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Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas

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<strong>Las</strong> nodrizas están extremadamente concentradas. No escatiman ni su saliva antiséptica ni su<br />

atención. Es necesario que ni la menor suciedad mancille a las larvas. Son tan frágiles. Incluso las<br />

feromonas del diálogo quedan reducidas a un mínimo estricto. Ayúdame a llevarlos hacia ese rincón...<br />

Cuidado, tu pila se va a caer...<br />

Una nodriza transporta una larva dos veces más grande que ella. Seguramente, una artillera. La<br />

nodriza deposita el «arma» en un rincón y la lame. En el centro de esta vasta incubadora, montones de<br />

larvas, cuyos diez segmentos corporales empiezan a marcarse, gritan pidiendo alimento. Agitan la<br />

cabeza en todas direcciones, estiran el cuello y gesticulan hasta que las nodrizas les entregan un poco<br />

de melaza o de carne de insecto.<br />

Al cabo de tres semanas, cuando ya han «madurado» lo suficiente, las larvas dejan de comer y de<br />

moverse. Fase de letargía en la que se preparan para el esfuerzo. Reúnen sus energías para segregar el<br />

capullo que las transformará en ninfas.<br />

<strong>Las</strong> nodrizas trasladan esos grandes bultos amarillos a una sala vecina llena de arena seca que<br />

absorbe la humedad del aire. «Calor húmedo para los huevos, calor seco para los capullos», nunca se<br />

repetirá lo suficiente. En este horno el capullo blanco de reflejos azulados se vuelve amarillo, luego<br />

gris, luego marrón. Piedra filosofal al revés. Bajo la cobertura se consuma el milagro natural. Todo<br />

cambia. Sistema nervioso, aparatos respiratorio y digestivo, órganos sensoriales, caparazón...<br />

La ninfa colocada en el horno se animará dentro de unos días. El huevo está cociéndose, el gran<br />

momento se acerca. La ninfa que está a punto de eclosionar es llevada aparte, en compañía de las otras<br />

que comparten el mismo estado. <strong>Las</strong> nodrizas agujerean con precaución el velo del capullo, liberando<br />

una antena, una pata, hasta liberar una especie de hormiga blanca que tiembla y se tambalea. Su<br />

quitina, aún húmeda y clara, será roja dentro de unos días, como la de todos los belokanianos.<br />

327, en medio de este torbellino de actividad, no sabe a quién dirigirse. Lanza un ligero olor hacia<br />

una nodriza que ayuda a un recién nacido a dar sus primeros pasos.<br />

Está ocurriendo algo grave.<br />

La nodriza no vuelve la cabeza en su dirección. Formula una frase olorosa apenas perceptible.<br />

Silencio. Nada es más grave que el nacimiento de un ser.<br />

Una artillera le empuja, dándole golpecitos con las mazas situados al final de sus antenas.<br />

No molestes. Circula.<br />

No está el macho en su mejor nivel de energía, no sabe emitir y resultar convincente. ¡Ah, si tuviese<br />

el don de la comunicación de la hembra 56! Insiste, sin embargo, ante otras nodrizas, que no le prestan<br />

la menor atención. El macho llega a preguntarse si su misión es en realidad tan importante como a él<br />

se lo parece. Es posible que la Madre tenga razón. Hay tareas prioritarias, como perpetuar la vida en<br />

lugar de querer engendrar la guerra, por ejemplo.<br />

Cuando está considerando este extraño pensamiento, un chorro de ácido fórmico pasa rozando sus<br />

antenas. Es una nodriza la que acaba de dispararle. Ha dejado caer el capullo que estaba a su cargo y le<br />

ha apuntado. Por suerte no ha apuntado bien.<br />

El macho corre para atrapar a la terrorista, pero ella ya se ha deslizado en la primera casa cuna,<br />

haciendo caer una pila de huevos para bloquearle el paso. <strong>Las</strong> cáscaras se rompen, liberando un<br />

líquido transparente.<br />

¡Esa hormiga ha destruido unos huevos! ¿Qué le ha ocurrido? Todo el mundo enloquece, las<br />

nodrizas corren en todas direcciones, preocupadas por proteger a la generación que está gestándose.<br />

El macho 327, comprendiendo que no podrá dar alcance a la fugitiva, hace pasar su abdomen bajo<br />

el tórax y apunta. Pero antes de que pueda disparar, la hormiga cae fulminada por una artillera que la<br />

había visto arrojar los huevos al suelo.<br />

Alrededor del cuerpo calcinado se forma un tumulto. 327 suspende sus antenas encima del cadáver.<br />

No cabe duda, hay como cierto relente, con olor a roca.<br />

SOCIABILIDAD. Entre las <strong>hormigas</strong>, como entre los seres humanos, la sociabilidad viene<br />

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