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PEDRO SAURA<br />
MNCIA / J. VÁZQUEZ<br />
El “Panel de las manos” de la cueva de El Castillo, en Cantabria, contiene un disco cuya<br />
antigüedad supera los 40.600 años, siendo la pintura más antigua de Europa conocida.<br />
en la cueva un nivel Gravetiense con dataciones<br />
de 22.000 años que atribuimos<br />
también, como lo más antiguo, a algunas<br />
pinturas rojas”, continúa.<br />
Pero ahora, con el método de las series<br />
de uranio, se ha fechado un signo<br />
“que no sabemos lo que representa, es<br />
abstracto y no tiene referencia a nada natural,<br />
pero que es complejo, tiene una intencionalidad...”,<br />
comenta este especia-<br />
José Antonio Lasheras.<br />
lista y uno de los autores de la investigación.<br />
El signo está compuesto por cuatro<br />
trazos paralelos, cada uno con una<br />
doble curvatura, y está pintado con ocre,<br />
un pigmento mineral con alto contenido<br />
en óxido de hierro que se usaría disuelto<br />
en agua. Es el más antiguo en la<br />
cueva.<br />
A continuación, cronológicamente,<br />
aparecen en Altamira unas siluetas rojas<br />
de caballos, pintadas<br />
también con<br />
ocre, datadas en<br />
más de 22.000<br />
años. A continuación,<br />
hace unos<br />
14.500 años, el<br />
mismo techo de la<br />
cueva, una superficie<br />
que cabría en<br />
un rectángulo de<br />
15 ×13 metros, está<br />
ocupado por una<br />
manada de bisontes,<br />
una veintena,<br />
pintados con ocre<br />
| REPORTAJE |<br />
y negro, y poco después, hace unos 14.000<br />
años, se pintan de nuevo unos bisontes,<br />
esta vez con negro de carbón y difuminados,<br />
lo que les confiere volumen, explica<br />
Lasheras. Las obras de arte —y no hay<br />
que olvidar, por ejemplo, unos grabados<br />
de ciervas y ciervos— se van sobreponiendo<br />
unas a otras a lo largo del tiempo<br />
en ese techo maravilloso. También quedaron<br />
impresas en él las huellas de unas manos<br />
hechas soplando el pigmento por un<br />
canuto alrededor de la extremidad posada<br />
en la pared o por el sencillo método de<br />
embadurnarse la mano en pigmento y<br />
plasmarla en la roca. “No sabemos el motivo<br />
exacto de la representación de las manos,<br />
pero tiene el contenido del gesto que<br />
corresponde a una persona individual<br />
pero es reconocible por todos, y, parece que<br />
las hay de jóvenes y adultos, de hombres<br />
y mujeres, a la vista de las proporciones”,<br />
comenta el director del museo.<br />
De cualquier forma, resume Lasheras,<br />
“Altamira era un lugar importante en<br />
la prehistoria”. Hace 13.000 años, añade,<br />
se derrumbó la entrada de la cueva y<br />
allí no entró nadie más hasta que se redescubrió,<br />
hace casi siglo y medio.<br />
Nueva tecnología<br />
Las cuevas de la cornisa Cantábrica, como<br />
otras en Francia, vienen siendo estudiadas<br />
desde hace tiempo por especialistas<br />
españoles y extranjeros. Pero en 2005<br />
surgió una nueva perspectiva de análisis<br />
cronológico a raíz de unas dataciones de<br />
unos grabados en cuevas, que Pike y sus<br />
colegas habían realizado en Creswell<br />
Cregs, en Inglaterra, con el método de series<br />
de uranio mejorado y puesto a punto<br />
por ellos. Se planteó entonces la posibilidad<br />
de aplicarlo en el arte rupestre<br />
español. No es que esta técnica de datación<br />
fuera nueva, pero se había mejorado<br />
hasta tal punto que ahora se podía<br />
aplicar tomando muestras minúsculas,<br />
no de gramos de costra de calcita sino<br />
solo de entre 10 y 150 miligramos, y<br />
<strong>alfa</strong> 19 | IV | 2012 | 17