Han pasado cuatro años desde que se abrieron por primera vez las puertas de bronce de cuatro toneladas del Royal Mansour. En lugar de la residencia privada de Su Majestad el Rey Mohammed VI, se descubre ahora un majestuoso palacio que se extiende a lo largo de 3.5 hectáreas dentro de los muros de la ciudad ocre de Marrakech. Legiones de urbanistas, arquitectos, paisajistas, diseñadores, artistas y no menos de 1,200 artesanos trabajaron sin cesar durante casi cuatro años para crear esta obra maestra situada en un apacible oasis lleno de palmeras, a pocos minutos de la siempre efervescente medina. Un lugar que no sólo abre todos los sentidos, sino que los embriaga. Inspirado en residencias señoriales como el palacio de Katsura en Kioto o la Alhambra en Granada, el Royal Mansour toma como modelo el mercado marroquí tradicional. Estrechos y sinuosos callejones serpentean por los elevados riads de los huéspedes –con impresionantes puertas de madera de alabastro verde– y atraviesan brillantes cascadas de buganvilias violeta, rumorosos arroyos y fuentes que conducen a un soleado oasis repleto de viejos olivos y palmas datileras trasplantados de los cercanos jardines del Agdal o la región de Agadir. Todo está tan meticulosamente estudiado que pareciera haber crecido allí de forma natural. Al igual que los alojamientos, los espacios públicos –el lounge, los bares, los restaurantes y el 68 CENTURION-MAGAZINE.COM
¡Ábrete sésamo! La imponente puerta de bronce del Royal Mansour. Página opuesta: el lounge del hotel donde azulejos, mosaicos y brocados se combinan en perfecta armonía SE TRATA DE UN LUGAR EXCLUSIVO, EXTREMADAMENTE RELAJADO, Y EN CIERTO SENTIDO OSTENTOSO, PERO AL MISMO TIEMPO CONSIDERABLEMENTE DISCRETO CENTURION-MAGAZINE.COM 69
