La lucha contra el pecado - Fundación Gratis Date
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Algunos, de ciertas representaciones d<strong>el</strong> Diablo que estiman<br />
ingenuas o ridículas, deducen que la fe en Satanás corresponde a<br />
un estadio r<strong>el</strong>igioso primitivo o infantil. No sería serio continuar<br />
creyendo en <strong>el</strong> Demonio.<br />
Es cierto que a veces tales representaciones han sido lúgubres y<br />
falsas, pero hay que afirmar en general que los artistas no hicieron<br />
sino plasmar en piedra o lienzo aqu<strong>el</strong>las figuras d<strong>el</strong> Diablo –serpiente,<br />
dragón o bestia– que venían dadas en los mismos textos<br />
sagrados, inspirados por Dios, y que no confundían <strong>el</strong> signo con la<br />
realidad significada. Tenían los antiguos facilidad para captar <strong>el</strong><br />
lenguaje de los símbolos. No eran en esto tan analfabetos como <strong>el</strong><br />
hombre moderno (+Spicq 38).<br />
Otros piensan que son tan horribles «las consecuencias de la fe<br />
en <strong>el</strong> diablo» –posesiones, brujería, satanismo, prácticas mágicas,<br />
sacrilegios–, que bastan para descalificar tal fe (Haag 323–425).<br />
<strong>La</strong>s aberraciones aludidas han sido combatidas siempre en Isra<strong>el</strong><br />
y en la Iglesia (Ex 22,17; Lev 19,26-31; 20,27; Dt 18,10-12; ML<br />
89,810-818; Toledo I 400, Braga I 561, Pío IV 1564: Dz 205, 459,<br />
1859, etc.). No son, pues, «consecuencias de la fe», sino de la<br />
superstición y de la ignorancia. Por otra parte, negar <strong>el</strong> Demonio<br />
lleva a consecuencias iguales o peores.<br />
Por último, otros hay que, sin entrar en discusión sobre la existencia<br />
d<strong>el</strong> Demonio, sea de <strong>el</strong>lo lo que fuere, opinan que no conviene<br />
hablar hoy de Satanás, que no vale para nada, y que sólo crea<br />
dificultades innecesarias para la fe.<br />
Ciertamente, la predicación debe ser prudente y sobria en la<br />
presentación d<strong>el</strong> misterio pavoroso d<strong>el</strong> Maligno. Pero en la Biblia<br />
y la tradición es evidente que «Satanás no es una pieza adicional o<br />
secundaria que pudiese ser <strong>el</strong>iminada sin perjuicio de la Rev<strong>el</strong>ación.<br />
Es <strong>el</strong> <strong>el</strong>emento esencial d<strong>el</strong> misterio d<strong>el</strong> mal. Es, primero y ante<br />
todo, <strong>el</strong> Adversario por exc<strong>el</strong>encia. Afiliarse a Jesucristo implica <strong>el</strong><br />
renunciar a Satanás» (Spicq 38).))<br />
Parte III - <strong>La</strong> <strong>lucha</strong> <strong>contra</strong> <strong>el</strong> <strong>pecado</strong> 3. El Demonio<br />
El Magisterio de la Iglesia afirma que Dios es creador<br />
de todos los seres «visibles e invisibles» (Nicea I 325,<br />
Romano 382: Dz 125, 180). Los demonios, por tanto,<br />
son criaturas de Dios, y en modo alguno es admisible un<br />
dualismo que ve en Dios <strong>el</strong> principio d<strong>el</strong> bien y en <strong>el</strong><br />
Diablo «<strong>el</strong> principio y la sustancia d<strong>el</strong> mal» (Braga I 561:<br />
Dz 457). El concilio IV de Letrán afirma solemnemente<br />
que Dios es <strong>el</strong> único principio de cuanto existe: «El diablo<br />
y los demás demonios, por Dios ciertamente fueron<br />
creados buenos por naturaleza; mas <strong>el</strong>los por sí mismos<br />
se hicieron malos» (800; +Florent. 1442, Pío IV 1564,<br />
Vat.I 1870: Dz 1333, 1862, 3002).<br />
El Catecismo de la Iglesia enseña que, cuando en <strong>el</strong> Padre nuestro<br />
pedimos la liberación d<strong>el</strong> mal, «<strong>el</strong> mal no es una abstracción,<br />
sino que designa una persona, Satanás, <strong>el</strong> Maligno, <strong>el</strong> áng<strong>el</strong> que se<br />
opone a Dios. El “diablo” [diabolos] es aqu<strong>el</strong> que “se atraviesa» en<br />
<strong>el</strong> designio de Dios y su obra de salvación cumplida en Cristo»<br />
(2851).<br />
Por otra parte, siempre la Iglesia entendió la redención<br />
de Cristo como una liberación d<strong>el</strong> poder d<strong>el</strong> Demonio,<br />
d<strong>el</strong> <strong>pecado</strong> y de la muerte, como lo afirma en innumerables<br />
concilios y documentos (Dz: 291, 1347, 1349, 1521,<br />
1541, 1668). El concilio Vaticano II, siguiendo esta tradición,<br />
enseña que «a través de toda la historia humana<br />
existe una dura batalla <strong>contra</strong> <strong>el</strong> poder de las tinieblas,<br />
que, iniciada en los orígenes d<strong>el</strong> mundo, durará, como<br />
dice <strong>el</strong> Señor, hasta <strong>el</strong> día final» (GS 37b). Por eso es<br />
necesario revestirse de «la armadura de Dios para permanecer<br />
firmes <strong>contra</strong> las asechanzas d<strong>el</strong> diablo» (LG<br />
48d; +35a; GS 13ab; SC 6; AG 3a). Con todo funda-<br />
Tradición y Magisterio<br />
mento, pues, afirmaba Pablo VI, como vimos, que quien<br />
niega la existencia y acción d<strong>el</strong> Demonio «se sale d<strong>el</strong><br />
Los Padres de la Iglesia enseñaron un amplia doctrina cuadro de la enseñanza bíblica y eclesiástica» (15-XIdemonológica,<br />
y apenas hallaríamos uno que no dé doc- 1972; +Juan Pablo II, 13-VIII-1986).<br />
trina sobre <strong>el</strong> combate cristiano <strong>contra</strong> <strong>el</strong> Demonio. Sólo<br />
<strong>La</strong> liturgia de la Iglesia incluye la «renuncia a Satanás» en <strong>el</strong><br />
haremos aquí una breve alusión a la espiritualidad Bautismo de los niños (150), y dispone exorcismos en <strong>el</strong> Ritual<br />
monástica antigua (G. M. Colombás, El monacato pri- para la iniciación cristiana de los adultos (101, 109-118, 373). Esa<br />
mitivo II, BAC 376, 1975, 228-278). Los monjes salían renuncia a Satanás la renueva cada año <strong>el</strong> pueblo cristiano en la<br />
al desierto no sólo para librarse d<strong>el</strong> mundo, y atenuar así Vigilia Pascual.<br />
las debilidades de la carne, sino para combatir al Demo- En los Himnos litúrgicos de las Horas, ya desde antiguo, son<br />
nio en su propio campo, como lo hizo Cristo (Mt 4,1; Lc frecuentes las alusiones a la vida cristiana como <strong>lucha</strong> <strong>contra</strong> <strong>el</strong><br />
11,24).<br />
Demonio. Estas alusiones son más frecuentes en Completas: «Tu<br />
nos ab hoste libera», «insidiantes reprime»; «visita, Señor, esta<br />
Evagrio Póntico y Casiano son, quizá, los autores más habitación, aleja de <strong>el</strong>la las insidias d<strong>el</strong> enemigo» (or. domingo).<br />
importantes en la demonología monástica. Los demo- Precisamente en las lecturas breves de esta Hora (martes y miérconios<br />
son áng<strong>el</strong>es caídos, que atacan a los hombres en les) la Iglesia nos recuerda que es necesario resistir al Diablo, que<br />
sus niv<strong>el</strong>es más vulnerables –cuerpo, sentidos, fanta- nos ronda como león rugiente (1 Pe 5,8-9), y no caer en <strong>el</strong> <strong>pecado</strong>,<br />
sía–, pero que nada pueden sobre <strong>el</strong> hombre si éste no para no darle lugar (Ef 4,26-27).<br />
les da <strong>el</strong> consentimiento de su voluntad. Para su asedio<br />
se sirven sobre todo de los logismoi –pensamientos, pa-<br />
<strong>La</strong>s tentaciones diabólicas<br />
siones, impulsos desordenados y persistentes–, que pue- El Demonio es <strong>el</strong> Tentador que inclina a los hombres<br />
den reducirse a ocho: gula, fornicación, avaricia, triste- al <strong>pecado</strong>. «El oficio propio d<strong>el</strong> Diablo es tentar» (STh<br />
za, cólera, acedía, vanagloria y orgullo. Pero no pueden I,114,2). Cierto que también somos tentados por <strong>el</strong> mundo<br />
ir en sus ataques más allá de lo que Dios permita (Evagrio: y la carne, pues «cada uno es tentado por sus propios<br />
MG 79,1145-1164; SChr 171,506-577; Casiano, Insti- deseos, que le atraen y seducen» (Sant 1,14; +Mt 15,18tutiones<br />
5-11; Collationes 5).<br />
20); de modo que no todas las tentaciones proceden d<strong>el</strong><br />
El Demonio sabe tentar con mucha sutileza, como se<br />
Demonio (STh I,114,3). Pero al ser él <strong>el</strong> principal enemi-<br />
vio en <strong>el</strong> jardín d<strong>el</strong> Edén, presentando <strong>el</strong> lado aparentego<br />
d<strong>el</strong> hombre, y <strong>el</strong> que se sirve d<strong>el</strong> mundo y de la carne,<br />
mente bueno de lo malo, o incluso citando textos bíbli-<br />
bien puede decirse que «no es nuestra <strong>lucha</strong> <strong>contra</strong> la<br />
cos, como hizo en <strong>el</strong> desierto <strong>contra</strong> Cristo. El cristiano<br />
carne y ]a sangre, sino <strong>contra</strong> los espíritus malos» (Ef<br />
debe resistir con «la armadura de Dios» que describe <strong>el</strong><br />
6,12).<br />
Apóstol (Ef 6,11-18), y muy especialmente con la Pala- Hay señales d<strong>el</strong> influjo diabólico, aunque oscuras. Ya<br />
bra divina, la oración y <strong>el</strong> ayuno, que fueron las armas dice San Juan de la Cruz que de los tres enemigos d<strong>el</strong><br />
con que Cristo resistió y venció en las tentaciones d<strong>el</strong> hombre «<strong>el</strong> demonio es <strong>el</strong> más oscuro de entender» (Cau-<br />
desierto. Pero debe resistir sobre todo apoyándose en t<strong>el</strong>as 2). Cuando hablamos d<strong>el</strong> padre de la mentira, ob-<br />
Jesucristo y sus legiones de áng<strong>el</strong>es (Mt 26,53). Como serva Pablo VI, «nuestra doctrina se hace incierta, por<br />
dice San Jerónimo, «Jesús mismo, nuestro jefe, tiene estar como oscurecida por las tinieblas mismas que ro-<br />
una espada, y avanza siempre d<strong>el</strong>ante de nosotros, y vence dean al Demonio» (15-XI-1972). Conocemos, sin em-<br />
a los adversarios. El es nuestro jefe: <strong>lucha</strong>ndo él, vencebargo, suficientemente sus siniestras estrategias, que<br />
mos nosotros» (CCL 78,63).<br />
siempre operan por la vía de la falsedad: convicciones,<br />
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