Revista IMAN (4-5) 2011 - Asociacion Aragonesa de Escritores
Revista IMAN (4-5) 2011 - Asociacion Aragonesa de Escritores
Revista IMAN (4-5) 2011 - Asociacion Aragonesa de Escritores
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
IMÁN 118<br />
El abandonado<br />
por A<strong>de</strong>la Rubio<br />
Sigo aquí, en medio <strong>de</strong> esta soledad que me<br />
acompaña <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que acepté la misión peligrosa<br />
y absurda <strong>de</strong> compartir el dolor y el sufrimiento<br />
con los humanos. Parecía tan importante, tan maravilloso<br />
pese a los peligros que conllevaba, que me presenté<br />
voluntario con toda sinceridad y amor mientras<br />
mis hermanos bajaban la cabeza y suspiraban aliviados.<br />
Fui necio, estúpido, ingenuo. Siempre me perdió<br />
el amor por los hombres y llevo miles <strong>de</strong> eras pagando<br />
mi error. Debió hacerme sospechar que ninguno <strong>de</strong> los<br />
arcángeles <strong>de</strong> más rango y valor aceptara bajar al<br />
mundo y quedarse en él como protector entre las sombras,<br />
<strong>de</strong>sconocido e ignorado. Ellos dirigían sus huestes<br />
a distancia, lo veían todo, lo sabían todo, pero no<br />
abandonaban las regiones <strong>de</strong> gloria y <strong>de</strong> luz para sumergirse<br />
en las tinieblas y en el miedo. Ni siquiera los<br />
guardianes se exponían a un contacto tan directo, tan<br />
carnal. Los ángeles <strong>de</strong> la guarda acompañaban a sus<br />
protegidos durante toda su vida, pero raramente se <strong>de</strong>jaban<br />
ver. Sólo en circunstancias excepcionales. No es<br />
que su labor fuera fácil, no lo era. Ahora es cuando<br />
puedo compren<strong>de</strong>r exactamente por qué sólo intervenían<br />
cuando se les invocaba. Yo no sólo acompaño a<br />
los hombres, comparto sus errores y sus vicios. He perdido<br />
mis alas, mi luz, mi esperanza, mi alegría. Nada<br />
<strong>de</strong> lo que hago me llena. Nada me <strong>de</strong>vuelve la paz.<br />
Llevo miles <strong>de</strong> eras en este mundo <strong>de</strong> locos, <strong>de</strong> criaturas<br />
frágiles, <strong>de</strong> monstruos incomprensibles. Antes los<br />
amaba. ¡Cuánto los amaba! Sigo amándolos pese a<br />
ellos mismos: capaces <strong>de</strong> las mayores generosida<strong>de</strong>s y<br />
<strong>de</strong> los más atroces comportamientos. Se persiguen, se<br />
acosan, se asesinan en masa; y, <strong>de</strong> repente, arriesgan<br />
sus vidas por salvarse los unos a los otros. El amor me<br />
ha perdido. Cuánto me duele estar aquí, solo, ignorado,<br />
<strong>de</strong>sconocido. ¿Por qué no me lo contaron todo cuando<br />
me prepararon para esta misión suicida? ¿Querían engañarme<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio o algo se les fue <strong>de</strong> las manos?<br />
No lo sé. Supongo que ya no importa. Nadie vendrá<br />
a relevarme, a conce<strong>de</strong>rme el <strong>de</strong>scanso que<br />
merezco y que me he ganado a costa <strong>de</strong> mis lágrimas<br />
y <strong>de</strong> mi abandono. No fue fácil, nunca ha sido fácil permanecer<br />
en esta oscuridad que me ro<strong>de</strong>a. ¿Por qué<br />
acepté? Nada ni nadie me obligaba. Mis hermanos <strong>de</strong><br />
luz retrocedieron y miraron a otro sitio. Escuchaba el<br />
roce inquieto <strong>de</strong> sus alas. Veía sus pensamientos. Los<br />
más jóvenes miraban a sus generales, sabiendo que si<br />
alguien <strong>de</strong>bía aceptar eran ellos. Los guardianes visualizaban<br />
a sus protegidos, refugiándose en ellos. De repente,<br />
todos tenían trabajos inaplazables que cumplir.<br />
En ningún caso iban a abandonar la gloria y sus privilegios<br />
<strong>de</strong> criaturas inefables. Los Maestros ya habían<br />
ascendido y no era su labor volver a la tierra para compartir<br />
codo con codo el mal y los vicios. Las almas recién<br />
llegadas ni siquiera se enteraron. Amaba también<br />
a los recién llegados, me conmovía su timi<strong>de</strong>z, su<br />
asombro. Muchos llegaban asustados y perdidos, tan<br />
confusos en sus creencias. Y allí sólo les esperaba amor<br />
y comprensión. Nadie los con<strong>de</strong>naba excepto ellos mismos.<br />
¿Por qué me acerqué y dije que yo bajaría a este<br />
mundo, a estas gentes que parecían flotar a la <strong>de</strong>riva?<br />
No me lo contaron todo. No pu<strong>de</strong> saber lo que iba a<br />
ocurrir. Abracé uno a uno a mis hermanos. El que había<br />
sido humano y ya era uno <strong>de</strong> los nuestros me besó en<br />
la frente con los ojos llenos <strong>de</strong> pena. Los guardianes<br />
me miraban maravillados, sin po<strong>de</strong>r creer lo que iba a<br />
hacer. Fue una caída dolorosa hacia la nada. En ese<br />
trayecto lo perdí todo excepto la inmortalidad. Incluso<br />
mi buen nombre. Estaba oscuro cuando abrí los ojos.<br />
Las puertas <strong>de</strong>l cielo se habían cerrado sobre mi cabeza.<br />
Entonces aún no sabía que lo habían hecho para<br />
siempre y no había regreso posible. Jamás regresaré.<br />
Vagué por caminos solitarios hasta encontrar gente a<br />
la que pudiera ayudar y consolar. Era yo quien necesitaba<br />
ayuda. No tenía nada, excepto ropas <strong>de</strong>sgarradas<br />
cubriendo mi cuerpo humano. La primera vez que me<br />
contemplé en el agua no me reconocí: era un hombre<br />
joven y <strong>de</strong>sarrapado, con barba <strong>de</strong>scuidada <strong>de</strong> varios<br />
días, bastante sucio. En el otro lado yo no había dirigido<br />
ejércitos, era el principal portador <strong>de</strong> luz, cantaba,<br />
amaba, transmitía alegría. Mis hermanos me <strong>de</strong>cían<br />
que era el más bello <strong>de</strong> todos. El hombre humano que<br />
me miraba poseía una belleza teñida <strong>de</strong> tristeza y brillaba<br />
con luz oscura. Sólo me aguardaban la pena, el<br />
dolor, el <strong>de</strong>seo brutal <strong>de</strong> volver. Cuando comprendí que<br />
no regresaría, que ninguno <strong>de</strong> mis hermanos vendría a<br />
rescatarme, rocé la locura más humana. Vivía ignorado,<br />
pero pronto se comenzó a hablar <strong>de</strong> mí en términos injuriosos.<br />
Mi honor arrastrado por el lodo. Calumniado