Untitled - tonisoler

—No. No sabemos nada de ellos… Y aunque lo supiera, tampoco
se lo diría. Ya le he dicho demasiadas cosas y empiezo a arrepentirme
de ello. ¿No estará pensando en hacer ninguna tontería, verdad? —
preguntó, hizo una pausa y añadió—Además, ya sabe que me han
apartado del caso. El comisario me ha echado una buena bronca esta
mañana por saltarme una orden, y no me gustan las broncas.
—Vale… ¿Qué me dice del tipo acribillado a balazos dentro de un
coche en el cauce del río? Esa investigación sí la lleva usted, ¿verdad?
Un detective privado cosido a tiros debe ser un asunto digno de
escudriñar, ¿no?
Silencio.
—¿Qué sabe usted de ese asunto? ¿Cómo se ha enterado de la
identidad de la víctima? ¿Adónde cojones quiere llegar, Bataller? —
soltó, sorprendido.
—Aún no lo sé, Martínez. Pero esa muerte está relacionada de
alguna manera con esos dos criminales.
—¿De qué está hablando? ¿Cómo sabe eso?
—Investíguelo, Martínez, investíguelo.
Colgué y apagué el móvil. Estaba empezando a jugar con fuego,
pero ya me daba lo mismo. Sólo quería que mis amigos pagaran por
todos sus crímenes y haría lo que fuese necesario para conseguirlo.
A las once y media en punto esperaba en el carril bus de la avenida
de Blasco Ibáñez a que Fran bajara de su nueva casa para acompañarme
a vivir uno de los episodios más tortuosos de mi existencia. El denso
tráfico de una calurosa mañana de lunes nos dejó el tiempo justo
para cruzar la ciudad y llegar al tanatorio a la hora exacta del sepelio.
Aparqué mi coche a tan sólo unos metros de la puerta de entrada. Una
multitud se amontonaba en el jardín interior del recinto, a la espera
de que llegase la familia de Sonia. Me temblaban las piernas y estuve
a punto de arrancar de nuevo el coche y huir de la situación. Fran me
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