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Evolución del activo total y de los recursos propios<br />
(EN MILLONES DE REALES)<br />
50<br />
45<br />
40<br />
35<br />
30<br />
25<br />
20<br />
15<br />
10<br />
5<br />
14<br />
12<br />
10<br />
8<br />
6<br />
4<br />
2<br />
0<br />
Recursos propios Activo total<br />
1856 58 60 62 64 66 68 70 72 74<br />
Rentabilidad fi nanciera: benefi cios netos/fondos propios<br />
(EN PORCENTAJES)<br />
1856 58 60 62 64 66 68 70 72 74<br />
El Banco de <strong>Santander</strong> en el sistema fi nanciero<br />
español a mediados del siglo XIX<br />
(EN MILLONES DE REALES)<br />
Bancos Capital desembolsado Billetes en circulación<br />
1857 1873 1857 1873<br />
Balear – 4,0 – 11,4<br />
Barcelona 20,0 30,0 29,0 78,4<br />
Bilbao 8,0 10,0 3,0 15,2<br />
Burgos – – – –<br />
Cádiz 13,7 – 36,1 –<br />
Coruña – 4,0 – 5,2<br />
Jerez – 6,0 – 4,5<br />
Málaga 10,0 12,5 10,4 24,8<br />
Oviedo – 4,0 – 1,5<br />
Palencia – – – –<br />
Pamplona – 4,5 – 1,5<br />
Reus – 2,5 – 1,8<br />
San Sebastián – 4,0 – 5,3<br />
<strong>Santander</strong> 5,0 7,0 2,8 11,4<br />
Santiago – – – –<br />
Sevilla 6,0 – 12,9 –<br />
Tarragona – 3,0 – 1,1<br />
Valladolid 6,0 – 6,5 –<br />
Vitoria – 4,0 – 2,6<br />
Zaragoza – 7,4 2,5 5,1<br />
Subtotal 68,7 102,9 103,2 169,8<br />
Banco de España 120,0 200,0 183,0 220,0<br />
Total 188,7 302,9 286,2 389,8<br />
FUENTE: Ensayos sobre la economía española a mediados del siglo XIX,<br />
Madrid, Banco de España, 1970.<br />
30 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874<br />
en 1856, aparecieron una serie de instituciones<br />
capaces de desplegar un amplio espectro de actividades,<br />
desde el descuento y el crédito comercial<br />
a corto plazo hasta el préstamo a largo<br />
plazo y la inversión en acciones y obligaciones<br />
industriales. En poco más de una década su<br />
número saltó de seis en 1856 a 32 en 1866. En<br />
Madrid se fundaron, con la colaboración de capital<br />
francés, tres de las sociedades anónimas<br />
más grandes del país: los hermanos Péreire levantaron<br />
la Sociedad de Crédito Mobiliario Español;<br />
los Rothschild auspiciaron la creación<br />
de la Sociedad Española Mercantil e Industrial<br />
y el financiero Prost con los hermanos Guilhou<br />
promovieron la Compañía General de Crédito.<br />
No fueron las únicas, sino que en todas las<br />
regiones surgieron bancos de negocios. Los<br />
hombres de empresa fueron particularmente<br />
activos en Cataluña y Valencia y allí nacieron<br />
tres de los establecimientos más destacados: la<br />
Sociedad Catalana General de Crédito, el Crédito<br />
Barcelonés y la Sociedad Valenciana de<br />
Fomento. En <strong>Santander</strong> se crearon el Crédito<br />
Cántabro en 1861, con un capital descomunal<br />
de 21,6 millones de reales, y la Unión Mercantil,<br />
en 1862, con un capital de 12 millones de<br />
reales; ambos muy superiores al desembolsado<br />
por los accionistas del <strong>Santander</strong>. La dedicación<br />
prioritaria de todas ellas, incluidas las<br />
cántabras, fue la financiación del ferrocarril, el<br />
proyecto económico por antonomasia de mediados<br />
del siglo xix.<br />
El periodo fue también activo en apertura<br />
de cajas de ahorros. La primera disposición<br />
oficial sobre estas instituciones fue la célebre<br />
real orden de 3 de abril de 1835, firmada por<br />
Diego Medrano, a la sazón ministro de Gobernación.<br />
Fruto de esta norma fue la creación de<br />
la Caja de Madrid tres años después; luego,<br />
para dar un nuevo impulso al movimiento del<br />
ahorro se publicó otra real orden en 1839, que<br />
supuso un verdadero llamamiento gubernamental<br />
instando a las autoridades provinciales<br />
a la creación de cajas de ahorros. Como consecuencia<br />
de esta disposición se fundaron once<br />
entidades, entre ellas la de <strong>Santander</strong>, de tan<br />
efímera existencia.<br />
La expansión financiera de mediados del<br />
siglo xix descrita hasta aquí llegó a su fin en<br />
1866, como ya sabemos. En conjunto, de las<br />
treinta y siete sociedades fundadas desde 1856,<br />
quedaron en pie tan sólo veintidós, algunas con<br />
una salud muy precaria. Ninguna de las dos<br />
sociedades de crédito cántabras logró superar<br />
la crisis de 1866; ambas estaban vinculadas estrechamente<br />
a la Compañía del Ferrocarril de<br />
Isabel II, en virtual quiebra técnica, lo que forzó<br />
al Gobierno a proceder a su incautación en<br />
1868 y a formar una nueva sociedad en 1870,<br />
con el nombre de Compañía del Ferrocarril de<br />
Alar a <strong>Santander</strong>. 19 Los problemas del Isabel II<br />
arrastraron a las dos sociedades que habían nacido<br />
a su sombra; con las dos terceras partes de<br />
sus recursos invertidos en la empresa e imposibilitadas<br />
para realizar sus títulos ferroviarios, el<br />
valor de sus activos se desplomó; y así, tanto<br />
el Crédito Cántabro como la Unión Mercantil se<br />
disolvieron sin pena ni gloria en febrero de 1869.<br />
Estas dos quiebras dejaron una huella duradera<br />
en el ambiente mercantil de la ciudad; un<br />
recuerdo que tardaría en borrarse de la memoria<br />
de los hombres de negocios de la Montaña.<br />
Cuando en 1857 nació el Banco de <strong>Santander</strong><br />
lo hizo con un capital desembolsado reducido<br />
en comparación al de otras entidades<br />
emisoras. Sus cinco millones de reales estaban<br />
por debajo de los 20 del Banco de Barcelona, de<br />
los 10 del Banco de Málaga y de los ocho del<br />
Banco de Bilbao; su tamaño se aproximaba<br />
más al de las instituciones formadas en ciudades<br />
como Valladolid o Sevilla. Con respecto a<br />
las grandes sociedades de crédito la distancia<br />
era abismal: el Crédito Mobiliario nació con<br />
68,4 millones de reales y la Sociedad Española<br />
Mercantil e Industrial y la Compañía de Crédito<br />
de España con 91,2 y 66,4 millones de reales,<br />
respectivamente. La misma impresión de distancia<br />
entre el Banco de <strong>Santander</strong> y otras instituciones<br />
financieras contemporáneas se obtiene<br />
fijándonos en el volumen de billetes puestos<br />
en circulación: la entidad cántabra colocó en el<br />
mercado una cantidad de papel moneda mucho<br />
menor que el volumen emitido por otros<br />
bancos nacidos en su misma época.<br />
Al final de esta etapa, en 1873, después de la<br />
hecatombe de 1866 y poco antes de desaparecer<br />
el sistema de pluralidad de emisión, el tamaño<br />
del Banco de <strong>Santander</strong> era reducido: su peso<br />
en la estructura bancaria no llegaba al siete por<br />
ciento, o al 2,3 por ciento si incluimos el Banco<br />
de España; por emisión de billetes su posición<br />
era la misma y sus 11,4 millones de reales en<br />
circulación representaban el 6,7 por ciento de<br />
los billetes de los bancos provinciales y el 2,9<br />
por ciento del conjunto nacional. El Banco de<br />
<strong>Santander</strong> nació pequeño, en términos absolutos<br />
y en términos relativos, y así se mantuvo<br />
durante muchos decenios.