Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas
Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas
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¡Increíble, son ellas!<br />
El macho 327 echa a correr a toda prisa con la esperanza de dejarlas atrás. Da vueltas y vueltas en<br />
ese laberinto de tres dimensiones. Sale de la Ciudad prohibida. <strong>Las</strong> porteras no le retienen, ya que<br />
están programadas sólo para contener la afluencia desde el exterior al interior. Sus patas pisan ahora la<br />
tierra blanda. Toma curva tras curva.<br />
Pero las otras dos son también muy rápidas y no dejan que se les distancie. Y es entonces cuando el<br />
macho tropieza con una obrera cargada con un tallo y la hace caer al suelo. No lo ha hecho a<br />
propósito, pero la carrera de las dos asesinas con olor de roca se ve frenada con ello.<br />
Hay que aprovechar ese respiro. Se esconde rápidamente en una anfractuosidad. La coja se acerca.<br />
327 se hunde un poco más en su escondite.<br />
–¿A dónde ha ido? –Ha vuelto a bajar.<br />
Lucie toma del brazo a Augusta y la lleva a la puerta de la bodega.<br />
–Está ahí dentro desde ayer por la noche. –¿Y no ha vuelto a subir?<br />
–No. No sé lo que ocurre ahí abajo, pero se ha prohibido formalmente que llame a la Policía... Ya ha<br />
bajado muchas veces y ha vuelto.<br />
Augusta estaba atónita.<br />
–¡Es un insensato! Su tío le había prohibido formalmente...<br />
–Ahora entra llevando montones de herramientas, piezas de acero, grandes planchas de hormigón. Y<br />
lo que está haciendo con eso ahí abajo...<br />
Lucie toma su cabeza entre las manos. Ya no puede más, Siente que va a pasar otra vez por una<br />
depresión.<br />
–¿Y no se puede bajar a buscarle?<br />
–No. Ha instalado un cerrojo y lo cierra desde dentro.<br />
Augusta se sienta, desconcertada.<br />
–Bueno, bueno; si llego a saber que el recuerdo de Edmond iba a crear tantos problemas...<br />
ESPECIALISTA: En las grandes ciudades <strong>hormigas</strong> modernas, el reparto de tareas, repetido a<br />
lo largo de millones de años, ha generado mutaciones genéticas.<br />
Así, algunas <strong>hormigas</strong> nacen con enormes mandíbulas cizallas para actuar como soldados,<br />
otras tienen mandíbulas trituradoras para producir harina de cereales, otras están equipadas<br />
con glándulas salivares super-desarrolladas para mojar y desinfectar a las jóvenes larvas.<br />
Es algo parecido a lo que entre nosotros sería si los soldados naciesen con dedos con forma<br />
de puñal, los campesinos con los pies en forma de resorte para saltar a coger los frutos de los<br />
árboles y las nodrizas con diez pares de pechos.<br />
Pero de todas las mutaciones «profesionales», la más espectacular es la relacionada con el<br />
amor.<br />
En efecto, para que la masa de atareadas obreras no se distraiga a causa de las pulsiones<br />
eróticas, nacen asexuadas. Todas las energías reproductoras se concentran en especialistas:<br />
machos y hembras, príncipes y princesas de esta civilización paralela.<br />
Éstos nacen y están equipados tan sólo para el amor. Y se benefician de multitud de artilugios<br />
destinados a ayudarles, en la cópula. La cosa va desde las alas a los ocelos infrarrojos, pasando<br />
por las antenas emisoras-receptoras de emociones abstractas.<br />
40<br />
EDMOND WELLS<br />
Enciclopedia del saber relativo y absoluto.<br />
Su escondrijo no es un punto ciego, sino que lleva a una pequeña gruta. 327 entra en ella. <strong>Las</strong><br />
guerreras con olor de roca pasan sin detectarle. Sólo que la gruta no está vacía. En el interior hay