'EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS' - Marq

tidos estudios in situ, realizados durante el último año
(1988) con la fauna viva que actualmente habita estos
lugares.
Hay que resaltar dos casos particulares, la presencia
de especies de marisma y especies marinas del litoral
rocoso, medios ambos que no existen actualmente en
las cercanías del yacimiento (Murex, Púrpura, Monodonta,
Arca, etc.). La presencia de dichas especies puede
apuntar la existencia de algún pequeño muelle de
atraque de embarcaciones, ya que en la actualidad no
existe ninguna zona rocosa en las cercanías.
El que antiguamente hubiese zonas encharcadas es
algo perfectamente comprobable a partir de f.uentes
históricas, así como del testimonio geológico. La importancia
que estos biotopos tuvieron para los habitantes
del yacimiento fue bastante grande, según los restos
arqueológicos. De hecho, una importante actividad recolectora
se concentraba en estas zonas altamente productivas,
mientras que curiosamente, la zona de arenas
litorales, la que en la actualidad soporta una mayor
explotación humana se encuentra muy pobremente representada.
Igualmente aparecen en el yacimiento en grandes
cantidades las diversas especies de gasterópodos terrestres,
tanto las formas de ambientes húmedos (Otala,
Helix), como las de lugares secos (Iberus alonensis).
Actualmente los hábitats propicios más cercanos
para las formas xerófilas (Leonia, Iberus, Sphinterochila)
se localizan en la Sierra del Molar y el Macizo del
Moncayo, del que forma parte el cerro del Castillo,
aunque tal vez en la época, los afloramientos rocosos
fuesen más extensos dado el proceso de avance de las
dunas y colmatación progresiva de la cuenca por los
sedimentos del río Segura.
De las 33 especies aparecidas en el estudio malacológico
del yacimiento de La Fonteta de Guardamar, podemos
concluir que a la vista de los porcentajes obtenidos
la inmensa mayoría de los ejemplares fueron recogidos
para su posterior consumo. Falta cualquier indicio
sobre una hipotética utilización como elementos ornamentales
(perforaciones, marcas, etc.).
Las especies más representadas eran el Cerastoderma
edule (25 .23%) y lo"s gasterópodos terrestres
(59.53%). Las especies con probabilidades práctica-
s
mente nulas de haber tenido una utilización alimenticia
se hallan débilmente representadas.
La presencia de Rumnina decollata se explica por el
marcado carácter antropófilo de la especie, incluso podría
haber aparecido en el yacimiento posteriormente
a la deposición de sedimentos, ya que goza de cierto
carácter hipogeo, penetrando frecuentemente por la
grietas del terreno en busca de materia orgánica en
descomposición de la que se alimenta.
Prácticamente lo mismo cabe supon er de las especies
consideradas como no demasiado apreciadas para
el consumo, si bien, no hay que descartar la posibilidad
de que algunas de ellas pudiesen ser consumidas esporádicamen
te.
A pesar de la presencia relativamente elevada de
Glycimeris (4.76%) en comparación con el resto de especies
marinas, no creemos probable un uso alimenticio
de esta especie por varias razones:
A) La dureza de su carne la hace muy poco apetecible,
al menos en la actualidad.
B) Es especie que vive a una cierta profundidad. Resulta
por ello poco probable que fuera recolectada y
que, en cambio se despreciasen otras más estimadas
que viven en aguas más someras.
C) Por último, todas las conchas estaban bastante deterioradas,
lo cual nos indica un cierto período de exposición
de las mismas a la acción de agentes erosivos.
Observaciones realizadas en estas zonas de dunas
como en otras cercanas (playa del Saladar, Alicante)
ponen de manifiesto que las conchas de Glycimeris
pueden ser arrastradas por el movimiento de las arenas
Incluso a distancias considerables de la línea de costa.
El grosor y dureza de su concha le permite soportar la
acción abrasiva de la arena, mientras otras especies son
destruidas.
Por último, hemos de destacar el escaso uso que se
hacía (según se desprende del material disponible) de
los grandes recursos alimenticios presentes en la franja
litoral, ampliamente aprovechados hoy día (almeja, pechina,
etc.). La mayor presión recolectora se dirigía en
cambio a las zonas de marisma y tierra firme, lo cual
concuerda claramente con los datos obtenidos por D.
Miguel Benito, en su estudio sobre los vertebrados de
dicho yacimiento.
Luis Rico Alcaraz
Carlos Martín Cantarino
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