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¿Hacia dónde?

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Víctor M. Martínez Bullé-Goyri<br />

La creación de la CNDH<br />

significó, entre otras cosas, el<br />

reconocimiento del gobierno<br />

mexicano de la presencia<br />

en México de innumerables<br />

situaciones en las que se daban<br />

violaciones a derechos<br />

humanos como una práctica<br />

cotidiana, siendo el caso<br />

más notorio el de la procuración<br />

de justicia, así como<br />

de la necesidad apremiante<br />

de realizar reformas legales<br />

e institucionales que implicarán<br />

un esfuerzo estatal por<br />

conseguir mejores niveles de<br />

respeto a los derechos humanos,<br />

con lo que nuestro país<br />

se insertó también en la dinámica<br />

internacional que daba<br />

relevancia al tema y avanzaba<br />

rápidamente en la consolidación<br />

de los mecanismos<br />

de tutela y promoción de los<br />

derechos humanos.<br />

la explosión<br />

de las onG<br />

La creación de la CNDH y<br />

la documentación de los primeros<br />

casos de violaciones<br />

graves fue un detonante para<br />

la participación de la sociedad<br />

civil en la defensa de los<br />

derechos, pues hasta antes de<br />

la existencia de la comisión<br />

y su posterior replicación en<br />

todos los estados de la República,<br />

eran muy pocas las<br />

organizaciones de la sociedad<br />

que existían en nuestro<br />

país, pues la temática misma<br />

de los derechos humanos no<br />

tenía mayor presencia social,<br />

lo que no quiere decir que<br />

no existieran movimientos,<br />

sobre todo de izquierda, que<br />

permanente denunciaban las<br />

injusticias y abusos de la autoridad,<br />

pero en la mayoría<br />

86 confluencia XXI<br />

de los casos sin enmarcarlos<br />

en el discurso de los derechos<br />

humanos.<br />

La crisis electoral de 1980<br />

y la apertura democrática que<br />

desde entonces comenzó a<br />

gestarse permitieron canalizar<br />

el descontento social y la<br />

participación tanto a la conformación<br />

del sistema de partidos<br />

como a las organizaciones<br />

de la sociedad civil, que<br />

a partir de ese momento encontraron<br />

no sólo el espacio<br />

social, sino también la temática<br />

de los derechos humanos<br />

como un campo de acción<br />

muy amplio y atractivo, por<br />

lo que su número comenzó a<br />

crecer como lo sigue haciendo<br />

hasta nuestros días.<br />

Nadie puede despreciar el<br />

impulso que las organizaciones<br />

sociales han significado<br />

para la mejoría en las condiciones<br />

de respeto a los derechos<br />

humanos en nuestro<br />

país, así como para la apertura<br />

de espacios democráticos;<br />

sin embargo, es evidente que<br />

su proliferación ha generado<br />

una importante competencia<br />

entre ellas mismas, que además<br />

deben competir por los<br />

recursos para financiar sus<br />

actividades, lo que ha llevado<br />

a muchas de esas organizaciones<br />

a centrar su actividad<br />

en la denuncia de violaciones<br />

más que en el trabajo a favor<br />

de la investigación de casos o<br />

en la difusión del tema.<br />

El universo de organismos<br />

no gubernamentales en<br />

México, además de enorme,<br />

es extraordinariamente heterogéneo,<br />

encontramos en<br />

primer lugar las representaciones<br />

de organismos internacionales<br />

o extranjeros,<br />

como Amnistía Internacional<br />

(AI) o Human Rights Watch<br />

(HRW), tenemos otras surgidas<br />

en el seno de órdenes<br />

religiosas, que evidentemente<br />

responden a la pastoral<br />

propia de esa órdenes, como<br />

el Centro Pro Juárez de los<br />

Jesuitas; también tenemos las<br />

que tuvieron su origen en la<br />

década de los setenta por las<br />

desapariciones de la guerra<br />

sucia, otras vinculadas a partidos<br />

políticos de todo tipo<br />

de ideologías, o apoyadas por<br />

la Iglesia Católica o alguna<br />

otra confesión religiosa.<br />

Los campos a los que se<br />

dedican estas organizaciones<br />

también son amplísimos;<br />

las hay dedicadas a los derechos<br />

de las mujeres, de los<br />

niños, de los indígenas, de<br />

los homosexuales, de los enfermos,<br />

de los migrantes, de<br />

los presos, en fin. La mayoría<br />

de ellas con una labor muy<br />

intensa y encomiable, pero<br />

siempre con grandes necesidades<br />

de recursos.<br />

La apertura en materia de<br />

información pública y desarrollo<br />

de la normatividad y<br />

la cultura de la transparencia<br />

gubernamental han impulsado<br />

el desarrollo de otro tipo<br />

de organizaciones: los observatorios<br />

ciudadanos, que primero<br />

se desarrollaron para la<br />

observación electoral, obteniendo<br />

grandes éxitos y constituyéndose<br />

en una verdadera<br />

garantía de la limpieza de los<br />

procesos electorales, y que de<br />

ahí pasaron a la observación<br />

del funcionamiento de otras<br />

áreas de la administración<br />

pública, y de forma muy importante<br />

en materia de derechos<br />

humanos.<br />

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