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Oficina<br />
La nueva imagen del <strong>Santander</strong> Totta incorpora la llama<br />
y el color rojo corporativo. En la imagen, oficina del<br />
<strong>Santander</strong> Totta en el aeropuerto de Lisboa.<br />
portuguesas, el Consejo de Administración del<br />
<strong>Santander</strong> acordó en diciembre de ese mismo<br />
año enajenar su participación en el Totta al poderoso<br />
grupo portugués Champalimaud; solucionados<br />
los diversos problemas legales, la venta<br />
se formalizó el 26 de abril de 1995.<br />
Deshecha la participación del Totta, no<br />
hubo nuevas operaciones en Portugal hasta la<br />
fusión con el Central Hispano. La citada fusión<br />
incorporó al Grupo una participación del<br />
lisboeta Banco Comercial Português. No obstante,<br />
para evitar redundancias e interferencias<br />
con el ya bien asentado Banco <strong>Santander</strong> Portugal,<br />
los responsables del nuevo Banco <strong>Santander</strong><br />
Central Hispano decidieron vender la<br />
participación del 14 por ciento que detentaban<br />
en el Comercial Portugués, obteniendo con ello<br />
unas plusvalías nada desdeñables de 486 millones<br />
de euros.<br />
Aunque el <strong>Santander</strong> se encontraba cómodamente<br />
instalado en el sistema financiero<br />
del país vecino, Botín y su equipo deseaban<br />
incrementar su presencia, pues estimaban<br />
que el mercado portugués era esencial para la<br />
economía española y para el buen funcionamiento<br />
de la economía europea. La ocasión se<br />
presentó en mayo de 1999, cuando Botín tuvo<br />
noticias, a través de António Horta Osório, de<br />
que el grupo Champalimaud estaba buscando<br />
posibles aliados internacionales para expandir<br />
sus negocios. Se concertó una reunión entre<br />
los presidentes de ambas entidades y enseguida<br />
se puso de relieve la buena sintonía existente<br />
entre ellos, que ya habían tenido ocasión<br />
de conocerse por la operación de la venta del<br />
Totta. No es sorprendente, por tanto, que en<br />
pocos días Emilio Botín y António de Sommer<br />
Champalimaud cerrasen un acuerdo que permitía,<br />
de manera simultánea, la entrada del<br />
<strong>Santander</strong> en el conglomerado luso y la participación<br />
de los portugueses en los negocios que<br />
los españoles desarrollaban en el país vecino.<br />
Según la nota oficial distribuida a los medios<br />
de comunicación, el convenio, complejo y<br />
de largo alcance, estipulaba que el Banco <strong>Santander</strong><br />
Central Hispano adquiriría el 40 por<br />
ciento del holding Champalimaud, propietario<br />
de participaciones importantes en entidades<br />
portuguesas en las áreas de seguros (Mundial<br />
Confiança), banca al por menor (Pinto Sotto<br />
Mayor, Totta & Açores y Crédito Predial) y banca<br />
mayorista; a su vez, el grupo Champalimaud<br />
se convertiría en accionista del Banco <strong>Santander</strong><br />
Central Hispano al recibir un 1,6 por ciento de<br />
su capital. En el área de banca al por menor, el<br />
Banco Pinto Sotto Mayor compraría el 48 por<br />
ciento del Banco <strong>Santander</strong> Portugal y el 20<br />
por ciento del Banco <strong>Santander</strong> Brasil, lo que<br />
permitiría la entrada del grupo lisboeta en el<br />
mercado financiero brasileño. En banca mayorista<br />
ambos socios constituirían un holding<br />
al 50 por ciento con la aportación de sus respectivas<br />
actividades en Portugal. António de<br />
Sommer Champalimaud sería el presidente del<br />
Consejo de Administración de dicho holding y<br />
José María Amusátegui el vicepresidente. Asimismo,<br />
António Champalimaud formaría parte<br />
del Consejo Asesor Internacional del Banco<br />
<strong>Santander</strong> Central Hispano.<br />
Cuando la noticia de este convenio llegó a<br />
oídos de los banqueros lusos, la reacción no se<br />
hizo esperar y en un primer momento trataron<br />
de bloquear su desarrollo. El Gobierno portugués<br />
también se mostró reticente y, durante<br />
algún tiempo, paralizó la operación aduciendo<br />
La entrada del <strong>Santander</strong> en Portugal<br />
tuvo lugar en 1990 cuando adquirió<br />
una participación significativa del<br />
Banco de Comércio e Indústria (BCI)<br />
que faltaban algunas formalidades al no haberse<br />
efectuado lo que llamaron «una declaración<br />
previa de intenciones». La situación llegó a un<br />
extremo crítico cuando el 18 de julio las autoridades<br />
de Lisboa decidieron vetar el acuerdo.<br />
Al mismo tiempo, el antiguo aliado del BCH,<br />
el Banco Comercial Português, lanzó una sorprendente<br />
OPA de carácter hostil sobre la cabecera<br />
del holding Champalimaud.<br />
Botín y Sommer Champalimaud se tomaron<br />
el asunto con tranquilidad y optaron por emprender<br />
una serie de negociaciones para buscar<br />
una salida. Cada fin de semana el presidente se<br />
desplazaba a Lisboa para entrevistarse con los<br />
responsables del grupo luso. La actividad fue frenética,<br />
pues deseaban salvar el acuerdo sin enfrentarse<br />
a los banqueros portugueses y sin contrariar<br />
al Gobierno de Lisboa. Para asegurarse de<br />
la legalidad de lo pactado y puesto que se trataba<br />
de una operación transnacional se acudió a la<br />
Comisión Europea en Bruselas. El comisario del<br />
Mercado Interno y de la Competencia emitió un<br />
informe favorable a los intereses españoles, pues<br />
consideraba que el compromiso alcanzado por el<br />
<strong>Santander</strong> y el grupo Champalimaud, además de<br />
legítimo, representaba un paso importante hacia<br />
la construcción del «mercado único europeo»<br />
en el ámbito de las finanzas, precisamente uno<br />
de los objetivos por el que más batallaban las<br />
autoridades de Bruselas. Con este respaldo de la<br />
UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 313