Primer Consenso Venezolano de Infección Urinaria 2011
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<strong>Infección</strong> <strong>de</strong>l tracto urinario complicada (ITU c). Enfermedad litiásica.<br />
Enfermedad con catéteres. Gerontes. Urosepsis. Absceso renal<br />
y C. urealiticum. La klebsiella, pseudomona, serratia y estafilococo que<br />
en cierto modo son productoras <strong>de</strong> ureasa también pue<strong>de</strong>n encontrarse (8) .<br />
El 88 % <strong>de</strong> los pacientes con cálculos coraliformes, presentan<br />
IU complicadas y el 82 % presentan bacterias <strong>de</strong>sdobladoras <strong>de</strong> la<br />
urea. La enzima ureasa <strong>de</strong>sdobla la urea en dióxido <strong>de</strong> carbono y<br />
amonio. Este último en la orina lesiona la capa <strong>de</strong> glicosaminaglicano<br />
(GAG) y el cambio incrementa la adherencia bacteriana y estimula la<br />
formación <strong>de</strong> cristales <strong>de</strong> estruvita. Como resultado se forman cálculos<br />
e incrustaciones en los catéteres.<br />
El potencial patogénico <strong>de</strong>l estafilococo coagulasa negativo y <strong>de</strong>l<br />
estreptococo <strong>de</strong>l grupo D es controversial. Solo se presentan en ciertas<br />
circunstancias como cálculos o cuerpos extraños. De otra manera los<br />
estafilococos no son comunes en las IU complicadas (9) .<br />
El tratamiento <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> la severidad <strong>de</strong> la infección, <strong>de</strong>l<br />
antibiótico a<strong>de</strong>cuado y <strong>de</strong> la corrección <strong>de</strong> la enfermedad litiásica y<br />
la hospitalización <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> la severidad <strong>de</strong> la enfermedad y <strong>de</strong> la<br />
necesidad <strong>de</strong> cuidados especiales.<br />
El tratamiento empírico se <strong>de</strong>be dirigir a los patógenos involucrados<br />
en estas infecciones y <strong>de</strong> los patrones <strong>de</strong> resistencias locales así como<br />
<strong>de</strong> la severidad <strong>de</strong> la enfermedad litiásica y <strong>de</strong>l funcionalismo renal.<br />
La sospecha <strong>de</strong> bacteriemia <strong>de</strong>be influir en el tratamiento empírico.<br />
El tratamiento empírico se <strong>de</strong>be sustituir lo antes posible <strong>de</strong> acuerdo<br />
con los resultados <strong>de</strong> los cultivos para evitar infecciones recurrentes<br />
y resistencias bacterianas (10) . En los pacientes con insuficiencia renal<br />
las dosis <strong>de</strong> antibióticos se <strong>de</strong>ben ajustar <strong>de</strong> acuerdo con los resultados<br />
<strong>de</strong> las pruebas renales.<br />
Se recomiendan las fluoroquinolonas que se excretan vía renal,<br />
por tener un amplio espectro antimicrobiano para los patógenos<br />
sospechados y alcanzar altas concentraciones tanto en orina como en<br />
los tejidos urogenitales. Estas a<strong>de</strong>más se pue<strong>de</strong>n utilizar por vía oral y<br />
parenteral. Otras alternativas <strong>de</strong> tratamiento parenteral son las amino<br />
penicilinas contra betalactamasas, las cefalosporinas <strong>de</strong> 3ª generación<br />
y los aminoglicósidos.<br />
En la mayoría <strong>de</strong> los países la E. coli muestra una alta resistencia<br />
León A, Montenegro L, Pardo JM, Contreras K 57