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¡No! Montag se aferró al alféizar de la ventana. ¡Por este camino! ¡Aquí!<br />
La aguja de procaína asomó y se escondió, asomó, se escondió. Una gotita<br />
transparente de la droga cayó de la aguja cuando ésta desapareció en el<br />
hocico de Sabueso.<br />
Montag contuvo el aliento, y sintió una opresión en el pecho.<br />
El Sabueso Mecánico se volvió y se alejó de la casa de Faber, calle abajo.<br />
Montag desvió su mirada hacia el cielo. Los helicópteros estaban más<br />
próximos, como una nube de insectos que acudiesen hacia una solitaria fuente<br />
luminosa<br />
Con un esfuerzo, Montag recordó de nuevo que aquello no era ningún<br />
espectáculo imaginario que podía se contemplado mientras huía hacia el río;<br />
en realidad, era su propia partida de ajedrez la que estaba contemplando,<br />
movimiento tras movimiento.<br />
Gritó para darse el impulso necesario para alejarse de la ventana de aquella<br />
última casa, y el fascinador espectáculo que había allí. ¡Diablo! ¡Y emprendió<br />
la marcha de nuevo! La avenida, una calle, otra, otra, y el olor del río. Una<br />
pierna, la otra. Veinte millones de<br />
Montag corriendo, muy pronto, si las cámaras le enfocaban. Veinte millones de<br />
Montag corriendo, corriendo como un personaje de película cómica, policías,<br />
ladrones, perseguidores y perseguidos, cazadores y cazados. tal como lo había<br />
visto un millar de veces. Tras de él, ahora, veinte millones de silenciosos<br />
Sabuesos atravesaban los salones, de la pared derecha a la central; luego a la<br />
izquierda, desaparecían.<br />
Montag se metió su radio auricular en una oreja.<br />
-La policía sugiere a toda la población del sector Terrace que haga lo siguiente:<br />
en todas las casas de todas las calles, todo el mundo debe abrir la puerta<br />
delantera o trasera . o mirar por una ventana. El fugitivo no podrá escapar si,<br />
durante el minuto siguiente, todo el Mundo mira desde el exterior de su casa.<br />
¡Preparados!<br />
¡Claro' ¿Por qué no lo habían hecho antes? ¿Por qué, en todos los años, no<br />
habían intentado aquel juego? ¡Todos arriba, todos afuera! ¡No podía pasar<br />
inadvertido! ¡El único hombre que corría solitario por la ciudad, el único hombre<br />
que ponía sus piernas a prueba!<br />
-¡A la cuenta de diez! ¡Uno! ¡Dos!<br />
Montag sintió que la ciudad se levantaba.<br />
-¡Tres!