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Hernán Feldman.pdf - Saberes de Estado - IDES

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De esta manera, quienes <strong>de</strong>nunciaban el advenimiento <strong>de</strong> este futuro otrora celebrado<br />

laxamente y ahora fallido verán surgir una multiplicidad <strong>de</strong> factores que parecían conspirar<br />

efectivamente contra el éxito <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> una ciudadanía virtuosa. Los niños que no<br />

asistían a la escuela serían carne <strong>de</strong> cañón para las hipotéticas rebeliones <strong>de</strong> clase <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las<br />

que se agitaba el cada vez menos improbable fantasma socialista, los que asistían a ella eran<br />

conquistados por los hábitos y costumbres <strong>de</strong> sus hogares <strong>de</strong> origen en <strong>de</strong>smedro <strong>de</strong> la liturgia<br />

escolar, y los que se educaban en instituciones privadas no adquirían siquiera los rudimentos<br />

básicos que podrían haber insuflado en ellos el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> la ciudadanía y la <strong>de</strong>mocracia. 82<br />

“Observad las generaciones escolares en plazas, calles, paseos, trenes, tranvías y hogares”,<br />

<strong>de</strong>nuncia Zeballos con el acentuado malestar que ya es divisa <strong>de</strong>l cronista urbano; “[e]s<br />

asombrosa la vulgaridad <strong>de</strong> sus maneras y lenguaje, la falta <strong>de</strong> conocimiento <strong>de</strong> las<br />

conveniencias y limitaciones sociales y la incomodidad que su conducta a menudo causa a las<br />

personas serias y educadas”. 83<br />

Zeballos va a señalar también las serias dificulta<strong>de</strong>s que enfrentan los cuadros <strong>de</strong><br />

educadores argentinos <strong>de</strong>bido a la afluencia <strong>de</strong> una “masa” estudiantil que proviene <strong>de</strong> similares<br />

vertientes a las que Ramos Mejía adjudicaba una larga trayectoria histórica. Por un lado, los<br />

niños <strong>de</strong> origen inmigrante que viven en la campaña <strong>de</strong>l litoral y en los centros urbanos, y por el<br />

otro, los niños <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>l interior, que si bien provienen <strong>de</strong> comunida<strong>de</strong>s con arraigo<br />

hispanoamericano, tampoco “han cultivado la lengua castellana, en su pureza científica”. 84 En<br />

efecto, Zeballos sostiene que aún los chicos <strong>de</strong> origen hispanoamericano que provienen <strong>de</strong><br />

comarcas <strong>de</strong>l interior más remoto han impulsado variaciones sobre la lengua adosándole<br />

“barbarismos, elementos indígenas locales y voces y frases exóticas, con una escritura sin<br />

ortografía, ni propiedad y frecuentes tergiversaciones <strong>de</strong> letras y <strong>de</strong> sílabas, que producen<br />

sonidos extraños”. 85 De resultas, para Zeballos este grupo <strong>de</strong> niños, en los que bien se podría<br />

haber cifrado alguna esperanza, “han llegado a hablar una lengua que tiene tanto <strong>de</strong> la castellana,<br />

como <strong>de</strong> otras, una jerga que no ha faltado quien nos atribuya, como un honor argentino, como si<br />

fuera honroso para una civilización complicar lo simple y substituir los recursos <strong>de</strong> la ignorancia<br />

a las producciones <strong>de</strong> la ciencia”. 86 En la evaluación final <strong>de</strong> Zeballos, entonces, los niños que<br />

vienen <strong>de</strong> uno y otro lado traen con ellos una <strong>de</strong>ficiente preparación idiomática, a<strong>de</strong>más<br />

complicada por “los vicios <strong>de</strong> la lengua <strong>de</strong>l dialecto extranjero, <strong>de</strong>l idioma indígena o<br />

simplemente <strong>de</strong> la innoble, aunque a veces robusta y pintoresca, jerigonza popular”. 87<br />

Como broche <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> este vasto muestrario <strong>de</strong> dificulta<strong>de</strong>s, la lectura va a constituirse<br />

en uno <strong>de</strong> los tantos síntomas adversos a la formación <strong>de</strong> un ciudadano apto para cultivar lo que<br />

Zeballos piensa como sano patriotismo. Detrás <strong>de</strong> la pulcra lectura escolar, sin embargo, lo que<br />

asoma como signo afligente es el fallido intento por normalizar una voz vernácula cada vez más<br />

elusiva. La paradoja con la que se enfrenta el cronista, entonces, se da en torno a los usos y<br />

costumbres <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong>l progreso. Mundo que arroja a las calles una población infantil que<br />

empieza a terciar -haciéndolo, a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong> manera no tan subalterna como <strong>de</strong>bería- en el mundo<br />

<strong>de</strong> la lectura <strong>de</strong> los sectores intelectuales <strong>de</strong> Buenos Aires. En este sentido, Sarmiento había<br />

82 Sobre la percepción que el socialismo suscitaba como amenaza posible en los cuadros <strong>de</strong> la prensa porteña durante<br />

la década <strong>de</strong> 1870, véase Chiaramonte, José Carlos: Nacionalismo y liberalismo económicos en Argentina (1860-<br />

1880), Librería Hachette, Buenos Aires, 1971, pp. 232-236.<br />

83 I<strong>de</strong>m, p. 69.<br />

84 I<strong>de</strong>m, p. 42.<br />

85 I<strong>de</strong>m, p. 43.<br />

86 I<strong>de</strong>m, p. 43.<br />

87 I<strong>de</strong>m, p. 43.

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