Revista-cuento

Pase hacia el paraíso.
Miguel Ángel Juárez García (306)
(Parte I)
Era una zona rural en un pueblito llamado San José vivía un niño en un
ranchito, él ayudaba a las personas con gusto. A pesar de que su familia era
de escasos recursos era muy feliz; pero su mente inocente no lograba
comprender el ¿por qué sus padres estaban muy preocupados?
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Siempre escuchaba hablar sobre temas referentes a superarse en la vida y
sobre la economía. Pues no sabía que sus papás estaban en bancarrota.
Un día aquel niño llamado Pablo y que sus amigos de cariño le decían Palito
pues siempre se le veía por los campos con un palo jugando o pastoreando
sus ovejas y como su nombre era Pablo lo mezclaron.
Esa vez estaba con sus ovejas y ese momento iban llegando sus amigos y le
invitaron a que fueran a las colinas a jugar, él les dijo que no podría porque
estaba cuidando sus ovejas. Ellos lo convencieron se llevó con él a sus ovejas,
tan divertido estaba que las perdió de vista; en un momento una se
descarriló y se perdió, así que a sus amigos les pidió que le ayudaran a
buscarla pues estaba muy preocupado, sus padres lo iban a regañar por
descuidado; aunque era un niño muy bueno pero muy pobre y una oveja era
pérdida de mercancía pues era dinero perdido. Así que no la encontraron y
asustado se tuvo que ir a su casa, en el transcurso del camino vio un papelito
muy curioso, lo recogió y su camino siguió. A su ranchito llegó y a las ovejas
encerró, espantado a la casa se metió no se encontraba nadie. Encontró una
nota y el papelito lo dejó en la mesa, la noche llegó y el sueño le ganó.
(Parte II)
Pase hacia el paraíso.
Ese pequeñito en un rinconcito se durmió pues ni un sillón tenía.