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LA VIDA EN PROSA<br />
Daniela Suárez<br />
danny.suro@gmail.com<br />
Ilustración J. L. Heredia<br />
DEL TIEMPO Y LA COMIDA<br />
¿<br />
Alguna vez te has preguntado por qué la alimentación<br />
ha cambiado? Seguramente has escuchado a familiares,<br />
tíos, abuelos o incluso a tus propios padres decir que la<br />
comida no es como antes o bien que hoy las recetas, los ingredientes<br />
y las porciones se han alterado. Ahora pareciera<br />
que por más que le echemos ganas, por más dietas que comencemos<br />
o por más que vayamos a nuevas clases en el<br />
gimnasio, nuestros esfuerzos no nos brindan frutos tan inmediatos.<br />
Quizás hace 30 años era más fácil bajar los kilitos de<br />
más después del maratón Guadalupe-Reyes. Con tan solo<br />
regresar al régimen habitual de alimentación<br />
y retomar las<br />
rutinas cotidianas, el<br />
peso de las fiestas<br />
decembrinas desaparecía<br />
tan fácilmente<br />
como aquellos<br />
propósitos que tanto recitamos<br />
en Año Nuevo.<br />
Estos cambios y estas dificultades<br />
tienen una razón de ser. Un estudio<br />
sugiere novedosas razones por las cuales<br />
hoy nos resulta más difícil mantener<br />
el mismo peso que nuestros<br />
ancestros hace 30 años, aun<br />
cuando la cantidad de comida<br />
y el ejercicio es similar.<br />
Es decir, hoy un joven de edad promedio de 30 años que<br />
ingiere una dieta de dos mil calorías diariamente y hace<br />
aproximadamente dos horas de ejercicio a la semana tiene<br />
una mayor tendencia a pesar 10% más que un joven de 30<br />
años en los ochentas.<br />
Un equipo de investigadores de la York University en<br />
Toronto se dedicó a evaluar si la relación entre el número<br />
de calorías, la cantidad de ejercicio y la ingesta de macronutrientes<br />
(proteínas, grasas y carbohidratos) ha cambiado<br />
con el paso del tiempo. Para el estudio, los expertos han<br />
investigado la ingesta calórica de 36 mil 400 norteamericanos<br />
desde 1971 hasta 2008, así como el ejercicio de 14 mil<br />
419 entre 1988 y 2006.<br />
El hambre suele producir poemas inmortales.<br />
La abundancia, únicamente indigestiones y torpezas.<br />
Hipólito Taine<br />
Variables<br />
Lo que descubrieron es que cuando los tres factores (calorías,<br />
ejercicio y macronutrientes) eran proporcionales, un<br />
individuo en la década de 2000 tendría una masa corporal<br />
de aproximadamente 10% mayor que una persona en 1988.<br />
Jennifer Kuk, una de las autoras del estudio y especialista<br />
en la Escuela de Kinesiología y Ciencias de la Salud, asevera<br />
que “la comida y el ejercicio no son los únicos actores<br />
en la escena: podría haber otros cambios específicos que<br />
contribuyen al aumento de<br />
la obesidad más allá de la<br />
dieta y el ejercicio”.<br />
Los factores que<br />
describen como posibles<br />
en estos cambios<br />
son: exposiciones<br />
químicas como pesticidas,<br />
plásticos y empaques que fomentan<br />
un desbalance hormonal. Otro<br />
factor es el cambio de microorganismos<br />
o microbioma en el sistema<br />
digestivo. Debido a que los estadunidenses<br />
consumen más<br />
carne hoy que hace dos<br />
o tres décadas y estos<br />
alimentos alojan más cantidad de antibióticos,<br />
esteroides y hormonas, esto puede generar un desbalance<br />
en los organismos digestivos.<br />
Por último, los investigadores sugieren que el cambio en<br />
el peso podría tener relación con los antidepresivos, ya que<br />
un reporte del Center of Disease Control and Prevention’s<br />
National Center for Health Statistics afirma que el uso de<br />
estos medicamentos ha aumentado en Estados Unidos 400%<br />
desde 1988.<br />
A pesar de que estos hallazgos no son definitivos y aún<br />
continúan las investigaciones, los expertos siguen buscando<br />
información valiosa para reducir el sobrepeso. Por el momento<br />
lo único que nos queda es apegarnos a los propósitos<br />
de la dieta y a las inscripciones en el gimnasio.<br />
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