Compañera te doy que no sierva... Muchas veces me he preguntado ...

llevó consigo a la pequeZa Ana, que por aquella época
debía de andar por los cuatro o cinco aZos. Fue un
hecho que no me extraZó, porque en más de una
ocasión nos íbamos con ella a la cama hasta que mi
padre se acostase. Pero aquella noche me extraZó que
no quisiera que yo me fuese con ellas, como solíamos
hacer.
- Tú no, que desbaratas toda la cama -me dijo-. Tú
te quedas ahí con tu padre.
Recuerdo que poco después me fui a mi cama, y
estuve largo rato sin conciliar el sueZo, dándole vueltas
al asunto, un asunto que en principio no tendría que
haberme importado apenas, pero que dada la situación
a la que habían llegado últimamente, no conseguía
quitarme de la cabeza. A la maZana siguiente, nada
más despertar, busqué con la mirada a mi hermana en
su camita, pero ella no estaba allí. Supuse que había
pasado la noche con mis padres, que mi madre ya lo
tenía previsto y por eso no había querido que me fuese
yo también a su cama. Me sentí muy mal, terriblemente
celoso de mi hermana, pensé que a ella la querían más
que a mí, y que por eso la habían aceptado en su lecho.
Al día siguiente no quise referir nada, ni mi madre
me dijo nada tampoco. Ella, la pequeZa, sí me repitió
varias veces que ella había dormido con mamá y tú no,
(rabia! Y aunque casi consiguió su propósito de que yo
rabiase, me contuve a duras penas pensando que había
sido un hecho aislado, que aquella noche todo sería
normal y que ella y yo dormiríamos uno junto al otro,
111