31 En 1712 notamment, les colonels obtiennent le droit <strong>de</strong> contrôler la totalité <strong>de</strong>s comptes du régiment à l’exclusion <strong>de</strong>s<br />

capitaines. J. A. Portugues, Colección general <strong>de</strong> las or<strong>de</strong>nanzas militares, Madrid, 1764, t. 5, p. 305-307. De même, dans les<br />

premières années du siècle, lors d’emplois vacants, les colonels proposent un seul candidat au roi, alors que les autres<br />

régiments <strong>de</strong> l’armée doivent présenter une liste <strong>de</strong> trois personnes réglées selon leur ancienneté. Voir notamment : AHN,<br />

Estado, 495-1, s. f.<br />

32 AHPB, Troch, Test. 1768-1773, fol. 280-292. Testament <strong>de</strong> Manuel Craywinckel (Barcelone, 11 juillet 1772).<br />

33 AGS, GM, 2308. En 1759, un conflit oppose Pedro Dubarlet, lieutenant colonel, au comte <strong>de</strong> Priego, colonel <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s<br />

wallonnes, au sujet <strong>de</strong> la préséance du sergent major sur le lieutenant colonel.<br />

194


certain Enrique Van Asbroeck, rompt avec cette habitu<strong>de</strong>. Il remet au secrétaire <strong>de</strong> guerre un<br />

rapport incendiaire contre le colonel, l’accusant <strong>de</strong> manquements graves dans la gestion <strong>de</strong>s<br />

comptes, dénonçant l’attitu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s précé<strong>de</strong>nts contrôleurs qui ont remis <strong>de</strong>s rapports sans avoir<br />

épluché tous les comptes 34 . Le rapport <strong>de</strong> Van Asbroeck sème la panique à l’intérieur du<br />

régiment. Les <strong>de</strong>ux autres capitaines contrôleurs se désolidarisent. Priego dénonce à son tour<br />

au secrétaire <strong>de</strong> guerre le mauvais esprit du capitaine qui cherche à semer la zizanie à<br />

l’intérieur du corps en diffamant le colonel et les autres capitaines. Une enquête est diligentée<br />

par le secrétaire <strong>de</strong> guerre qui nomme à cet effet un officier général extérieur au corps. Ce<br />

<strong>de</strong>rnier rend en 1779 un rapport accablant sur la gestion <strong>de</strong>s comptes qui incrimine<br />

directement le colonel. Entretemps, conscient que l’affaire va éclater au grand jour, le comte<br />

<strong>de</strong> Priego démissionne. La place <strong>de</strong> colonel <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s wallonnes restera vacante pendant plus<br />

<strong>de</strong> dix ans. L’affaire se conclut en 1780 avec la publication d’un nouveau règlement pour le<br />

gouvernement économique du régiment 35 .<br />

Quelques années avant que n’éclate le scandale, un conflit a opposé Enrique Van Asbroeck au<br />

comte <strong>de</strong> Priego. En 1775, Enrique Van Asbroeck obtient la grâce royale d’un emploi<br />

d’enseigne dans les gar<strong>de</strong>s wallonnes pour son fils, âgé à peine <strong>de</strong> 11 ans. Cette faveur n’a pas<br />

été obtenue par l’intermédiaire du comte <strong>de</strong> Priego, mais par d’autres appuis dont l’i<strong>de</strong>ntité<br />

n’est pas connue. Le comte <strong>de</strong> Priego en prend ombrage et tente <strong>de</strong> bloquer la carrière du fils<br />

d’Enrique Van Asbroeck. Le roi finit par trancher en donnant l’avantage au capitaine sur le<br />

colonel 36 . Les conflits d’ancienneté, les jeux d’influence par le biais <strong>de</strong>s recommandations,<br />

sont légion au sein <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong>. Dans la plupart <strong>de</strong>s cas, l’affaire se règle par l’arbitrage royal<br />

et ne prête pas à conséquence. Or, dans ce cas-ci, le scandale financier qui éclabousse le<br />

colonel éclate moins <strong>de</strong> trois ans après l’affaire, et a toutes les allures d’un règlement <strong>de</strong><br />

comptes. A bien y regar<strong>de</strong>r, les dénonciations d’Enrique Van Asbroeck sont loin <strong>de</strong><br />

s’expliquer par un simple conflit <strong>de</strong> personnes. Elles révèlent un malaise profond au sein <strong>de</strong><br />

l’institution et <strong>de</strong> la communauté.<br />

Le scandale financier survient à un moment où le régiment est confronté à une crise récurrente<br />

<strong>de</strong> recrutement qui pèse lour<strong>de</strong>ment sur les finances du régiment. Le comte <strong>de</strong> Priego a,<br />

<strong>de</strong>puis 1768, substitué les commissions temporaires <strong>de</strong> recrutement, se déroulant<br />

généralement dans le nord <strong>de</strong> la France et <strong>de</strong> l’Italie, par un bureau permanent installé dans la<br />

principauté épiscopale <strong>de</strong> Liège. Si la mesure permet <strong>de</strong> pallier provisoirement au problème<br />

<strong>de</strong>s recrues, le prince-évêque <strong>de</strong> Liège monnaie chèrement le service rendu 37 . Compte tenu du<br />

prix croissant <strong>de</strong>s recrues, les comptes du régiment sont systématiquement déficitaires. En<br />

1770, la couronne cè<strong>de</strong> au comte <strong>de</strong> Priego le droit <strong>de</strong> nommer à douze emplois d’enseignes,<br />

introduisant pour la première fois les pratiques vénales dans le régiment 38 . La vente <strong>de</strong>s<br />

emplois, ou leur cession contre <strong>de</strong>s recrues, n’offre qu’un répit provisoire. Au comte <strong>de</strong><br />

Priego qui <strong>de</strong>man<strong>de</strong> davantage d’emplois à vendre, le roi oppose un refus 39 . La couronne<br />

accepte uniquement d’octroyer <strong>de</strong>s avances au régiment, augmentant le déficit chronique <strong>de</strong>s<br />

finances du corps 40 .<br />

Le corps <strong>de</strong>s officiers traverse également une crise <strong>de</strong> recrutement. La vente <strong>de</strong>s emplois entre<br />

1768 et 1770 a ouvert la porte du régiment à <strong>de</strong>s individus d’horizons très divers. Parmi eux,<br />

on trouve notamment Juan Francisco et Pedro Goossens, tous <strong>de</strong>ux neveux du trésorier<br />

34 AGS, GM, 2330, s. f. Rapport <strong>de</strong> Enrique Van Asbroeck (Madrid, 11 mars 1777).<br />

35 AGS, GM, 2332, s. f.<br />

36 AGS, GM, 2320, s. f. Mémoire d’Enrique Van Asbroeck (1775).<br />

37 AGS, GM, 2335, s. f. Felipe Cabanes à Miguel Muzquiz (Madrid, 24 juillet 1780). Un rapport du capitaine recruteur<br />

installé à Liège fait état d’une somme <strong>de</strong> 400 louis d’or annuel payé à la nièce du prince-évêque. Ce <strong>de</strong>rnier, selon le<br />

capitaine recruteur, a fait savoir « que si el regimiento no continua la gratificación prevee claramente que no se le permitirá<br />

continuar reclutar ».<br />

38 AGS, GM, 5948, s. f. Priego à Muniain (Madrid, 27 novembre 1770).<br />

39 AGS, GM, 5948, s. f. Priego à O’Reilly (Madrid, 5 février 1774).<br />

40 AGS, GM, 5948, s. f. Les avances sont 200.000 réaux en 1771, et <strong>de</strong> 336.757 réaux en 1773.<br />

195


général, Pedro Francisco Goossens. Ils appartiennent à une famille patricienne <strong>de</strong> Bilbao,<br />

enrichie par le commerce, et qui n’a plus <strong>de</strong> flamand que le nom 41 . Parallèlement, la capacité<br />

du comte <strong>de</strong> Priego d’attirer en Espagne les ca<strong>de</strong>ts <strong>de</strong>s familles nobles <strong>de</strong>s Pays-Bas semble<br />

s’affaiblir considérablement. Il doit recourir à <strong>de</strong>s intermédiaires, et ne parvient plus à couvrir<br />

l’ensemble <strong>de</strong>s emplois vacants 42 . Or, l’autorité du comte <strong>de</strong> Priego sur le régiment est en<br />

partie liée à la proportion <strong>de</strong> jeunes officiers fraîchement débarqués du nord <strong>de</strong> l’Europe. Sans<br />

attaches et sans appuis à l’extérieur du corps, ils sont autant d’individus dociles qui ne<br />

peuvent rêver à d’autres emplois en Espagne que ceux offerts par le régiment. Par conséquent,<br />

le tarissement du flux en provenance <strong>de</strong>s Pays-Bas donne davantage <strong>de</strong> poids à <strong>de</strong> véritables<br />

dynasties d’officiers installées <strong>de</strong>puis <strong>de</strong>ux ou trois générations dans la gar<strong>de</strong> royale. Elles ont<br />

par ailleurs noué <strong>de</strong>s liens parfois très étroits dans la société espagnole. Tout en conservant un<br />

ancrage soli<strong>de</strong> dans les unités flaman<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong>, ces familles ont diversifié leurs<br />

stratégies et se trouvent dans une dépendance moindre à l’égard <strong>de</strong>s débouchés professionnels<br />

que le régiment et son colonel offrent.<br />

Il n’est guère étonnant que la personne par qui le scandale arrive, Enrique Van Asbroeck,<br />

appartienne à une <strong>de</strong> ces familles. Son père est un officier flamand sans éclat originaire <strong>de</strong><br />

Bruxelles qui est resté en Espagne après la guerre <strong>de</strong> Succession. Enrique Van Asbroeck et<br />

ses trois frères ont entamé une carrière dans les gar<strong>de</strong>s wallonnes. Il a fait un bon mariage<br />

avec une fille d’un capitaine sicilien au service <strong>de</strong> l’Espagne. Sa belle-famille n’est guère <strong>de</strong><br />

haute extraction mais elle est fortunée et semble possé<strong>de</strong>r <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s protections 43 . De plus,<br />

une <strong>de</strong> ses sœurs, femme <strong>de</strong> chambre <strong>de</strong> l’infante Maria Josefa, a épousé en 1772 un<br />

conseiller du conseil <strong>de</strong> Castille 44 . Une autre s’est alliée à un regidor <strong>de</strong> Valladolid 45 . A son<br />

tour, Enrique Van Asbroeck poursuit cette stratégie d’alliance avec la robe en mariant sa fille<br />

au fils <strong>de</strong> José Faustino Perez <strong>de</strong> Hita, également conseiller <strong>de</strong> Castille 46 . La trajectoire <strong>de</strong> la<br />

famille Van Asbroeck tranche radicalement avec celle <strong>de</strong> la majorité <strong>de</strong>s autres officiers. Dans<br />

la plupart <strong>de</strong>s cas, lorsqu’il y a <strong>de</strong>s alliances, elles sont endogamiques au corps. Pour la<br />

majorité <strong>de</strong>s familles, le régiment ne constitue qu’une extension du territoire local. Des<br />

stratégies d’alliance nouées aux Pays-Bas se prolongent en Espagne au sein du régiment,<br />

tandis qu’inversement, le régiment offre un espace <strong>de</strong> négociation pour forger <strong>de</strong> nouvelles<br />

alliances au pays. S’il n’est pas majoritaire, le cas <strong>de</strong> la famille Van Asbroeck n’est pas<br />

unique. D’autres familles d’officiers ont noué <strong>de</strong>s liens à l’extérieur du corps, notamment en<br />

Catalogne où le régiment est caserné une partie <strong>de</strong> l’année. Cependant, le caractère<br />

exceptionnel <strong>de</strong> la famille Van Asbroeck rési<strong>de</strong> dans le fait qu’elle est parvenue à pénétrer le<br />

cœur <strong>de</strong>s élites castillanes, à savoir le mon<strong>de</strong> très fermé <strong>de</strong>s auditeurs et <strong>de</strong>s conseillers <strong>de</strong><br />

Castille. Cette assise sociale est vraisemblablement ce qui donne la force à Enrique Van<br />

Asbroeck <strong>de</strong> dénoncer publiquement les malversations au sein du régiment.<br />

L’hostilité dont il est l’objet au sein du régiment montre clairement que le scandale financier<br />

traduit avant tout un malaise sur la définition <strong>de</strong> la communauté 47 . En effet, durant le<br />

déroulement <strong>de</strong> l’affaire, Enrique Van Asbroeck est l’objet d’une longue série <strong>de</strong> vexations. A<br />

l’occasion d’une altercation, un officier interpelle Van Asbroeck et lui dit « con <strong>de</strong>sprecio que<br />

le hablase en francés si quería que le contestase, pues el no entendia las frases <strong>de</strong>l<br />

41 AGS, GM, 5948, s. f.<br />

42 AGR, FP, Ursel, 449, s. f. Priego à la duchesse douairière d’Ursel (Madrid, 25 août 1778).<br />

43 AHPM, Test. Agueda Agraz Car<strong>de</strong>nas XXX ; AHN, OM, Calatrava Casamientos, exp. 73. Le parrain du premier enfant <strong>de</strong><br />

Enrique Van Asbroeck est le duc <strong>de</strong> Medinaceli.<br />

44 J. Fayard, Los ministros <strong>de</strong>l Consejo Real <strong>de</strong> Castilla (1621-1788), Madrid, 1982, p. 204.<br />

45 AHPM, Test. Agueda Agraz Car<strong>de</strong>nas XXX.<br />

46 J. Fayard, Los ministros <strong>de</strong>l Consejo Real <strong>de</strong> Castilla, p. XXX<br />

47 AGS, GM, 2335, s. f. Ricla à Alvarez Sotomayor (Aranjuez, 7 mai 1780) : « Su Majestad ha mirado este suceso como una<br />

prueba <strong>de</strong> no estar bien establecida la unión y harmonía entre algunos oficiales <strong>de</strong> este real cuerpo, no ignorando cual pueda<br />

ser el principio <strong>de</strong> la mayor parte <strong>de</strong> sus enemista<strong>de</strong>s, y discordias ».<br />

196


castellano » 48 . Quelques années plus tard, un <strong>de</strong> ses neveux, Angel Castilla Van Asbroeck, se<br />

voit refuser l’entrée dans le régiment sous prétexte qu’il est espagnol 49 . D’ailleurs, au vu <strong>de</strong> la<br />

virulence <strong>de</strong>s attaques dont il est l’objet durant l’enquête sur les comptes, Enrique Van<br />

Asbroeck prévient une éventuelle rupture définitive avec l’institution et la communauté. En<br />

1779, en plein scandale financier, il sollicite auprès du roi une reconnaissance <strong>de</strong> noblesse<br />

alléguant le désir <strong>de</strong> sa famille <strong>de</strong> s’installer définitivement dans les domaines du roi<br />

d’Espagne 50 .<br />

Il est probable qu’en attaquant <strong>de</strong> front le colonel du régiment, Enrique Van Asbroeck n’ait<br />

pas pleinement mesuré la portée <strong>de</strong> son action. La démission du comte <strong>de</strong> Priego, mais surtout<br />

la vacance <strong>de</strong> l’emploi <strong>de</strong> colonel pendant dix ans, conduisent en quelques années à la<br />

désagrégation complète <strong>de</strong> la communauté. En effet, avec la disparition du colonel, la<br />

configuration sociale et symbolique qui fait tenir le groupe est mise à mal. Les conséquences<br />

se font sentir au len<strong>de</strong>main du départ du comte <strong>de</strong> Priego. Les candidatures, d’abord <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>scendants métissés <strong>de</strong>s premiers officiers flamands puis progressivement <strong>de</strong> prétendants<br />

espagnols sans liens avec la communauté, affluent. Les <strong>de</strong>man<strong>de</strong>s ne parviennent plus par le<br />

biais <strong>de</strong>s réseaux informels tissés aux Pays-Bas et en Espagne, mais par le canal officiel du<br />

secrétaire <strong>de</strong> guerre qui transmet les <strong>de</strong>man<strong>de</strong>s pour avis au lieutenant colonel, chargé<br />

temporairement <strong>de</strong> la direction du régiment. Celui-ci remet systématiquement un avis négatif<br />

mais il n’a pas l’autorité suffisante pour empêcher <strong>de</strong>s dispenses, ni pour se substituer au<br />

colonel dans la maîtrise <strong>de</strong>s réseaux qui faisaient tenir la communauté. En réalité, au cours <strong>de</strong>s<br />

années 1780, le corps <strong>de</strong>s officiers perd progressivement le contrôle <strong>de</strong> son recrutement. Le<br />

régiment, décapité, n’est plus capable d’opposer au pouvoir royal un système<br />

d’autorégulation. Dès lors, la couronne voit une occasion <strong>de</strong> se substituer au colonel dans la<br />

sélection <strong>de</strong>s candidats. En face, le corps <strong>de</strong>s officiers tâche d’inventer un système <strong>de</strong><br />

substitution en traduisant en termes formels la complexité <strong>de</strong>s relations sociales qui<br />

régissaient l’organisation du corps. Progressivement, l’imbrication étroite entre institution et<br />

communauté, commune à tout l’Ancien Régime mais particulièrement forte dans les<br />

régiments étrangers, se différencie. La perte <strong>de</strong> contrôle sur le recrutement <strong>de</strong>s officiers ne<br />

permet plus <strong>de</strong> définir la communauté uniquement par les pratiques professionnelles et les<br />

sociabilités au sein <strong>de</strong> l’institution. Par conséquent, le corps <strong>de</strong>s officiers invente une nouvelle<br />

définition <strong>de</strong> la communauté indépendante <strong>de</strong>s pratiques professionnelles. Il développe dans<br />

un vocabulaire vaguement juridique une définition <strong>de</strong> la « nationalité » flaman<strong>de</strong> qui<br />

s’évaluerait en nombre <strong>de</strong> quartiers. En portant la question <strong>de</strong>s limites du corps sur le terrain<br />

juridique, les officiers n’opposent qu’une vaine résistance. Les candidats se contentent<br />

d’adresser au secrétaire <strong>de</strong> guerre une <strong>de</strong>man<strong>de</strong> <strong>de</strong> dispense <strong>de</strong>s quartiers flamands qui leur<br />

manquent. Face à l’afflux <strong>de</strong>s <strong>de</strong>man<strong>de</strong>s, la couronne octroie les dispenses <strong>de</strong> plus en plus<br />

facilement. Et, le 6 janvier 1791, Charles IV abroge le privilège <strong>de</strong> nation <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s<br />

wallonnes. Cette décision vient confirmer la brèche qui s’est ouverte entre la communauté et<br />

l’institution. L’institution persiste jusqu’au début du XIXe siècle, mais elle ne constitue plus<br />

le socle exclusif d’un tissu social très <strong>de</strong>nse. Concrètement, le flux <strong>de</strong> jeunes officiers en<br />

provenance <strong>de</strong>s Pays-Bas, déjà affaibli, se tarit complètement. Selon leur <strong>de</strong>gré d’intégration<br />

dans la société espagnole, les groupes familiaux quittent l’Espagne ou y restent mais se<br />

détournent progressivement <strong>de</strong> l’institution. A cela s’ajoutent les événements politiques<br />

(révolution française, révolution brabançonne) qui ren<strong>de</strong>nt particulièrement difficiles le<br />

maintien <strong>de</strong> relations entre le noyau familial d’origine et les branches espagnoles. En 1818,<br />

48 AGS, GM, 2335, s. f. Van Asbroeck à Ricla (Camp <strong>de</strong> San Roque, mai 1780).<br />

49 AGS, GM, 2345, s. f. Hautregard à Lopez Lerena (Valladolid, 20 octobre 1786) : « Don Angel Castilla carece <strong>de</strong> la calidad<br />

<strong>de</strong> ser flamenco, su madre aunque hija <strong>de</strong> flamenco, ha nacido en España y que si se abre la puerta <strong>de</strong> admitir sujetos que no<br />

sean <strong>de</strong> las provincias flamencas, con el pretexto <strong>de</strong> alianzas, hay una infinidad <strong>de</strong> pretendientes a quienes siempre me he<br />

negado para conformarme a la voluntad <strong>de</strong> Su Majestad ».<br />

50 AHN, Consejos, 13242, exp. 11. Mémoire Enrique Van Asbroeck (Madrid, 23 mars 1779).<br />

197


faisant suite à l’espagnolisation <strong>de</strong>s emplois <strong>de</strong> la Maison du roi sous Ferdinand VII, le nom<br />

« gar<strong>de</strong>s wallonnes » est remplacé par celui <strong>de</strong> « premier régiment d’infanterie <strong>de</strong> la gar<strong>de</strong> ».<br />

Une protestation strictement formelle du colonel sera la seule réponse du régiment 51 .<br />

Un conflit commun à toutes les armées mo<strong>de</strong>rnes n’a pas la même signification, ni les mêmes<br />

conséquences dans un régiment étranger, que dans le reste <strong>de</strong> l’institution militaire. La<br />

différence ne tient pas dans une spécificité irréductible du premier, qu’elle soit ethnique ou<br />

juridique. Elle rési<strong>de</strong> avant tout dans une configuration sociale endogamique sur laquelle<br />

repose l’institution. Par conséquent, les conflits larvés qui opposent les capitaines à leur<br />

colonel dans la plupart <strong>de</strong>s armées d’Ancien Régime permettent, dans le cas <strong>de</strong>s gar<strong>de</strong>s<br />

wallonnes, d’exprimer le malaise d’une communauté qui traverse une crise d’i<strong>de</strong>ntité sociale<br />

et professionnelle. La dénonciation <strong>de</strong> corruption se produit à un moment où une mutation<br />

interne <strong>de</strong> la composition du régiment risque <strong>de</strong> désagréger les liens sociaux. En visant le<br />

colonel, les capitaines mettent en cause le garant <strong>de</strong> la cohésion sociale <strong>de</strong> l’institution et <strong>de</strong> la<br />

communauté. La conséquence, probablement involontaire <strong>de</strong> leur action, est un<br />

approfondissement <strong>de</strong> la crise en raison <strong>de</strong> la vacance <strong>de</strong> l’emploi <strong>de</strong> colonel pendant dix ans.<br />

Quoiqu’il en soit, le conflit, qui passe par les voies normales <strong>de</strong> la conflictualité<br />

institutionnelle, sert <strong>de</strong> moteur à une redéfinition du lien social. La définition <strong>de</strong> la<br />

communauté, garantie par le colonel, n’est plus adaptée à l’évolution du contexte. En mettant<br />

en cause le commandant du régiment, le conflit bouscule l’organisation traditionnelle <strong>de</strong><br />

l’institution et ouvre un espace <strong>de</strong> négociation pour une redéfinition <strong>de</strong>s frontières <strong>de</strong> la<br />

communauté.<br />

4. Conclusions :<br />

Quels sont les apports du déplacement méthodologique <strong>de</strong> la problématique <strong>de</strong>s sociétés <strong>de</strong><br />

frontière ? Ils sont <strong>de</strong> <strong>de</strong>ux types. Le premier concerne la définition <strong>de</strong> la frontière. La<br />

transposition <strong>de</strong> la problématique dans un contexte non conventionnel a permis une<br />

relativisation mesurée <strong>de</strong> la notion <strong>de</strong> frontière. Celle-ci peut être entendue dans une acception<br />

moins marquée par la géopolitique. Sans les limiter aux confins politiques <strong>de</strong>s royaumes, ni<br />

les associer pour autant à tous les statuts juridiques d’Ancien Régime, on pourrait dire que les<br />

espaces frontaliers se définissent par <strong>de</strong>s configurations sociales floues qui s’i<strong>de</strong>ntifient à un<br />

espace déterminé, qu’il soit social, territorial ou politique. Ces espaces sont la plupart du<br />

temps ouverts et disposent d’une gran<strong>de</strong> capacité d’intégration.<br />

Ensuite, le dépaysement méthodologique, par l’analyse d’un conflit au sein d’une institution<br />

<strong>de</strong> frontière, permet <strong>de</strong> comparer <strong>de</strong>s processus à l’œuvre dans <strong>de</strong>s terrains que l’on a<br />

rarement tendance à rapprocher. Ainsi, les changements qui affectent l’institution étudiée ne<br />

sont pas fondamentalement différents <strong>de</strong> ceux qui touchent d’autres espaces frontaliers. Notre<br />

étu<strong>de</strong> <strong>de</strong> cas a en effet révélé un point <strong>de</strong> rupture qui marque une évolution entre <strong>de</strong>ux<br />

définitions <strong>de</strong> l’espace frontalier. Au départ, le corps <strong>de</strong>s officiers a généré un système <strong>de</strong><br />

définition <strong>de</strong> l’institution lié à la pratique professionnelle et aux sociabilités <strong>de</strong> corps. En se<br />

définissant sur base d’un réseau <strong>de</strong> relations, les officiers peuvent se dispenser <strong>de</strong> fixer <strong>de</strong>s<br />

limites strictes à la communauté. Suite au conflit, l’institution communautaire finit par se<br />

scin<strong>de</strong>r en <strong>de</strong>ux entités distinctes. D’une part, elle a donné naissance à une définition <strong>de</strong> la<br />

communauté indépendante <strong>de</strong>s pratiques professionnelles et qui se traduit en termes<br />

juridiques. De l’autre, elle a créé une définition <strong>de</strong> l’institution comme une pratique<br />

professionnelle indépendante <strong>de</strong>s relations sociales qui s’y nouent. En somme, en même<br />

51 H. Guillaume, Histoire <strong>de</strong>s Gar<strong>de</strong>s wallonnes au service d'Espagne, Bruxelles, 1858, p. XXX<br />

198


temps que les relations professionnelles s’autonomisent, le langage juridique se substitue à la<br />

plasticité <strong>de</strong>s liens sociaux pour fixer définitivement les frontières <strong>de</strong> la communauté.<br />

Ce phénomène a généralement été qualifié <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rne, et l’on en attribue souvent la paternité<br />

à l’Etat administratif. A la suite <strong>de</strong>s thèses tocqueviliennes, on considère que le travail<br />

d’uniformisation <strong>de</strong>s juristes et <strong>de</strong>s administrateurs royaux a été prolongé et approfondi par<br />

les régimes libéraux au XIXe siècle. On constate en effet, dans la monarchie hispanique<br />

notamment, dès le XVIIe siècle, que le travail <strong>de</strong>s juristes, appuyé par le pouvoir royal,<br />

s’attache à préciser les frontières <strong>de</strong> la communauté <strong>de</strong>s natifs. Le langage juridique tend à<br />

concurrencer les pratiques sociales dans la définition <strong>de</strong> l’appartenance à la communauté du<br />

royaume 52 . De même, aux confins du royaume, le pouvoir royal est occupé à définir plus<br />

précisément les limites <strong>de</strong> son territoire, en passant d’une conception <strong>de</strong> la frontière entendue<br />

comme une zone à une définition en termes <strong>de</strong> ligne 53 . Dans la secon<strong>de</strong> moitié du XVIIIe<br />

siècle, la frontière, sociale, politique ou géographique, perd <strong>de</strong> sa souplesse à mesure qu’elle<br />

est investie par le langage administratif et juridique. Des espaces sociaux flous régulés par la<br />

flexibilité <strong>de</strong>s tissus relationnels se voient fixer <strong>de</strong>s limites précises.<br />

Or, notre étu<strong>de</strong> <strong>de</strong> cas, si elle confirme cette mutation <strong>de</strong>s espaces frontaliers, questionne le<br />

rôle moteur <strong>de</strong> l’Etat dans le processus. La fixation <strong>de</strong>s frontières, par le biais du langage<br />

juridique, ne serait pas l’apanage <strong>de</strong>s juristes royaux puisqu’une communauté menacée est<br />

capable <strong>de</strong> modifier elle-même la définition <strong>de</strong> ses limites dans une vaine tentative <strong>de</strong><br />

protection <strong>de</strong> son intégrité. Par conséquent, la transformation <strong>de</strong> la notion <strong>de</strong> frontière à la fin<br />

<strong>de</strong> l’Ancien Régime n’est pas exclusive <strong>de</strong> l’Etat administratif. Elle naît vraisemblablement<br />

<strong>de</strong>s expériences localisées <strong>de</strong> conflits qui ont progressivement modifié la culture juridique<br />

commune à tous les acteurs institutionnels d’Ancien Régime.<br />

52 T. Herzog, Defining Nations. Immigrants and Citizens in Early Mo<strong>de</strong>rn Spain and Spanish America, New Haven-Londres,<br />

2003.<br />

53 D. Nordman, Frontières <strong>de</strong> France. De l'espace au territoire XVIe-XIXe siècle, Paris, 1998 ; P. Sahlins, Frontières et<br />

i<strong>de</strong>ntités nationales. La France et l'Espagne dans les Pyrénées <strong>de</strong>puis le XVIIe siècle, Paris, 1996. [1989].<br />

199


200


Brésil : Les nouvelles frontières du religieux<br />

Par Richard Marin<br />

Objet <strong>de</strong> l’article : mettre en lumière, sur le <strong>de</strong>mi-siècle écoulé, le déplacement <strong>de</strong>s frontières du<br />

champ religieux, aussi bien en ce qui concerne la dynamique <strong>de</strong> ses frontières internes que les<br />

mutations <strong>de</strong> son rapport au politique.<br />

La recomposition <strong>de</strong>s frontières internes du champ religieux<br />

La fin du quasi monopole catholique<br />

Le premier déplacement significatif <strong>de</strong> frontière résulte <strong>de</strong> l’érosion rapi<strong>de</strong> du quasi monopole<br />

exercé par le catholicisme dans le champ religieux. La perte d’influence <strong>de</strong> l’Eglise catholique<br />

brésilienne, telle que la mesurent les recensements, est un phénomène aujourd’hui bien connu<br />

et amplement analysé par les sciences sociales. Cette évolution, qui commence à <strong>de</strong>venir<br />

sensible dans les années 1960, alors que s’intensifie l’urbanisation du pays, s’accélère dans les<br />

années 1970. Au recensement <strong>de</strong> 1980, le pourcentage <strong>de</strong> catholiques passe légèrement au<strong>de</strong>ssous<br />

du seuil <strong>de</strong> 90%, s’abaisse à 83,3% en 1991 et tombe à 73,9% en 2000.<br />

Ce recul relatif, qui semble irréversible, est loin d’avoir partout la même intensité. En 2000,<br />

alors que dans plusieurs états du Nor<strong>de</strong>ste et du Sud du Brésil, les indices <strong>de</strong> catholicité<br />

dépassent encore 80 %, ailleurs, ils peuvent être <strong>de</strong> vingt points inférieurs. Ainsi, l’Etat <strong>de</strong><br />

Rio, le moins catholique du pays (57,2%), détient aussi le record <strong>de</strong>s « sans religion » (15%),<br />

soit le double <strong>de</strong> la moyenne nationale. Ceci étant dit, en 2000, le Brésil comptait encore le<br />

chiffre impressionnant <strong>de</strong> 125 millions <strong>de</strong> catholiques. Même s’il est vrai que leur croissance<br />

s’effectue désormais à un rythme plus lent que celui <strong>de</strong> la population, le jour n’est pas encore<br />

venu où ils <strong>de</strong>viendront minoritaires.<br />

Un certain nombre d’explications à ce déclin sont à rechercher dans le phénomène <strong>de</strong><br />

sécularisation qui n’épargne pas la société brésilienne, voire dans la <strong>de</strong>man<strong>de</strong> post mo<strong>de</strong>rne<br />

d’un religieux <strong>de</strong> plus en plus individualisé, émotionnel et mouvant, répudiant en priorité les<br />

religions « traditionnelles », au sein d’un marché considérablement élargi <strong>de</strong> l’offre <strong>de</strong> salut 1 .<br />

Mais il convient aussi <strong>de</strong> ne pas sous-estimer les facteurs proprement organisationnels qui<br />

pointent les carences <strong>de</strong> l’Eglise catholique, en particulier l’insuffisance <strong>de</strong> sa réponse<br />

pastorale, en termes d’encadrement, face au défi <strong>de</strong>s fortes migrations vers les régions<br />

pionnières ou les gran<strong>de</strong>s métropoles 2 .<br />

La croissance pentecôtiste<br />

Ce recul relatif <strong>de</strong> l’i<strong>de</strong>ntité catholique brésilienne correspond à un processus <strong>de</strong><br />

diversification ou <strong>de</strong> dérégulation religieuse. Il repose sur la forte croissance <strong>de</strong>s « sans<br />

1 Antônio Flávio Pierucci, "Bye bye, Brasil": o <strong>de</strong>clínio das religiões tradicionais no Censo 2000”, Estudos avançados,<br />

déc. 2004, vol.18, no.52, p.17-28.<br />

2 Sur le thème, se reporter notamment à Alberto Antoniazzi, « Pourquoi le panorama religieux du Brésil a-t-il tant changé ?<br />

» , publié en encart dans le Bulletin hebdomadaire <strong>de</strong> la Conférence nationale <strong>de</strong>s évêques brésiliens (CNBB), les 18 et 24<br />

novembre 2004, traduction DIAL n° 2816, du 1-15 juillet 2005.<br />

201


eligion » et, surtout, <strong>de</strong>s Eglises évangéliques 3 , les autres religions minoritaires (spiritisme,<br />

umbanda, religions orientales, judaïsme, islam…) stagnant aux environs <strong>de</strong> 3% <strong>de</strong>puis plus <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>ux décennies.<br />

Au sein <strong>de</strong>s Eglises évangéliques, les évolutions sont divergentes. D’un côté, le<br />

protestantisme <strong>de</strong> mission ou « historique », primitivement établi aux len<strong>de</strong>mains <strong>de</strong><br />

l’indépendance dans les communautés germaniques <strong>de</strong>s Etats méridionaux, sous la forme du<br />

luthéranisme, ensuite rejoint par méthodistes, épiscopaliens et presbytériens, est globalement<br />

en recul. Les différentes Eglises <strong>de</strong> ce protestantisme <strong>de</strong> tradition plutôt libérale manifestent<br />

une prédilection marquée pour le développement d'œuvres sociales, recrutent <strong>de</strong> préférence<br />

dans les couches moyennes urbaines et vivent en général en bonne intelligence avec l’Eglise<br />

catholique.<br />

Par bien <strong>de</strong>s aspects, elles se distinguent <strong>de</strong>s Eglises pentecôtistes à l’origine du<br />

protestantisme évangélique <strong>de</strong> masse qui pèse <strong>de</strong> manière décisive dans l’accroissement<br />

rapi<strong>de</strong> du nombre <strong>de</strong>s réformés : 3,4% <strong>de</strong> la population en 1950, 9% en 1991 et 15, 6% en<br />

2000. A cette <strong>de</strong>rnière date, 17 <strong>de</strong>s 26 millions <strong>de</strong> fidèles évangéliques appartenaient à une<br />

<strong>de</strong>s dénominations pentecôtistes.<br />

Ce protestantisme piétiste et <strong>de</strong> conversion, apparu au début du siècle chez les méthodistes<br />

noirs, texans et californiens, avait déjà touché le Brésil à la veille <strong>de</strong> la Première guerre<br />

mondiale. Toutefois, c’est seulement après 1945 que le « réveil protestant » entame sa<br />

conquête <strong>de</strong>s périphéries urbaines du pays. Basé sur le baptême du Saint-Esprit, il est censé<br />

opérer une réactualisation <strong>de</strong>s charismes <strong>de</strong> l’Église primitive en conférant aux chrétiens <strong>de</strong>s<br />

pouvoirs extraordinaires, à l’égal <strong>de</strong> ceux <strong>de</strong>s apôtres visités par Dieu le jour <strong>de</strong> la Pentecôte.<br />

Comme le don <strong>de</strong> parler en langues étranges (glossolalie) ou celui d’accomplir <strong>de</strong>s miracles,<br />

surtout <strong>de</strong> guérison. Le plus souvent publique, la manifestation <strong>de</strong> ces dons confère au culte<br />

un fort contenu émotionnel qui le distingue nettement <strong>de</strong>s cultes réformés traditionnels où la<br />

relation avec Dieu est d'abord d'ordre strictement privé. Ce pentecôtisme « classique », dont<br />

l’Assemblée <strong>de</strong> Dieu est le prototype, exerce un contrôle total sur l’existence <strong>de</strong> ses a<strong>de</strong>ptes,<br />

assujettis à <strong>de</strong>s prescriptions rigoureuses. Pendant longtemps, il s’est singularisé par son<br />

repliement sur la pratique religieuse, sa présence réduite sur la scène sociale et sa répugnance<br />

à l’égard <strong>de</strong> la politique considérée comme relevant du « mon<strong>de</strong> » placé sous l’emprise <strong>de</strong><br />

Satan. Toutefois, le vote <strong>de</strong>s fidèles était plutôt conservateur et les pasteurs, en général<br />

complaisants à l’égard du régime <strong>de</strong>s généraux-prési<strong>de</strong>nts trop heureux <strong>de</strong> cet interlocuteur<br />

religieux <strong>de</strong> substitution à l’Eglise catholique entrée en dissi<strong>de</strong>nce.<br />

L’émergence du néo-pentecôtisme<br />

Au sein même <strong>de</strong> la nébuleuse pentecôtiste, <strong>de</strong> nouvelles frontières <strong>de</strong>ssinant <strong>de</strong> nouveaux<br />

territoires se font jour dans les années 1970 avec l’apparition du néo-pentecôtisme <strong>de</strong>s Eglises<br />

« électroniques » ou « télévangéliques », à la croissance extrêmement rapi<strong>de</strong> et aux<br />

caractéristiques bien différentes 4 . Plus agressives, elles ont su adapter leur prosélytisme aux<br />

exigences <strong>de</strong> la société <strong>de</strong> masse. Après avoir revendiqué sans complexe leur part du marché<br />

religieux elles ont, dans un second temps (voir infra), réclamé tout leur espace dans la vie<br />

sociale et politique. L’Eglise Universelle du Royaume <strong>de</strong> Dieu (EURD) à l’expansion<br />

fulgurante, en est la meilleure <strong>de</strong>s illustrations. Fondée en 1977 dans l’entrepôt d’une<br />

entreprise <strong>de</strong> pompes funèbres en faillite <strong>de</strong>s faubourgs <strong>de</strong> Rio par Edir Macedo, un ancien<br />

3 J’utilise ici le terme « évangélique » dans sa signification brésilienne qui inclut l’ensemble <strong>de</strong>s familles du protestantisme,<br />

tant historique que pentecôtiste. Mon usage ne désigne donc pas, comme c’est courant dans l’acception française, le seul<br />

protestantisme du « réveil religieux », apparu au XIXe siècle.<br />

4 Voir André Corten, « Pentecôtisme et néo-pentecôtisme au Brésil », Archives <strong>de</strong>s Sciences Sociales <strong>de</strong>s Religions, 1999<br />

(janv.-mars), p. 163-183.<br />

202


employé <strong>de</strong> la loterie, elle est, trente ans plus tard, une impressionnante multinationale <strong>de</strong> la<br />

foi, présente dans 80 pays. Entreprise commerciale non dissimulée, qui se distingue <strong>de</strong> ses<br />

concurrentes par sa capacité tout à fait exceptionnelle à drainer les ressources <strong>de</strong> ses fidèles,<br />

elle a laissé <strong>de</strong>rrière elle tout un parfum <strong>de</strong> scandale 5 . L’EURD est aujourd’hui à la tête d’un<br />

empire économique <strong>de</strong> type congloméral dont la chaîne <strong>de</strong> télévision Re<strong>de</strong> Record, rachetée<br />

en 1990 pour 45 millions <strong>de</strong> dollars, constitue le fleuron et le principal instrument <strong>de</strong><br />

prosélytisme.<br />

Socialement moins structurant que le premier pentecôtisme, beaucoup moins exigeant en<br />

matière <strong>de</strong> morale et <strong>de</strong> mœurs, plus flui<strong>de</strong>, le néo-pentecôtisme joue sur un tout autre registre<br />

capable <strong>de</strong> séduire <strong>de</strong>s fidèles peu enclins à l’austérité ou au renoncement. Participant d’une<br />

entreprise fonctionnelle et <strong>de</strong> service, son offre religieuse est mieux adaptée aux attentes <strong>de</strong> la<br />

société <strong>de</strong> consommation. Le sociologue Flávio Pierucci en parle comme d’un « fast-food <strong>de</strong><br />

la foi » dont une gran<strong>de</strong> part <strong>de</strong> la force tient à sa capacité à fournir une réponse immédiate et<br />

spectaculaire aux souffrances et aux manques ressentis. Au titre <strong>de</strong>s ses principaux atouts : les<br />

séances d’exorcisme ou <strong>de</strong> « guérison divine », dans une société qui fabrique <strong>de</strong>s mala<strong>de</strong>s par<br />

millions ou, encore, sa « théologie <strong>de</strong> la prospérité » ou <strong>de</strong> « la confession positive », selon<br />

laquelle santé, aisance et amour sont conformes aux désirs du Créateur et constituent une sorte<br />

<strong>de</strong> contre don plus ou moins explicite <strong>de</strong> l’obole du fidèle au temple. Avec <strong>de</strong>s slogans du<br />

type « chez nous le miracle est naturel », le surnaturel est mis à la portée <strong>de</strong> tous et recoupe<br />

d’une certaine manière le vieux fonds du catholicisme populaire rural.<br />

Par-<strong>de</strong>là leur extrême diversité, les églises pentecôtistes, très largement féminisées, ont en<br />

commun <strong>de</strong> toucher les populations pauvres - les crentes se distinguant par un niveau <strong>de</strong><br />

revenu et <strong>de</strong> scolarité très inférieurs à la moyenne nationale mais aussi à l’ensemble <strong>de</strong>s autres<br />

religions. C’est ce que révèle bien l’étu<strong>de</strong> récente <strong>de</strong> l’ESEB selon laquelle 70,3 % <strong>de</strong>s fidèles<br />

<strong>de</strong>s Eglises pentecôtistes ont un revenu maximum <strong>de</strong> <strong>de</strong>ux salaires minimum contre 58,3%<br />

<strong>de</strong>s fidèles <strong>de</strong>s autres religions ; à l’inverse, ils ne sont que 6,8% dans la tranche <strong>de</strong>s revenus<br />

élevés contre 16,7% pour les autres confessions 6 .<br />

Géographiquement, si les gros bataillons pentecôtistes sont urbains et périurbains, avec leurs<br />

concentrations les plus fortes dans les Etats <strong>de</strong> Rio et <strong>de</strong> São Paulo, c’est sur la frontière<br />

agricole <strong>de</strong>s Etats du Nord (Acre, Amazone, Amapá) où <strong>de</strong>s migrants déracinés et abandonnés<br />

par les pouvoirs publics viennent chercher <strong>de</strong> meilleures conditions <strong>de</strong> vie, qu’ils sont le<br />

mieux implantés.<br />

Le déplacement <strong>de</strong>s frontières entre religion et politique<br />

Ce déplacement est le résultat d’un double processus dont on repère aisément les étapes <strong>de</strong> la<br />

mise en place ces vingt <strong>de</strong>rnières années. D’un côté, l’Eglise catholique, désinvestit<br />

partiellement un espace politique dans lequel elle était jusque-là omniprésente ; <strong>de</strong> l’autre, les<br />

pentecôtistes entrent ouvertement dans l’arène politique et partisane, sur une base le plus<br />

souvent clientéliste<br />

5 L’Eglise Universelle est sous le coup d’inculpations <strong>de</strong> frau<strong>de</strong> fiscale et d’exportation illégale <strong>de</strong> bénéfices. Une forte<br />

présomption <strong>de</strong> liens étroits avec le narco-trafic colombien, suspect d’avoir financé l’achat <strong>de</strong> la télévision Re<strong>de</strong> Record, pèse<br />

également sur elle. En 1992, Edir Macedo a été emprisonné durant <strong>de</strong>ux semaines pour détournement fiscal et pour<br />

charlatanisme. Il vit <strong>de</strong>puis aux Etats-Unis.<br />

6 L’enquête <strong>de</strong> l’Estudo Eleitoral Brasileiro (ESEB), réalisée au <strong>de</strong>rnier trimestre <strong>de</strong> 2002, a été conduite au niveau national<br />

à partir <strong>de</strong> 2513 entretiens. Ses résultats sont analysés dans Simone R. Bohn, “Evangélicos no Brasil: perfil socioeconômico,<br />

afinida<strong>de</strong>s i<strong>de</strong>ológicas e <strong>de</strong>terminantes do comportamento eleitoral”, Opinião Publica, Oct. 2004, vol.10, no.2, p. 288-338.<br />

203


La conférence épiscopale : un acteur moins déterminant <strong>de</strong> la scène politique<br />

On sait quel fut le rôle, dans les années 1970, <strong>de</strong> la conférence <strong>de</strong>s évêques brésiliens<br />

(CNBB 7 ) qui passait alors pour « la plus progressiste du mon<strong>de</strong> », dans la lutte contre la<br />

dictature <strong>de</strong> sécurité nationale. Dans ces années-là, la CNBB fédérant la résistance au régime,<br />

exerce toute la plénitu<strong>de</strong> <strong>de</strong> sa fonction tribunitienne supplétive. En dénonçant, comme elle le<br />

fait, au nom d'impératifs évangéliques et <strong>de</strong> valeurs morales, les actes arbitraires du régime et<br />

<strong>de</strong>s groupes dominants, elle se transforme en porte-drapeau <strong>de</strong> la société civile, jouant <strong>de</strong> fait<br />

le rôle qui incombe à <strong>de</strong>s institutions et <strong>de</strong>s organisations politiques laïques dans un régime<br />

pluraliste. Ce faisant, elle s'attire la sympathie <strong>de</strong> secteurs démocratiques sans cesse plus<br />

larges qui la poussent à adopter une attitu<strong>de</strong> <strong>de</strong> résistance <strong>de</strong> plus en plus vigoureuse. Pendant<br />

cette phase, dom Evaristo Arns, le cardinal-archevêque <strong>de</strong> São Paulo, est un protagoniste<br />

fondamental. C'est pratiquement sous son inspiration que la Conférence construit l'essentiel <strong>de</strong><br />

la plate-forme politique appelée à <strong>de</strong>venir celle <strong>de</strong> l'opposition toute entière : fin <strong>de</strong> la torture<br />

et <strong>de</strong> la loi <strong>de</strong> sécurité nationale, annulation <strong>de</strong> l'AI5, amnistie générale, etc.<br />

A partir du début <strong>de</strong>s années 1980, avec l'Abertura <strong>de</strong>mocrática, et alors que renaissent les<br />

partis, la conférence épiscopale commence à désinvestir l'espace proprement politique.<br />

L'heure est désormais aux grands documents économiques et sociaux, au nom du « bien<br />

commun » : dénonciation du modèle <strong>de</strong> développement inégalitaire et excluant, déclarations<br />

en faveur <strong>de</strong> la réforme agraire…A quelque chose prêt, cette ligne est encore en vigueur<br />

aujourd’hui, malgré le reflux <strong>de</strong> la théologie <strong>de</strong> la libération et la reprise en main par Rome <strong>de</strong><br />

la conférence <strong>de</strong>s évêques 8 .<br />

S’il n’est pas douteux que la CNBB ne dispose plus <strong>de</strong> la forte légitimité qui fut la sienne<br />

dans les années 70, la troisième conférence épiscopale du mon<strong>de</strong> dispose encore <strong>de</strong> soli<strong>de</strong>s<br />

relais pour peser sur les gran<strong>de</strong>s orientations du pays 9 . Interlocutrice écoutée <strong>de</strong> l’Etat, celuici<br />

ne saurait sans dommage durablement ignorer ses prises <strong>de</strong> position.<br />

Ainsi, le 1er mai 2004, au monastère d’Itaici, pour le 50 e anniversaire <strong>de</strong> la CNBB, le<br />

prési<strong>de</strong>nt Lula –une première dans les annales républicaines !- a-t-il comparu <strong>de</strong>vant les 305<br />

évêques. Avant <strong>de</strong> s’exprimer longuement en sollicitant l’appui <strong>de</strong> l’institution, il a écouté<br />

Dom Jaime Chemello, son prési<strong>de</strong>nt, évoquer la “légitime autonomie <strong>de</strong> l’autorité civile”<br />

ainsi que la volonté <strong>de</strong> l’Eglise <strong>de</strong> collaborer avec le gouvernement “<strong>de</strong> forme critique et<br />

libre, pour la défense <strong>de</strong> la vie, la famille et <strong>de</strong> la justice sociale”.<br />

Et, il est vrai que les critiques au gouvernement, par la suite, n’ont pas manqué : <strong>de</strong> la<br />

condamnation <strong>de</strong> sa politique familiale (légalisation <strong>de</strong> l’avortement en cas <strong>de</strong> viol) à sa<br />

politique économique qui, au dire du secrétaire général <strong>de</strong> la CNBB a transformé le pays en<br />

« paradis <strong>de</strong>s financiers » 10 , au détriment <strong>de</strong> l’ensemble <strong>de</strong> la population.<br />

Toutefois, la CNBB n’intervient pas dans la politique partisane et le petit parti démocrate<br />

chrétien n’a jamais décollé au Brésil, à la différence du Chili ou du Venezuela, faute <strong>de</strong> son<br />

appui. S’il est bien vrai que <strong>de</strong>s clercs concourent à <strong>de</strong>s charges électives – une centaine pour<br />

les élections <strong>de</strong> 2000, dont 70% pour <strong>de</strong>s charges <strong>de</strong> maire – ce ne sont que <strong>de</strong>s initiatives<br />

individuelles qui n’engagent en rien l’Eglise.<br />

7 Conferência Nacional dos Bispos do Brasil<br />

8 En vingt ans <strong>de</strong> pontificat, Jean-Paul II a renouvelé plus <strong>de</strong> la moitié <strong>de</strong>s évêques en activité en donnant systématiquement<br />

sa préférence à <strong>de</strong>s conservateurs avérés ou à <strong>de</strong>s modérés bon teint.<br />

9 Pour s’en tenir au début du mandat prési<strong>de</strong>ntiel <strong>de</strong> Lula : le dominicain Frei Betto était conseiller spécial du prési<strong>de</strong>nt,<br />

Marina Silva, ministre du milieu naturel était une ancienne militante <strong>de</strong>s Communautés ecclésiales <strong>de</strong> base (CEBs) <strong>de</strong><br />

l’Acre, José Fritsch, ministre <strong>de</strong> la Pêche, également ancien militant <strong>de</strong>s CEBs Henrique Meirelles, prési<strong>de</strong>nt <strong>de</strong> la Banque<br />

centrale ancien militant <strong>de</strong> la Jeunesse lycéenne catholique, Olívio Dutra, ministre <strong>de</strong> la ville, ancien militant <strong>de</strong> la pastorale<br />

ouvrière<br />

10 - 16h30- Brasília, 1 mar (EFE).- D. Odilo Pedro Scherer, O secretário-geral da Conferência Nacional dos Bispos do Brasil<br />

(CNBB), le 01/03/2006<br />

204


Chez les pentecôtistes, c’est une toute autre conception qui a prévalu.<br />

Le nouvel acteur pentecôtiste<br />

Au milieu <strong>de</strong>s années 1980, alors que le Brésil amorce la reconstruction d’un nouvel<br />

ordre démocratique, les pentecôtistes, enhardis par la progression du nombre <strong>de</strong> leurs fidèles,<br />

entrent en politique. Ils ne l’ont pas quittée <strong>de</strong>puis.<br />

Les évangéliques, redoutant la capacité <strong>de</strong> la CNBB à faire pression sur la Constituante afin<br />

d’infléchir la charte fondamentale dans un sens encore plus favorable aux catholiques,<br />

déci<strong>de</strong>nt <strong>de</strong> plonger dans le grand bain électoral, en novembre 1986. Pour un coup d’essai,<br />

c’est un coup <strong>de</strong> maître : 32 députés fédéraux crentes, dont 18 pentecôtistes, sont élus sur les<br />

listes <strong>de</strong> différents partis. Rapi<strong>de</strong>ment, ils forment un intergroupe parlementaire. La « bancada<br />

évangélica » est née. Par la suite, l’opération sera systématiquement reconduite, avec un<br />

succès jamais démenti 11 . Au point qu’aux <strong>de</strong>rnières élections <strong>de</strong> 2002, les crentes élirent 4<br />

sénateurs et 62 députés fédéraux, la quatrième force <strong>de</strong> la Chambre.<br />

Sûrs d’eux-mêmes, les « vrais chrétiens » se plaisent désormais à rappeler que dans la<br />

« bataille spirituelle » en cours, Dieu leur enjoint d’occuper un maximum <strong>de</strong> postes. A<strong>de</strong>lor<br />

Vieira, coordonnateur <strong>de</strong> leur intergroupe parlementaire à Brasilia, exprimait sans détours ces<br />

ambitions dans un entretien <strong>de</strong> 2004 :<br />

Notre but c’est d’élire le plus grand nombre <strong>de</strong> conseillers municipaux dans toutes les<br />

villes, d’avoir au moins un évangélique dans toutes les conseils municipaux. C’est un objectif<br />

que nous cherchons à atteindre tous les ans. Nous voulons influencer la société <strong>de</strong> manière<br />

positive, ce qui suppose l’occupation <strong>de</strong> certains espaces. Nous ne voulons pas seulement <strong>de</strong>s<br />

espaces dans le Législatif. Nous en voulons aussi dans l’Exécutif. Pour le Judiciaire, c’est une<br />

autre question, mais nous voulons aussi <strong>de</strong> bons magistrats. Nous avons déjà <strong>de</strong> nombreux<br />

maires, mais nous en voulons davantage […] Notre intention c’est <strong>de</strong> contribuer à un Brésil<br />

meilleur et socialement plus juste. Nous ne pourrons y parvenir qu’en participant12.<br />

Comment comprendre le nouveau rapport <strong>de</strong> force en voie d’instauration dans le<br />

champ politique brésilien et la rapidité <strong>de</strong> cette percée crente ? L’analyse <strong>de</strong>s stratégies<br />

électorales et <strong>de</strong> mobilisation <strong>de</strong> l’électorat protestant en livre bien <strong>de</strong>s clés.<br />

Le modèle le plus élaboré et le mieux rodé <strong>de</strong> machinerie politico-religieuse est, <strong>de</strong> très loin,<br />

celui <strong>de</strong> l’EURD 13 . Comme sa remarquable efficacité a permis à l’Eglise d’Edir Macedo <strong>de</strong><br />

passer d’un député fédéral (1986), à 22 et 2 sénateurs (2002) – elle sert <strong>de</strong> référence pour les<br />

autres dénominations qui, à <strong>de</strong>s <strong>de</strong>grés divers, s’efforcent d’imiter ses métho<strong>de</strong>s.<br />

Pour s’assurer un maximum d’élus, l’EURD accor<strong>de</strong> beaucoup <strong>de</strong> soin à l’analyse <strong>de</strong> la carte<br />

électorale nationale : mesure du potentiel crente local, recherche <strong>de</strong>s partis susceptibles<br />

d’accueillir ses candidats et sélection <strong>de</strong>s circonscriptions en privilégiant celles qui offrent les<br />

plus gran<strong>de</strong>s chances <strong>de</strong> succès en exigeant un minimum <strong>de</strong> suffrages. Toutes ces<br />

informations, rassemblées au niveau local, sont ensuite transmises à l’évêque Rodrigues,<br />

coordonnateur politique national entre 1996 et octobre 2005, date à laquelle il doit<br />

11 Toutefois, quelques gran<strong>de</strong>s Eglises évangéliques comme la Congregação Cristã do Brasil et Deus e amor continuent à<br />

rester à l’écart <strong>de</strong> l’engagement partisan.<br />

12 Sonia Mossri, Edson Sardinha, « Púlpito dividido », site Congresso em foco (du Congrès National brésilien), 4 mars<br />

2004. [http://www.congressoemfoco.com.br/]<br />

13 Pour la stratégie politique <strong>de</strong> l’EURD : Ari Pedro Oro, « The politics of the Universal Church and its consequences in the<br />

Brazilian religious and political fields », Revista brasileira <strong>de</strong> Ciencias sociais, Oct. 2003, vol.18, no 53, p. 53-69.<br />

205


démissionner pour implication dans une affaire <strong>de</strong> corruption. C’est en tenant compte <strong>de</strong> tous<br />

ces facteurs, avec toujours en tête les intérêts supérieurs <strong>de</strong> l’Eglise, que s’opère alors le choix<br />

<strong>de</strong>s circonscriptions et <strong>de</strong>s candidats.<br />

Pendant la campagne, l’EURD mobilise sans retenue les moyens énormes dont elle<br />

dispose. Ses œuvres, ses milliers <strong>de</strong> temples, l’hebdomadaire A Folha distribué à 2 millions<br />

d’exemplaires, le mensuel Plenitu<strong>de</strong> qui tire à plus <strong>de</strong> 300 000, son réseau radiophonique et<br />

télévisuel (TV Record et TV Mulher) - sont mis au service <strong>de</strong>s candidats officiels <strong>de</strong> l’Eglise<br />

désormais porteurs du charisme <strong>de</strong> l’institution dans son combat contre les forces du mal.<br />

Aucune autre dénomination protestante n’a pu ou n’a voulu mettre en place un dispositif aussi<br />

sophistiqué, centralisé et autoritaire. Ainsi, dans le Rio Gran<strong>de</strong> do Sul, étudié par Pedro Oro,<br />

quand l’Assemblée <strong>de</strong> Dieu ou l’Evangile quadrangulaire décidèrent, à partir <strong>de</strong> 2000, <strong>de</strong><br />

lancer, sans systématisme, <strong>de</strong>s candidatures officielles, entière liberté <strong>de</strong> vote fut laissée aux<br />

fidèles, y compris en faveur <strong>de</strong> candidats non évangéliques. Les <strong>de</strong>ux Eglises ne faisaient<br />

ainsi que se conformer aux recommandations <strong>de</strong> l’Association Evangélique Brésilienne qui,<br />

dans un document sur le “Vote éthique”, rédigé pour les élections <strong>de</strong> 2002, préconisait dans<br />

son “Décalogue évangélique” : “Qu’aucun chrétien ne se sente obligé à voter pour un<br />

candidat par le simple fait qu’il se proclame chrétien évangélique » (VI e comman<strong>de</strong>ment) et<br />

que, « dans le domaine <strong>de</strong> la politique partisane, l’opinion du pasteur doit être écoutée comme<br />

celle d’un citoyen et non comme une prophétie divine » (X e comman<strong>de</strong>ment) 14 .<br />

Autant dire que si les crentes peuvent constituer un vivier électoral, celui-ci est loin d’être<br />

entièrement captif. Les étu<strong>de</strong>s consacrées à la candidature du presbytérien Anthony<br />

Garotinho, arrivé en troisième position au premier tour <strong>de</strong>s prési<strong>de</strong>ntielles <strong>de</strong> 2002, avec plus<br />

<strong>de</strong> 15 millions <strong>de</strong> suffrages, l’ont bien montré 15 . Ainsi, l’enquête postélectorale a-t-elle révélé<br />

que 51.3% <strong>de</strong>s évangéliques s’étaient retrouvés sur son nom, ce qui signifie aussi que près <strong>de</strong><br />

la moitié d’entre eux avaient opté pour les candidats non crentes !<br />

Et pourtant, même si cette fidélité électorale est loin d’être toujours garantie, aucune<br />

stratégie politique ne se risquerait aujourd’hui à faire l’impasse sur l’hypothétique<br />

mobilisation du vote crente. Sur ce plan, les prési<strong>de</strong>ntielles <strong>de</strong> 2002 ont marqué un tournant,<br />

tant cette préoccupation se manifesta avec force tout au long <strong>de</strong> la campagne.<br />

Ainsi, du choix fait par Lula <strong>de</strong> José Alencar pour la vice-prési<strong>de</strong>nce. Certes, l’option<br />

en faveur <strong>de</strong> ce grand industriel conservateur du textile était censée lui rallier une partie les<br />

milieux d’affaire. Mais, en même temps, le candidat du Parti <strong>de</strong>s Travailleurs (PT) ne<br />

négligeait sans doute pas le fait que son appartenance au petit Parti Libéral, sur lequel, <strong>de</strong><br />

notoriété, l’EURD avait jeté son dévolu, pourrait lui rallier une partie <strong>de</strong>s électeurs<br />

évangéliques. Pour le <strong>de</strong>uxième tour, Lula et José Serra, du Parti Social Démocrate Brésilien<br />

(PSDB), restés en lice, se livrèrent très ostensiblement à la chasse au vote protestant qui se<br />

divisa entre les <strong>de</strong>ux camps.<br />

Aussi, tout naturellement, le 31 mars 2003, le nouveau prési<strong>de</strong>nt reçut-il au Planalto<br />

une quarantaine <strong>de</strong> dirigeants évangéliques qu’il remercia pour leur soutien électoral. Au dire<br />

<strong>de</strong>s journaux, il profita <strong>de</strong> l’occasion pour dire sa volonté <strong>de</strong> voir mettre fin à la<br />

« discrimination religieuse ». En retour, ses hôtes le bénirent en le qualifiant <strong>de</strong> « bon<br />

samaritain ». En août, faisant droit à certaines revendications <strong>de</strong>s crentes qui se plaignaient<br />

d’être trop peu associés à la gestion <strong>de</strong>s programmes sociaux gouvernementaux, Benedita da<br />

Silva, ministre <strong>de</strong> l’Assistance sociale et fidèle <strong>de</strong> l’Assemblée <strong>de</strong> Dieu, intégrait quinze<br />

représentants d’Eglises évangéliques à un groupe <strong>de</strong> travail sur différents projets sociaux <strong>de</strong><br />

son ministère.<br />

14 Ari Pedro Oro, op. cit.<br />

15 Cesar R. Jacob, Dora R. Hees, Philippe Waniez e Violette Brustlein, Atlas da filiação religiosa e indicadores sociais no<br />

Brasil, Rio <strong>de</strong> Janeiro/Editora PUC-Rio, São Paulo/Edições Loyola, 2003.<br />

206


En octobre 2004, pour les municipales, on vit à nouveau se déployer bien <strong>de</strong>s tentatives <strong>de</strong><br />

séduction <strong>de</strong> l’électorat crente. A São Paulo, alors que Francisco Rossi, évangélique<br />

proclamé, avait réalisé un bien maigre score, les <strong>de</strong>ux candidats du second tour, la mairesse<br />

sortante Marta Suplicy (PT) et le vainqueur final, José Serra fréquentèrent assidûment<br />

réunions et temples évangéliques. Plus prévoyant encore, compte tenu <strong>de</strong> la forte présence <strong>de</strong><br />

crentes dans l’ancienne capitale, Luiz Paulo Con<strong>de</strong>, candidat du Parti du Mouvement<br />

Démocratique Brésilien (PMDB) à la mairie <strong>de</strong> Rio, choisit comme maire-adjoint le pasteur<br />

Manoel Ferreira, <strong>de</strong> l’Assemblée <strong>de</strong> Dieu !<br />

Doit-on considérer cette présence grandissante <strong>de</strong>s crentes dans la vie publique comme<br />

une menace pour le fonctionnement du système démocratique ? Sont-ils en mesure <strong>de</strong> le<br />

pervertir en lui imposant leurs pratiques et leur système <strong>de</strong> valeur? Cette analyse, largement<br />

répandue, appelle, on s’en doute, une réponse pru<strong>de</strong>nte.<br />

Versons d’abord au dossier quelques comportements évangéliques inquiétants, fort éloignés<br />

<strong>de</strong>s héritages <strong>de</strong> la culture libérale et qui ne vont guère dans le sens <strong>de</strong> la démocratie.<br />

Ainsi du mépris plus ou moins explicite que nombre d’entre eux manifestent à l’égard <strong>de</strong>s<br />

partis et <strong>de</strong> la politique, fondamentalement corrompue par la présence du démon ? Davantage<br />

que la moyenne <strong>de</strong>s députés ou sénateurs – et pourtant, il est arrivé qu’en trois ans, jusqu’à un<br />

tiers <strong>de</strong>s députés changent <strong>de</strong> parti 16 ! - avec encore plus <strong>de</strong> cynisme, ils vont d’une formation<br />

à l’autre, au gré <strong>de</strong>s intérêts <strong>de</strong> leur Eglise. D’ailleurs, face au projet <strong>de</strong> réforme parlementaire<br />

qui entend remédier aux plaies les plus criantes du système, l’obstruction du groupe<br />

évangélique est <strong>de</strong> tous les instants. De quoi s’agit-il ? Pour l’essentiel, <strong>de</strong> faire passer <strong>de</strong> un à<br />

<strong>de</strong>ux ans la pério<strong>de</strong> minimale pendant laquelle un parlementaire doit rester lié à un parti pour<br />

lequel il prétend concourir à l’élection suivante et d’instaurer un scrutin <strong>de</strong> liste fermée.<br />

L’adoption <strong>de</strong> telles mesures, en limitant considérablement les possibilités du clientélisme et<br />

<strong>de</strong> la négociation dont les pentecôtistes sont coutumiers leur serait gran<strong>de</strong>ment préjudiciable.<br />

En rendant inopérante leur stratégie électorale, il <strong>de</strong>viendrait très difficile <strong>de</strong> rééditer <strong>de</strong>s<br />

parcours équivalents à celui du député crente Philemon Rodrigues. Celui-ci, après trois<br />

mandats législatifs dans le Minas Gerais, a passé le flambeau du parti (le PL) et le domicile<br />

électoral a un autre crente, João Paulo Silva, en 2002 et s’est porté candidat en Paraíba,<br />

quelques milliers <strong>de</strong> kilomètres plus au Nord, sous l’étiquette du Parti Travailliste Brésilien<br />

(PTB). Les <strong>de</strong>ux ont été élus. Avec l’instauration <strong>de</strong> la fidélité partisane et <strong>de</strong> listes fermées<br />

sous contrôle <strong>de</strong>s partis, <strong>de</strong> telles manœuvres <strong>de</strong>viendraient impossibles. Quel parti accepterait<br />

<strong>de</strong> placer un évangélique, fraîchement débarqué en position éligible sur sa liste ? Toutefois, à<br />

y regar<strong>de</strong>r <strong>de</strong> près, ces pratiques clientélistes déplorables, sont-elles si étrangères à la culture<br />

politique brésilienne ? Poser la question c’est en gran<strong>de</strong> partie y répondre.<br />

De même, portés par une vision sectaire et corporatiste <strong>de</strong> la politique, bien <strong>de</strong>s élus<br />

évangéliques conçoivent leur mandat comme une succession <strong>de</strong> pratiques <strong>de</strong> lobbying : vote<br />

monnayé en échange <strong>de</strong> ressources pour leurs Eglises, <strong>de</strong> publicités fédérales pour leurs<br />

moyens <strong>de</strong> communication ou <strong>de</strong> concessions <strong>de</strong> canaux <strong>de</strong> radio et <strong>de</strong> télévision. Là aussi,<br />

sont-ils vraiment si singulier dans le paysage politique national?<br />

Dans d’autres cas, les dérives vont bien plus loin et attentent gravement à la séparation <strong>de</strong>s<br />

Eglises et <strong>de</strong> l’Etat. Ainsi <strong>de</strong> l’introduction, en 2004, <strong>de</strong> l’enseignement confessionnel <strong>de</strong> la<br />

religion dans les établissements publics <strong>de</strong> l’Etat par Rosinha Garotinho, gouverneur <strong>de</strong> Rio.<br />

16 Entre 1991 et 1993, à la Chambre <strong>de</strong>s députés à Brasilia, 170 élus (33,8% do total) ont changé 236 fois <strong>de</strong> parti, certains<br />

jusqu’à sept fois en moins <strong>de</strong> trois ans ! In Lúcio Reiner, “Fi<strong>de</strong>lida<strong>de</strong> partidaria”, Consultor Legislativo da Área XIX,<br />

Câmara dos Deputados, Consultoria Legislativa, Brasília, Juin 2001,<br />

http://www.camara.gov.br/internet/diretoria/Conleg/estudos/107706.pdf.<br />

207


Ce qui s’est parfois traduit par la diffusion <strong>de</strong> la conception créationniste du mon<strong>de</strong> que,<br />

d’ailleurs, elle-même partage 17 .<br />

Que dire, enfin, du triomphalisme <strong>de</strong> certains députés ou sénateurs qui, en tant qu’ « élus <strong>de</strong><br />

Dieu », tiennent leurs pairs en piètre estime et, sans se lasser, clament qu’eux et eux seuls<br />

sont appelés à prendre la tête du seul combat qui vaille : celui <strong>de</strong> la restauration spirituelle <strong>de</strong><br />

la nation ?<br />

Dans une direction opposée, on peut alimenter le dossier <strong>de</strong> quantité <strong>de</strong> pièces qui ten<strong>de</strong>nt à<br />

montrer que les crentes, fidèles comme élus, <strong>de</strong> plus en plus perméables aux valeurs <strong>de</strong> la<br />

société et du mon<strong>de</strong> politique, per<strong>de</strong>nt au fil <strong>de</strong>s ans une part <strong>de</strong> leurs spécificité.<br />

Ils constituent d’autant moins une menace pour la démocratie qu’ils y participent à partir d’un<br />

processus <strong>de</strong> dispersion partisane et que l’idée d’un parti <strong>de</strong>s évangéliques, comme il existe au<br />

Salvador, au Nicaragua ou en Haïti, n’a jamais été sérieusement envisagée. En 2001, à la fin<br />

<strong>de</strong> la précé<strong>de</strong>nte législature, leurs députés au Congrès national se distribuaient à peu près<br />

équitablement entre les partis dits <strong>de</strong> « droite » et ceux <strong>de</strong> « gauche » : 25 députés<br />

évangéliques étaient alors dans l’opposition et 32 dans la majorité gouvernementale.<br />

En 20 ans, l’inflexion vers le centre-gauche, voire, pour une minorité, vers la gauche a été<br />

nette. N‘oublions pas que, jusqu’à il y a peu, Benedita da Silva, crente <strong>de</strong> l’Assemblée <strong>de</strong><br />

Dieu, fut une <strong>de</strong>s étoiles du PT : première député fédérale noire (1986), sénatrice (1994), vicegouverneur<br />

(1998-2002), gouverneur <strong>de</strong> l’Etat <strong>de</strong> Rio <strong>de</strong> Janeiro (2002-2003) et, enfin,<br />

ministre. Que dans la présente législature, le PT compte cinq députés fédéraux et que, parmi<br />

les fidèles, une gauche évangélique commence à s’affirmer. Différente <strong>de</strong> l’ancienne gauche<br />

protestante œcuménique, elle défend souvent <strong>de</strong>s positions théologiques conservatrices<br />

couplées à <strong>de</strong>s options sociales avancées. Ainsi le Mouvement Evangélique Progressiste<br />

(MEP), créé en 1990, représenté dans la quasi-totalité <strong>de</strong>s Etats brésiliens, qui entend<br />

« affirmer la compatibilité entre la foi chrétienne réformée, protestante et évangélique avec la<br />

démocratie et le socialisme » et veut « encourager le militantisme dans les partis <strong>de</strong> gauche,<br />

les mouvements sociaux et divers syndicats 18 . »<br />

Que penser aussi <strong>de</strong>s nouvelles orientations politiques <strong>de</strong> l’EURD, pour <strong>de</strong>s raisons sans<br />

doute plus corporatistes et pragmatiques qu’idéologiques ? Longtemps bête noire du<br />

progressisme, elle fut, trois prési<strong>de</strong>ntielles durant (1989, 1994, 1998), l’adversaire le plus<br />

déterminé <strong>de</strong> Lula, présenté comme candidat du démon et du communisme athée. Pourtant, en<br />

2000, ont vit se nouer <strong>de</strong> surprenantes alliances municipales entre le PT et l’EURD, cette<br />

<strong>de</strong>rnière, se réclamant alors d’une « exigence éthique » en politique qu’elle i<strong>de</strong>ntifiait<br />

volontiers au parti <strong>de</strong> Lula. Mais le coup <strong>de</strong> théâtre intervint vraiment en 2002 quand l’Eglise<br />

d’Edir Macedo, après avoir appuyé le presbytérien Garotinho au premier tour, mobilisa toute<br />

sa puissance <strong>de</strong> feu au service <strong>de</strong> Lula, volant peut-être ainsi au secours <strong>de</strong> la victoire.<br />

Comme autre signe <strong>de</strong> la mutabilité et <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong> capacité d’adaptation <strong>de</strong>s crentes, certains<br />

observateurs n’hésitent plus à parler <strong>de</strong> l’émergence d’un néo-populisme voire d’un<br />

« théopopulisme » dont ils seraient désormais les représentants 19 ; comme une sorte <strong>de</strong><br />

syncrétisme capable <strong>de</strong> coupler tradition politique brésilienne et logique religieuse. Dans les<br />

années 1990, l’essor du néo-libéralisme et le désengagement <strong>de</strong> l’Etat ont laissé <strong>de</strong> vastes<br />

secteurs à l’abandon que certaines Eglises ou personnalités évangéliques se sont empressées<br />

d’investir. On les vit alors multiplier les œuvres sociales, se lancer dans un discours populiste,<br />

17 “Rosinha contra Darwin”, Epoca, Edição 314 , mai 2004<br />

18 “Carta <strong>de</strong> Belo Horizonte”, VI Congresso Nacional, do MEP, 1-2 novembre 2003.<br />

19 Corten, André, Mary André, « introduction », in Corten, André, Mary André (Eds,) Imaginaires politiques et<br />

pentecôtismes : Afrique/Amérique latine, paris, Karthala, 2001, p. 11-38.<br />

208


antiélitiste et antisystème, nourri d’une rhétorique sur les pauvres et la religion <strong>de</strong>s exclus,<br />

assimilée à la leur.<br />

Anthony Garotinho, qui eut comme mentor politique, Leonel Brizola, le vieux cacique du<br />

travaillisme brésilien, en est la meilleure <strong>de</strong>s illustrations. Converti au presbytérianisme en<br />

1994, à la suite d’un acci<strong>de</strong>nt d’automobile, il a connu une rapi<strong>de</strong> ascension politique qui l’a<br />

mené <strong>de</strong> la mairie <strong>de</strong> Campos, dans le nord pauvre <strong>de</strong> l’Etat <strong>de</strong> Rio, à la prési<strong>de</strong>ntielle <strong>de</strong><br />

2002, en passant par la conquête du gouvernement <strong>de</strong> Rio en 1998, dans lequel il a réussi à<br />

installer son épouse à sa suite. Comme l’a bien analysé Regina Novaes, sa pratique politique<br />

associe en permanence le clientélisme hérité du vieux populisme, encore vivace à Rio, et<br />

l’instrumentalisation du réseau crente. Utilisateur expert <strong>de</strong>s moyens <strong>de</strong> communication <strong>de</strong><br />

masse (radios, TV), il lance <strong>de</strong>s programmes sociaux spectaculaires mais rarement inscrits<br />

dans la durée, témoigne d’une capacité hors pair à nouer <strong>de</strong>s alliances politiques et à mobiliser<br />

la nébuleuse évangélique. En tant que gouverneur <strong>de</strong> l’Etat, dans une parfaite confusion <strong>de</strong>s<br />

genres, il n’a pas hésité à se servir <strong>de</strong>s temples comme médiateurs et gestionnaires <strong>de</strong> ses<br />

programmes sociaux. Ce réseau, qui avait sa confiance, était bien implanté dans les zones les<br />

plus misérables <strong>de</strong> la ville - il existe <strong>de</strong>s favelas à Rio avec plus <strong>de</strong> 30 temples contre une<br />

seule Eglise catholique ! - et s’offrait, en outre à travailler bénévolement 20 .<br />

A partir <strong>de</strong> tout ce qui précè<strong>de</strong>, il semble difficile d’assimiler l’univers crente brésilien à celui<br />

<strong>de</strong> la New Christian Right <strong>de</strong>s Etats-Unis auquel certains l’ont comparé, un peu hâtivement.<br />

Si, dans les grands traits, on retrouve bien, ici et là, le même combat pour les « valeurs<br />

morales », que <strong>de</strong> différences, aussi. Comme le rappelle André Corten, le pentecôtisme latinoaméricain<br />

et donc brésilien est plus un « expérientialisme » qu’un fondamentalisme<br />

assimilable au modèle étasunien 21 . Ses racines sont différentes et, s’il se sert <strong>de</strong>s Ecritures,<br />

c’est non pas comme source cognitive mais comme source rituelle. De plus, on peinerait à<br />

trouver au Brésil un militantisme agressif, radical voire raciste équivalent à celui <strong>de</strong>s groupes<br />

ultra-conservateurs <strong>de</strong> la république du Nord. Si le pouvoir leur en était laissé, ces <strong>de</strong>rniers<br />

interdiraient volontiers la contraception, les relations homosexuelles, voire le divorce,<br />

évinceraient les femmes <strong>de</strong>s emplois et restaureraient le pouvoir <strong>de</strong>s protestants blancs. Autre<br />

différence <strong>de</strong> taille : alors que les crentes brésiliens sont présents dans la plupart <strong>de</strong>s familles<br />

politiques, la New Christian Right est organiquement liée au Parti républicain. Enfin, comme<br />

l’a révélé une enquête <strong>de</strong> 2002, les évangéliques brésiliens, pauvres en majorité, se déclarent,<br />

pour près <strong>de</strong> ¾ d’entre eux, favorables à l’intervention sociale <strong>de</strong> l’Etat (Education, santé) et<br />

ne sont pas <strong>de</strong>s défenseurs obstinés <strong>de</strong> l’initiative privée 22 . En cela, ils n’épousent en rien<br />

l’ultralibéralisme <strong>de</strong> leurs homologues étasuniens.<br />

Conclusion<br />

A propos <strong>de</strong> ces déplacements <strong>de</strong> frontières qui pointent les dynamiques dominantes du<br />

champ religieux, la conclusion s’interrogera sur <strong>de</strong>ux aspects :<br />

1/Les perspectives d’évolution du champ proprement religieux, en nuançant la prétendue<br />

irréversibilité du raz <strong>de</strong> marée pentecôtiste. Autant on peut être sceptique sur la capacité <strong>de</strong><br />

l’appareil catholique a enrayer les évolutions en cours, autant l’hypothèse <strong>de</strong> voir surgir une<br />

20 Marcelo Beraba, « Religião e mídia são a base <strong>de</strong> neopopulismo», Folha <strong>de</strong> S. Paulo, 07/04/02<br />

21 André Corten, « Pentecôtisme et politique en Amérique latine », p. 22.<br />

22 Simone R. Bohn, op. cit.<br />

209


gran<strong>de</strong> entité protestante, unifiant autour d’elle une partie du champ religieux, n’est pas plus<br />

vraisemblable. Historiquement, le dynamisme <strong>de</strong>s pentecôtistes a toujours tenu à leur<br />

propension à se diviser, à faire surgir <strong>de</strong> nouveaux groupuscules se disputant le contrôle <strong>de</strong>s<br />

âmes. Est-il tout à fait exclu d’imaginer une fragmentation accrue <strong>de</strong> la sphère religieuse, à<br />

l’image du marché économique, avec une offre démultipliée, sans cesse mieux adaptée au<br />

désarroi <strong>de</strong>s populations ? Des cultes <strong>de</strong> proximité ou <strong>de</strong> service, accordant une gran<strong>de</strong> place à<br />

la participation et à l’émotion <strong>de</strong>s fidèles et, au dogme, une place réduite ? Sur ce marché,<br />

pentecôtistes et charismatiques catholiques sont également bien placés.<br />

2/Les mutations à prévoir du religieux en politique.<br />

- s’agissant <strong>de</strong>s évangéliques : à côté d’une attitu<strong>de</strong> purement clientéliste et corporatiste bien<br />

présente, d’autres modalités du rapport au politique se font jour : on voit désormais certains<br />

secteurs « crentes » élaborer un discours sociopolitique plus consistant auquel ne sont sans<br />

doute pas étrangers certains compagnonnages politiques. Preuve que le pire n’est jamais sûr :<br />

les pentecôtistes paraissent solubles dans la démocratie.<br />

- Ne pas sous estimer la capacité <strong>de</strong> la CNBB à infléchir la décision politique sans pour<br />

autant recourir à l’appel au vote partisan. Toutefois, le jeu est <strong>de</strong>venu pour elle plus complexe<br />

face à un Etat appelé à composer avec d’autres acteurs religieux. Les prési<strong>de</strong>ntielles d’octobre<br />

2006 permettront <strong>de</strong> mesurer tout le poids <strong>de</strong>s acteurs religieux auxquels les candidats déjà en<br />

campagne consacrent toute leur attention 23 .<br />

23 Ainsi, par exemple, début avril 2006, le prési<strong>de</strong>nt <strong>de</strong> la République s’est-il rendu à Porto Alegre, à la 9 e assemblée du<br />

Conseil Mondial <strong>de</strong> Eglises où il a discouru <strong>de</strong>vant un parterre <strong>de</strong> délégués <strong>de</strong> 350 églises, dont une majorité <strong>de</strong> protestants.<br />

210


Les Tabarkins : une communauté <strong>de</strong> frontières<br />

Sadok BOUBAKER<br />

Université <strong>de</strong> Tunis<br />

La « Berbérie orientale », pour reprendre l’expression <strong>de</strong> Robert Brunschvig24, a connu entre<br />

la fin du XVè siècle et le XIXè siècle une recomposition territoriale qui a conduit à la<br />

configuration actuelle <strong>de</strong>s grands ensembles « nationaux », mais pas forcément dans le détail<br />

<strong>de</strong>s frontières. Concernant la pério<strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rne, cette région a été soumise à <strong>de</strong>ux<br />

dynamiques : la déliquescence du royaume Hafçi<strong>de</strong> qui a provoqué la constitution <strong>de</strong><br />

plusieurs entités territoriales éphémères d’un côté; <strong>de</strong> l’autre la pression conquérante <strong>de</strong> la<br />

monarchie castillane et <strong>de</strong> l’empire ottoman. Au XVIè siècle plusieurs territoires <strong>de</strong> cette<br />

région ont changé <strong>de</strong> main et furent soumis à <strong>de</strong>s souverainetés différentes. Cependant, avec<br />

l’affirmation <strong>de</strong> l’autorité ottomane <strong>de</strong>puis la Tripolitaine jusqu’en Oranais, on assiste à une<br />

nouvelle configuration <strong>de</strong>s espaces politiques, s’articulant autour <strong>de</strong>s trois régences<br />

dépendantes du sultan. Cependant si dans l’ensemble le triomphe ottoman a fait évacuer les<br />

prési<strong>de</strong>s espagnols <strong>de</strong> la région, les frontières entre les trois provinces mettront du temps<br />

avant <strong>de</strong> connaître une certaine stabilité. Les délimitations ont été <strong>de</strong> nouveau remises en<br />

question à l’époque coloniale. Cette évolution a généré l’existence <strong>de</strong> certains statuts<br />

particuliers pour <strong>de</strong>s régions comme Jerba et Tabarka, par exemple. La première longtemps<br />

considérée comme un territoire relevant directement d’Istanbul ; alors que la <strong>de</strong>uxième,<br />

convoitée <strong>de</strong>puis le Moyen Age par les villes marchan<strong>de</strong>s italiennes a été occupée par les<br />

espagnols et cédée pendant <strong>de</strong>ux siècles à Gênes. Mais entre le XVIIè et le XVIIIè siècles les<br />

<strong>de</strong>ux territoires insulaires furent récupérés par la régence <strong>de</strong> Tunis. La différence, entre ces<br />

<strong>de</strong>ux cas, au-<strong>de</strong>là <strong>de</strong>s caractéristiques physiques et géographiques <strong>de</strong>s <strong>de</strong>ux îles rési<strong>de</strong> dans le<br />

fait que l’une était habitée majoritairement par une population musulmane majoritairement<br />

ibadhites, considérés comme une minorité dans l’Islam qui a été intégrée dans la société<br />

tunisienne ; alors que l’autre, Tabarka, a été occupée jusqu’en 1741 par une communauté<br />

chrétienne, <strong>de</strong>venue une minorité non musulmane dans un pays qui l’était majoritairement.<br />

Nous ne pousseront pas la comparaison plus loin mais nous limiteront notre propos à Tabarka,<br />

aux conséquences <strong>de</strong> la position frontalière sur la communauté tabarkine au fil du<br />

déplacement <strong>de</strong>s limites territoriales.<br />

24 Par référence au livre <strong>de</strong> R. BRUNSCHVIG, La Berbérie orientale sous les Hafsi<strong>de</strong>s <strong>de</strong>s origines à la fin du XVè siècle,<br />

Paris, 1940-1947, 2 vol.<br />

211


L’îlot <strong>de</strong> Tabarka : une place frontalière convoitée par la monarchie espagnole d’un côté,<br />

l’Empire ottoman et ses provinces <strong>de</strong> l’autre 25 .<br />

A) Tabarka et les souverainetés européennes :<br />

L’île <strong>de</strong> Tabarka fait partie <strong>de</strong> toute une série <strong>de</strong> comptoirs et <strong>de</strong> places <strong>de</strong> pêche du corail<br />

situés sur la côte nord ouest du royaume Hafçi<strong>de</strong> qui <strong>de</strong>puis le Moyen Age intéressaient les<br />

villes et les royaumes du bassin occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> la Méditerranée. Cette même région a pris une<br />

autre importance stratégique <strong>de</strong>puis le début <strong>de</strong> l’affrontement, entre les ottomans- installés à<br />

Alger <strong>de</strong>puis 1517- et les espagnols venant d’occuper Tunis en 1535. C’est dans ce contexte<br />

que l’île <strong>de</strong> Tabarka est <strong>de</strong>venue une place forte espagnole entre 1535 et 1540. Il y a bien une<br />

légen<strong>de</strong> sur le troc qui aurait eu lieu entre Charles Quint et Khair-eddine pour libérer Dragut ;<br />

à notre connaissance aucun document d’époque ne confirme cette légen<strong>de</strong> bien établie dans<br />

les sources postérieurs. Il est plus crédible à notre sens <strong>de</strong> revenir au traité <strong>de</strong> protectorat<br />

conclu entre le roi d’Espagne et Mouley Hassen <strong>de</strong> Tunis qui donnait droit au vainqueur<br />

d’occuper toutes les places qu’il pourrait juger utiles pour lutter contre le risque ottoman 26 . Et<br />

<strong>de</strong> ce fait Tabarka est un <strong>de</strong>s endroits les mieux situés sur la côte entre Bizerte et Annaba.<br />

Ainsi, l’îlot était <strong>de</strong>venu une place militaire espagnole gérée par le Vice-roi <strong>de</strong> Sicile. D’un<br />

territoire hafçi<strong>de</strong> Tabarka est <strong>de</strong>venue espagnole avec une garnison importante.<br />

En 1542 27 , un asiento a été signé entre le Vice-roi <strong>de</strong> Sicile et les <strong>de</strong>ux familles génoises les<br />

Lomellini et les Grimaldi pour que l’île soit la base d’une factorerie pour la pêche du corail<br />

moyennant un quinto royal sur ce produit. L’asiento a été renouvelé d’une manière régulière<br />

jusqu’en 1708. Au fil <strong>de</strong>s signatures, <strong>de</strong>ux éléments se dégagent. D’abord, la famille<br />

Lomellini avait fini par prendre seule l’asiento <strong>de</strong> Tabarka et les privilèges qui en découlaient<br />

(pêche du corail et commerce); c’est à ce titre qu’elle assumait la charge <strong>de</strong> l’entretien du fort<br />

et <strong>de</strong> la garnison. Ensuite cette famille s’était assurée une sorte d’appropriation <strong>de</strong> l’île en<br />

vertu <strong>de</strong> quoi, le contrat <strong>de</strong> concession <strong>de</strong> 1634 qualifie la famille génoise <strong>de</strong> « propriétaire »<br />

<strong>de</strong> Tabarka. La place est passée <strong>de</strong> la souveraineté espagnole à une souveraineté hispano<br />

génoise avec un statut <strong>de</strong> propriété privée. La république ligure revendiquait la légitimité <strong>de</strong><br />

l’appropriation <strong>de</strong> l’île <strong>de</strong>puis qu’un firman du sultan ottoman, signé après la prise <strong>de</strong> Tunis<br />

en 1574, aurait reconnu à Gênes la concession limitée dans le temps <strong>de</strong> Tabarka. En fait en<br />

25 A notre connaissance il n’il y a pas jusqu’à aujourd’hui une étu<strong>de</strong> exhaustive sur la communauté tabarkine ni sur Tabarka à<br />

l’époque mo<strong>de</strong>rne. Nous attendons la publication <strong>de</strong>s recherches <strong>de</strong> Philippe GOURDIN annoncée pour bientôt. Les travaux<br />

qui restent les plus utiles sur la question sont : O. PASTINE, « Genova e le Reggenze di Barberia nella prima meta <strong>de</strong>l<br />

settecento », in Miscellanea Ligure, Qua<strong>de</strong>rni Linguistici, n° 97, ; F.PODESTA, « L’isola di Tabarca e le pescherie di<br />

corallo nel mare circonstante », in Atti <strong>de</strong>lla Società Ligure di Storia Patria, vol. XIII, fasc. V, Genova, 1884 ;Lt. Colonel<br />

HANNEZO, « Tabarca, monographie », in Revue Tunisienne, 1916 et 1917; A.RIGGIO, « Cronaca Tabarchina dal 1756 ai<br />

primordi <strong>de</strong>ll’ottocento ricavata dai registri parrocchiali di Santa Croce in Tunisi », in Revue Tunisienne, 1937, pp. 353-<br />

392 ; E.LUXORO, Tabarca e Tabarchini.Cronaca e storia <strong>de</strong>lla colonizzazioni di Carloforte, Cagliari, 1977;<br />

P.GRANDCHAMP, Autour du consulat <strong>de</strong> France à Tunis (1577-1881), Tunis, 1943, pp. 122-129. PH.GOURDIN, « La<br />

première intervention européenne dans l’exploitation du corail maghrébin : les Catalans et les Siciliens à Tabarka (1446-<br />

1448) », in Cahiers <strong>de</strong> Tunisie, 1996, n° 173, pp.123-143; J.B. VILAR, « Dos siglos <strong>de</strong> presencia <strong>de</strong> Espana en Tabarka<br />

(1535-1741) »,in Revue d’histoire maghrébine , n°77-78, 1995, pp.163-181 ; J.PIGNON, « Un document inédit sur la Tunisie<br />

au XVIIè siècle »,in, Les Cahiers <strong>de</strong> Tunisie, n°33-35, 1961, pp.109-200 ;I<strong>de</strong>m, « Gênes et Tabarka au XVIIè siècle », in, Les<br />

Cahiers <strong>de</strong> Tunisie, n°109-110, 1979, pp.9-141 ; S.BOUBAKER, La Régence <strong>de</strong> Tunis au XVIIè siècle : ses relations<br />

commerciales avec les ports <strong>de</strong> l’Europe méditerranéenne, Marseille et Livourne, Zaghouan, 1987 ; I<strong>de</strong>m, « Les Génois <strong>de</strong><br />

Tabarka et la Régence <strong>de</strong> Tunis au XVIIème siècle et au XVIIIème siècle », in Atti <strong>de</strong>l III°Congresso Internazionale di Studi<br />

Storici, Rapporti Genova-Mediterraneo-Atlantico nell’età mo<strong>de</strong>rna, Genova, 1989,pp. 276-295; I<strong>de</strong>m., « Les relations entre<br />

Gênes et la Régence <strong>de</strong> Tunis <strong>de</strong>puis 1741 jusqu’à la fin du XVIIIème siècle », in in Atti <strong>de</strong>l V°Congresso Internazionale di<br />

Studi Storici, Rapporti Genova-Mediterraneo-Atlantico nell’età mo<strong>de</strong>rna, Genova, 1993, pp.11-29<br />

26 Rousseau, Annales Tunisiennes…, Alger, 1864,pp.410-411.<br />

27 Achives Nationales à Paris, Affaires Etrangères, B III, 300, Indize y resumen <strong>de</strong> los papeles concermentes ala isla <strong>de</strong><br />

Tavarca…<br />

212


éclamant ainsi l’île, Gênes semblait ne plus reconnaître la souveraineté espagnole sur elle,<br />

alors qu les Lomellini continuaient à renouveler l’asiento jusqu’en 1708. Le statut juridique<br />

<strong>de</strong> l’île <strong>de</strong>vint un cas <strong>de</strong> diplomatie, sans pour autant entraîner un conflit entre toutes les<br />

parties impliquées.<br />

A l’occasion <strong>de</strong>s traités d’Utrecht en 1714 28 et <strong>de</strong>s modifications qui les suivirent concernant<br />

les territoires espagnols en Méditerranée occi<strong>de</strong>ntale, Tabarka a été cédée par Madrid à la<br />

maison <strong>de</strong> Savoie. C’est la preuve que l’Espagne la considérait toujours comme relevant <strong>de</strong> sa<br />

souveraineté. Gênes <strong>de</strong> son côté, refusant ce transfert, avait fait <strong>de</strong>s démarches pressantes<br />

pour convaincre l’Espagne <strong>de</strong> réaffirmer sa autorité sur l’île. Quelques années après, se<br />

considérant toujours comme propriétaire <strong>de</strong> Tabarka, elle avait essayé <strong>de</strong> la vendre à la<br />

compagnie d’Afrique française.<br />

B) Le statut <strong>de</strong> Tabarka au regard <strong>de</strong>s régences maghrébines : Alger et<br />

Tunis.<br />

La non remise en cause <strong>de</strong> la concession <strong>de</strong> Tabarka aux génois par le sultan ottoman après la<br />

prise <strong>de</strong> Tunis, annulait <strong>de</strong> fait et la conquête espagnole et l’attitu<strong>de</strong> <strong>de</strong>s hafçi<strong>de</strong>s à ce sujet. La<br />

position <strong>de</strong> Gênes, dorénavant principale intéressée par l’île, était <strong>de</strong> payer un tribu aussi bien<br />

à Tunis qu’à Alger, en contrepartie <strong>de</strong> l’occupation <strong>de</strong> l’île et <strong>de</strong>s activités qu’elle y menait.<br />

Signalons qu’entre les <strong>de</strong>ux régences ottomanes, le tracé frontalier faisait l’objet <strong>de</strong> discor<strong>de</strong>s<br />

graves jusqu’en 1628 29 , date <strong>de</strong> la première délimitation territoriale entre elles. A partir <strong>de</strong> ce<br />

moment Tabarka était dans la mouvance <strong>de</strong> Tunis. Le contexte politique pendant le XVIIè<br />

siècle à Tunis, était favorable à <strong>de</strong> bonnes relations avec Tabarka et Gênes. Il y avait dans le<br />

pays un grand nombre <strong>de</strong> « renégats » originaires <strong>de</strong> Ligurie qui pesaient sur la vie politique,<br />

au point <strong>de</strong> faire admettre à la milice en 1637, un Dey d’origine génoise, Osta Moratto<br />

Génovese. Pendant tout le siècle les relations entre Tunis et Tabarka étaient bonnes; les<br />

Tabarkins étaient admis dans plusieurs villes du pays et leur commerce fleurissait. Il suffisait<br />

<strong>de</strong> payer les « lismes » (tribus) ce qui pour Tunis confirmait sa souveraineté sur l’île; alors que<br />

pour Gênes c’était une manière d’acheter la paix.<br />

Depuis 1686, date <strong>de</strong> l’imposition par la force <strong>de</strong>s traités centenaires à la régence <strong>de</strong> la part <strong>de</strong><br />

la France en particulier, les milieux politiques <strong>de</strong> Tunis étaient <strong>de</strong>venus moins réceptifs aux<br />

concessions perpétuelles. L’arrivée <strong>de</strong> Hussayn ben Ali au pouvoir en 1705 et les perceptions<br />

négatives <strong>de</strong>s décisions d’Utrecht renforcèrent chez les hussaynites la volonté d’une<br />

territorialisation plus affirmée qu’auparavant. La présence <strong>de</strong>s comptoirs commerciaux et<br />

surtout la frontière tabarkine <strong>de</strong>venaient gênantes. Hussayn ben Ali voulait imposer à Tabarka<br />

<strong>de</strong> réduire ses activités au rocher, territoire <strong>de</strong> la concession, en application <strong>de</strong>s traités. Les<br />

conséquences d’Utrecht et <strong>de</strong>s difficultés économiques <strong>de</strong> la factorerie, poussèrent les<br />

Lomellini à penser vendre l’île. Ceci rendit, les autorités <strong>de</strong> Tunis plus attentives aux<br />

problèmes <strong>de</strong> cette frontière. Les événements <strong>de</strong> juin 1741, <strong>de</strong>struction du comptoir génois et<br />

récupération <strong>de</strong> l’île par le pouvoir <strong>de</strong> Tunis, apparaissaient ainsi comme le résultat d’un<br />

processus inéluctable. Tabarka la génoise, abandonnée par ses protecteurs politiques était trop<br />

isolée pour résister à l’offensive militaire <strong>de</strong>s hussaynites. Pour ces <strong>de</strong>rniers il s’agissait <strong>de</strong><br />

faire disparaître une enclave chrétienne en terre d’islam et <strong>de</strong> faire reculer une frontière<br />

avancée <strong>de</strong> la chrétienté, qui était là <strong>de</strong>puis <strong>de</strong>ux siècles 30 . Dorénavant et jusqu’au début du<br />

28 J.B.Vilar, 1995, pp.169-174.<br />

29 B.ROY, « Deux documents inédits sur l’expédition algérienne <strong>de</strong> 1628 (1037h) contre les Tunisiens », in Revue<br />

Tunisienne, n°122, 1917, pp.183-204<br />

30 S.BOUBAKER, 1989 et 1993.<br />

213


XIXè siècle Tabarka ne sera plus occupée que ponctuellement par les employés et les agents<br />

<strong>de</strong> compagnies autorisées par Tunis, parmi eux on trouvera <strong>de</strong>s tabarkins.<br />

Deux siècles <strong>de</strong> présence hispano génoise à Tabarka ont été effacés. C’est la fin d’une enclave<br />

frontalière sans aucune profon<strong>de</strong>ur territoriale la soutenant ni suffisamment <strong>de</strong> forces<br />

militaires pour la maintenir. Tabarka n’est pas Gibraltar.<br />

Les Tabarkins : une communauté insulaire et frontalière<br />

D’une garnison à une communauté <strong>de</strong> pêcheur.<br />

Au XVIè siècle, les premiers occupants <strong>de</strong> l’île après sa conquête furent en toute logique <strong>de</strong>s<br />

militaires. Une garnison probablement <strong>de</strong> quelques dizaines <strong>de</strong> soldats, qui faisait le pendant à<br />

celle d’Annaba forte <strong>de</strong> 600 soldats, y a été affectée. Tabarka était une tour <strong>de</strong> guet sur un îlot<br />

vi<strong>de</strong> que l’Espagne occupait pour le soustraire à une éventuelle installation ottomane. Mais la<br />

création <strong>de</strong> la factorerie dont la principale activité était la pêche du corail changea rapi<strong>de</strong>ment<br />

la composition sociale <strong>de</strong>s habitants <strong>de</strong> l’île. A majorité masculine, le premier groupe<br />

d’habitants se composait <strong>de</strong> soldats et <strong>de</strong> pêcheurs. Il se transforma rapi<strong>de</strong>ment en une<br />

communauté permanente, où les familles occupaient une place centrale. Celles-ci se<br />

stabilisèrent sur le rocher et inscrivant leur présence dans la durée. Une indication <strong>de</strong> 1584 31<br />

nous informe que l’ensemble <strong>de</strong> la population <strong>de</strong> l’île était <strong>de</strong> 1211 habitants. Ils se<br />

répartissaient ainsi : 20 administrateurs, 6 religieux, 65 soldats et officiers, 40 artisans, 280<br />

corailleurs, 50 manœuvres et intermédiaires commerciaux et 750 personnes formant 150<br />

familles. L’origine <strong>de</strong> cette population était diverse ; il y avait <strong>de</strong>s siciliens, <strong>de</strong>s corses, <strong>de</strong>s<br />

personnes originaires <strong>de</strong> La Riviera mais très peu d’entre eux étaient <strong>de</strong> Gênes même. La<br />

croissance démographique <strong>de</strong> ce groupe allait se heurter à la capacité d’accueil <strong>de</strong> l’île. Celleci<br />

fait 750 mètres <strong>de</strong> long sur 500 mètres <strong>de</strong> large, soit une superficie <strong>de</strong> 16 hectares à peu<br />

près. Il y avait en plus un problème d’eau douce et <strong>de</strong> fertilité <strong>de</strong> la terre. On estime qu’au<br />

maximum <strong>de</strong> son développement l’île n’a pas pu abriter plus <strong>de</strong> 2000 personnes, c’était son<br />

optimum. Tabarka ne pouvait vivre sans rapports avec la terre ferme et avec la mer pour<br />

satisfaire ses besoins vitaux. Elle était aussi obligée d’évacuer son surplus démographique<br />

vers le continent proche. Les célibataires ne pouvaient se marier qu’avec l’autorisation du<br />

gouverneur <strong>de</strong> l’île. Les sources signalent l’existence, dès le début du XVIIè siècle, <strong>de</strong> groupe<br />

<strong>de</strong> tabarkins à Tunis, Bizerte et Porto Farina 32 . Il s’agissait <strong>de</strong> familles mais aussi <strong>de</strong><br />

célibataires à la recherche <strong>de</strong> femmes soit parmi les tabarkines soit parmi les captives<br />

chrétiennes <strong>de</strong> la course. Cette situation <strong>de</strong>s tabarkins appelle <strong>de</strong>ux remarques. Premièrement,<br />

leur installation hors <strong>de</strong> l’île n’a été possible que parce que la société <strong>de</strong> la régence était au<br />

XVIè et au XVIIIè siècles relativement ouverte aux apports démographiques extérieurs<br />

mêmes non musulmans. Plusieurs vagues d’immigrants s’y installèrent et firent souche :<br />

morisques d’Espagne, juifs livournais d’origine ibérique, européens islamisés qu’ils soient<br />

captifs <strong>de</strong> la course ou non…Deuxièmement, l’essaimage <strong>de</strong> groupes issus <strong>de</strong> Tabarka dans<br />

les villes côtières <strong>de</strong> la régence a été à la fois une nécessité et un moyen pour sauvegar<strong>de</strong>r<br />

l’existence <strong>de</strong> la communauté mère.<br />

31 E.LUXORO, 1977, p.87<br />

32 A. RIGGIO, p.360 et suiv.<br />

214


Des activités économiques inhérentes à la position frontalière et<br />

nécessaires à la survie <strong>de</strong> la communauté<br />

Depuis l’installation <strong>de</strong> la factorerie <strong>de</strong>s Lomellini-Grimaldi et la stabilisation d’une<br />

communauté d’habitants dans l’île, le rôle économique <strong>de</strong> la place frontalière a changé. A la<br />

pêche du corail s’est ajouté le commerce <strong>de</strong>s céréales et celui du rachat <strong>de</strong>s captifs <strong>de</strong> la<br />

course. Plus que le Cap Nègre, le comptoir français limitrophe, Tabarka avait <strong>de</strong>s activités<br />

commerciales plus diversifiées qui mettaient en rapport l’économie <strong>de</strong> la « Tunisie » avec<br />

l’Europe.<br />

La pêche du corail était au départ, en continuité avec les différents comptoirs crées à cet effet<br />

<strong>de</strong>puis le XIIIè siècle, la principale activité <strong>de</strong> la compagnie <strong>de</strong> Tabarka. L’asiento était gagé<br />

sur le corail. Ce produit rapporterait déjà, au Sultan <strong>de</strong> Tunis, 80 000 ducats <strong>de</strong> rente annuelle<br />

au XVIè siècle. En 1584, on aurait vendu pour plus <strong>de</strong> 100 000 ducats <strong>de</strong> corail tabarkin à<br />

Lisbonne 33 .<br />

En terme <strong>de</strong> navigation, Tabarka servait <strong>de</strong> plus en plus d’escale pour les navires nordiques en<br />

Méditerranée <strong>de</strong>puis la <strong>de</strong>uxième moitié du XVIè siècle et au XVIIè siècle. Mais le trafic le<br />

plus important se faisait avec les ports italiens, et <strong>de</strong>s autres villes côtières maghrébines.<br />

Depuis la fin du XVI è siècle et au courant du siècle suivant, la multiplication <strong>de</strong>s disettes<br />

dans l’Europe du sud a permis un grand développement du commerce <strong>de</strong>s céréales à partir <strong>de</strong><br />

Tabarka 34 . Ce commerce nécessitait l’établissement <strong>de</strong> liens étroits et réguliers avec les tribus<br />

<strong>de</strong> la région ainsi que les autorités à Tunis. Tabarka jouait le rôle <strong>de</strong> « marché explosif »<br />

selon l’expression <strong>de</strong> K.POLANY et C. ARENSBERG 35 .<br />

Tabarka était aussi <strong>de</strong>puis 1574 et tout au long du XVIIè siècle une <strong>de</strong>s plaques tournantes du<br />

rachat <strong>de</strong>s captifs <strong>de</strong> la course entre la régence et l’Europe. Les Lomellini et le gouverneur <strong>de</strong><br />

Tabarka servaient d’intermédiaires aussi bien pour les rachats individuels et privés que pour<br />

ceux réalisés par la Ré<strong>de</strong>mption <strong>de</strong> Gênes 36 . L’île était considérée comme « terre chrétienne »,<br />

donc synonyme <strong>de</strong> lieu <strong>de</strong> sécurité, pour les rachetés européens.<br />

Toutes ces activités et ces échanges faisaient <strong>de</strong> Tabarka une place relais dans les circuits<br />

financiers entre la régence et l’Europe et <strong>de</strong>s Tabarkins <strong>de</strong>s intermédiaires et <strong>de</strong>s passeurs<br />

entre <strong>de</strong>ux mon<strong>de</strong>s. Leur existence et leur prospérité, étaient générées par leur position<br />

frontalière.<br />

Une communauté dotées d’institutions adaptées à sa position frontalière<br />

La fonction militaire et celle <strong>de</strong> factorerie ont marqué les institutions <strong>de</strong> l’île. Comme la plus<br />

part <strong>de</strong>s comptoirs européens installés <strong>de</strong> par le mon<strong>de</strong> par les compagnies <strong>de</strong> l’époque,<br />

Tabarka avait à sa tête un gouverneur omnipotent. Il avait le pouvoir militaire et judiciaire sur<br />

les habitants <strong>de</strong> l’île et ses ressortissants dans la régence. Depuis 1542, il semble que les<br />

gouverneurs étaient tous <strong>de</strong>s génois nommés par les familles propriétaires <strong>de</strong> la compagnie.<br />

La liste <strong>de</strong>s gouverneurs dont on dispose <strong>de</strong>puis la fin du XVIè siècle le prouve. Le<br />

gouverneur <strong>de</strong> Tabarka <strong>de</strong>vait prêter une double allégeance, aux Lomellini en appliquant la<br />

juridiction <strong>de</strong> la république ligure et au Roi d’Espagne qui avait toujours la haute main sur<br />

l’île. Jusqu’en 1676, le gouverneur <strong>de</strong> Tabarka jouait le rôle <strong>de</strong> consul génois auprès <strong>de</strong><br />

Tunis ; et quand la république a eu un consul attitré il était souvent d’origine ou proche <strong>de</strong>s<br />

33 J.B VILAR, 1995, p.166 ; E.LUXORO,1977, p.85, d’après les archives vénitiennes.<br />

34 S.BOUBAKER, 1987, p.181 ; M. CORRALES, Commercio <strong>de</strong> Cataluna con el Mediterraneo musulman (siglos XVI-<br />

XVIII). El comercio con los « enemigos <strong>de</strong> la fe », Barcelone, 2001, pp.582 et suiv.<br />

35 C.ARENSBERG, K.POLANYI, Les systèmes économiques dans l’histoire et la théorie, Paris, 1975, pp.207-213.<br />

36 P. GRANDCHAMP, La France en Tunisie au XVIIè siècle :inventaire <strong>de</strong>s archives du consulat <strong>de</strong> France à Tunis <strong>de</strong> 1582-<br />

1705, Tunis, 1920-1930, 10 vol, t.2, du 4 janvier 1607…; J.PIGNON, 1979<br />

215


Lomellini. Le gouverneur était secondé par une centaine d’agents civils et militaires. Ce sont<br />

eux qui géraient les magasins <strong>de</strong> stockage <strong>de</strong> l’île et le trafic du port…<br />

Deux autres institutions d’encadrement <strong>de</strong> la population tabarkine existaient sur l’île, l’hôpital<br />

et l’église. Cet édifice achevé au XVIIe siècle pouvait contenir près d’un millier <strong>de</strong><br />

personnes. L’évêque <strong>de</strong> Tabarka dépendait hiérarchiquement du Vicaire apostolique <strong>de</strong> Tunis<br />

mais aussi <strong>de</strong>s autorités ecclésiastiques <strong>de</strong> Gênes 37 .<br />

L’éclatement <strong>de</strong> la communauté <strong>de</strong> Tabarka et la naissance <strong>de</strong> l’i<strong>de</strong>ntité tabarkine<br />

Les vingt années qui ont emporté la Tabarka génoise et fragmenté sa<br />

communauté : 1737-1756<br />

Au début du XVIIIè siècle, en plus <strong>de</strong>s problèmes <strong>de</strong> souverainetés, qu’on a évoqué plus<br />

haut, Tabarka affrontait <strong>de</strong>ux problèmes majeurs. Il semble en premier lieu que la compagnie<br />

<strong>de</strong>s Lomellini ne soit plus rentable et que la famille elle même était désireuse <strong>de</strong> vendre l’île.<br />

En second lieu, et probablement en rapport avec les difficultés évoquées, l’île semblait ne plus<br />

pouvoir assurer <strong>de</strong>s revenus pour tous ses habitants qui avoisinaient les 2000 personnes.<br />

L’éclatement <strong>de</strong> la communauté s’est fait en quatre temps :<br />

*Le projet d’émigration d’une partie <strong>de</strong> la population <strong>de</strong> Tabarka était envisagé. Ceci a<br />

coïncidé avec le désir <strong>de</strong> la maison <strong>de</strong> Savoie <strong>de</strong> peupler certaines îles désertes au sud <strong>de</strong> la<br />

Sardaigne qui servaient <strong>de</strong> points d’appui pour les corsaires. Des négociations eurent lieu<br />

entre les <strong>de</strong>ux parties et aboutirent au projet <strong>de</strong> l’installation <strong>de</strong> 118 familles soit plus <strong>de</strong> 400<br />

personnes dans l’île <strong>de</strong> Saint Pierre 38 . Le premier départ eu lieu en 1738. Ce fut aussi l’année<br />

<strong>de</strong> fondation <strong>de</strong> Carloforte, première ville tabarkine hors <strong>de</strong> la terre <strong>de</strong>s origines.<br />

*En 1739, après ce premier départ et au moment où Tunis avait eu vent <strong>de</strong>s tractations<br />

pour la vente <strong>de</strong> l’île à la compagnie d’Afrique, les autorités <strong>de</strong> la Régence décidèrent le<br />

blocus terrestre et maritime <strong>de</strong> Tabarka. Cette opération s’est faite au moment où 128<br />

corailleurs étaient en mer. Ils ne purent jamais rejoindre leurs familles et se réfugièrent au<br />

comptoir français <strong>de</strong> La Calle. La plus part d’entre eux finirent par rejoindre Carloforte après<br />

1741.<br />

*Le 19 juin 1741, le bey <strong>de</strong> Tunis s’empara <strong>de</strong> l’île par la force, démolissant toutes les<br />

installations qui auraient pu permettre sa réoccupation. Huit cents personnes ont été capturées<br />

et transférées à la capitale. Sur ce groupe, 127 personnes furent rachetées et rejoignirent<br />

Carloforte entre 1751 et 1753.<br />

*La <strong>de</strong>rnière phase <strong>de</strong> l’éclatement <strong>de</strong> la communauté tabarkine a eu lieu à la faveur <strong>de</strong> la<br />

guerre entre Tunis et Alger en 1756. En repartant, les troupes algériennes s’emparèrent <strong>de</strong><br />

près <strong>de</strong> 400 personnes et les amenèrent à Alger. Ce groupe a été racheté par la monarchie<br />

espagnole entre 1761 et 1769. En 1770, 311 personnes furent installées à la Nueva Tabarka en<br />

face d’Alicante (68 familles et 32 célibataires). Entre le départ <strong>de</strong> Tunis et l’arrivée à Alicante<br />

le groupe a perdu une centaine <strong>de</strong> personnes pour cause <strong>de</strong> maladies en plus <strong>de</strong>s 17 filles et 5<br />

garçons restés à Alger.<br />

37 E.LUXORO, 1977, pp.75-89.<br />

38 Achivio di Stato di Cagliari<br />

216


Ainsi, à partir <strong>de</strong> 1770 on peut parler <strong>de</strong> communauté tabarkine tricéphale : à Tunis, à<br />

Carloforte et à la Nueva Tabarka 39 .<br />

Les tabarkins à Tunis à la recherche d’un nouveau statut, <strong>de</strong> nouvelles<br />

protections<br />

A partir du milieu du XVIIIè siècle les différentes communautés originaires <strong>de</strong><br />

Tabarka, connurent à la fois <strong>de</strong>s <strong>de</strong>stins particuliers mais aussi <strong>de</strong>s évolutions croisées; leur<br />

survie dépendait beaucoup <strong>de</strong> leurs soutiens les unes aux autres. Transplantés à Tunis en<br />

1741, après <strong>de</strong>ux siècles passés leur île, quel est le nouveau statut <strong>de</strong>s Tabarkins 40 ?<br />

Pour les autorités <strong>de</strong> Tunis les personnes capturées à Tabarka, étaient <strong>de</strong>s prisonniers<br />

<strong>de</strong> guerre. La stratégie <strong>de</strong>s Puissances <strong>de</strong> la régence était <strong>de</strong> les utiliser comme monnaie<br />

d’échange pour libérer les captifs <strong>de</strong> la course chrétienne détenus en Europe. Mais après <strong>de</strong>ux<br />

opérations <strong>de</strong> rachat, les autorités génoises ne montraient plus beaucoup d’empressement à<br />

payer la rançon <strong>de</strong>s tabarkins. On le sait, les rachats <strong>de</strong> captifs étaient réalisés en gran<strong>de</strong> partie<br />

par les individus eux-mêmes. Ils payaient leurs rançons, en liquidant <strong>de</strong>s biens se trouvant<br />

dans leurs propres pays, ou en faisant à leurs familles en Europe pour effectuer les mêmes<br />

taches ou en leur prêtant <strong>de</strong> l’argent. Comme les tabarkins n’avaient plus beaucoup d’ancrage<br />

en Europe, ils n’avaient que peu <strong>de</strong> chances d’être rachetés. Ainsi en <strong>de</strong>hors <strong>de</strong> ceux<br />

embarqués par les troupes algériennes en 1756, ils décidèrent à rester dans la régence.<br />

Pendant plusieurs années le bey leur garantissait le logement et payait une partie <strong>de</strong> leurs<br />

besoins : bois, huile…En fait il les considérait <strong>de</strong> plus en plus comme <strong>de</strong>s dhimmis,<br />

« protégés », à l’instar <strong>de</strong>s autres non musulmans dans le pays, ne relevant d’aucune<br />

souveraineté européenne. En perdant leur territoire les Tabarkins n’avaient plus leur<br />

protection politique hispano génoise. Ils étaient désormais <strong>de</strong> l’autre côté <strong>de</strong> la frontière. Ils ne<br />

sont plus à la frontière <strong>de</strong>s <strong>de</strong>ux mon<strong>de</strong>s mais une minorité chrétienne en terre musulmane.<br />

Cette décision <strong>de</strong> rester à Tunis, a eu <strong>de</strong>s conséquences importantes sur la<br />

communauté tabarkine. D’abord, certain <strong>de</strong> ses membres s’islamisèrent sans perdre contact<br />

avec le groupe d’origine. Dans les sources locales ils sont toujours i<strong>de</strong>ntifiés comme<br />

tabarkins. D’autres tout en restant chrétiens, entrèrent au service du bey, en tant que fermiers<br />

ou d’agents: ainsi par exemple en 1743 nous trouvons Bastiano le tabarkin fermier <strong>de</strong> la<br />

fabrication <strong>de</strong>s vins et alcools à Tunis; en 1764 Gozzo le tabarkin est <strong>de</strong>venu mé<strong>de</strong>cin du bey.<br />

Le service du beylik représentait pour certains Tabarkins, une source <strong>de</strong> revenu et un moyen<br />

<strong>de</strong> se protéger. Plusieurs familles peuvent être considérées comme makhzéniennes, et le<br />

restèrent plus d’un siècle. Une <strong>de</strong>s plus connues est celle <strong>de</strong>s Bogo. Elle avait fourni <strong>de</strong>s<br />

Gouverneurs à Tabarka au XVII è siècle et les premiers consuls génois à Tunis. Mais jusqu’au<br />

XIXè siècle, <strong>de</strong>s Bogo étaient au service du bey. Les tabarkins s’autochtonisent donc, à<br />

Tunis. Par ailleurs, d’autres membres <strong>de</strong> cette communauté cherchèrent à occuper le rôle<br />

d’intermédiaires entre les marchands européens <strong>de</strong> Tunis et la société locale. Ils mirent ainsi,<br />

à profit leurs connaissances linguistiques, leurs liens avec les marchés italiens en en<br />

particulier, ainsi que leur acclimatation aux conditions et aux usages du pays. Il s’agissait<br />

pour eux <strong>de</strong> développer une nouvelle fonctionnalité adaptée à leur nouveau statut.<br />

Pendant toute la fin du XVIIIè siècle et au début du siècle suivant, les tabarkins <strong>de</strong><br />

Tunis réussirent bien dans ce rôle d’entre <strong>de</strong>ux. Ils se sont placés eux mêmes sur une<br />

nouvelle frontière, celle <strong>de</strong> vivre et <strong>de</strong> travailler entre la majorité musulmane <strong>de</strong> la régence et<br />

le microcosme international <strong>de</strong>s nations européennes tout en maintenant <strong>de</strong>s liens forts avec<br />

39 S.BOUBAKER, 1993, pp.17-29; J.B. VILAR, 1995, pp.. 174 -177.<br />

40 Une étu<strong>de</strong> comparée <strong>de</strong> l’évolution <strong>de</strong> ces trois communautés serait d’un grand intérêt, mais elle n’est pas à notre portée<br />

aujourd’hui. Nous focaliserons le regard sur les Tabarkins <strong>de</strong> Tunis et autant que possible sur ceux <strong>de</strong> étu<strong>de</strong><br />

217


les carlofortains. Cette nouvelle position, a permis aux tabarkins <strong>de</strong> surmonter en partie leur<br />

marginalisation et d’être considérés, pendant un temps, positivement par les nations<br />

européennes. Mais cette appréciation va changer vers les années trente du XIXè siècle. En<br />

1829 le consul général <strong>de</strong> Sardaigne à Tunis nous livre le jugement suivant sur les tabarkins :<br />

« à propos <strong>de</strong> la population <strong>de</strong> Tunis… il y a <strong>de</strong>ux milles Chrétiens…c’est la classe la plus<br />

dangereuse, celle qui cause le plus <strong>de</strong> mal aux Européens…La majeure partie <strong>de</strong> ces gens<br />

sont appelés Tabarquins, en raison qu’ils sont <strong>de</strong>scendants <strong>de</strong> ces habitants chrétiens <strong>de</strong><br />

Tabarque… les Tabarquins partagent avec les Juifs l’espionnage et le droit <strong>de</strong> calomnie, ils<br />

figurent dans toutes les intrigues. » 41 . Deux remarques attirent l’attention dans ce jugement.<br />

En premier lieu, alors que les tabarkins <strong>de</strong> Carloforte relevaient <strong>de</strong> la souveraineté du roi <strong>de</strong><br />

Piémont Sardaigne, le consul sar<strong>de</strong> considère ceux <strong>de</strong> Tunis comme <strong>de</strong>s autochtones relevant<br />

<strong>de</strong> la souveraineté du bey. En <strong>de</strong>uxième lieu, les Tabarkins ne rendaient plus service aux<br />

nations européennes ; celles ci voyaient en la présence <strong>de</strong> ces intermédiaires puissants, une<br />

gêne pour leurs intérêts. Il est vrai que nous sommes à un moment où le développement <strong>de</strong>s<br />

nationalismes en Europe et le début <strong>de</strong> l’expansion coloniale ont transformé la vision que les<br />

pays européens avaient <strong>de</strong>s « protégés » et <strong>de</strong>s « minorités » qui leur servaient <strong>de</strong> relais dans<br />

le mon<strong>de</strong> ottoman. Les tabarkins étaient rejetés au <strong>de</strong>là <strong>de</strong>s frontières européennes.<br />

Stratégies <strong>de</strong> la préservation du groupe<br />

Ainsi la « crispation nationale européenne » d’un côté et l’impossibilité <strong>de</strong> fusion dans la<br />

société tunisienne <strong>de</strong> l’autre, ont poussé les tabarkins à concevoir d’autres stratégies<br />

individuelles et familiales pour préserver l’existence <strong>de</strong> leur communauté.<br />

A titre d’exemple, suivons le cas <strong>de</strong>s Gandolphe 42 . Famille tabarkine d’origine génoise,<br />

les Gandolphe habitaient l’île <strong>de</strong>puis le XVII siècle au moins. En 1738, avec la première<br />

émigration vers Carloforte, une partie <strong>de</strong> la famille a quitté Tabarka et une autre fut<br />

transplantée à Tunis en 1741. Lors <strong>de</strong>s négociations pour la libération <strong>de</strong>s captifs, le roi <strong>de</strong><br />

Sardaigne a envoyé à Tunis, Antonio Maria Gandolphe qui y avait <strong>de</strong>s parents proches, pour<br />

mener les transactions. A.M.Gandolphe meurt à Tunis en 1761. Il était né à Tabarka où il<br />

s’était marié avec Maddalena <strong>de</strong> Tabarka morte à son tour à Tunis en 1776. Ils avaient eu<br />

trois enfants: Nicola-Antonio né à Carloforte en 1738 mort en 1800, Pasquale (plus connu<br />

comme Pasqualino) né à Tunis en 1740, mort dans la même ville en 1781 et Antonia Maria<br />

née à Tunis en 1744. Cette première photographie <strong>de</strong> la famille montre que les tabarkins<br />

avaient dès 1738, gardé cette double appartenance sar<strong>de</strong> et tunisoise. Au <strong>de</strong>là <strong>de</strong>s frontières,<br />

les liens matrimoniaux fréquents, les allers retours ainsi que les intérêts économiques sont<br />

restés très étroits entre les <strong>de</strong>ux branches <strong>de</strong> la communauté. Les trois enfants<br />

d’A.M.Gandolphe ont poursuivi la même stratégie que leurs parents.<br />

* Nicolo Antonio, s’est marié avec Anna Maria Grosso à Carloforte. Ils ont eu quatre enfants<br />

tous nés à Carloforte : Giacomo Antonio, mort à Sousse en 1785; Maria Catherina , morte à<br />

Tabarka en 1785 ; Salvatore emporté comme les autres à Tunis par la peste <strong>de</strong> 1785 et en fin<br />

Pietro décédé à Tunis en 1790.<br />

* Pasquale, s’est marié en 1765 à Marseille avec une française, Maria Fouque. Ils ont<br />

engendré quatre garçons et trois filles, tous nés à Tunis. Parmi cette <strong>de</strong>scendance les <strong>de</strong>ux<br />

garçons, Antonio et Salvatore second, ont convolé en noce avec <strong>de</strong>s tabarkines, et les <strong>de</strong>ux<br />

41 A. GALLICO, Tunis et les consuls Sar<strong>de</strong>s (1816-1834), Beyrouth, 1992, pp.264-265<br />

42 A.M. PLANEL, De la nation à la colonie. La communauté française <strong>de</strong> Tunisie au XIX è siècle (d’après les archives civiles<br />

et notariées du consulat général <strong>de</strong> France à Tunis, Thèse, EHESS, Paris, 2000, Dr ; L. Valensi, 3 vol., t.2, pp.254-262, t.3,<br />

pp.711-713, 727-729.<br />

218


filles Maria Nicoletta et Maria Maddalena ce sont mariées avec <strong>de</strong>s aubergistes français<br />

installés à Tunis.<br />

* Antonia Maria s’est mariée en 1764 avec Jay Lieutier, un négociant français.<br />

On peut encore suivre cette famille sur <strong>de</strong>ux générations et retrouver la même<br />

stratégie d’alliances ; où les femmes tabarkines jouent un rôle clé dans la reproduction du<br />

groupe et le maintien du lien social. Le croisement d’alliances avec les sujets français assure<br />

une autre voie <strong>de</strong> promotion et <strong>de</strong> protection. En 1781 un Gandolphe est <strong>de</strong>venu « protégé »<br />

français. Pour conserver ce privilège à l’époque <strong>de</strong> l’Empire, la famille jouera sur ses origines<br />

génoises. Parallèlement, les Gandolphe, à l’image <strong>de</strong>s autres tabarkins <strong>de</strong> Tunis n’ont jamais<br />

renoncé à leur obédience à l’égard du makhzen, à leur attachement au sol <strong>de</strong> la régence et à<br />

Tabarka, aux quels ils doivent en partie leur survie économique. En revenant à Tunis en 1751,<br />

A.M. Gandolphe avait obtenu du bey, pour ses fils, la charge <strong>de</strong> « pourvoyeur <strong>de</strong> la nation<br />

française à Tunis », moyennant une re<strong>de</strong>vance annuelle <strong>de</strong> 30 000 piastres. Ce privilège<br />

impliquait aussi la fourniture <strong>de</strong>s gréements nécessaires à tous les navires <strong>de</strong> commerce ou <strong>de</strong><br />

guerre français, venus à Tunis, en amis. Les <strong>de</strong>scendants <strong>de</strong> la famille ont conservé cette<br />

charge jusqu’en 1870. Un autre fait va sceller ce lien makhzenien. En 1781, Pasqualino a été<br />

tué à Tunis par un sujet du bey. Le souverain ayant reconnu qu’un crime non justifié fut<br />

commis, avait accordé aux <strong>de</strong>scendants <strong>de</strong> la victime une in<strong>de</strong>mnité qui leur a été versée<br />

jusqu’en 1855.<br />

Au milieu du XIXè siècle les Gandolphe et leurs alliés, se désintéressent<br />

progressivement <strong>de</strong>s affaires du makhzen pour s’occuper <strong>de</strong> secteurs en rapport avec la<br />

marine à vapeur à La Goulette. Ils sont <strong>de</strong> plus en plus associés au commerce <strong>de</strong>s marchands<br />

marseillais à Tunis et dans le Levant ; et dans les années 1870 ils sont impliqués dans les<br />

affaires financières entre les banques européennes et le beylik. En parallèle, d’autres membres<br />

<strong>de</strong> la famille ont gardé le secteur <strong>de</strong> l’hôtellerie comme terrain privilégié <strong>de</strong> leurs activités. De<br />

plus en plus liés aux intérêts français l’élite <strong>de</strong>s tabarkins <strong>de</strong> Tunis se trouve à nouveau <strong>de</strong><br />

l’autre côté <strong>de</strong> la frontière, c'est-à-dire du côté européen.<br />

Le cas <strong>de</strong> figure <strong>de</strong>s Gandolphe est peut être exemplaire, mais il n’est pas unique. On<br />

pourrait développer celui <strong>de</strong>s Saccomano ou <strong>de</strong>s Bogo pour retrouver à quelques variantes<br />

prêt la même stratégie aussi bien au niveau <strong>de</strong>s individus que <strong>de</strong>s familles et donc <strong>de</strong> la<br />

communauté.<br />

La lecture <strong>de</strong> l’itinéraire <strong>de</strong> certaines familles et <strong>de</strong> quelques individus ainsi que<br />

l’observation <strong>de</strong>s comportements collectifs <strong>de</strong>s tabarkins nous font toucher <strong>de</strong> près les choix<br />

sociaux et politiques faits pour éviter la dislocation <strong>de</strong> la communauté tabarkine et <strong>de</strong> sa<br />

pérennité.<br />

Peut on parler d’i<strong>de</strong>ntité tabarkine ?<br />

Ce que les tabarkins ont vécu spontanément au fil <strong>de</strong>s années pendant <strong>de</strong>ux siècles, est<br />

<strong>de</strong>venu après 1741 et jusqu’à nos jours une revendication consciente : leur i<strong>de</strong>ntité. D’ailleurs<br />

<strong>de</strong>puis la <strong>de</strong>struction du comptoir les sources ne les appellent plus les « génois <strong>de</strong> Tabarka »<br />

ou les « habitants <strong>de</strong> Tabarka » mais tout simplement les Tabarkins. La référence au sol perdu<br />

est <strong>de</strong>venue une i<strong>de</strong>ntité. Par ailleurs, les hasards <strong>de</strong> la vie ou les choix, individuels et<br />

collectifs <strong>de</strong>s Tabarkins, ont crée chez ces <strong>de</strong>rniers une frontière culturelle et mentale qui a<br />

servi <strong>de</strong> ciment à la communauté comme une sorte <strong>de</strong> réponse à l’éclatement géographique et<br />

à la multiplicité <strong>de</strong>s souverainetés politiques dont relevaient ses membres.<br />

219


L’i<strong>de</strong>ntité tabarkine s’est construite sur le souvenir <strong>de</strong> <strong>de</strong>ux siècles passés sur un rocher,<br />

mais surtout autour <strong>de</strong>s malheurs subits. Le départ <strong>de</strong> 1738 et l’évacuation <strong>de</strong>1741 ont été<br />

vécus comme <strong>de</strong>ux tournants qui ont à la fois permis la survie <strong>de</strong> la communauté mais aussi<br />

causé son implosion et son déracinement. Alors que la capture <strong>de</strong>s habitants <strong>de</strong> Carloforte par<br />

les corsaires <strong>de</strong> Tunis en 1798 et leur installation forcée dans la régence pendant quelques<br />

années, a été perçue par les tabarkins en général et ceux <strong>de</strong> Carloforte en particulier, comme<br />

une gran<strong>de</strong> injustice traumatisante qui a renforcé le sentiment <strong>de</strong> persécution. Cet événement<br />

est commémoré, encore aujourd’hui par les carlofortais. Au mois <strong>de</strong> juin <strong>de</strong> chaque année on<br />

célèbre l’arrivée <strong>de</strong> la vierge « <strong>de</strong>llo schiavo », vierge noire rapportée <strong>de</strong> Tabarka en 1738 et<br />

qui orne toujours l’autel <strong>de</strong> l’église <strong>de</strong> la ville. La commémoration insiste sur la « réduction en<br />

esclavage » et son caractère intolérable pour cette communauté qui se considère toujours<br />

comme exilée <strong>de</strong> Tabarka. Le nombre <strong>de</strong>s Tabarkins installés aujourd’hui à Tunis, étant<br />

extrêmement réduit, c’est à Carloforte que cette i<strong>de</strong>ntité, farouchement insulaire, continue à<br />

se manifester à travers toute une série <strong>de</strong> traits culturels et sociaux. La langue tabarkine,<br />

toujours parlée, est un mélange <strong>de</strong> ligure, <strong>de</strong> provençal avec quelques mots d’arabe. Dans le<br />

domaine culinaire le principal plat est le « kechkech » (coucous) blanc, cuit à la mo<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<br />

campagnes du nord ouest tunisien, préparé à la vapeur <strong>de</strong> légumes ou <strong>de</strong> vian<strong>de</strong>, mais sans<br />

sauce tomate. Le thon, dont la pêche fait partie <strong>de</strong>s activités majeures <strong>de</strong> la ville caroline fait<br />

partie <strong>de</strong>s mets courants. Il est encore <strong>de</strong> mise d’offrir un voile <strong>de</strong> mariée rouge, comme celui<br />

<strong>de</strong>s tribus qui entouraient Tabarka. Certains carlofortais se plaisent encore à raconter que<br />

jusqu’aux années cinquante du vingtième siècle, les candidats au mariage allaient par barque<br />

chercher une partie <strong>de</strong> leurs trousseaux et meubles à Tabarka. Le travail du corail reste par<br />

ailleurs une <strong>de</strong>s particularités <strong>de</strong> l’île <strong>de</strong> Saint Pierre. En fin les enjeux politiques <strong>de</strong>s élections<br />

actuelles ne manquent jamais <strong>de</strong> traduire par les clivages ou parfois les rassemblements, le<br />

souci <strong>de</strong> sauvegar<strong>de</strong>r l’i<strong>de</strong>ntité tabarkine dans la Sardaigne actuelle.<br />

« Des frontières persistent en dépit <strong>de</strong>s flux <strong>de</strong> personnes qui les franchissent » 43 selon<br />

F.BARTH; on serait tenté d’inverser le raisonnement à propos <strong>de</strong> Tabarka, en disant que la<br />

communauté se maintient, en dépit <strong>de</strong>s changements <strong>de</strong> frontières et <strong>de</strong> souverainetés. Mais<br />

cela veut il dire pour autant que la frontière a disparu ? Vivre à la frontière c’est un état<br />

d’esprit, un rapport particulier à l’espace et au territoire, encore plus quand il s’agit<br />

d’insularité doublée <strong>de</strong> particularisme religieux. Les hommes <strong>de</strong>s frontières se considèrent<br />

toujours comme différents et toute velléité d’attraction/domination à leur égard les repousse<br />

<strong>de</strong> l’autre côté <strong>de</strong> la frontière, quitte à en créer <strong>de</strong> nouvelles.<br />

43 F. BARTH, « Les groupes ethniques et leurs frontières », in Théories <strong>de</strong> l’ethnicité, Paris, 1995, p.204, cité par<br />

A.BROGINI, Malte, frontière <strong>de</strong> chrétienté (1530-1670), Rome, 2006, p.1.<br />

220


La liquidación <strong>de</strong> las fronteras religiosas en una sociedad fronteriza: <strong>de</strong> la <strong>Valencia</strong><br />

mudéjar a la <strong>Valencia</strong> sin moriscos. ____________________________________________ 1<br />

<strong>Rafael</strong> Benítez, <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> <strong>Valencia</strong>____________________________________________________ 1<br />

Pervivencia <strong>de</strong>l mu<strong>de</strong>jarismo en la época <strong>de</strong> Fernando el Católico_______________________ 2<br />

Desaparición jurídica <strong>de</strong> la frontera religiosa y su conversión en una frontera <strong>de</strong> facto _____ 3<br />

Liquidación <strong>de</strong> la tolerancia y constitución <strong>de</strong> una frontera política interna_______________ 6<br />

Liquidación <strong>de</strong> la sociedad multicultural____________________________________________ 9<br />

Une société frontalière et <strong>de</strong>s institutions en conflit. Malte à l’époque mo<strong>de</strong>rne (XVI°-<br />

XVII° s.) _________________________________________________________________ 11<br />

Anne Brogini (Université <strong>de</strong> Nice) _______________________________________________________ 11<br />

I – LES INSTITUTIONS RELIGIEUSES, FACETTES DE LA FRONTIÈRE MALTAISE 11<br />

II – DES RIVALITÉS DE POUVOIR AUX TENSIONS SOCIALES ___________________ 17<br />

Monarquía, guerras locales y relaciones <strong>de</strong> fuerza transfronteriza en el Pirineo navarro: el<br />

origen <strong>de</strong>l conflicto <strong>de</strong> los Aldui<strong>de</strong>s*___________________________________________ 25<br />

Fernando CHAVARRÍA MÚGICA, IUE/EUI, Florencia ______________________________________ 25<br />

INSTITUCIONES MILITARES Y EQUILIBRIOS LOCALES: IMPLICACIONES<br />

POLÍTICAS Y SOCIALES DE LAS MILICIAS _________________________________ 39<br />

DE LOS REINOS DE NÁPOLES Y DE SICILIA _______________________________ 39<br />

V. Favarò - G. Sabatini _____________________________________________________ 39<br />

Introducción __________________________________________________________________ 39<br />

La Nuova Milizia <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> Sicilia ______________________________________________ 41<br />

La Milizia <strong>de</strong>l battaglione en la Nápoles española____________________________________ 46<br />

De las fronteras <strong>de</strong> la comunidad a las fronteras <strong>de</strong> la nación: construcción <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s<br />

y <strong>de</strong> exclusiones en la vieja Europa. ___________________________________________ 51<br />

José María Imízcoz Beunza, <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong>l País Vasco ______________________________________ 51<br />

I. Las fronteras <strong>de</strong> la comunidad vecinal ___________________________________________ 52<br />

II. Las fronteras <strong>de</strong> la comunidad en el reino <strong>de</strong> Navarra y en la Monarquía católica______ 58<br />

III. De las fronteras <strong>de</strong> la comunidad a las fronteras <strong>de</strong> la nación. ______________________ 60<br />

Frontière et frontières dans le « Cautiverio Feliz » <strong>de</strong> Francisco <strong>de</strong> Pineda y Bascuñan<br />

(Chili austral au XVIIe siècle ________________________________________________ 63<br />

Jean-Paul Zúñiga, EHESS ______________________________________________________________ 63<br />

Vivir en el campo <strong>de</strong> Marte, Población e i<strong>de</strong>ntidad en la frontera entre Francia y los Países<br />

Bajos, (siglos XVI-XVII) ____________________________________________________ 71<br />

J.J. Rui Ibanez _______________________________________________________________________ 71<br />

1- Tiempo y espacio. ___________________________________________________________ 72<br />

2- Las formas y los espacios <strong>de</strong> la guerra. __________________________________________ 76<br />

3- Vivir en, pese y <strong>de</strong> la frontera. _________________________________________________ 82<br />

4- I<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s y religión. ________________________________________________________ 84<br />

5- Conclusiones. _______________________________________________________________ 88<br />

221


El juez y el cautivo. Conflicto cultural a través <strong>de</strong> los interregatorios a los excautivos <strong>de</strong><br />

argel en el siglo XVI _______________________________________________________ 90<br />

Juan Francisco Pardo Molero, Universitat <strong>de</strong> València ________________________________________ 90<br />

Interrogatorios ________________________________________________________________ 91<br />

Las <strong>de</strong>fensas <strong>de</strong> Argel __________________________________________________________ 92<br />

The White Cobra was right. Venturas y <strong>de</strong>sventuras <strong>de</strong>l corso_________________________ 98<br />

I<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s en el relato ________________________________________________________ 101<br />

La frontière rapprochée : conflits au sein <strong>de</strong> la société vénitienne au temps <strong>de</strong> la ligue <strong>de</strong><br />

Cambrai (1508-1516) ______________________________________________________ 103<br />

Claire Jud<strong>de</strong> <strong>de</strong> Larivière, Birkbeck College, University of London, Framespa ____________________ 103<br />

La frontière vénitienne_____________________________________________________ 104<br />

La ligue <strong>de</strong> Cambrai : le rapprochement <strong>de</strong> frontière ____________________________ 106<br />

Conflits et tensions au sein <strong>de</strong> la société vénitienne ______________________________ 108<br />

Le lien social _________________________________________________________________ 116<br />

L’usage rituel <strong>de</strong> la Jurema (chez les indigènes du Brésil) et les dynamiques <strong>de</strong> la frontière<br />

coloniale du Nor<strong>de</strong>ste au XVIIIe siècle. _______________________________________ 118<br />

Guilherme Me<strong>de</strong>iros, <strong>Universidad</strong>e Fe<strong>de</strong>ral do Vale do São Francisco (Brésil), Université Blaise Pascal –<br />

Clermont-Ferrand II (France), Centre d’Histoire « Espaces et Cultures »_________________________ 118<br />

Les espaces et les dynamiques culturelles à la pério<strong>de</strong> coloniale _______________________ 119<br />

Les frontières coloniales et les peuples autochtones du Nor<strong>de</strong>ste aux XVIe et XVIIe siècles 121<br />

L’apparition <strong>de</strong> l’usage <strong>de</strong> la Jurema dans une source coloniale ______________________ 126<br />

Relatos <strong>de</strong> frontera: Alexan<strong>de</strong>r Jardine en España y Berbería (1788)._______________ 134<br />

Mónica Bolufer (Universitat <strong>de</strong> València)_________________________________________________ 134<br />

Entre “bárbaros” y “civilizados”: “<strong>de</strong>spotismo” y conflicto en Marruecos. _____________ 137<br />

En los límites <strong>de</strong> Europa: las reflexiones sobre España.______________________________ 141<br />

¿Frontera nítida o gradación? __________________________________________________ 144<br />

Effacer la limite ? Les enjeux sociaux <strong>de</strong> la « fron<strong>de</strong> avignonnaise » au milieu du XVII e<br />

siècle ___________________________________________________________________ 147<br />

Patrick Fournier, Université Blaise Pascal <strong>de</strong> Clermont-Ferrand / Centre d’Histoire « Espaces et Cultures »<br />

__________________________________________________________________________________ 147<br />

1. Entre les lys et les clés : le regard classique <strong>de</strong> l’historiographie_____________________ 148<br />

2. Liens avec la Provence et intégration dans le royaume ____________________________ 152<br />

3. Un « parti » italien contre un « parti » français : les faux-semblants d’une opposition<br />

complexe ____________________________________________________________________ 155<br />

Conquista e integración: Los <strong>de</strong>bates entorno a la inserción territorial y social (Madrid-<br />

México, siglo XVIII). ______________________________________________________ 161<br />

Tamar Herzog ______________________________________________________________________ 161<br />

Les frontières <strong>de</strong> l’institution. Communauté et conflits dans l’armée espagnole au XVIIIe<br />

siècle ___________________________________________________________________ 185<br />

Thomas Glesener _____________________________________________________________ 185<br />

Université <strong>de</strong> Liège/Université Toulouse-le Mirail, FRAMESPA ______________________ 185<br />

1. Les communautés étrangères : une histoire à part ? ______________________________ 186<br />

222


2. Frontière juridique, frontière ethnique _________________________________________ 188<br />

3. Conflit interne et crise d’i<strong>de</strong>ntité ______________________________________________ 193<br />

4. Conclusions :_______________________________________________________________ 198<br />

Brésil : Les nouvelles frontières du religieux ___________________________________ 201<br />

Par Richard Marin____________________________________________________________ 201<br />

La recomposition <strong>de</strong>s frontières internes du champ religieux _________________________ 201<br />

La fin du quasi monopole catholique_____________________________________________________ 201<br />

La croissance pentecôtiste _____________________________________________________________ 201<br />

L’émergence du néo-pentecôtisme ______________________________________________________ 202<br />

Le déplacement <strong>de</strong>s frontières entre religion et politique ____________________________ 203<br />

La conférence épiscopale : un acteur moins déterminant <strong>de</strong> la scène politique ____________________ 204<br />

Le nouvel acteur pentecôtiste ___________________________________________________ 205<br />

Conclusion _________________________________________________________________________ 209<br />

Les Tabarkins : une communauté <strong>de</strong> frontières _________________________________ 211<br />

Sadok BOUBAKER ___________________________________________________________ 211<br />

Université <strong>de</strong> Tunis ___________________________________________________________ 211<br />

L’îlot <strong>de</strong> Tabarka : une place frontalière convoitée par la monarchie espagnole d’un côté,<br />

l’Empire ottoman et ses provinces <strong>de</strong> l’autre. _____________________________________ 212<br />

A) Tabarka et les souverainetés européennes : _____________________________________________ 212<br />

B) Le statut <strong>de</strong> Tabarka au regard <strong>de</strong>s régences maghrébines : Alger et Tunis._____________________ 213<br />

Les Tabarkins : une communauté insulaire et frontalière ____________________________ 214<br />

D’une garnison à une communauté <strong>de</strong> pêcheur. ____________________________________________ 214<br />

Des activités économiques inhérentes à la position frontalière et nécessaires à la survie <strong>de</strong> la communauté<br />

__________________________________________________________________________________ 215<br />

Une communauté dotées d’institutions adaptées à sa position frontalière _________________________ 215<br />

L’éclatement <strong>de</strong> la communauté <strong>de</strong> Tabarka et la naissance <strong>de</strong> l’i<strong>de</strong>ntité tabarkine ______ 216<br />

Les vingt années qui ont emporté la Tabarka génoise et fragmenté sa communauté : 1737-1756_______ 216<br />

Les tabarkins à Tunis à la recherche d’un nouveau statut, <strong>de</strong> nouvelles protections ________________ 217<br />

Stratégies <strong>de</strong> la préservation du groupe ___________________________________________________ 218<br />

Peut on parler d’i<strong>de</strong>ntité tabarkine ? _____________________________________________________ 219<br />

223

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!