Revista-cuento

copas estaban repletas de cuervos negros con un pico muy largo y unos ojos negros
profundos, el iris de estos te cautivaba al instante. El cielo se empezaba a tornar oscuro
pero aún se tenía un poco de sol ya no tanto como hace unas horas pero sin duda
iluminaba mi camino, ya había caminado vario tiempo, a mi alrededor había diversos
árboles, mire a mi izquierda y pude notar una montaña no muy grande, pero tampoco
pequeña con rocas y tierra que se desmoronaba al instante, de esta se podían caer unas
rocas pequeñas con un contorno extraño y con demasiado polvo, al pasar por allí se sentía
un frío muy temeroso, no le di importancia ya que en cierto modo me provocaba cierto
miedo así que seguí caminando, el sol se escondía y la noche poco a poco amortiguaba su
caída sobre la faz de la tierra.
3
Llegue a un gran árbol, un árbol inmenso e incluso más alto y grueso de los de su
alrededor y por supuesto no era un árbol común y este a diferencia de otros no tenía
cuervo alguno en su gran copa.
De cierta manera me daba demasiada curiosidad ese árbol, algo dentro de mí me decía
que tenía que subir, alce mi mano derecha a la primera rama y mi pie izquierdo a una más
pequeña, iba por la mitad de la corteza del árbol y un poco más arriba pude notar un ave
peculiar con un pico largo pero no tanto como los cuervos, sus plumas eran negras de la
parte de la cabeza y se tornaban azules en la parte baja.
Con mucho esfuerzo pude llegar hasta a él y este en su pico portaba una pequeño papel,
lo tome entre mis manos y lo desdoble, había unas pequeñas letras pero sin duda con
claridad y coherencia.
A veces lo que buscas, está más cerca de lo que crees.
Era increíble en que estaba más preocupado y con cierto miedo sobre él ¿Por qué? Una
simple ave tendría esa nota tan curiosa como aquella, que por el mensaje que portaba?
Volví mi vista hacía donde había visto aquella ave pero me impresionó al ver que no
estaba más y seguía mirando en todas direcciones pero no serviría de absolutamente
nada.