utpl modalidad abierta guia Expresión Oral y Escrita - Universidad ...
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Guía didáctica: <strong>Expresión</strong> <strong>Oral</strong> y <strong>Escrita</strong><br />
LA MÁSCARA<br />
(Tomado de Cuentos fantásticos)<br />
UNIVERSIDAD TÉCNICA PARTICULAR DE LOJA La <strong>Universidad</strong> Católica de Loja<br />
PRIMER BIMESTRE<br />
Carlos Béjar Portilla<br />
Esquinio contempló el perfil céreo de Amelina mientras el coche se iba a más de cien por la carretera.<br />
Tuvo que pisar el freno ante alguien distraído y esta vez hundió más el fierro con los ojos puestos en la<br />
noche.<br />
Amelina tenía la falda una cuarta encima de la rodilla. Dos hermosas piernas largas, interminables, que<br />
se dilataban al presionar sobre el asiento. Un poco más oculto –pensó- el triángulo sagrado velado en<br />
seda blanca. Una poza de miel como la califican en Candy. Pero era evidente que no iba a meter la nariz<br />
dentro de ella por no ser Buda. No tenía la piel de granito erosionado por los monzones, ni era gordo,<br />
ni opulento, ni insensible.<br />
La deseaba tanto y ella estaba percatada. De todos modos, la amistad un tanto superficial con su único<br />
lazo de cultura, de civilización, no les permitía mayor proximidad. Hablaban de los problemas de la<br />
ciudad, de su literatura, de los habitantes y, de cuando en vez, coincidían plenamente en las ideas éticas.<br />
El resto era pornografía e imbecilidad para el submundo. Así, marginales, eran de los pocos que salvaban<br />
el arte y el espíritu. De esto, por lo menos, se sentían completamente seguros. Ahora Amelia quería<br />
conocerlo un poco más y gozar con la erudición de Esquinio. La magia como alienación, como suprema<br />
tentativa de la inteligencia, como ratificación de la condición de genio.<br />
Miró otra vez la cintura presa en el amarillo del traje. El sitio en que las medias se terminaban punzantes<br />
sobre las piernas. Los senos pequeños, vacíos de intención materna. Estaban solos con una especie de<br />
complicidad íntima prendida en las espaldas. Solos en la noche baja.<br />
Por eso le hizo la invitación en la que pensaba. Una reunión secreta del Grupo de Estudios Teosóficos.<br />
Entiéndase un piso alquilado con las paredes teñidas de negro, cortinas rojas y varios camastros de suela.<br />
Luces de aceite y figuras de yeso en situaciones agresivas. Subieron luego de detener el coche al pie del<br />
edificio. En verdad, para Esquinio no era problema el arribar al Grupo con una extraña puesto que, siendo<br />
intelectual destacadísimo, orgullo de la urbe, fungía además en la clandestinidad como el Señalado. Ritos<br />
de magia y de investigación intelectual al nivel de espíritus, un poco más allá de toda sensación carnal,<br />
pagana y descastada. En el recibo lo cubrieron con la manta de las Iridiscencias Estelares y ya estaban los<br />
siete Sacerdotes, los siete Príncipes cósmicos, esperando comenzar con las invocaciones.<br />
Amelia por indicación del Verdugo tuvo que desvestirse e ingresó al recinto completamente desnuda con<br />
su piel de estatuaria manchada por los resplandores grasos de la penumbra.<br />
Los otros le hicieron poco o ningún caso. Acostumbrados a ver a las varias sacerdotisas que de vez<br />
en cuando se permitían contratar, una mujer más por desnuda que estuviera, no era cosa. Esto le dijo<br />
Sosías a Centauro, en voz baja, mientras cerraba el círculo en torno al altar. Una cruz de piedra de<br />
base octogonal cuyas puntas miraban los extremos de la tierra. Distintos caracteres esotéricos grabados<br />
a cincel en el cielo raso y, en el centro, pendiente sobre la cruz, la jaula de un cuervo escandaloso<br />
disparándose en ruidos. Y empezaron:<br />
-Se trata de saber cual es el principio.<br />
Los siete en coro repitieron:<br />
-SE TRATA DE SABER CUAL ES EL PRINCIPIO.<br />
El verdugo un poco más atrás sacrificó una tortuga y comenzó a esperjear sobre el Consejo, valiéndose<br />
de un hisopo de bronce, la sangre del animal.<br />
El Señalado luego de estos exorcismos de rigor, con una voz que no era la suya pudo dictaminar:<br />
-Puesto que, Venerable Consejo, estamos en el centro, con una venda oscura cerrando el porvenir,<br />
sabiendo que no es realmente la muerte la que asoma al frente de los ojos; en las espaldas aún si<br />
queremos girar, una simple cuestión natal que disfraza al insondable misterio del origen, hemos venido<br />
a adquirir en el pozo del fondo el antecedente inmediato de la semilla cósmica. Nos ha sido revelado