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LAS IDEAS, EL ARTE Y LAS.LETRAS - Ateneo de Madrid

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n BCONOZCA usted conmigo que vivi-<br />

" mos irnos días aburridos en lo literario.<br />

A pesar <strong>de</strong> los concursos y <strong>de</strong><br />

esos premios cada vez más fabulosos.<br />

—Des<strong>de</strong> luego. Porque ocurre algo<br />

muy chocante. Cuanto más fabulosos<br />

son esos premios, más lejos caen <strong>de</strong> los<br />

profesionales <strong>de</strong> la literatura. Yo creo<br />

que va siendo hora <strong>de</strong> que los literatos<br />

se remen <strong>de</strong> su oficio —que, por lo<br />

visto, no se consi<strong>de</strong>ra como tal oficio—<br />

y <strong>de</strong>jen el paso a los no profesionales.<br />

—No entiendo bien. ¿Por qué dice<br />

eso?<br />

—La resolución <strong>de</strong> los más importantes<br />

concursos literarios lo aconseja así.<br />

No cabe hacer pronósticos. No vale la<br />

fama o el conocer la bondad <strong>de</strong> las<br />

obras presentadas. A cada premio surge<br />

un inédito novel —y perdone la redundancia—.Parece<br />

que tales concursos se<br />

orientan sólo a <strong>de</strong>scubrir valores que<br />

luego casi nunca pasan <strong>de</strong> la primera<br />

y premiada novela.<br />

—Comprendo que el fallo <strong>de</strong>l ultimo<br />

Nadal inspire, en cierto modo, sus palabras.<br />

Pero no siempre ocurre así. Ahí<br />

tiene el fallo <strong>de</strong>l Premio San Fernando.<br />

—Tiene usted razón. Ese concurso es<br />

nuevo y no hay peligro <strong>de</strong> acusar <strong>de</strong><br />

novel a Ángel Marrero, su justo ganador.<br />

Tal ejemplo es el que <strong>de</strong>be cundir.<br />

Los concursos literarios se convocan<br />

para los escritores. La <strong>de</strong> las letras<br />

es una profesión tan digna como<br />

cualquier otra. Ya sabe usted lo difícil<br />

que resulta el intrusismo en cualquiera<br />

<strong>de</strong> ellas. ¿Por qué aquí se fomenta<br />

intencionadameríie?<br />

—¿No cree usted en la revelación literaria?<br />

—Naturalmente que sí. Pero creo <strong>de</strong><br />

verdad en la revelación a la segunda<br />

o la tercera obra. Las revelaciones que<br />

se quedan en el escándalo publicitario<br />

<strong>de</strong> un premio no encuentran vigencia<br />

posterior en el mundo <strong>de</strong> las letras.<br />

—Entonces, ¿no está conforme con el<br />

Nadal otorgado a María Luisa Porrellat?<br />

—¿Cómo no voy a estarlo? Posiblemente,<br />

aunque esta joven no conozca<br />

el país don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>sarrolla su narración,<br />

ni posea tampoco conocimientos<br />

científicos sobre la difteria, enfermedaó<br />

que al parecer se maneja en ella, pue<strong>de</strong><br />

ser una novela muy bien escrita<br />

v digna <strong>de</strong> premio.<br />

—Pero reconocerá asimismo que el<br />

papel que hacen los escritores profesionales<br />

en el Nadal no resulta muy airoso.<br />

—Des<strong>de</strong> luego. Y eso hace que cada<br />

vez concurran menos. Acuér<strong>de</strong>se <strong>de</strong>í enfado<br />

<strong>de</strong> don Ramón Le<strong>de</strong>sma Miranda<br />

el año que acudió a este concurso. Sus<br />

<strong>de</strong>claraciones fueron talantes. Recono-<br />

cía que se les daba confianza a los escritores<br />

y luego se les utilizaba como<br />

testigos <strong>de</strong>l mitagrito <strong>de</strong>l año.<br />

—Algo <strong>de</strong> eso sí hay.<br />

—¿Estuvo usted en el Gijón el día<br />

<strong>de</strong> Reyes?<br />

— íCómo iba a faltar! Sólo se hablaba<br />

<strong>de</strong>l Nadal. &n un grupo don<strong>de</strong> estaban<br />

reunidos Oonzáíez rtuano, Zunzunegui,<br />

Castresana y algunos otros, el<br />

novelista Castresana sostenía que, tal<br />

como estaban las cosas, el premio no<br />

•podía, caer sobre un <strong>de</strong>sconocido.<br />

—Se equivocó. Aunque yo también<br />

hubiera pensado lo mismo. Tenga en<br />

cuenta que concurrían sscritores como<br />

Emiüano Aguado, Castillo Puche, Jod¿<br />

María Valver<strong>de</strong>, Benjamín Pérez Blázquez<br />

y otros ya conocidos en las letras<br />

españolas.<br />

—Por cierto que un amigo mío se encontró<br />

ese día a Elena Soriano y le<br />

preguntó: «¿Qué hay <strong>de</strong>l Nadal?», a lo<br />

que la autora <strong>de</strong> Caza menor contestó:<br />

«Sólo sé que se lo van a dar a una<br />

novela <strong>de</strong> Eugenia Serrano, que ésta<br />

ha enviado con el seudónimo <strong>de</strong> José<br />

María Valver<strong>de</strong>.»<br />

—Una broma <strong>de</strong> Elena.<br />

—Naturalmente.<br />

—Anduvo por aquí Bartolomé Soler.<br />

¿Lo ha visto?<br />

—Sí, lo vi. Por cierto que, hasta el<br />

triunfo <strong>de</strong> María Luisa Forrellat, él era<br />

el único novelista con que contaba la<br />

ciudad <strong>de</strong> Saba<strong>de</strong>ll. Ahora, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

este Nadal, son dos.<br />

—No le diga usted eso a Bartolomé,<br />

que le va a molestar.<br />

—No, si ya se ha ido a Palau Solitar.<br />

Por cierto que parece un poco menos<br />

molesto con la crítica. Sabrá usted<br />

cómo el autor <strong>de</strong> Marcos Villarí se quejó<br />

en alguna ocasión <strong>de</strong>l caso que ss<br />

hace al escritor en España.<br />

—De eso podrían quejarse todos.<br />

—¿Sabe usted que a José María Peinan<br />

no le sentó nada bien que se publicase<br />

su carta dirigida a una distinguida<br />

periodista, en torno al artículo<br />

que Fernán<strong>de</strong>z Figueroa publicó en<br />

Arriba?<br />

—Sí, lo sé. Don José María no era<br />

partidario <strong>de</strong> contestar al mencionado<br />

artículo. Por eso escribió la carta, que<br />

tiene cierta entonación íntima, y en ía<br />

cual no nombra al articulista atacante.<br />

Al escritor no le ha gustado que la misiva<br />

adquiera la dimensión <strong>de</strong> los titulares<br />

periodísticos.<br />

—Parece ser que en una comida con<br />

escritores amigos Pemán expuso el caso,<br />

' manifestó su propósito <strong>de</strong> no contestar<br />

a la agresión, ésas fueron sus paiabras.<br />

que había recibido.<br />

—Con la tal carta la agresión queda<br />

contestada.<br />

—A mi lo que me parece es que no<br />

hay para tanto. El prestigio y la obra<br />

<strong>de</strong> don José María Pemán están va<br />

muy por encima <strong>de</strong> mínimos ataques.<br />

A<strong>de</strong>mas, la crónica <strong>de</strong> Fernán<strong>de</strong>z Figueroa<br />

no pretendía herirle. El, me lo<br />

na dicho más <strong>de</strong> una vez, consi<strong>de</strong>ra que<br />

Pemán «es un gran señor <strong>de</strong> la literatura<br />

española».<br />

—Pues dicho esto, huelga todo lo<br />

<strong>de</strong>más.<br />

—Algo u lo que nos vamos resignando<br />

todos es a no ver publicado, por<br />

más que se aireó en tertulias y oronósticos,<br />

el fallo <strong>de</strong>l concurso poético <strong>de</strong><br />

Lara en torno al centenario <strong>de</strong> los Reyes<br />

Católicos.<br />

—Se dijo en principio que todo eracuestión<br />

<strong>de</strong> firma. Que faltaban algunas.<br />

—Y se continúa diciendo. Una todavía<br />

no estampada es la <strong>de</strong> don Eugenio<br />

Montes. No porque el ilustre académico<br />

se niegue a firmar, sino porque Conrado<br />

Blanco no le cogió por Lara durante<br />

la estancia <strong>de</strong> aquél en <strong>Madrid</strong>.<br />

—Si es sólo eso lo que impi<strong>de</strong> la publicidad<br />

<strong>de</strong>l fallo y la consiguiente v<br />

metálica entrega <strong>de</strong> premios, todo se resolverá.<br />

—¿Qué quiere usted limitar en sus<br />

palabras?<br />

—Nada. Simplemente, creo que <strong>de</strong>be<br />

haber algún otro motivo para un retraso<br />

ya verda<strong>de</strong>ramente inexplicable.<br />

—¿Acaso la falta <strong>de</strong> dinero?<br />

—En absoluto. A Conrado, que cenerosamente<br />

convocó el certamen, no le<br />

faltan medios <strong>de</strong> encontrar el metálico<br />

<strong>de</strong> los premios, que esta vez pondrá él,<br />

va que ahora no cuenta con un mecenas<br />

como Pujol.<br />

—Mecenas cuyos segundos premios,<br />

tan prometidos durante la eufórica concesión<br />

<strong>de</strong> los primeros, no se ven por<br />

ninguna parte.<br />

—Cierto es. Y mire usted por dón<strong>de</strong><br />

ahora sería más necesario que nunca<br />

un criterio como el <strong>de</strong> don Agustín.<br />

—¿..-?<br />

—Ya sabe usted que cuando se convocaron<br />

los premios él remarcó su gusto<br />

en que se otorgasen a escritores <strong>de</strong><br />

fama.<br />

—Y asi fue, sin duda alguna.<br />

—¿Es usted amigo <strong>de</strong> los eslóganes?<br />

—¿Por qué HO?<br />

—Entonces^ le gustará saber que también<br />

entre los escritores se practica «la<br />

elegencia social <strong>de</strong>l regalo». Ahí tiene<br />

usted a Fe<strong>de</strong>rico Muelas, que buscando<br />

entre los grabados <strong>de</strong> un anticuario<br />

ATENEO<br />

<strong>LAS</strong> <strong>IDEAS</strong>, <strong>EL</strong> <strong>ARTE</strong> Y <strong>LAS</strong> <strong>LETRAS</strong><br />

0ÍWCCION. Y REDACCIÓN-<br />

21 •• Teléfono 21 28 65<br />

José Antonio, 62»Teléfono 222629<br />

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Semestre!....... 57 *<br />

Anvaí ,....*. US *<br />

REVISTA Uü LOS ATENEOS<br />

AÑO ííl - NUMERO 50<br />

MADRID, 15 - í - i954<br />

encontró uno representando el edificio<br />

<strong>de</strong>l Tribunal <strong>de</strong> Cuentas <strong>de</strong> la Nación,<br />

bello original <strong>de</strong>l siglo XIX. Fe<strong>de</strong>rico<br />

lo ha enmarcado y se lo regaló, coincidiendo<br />

con la fiesta <strong>de</strong> Reyes, a don<br />

Eduardo Aunós, actual presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong><br />

este Tribunal.<br />

—Es un fino <strong>de</strong>talle, digno <strong>de</strong> Fe<strong>de</strong>rico.<br />

—Y el grabado, un fino grabado, <strong>de</strong><br />

la época cuando don Víctor Balaguer<br />

era presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> aquel organismo, que<br />

llega a las manos ce otro presi<strong>de</strong>nte<br />

escritor, como es Eduardo Aunós.<br />

—¿Hay novelas nuevas por ahí?<br />

—Sí, señor, las hay. Ahí tiene una<br />

magnífica, <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s problemas y ambiciones,<br />

que acaba <strong>de</strong> publicar Manuel<br />

Halcón. Se titula La gran borrachera.<br />

—También Juan Antonio <strong>de</strong> Zunzunegui<br />

ha terminado su novela La- vida<br />

cuando es.<br />

—¿Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirme algo <strong>de</strong>l concurso<br />

<strong>de</strong> guiones <strong>de</strong>l Sindicato <strong>de</strong>l Espectáculo?<br />

—Aparte <strong>de</strong> que hay una selección<br />

final <strong>de</strong> diecinueve guiones, pronostico<br />

que van a ser primero y segundo premios,<br />

casi con toda seguridad, el que<br />

firman dos ilustres periodistas y escritores,<br />

mientras el tercero será para el<br />

titulado Tres estrellas <strong>de</strong> Avila.<br />

—Muy atinada esa suposición.<br />

<strong>EL</strong> INDISCRETO<br />

vldo slfí, <strong>de</strong>spués en Asturias y,<br />

le celebrad© exposición®»<br />

pero aspee sal me oí*? el<br />

me gustan k?s S

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