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Alta dirección del Banco de <strong>Santander</strong><br />
PRESIDENTES<br />
Emilio Botín y López 1920-1923<br />
Saturnino Briz Larín 1923-1950<br />
VICEPRESIDENTES<br />
Enrique de Vial Martínez 1920-1928<br />
Estanislao de Abarca Fornés 1929-1950<br />
DIRECTORES-GERENTES<br />
José María Gómez de la Torre y Botín 1904-1923<br />
José Luis Gómez García 1923-1933<br />
Emilio Botín y Sanz de Sautuola 1934-1950<br />
(con la categoría de director general)<br />
SUBDIRECTOR<br />
José Luis Gómez García 1914-1923<br />
SUBDIRECTOR-SECRETARIO<br />
Gabino del Castillo Cagiga 1926-1945<br />
INTERVENTORES<br />
Eduardo Ortega Castañeda 1915-1926<br />
Marcos Ballesteros Mier 1926-1935<br />
CAJEROS<br />
Eduardo Real Castañeda 1920-1922<br />
José Castañeda Meléndez 1922-1935<br />
SECRETARIO<br />
Marcos Ballesteros Mier 1922-1926<br />
INSPECTOR DE SUCURSALES<br />
Gabino del Castillo Cagiga 1923-1926<br />
Vocales del Consejo de Administración<br />
(1920-1935) y número de acciones en 1930<br />
Saturnino Briz Larín (desde 1920)<br />
Número de acciones<br />
601<br />
Emilio Botín y Sanz de Sautuola (desde 1930) 500<br />
Ramón Quijano de la Colina (desde 1920) 350<br />
Jaime Ribalaygua Cararsa (desde 1920) 300<br />
Rafael Botín y Sánchez Porrúa (desde 1924) 220<br />
Antonio Vallina Torcida (desde 1924) 200<br />
Ángel Jado Acebo (desde 1920) 199<br />
Ángel Jado Canales (desde 1933) 199<br />
Estanislao de Abarca Fornés (desde 1920) 165<br />
Juan Martínez Gómez (desde 1923) 95<br />
Gonzalo de los Ríos (desde 1933) 70<br />
Juan Correa López (desde 1920) 50<br />
Andrés Aldalur del Valle (desde 1920) 40<br />
102 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />
De la Junta de Gobierno salía una Comisión<br />
Permanente compuesta por tres miembros,<br />
que se ocupaba de atender los asuntos diarios,<br />
de dar una resolución práctica a temas urgentes<br />
y de examinar las solicitudes de crédito; se<br />
reunía puntualmente dos veces por semana.<br />
La mayoría de las personas que formaron<br />
parte de la Junta de Gobierno del <strong>Santander</strong> permanecieron<br />
en su puesto largas temporadas,<br />
pues eran reelegidos en sus cargos por las Juntas<br />
de accionistas de manera casi automática. La<br />
lista de vocales, que aparece a la izquierda, pone<br />
de relieve, además, que se trataba de individuos<br />
con paquetes accionariales de cierta consideración,<br />
una situación bastante distinta de la que<br />
existía a principios de siglo. Sin duda, la escasa<br />
rotación de este colectivo afirmó la estabilidad y<br />
solidez interna y externa del Banco, ya que todos<br />
ellos supieron interpretar a la perfección los<br />
sentimientos y deseos de los accionistas que año<br />
tras año depositaban en ellos su confianza.<br />
Durante esta etapa, la organización de la entidad,<br />
aunque creció, no presentaba una gran<br />
complejidad y su funcionamiento se mantuvo<br />
dentro de una relativa sencillez. La Junta<br />
de Gobierno abordaba la casi totalidad de los<br />
asuntos del Banco, lo que le convertía en un<br />
verdadero órgano de gestión; con un orden del<br />
día breve e informal —al menos hasta 1928,<br />
cuando se procedió a detallarlo—, primero deliberaba<br />
y aprobaba los acuerdos de la Comisión<br />
Permanente, después se encargaba de los<br />
asuntos del personal y finalmente resolvía las<br />
operaciones de crédito, trataba sobre las dificultades<br />
de los clientes y examinaba los niveles<br />
de riesgo; también destinaba espacio a la marcha<br />
de las sucursales y a los acontecimientos<br />
puntuales que hubiesen acaecido durante la<br />
semana. Fuera de la rutina, la Junta estudiaba<br />
las nuevas inversiones, las participaciones en<br />
empresas o bancos y desde luego los asuntos<br />
de mayor envergadura; puede afirmarse que en<br />
aquellos años casi nada escapaba al escrutinio<br />
de los miembros de la Junta de Gobierno, todos<br />
ellos dedicados casi de manera exclusiva a<br />
gestionar los negocios de la entidad. Tanto es<br />
así que, en más de una ocasión, le reiteraron<br />
al presidente y al director general que deseaban<br />
conocer todas las operaciones de crédito<br />
de elevada cuantía, tener información sobre<br />
cuentas estancadas o con problemas y que cualquier<br />
asunto considerado excepcional debía<br />
ser sometido «invariablemente a su consideración».<br />
41 Desde 1933, con la llegada de Emilio<br />
Botín Sanz de Sautuola a la Dirección General,<br />
las reuniones de la Junta de Gobierno<br />
adquirieron una mayor sistematización y densidad.<br />
Se destinó mucho tiempo a examinar la<br />
marcha de las sucursales, a revisar los límites<br />
de las cuentas de crédito y a la política de riesgos.<br />
En otro orden de cosas, debemos señalar<br />
que en la Junta apenas se hablaba de cuestiones<br />
políticas; la inestabilidad de principios<br />
de la década o el golpe de Estado del general<br />
Primo de Rivera en 1923 pasaron inadvertidos,<br />
mientras que la República mereció tan sólo<br />
una simple mención; los cambios de mayorías<br />
parlamentarias o de gobierno tampoco fueron<br />
objeto de comentario. Estamos, pues, ante una<br />
gestión al margen de la política. La lectura de las<br />
La entidad era conducida por un<br />
reducido grupo de personas integrado<br />
por los miembros del Consejo de<br />
Administración, y los responsables<br />
de la denominada alta dirección<br />
actas, un documento excepcional, una verdadera<br />
joya documental, por su detalle, minuciosidad<br />
y exquisita presentación, nos proporciona<br />
una imagen de relativa placidez, un mundo<br />
bancario sin sobresaltos ni convulsiones<br />
graves, excepto en los primeros ejercicios del<br />
decenio de los treinta, en el que priman cuestiones<br />
como el control del riesgo bancario, la<br />
remuneración al accionista o la pulcritud en el<br />
tratamiento de los clientes. Hallamos una gestión<br />
tranquila, sin angustias, cauta y cercana<br />
a todas y cada una de las áreas en las que está<br />
involucrada la sociedad.<br />
Al margen de la Junta de Gobierno y de su<br />
Comisión Permanente, el principal órgano de<br />
gestión era la Dirección General; su titular era<br />
el jefe superior de todas las oficinas y dirigía<br />
todo el servicio administrativo, con arreglo a<br />
los estatutos y a los reglamentos de la entidad;<br />
en sus cometidos estaba ayudado por un subdirector.<br />
Cuando a finales de los años veinte,<br />
el Banco ganó tamaño y complejidad, la presidencia<br />
determinó ampliar considerablemente<br />
las competencias de la Dirección General<br />
con objeto de agilizar la gestión interna de la<br />
institución, reservando para la Junta de Gobierno<br />
las grandes operaciones y los temas de<br />
cierto relieve; 42 es precisamente a raíz de esta<br />
resolución cuando la figura del director general<br />
adquirió un peso mayor, pasando a liderar<br />
las reuniones de la Junta, pues a él correspondía<br />
tramitar todos los asuntos, grandes o<br />
pequeños; al tomar a su cargo mayores competencias,<br />
lógicamente, también asumió mayores