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¿Hacia dónde?

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del gabinete se una función de la fuerza<br />

indebida del presidente. Pero hay otra razón.<br />

Por ejemplo, en Estados Unidos los<br />

gabinetes se conforman a partir de los intereses<br />

sociales que representan: agricultura,<br />

comercio, trabajo, etcétera. Esto significa<br />

que el presidente no tiene libertad absoluta<br />

para seleccionarlos. Por otra parte, algunos<br />

primeros ministros fuertes, como Margaret<br />

Thatcher e Indira Gandhi, han sido capaces<br />

de dominar y recomponer a sus gabinetes<br />

parlamentarios con impunidad. La<br />

distinción entre los dos sistemas comienza<br />

a desdibujarse.<br />

Por último, el abuso del poder<br />

difícilmente es un monopolio<br />

presidencial. Los regímenes<br />

parlamentarios en Asia y África<br />

han visto más que suficientes<br />

abusos del poder. En América<br />

Latina o en la Europa meridional,<br />

al igual que en Asia y África,<br />

el abuso del poder ha sido<br />

posible principalmente por los<br />

golpes militares o el crecimiento<br />

de la hegemonía de un solo<br />

partido.<br />

En este sentido, no hay razón<br />

para preferir un sistema presidencial<br />

o uno parlamentario.<br />

Ambos han sucumbido.<br />

la elección entre instituciones<br />

Democráticas<br />

Si bien la diferencia entre los sistemas presidenciales<br />

y los parlamentarios no resulta<br />

clara, la inquietud de Linz sí lo es. Tiene<br />

razón en su preocupación por las instituciones<br />

que adoptan los Estados que están<br />

construyendo su democracia, especialmente<br />

aquellos con profundas divisiones y numerosos<br />

partidos. Tiene razón también,<br />

en su preocupación por los resultados del<br />

una comparación De sistemas Democráticos<br />

tipo “el ganador se queda con todo” y de<br />

sus consecuencias excluyentes en tales sociedades.<br />

Sin embargo, el tipo de parlamentarismo<br />

de Westminster, la madre de los<br />

parlamentos, produce estos resultados con<br />

la misma frecuencia que cualquier sistema<br />

presidencial.<br />

Todo esto sugiere que el conflicto de<br />

Linz no es con la Presidencia, sino con dos<br />

características de la versión Westminster<br />

de la democracia: en primer lugar, elecciones<br />

por sufragio directo que producen una<br />

mayoría de escaños excluyendo a competidores<br />

de terceros partidos; y en segundo,<br />

una democracia de adversarios, con una<br />

división tajante entre ganadores y perdedores,<br />

gobierno y oposición. Ya que estas son<br />

las objeciones de Linz, no es difícil llevar<br />

sus propios argumentos contra los sistemas<br />

parlamentarios, al menos en los casos en<br />

que producen mayorías y minorías coherentes.<br />

Cuando no surge ninguna mayoría<br />

y es necesario contar con coaliciones, a veces,<br />

pero sólo a veces, emergen procesos y<br />

resultados conciliatorios. Como resultado<br />

de ello, la tesis de Linz se reduce a un argumento<br />

no en contra de la presidencia, sino<br />

de la elección por pluralidad o sufragio<br />

directo, no en favor de los sistemas parlamentarios,<br />

sino en favor de las coaliciones<br />

parlamentarias.<br />

Todos estos argumentos son importantes,<br />

ya que las sociedades en vías de democratizarse<br />

necesitan pensar profundamente<br />

en los sistemas electorales que alientan la<br />

conciliación y en los sistemas de gobierno<br />

que incluyan, más que excluyan. Una de las<br />

innovaciones más importantes, es la de los<br />

presidentes elegidos mediante una fórmula<br />

electoral que maximiza la flexibilidad<br />

de las fuerzas políticas contendientes. Los<br />

innovadores democráticos pueden beneficiarse<br />

del énfasis que hace Linz en el diseño<br />

de las instituciones, pero pueden también<br />

distraerse por la construcción de una dicotomía<br />

infundada entre dos sistemas, divorciados<br />

de las instituciones electorales y de<br />

otras instituciones de gobierno en las que<br />

funcionan. c<br />

© The Johns Hopkins University<br />

confluencia XXI 13<br />

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