Spanish - Seventh Day Adventist Reform Movement

exterior atrayente del objeto de
su afecto. El noviazgo tal cual
se realiza en esta época es una
farsa e hipocresía con la cual el
enemigo de las almas tiene más
que ver que el Señor. Si en algo
se necesita el buen sentido es
en esto, pero el hecho es que
éste tiene poco que ver en el
asunto.” 8
INDEPENDENCIA FINANCIERA
Un estudiante de escuela secundaria
fue cierta vez “famoso”
en su clase por su atractiva apariencia,
además de ser “un éxito”
en la escuela. Entre las muchachas,
había generado mucho interés,
y ellas se referían a él
como “una buena posibilidad.”
Sin embargo, se manifestó una
realidad ante ellas cuando el profesor
le preguntó por casualidad
al muchacho: “¿Ganas dinero, jovencito?”
Él respondió: “Por supuesto
—¡de mi mamá!”
La cuestión de la independencia
financiera es un punto de extrema
importancia para el futuro
de los jóvenes que buscan establecer
un hogar. Si un joven no
es capaz de mantener un hogar,
no está preparado para casarse.
El matrimonio le exige a un
hombre que deje “a su padre y
a su madre y se [una] a su
mujer.” No sólo debe prepararse
para una separación emocional
sino también para su independencia
financiera. Debe hallarse
ya establecido en su trabajo y
en su hogar, no dependiendo
más de sus padres. Y la esposa
debería saber manejar un hogar
y hacer uso sabio de los ingresos
de su marido. Una mujer
competente “considera los caminos
de su casa, y no come el
pan de balde” (Proverbios
31:27).
En los días de los patriarcas
era practicada la costumbre de
hacer una dote. Hoy esto ya no
existe en la mayoría de los lugares
del mundo. No obstante, hay
buenas lecciones que podemos
aprender de esta antigua práctica:
“En los tiempos antiguos era
costumbre que el novio, antes de
confirmar el compromiso del matrimonio,
pagara al padre de su
novia, según las circunstancias,
cierta suma de dinero o su valor
en otros efectos. Esto se consideraba
como garantía del matrimonio.
No les parecía seguro a
los padres confiar la felicidad de
sus hijas a hombres que no habían
hecho provisión para mantener
una familia. Si no eran bastante
frugales y enérgicos para
administrar sus negocios y adquirir
ganado o tierras, se temía
que su vida fuese inútil. Pero se
hacían arreglos para probar a los
que no tenían con que pagar la
dote de la esposa. Se les permitía
trabajar para el padre cuya
hija amaban, durante un tiempo,
que variaba según la dote requerida.
. . .
“Esta antigua costumbre, aunque
muchas veces se prestaba al
abuso, como en el caso de Labán,
producía buenos resultados. Cuando
se pedía al pretendiente que
trabajara para conseguir a su esposa,
se evitaba un casamiento precipitado,
y se le permitía probar la
profundidad de sus afectos y su
capacidad para mantener a su familia.”
9
Por lo tanto, es claro que, lograr
la independencia financiera es
un requisito esencial antes de que
un hombre pueda ser considerado
como listo para el matrimonio.
ESTÁS PREPARADO PARA EL
MATRIMONIO CUANDO:
1. Tienes verdadero amor por
tu futuro esposo/a y lo/la consideras
como un don de Dios. “El
afecto puro y santo no es un
sentimiento, sino un principio.
Los que son movidos por el
amor verdadero no carecen de
juicio ni son ciegos.” 10
2. Estás en íntima comunión
con Dios y en total sumisión a
Él, considerando el derecho de
escoger a un esposo/a. Estás
dispuesto a aceptar la guía divina
y el consejo prudente y ex-
perimentado.
3. Tienes la madurez suficiente
para tomar esta decisión sin arrepentirte
o tener que retractarte.
4. Estás completamente desarrollado,
física, mental y emocionalmente.
5. Tienes independencia financiera
para mantener a tu nuevo
hogar.
Solamente al tomar seriamente
en cuenta estos factores podrás saber
con seguridad si estás tomando
la decisión correcta.
CONCLUSIÓN
Cuando, después de tener todos
estos factores en cuenta, llegues
a la conclusión de que estás
listo para el matrimonio, todavía
hay un secreto para lograr
la felicidad completa en tu futuro
hogar. En cada aspecto de la
vida debes poner al Señor Jesús
como el primero, el último, y el
mejor en la relación entre ti y la
persona que amas. Ordena tus
prioridades. En lugar de pensar
“Yo, tú y Jesús”, cambia tu pensamiento
a “Jesús, tú y (entonces,
finalmente) yo”. De esta
manera serás un cónyuge siempre
contento, viviendo el uno para
el otro, y los dos para Dios.
“Sólo la presencia de Cristo
puede hacer felices a hombres y
mujeres. Cristo puede transformar
todas las aguas comunes de
la vida en vino celestial. El hogar
viene a ser entonces un Edén de
bienaventuranza; la familia, un
hermoso símbolo de la familia
celestial.” 11 Y el amor que se
desarrolle en este hogar perdurará
hasta la eternidad.
Referencias:
1 Mensajes para los Jóvenes, pág. 456.
2 El Hogar Cristiano, pág. 34.
3 Ídem., pág. 61.
4 Mensajes para los Jóvenes, pág. 449.
5 Ídem., pág. 433.
6 Ídem., pág. 457.
7 El Hogar Cristiano, pág. 41.
8 Mensajes para los Jóvenes, págs. 447,
448.
9 Patriarcas y Profetas, págs. 186, 187.
10 El Hogar Cristiano, pág. 41.
11 Ídem., pág. 24.
22 The Reformation Herald, Vol. 49, No. 6