Monos como Becky.pdf - Virus Editorial

MONOS COMO BECKY
R.: Sí, la conocí en la misma película, donde trabajó
como script.
P.: ¿Cómo entendió su inclusión en un trabajo que Jordá
concebía como una obra muy personal?
R.: Me pareció bien porque me dio la sensación de que
le daba seguridad a Joaquín.
«Mi obligación es poner los medios
que considero oportunos.»
P.: En principio Monos como Becky fue concebida como
una película de ficción. ¿Cuál fue su reacción cuando Jordá
le comunicó que había decidido transformar el proyecto en
un documental?
R.: Nunca he considerado que Monos como Becky, es
decir, la versión que finalmente se rodó, sea la adaptación
del guión primitivo, que presentaba a un personaje de ficción
tipo doctor Frankenstein. Y creo que los dos proyectos
no guardan [demasiada] relación entre sí, pues el documental
pretende explicar la biografía de un científico portugués
llamado Egas Moniz. De todas formas, yo siempre
pensé que el guión de ficción de Monos como Becky no
podía dar lugar a una película, por su excesiva complejidad.
P.: ¿Influyó su opinión en el paso de un proyecto de ficción
a documental?
R.: No. El productor es como una pared de frontón en la
que rebotan las peticiones del director. Yo suelo ofrecer mi
colaboración, doy consejos pero no tengo capacidad decisoria.
Mi obligación es poner los medios que considero oportunos
para el correcto desarrollo de su trabajo. Y, además,
controlo los límites presupuestarios. La decisión final fue
siempre de Joaquín y Nuria. Monos como Becky contiene
escenas con las que no estoy de acuerdo, pero me aguanto.
Lo que menos me gusta es la intervención de Petri [una interna
del centro de crisis de Malgrat] porque me parece digna
de un folletín del siglo XIX. Sin embargo, es muy comercial,
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ha dado buen resultado. Tampoco estuve de acuerdo con el
principio del documental, en el que se recogen las intervenciones
en el Laberinto de Horta. Es bueno pero reiterativo,
creo yo. Pero fue una decisión premeditada de Joaquín y
Nuria, como un reto: si el espectador aguanta los 10 primeros
minutos del documental, ya está enganchado.
P.: Monos como Becky es un una producción en 35 mm
y estrenada en salas de cine. Hace unos años ambas premisas
hubieran supuesto un serio obstáculo para su difusión
¿Cuál es su opinión?
R.: Las producciones audiovisuales pierden dinero con los
estrenos en salas de cine. La explotación en pantalla grande
de documentales o de cualquier película española en general
es siempre ruinosa. Las proyecciones en salas cinematográficas
se hacen por obligación, no por negocio, ya que cumplen
la función de escaparate para cobrar subvenciones, vender a
las televisiones y atraer a los programadores de festivales.
Incluso las películas de ficción españolas ganarían más
dinero sin estrenar en salas, sólo vendiendo la película para
explotación televisiva. Para hacerse una idea aproximada de
la situación es necesario explicar un poco los costes de distribución.
Si quieres que una película tuya se exhiba en las
principales ciudades del país tienes que hacer unas 100
copias, sólo así un cine de una ciudad de medianas dimensiones
se digna a estrenarla, para aprovechar la campaña de
publicidad y las críticas aparecidas en la prensa nacional. Si el
coste de una copia en 35 milímetros es de 250.000 pesetas, la
recaudación de una sala en una población de entre 50.000 y
100.000 habitantes es de unas 500.000 pesetas y te pagan el
50% de ésta, se puede decir que estás perdiendo dinero.
«Yo no creo que la lobotomía sea tan fuerte.»
P.: ¿Cuáles son las perspectivas del documental de creación
en España?
R.: Su aportación es sólo testimonial.
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EXPERIENCIA DE UN RODAJE ATÍPICO