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Pablo Martín Aceña - Santander

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Evolución del activo total y de los recursos propios<br />

(EN MILLONES DE REALES)<br />

50<br />

45<br />

40<br />

35<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

14<br />

12<br />

10<br />

8<br />

6<br />

4<br />

2<br />

0<br />

Recursos propios Activo total<br />

1856 58 60 62 64 66 68 70 72 74<br />

Rentabilidad fi nanciera: benefi cios netos/fondos propios<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

1856 58 60 62 64 66 68 70 72 74<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> en el sistema fi nanciero<br />

español a mediados del siglo XIX<br />

(EN MILLONES DE REALES)<br />

Bancos Capital desembolsado Billetes en circulación<br />

1857 1873 1857 1873<br />

Balear – 4,0 – 11,4<br />

Barcelona 20,0 30,0 29,0 78,4<br />

Bilbao 8,0 10,0 3,0 15,2<br />

Burgos – – – –<br />

Cádiz 13,7 – 36,1 –<br />

Coruña – 4,0 – 5,2<br />

Jerez – 6,0 – 4,5<br />

Málaga 10,0 12,5 10,4 24,8<br />

Oviedo – 4,0 – 1,5<br />

Palencia – – – –<br />

Pamplona – 4,5 – 1,5<br />

Reus – 2,5 – 1,8<br />

San Sebastián – 4,0 – 5,3<br />

<strong>Santander</strong> 5,0 7,0 2,8 11,4<br />

Santiago – – – –<br />

Sevilla 6,0 – 12,9 –<br />

Tarragona – 3,0 – 1,1<br />

Valladolid 6,0 – 6,5 –<br />

Vitoria – 4,0 – 2,6<br />

Zaragoza – 7,4 2,5 5,1<br />

Subtotal 68,7 102,9 103,2 169,8<br />

Banco de España 120,0 200,0 183,0 220,0<br />

Total 188,7 302,9 286,2 389,8<br />

FUENTE: Ensayos sobre la economía española a mediados del siglo XIX,<br />

Madrid, Banco de España, 1970.<br />

30 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874<br />

en 1856, aparecieron una serie de instituciones<br />

capaces de desplegar un amplio espectro de actividades,<br />

desde el descuento y el crédito comercial<br />

a corto plazo hasta el préstamo a largo<br />

plazo y la inversión en acciones y obligaciones<br />

industriales. En poco más de una década su<br />

número saltó de seis en 1856 a 32 en 1866. En<br />

Madrid se fundaron, con la colaboración de capital<br />

francés, tres de las sociedades anónimas<br />

más grandes del país: los hermanos Péreire levantaron<br />

la Sociedad de Crédito Mobiliario Español;<br />

los Rothschild auspiciaron la creación<br />

de la Sociedad Española Mercantil e Industrial<br />

y el financiero Prost con los hermanos Guilhou<br />

promovieron la Compañía General de Crédito.<br />

No fueron las únicas, sino que en todas las<br />

regiones surgieron bancos de negocios. Los<br />

hombres de empresa fueron particularmente<br />

activos en Cataluña y Valencia y allí nacieron<br />

tres de los establecimientos más destacados: la<br />

Sociedad Catalana General de Crédito, el Crédito<br />

Barcelonés y la Sociedad Valenciana de<br />

Fomento. En <strong>Santander</strong> se crearon el Crédito<br />

Cántabro en 1861, con un capital descomunal<br />

de 21,6 millones de reales, y la Unión Mercantil,<br />

en 1862, con un capital de 12 millones de<br />

reales; ambos muy superiores al desembolsado<br />

por los accionistas del <strong>Santander</strong>. La dedicación<br />

prioritaria de todas ellas, incluidas las<br />

cántabras, fue la financiación del ferrocarril, el<br />

proyecto económico por antonomasia de mediados<br />

del siglo xix.<br />

El periodo fue también activo en apertura<br />

de cajas de ahorros. La primera disposición<br />

oficial sobre estas instituciones fue la célebre<br />

real orden de 3 de abril de 1835, firmada por<br />

Diego Medrano, a la sazón ministro de Gobernación.<br />

Fruto de esta norma fue la creación de<br />

la Caja de Madrid tres años después; luego,<br />

para dar un nuevo impulso al movimiento del<br />

ahorro se publicó otra real orden en 1839, que<br />

supuso un verdadero llamamiento gubernamental<br />

instando a las autoridades provinciales<br />

a la creación de cajas de ahorros. Como consecuencia<br />

de esta disposición se fundaron once<br />

entidades, entre ellas la de <strong>Santander</strong>, de tan<br />

efímera existencia.<br />

La expansión financiera de mediados del<br />

siglo xix descrita hasta aquí llegó a su fin en<br />

1866, como ya sabemos. En conjunto, de las<br />

treinta y siete sociedades fundadas desde 1856,<br />

quedaron en pie tan sólo veintidós, algunas con<br />

una salud muy precaria. Ninguna de las dos<br />

sociedades de crédito cántabras logró superar<br />

la crisis de 1866; ambas estaban vinculadas estrechamente<br />

a la Compañía del Ferrocarril de<br />

Isabel II, en virtual quiebra técnica, lo que forzó<br />

al Gobierno a proceder a su incautación en<br />

1868 y a formar una nueva sociedad en 1870,<br />

con el nombre de Compañía del Ferrocarril de<br />

Alar a <strong>Santander</strong>. 19 Los problemas del Isabel II<br />

arrastraron a las dos sociedades que habían nacido<br />

a su sombra; con las dos terceras partes de<br />

sus recursos invertidos en la empresa e imposibilitadas<br />

para realizar sus títulos ferroviarios, el<br />

valor de sus activos se desplomó; y así, tanto<br />

el Crédito Cántabro como la Unión Mercantil se<br />

disolvieron sin pena ni gloria en febrero de 1869.<br />

Estas dos quiebras dejaron una huella duradera<br />

en el ambiente mercantil de la ciudad; un<br />

recuerdo que tardaría en borrarse de la memoria<br />

de los hombres de negocios de la Montaña.<br />

Cuando en 1857 nació el Banco de <strong>Santander</strong><br />

lo hizo con un capital desembolsado reducido<br />

en comparación al de otras entidades<br />

emisoras. Sus cinco millones de reales estaban<br />

por debajo de los 20 del Banco de Barcelona, de<br />

los 10 del Banco de Málaga y de los ocho del<br />

Banco de Bilbao; su tamaño se aproximaba<br />

más al de las instituciones formadas en ciudades<br />

como Valladolid o Sevilla. Con respecto a<br />

las grandes sociedades de crédito la distancia<br />

era abismal: el Crédito Mobiliario nació con<br />

68,4 millones de reales y la Sociedad Española<br />

Mercantil e Industrial y la Compañía de Crédito<br />

de España con 91,2 y 66,4 millones de reales,<br />

respectivamente. La misma impresión de distancia<br />

entre el Banco de <strong>Santander</strong> y otras instituciones<br />

financieras contemporáneas se obtiene<br />

fijándonos en el volumen de billetes puestos<br />

en circulación: la entidad cántabra colocó en el<br />

mercado una cantidad de papel moneda mucho<br />

menor que el volumen emitido por otros<br />

bancos nacidos en su misma época.<br />

Al final de esta etapa, en 1873, después de la<br />

hecatombe de 1866 y poco antes de desaparecer<br />

el sistema de pluralidad de emisión, el tamaño<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> era reducido: su peso<br />

en la estructura bancaria no llegaba al siete por<br />

ciento, o al 2,3 por ciento si incluimos el Banco<br />

de España; por emisión de billetes su posición<br />

era la misma y sus 11,4 millones de reales en<br />

circulación representaban el 6,7 por ciento de<br />

los billetes de los bancos provinciales y el 2,9<br />

por ciento del conjunto nacional. El Banco de<br />

<strong>Santander</strong> nació pequeño, en términos absolutos<br />

y en términos relativos, y así se mantuvo<br />

durante muchos decenios.

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