Revista IMAN (4-5) 2011 - Asociacion Aragonesa de Escritores
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IMÁN 62<br />
Sin ir <strong>de</strong>masiado lejos<br />
El Matarraña con los cinco sentidos<br />
por María Dolores Tolosa<br />
No quisiera aquí relatar una guía <strong>de</strong> viajes al uso,<br />
que para eso ya están los folletos <strong>de</strong> turismo o,<br />
en su caso, la casi inagotable fuente <strong>de</strong> Internet.<br />
Quisiera, eso sí, transmitir las sensaciones vividas<br />
durante apenas cuatro días, en unas tierras largo<br />
tiempo olvidadas y que, afortunadamente, hoy parecen<br />
<strong>de</strong>spertar <strong>de</strong> su letargo.<br />
Ya llevábamos todo el mes <strong>de</strong> julio en el campo. La<br />
casa llena <strong>de</strong> niños, cuatro para ser exactos, con esa<br />
algarabía propia <strong>de</strong> la edad, encantadora y agotadora.<br />
Mi hija trabajaba a media jornada y podía echarme una<br />
mano por las mañanas, pero por las tar<strong>de</strong>s, a nosotros,<br />
los abuelos, nos tocaba jugar a las casitas, a las comiditas,<br />
y yaya vamos al columpio, báñate conmigo,<br />
cuéntame un cuento, y yayo enséñame la huerta, déjame<br />
regar a mi, arréglame la bicicleta… Cuando, en<br />
agosto, llegaron las vacaciones familiares y los padres<br />
se llevaron a sus retoños, la casa quedó vacía y el silencio,<br />
reparador pero aplastante, nos invadió. Yo sabía<br />
por experiencia <strong>de</strong> otros veranos lo que iba a suce<strong>de</strong>r:<br />
la imaginación se comporta a veces como una perversa<br />
juguetona. Me parecía sentir las risas o los gritos <strong>de</strong><br />
mis niños chapoteando en la piscina, veía el arenero<br />
vacío y la casita <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, y los columpios en calma,<br />
las bicicletas en un rincón y las camas, que tantos relatos<br />
nocturnos habían escuchado, silenciosas; todo en<br />
perfecto y aburrido reposo. Para escapar <strong>de</strong> esa tristeza<br />
que amenazaba con engullirnos habíamos tomado precauciones<br />
y reservado un hotel rural en Beceite.<br />
Llega el día. Salimos cuando el sol lleva un buen rato<br />
contemplándonos por encima <strong>de</strong> los árboles <strong>de</strong>l paraíso.<br />
No hay prisa. Nos espera un viaje <strong>de</strong> escasamente<br />
dos horas y las buenas cosas <strong>de</strong>ben disfrutarse con<br />
calma, sin precipitaciones ni agobios. Tomamos la carretera<br />
nacional 232, dirección Castellón. Atravesamos<br />
los pueblos <strong>de</strong> la ribera <strong>de</strong>l Ebro: El Burgo, Fuentes,<br />
Quinto y seguimos hacia Híjar y Alcañiz. A pocos kilómetros<br />
<strong>de</strong>l cruce <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>algorfa encontramos la autonómica<br />
231 dirección Valjunquera, La Fresneda y Val<strong>de</strong>rrobres,<br />
cabecera <strong>de</strong> la comarca <strong>de</strong>l Matarraña. Sin<br />
embargo no es este nuestro <strong>de</strong>stino. Tras un pequeño<br />
<strong>de</strong>scanso para comer, seguimos por una comarcal hacia<br />
Beceite. El paisaje cambia y nos permite ver ya el hermoso<br />
valle <strong>de</strong>l río encajonado entre rocas. Parada y<br />
fonda.<br />
El hotel es una <strong>de</strong>licia. Se trata <strong>de</strong> un antiguo molino<br />
papelero restaurado y <strong>de</strong>corado con buen gusto, la elegancia<br />
aliada <strong>de</strong> la sencillez en armonía con el entorno.<br />
Piedra, ma<strong>de</strong>ra, plantas y el murmullo <strong>de</strong>l agua forman<br />
un exquisito concierto <strong>de</strong> bienvenida.<br />
Bien aconsejados por la dueña, <strong>de</strong>cidimos <strong>de</strong>dicar las<br />
mañanas a realizar excursiones por los parajes naturales<br />
y las tar<strong>de</strong>s a visitar los pueblos <strong>de</strong> la zona.<br />
Nuestra habitación tiene vistas al jardín, un prado ro<strong>de</strong>ado<br />
<strong>de</strong> macizos <strong>de</strong> rosas y lavandas. Deshacemos el<br />
equipaje y preparamos nuestro equipo: pantalones cortos,<br />
camisetas ligeras, zapatillas <strong>de</strong> <strong>de</strong>porte para las<br />
caminatas urbanas, botas <strong>de</strong> montaña para los sen<strong>de</strong>ros<br />
y los bastones.<br />
El sen<strong>de</strong>rismo es una actividad que no requiere especial<br />
habilidad <strong>de</strong>portiva ni competición alguna sino,<br />
simplemente, disfrutar <strong>de</strong> la naturaleza allá don<strong>de</strong><br />
nuestros pies puedan o quieran llevarnos.<br />
Y nuestros pies nos llevan en esta primera tar<strong>de</strong> a visitar<br />
el pueblo.<br />
Un puente <strong>de</strong> piedra <strong>de</strong>l siglo XIV, probablemente construido<br />
por los Templarios, sobre el profundo lecho <strong>de</strong>l<br />
Matarraña, da acceso al casco urbano. A través <strong>de</strong> un<br />
arco, parte <strong>de</strong> la antigua muralla y transitable solo para<br />
el vecindario, nos a<strong>de</strong>ntramos en un verda<strong>de</strong>ro laberinto<br />
<strong>de</strong> calles estrechas y empinadas que <strong>de</strong>notan su<br />
origen árabe. No sabemos cómo, pero conseguimos llegar<br />
a la plaza Mayor con la Iglesia <strong>de</strong> San Bartolomé y<br />
su magnífica fachada barroca, ahora en obras, y la casona<br />
<strong>de</strong>l Ayuntamiento, un edificio gótico que se alza<br />
en esquina con lonja <strong>de</strong> arcos apuntados bajo los cuales<br />
unos cuantos adolescentes charlan acompañados<br />
<strong>de</strong> sus inseparables mp3 y sus latas <strong>de</strong> refresco.<br />
Nuestro <strong>de</strong>ambular nos conduce hacia otra plaza en la<br />
parte alta don<strong>de</strong> está el colegio, un pequeño parque y<br />
varios bares que acogen a visitantes sofocados como