Revista-cuento

- Emily… cuídate- ¿¡QUÉ!? Enserio acaba de decir eso, volteándome
realmente enojada por su maldita confianza que se ha tomado hacia mi le
grito
- Que te den Erick.
El camino a mi casa es realmente agradable, ¡vaya! , hace tiempo que no sentía un poco
de tranquilidad, al entrar a la casa no puedo evitar sentir ese frio que siempre me
toma al estar aquí, desde que murió mi madre esa maldita noche, jamás me volví a
sentir en casa, hoy en día mi padre se la vive viajando y tratando de evitarme, él
piensa que yo fui quien la mató, pero no fue así, no recuerdo con exactitud qué fue lo
que sucedió, pero aunque odie tanto mis sueños estoy consciente que son pequeños
fragmentos de lo que sucedió esa noche.
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Como era de esperarse mi nana Simona me recibe con una cálida sonrisa, por desgracia
las mías dejaron de existir y en mi intento fallido de intentar sonreírle, hice una
especie de mueca.
La comida como siempre me sabe amarga, hoy en día no se si sea normal ya no sentir
nada, creo que a veces las personas nos consume tanto el dolor que tan solo deja de
doler, lo vuelves tu acompañante y te acostumbras a sentirlo.
Así pasan mis días todas las semanas de todos los meses, muchas veces sueño en esa
maldita noche y no entiendo, Yo amaba a mi madre, yo no la pude haber asesinado, ella
era mi todo.
- Mami, mami ¿Dónde estás tengo miedo?- dije muy asustada al ver el
pasillo completamente oscuro, realmente era muy terrorífico y yo tan
pequeñita, quiero ver mi a mi mami pero no la encuentro.
- Mami, tengo miedo… mami ¿Dónde estás?... mami- estoy tan asustada y
para sentirme un poco más protegida corro hacia el cuarto de mi mami,
puede que esté ahí.
- ¡mami estas aquí!, te estaba buscando… mami ¿Por qué no me contestas?
¿mami estás enojada? Mami… ¿Por qué estás muy fría? Ya sé mami te
tapare para que ya no estés tan fría-
Lo que nunca se imaginó la pequeña Emily era que su mami la habían asesinado.