10.05.2013 Views

Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas

Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas

Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

–¿Edmond? ¿Tu tío Edmond?<br />

–Hizo algo ahí abajo, y quiero saber qué es.<br />

Lucie ahogó un gemido.<br />

–Por favor, por amor a mí y a Nicolás, no vuelvas a bajar.<br />

–No tengo elección.<br />

Tuvo otra vez aquel tic de la boca.<br />

–Siempre he hecho las cosas a medias. Siempre me he detenido cuando la razón me decía que el<br />

peligro estaba cerca. Y mira en lo que me he convertido. En un hombre que no ha conocido el peligro,<br />

pero que tampoco ha tenido éxito en la vida. A fuerza de recorrer el camino sólo hasta la mitad, nunca<br />

he llegado al fondo de las cosas. Hubiese debido de quedarme en la cerrajería, dejar que me agrediesen<br />

y pasar por encima de los chichones. Hubiese sido un bautismo, hubiese conocido la violencia y<br />

hubiese aprendido a dominarla. En lugar de eso, a fuerza de evitar los problemas, ahora soy como un<br />

bebé sin experiencia.<br />

–Deliras.<br />

–No. No deliro. No se puede vivir eternamente en un capullo. Y con esta bodega tengo una ocasión<br />

única para dar el paso adelante. Si no lo hago, nunca más podré mirarme en el espejo, porque en él<br />

sólo vería a un gallina. Por otra parte, tú misma has sido quien me ha empujado a bajar, acuérdate.<br />

Se quitó la camisa llena de sangre.<br />

–No insistas; mi decisión es irrevocables.<br />

–Está bien. Pues entonces iré contigo –declaró Lucie empuñando la linterna.<br />

–¡No! Tú te quedarás aquí.<br />

Jonathan la asió con firmeza por las muñecas.<br />

–¡Déjame! ¿Qué te pasa?<br />

–Perdona, pero has de comprender que esa bodega es algo que sólo me concierne a mí. Es mi<br />

lanzamiento, mi camino. Y nadie ha de mezclarse en ello, ¿me entiendes?<br />

Tras ellos, Nicolás seguía llorando sobre tos despojos de Ouarzazate. Jonathan soltó las muñecas de<br />

Lucie y se acercó a su hijo.<br />

–¡Vamos! ¡Recupérate, muchacho!<br />

–Estoy harto. Ouarzi ha muerto y vosotros no hacéis más que discutir.<br />

Jonathan pensó en hacer algo para distraerle. Cogió una caja de cerillas, sacó seis y las puso encima<br />

de la mesa.<br />

–Mira. Fíjate en esto. Voy a enseñarte un enigma. Es posible formar cuatro triángulos equiláteros<br />

con estas seis cerillas. Piénsalo bien, has de poder encontrar cómo se hace.<br />

El chico, sorprendido, se secó las lágrimas y sorbió. Empezó inmediatamente a disponer las cerillas<br />

de diferentes maneras.<br />

–Y aún tengo un consejo que darte. Para encontrar la solución, hay que pensar de una manera<br />

diferente. Si uno piensa como de costumbre, no se consigue nada.<br />

Nicolás consiguió formar tres triángulos. No cuatro. Alzó sus grandes ojos azules y parpadeó.<br />

–¿Has encontrado tú la solución, papá?<br />

–No, aún no. Pero siento que no tardaré mucho en encontrarla.<br />

Jonathan había tranquilizado momentáneamente a su hijo, pero no a su mujer. Lucie le lanzaba<br />

miradas irritadas. Y por la noche discutieron con bastante violencia. Pero Jonathan no quería hablar de<br />

la bodega ni de sus misterios.<br />

Al día siguiente se levantó temprano y se pasó la mañana instalando en la entrada de la bodega una<br />

puerta de hierro provista de un gran candado. Y colgó la única llave de su propio cuello.<br />

La salvación llega en la forma inesperada de un temblor de tierra.<br />

Primero son las paredes las que sufren una gran sacudida lateral. La arena empieza a caer en<br />

cascada desde los techos. Una segunda sacudida sigue a la primera casi inmediatamente, y luego una<br />

30

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!