LAS IDEAS, EL ARTE Y LAS.LETRAS - Ateneo de Madrid

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GUIÓN DE
ANTEGUERRA
fl? : ^>
r FERNANDO G.
22-1936
\ QÜEL que, inquietado o aburrido por las voces
-^ lamentosas de algunos sobre la literatura española
de la posguerra, se vuelve a mirar el panorama
novelístico de los Quince años de anteguerra, sufre
una primera impresión esclarecedora al darse cuenta
de que las grandes figuras de nuestro siglo no uertenecen
en manera alguna a ese quincenio. En ese
período Unamuno publica El otro y San Manuel Bueno;
todo lo más y mejor —Abel Sánchez, La tía Tula,
las novelas ejemplares, Niebla, El espejo de la muerte,
Paz en la guerra— estaba publicado antes. Baraja llevaba
publicados entonces cuarenta y ocho volúmenes;
no más ,de treinta publica en el auincenio de anteguerra,
y no son muchos menos los que da a la luz
en el de posguerra. Valle edita en esos años el Tirano
Banderas, La corte de los milagros y Viva mi dueño;
a un período anterior pertenecen, junto con la mayoría
numeral de su obra, la serie de las sonatas y la
de la guerra carlista. Lo mejor de Asorín novelista
es, evidentemente, anterior a 1922, y lo que ha publicado
después del 39 no es decisivaineníe inferior en
cantidad ni calidad a lo que había dado a conocer
entre el 22 y el 36.
La generación del 98 procedía de antes, su tiempo
fue el de antes, si bien ese tiempo no nos iba a
resultar un tiempo perdido; o, de preferirlo asi —rememorando
a Proust—, su tiempo habría de ser, después
del 36, el entrañable tiempo perdido Que nos
lanzaríamos a buscar, para mejor conseguir el futuro.
Porque el árbol necesita hundir profunda la raíz
w. a crecer.
En la literatura, el quincenio de anteguerra es propiedad
privativa y casi acotada de un hombre, de
una revista, de una teoría: don José Ortega y Gasset,
la Revista de Occidente, La deshumanización del arte.
Hay una serie de novelas deshumanizadas, intelectualizadas,
en relación con ese ententiimiento de la literatura.
Jarnés, ñor ejemplo, se dio a conocer como
novelista —con El TÍO fiel— en la Revista de Occidente,
y es el hombre que desde 1924 hasta 1936 sale
casi a libro por año, sin que antes ni después haya
hecho más novela.
Luego hay en el quincenio otras figuras también
características, a las que les es común un preciosismo
verbal o imaginativo. Preciosismo casi dialectal de Jas
palabras, casi bizantino de los personajes, en Ramón
Pérez de Ayala; excelente prosista, con párrafos largos,
en que se manifiesta la gran preparación humanística,
construye a la perfección —a veces con módulos
desusados— y utiliza la acción paralela. Preciosismo
de color y de sentimiento en Gabriel Miró;
entregado a los humos y celajes de su tierra levantina,
y, viviendo sus recuerdos, escribe la prosa más
cuidada y más sonora del castellano de BU época;
su obra, blanda como un cplchón de mir&guano, sobre
el que se hubieran vertido perfumes de azahar,
de naranjo, de limonero, de dátiles, arranca de algunos
años aptes; pero es en 1922 (Niño y grande), en
1926 (El obispo leproso) y en 1928 (Años y leguas)
cuando alcanza su culmen. Preciosismo del ingenio
y de la percepción imaginativa en Ramón Gómez ds
la Serna; explosión literaria, juegos de artificio, juegos
auténticos de palabras; escritor de verbena, alquimista
inventor de la greguería; garboso, majo, llamativo
como un mantón de Manila de enormes y
chillones claveles; la mitad, por lo menos, de su obra
ha nacido en el quincenio 23-36.
Una tercera vena novelística, que. na es intelectuaiista
ni estetizante, la componen autores de procuicción
frecuente, de ediciones repetidas y de gran circulación.
Palacio Valdés, todo un culto a la amenidad
llamada de buena ley, correcta, familiar, casera. En
A DO
la misma línea,
Martínez Olmedí-
Ha, Agu i i a r Catena,
Roberto Molina
(Premio Nacional
de Literatura
en 1924), Hernández
Cata, Zamwois.
Sembrado
también aquí, en
los campos feraces
del éxito popular,
Wenceslao Fernández
Plórez, humorista
de extraordinaria
facilidad, cuva.
nroducción de
anteguerra se mueve
entre la orocaíidad
v la ternura,
dará en el "uincenio
de posguerra su
obra mejor. El bosque
animado. Entre
el humor y la
desvergüenza. Joaquín
Belda, y ya
más declaradamente,,
más profesionalmentepornográficos,
la bien noblada
relación de
nombres, que -referimos
deja.r sin
mención y que "ueblanlujuriosamente
(en todos los
sentidos de la palabra)
los escaparate?,
las colecciones
de novela corta
y de novela larga,
el rico repertorio
de títulos venéreos
que puede registrarse
en cada
uno de los años de
esta época.
La novela actual,
social, históri c a
del presente asoma
alguna vez en Tornad Borras o en Huberto i
de la Ossa o en Ledesma Miranda y Zunzún
para dispararse con rápida violencia a unos 1:
subversivos, de neta agitación marxista, pura e
jacobina, como los de Arconada; también vocer
la revolución roja, Ramón J. Sénder produce,
Imán, una gran novela- Ellos, con Gorkin, Ni
otros poseían condiciones de narradores, y aur
ellos se hizo anunciable algún albor de innov!
novelística; pero no querían ser novelistas, sino i
lucionarios, y el hombre es, mas o menos, aquelic
desea.
1939-1953
1 A novelística española de la posguerra cuenta
"- caudales heredados o de continuación, y con 1
dales nuevos o de surgimiento.
De continuación: Pío Barcia sigue impertérril
pasmoso ritmo de dar un libro cada pocos J
desde Que nació a la novelística en 1900. Desput
la guerra española, junto con la polvareda de
o s t g u e/r. r a * Q U I N C E a ñ o s de ante que r r