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I Época, Nº 10 - Santa Cena de Jaen

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y familiares, y <strong>de</strong> asociarse para hacer el bien y transformar la sociedad. La necesidad u obligatoriedad<br />

<strong>de</strong> pertenencia a un grupo, hace al voluntario no po<strong>de</strong>r actuar por su cuenta, ni <strong>de</strong><br />

manera espontánea (a esos les llamaríamos buena gente, personas solidarias, buenos y responsables<br />

ciudadanos). En una Cofradía sí; en su Hermandad, el cofra<strong>de</strong> pue<strong>de</strong> encontrar a una <strong>de</strong> las<br />

mejores Instituciones públicas <strong>de</strong> acciones solidarias, al ser asociaciones sin ánimo <strong>de</strong> lucro,<br />

bien formalizada, respaldada y estable, cuyos objetivos mejorarían la sociedad en los más diversos<br />

campos y cuyo trabajo se <strong>de</strong>sarrolla mediante la acción voluntaria <strong>de</strong> sus miembros. Las<br />

Cofradías, hoy son parte <strong>de</strong> la iniciativa social, <strong>de</strong> los movimientos sociales, diferenciándose<br />

claramente <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong> los gobiernos ó <strong>de</strong> las empresas privadas. Y en mi mo<strong>de</strong>sta opinión,<br />

no <strong>de</strong>ben ser los gobiernos, sino los ciudadanos quienes protagonicen y articulen las acciones<br />

solidarias, estando las administraciones públicas para negociar ó convenir con ellas proyectos <strong>de</strong><br />

cooperación conjunta, evitándose así los consabidos peligros <strong>de</strong> manipulación político-partidista,<br />

las malversaciones, las especulaciones, etc.<br />

En esta manifestación <strong>de</strong> Cristo, <strong>de</strong>sgranada en múltiples gestos, se revela la fuente <strong>de</strong> todo<br />

voluntariado cristiano y cofra<strong>de</strong>. En Cristo, el voluntario <strong>de</strong>scubre ante todo su vocación cristiana,<br />

que consiste en revestirse <strong>de</strong> sus mismos sentimientos y actitu<strong>de</strong>s y configurar la propia existencia<br />

<strong>de</strong> acuerdo con el dinamismo <strong>de</strong>l amor: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos” (Jn 13,<br />

35). El cristiano, el cofra<strong>de</strong>, es alguien que cree en el amor <strong>de</strong> Aquel que nos amó primero, y en<br />

ese amor encuentra o <strong>de</strong>be encontrar la razón última <strong>de</strong> su vida y <strong>de</strong> sus opciones.<br />

En esa fuente se inspiran quienes conciben y orientan su vida como servicio: Dar gratis lo<br />

recibido gratis; orientación que en unos se plasma en una vida entera <strong>de</strong> voluntariado, en otros se<br />

impregna <strong>de</strong>l ejercicio <strong>de</strong><br />

su actividad profesional,<br />

y en otros, finalmente, se<br />

traduce en una opción <strong>de</strong><br />

voluntariado compatible<br />

con otras ocupaciones.<br />

En todos ellos, dicha<br />

inspiración está llamada<br />

a suscitar, a<strong>de</strong>más, una<br />

particular sintonía con<br />

la misión <strong>de</strong> Cristo: Ser<br />

testigos <strong>de</strong>l Padre <strong>de</strong> la<br />

misericordia, anunciar<br />

el Evangelio fuente <strong>de</strong><br />

“…No he venido<br />

para ser servido,<br />

sino para servir”<br />

(Mt 20,28)<br />

liberación, contribuir a la edificación <strong>de</strong> la Iglesia y promover una sociedad más acor<strong>de</strong> al<br />

<strong>de</strong>signio <strong>de</strong> Dios revelado en Cristo (Que todos sean uno como nosotros somos uno) (Jn 17,11).<br />

Por consiguiente, el voluntariado cristiano y cofra<strong>de</strong> no es una nueva profesión, sino más bien<br />

la respuesta a una llamada que, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> impulsar a hacer el bien mediante gestos solidarios,<br />

reclama una actitud <strong>de</strong> vida coherente en todos sus ór<strong>de</strong>nes. De este modo, quienes ejercen esa<br />

forma <strong>de</strong> Caridad, se van liberando <strong>de</strong> los riesgos no infrecuentes en el voluntariado, como la<br />

búsqueda <strong>de</strong> gratificaciones, la pretensión <strong>de</strong> lavar la propia conciencia, el paternalismo, etc.<br />

El voluntario cofra<strong>de</strong> que actúa en estas labores se sabe partícipe <strong>de</strong> la misma misión <strong>de</strong><br />

Cristo, que vino a asumir la causa <strong>de</strong>l hombre entero, a ofrecerle una nueva calidad <strong>de</strong> existencia,<br />

a revelarle los nuevos horizontes <strong>de</strong> la esperanza, a ser mediación <strong>de</strong>l amor infinito <strong>de</strong>l Padre. Así,<br />

en la variedad <strong>de</strong> servicios que presta y espacios don<strong>de</strong> actúa, el voluntario ha <strong>de</strong> ser consciente<br />

<strong>de</strong> que nunca es <strong>de</strong> forma excluyente un agente social ó un agente pastoral, sino un testigo <strong>de</strong>l<br />

Evangelio. De ahí la necesidad imperiosa <strong>de</strong> educarse en la escuela <strong>de</strong>l Buen Samaritano, <strong>de</strong><br />

formarse para servir mejor, <strong>de</strong> enriquecer a diario las motivaciones y purificarlas, <strong>de</strong> cultivar el<br />

sentido <strong>de</strong> participación y pertenencia a la comunidad, en general y parroquial, en particular;<br />

así como, mantener viva y creativa la llama <strong>de</strong> la solidaridad mediante la oración.<br />

En razón <strong>de</strong> su condición <strong>de</strong> voluntario cristiano y cofra<strong>de</strong>, quien ha escogido servir así ha<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>jarse guiar por el sentido evangélico <strong>de</strong> la urgencia, dando prioridad a los sectores más <strong>de</strong>sasistidos,<br />

privilegiando la dimensión humanizadora y evangelizadora <strong>de</strong> la Iglesia en el mundo<br />

<strong>de</strong> la pobreza, la marginación y la exclusión; y optando por intervenciones socialmente significativas,<br />

sin <strong>de</strong>scuidar, obviamente los pequeños gestos diarios, humil<strong>de</strong>s y callados. Aunque<br />

no <strong>de</strong>be estar dirigido a enfrentarse con situaciones <strong>de</strong> emergencia ó a <strong>de</strong>sempeñar un papel<br />

<strong>de</strong> suplencia respecto a los incumplimientos <strong>de</strong>l servicio público; su papel y valor social, <strong>de</strong>be<br />

inculcar, en sentido directo, la concienciación social y la presión política, tendiendo a sensibilizar<br />

a la ciudadanía para que se encarguen directamente <strong>de</strong> las situaciones <strong>de</strong> malestar y a comprometer<br />

a las Instituciones Públicas para que eliminen las causas primigenias <strong>de</strong> marginalidad y<br />

<strong>de</strong>shumanización.<br />

Finalmente, reconocerse Comunidad <strong>de</strong> Voluntarios, siendo voluntarios en la Comunidad.<br />

El voluntariado, en la comunidad cristiana, es expresión concreta <strong>de</strong> la Caridad como signo<br />

<strong>de</strong> reconocimiento entre los que se proclaman discípulos <strong>de</strong>l Señor, alimentando mediante la<br />

Palabra y la Eucaristía el sentido <strong>de</strong> la entrega al Hombre y la Comunidad, consolidándose las<br />

razones <strong>de</strong>l compromiso <strong>de</strong> cada uno por los <strong>de</strong>más.<br />

Así pues, el voluntariado ha <strong>de</strong> ser siempre expresión <strong>de</strong> la comunidad, <strong>de</strong>stinataria <strong>de</strong>l<br />

mandato <strong>de</strong>l Señor y, al mismo tiempo, <strong>de</strong> los dones que el Espíritu distribuye para edificación<br />

común. También, es importante <strong>de</strong>cir que, toda comunidad está llamada a promover el<br />

voluntariado cristiano y cofra<strong>de</strong>, como signo y cauce <strong>de</strong> la fe que la congrega y <strong>de</strong> su misión<br />

evangelizadora. Se ha <strong>de</strong> favorecer, pues, la constitución <strong>de</strong> grupos <strong>de</strong> voluntariado en aquellas<br />

don<strong>de</strong> todavía no existan y como expresiones <strong>de</strong> Iglesia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un único Evangelio, es importante<br />

favorecer la inserción <strong>de</strong> los grupos <strong>de</strong> voluntariado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la Iglesia local y potenciar<br />

la colaboración entre ellos, al fin <strong>de</strong> evitar duplicida<strong>de</strong>s, conflictos <strong>de</strong> intereses y una pérdida<br />

<strong>de</strong> eficacia evangelizadora. Siendo clave la figura <strong>de</strong>l Párroco y/o Capellán, asumiendo como<br />

tarea la formación a<strong>de</strong>cuada y un apoyo mantenido, garantizándoles una preparación idónea<br />

para cuando sean enviados para servir como agentes <strong>de</strong> pastoral; a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>, velar por una eficaz<br />

organización <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la Cofradía; así como, promover unos animadores ó Vocales <strong>de</strong> Caridad<br />

suficientemente ilusionados, motivados y capacitados.<br />

Santiago <strong>de</strong> Alfeo<br />

Jaén, febrero 20<strong>10</strong> 111

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