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La burguesía y la carrera abierta al talento<br />
La sociedad del Antiguo Régimen era concebida<br />
como una estructura estática. Si bien existía cierta<br />
movilidad social, no era vista con buenos ojos<br />
porque se apartaba de la idea de la desigualdad<br />
natural y del predominio del estamento por sobre el<br />
individuo. Una larga lista de quejas se elevaba<br />
diariamente a los reyes que, como los de Francia o<br />
España, ennoblecían a los plebeyos con frecuencia.<br />
Por el contrario, la nueva sociedad nacida de la<br />
"doble revolución" multiplicó las posibilidades reales<br />
para la movilidad social y transformó la llamada<br />
"carrera abierta al talento" en uno de los argumentos<br />
centrales para construir su imagen.<br />
La primera y más importante carrera abierta al<br />
talento eran los negocios. La Revolución Industrial<br />
aumentó las riquezas de quienes se pusieron al<br />
frente de las primeras industrias y también permitió<br />
que muchas más personas se enriquecieran. Los<br />
cada vez más abundantes nuevos ricos constituían<br />
la prueba evidente de esta carrera de ascenso.<br />
También era posible ascender socialmente<br />
mediante los estudios superiores que, a su vez,<br />
permitían el ingreso a la actividad política, a las<br />
profesiones liberales (abogados, médicos) o a los<br />
cargos burocráticos en las empresas y el Estado.<br />
El Ejército y la Armada, dos de los bastiones<br />
más exclusivos reservados tradicionalmente a la<br />
nobleza, se abrieron también a otras clases sociales<br />
y permitieron el desarrollo de brillantes carreras,<br />
comenzando por el ejemplo más conocido y<br />
espectacular de esa época: el del joven teniente<br />
Napoleón Bonaparte que llegó a ser emperador de<br />
Francia.<br />
Obviamente, estas posibilidades de ascenso<br />
social no estaban en realidad abierta a todos y, por<br />
cada uno que triunfaba, eran muchos los que se<br />
quedaban en el camino. Sin embargo, en relación<br />
con el pasado, el grado de apertura era tan grande<br />
que permitía pensar que cualquiera que dispusiese<br />
de un mínimo de talento podía enfrentarla con éxito.<br />
El recuerdo de la Revolución Francesa provocó<br />
el temor histérico de los gobiernos de Europa ante<br />
cualquier tipo de movimiento político que<br />
incorporara en sus filas a los grupos populares. En<br />
consecuencia, la actitud gubernamental más<br />
habitual frente a los luchas y los reclamos obreros y<br />
la presencia de los nuevos sindicatos fue la<br />
prohibición y la represión, aunque con diversos<br />
matices según quién administrara el gobierno. Para<br />
los obreros, estos matices resultaban poco<br />
significativos ya que pensaban que por más justa o<br />
pacífica que pudiera ser una protesta, siempre podía<br />
implicar para ellos la prisión o incluso la muerte.<br />
Para los obreros, la lección había sido clara: los<br />
gobiernos no representaban los intereses de todos<br />
los sectores, sino que existían para beneficiar a los<br />
industriales que los explotaban; cambiar esta<br />
situación se transformó con el tiempo en otro de sus<br />
objetivos, de allí su constante apoyo a los<br />
movimientos que bregaban por la ampliación del<br />
sufragio.<br />
Prof. Luis Cossio<br />
Historia Social<br />
Contemporánea<br />
2º año<br />
Fuente: Privitello, Luciano y otros: Historia del mundo<br />
contemporáneo. Bs. As., Santillana, 2002