Juan Díaz Covarrubias y El diablo en México como ... - Spanish
Juan Díaz Covarrubias y El diablo en México como ... - Spanish
Juan Díaz Covarrubias y El diablo en México como ... - Spanish
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
240<br />
Alejandro Cortazar<br />
moldes habían llegado de Europa con el ideario de los utopistas franceses,<br />
la Revolución Francesa, los catecismos y las novelas sociales, pero nuestros<br />
jóv<strong>en</strong>es literatos se <strong>en</strong>cargarían de que contexto y cont<strong>en</strong>ido fueran ahora<br />
particularm<strong>en</strong>te de carácter nacional. 2 <strong>El</strong> romanticismo social que había<br />
t<strong>en</strong>ido su etapa de pl<strong>en</strong>a formación <strong>en</strong> Francia <strong>en</strong>tre 1830 y 1843 llegaría a<br />
<strong>México</strong> a principio de la década de los cincu<strong>en</strong>ta haci<strong>en</strong>do s<strong>en</strong>tir su influ<strong>en</strong>-<br />
cia <strong>en</strong> la producción literaria (Pantaleón Tovar, Ironías de la vida, 1851)<br />
y filosófica (Nicolás Pizarro Suárez, Catecismo político del pueblo, 1851). 3<br />
Citando a Víctor Hugo, Roger Picard señala que este romanticismo social<br />
no era <strong>en</strong> el fondo “más que el liberalismo <strong>en</strong> la literatura […] La libertad<br />
<strong>en</strong> el arte, la libertad <strong>en</strong> la sociedad” (18). Así lo asumieron los escritores de<br />
este nuevo romanticismo combati<strong>en</strong>te por medio del cual también buscaban<br />
la reivindicación de las almas remitiéndose a los oríg<strong>en</strong>es del cristia-<br />
nismo, la libertad de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, la justicia, la igualdad social, la belleza<br />
espiritual y la moral del individuo. <strong>El</strong> jov<strong>en</strong> poeta y pasante de médico,<br />
<strong>Juan</strong> <strong>Díaz</strong> <strong>Covarrubias</strong> (1837–1859), se había nutrido de estas inquietudes<br />
haciéndole despertar las propias a muy temprana edad con lecturas de<br />
Bernardin de Saint-Pierre, François-R<strong>en</strong>é, vicomte de Chateaubriand,<br />
Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, Johann Wolfgang von Goethe, Lord<br />
Byron, Alphonse de Lamartine y Victor Hugo, pero también de escritores<br />
mexicanos <strong>como</strong> Ignacio Rodríguez Galván, destacando sobre todo las<br />
lecciones apr<strong>en</strong>didas del profesor <strong>Juan</strong> Bautista Morales, conocido por su<br />
publicación periodística <strong>como</strong> “<strong>El</strong> Gallo Pitagórico”. Cuando <strong>en</strong> Francia<br />
se reflexionaba sobre el estallido revolucionario de 1830 y sus consecu<strong>en</strong>cias,<br />
<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral “los novelistas románticos pintan la sociedad de su tiempo<br />
<strong>como</strong> materialista y descompuesta por el egoísmo; muchos v<strong>en</strong> que está a<br />
punto de descristianizarse” (Picard 171). Así <strong>en</strong> <strong>México</strong>, <strong>en</strong> esos tiempos de<br />
la Reforma, <strong>Díaz</strong> <strong>Covarrubias</strong> proyectaría un aura de pesimismo invitándonos<br />
a la reflexión al lam<strong>en</strong>tarse del egoísmo materialista y de la “descristianización”<br />
de la sociedad mexicana al referirse a dicho periodo, <strong>en</strong> el que<br />
él mismo se hacía partícipe, <strong>como</strong> “una época aciaga de desmoronami<strong>en</strong>to<br />
social” (<strong>El</strong> <strong>diablo</strong> <strong>en</strong> <strong>México</strong> 145).<br />
Ante el horror de los rugidos del cañón y de la incertidumbre sociopolítica<br />
del mom<strong>en</strong>to, 4 <strong>Díaz</strong> <strong>Covarrubias</strong> s<strong>en</strong>tiría la necesidad seguir avante<br />
con sus impulsos creativos decidido a publicar sus novelas, aún t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do la<br />
certeza y el temor de que lo fueran a señalar de loco por tal atrevimi<strong>en</strong>to, 5<br />
curiosam<strong>en</strong>te, inc<strong>en</strong>tivando con ello su pasión por escribir con el deseo de<br />
alcanzar la gloria <strong>en</strong> la posteridad y llegar a ser reconocido <strong>como</strong> un g<strong>en</strong>iomártir.<br />
T<strong>en</strong>ía puesta su fe <strong>en</strong> que esta lucha pronto habría de llegar a un bu<strong>en</strong><br />
des<strong>en</strong>lace para abrirle el camino a la civilización con que también habría de<br />
v<strong>en</strong>ir el r<strong>en</strong>acimi<strong>en</strong>to literario. Sintiéndose desahuciado por la vida, sólo la<br />
muerte temprana—acaecida el 11 de abril de 1859—se <strong>en</strong>cargaría de disipar<br />
sus temores, a su vez dejando truncos sus sueños de gloria literaria. En <strong>El</strong>