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en pdf - Libre Pensamiento

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editorial<br />

En nuestra sociedad todo está justificado, nadie es culpable y todo, hasta lo más<br />

aberrante, ti<strong>en</strong>e explicación. Tanto más aberrante se vuelve la realidad, tanto más<br />

cínico e impúdico se vuelve el razonami<strong>en</strong>to y el m<strong>en</strong>saje. La participación, <strong>en</strong> distinto<br />

grado de responsabilidad, <strong>en</strong> el cinismo y aberración queda d<strong>en</strong>tro de la normalidad,<br />

perfectam<strong>en</strong>te compatible con el mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de la cara de ing<strong>en</strong>uidad<br />

b<strong>en</strong>évola, el estatus de bu<strong>en</strong> o bu<strong>en</strong>a ciudadana, el comportami<strong>en</strong>to correcto y<br />

s<strong>en</strong>sible d<strong>en</strong>tro de sus <strong>en</strong>tornos…<br />

Hace tres años, con cuatro millones de personas paradas, el problema más<br />

importante de nuestra sociedad era el paro, y a resolverlo se dirigían reformas<br />

laborales y Planes E y R<strong>en</strong>ove t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes a facilitar la contratación, reactivar la<br />

economía y crear empleo. Todo muy cínico y perverso, pero el paro estaba pres<strong>en</strong>te<br />

y constituía el c<strong>en</strong>tro del debate y del discurso. Hoy, con más de cinco millones de<br />

personas paradas, el paro no existe o ha dejado de ocupar espacio c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> el<br />

debate económico. Aunque se mant<strong>en</strong>ga como preocupación de la opinión pública<br />

nuestros problemas, los temas que c<strong>en</strong>tran el debate, son otros: cómo hacer fr<strong>en</strong>te<br />

a los mercados, las primas de riesgo…<br />

Algo similar a lo sucedido con el paro vi<strong>en</strong>e ocurri<strong>en</strong>do con las condiciones de<br />

trabajo, <strong>en</strong> otro mom<strong>en</strong>to asunto de debate y hoy perfectam<strong>en</strong>te asumido que<br />

cualquier trabajo, <strong>en</strong> cualquier condición y con cualquier contrato o sin él, es<br />

mejor que el paro.<br />

Ahora lo que está <strong>en</strong> cuestión es el llamado Estado de Bi<strong>en</strong>estar: sanidad, educación,<br />

subsidio de desempleo, p<strong>en</strong>siones… y fr<strong>en</strong>te a las propuestas de recortes se<br />

alza nuestra protesta, a veces con gran pot<strong>en</strong>cia, pero siempre impot<strong>en</strong>te.<br />

En éstas llevamos muchos años. Quizás nuestro problema es que solo damos respuestas,<br />

y no muy conv<strong>en</strong>cidas, a los ataques, olvidándonos de las propuestas y con<br />

escasa at<strong>en</strong>ción a los problemas de más calado. Detrás del paro, de la degradación de<br />

las condiciones de trabajo y del desmantelami<strong>en</strong>to del estado de bi<strong>en</strong>estar, está la<br />

inviabilidad de nuestro modelo de desarrollo, con el capitalismo como protagonista.<br />

No hay duda de que la propuesta socialdemócrata, <strong>en</strong> la que se inscribe esa<br />

def<strong>en</strong>sa de derechos y garantías, es una propuesta equilibrada y s<strong>en</strong>sata. El problema<br />

es si hoy (<strong>en</strong> la actual situación de crisis múltiple, <strong>en</strong> la que los límites ecológicos<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un <strong>en</strong>orme peso y van a ir t<strong>en</strong>iéndolo mucho mayor) esa propuesta<br />

es compatible con ese modelo de desarrollo y con el capitalismo. Todo parece indicar<br />

que no lo es, que <strong>en</strong> la actualidad no existe espacio para la socialdemocracia<br />

ni, d<strong>en</strong>tro de ella, para el sindicalismo tal y como se vi<strong>en</strong>e practicando. Basta ver<br />

la celeridad con la que el capitalismo responde a cualquier medida de privatización<br />

o de ajustes <strong>en</strong> lo social y laboral (medidas, <strong>en</strong> definitiva de más capitalismo)<br />

considerándolas insufici<strong>en</strong>tes y r<strong>en</strong>ovando sus ataques <strong>en</strong> mayor grado de virul<strong>en</strong>cia.<br />

El capitalismo, siempre competitivo, siempre <strong>en</strong> guerra, <strong>en</strong> la situación<br />

actual próxima al límite de los recursos naturales (de modo especial los <strong>en</strong>ergéticos)<br />

increm<strong>en</strong>ta necesariam<strong>en</strong>te su belicosidad y la traslada contra lo sociedad.<br />

Lo ha hecho siempre. Hasta ahora la población damnificada nos era lejana y eso<br />

nos permitía <strong>en</strong>gañarnos y mirar para otro lado, hoy está a nuestro alrededor y<br />

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EDITORIAL

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