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Untitled - tonisoler

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El inspector Palacios frunció el ceño e hizo un ademán para mirar<br />

hacía el cristal de espejo de la pared.<br />

—¿Cuántos casquillos han encontrado? —seguí con mi propio<br />

interrogatorio.<br />

—No puedo darle esa información. ¿Tiene algún testigo que pueda<br />

ratificar su presencia en Valencia? —preguntó el inspector.<br />

—Aparte de mi jefe, con el que hice el viaje, tenemos al<br />

recepcionista del Hilton, al camarero de la taberna en la que cené<br />

ayer y a otra camarera de un garito del puerto donde estuve tomando<br />

una copa hasta las dos de la madrugada; eso sin contar a varios<br />

taxistas, aunque claro, ésos serán más difíciles de localizar. También<br />

está un técnico municipal con el que me he reunido esta mañana y,<br />

por último, el tipo de la chistera del Palace, que me ha visto llegar al<br />

hotel esta tarde junto con un grupo muy gracioso de japoneses que<br />

han subido conmigo en el ascensor. ¿Le parecen suficientes testigos?<br />

—le pregunté, hice una pausa y añadí—Había muchos casquillos,<br />

¿verdad? Toda la cama tiroteada… ¿No es cierto?<br />

El inspector Palacios miraba de reojo de nuevo hacia el espejo, sin<br />

saber muy bien cómo debía continuar aquel peculiar interrogatorio.<br />

—¿Cómo lo sabe? ¿Acaso tiene algo que decirme acerca del arma?<br />

—¿Qué coño voy a saber yo del arma? Lo que sí sé es quiénes han<br />

asesinado a Sonia. Y también conozco el porqué —solté sulfurado.<br />

Se hizo un silencio en la habitación que nos obligó a ambos a<br />

dirigir la mirada hacia aquel cristal que hacía de pantalla para el resto<br />

de oyentes de la conversación.<br />

—¿Y cómo sabe eso, señor Bataller?<br />

—Porque venían a matarme a mí —dije, perdiendo la fuerza y<br />

sumiéndome de nuevo en un estado depresivo—. ¿Han avisado ya a<br />

su familia? —pregunté, con la mirada fija en la grabadora y el rostro<br />

compungido.<br />

—Sí, lo hemos hecho —contestó, rebajando el tono de voz.<br />

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