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calma, cada ataque. Poder, he dicho. Y tú, citando al doctor Johnson, has<br />
replicado: ¡El conocimiento es superior a la fuerza! Y yo he dicho: «Bueno,<br />
querido muchacho», el doctor Johnson también dijo: Ningún hombre sensato<br />
abandonará una cosa cierta por otra insegura. Quédate con los bomberos,<br />
Montag. ¡Todo lo demás es un caos terrible!<br />
-No le hagas caso -susurró Faber-. Está tratando de confundirte. Es muy<br />
astuto. ¡Cuidado!<br />
Beatty rió entre dientes.<br />
-Y tú has replicado, también con una cita: La verdad saldrá a la luz, el crimen<br />
no permanecerá oculto mucho tiempo. Y yo he gritado de buen humor: ¡Oh,<br />
Dios! ¡Sólo está hablando de su caballo! Y: El diablo puede citar las Escrituras<br />
para conseguir sus fines. Y tú has vociferado: Esta época hace más caso de un<br />
tonto con oropeles que de un santo andrajoso, de la escuela de la sabiduría. Y<br />
yo he susurrado amablemente: La<br />
dignidad de la verdad se pierde con demasiadas protestas. Y tú has berreado:<br />
Las carroñas sangran ante la presencia del asesino. Y yo he dicho,<br />
palmoteándote una mano: ¿Cómo? ¿Te produzco anginas? Y tú has chillado:<br />
¡La sabiduría ría es poder! Y: Un enano sobre los hombros de un gigante es el<br />
más alto de los dos. Y he resumido mi opinión con extraordinaria serenidad: La<br />
tontería de confundir una metáfora con una prueba, un torrente de verborrea<br />
con un manantial de verdades básicas, y a sí mismo con un oráculo, es innato<br />
en nosotros, dijo Mr. Valéry en una ocasión.<br />
Montag meneó la cabeza doloridamente. Le parecía que le golpeaban<br />
implacablemente en la frente, en los ojos, en la nariz, en los labios, en la<br />
barbilla, en los hombros, en los brazos levantados. Deseaba gritar: « ¡Calla!<br />
¡Estás tergiversando las cosas, deténte!» alargó la mano para coger una<br />
muñeca del otro.<br />
-¡Caramba, vaya pulso! Te he excitado mucho, ¿verdad, Montag? ¡Válgame<br />
Dios! Su pulso suena como el día después de la guerra. ¡Todo son sirenas Y<br />
campanas! ¿He de decir algo más? Me gusta tu expresión de pánico. Swahili,<br />
indio, inglés... ¡Hablo todos los idiomas! ¡Ha sido un excelente y estúpido<br />
discurso!<br />
-¡Montag, resista! -La vocecita sonó en el oído de Montag-. ¡Está enfangando<br />
las aguas!<br />
-Oh, te has asustado tontamente -dijo Beatty- porque he hecho algo terrible al<br />
utilizar esos libros a lo que tú te aferrabas, en rebatirte todos los puntos. ¡Qué<br />
traidores pueden ser los libros! Te figuras que te ayudan, y se vuelven contra ti.<br />
Otros pueden utilizarlos también, y ahí estás perdido en medio del pantano,<br />
entre un gran tumulto de nombres, verbos y adjetivos. Y al final de mi sueño,<br />
me he presentado con la salamandra y he dicho: «¿Vas por mi camino?» Y tú<br />
has subido, y hemos regresado al cuartel en medio de un silencio beatífico,<br />
llenos de un profundo sosiego. -Beatty soltó la muñeca de Montag, dejó la<br />
mano fláccidamente. apoyada en la mesa-. A buen fin, no hay mal principio.