17.04.2013 Views

Opio en las nubes

Opio en las nubes

Opio en las nubes

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Durante varios años la rutina de Max consistió <strong>en</strong> regar sopa<br />

de paquete para alim<strong>en</strong>tar a <strong>las</strong> palomas de la prisión y <strong>en</strong> hacer<br />

rebotar la pelota de béisbol contra el muro para recordarle a Dios que<br />

Gary Gilmour no debía estar <strong>en</strong> el Infierno sino <strong>en</strong> una pradera de<br />

Zimbawe como pastor de cebras blancas y negras, blancas y negras.<br />

Unos años después el guardia Monroe murió. Tal vez de<br />

tristeza. En todo caso el <strong>en</strong>tierro fue triste y Monroe pidió que lo<br />

<strong>en</strong>terraran junto a Gary Gilmour, es decir cerca del único árbol de la<br />

prisión.<br />

En los últimos días Monroe llevaba a Max y a su madre a la<br />

playa. Parecían una familia normal, feliz. Salían los viernes <strong>en</strong> la<br />

mañana de la prisión. Iban primero a desayunar a un sitio dec<strong>en</strong>te y<br />

Monroe pedía café negro, crema y tostadas con mermelada para todos.<br />

Después iban a la ti<strong>en</strong>da del señor Gore y Monroe le compraba a Max<br />

una pelota de colores y cigarrillos para La Pielroja. Todos los viernes<br />

Monroe llevaba a cabo el mismo ritual. Con el tiempo Max t<strong>en</strong>ía una<br />

considerable colección de pelotas de playa de todos los colores que<br />

fue acumulando <strong>en</strong> una celda de la prisión.<br />

Monroe alquilaba un pequeño camión y <strong>en</strong> el platón<br />

acomodaban <strong>las</strong> pelotas. Max se montaba <strong>en</strong> el platón con <strong>las</strong> pelotas<br />

y dejaba que el vi<strong>en</strong>to seco lo despeinara, que le despeinara los<br />

sueños, <strong>las</strong> manos ll<strong>en</strong>as de soledad, los di<strong>en</strong>tes ll<strong>en</strong>os de palabras<br />

secas. Monroe prefería los viernes porque no había nadie <strong>en</strong> la playa.<br />

Llegaban a la playa y La Pielroja ext<strong>en</strong>día la toalla de mariposas<br />

azules. Monroe <strong>en</strong>c<strong>en</strong>día un cigarrillo y sacaba su botella de whisky<br />

para <strong>en</strong>sopar esa mañana triste de viernes con un poco de gre<strong>en</strong> stripe<br />

100% choice scotch J&G Stewart Ltd Edingburgh Scotland Estd 1779<br />

v<strong>en</strong> para acá Pielrojita y me cali<strong>en</strong>tas los huesitos deja volar <strong>las</strong><br />

mariposas tristes azules rotas de la toalla de ar<strong>en</strong>a viernes mierda un<br />

fósforo mar azul dolor de estómago v<strong>en</strong> para acá Pielrojita y me<br />

cali<strong>en</strong>tas los huesitos. Después Max se ponía a jugar <strong>en</strong> la ar<strong>en</strong>a<br />

mi<strong>en</strong>tras <strong>las</strong> gaviotas llegaban atraídas por los colores amarillo azul<br />

rojo violeta naranja viernes triste de <strong>las</strong> pelotas.<br />

G<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te Monroe se s<strong>en</strong>taba <strong>en</strong> la toalla junto a la Pielroja<br />

y se quedaba <strong>en</strong> sil<strong>en</strong>cio mirando el mar, el cielo, los barcos, <strong>las</strong> o<strong>las</strong>,<br />

<strong>las</strong> gaviotas. Entre tanto la Pielroja dormía plácidam<strong>en</strong>te y tal vez<br />

44

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!