LAS IDEAS, EL ARTE Y LAS LETRAS - Ateneo de Madrid
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<strong>EL</strong><br />
DE LOS TERIT<br />
OL<br />
LA carta que me diriges <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ATE-<br />
NEO, no es, efectivamente, carta<br />
<strong>de</strong> «meterse» con nadie, ni conmigo<br />
mismo: primero, porque es carta<br />
<strong>de</strong> corrección, o mejor, ni eso, <strong>de</strong><br />
reparos fraternales; segundo, porque<br />
ja manifiestas en ella que en mí<br />
buscas principalmente hombro en que<br />
apoyarte para <strong>de</strong>cir unas cuantas<br />
cosas: cosas muy acertadas, la verdad.<br />
«Préstame tu hombro», escribes, y<br />
aña<strong>de</strong>s: «Yo te presto el mío; si <strong>de</strong><br />
algo pue<strong>de</strong> raler, encantado.» Pues jo<br />
acepto el ofrecimiento, también para<br />
apoyar en tu carta ésta, que no es<br />
tina réplica, porque apenas si tengo<br />
a qué replicar, pero sí algo que matifar<br />
y bastante que completar.<br />
Te apena que, por una vez, haya yo<br />
caído en el pecado <strong>de</strong> «preteritismo»,<br />
que es el más frecuente <strong>de</strong> los fieles<br />
en el campo <strong>de</strong> la cultura; pecado <strong>de</strong><br />
anacronismo, <strong>de</strong> frialdad hacía el presente,<br />
es otra cuestión, a<br />
la que yo no puedo contestar más que<br />
con un «sí». Yo añadiría a tus palabras<br />
un recuerdo para el magno esfuerzo<br />
<strong>de</strong> Pío XII por hacernos ver que todo,<br />
todo, salvo el pecado, pue<strong>de</strong> y <strong>de</strong>be<br />
ser asumido por los cristianos. ¿Cómo<br />
voy a replicar a tu carta si pretendo<br />
ser católico, no <strong>de</strong> una manera abs-<br />
RESPUESTA DE JOSÉ MARÍA GARCÍA ESCUDERO<br />
tracta e intemporal, sino precisamente<br />
en la época en que Dios me ha situado,<br />
y si la gloria <strong>de</strong>l catolicismo actual<br />
es su voluntad <strong>de</strong> presencia en el<br />
mando, par» espiritualizarlo, como<br />
hace días afirmaba también Antonio<br />
Garrigues, en «A B C», refutando la<br />
I<strong>de</strong>a <strong>de</strong> atribuir a un «plus» <strong>de</strong> catolicismo<br />
la secular indiferencia o <strong>de</strong>svío<br />
<strong>de</strong> los españoles por la técnica? ¿No<br />
estamos hoy para hacer esa «Suma<br />
Cristiana» <strong>de</strong>l mundo que se constituye,<br />
que reclamaba el car<strong>de</strong>nal Suhard?<br />
Todo lo que hoy se dlee sobre<br />
espiritualidad seglar y formas nuevas<br />
<strong>de</strong> santidad suscitadas por el Espíritu<br />
Santo para las nuevas necesida<strong>de</strong>s,<br />
respon<strong>de</strong> a esa voluntad <strong>de</strong> encarnarse,<br />
que incluso se refleja en la progresiva<br />
«mund&nízación» <strong>de</strong> las Or<strong>de</strong>nes religiosas<br />
hasta <strong>de</strong>sembocar en los Institutos<br />
seculares contemporáneos. jPuedo<br />
sentirme extraño a una corriente<br />
que me lleva con ella y a la que <strong>de</strong>bo,<br />
si no mi fe, sí mí manera <strong>de</strong> vivir<br />
esa fe?<br />
Todavía esa corriente es, sin embargo,<br />
menos caudalosa <strong>de</strong> lo que<br />
<strong>de</strong>bería ser. Todavía muchos católicos<br />
escuchan como novedad, y como<br />
novedad «peligrosa», cuanto se refiera<br />
a la encarnación temporal <strong>de</strong>l cristianismo.<br />
Todavía la técnica «les suena»<br />
a cosa diabólica. Por esto tu carta<br />
es, a<strong>de</strong>más (le justa, oportuna, porque<br />
pue<strong>de</strong> enseñar a muchos católicos<br />
nuestros la manera <strong>de</strong> serlo <strong>de</strong>l todo,<br />
siendo <strong>de</strong> su tiempo. Pero yo me atrevo<br />
a pensar que mi contestación sirva, a<br />
su vez, a los católicos *que ya se enter&ron»<br />
para que se enteren <strong>de</strong> que<br />
esa gloria <strong>de</strong>l catolicismo contempo,<br />
raneo que es su voluntad <strong>de</strong> presenciacontiene<br />
a la vez, como su propio<br />
cáncer, la tentación <strong>de</strong>l catolicismo<br />
contemporáneo, que es esa misma<br />
voluntad <strong>de</strong> presencia. Me explicaré.<br />
• * *<br />
El hombre está sometido a la tensión<br />
<strong>de</strong> dos fuerzas aparentemente<br />
contrarías. Es, por an lado, criatura;<br />
por otro, señor. En realidad, no hay<br />
incompatibilidad entre dominarlo todo<br />
y saber que no se es nada. En la vida<br />
individual, y a propósito <strong>de</strong> la santidad<br />
<strong>de</strong>l seglar, se ha señalado cómo cabe<br />
casar la vida <strong>de</strong> perfección (que exige<br />
el <strong>de</strong>sprendimiento) con el estado <strong>de</strong><br />
posesión <strong>de</strong> las cosas, y más todavía:<br />
cómo nuestro <strong>de</strong>ber pue<strong>de</strong> estar precisamente<br />
en esa posesión, sí la combinamos<br />
con la renuncia interior a<br />
aquello que exteriormente poseemos.<br />
Uno cualquiera pue<strong>de</strong>, así, tener millones<br />
y ser tan pobre espiritualmente<br />
eomo San Francisco. Pero ¿qué santidad<br />
no le hará falta? ¿Sería pru<strong>de</strong>nte<br />
en un hombre corriente someterse a<br />
tentaciones superiores a sus fuerzas?<br />
Trasladémonos a un plano más am-<br />
Véase «Sobre el preteritismo <strong>de</strong> los católicos», por Luis Ponce <strong>de</strong> León, en nuestro número 48.<br />
plio- La humanidad, en principio, no<br />
tiene por qué temer la técnica, con el<br />
po<strong>de</strong>r fabuloso que pone en sus manos;<br />
pero ¿y «esta* humanidad? jNo<br />
nos revela todo que no está preparada<br />
para manejar ese po<strong>de</strong>r, sin sucumbir<br />
al orgullo?<br />
Claro es que no propugno la vuelta<br />
al burro como medio <strong>de</strong> locomoción.<br />
Entendámonos; podría ser conveniente,<br />
pero ni sería posible ni constituirá<br />
nunca el remedio <strong>de</strong>finitivo. Este no<br />
pue<strong>de</strong> consistir en' comprimir la envoltura<br />
material <strong>de</strong> la humanidad,<br />
sino en dar a su alma las dimensiones<br />
<strong>de</strong> esa envoltura; y si los cristianos<br />
somos el alma <strong>de</strong>l mundo, im hacernos<br />
tan gran<strong>de</strong>s como lo es ya el cuerpo<br />
que tenemos que animar; con lo cual<br />
estamos nuevamente en el cristianismo<br />
<strong>de</strong> presencia <strong>de</strong>l que hablas en tu<br />
carta, ¿os peligros son: primero, que,<br />
obsesionadas por esa necesidad (lo reconozco:<br />
«necesidad»), lleguemos Insensiblemente<br />
a i<strong>de</strong>ntificar el alma eon<br />
sn envoltura corporal; el cristianismo<br />
con la vestidura sociológica, contingente<br />
y temporal, que preten<strong>de</strong>mos<br />
darle; segundo, que el posible fracaso<br />
<strong>de</strong> nuestra tentativa lo interpretemos<br />
como fracaso <strong>de</strong>l cristianismo, no <strong>de</strong><br />
ios cristianos <strong>de</strong> una época histórica<br />
<strong>de</strong>terminada.<br />
Del primer peligro, jno dan fe<br />
numerosos signos que exigirían para<br />
su análisis y aun para su mera enunciación<br />
mayor espacio <strong>de</strong>l que me permite<br />
esta carta? Mencionaré algunos,<br />
que cita el car<strong>de</strong>nal Suhard: la subestimación<br />
<strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s teologales<br />
con relación a las «ardiñales, una<br />
t-Jerta Incomprensión <strong>de</strong> la plegaria <strong>de</strong><br />
estricta adoración, la disminución <strong>de</strong><br />
la vida litúrgica, el <strong>de</strong>bilitamiento <strong>de</strong>l<br />
sentido <strong>de</strong>l pecado, un vago rusonlanismo,<br />
la negación práctica <strong>de</strong>l valor<br />
superior <strong>de</strong> la virginidad, <strong>de</strong> la con?<br />
templaeión y <strong>de</strong> cuanto no sea esa<br />
acción que, falta <strong>de</strong> la a<strong>de</strong>cuada vida<br />
interior, <strong>de</strong>genera en Jo qae e! Papa<br />
<strong>de</strong>nomina «la herejía <strong>de</strong> la acción».<br />
Más qne ponernos en las manos <strong>de</strong><br />
Dios, obramos a menudo eomo si<br />
pretendiésemos qoe Dios se pongra en<br />
nuestras manos. Nuestros fines son<br />
nobles, ¡pero an humanos!». Somos<br />
sensibles a 1¡. caridad, y el Mea! <strong>de</strong><br />
justicia social es una manifestación <strong>de</strong><br />
esa eneara;ay*ón temporal <strong>de</strong> nuestra<br />
fe q«e ojaiá se realizase en todos los<br />
terrenos. Todo lo que en ése se haga<br />
es precioso; pero ¿no nos convertimos<br />
a. reces en simples competidores <strong>de</strong>l<br />
marxismo en la tarea <strong>de</strong> proporcionar<br />
bienestar material... y nada más? La<br />
Insistencia <strong>de</strong> muchos en consi<strong>de</strong>rar<br />
la solución <strong>de</strong>l problema social eomo<br />
condición previa <strong>de</strong> la evangelizaron,<br />
jes mucha caridad o es poca fe, que<br />
nos hace obrar como si no creyésemos<br />
que hay otra vida y tuviéramos que<br />
resolverlo todo en ésta? Nuestro cristianismo,<br />
¿qué será entonces Hiño fraternalismo?<br />
El amor <strong>de</strong> Dios habrá<br />
sido sustituido por el amor <strong>de</strong> los<br />
hombres. Tú, amigo, apuntas al peligro<br />
<strong>de</strong>l integrismo, que es <strong>de</strong>sconocer<br />
que el cristiano está en el mondo;<br />
déjame apuntar al peligro opuesto <strong>de</strong>l<br />
mo<strong>de</strong>rnismo, que es ir al mundo <strong>de</strong><br />
tal manera que nos que<strong>de</strong>mos en él.<br />
De este pecado podría venir el eseándalo<br />
ante el fracaso temporal <strong>de</strong>l<br />
cristianismo, que no es ineludible,<br />
pero con cuya posibilidad hay que contar<br />
precisamente porque las líneas <strong>de</strong>l<br />
plan cristiano, no se cierran en el<br />
tiempo, sino en la eternidad. Pues<br />
bien; ¿estamos preparados para el fra-