americana - Frente de Afirmación Hispanista
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ROSALIA DE CASTRO (1837-85), española.<br />
Ejemplo tomado <strong>de</strong> su libro En las orillas <strong>de</strong>l<br />
Sar:<br />
VII<br />
Así como el lobo <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> a poblado,<br />
si acaso en la sierra se ve perseguido,<br />
huyendo <strong>de</strong>l hombre que acosa a los tristes,<br />
buscó entre las fieras el triste un asilo.<br />
El sol calentaba su lóbrega cueva,<br />
piadosa velaba su sueño la luna,<br />
el árbol salvaje le daba sus frutos,<br />
la fuente sus aguas <strong>de</strong> grata frescura.<br />
Bien pronto los rayos <strong>de</strong>l sol se nublaron,<br />
la luna entre brumas veló su semblante;<br />
secóse la fuente y el árbol nególe,<br />
al par que su sombra, sus frutos salvajes.<br />
Dejando la sierra buscó en la llanura<br />
<strong>de</strong> otro árbol el fruto, la luz <strong>de</strong> otro cielo;<br />
y a un río profundo, <strong>de</strong> nombre ignorado<br />
pidiole aguas puras su labio sediento.<br />
¡Ya en vano!, sin tregua siguióle la noche,<br />
la sed que atormenta y el hambre que mata,<br />
¡ya en vano!, que ni árbol, ni cielo, ni río,<br />
le dieron su fruto , su luz, ni sus aguas.<br />
Y en tanto el olvido, la duda y la muerte<br />
agrandan las sombras que en torno le cercan,<br />
allá en lontananza la luz <strong>de</strong> la vida,<br />
hiriendo sus ojos feliz centellea.<br />
Dichosos mortales a quien la fortuna<br />
fue siempre propicia... ¡silencio!, ¡silencio!,<br />
Si veis tantos seres que corren buscando<br />
las negras corrientes <strong>de</strong>l hondo Leteo.<br />
9<br />
FRIEDRICH NIETZSCHE (1844-1900),<br />
alemán . De Poemas:<br />
CRECE EL DESIERTO,<br />
¡AY DE QUIEN DESIERTOS ALBERGA!<br />
¡Ah! ¡Festivo! ¡Un digno comienzo!<br />
¡Africanamente festivo!<br />
Digno <strong>de</strong> un león<br />
o <strong>de</strong> un moral mono aullador.<br />
-Pero nada para vosotras, amadísimas amigas,<br />
a cuyos pies tengo el placer <strong>de</strong> sentarme,<br />
yo, un europeo bajo las palmeras. Sela.<br />
¡Asombrosamente cierto!<br />
Heme aquí sentado, al <strong>de</strong>sierto cercano<br />
y al mismo tiempo lejos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto,<br />
y todavía en absoluto <strong>de</strong>sértico,<br />
sino tragado por este pequeño oasis<br />
-acaba <strong>de</strong> abrir en un bostezo<br />
su adorable hocico,<br />
el más aromático <strong>de</strong> todos los hociquitos:<br />
entonces caí <strong>de</strong>ntro, hacia abajo, a través<br />
-entre vosotras ¡amadísimas amigas! Sela.<br />
¡Salve, salve a aquella ballena<br />
si permite a su huésped encontrarse a gusto!<br />
-¿Comprendéis mi docta alusión?<br />
Salve a su vientre si es que fue<br />
un vientre-oasis tan adorable como éste:<br />
lo cual pongo en duda.<br />
Pues vengo <strong>de</strong> Europa, que es la más<br />
<strong>de</strong>sconfiada <strong>de</strong> todas las esposas.<br />
¡Quiera Dios mejorarla! Amén.<br />
Heme aquí sentado en este mínimo oasis,<br />
a un dátil semejante, tostado, almibarado,<br />
<strong>de</strong>finitivamente áureo,<br />
ávido <strong>de</strong> un redondo hocico <strong>de</strong> muchacha,<br />
pero aún más <strong>de</strong> dientes incisivos,<br />
glaciales, níveos, cortantes dientes<br />
<strong>de</strong> muchacha: pues <strong>de</strong> ellos está ansioso<br />
el corazón <strong>de</strong> todo ardiente dátil. Sela.