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LAS IDEAS, EL ARTE Y LAS.LETRAS - Ateneo de Madrid

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autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las mas califi-<br />

*-* cadas ven en la nación española una<br />

totalidad católica. Ciertas autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

Jas mejor calificadas ven en la nación española<br />

una mayoría católica. Ciertas autorida<strong>de</strong>s<br />

no <strong>de</strong> las menos calificadas ven en la<br />

nación española una minoría católica». Y<br />

A.-Z. Serrand, que empieza así un artículo<br />

publicado en el número <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong><br />

«La Vie Intellectuelle», con el título «De<br />

la noción <strong>de</strong> totalidad católica», se pregunta:<br />

¿Qué es la nación española, religiosamente<br />

consi<strong>de</strong>rada?<br />

Visto el cariz habitual <strong>de</strong> las informaciones<br />

<strong>de</strong> «La Vie íntellectueüe» sobre España-,<br />

sería mucho pedir al autor <strong>de</strong>l artículo<br />

mencionado que prescindiese <strong>de</strong> fáciles<br />

ironías a cuenta <strong>de</strong>l editorial en que<br />

la revista «Razón y Fes <strong>de</strong> julio-agosto<br />

<strong>de</strong> 1953^ titulado «La legítima convivencia»,<br />

contesta a esa pregunta. Aún extien<strong>de</strong><br />

Serrand su crítica al número <strong>de</strong><br />

«Mundo Hispánico*, en que esta revista se<br />

limita a reproducir el discurso que el car<strong>de</strong>nal<br />

Ottaviani, prosecretario <strong>de</strong>l Santo<br />

Oficio, pronunció el 2 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong>l año<br />

pasado en el Pontificio <strong>Ateneo</strong> Lateranense.<br />

Veamos en qué se funda la critica <strong>de</strong><br />

Serrand.<br />

La convivencia legítima, para «Razón<br />

y Fe», es la autorizada por el artículo sexto<br />

<strong>de</strong>l Fuero <strong>de</strong> los Españoles, o sea la que<br />

conce<strong>de</strong> a los no católicos el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong><br />

profesar privadamente su culto y restringe<br />

a los católicos las manifestaciones públicas<br />

<strong>de</strong>l suyo, que es e) <strong>de</strong>l Estado.<br />

Esto, según «Razón y Fe», supone que<br />

existe realmente la unidad católica. No es<br />

que se sepa por estadísticas; ni se quiere<br />

<strong>de</strong>cir que todos o la mayoría vivan católicamente;<br />

sí que no hay núcleos religiosos<br />

importantes fuera <strong>de</strong>l católico, ni <strong>de</strong> ateísmo<br />

consciente. Pues aun íos españoles que<br />

se proclaman hostiles a la Iglesia, son «casi<br />

siempre católicos en el fondo*; han creído<br />

alguna vez explícitamente, <strong>de</strong> hecho no<br />

han renegado conscientemente <strong>de</strong> su fe<br />

y fácilmente volverían a ella, si fuesen <strong>de</strong>bidamente<br />

informados.<br />

Y Serrand, observa que, ante esas palabras,<br />

«se tiene la impresión, o bien <strong>de</strong> que<br />

Francia es también, moralmente, católica<br />

en su totalidad, o bien <strong>de</strong> que España es,<br />

también ella, país <strong>de</strong> misión».<br />

Esta observación parece consecuencia <strong>de</strong><br />

un doble <strong>de</strong>sconocimiento: <strong>de</strong> España, por<br />

un lado, lo cual no nos pue<strong>de</strong> extrañar, y<br />

<strong>de</strong> los datos que un ejemplar movimiento<br />

<strong>de</strong> información sociológica arroja sobre el<br />

hecho «Francia, país <strong>de</strong> misión», lo cuai<br />

sí tiene que asombrarnos. Godin y Daniel<br />

o Boulard, en sus obras ya clásicas; Michonneau,<br />

en su conocida «Parroquia, comunidad<br />

misionera», <strong>de</strong>scubren que, junto<br />

a la extensa zona, como la que «Razón y<br />

Fe» <strong>de</strong>scribe, <strong>de</strong> los indiferentes, que aún<br />

son, sin embargo, psicológicamente católicos,<br />

hay otras en que el proceso <strong>de</strong> pagan ización<br />

ha avanzado lo suficiente para<br />

haber <strong>de</strong>svanecido todo vestigio <strong>de</strong> mentalidad<br />

cristiana; y son estas zonas las que<br />

han motivado la aplicación <strong>de</strong>l término<br />

«país <strong>de</strong> misión» a Francia. No es que los<br />

españoles nos hagamos la ilusión <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />

prescindir <strong>de</strong>i espíritu misionero, pero, a<br />

pesar <strong>de</strong> todo, faltan esas zonas paganas<br />

<strong>de</strong> Francia, con la importancia que allí<br />

tienen. Por lo <strong>de</strong>más, en Francia, el carácter<br />

minoritario <strong>de</strong>l catolicismo salta a<br />

la vista y contrasta con la base popular<br />

que conserva en España.<br />

Pero <strong>de</strong>jemos unas comparaciones que<br />

no preten<strong>de</strong>n ser peyorativas para un catolicismo,<br />

como el francés, cuyo esfuerzo <strong>de</strong><br />

luci<strong>de</strong>z y <strong>de</strong> adaptación ha sido con justicia<br />

ensalzado por el Padre Santo. La<br />

cuestión importante que Serrand se plantea<br />

es ésta: «una totalidad o mayoría, ¿basta<br />

para justificar la instauración <strong>de</strong> un Estado<br />

católico con todas sus consecuencias<br />

jurídicas?».<br />

«Razón y Fe» alega que esa mayoría, en<br />

España, compren<strong>de</strong> ala mejor y mas sana<br />

parte <strong>de</strong>l pueblo»; apreciación que le parece<br />

a Serrand «ligeramente impúdicas, y «poco<br />

conforme con las reglas <strong>de</strong>t Derecho este<br />

arbitraje don<strong>de</strong> el juez es parte interesada*.<br />

No es <strong>de</strong>cisivo el razonamiento. Toda la<br />

doctrina <strong>de</strong> la guerra justa se apoya en esa<br />

i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> juez y parte, sin duda<br />

peligrosa, pero no absolutamente rechazable<br />

eri nombre <strong>de</strong>l Derecho. Y todavía no<br />

se ha encontrado modo <strong>de</strong> que el or<strong>de</strong>n<br />

político <strong>de</strong>je <strong>de</strong> <strong>de</strong>scansar en la autolimitación<br />

<strong>de</strong> un soberano, unipersonal o colegiado,<br />

lo cual, en <strong>de</strong>finitiva, equivale a<br />

aquella i<strong>de</strong>ntificación.<br />

Por otra parte, es que no cabe atacar al<br />

Estado católico como si lo único que le<br />

justificase fuera la mayoría católica, y no<br />

la naturaleza <strong>de</strong> la minoría no católica.<br />

Afirmaban los Metropolitanos españoles en<br />

su Instrucción <strong>de</strong>l 28 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1948 que<br />

«los españoles que no hacen profesión <strong>de</strong><br />

íe católica y sobre todo, los adheridos oficialmente<br />

a alguna confesión religosa distinta<br />

<strong>de</strong> la católica, son un número tan insignificante,<br />

que no pue<strong>de</strong>n tenerse en<br />

cuenta para una ley que mira a la comunidad<br />

social»; y por esto, cuando la revista<br />

norteamericana «Indiana Catholic and Record»<br />

afirmaba en 1952 que «los católicos<br />

en otros países no ven en el protestantismo<br />

una amenaza, sino un hecho», contestaba<br />

el padít: Granero, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> «Razón y Fe», que<br />

aquí son exactamente lo contrario: una<br />

amenaza y no un hecho. Pero podrían ser<br />

VIE INT<strong>EL</strong>LECTU<strong>EL</strong>LE"<br />

OLIC<br />

Y<br />

Por JOSÉ ARIA GARCÍA i<br />

los católicos mayoría en España y haber<br />

razones que justificasen la libertad <strong>de</strong> cultos...<br />

si hubiera otros cultos, es <strong>de</strong>cir, si<br />

la minoría tuviera, en su generalidad, otro<br />

carácter que el simplemente negativo <strong>de</strong><br />

no ser católica. Es este carácter negativo<br />

lo que en buena medida justifica el<br />

Estado católico, y en este sentido creo<br />

que se <strong>de</strong>be completar (si se proce<strong>de</strong> con<br />

una mínima benevolencia) el razonamiento<br />

<strong>de</strong> «Razón y Fe», para la cual, si veintiocho<br />

millones <strong>de</strong> españoles, católicos fervientes,<br />

justificarían el Estado católico, con mayor<br />

razón lo justifica «la situación real <strong>de</strong> nuestro<br />

pueblo, compuesto en buena parte <strong>de</strong><br />

no practicantes incultos y engañados».<br />

En el razonamiento <strong>de</strong> Serrand hay un<br />

error <strong>de</strong> origen: consi<strong>de</strong>rar que el Estado<br />

católico es solamente la expresión <strong>de</strong> una<br />

sociedad católica, es <strong>de</strong>cir, darle una base<br />

<strong>de</strong>mocrática, cuando es más cierto que es,<br />

sobre todo, expresión <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber que el<br />

Estado tiene, como las <strong>de</strong>más socieda<strong>de</strong>s y<br />

las personas naturales, <strong>de</strong> profesar la religión<br />

verda<strong>de</strong>ra. El Estado católico es concebible,<br />

en principio, en una sociedad<br />

don<strong>de</strong> sólo una reducida minoría sea católica,<br />

pero en este caso se pue<strong>de</strong> asegurar<br />

que la intolerancia causaría siempre mayores<br />

males a la religión que la tolerancia.<br />

Es ío que explica el régimen <strong>de</strong> libertad<br />

que el reciente Concordato <strong>de</strong> España con<br />

la Santa Se<strong>de</strong> mantiene para la zona <strong>de</strong><br />

Protectorado; conducta tolerante en la<br />

que los ceñudos censores <strong>de</strong> nuestra postura<br />

no fijan, porque no !es conviene, su<br />

atención. Pero ésa es la situación que no<br />

se da en la Península, lo cual justifica una<br />

fórmula que satisface a la mayoría sin<br />

dañar los intereses <strong>de</strong> una minoría, a ía<br />

cual <strong>de</strong>be bastarle con que no se la fuerce<br />

a ningún acto <strong>de</strong> adhesión al catolicismo<br />

(pues, aunque leído en España parezca<br />

pintoresco, muchos <strong>de</strong> nuestros <strong>de</strong>tractores<br />

dan por supuesta esa coacción) y con que,<br />

en su caso, se respete su culto privado;<br />

respeto, éste, sin embargo, que no <strong>de</strong>be<br />

interpretarse como reconocimiento al error<br />

<strong>de</strong> ningún <strong>de</strong>recho, sino como sometimiento<br />

<strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al a la realidad, por razón <strong>de</strong> pru<strong>de</strong>ncia.<br />

El Papa ha recordado recientemente<br />

al V Congreso <strong>de</strong> Juristas Católicos<br />

italianos que «lo que no respon<strong>de</strong> a la<br />

verdad y a la norma moral no tiene objetivamente<br />

<strong>de</strong>recho alguno ni a la existencia,<br />

ni a la propaganda, ni a la acción»<br />

(palabras que brindo a Serrand para disipar<br />

las dudas <strong>de</strong> la última página <strong>de</strong> sit<br />

artículo).<br />

Todos éstos son temas que han sido muy<br />

<strong>de</strong>batidos con motivo <strong>de</strong> la campaña <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nada<br />

contra España a consecuencia<br />

<strong>de</strong> la titulada «opresión» <strong>de</strong> las minorías<br />

protestantes. Poco interés tendría el trabajo<br />

<strong>de</strong> Serrand si terminase ahí. Pero<br />

aún toca dos puntos que vale la pena con-<br />

si<strong>de</strong>rar, incluso con amplitud superior a<br />

la que él les <strong>de</strong>dica-<br />

Primer punto. En -contra <strong>de</strong>l régimen<br />

«que se estima i<strong>de</strong>al» (¡subrayo el matiz <strong>de</strong><br />

ese «se estima»; sólo que Pío XII, en la<br />

ocasión que cito más arriba, afirma que<br />

«por principio, es <strong>de</strong>cir, como tesis, no<br />

pue<strong>de</strong> aprobar la Iglesia la completa separación<br />

entre los dos Po<strong>de</strong>res»; y ésta<br />

es la postura <strong>de</strong>l «Syllabus» y <strong>de</strong> León XIII<br />

ea la Carta a los prelados norteamericanos<br />

y en las Encíclicas «Inmortale Dei», «Libertas»<br />

y «Diuturnum Illud»), Serrand menciona<br />

una Carta colectiva <strong>de</strong> los obispos<br />

brasileños que en 1889 saludaron el fin <strong>de</strong>l<br />

Estado católico como «el <strong>de</strong> una protección<br />

que nos asfixiaba». De no encontrar más<br />

que ese argumento, valía más que se lo<br />

hubiese guardado. «Un» Estado que se<br />

llame católico pue<strong>de</strong> asfixiar, pero <strong>de</strong> ahí<br />

no se sigue que «todo» Estado católico asfixie<br />

ni que una, dos, tres hipótesis contrarias<br />

<strong>de</strong>ban hacernos contrarios a la tesis.<br />

Y es en el terreno <strong>de</strong> ésta don<strong>de</strong> Serrand<br />

plantea la polémica, aunque no <strong>de</strong>ban extrañarnos<br />

ciertas incertidumbres, fruto<br />

acaso <strong>de</strong>l difundido equívoco '<strong>de</strong> íos maritenianos<br />

entre las situaciones <strong>de</strong> libertad,<br />

que sólo como «hipótesis» se pue<strong>de</strong>n tolerar,<br />

y esas mismas situaciones presentadas<br />

como «i<strong>de</strong>ales históricos concretos», que no<br />

son el i<strong>de</strong>al en sí, pero que se le parecen<br />

mucho, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que se sustituye<br />

una noción unívoca <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al por<br />

una noción analógica, que le hace estar<br />

presente en cada uno <strong>de</strong> los i<strong>de</strong>ales históricos<br />

concretos que se han sucedido en la<br />

historia.<br />

El segundo punto ha sido menos tratado, -<br />

y presenta por ello mayor interés.<br />

Supuesta la tesis <strong>de</strong>l Estado católico<br />

como i<strong>de</strong>al permanente, y no, según dicen<br />

los maritenianos, como i<strong>de</strong>al exclusivo <strong>de</strong><br />

una época histórica periclitada; supuesto<br />

que esa tesis <strong>de</strong>be aplicarse allí don<strong>de</strong> sea<br />

posible; supuesto, en íin, que en España lo<br />

es. queda consi<strong>de</strong>rar si otras razones aconsejan<br />

<strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> ello.<br />

Serrand viene a <strong>de</strong>cir que, si fundamos<br />

el Estado católico en que la mayoría <strong>de</strong><br />

los nacionales son católicos, nos exponemos<br />

a que nos vuelvan la oración por pasiva.<br />

«No se ve en ese caso por qué la Rusia<br />

zarista <strong>de</strong> antaño, adherida a la fe ortodoxa,<br />

no habría prohibido a las minorías<br />

uniata o latina crear en su seno una escisión<br />

religiosa; no se ve hoy por qué en los<br />

Estados Unidos, la mayoría absoluta <strong>de</strong><br />

los protestantes, <strong>de</strong> acuerdo sobre el «dogma»<br />

<strong>de</strong> la tolerancia civil <strong>de</strong> las confesiones

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