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Tubulopatías - sepeap

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366<br />

ción urinaria persistente de glucosa en<br />

presencia de cifras normales de glucemia<br />

y, por tanto, cantidades normales de glucosa<br />

filtrada. El único signo que manifiesta<br />

es bioquímico, que a veces se observa<br />

únicamente después de las comidas, sin<br />

ningún otro síntoma tubular.<br />

Es una enfermedad benigna, relativamente<br />

frecuente (incidencia 1/500 nacimientos),<br />

debida a un defecto específico<br />

en el túbulo proximal, asociada a diferentes<br />

patrones hereditarios. Se describen<br />

dos tipos de glucosuria renal: el<br />

tipo A, que se caracteriza por una disminución<br />

de la reabsorción de glucosa, y el<br />

tipo B, en el que la reabsorción de glucosa<br />

se altera poco. De hecho, parece<br />

existir una continuidad entre ambos tipos<br />

que, por otro lado, pueden observarse en<br />

una misma familia. Se ignora aún cuáles<br />

son los genes y las proteínas que intervienen<br />

en esta alteración. Un gen candidato<br />

posible de esta alteración es el cotransportador<br />

SGLT-2, localizado en<br />

16p11.2-p12, que transporta una molécula<br />

de sodio y una molécula de glucosa<br />

en el lado epitelial de la célula tubular<br />

proximal.<br />

La glucosuria renal no se acompaña<br />

de un mayor riesgo de presentar diabetes<br />

mellitus y no requiere tratamiento, siendo,<br />

por tanto, una anomalía cuya gravedad<br />

se limita a un diagnóstico erróneo de<br />

diabetes sacarina y, por ende, a tratamientos<br />

intempestivos. Antes de confirmar<br />

el diagnóstico de glucosuria renal,<br />

debe tenerse en cuenta que la orina contiene<br />

65 mg/L de glucosa como promedio<br />

y que esta cantidad es mucho mayor en<br />

los prematuros, en quienes se pueden observar<br />

concentraciones de hasta 1,50 g/L.<br />

Defectos en la reabsorción de<br />

aminoácidos. Aminoaciduria<br />

La excreción anormal de aminoácidos<br />

puede aparecer como un defecto<br />

aislado de la función de reabsorción del<br />

túbulo proximal, siendo la cistinuria la<br />

entidad más frecuente, causante de hasta<br />

un 8% de las litiasis renales.<br />

La excreción anormal de aminoácidos<br />

puede aparecer como un defecto aislado<br />

de la función de reabsorción del túbulo<br />

proximal. Este mecanismo es similar<br />

al de la glucosa, es decir, que implica<br />

un sistema de transporte específico para<br />

cada uno de los grupos de aminoácidos<br />

(básicos, neutros o ácidos). En el niño<br />

normal, la aminoaciduria es muy baja,<br />

apareciendo ocasionalmente mínimas<br />

cantidades de glicina y de histidina. Además<br />

de los defectos de reabsorción tubular,<br />

la hiperaminoaciduria puede tener<br />

un origen prerrenal, en caso de enfermedad<br />

del metabolismo de aminoácidos<br />

específicos.<br />

De los numerosos trastornos tubulares<br />

manifestados como una aminoaciduria,<br />

el más significativo es la cistinuria, que<br />

se debe a un fallo de la reabsorción de<br />

los aminoácidos dibásicos.<br />

Cistinuria<br />

Constituye el tipo más frecuente de<br />

anomalía del transporte específico de los<br />

aminoácidos, con una incidencia estimada<br />

de 1/7.000 a 1/15.000 nacimientos.<br />

Este trastorno hereditario tiene en general<br />

un carácter autosómico recesivo, y afecta<br />

al transporte tubular renal e intestinal<br />

de los aminoácidos dibásicos.<br />

La cistinuria se caracteriza por una<br />

excreción urinaria excesiva de cistina, lisina,<br />

arginina y ornitina. El mecanismo<br />

patogénico de esta entidad es un defecto<br />

en el transporte transepitelial de los<br />

aminoácidos, tanto en el túbulo proximal<br />

como en el intestino delgado, existiendo<br />

diferentes fenotipos de acuerdo al grado<br />

de aminoaciduria. El tipo I, que es la más<br />

frecuente, deriva de mutaciones en el gen<br />

que codifica para un transportador de<br />

aminoácidos básicos de gran afinidad<br />

(rBAT) localizado en el cromosoma 2p, y<br />

se manifiesta únicamente en los homocigotos.<br />

En las cistinurias de tipo II y III,<br />

asociadas a mutaciones en un gen situado<br />

en 19q13.1 que parece codificar<br />

una subunidad específica del transportador<br />

rBAT, los individuos heterocigotos<br />

muestran diferentes grados de hiperexcreción<br />

de cistina y de aminoácidos dibásicos<br />

en la orina.<br />

La cistina se distingue por su muy baja<br />

solubilidad en los límites normales del<br />

pH urinario, de 4,5 a 7,0; lo cual, condiciona<br />

la formación de cálculos renales,<br />

cuya característica fundamental es la de<br />

ser poco radiopacos, salvo que contengan<br />

sales cálcicas. La litiasis suele manifestarse<br />

clínicamente en casi todos los ho-<br />

mocigotos; mientras que, en los heterocigotos<br />

cistinúricos, su severidad depende<br />

de la cantidad de cistina excretada. Se<br />

estima que, aproximadamente, entre el<br />

1 y 8% de todas las urolitiasis resultan de<br />

una cistinuria, siendo esta frecuencia mayor<br />

en los niños.<br />

La base del diagnóstico de esta tubulopatía<br />

es la comprobación de una cistinuria<br />

excesiva mediante la reacción del<br />

nitroprusiato en orina (test de Brand) o mediante<br />

una cromatografía de los aminoácidos<br />

urinarios, demostrándose la presencia<br />

excesiva de aminoácidos básicos.<br />

En el caso de litiasis, el análisis de los cálculos<br />

demuestra la presencia de cristales<br />

de cistina, cristales planos y hexagonales,<br />

conteniendo en muchos casos sales<br />

de calcio, sobre todo si existe sobreinfección<br />

bacteriana.<br />

En los individuos con cistinuria, debe<br />

prescribirse un tratamiento preventivo de<br />

la litiasis renal, que consiste en mantener<br />

un volumen urinario elevado y una orina<br />

alcalina. El pH urinario debe mantenerse<br />

por encima de 7,5 mediante la administración<br />

de bicarbonato de sodio y citrato<br />

de sodio más acetazolamida a la hora<br />

de acostarse, con objeto de asegurar<br />

una orina alcalina durante la noche. En<br />

casos refractarios, puede ser necesario<br />

emplear una dieta baja en metionina (precursor<br />

de la cistina) y, si fuera preciso, se<br />

administraría D-penicilamina, que forma<br />

un complejo soluble con la cistina. A largo<br />

plazo, este fármaco puede condicionar<br />

complicaciones diversas (manifestaciones<br />

alérgicas, glomerulonefritis extramembranosa,<br />

etc.), por lo que su administración<br />

se limita a las formas más graves.<br />

También, se han empleado contra<br />

esta enfermedad dos derivados azufrados<br />

que parecen causar menos efectos<br />

secundarios que la D-penicilamina: la<br />

N-acetil D-penicilamina y la alfa mercaptopropionil<br />

glicina.<br />

Aminoaciduria dibásica con intolerancia<br />

a la lisina y a las proteínas<br />

Esta rara afección, que resultaría de<br />

una deficiencia del transportador de los<br />

aminoácidos dibásicos: arginina, ornitina<br />

y lisina, se caracteriza por una excreción<br />

urinaria excesiva de estos aminoácidos,<br />

fundamentalmente lisina, sin aumento de<br />

la cistinuria y pobre absorción intestinal

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