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La amistad espiritual - Autores Catolicos

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24<br />

[68.] Desechadas estas falsas fronteras de la <strong>amistad</strong>, busquemos las verdaderas en las palabras<br />

del Señor que prescriben dar la vida por sus amigos.'. Pero, para que no estimen que han alcanzado<br />

la cumbre de la <strong>amistad</strong> los deshonestos que, movido por su misma torpeza, están dispuestos a dar la<br />

vida unos por otros, dijimos entre quiénes puede nacer y perfeccionarse. Rebatimos a los que<br />

arguyen que por los muchos cuidados y solicitudes que' apareja es mejor rehuida y, finalmente,<br />

expresamos brevemente qué <strong>amistad</strong>es deben evitar los buenos.<br />

[69.] De todo esto se deducen los límites ciertos y verdaderos de la <strong>amistad</strong> <strong>espiritual</strong>: nada se debe<br />

negar al amigo, por él se debe sacrificar todo lo que sea inferior a esta preciosa vida del cuerpo, la<br />

cual también debe ser entregada por el amigo según sanción de la autoridad divina. Pero, como la<br />

vida del alma es mucho más excelente que la del cuerpo, se le ha de negar totalmente al amigo<br />

aquello que causa la muerte del alma, que no es otra cosa que el pecado, el cual separa a Dios del<br />

alma y al alma de la vida.<br />

No es ahora el tiempo oportuno de tratar de qué modo y con qué precauciones se deben dar o acoger<br />

las demostraciones de <strong>amistad</strong>.<br />

PLANTEO DEL NUEVO DIÁLOGO Y CONCLUSIÓN<br />

[70.] GRACIANO. - Confieso que nuestro Walter me ha prestado un gran servicio, ya que, gracias a<br />

su pregunta, me lo has recordado todo, sintetizado en un corto epílogo. Hablamos ahora, por favor,<br />

de las normas que se han de seguir y de las precauciones que se deben tomar en el trato con los<br />

amigos.<br />

[71.] ELREDO. - Estas y otras cosas más quedan todavía por decir, pero ya no tenemos tiempo y,<br />

además, como ves, la importunidad de los recién llegados me obliga a ocuparme de otro asunto.<br />

[72.] WALTER DANIEL. - Me voy sin ganas, pero volveré mañana a su debido tiempo. Que<br />

Graciano esté pronto a primera hora para que no pueda acusamos de negligentes, ni nosotros a él de<br />

tardo.<br />

FIN DEL LIBRO SEGUNDO.

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