E - Hogar de Cristo

HACIA DONDE VAMOS
CAMBIO DE CASA CAMBIO DE CASA
MONTE SINAí: HACIA NUEVAS PERSPECTIVAS
E n
diciembre de 2011 se empezaron a
tomar decisiones en Hogar de Cristo.
Reuniones con directores, directorio,
jefaturas… no había marcha atrás. El cambio de
nuestras oficinas de la sede de la Atarazana a
Monte Sinaí, llevándonos toda la fábrica de casas,
los equipos de trabajo de la Gerencia de Vivienda
y los equipos administrativos era inminente, y
requería de consensos por las decisiones que
demandaba.
Nuestro Director General, el padre Eduardo
Vega, S.J comenzó a liderar el equipo de Obras
Civiles con gran tesón y perseverancia, ya que
necesitábamos afianzar el liderazgo de la obra
y que la mudanza se hiciera en el menor tiempo
posible a fin de minimizar los gastos. La tarea del
traslado no viene siendo fácil. En realidad, los
cambios nunca lo son. Los pasillos siguen siendo
testigos del ajetreo que durante diez meses van
teniendo los arquitectos (Eduardo Robles, Angel
Murillo y Jean Marc Pitet, voluntario francés): planos
por aquí, ajustes por allá, reuniones, sin dejar el ir y
venir entre las sedes de la Atarazana y Monte Sinaí,
nuestra nueva casa. Mucho cansancio, estrés y
la misma dosis de esperanza, no para levantar
cualquier obra, sino para construir el futuro de
una organización que busca la coherencia entre el
discurso y la práctica: “Más cerca de los pobres”.
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Porque aunque el cambio de casa era la ilusión
de nuestros queridos jesuitas el Hermano Roberto –
ex director- y de su sucesor, Eduardo Vega, se trata
de un cambio que no responde a un mero capricho.
Fortalece nuestras experiencias de trabajo, integra
a nuestros equipos (personal administrativo y de
terreno), ofrece una mejor contextualización de los
procesos de discernimiento y toma de decisiones,
además de mayor impacto con respecto a la
incidencia de la organización en los sectores de
intervención. E ahí el quid del asunto.
Cada logro entorno al objetivo dejaba en claro
que se abría un horizonte: “El traslado total hacia
una de las zonas más pobres del país nos permitirá
encontrar nuevas perspectivas, es la posibilidad
de abrirse a lo nuevo y desde la fe, abrirnos a un
Dios siempre mayor, más grande que nosotros”,
apuntó siempre convencido el Padre Eduardo.
Al cierre de esta edición nos encontrabamos en
pleno cambio, cansados pero emocionados por lo
que sería nuestra nueva sede. Hace poco decía
nuestro Director a los talentos: “Quiero insistir en
que el traslado hacia Monte Sinaí no debe ser solo
un cambio físico, sino que debe de ir acompañado
de nuevas propuestas, formas y presencia en el
sector. Generemos desarrollo local y vida plena con
el entorno (…). Comencemos a soñar a innovar, el
mundo es de los soñadores e innovadores”, apuntó.
Anécdota
Pero ¿por qué nos cambiamos, si ya nuestros compañeros “de terreno” están ahí?, preguntaban algunos talentos.
Pues para integrar los equipos y borrar la línea que nos divide, para que todos los miembros de esta organización
social puedan estar en contacto con la realidad y las socias, para profundizar nuestras experiencias de trabajo con
los más pobres y podamos reaccionar de la manera más adecuada, oportuna y pertinente antes sus necesidades.
Por ello se organizó un recorrido en Monte Sinaí, para que conozcan no solo los avances de las obras civiles, sino
las diferentes iniciativas y programas que juntos impulsamos.
EN PRIMERA PERSONA
“Veo a HDC como una Organización
que crece y va hacia adelante”
“Impactados de lo que estamos viendo”
“Soy optimista por los
cambios que se avecinan”
“Es un gran reto el estar aquí”
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“Sentimientos de esperanza...”
“Hemos conocido algo que es cercano
y no le habíamos prestado atención”