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Hernán Feldman.pdf - Saberes de Estado - IDES

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sus hijos, según lo <strong>de</strong>staca Avellaneda, son bienvenidos en tanto y en cuanto se avengan a<br />

conformarse con el lugar que les correspon<strong>de</strong> en la estructura jerárquica respaldada por el sentir<br />

<strong>de</strong> la sociabilidad criolla. “Señor presi<strong>de</strong>nte”, <strong>de</strong>clara Avellaneda, “soy cosmopolita; quiero para<br />

mi país el arte <strong>de</strong> la Italia, el genio individualista y profundizador germánico, la cultura y el<br />

espíritu universal <strong>de</strong> la Francia, la simplicidad republicana <strong>de</strong> la Suiza, el trabajo y el<br />

tradicionalismo <strong>de</strong> la Inglaterra, la altivez y la generosidad españolas; quiero esto y mucho más<br />

para mi país, con tal <strong>de</strong> que estas influencias bien pon<strong>de</strong>radas contribuyan a mo<strong>de</strong>lar el espíritu<br />

nacional, manteniéndose siempre vivo el amor, la religión a las honrosas tradiciones <strong>de</strong> nuestra<br />

historia que, como la savia que circula en el árbol, es calor y es vida para las naciones: porque no<br />

seré yo, señor presi<strong>de</strong>nte, quien aconseje arrojar al viento las cenizas <strong>de</strong> nuestros antiguos<br />

hogares”. 107 El proyecto, según esta postura, no implica entonces sentimiento <strong>de</strong> hostilidad<br />

alguno hacia el extranjero, sino que más bien se trataría <strong>de</strong> una herramienta para “hacer sentir al<br />

que pretenda extranjerizar a sus hijos nacidos en este territorio, al que se esfuerce en educarlos<br />

en un sentimiento extraño a nuestra nacionalidad, no hará sino hacerle sentir el vigor <strong>de</strong> la<br />

nación, la fuerza <strong>de</strong> su soberanía y el reconocimiento que merece nuestra hospitalidad amplia y<br />

generosa, y el respeto y el cariño que <strong>de</strong>be a la patria <strong>de</strong> sus hijos”. 108<br />

La <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Indalecio Gómez, en tanto, pondrá el acento en la preocupante situación <strong>de</strong><br />

las colonias establecidas en el interior <strong>de</strong>l país en las que el castellano no era moneda corriente.<br />

El diputado salteño estimaba que tal estado <strong>de</strong> cosas requería la pronta intervención <strong>de</strong>l <strong>Estado</strong> a<br />

fin <strong>de</strong> imponer el idioma nacional y, <strong>de</strong> esa manera, forjar un sentimiento <strong>de</strong> patriotismo<br />

<strong>de</strong>sprovisto <strong>de</strong> “contaminaciones” extranjeras. “Por la lengua”, asevera Gómez, “los nativos se<br />

sentirán incorporados <strong>de</strong> hecho en nuestra nacionalidad, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la infancia; y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>de</strong>spertar<br />

<strong>de</strong> sus inteligencias percibirán que tienen con el estado, con el pueblo, con la nación argentina,<br />

vínculos mayores que con la nacionalidad <strong>de</strong> sus padres, y esta percepción será la base<br />

inconmovible <strong>de</strong> su patriotismo argentino, <strong>de</strong> su sentimiento nacional”. 109 Acordando posiciones<br />

con quienes veían al inmigrante como un sujeto atravesado por marcadas proclivida<strong>de</strong>s hacia el<br />

lucro y pronunciadas reticencias hacia la participación en cuestiones públicas, Gómez va a pedir<br />

que se expanda el ámbito <strong>de</strong> influencia en el que gravita el recién llegado.<br />

El estadista que verda<strong>de</strong>ramente ame a su patria, dirá Gómez, tendrá necesariamente que<br />

engran<strong>de</strong>cer su pueblo “no por inmigración sin cohesión, sino por la asimilación, en cuerpo <strong>de</strong><br />

nación, <strong>de</strong> los elementos adventicios que llegan al país como enjambre ávido, a chupar la miel y<br />

con <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> levantar el vuelo apenas saciada la necesidad <strong>de</strong>l lucro. El hilo para asirlos es<br />

sutil, fino, al parecer inconsistente; es el idioma, que sin embargo es fuerte, porque echa sus<br />

lazos indisolubles en los fondos <strong>de</strong>l alma, don<strong>de</strong> el sentimiento, las i<strong>de</strong>as, el carácter toman su<br />

ser, que se confun<strong>de</strong> con el idioma que es su forma substancial”. 110 Lo que está en juego para<br />

Gómez, entonces, es el alma <strong>de</strong> la nación; un alma, a<strong>de</strong>más, en la que los argentinos viejos y los<br />

nuevos puedan participar, ya no <strong>de</strong> manera subalterna -como reclamaba Avellaneda- sino en<br />

igualdad <strong>de</strong> condiciones. “Yo quiero que mi hijo”, señala Gómez, “argentino <strong>de</strong> abolengo, se<br />

encuentre en la misma condición <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong>l colono que llegó ayer, por la posesión <strong>de</strong>l mismo<br />

idioma, que da facilidad en las comunicaciones <strong>de</strong>l pensamiento, y, por facilidad <strong>de</strong> esas<br />

sociedad civil”. Botana, Natalio: El or<strong>de</strong>n conservador: la política argentina entre 1880 y 1916, Editorial<br />

Sudamericana, Buenos Aires, 1998, p. 221.<br />

107<br />

Citado en Congreso Nacional: Diario <strong>de</strong> sesiones <strong>de</strong> la Cámara <strong>de</strong> Diputados: año 1896, Compañía Sud-<br />

Americana <strong>de</strong> Billetes <strong>de</strong> Banco, Buenos Aires, 1897, t. 1, p. 754.<br />

108<br />

I<strong>de</strong>m, p. 756.<br />

109<br />

I<strong>de</strong>m, p. 765.<br />

110<br />

I<strong>de</strong>m, p. 767.

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