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MONOS COMO BECKY
Cursó la educación secundaria con los jesuitas y en el
liceo de la localidad de Viseu. A los 17 años ingresó en la
Universidad de Coimbra y en 1901 se doctoró con la tesis A
vida sexual, una obra pionera en su género de la que se
publicaron varias ediciones, pese a ser piedra de escándalo
en la muy devota sociedad portuguesa de la época. En los
años cuarenta, bajo la dictadura de António de Oliveira
Salazar, sólo se podía adquirir el manual con una estricta
autorización médica.
Muertos su padrino, su madre y su hermana mayor, la
única familia de Egas Moniz era su hermano que, como el
progenitor, fallecería años después en Mozambique. Por
entonces, Moniz dependía del exiguo sueldo de profesor
universitario y toda su fortuna se concretaba en vagas
expectativas de éxito científico, lo que no impidió que
obtuviera la mano de su prometida, Elvira de Macedo Dias,
hija de un rico propietario brasileño. La publicación de A
vida sexual coincidió en el tiempo con su matrimonio. A
tenor de las contadas menciones a la esposa en los libros
autobiográficos, parece que su presencia no pasó de ser
testimonial durante la larga vida en común. En A Nosa Casa
resuelve el tema matrimonial con la siguiente frase: «Tras
constatar que no tendríamos descendencia...»; y en las
Confidências de um investigador científico atribuye a su
esposa la recurrente intuición femenina para descubir las
aviesas intenciones de un paciente. Nada que ver con la
emoción que transmiten los textos en los que cita a su discípulo,
Pedro Almeida Lima, o a la enfermera jefe del Hospital
de Santa Marta, Deolinda de Fonseca.
Estimulado por su profesor Augusto Rocha, responsable
de la investigación neurológica en la Facultad de Medicina de
Coimbra, Egas Moniz decidió ampliar sus conocimientos en
dicha materia. Entre 1902 y 1909 pasó largas estancias en Burdeos
y París, junto a los doctores Pitres y Abadie, al psiquiatra
Régis, especialista en la psicosis de base tóxica y orgánica, y a
los neurólogos Raymond, Pierre Marie, Déjerine y Babinski.
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Fue entonces cuando conoció las teorías del psiquiatra y neurólogo
austriaco Sigmud Freud, que Egas Moniz divulgó en
Portugal, así como sus aplicaciones terapéuticas.
El año 1903 fue muy importante en su vida porque, además
del matrimonio, logró las cátedras de Anatomía, Fisiología
y Patología general en la Universidad de Coimbra, e
inició su carrera política como diputado. Fue también en
esta época cuando se le manifestó el reumatismo crónico,
que con el tiempo le deformaría las manos y le impediría
realizar intervenciones quirúrgicas. La participación en la
fracasada revuelta contra el dictador Joào Franco le llevó a
la cárcel el 28 de enero de 1908. Dos años después, tras la
abolición de la monarquía y el advenimiento de la república,
abandonó la Universidad de Coimbra para hacerse cargo
de la recién creada cátedra de Neurología en la Facultad
de Medicina de Lisboa.
Por entonces simultaneaba la vocación científica con la
política. En 1917 publicó La neurología en la Guerra, en la
que explicaba sus experiencias con heridos de la Gran Guerra,
un excelente banco de pruebas para el estudio del cerebro
enfermo. En octubre de ese mismo año participó en la
fundación del Partido Centrista, que sería el embrión del
Partido Nacional Republicano. Tras la elección del presidente
Sidonio País, desempeñó de manera sucesiva los cargos
de embajador en Madrid, ministro de Asuntos Exteriores
y jefe de la Delegación Portuguesa en la Conferencia de
Paz de Versalles. Durante su estancia en Madrid, tuvo ocasión
de frecuentar al histólogo español Santiago Ramón y
Cajal (Petilla de Aragón, 1852 – Madrid, 1934) y de participar
en la comisión que estudiaba el aprovechamiento de las
aguas del río Tajo. Como titular de la cartera de Exteriores,
restableció las relaciones con el Vaticano, que estaban rotas
desde la aprobación de la ley del divorcio y participó en la
fundación de la Sociedad de Naciones.
Pero País fue asesinado el 14 de diciembre de 1918 y Egas
Moniz decidió abandonar la política tres meses después. «En
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EGAS MONIZ, UN NOBEL POLÉMICO