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La lucha contra el pecado - Fundación Gratis Date

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(<strong>contra</strong> PC 5a), sino que secularizan sus formas de vida,<br />

asemejándolas a las de los laicos, pierden todo su atractivo y se<br />

quedan sin miembros –se van parte de los que están, y no entran<br />

nuevos–. Y es lógico que así sea. No comprenden que los laicos –<br />

sobre todo los buenos, que sufren tanto dentro d<strong>el</strong> condicionamiento<br />

mundano– encuentran atractiva la vida r<strong>el</strong>igiosa precisamente en la<br />

medida en que les ofrece un ámbito evangélico, bien diferenciado<br />

d<strong>el</strong> medio mundano. <strong>La</strong> vida r<strong>el</strong>igiosa es atractiva e incluso fascinante<br />

en la medida en que anticipa escatológicamente en este mundo<br />

<strong>el</strong> reino c<strong>el</strong>estial (LG 44c). Cuando los laicos se acercan a una<br />

comunidad r<strong>el</strong>igiosa, quizá con <strong>el</strong> deseo de ingresar en <strong>el</strong>la, y la<br />

encuentran secularizada y adaptada casi en todo a los modos de<br />

vida vigentes en <strong>el</strong> mundo, se marchan defraudados. Y si alguno<br />

entra en <strong>el</strong>la, o es que no tiene verdadera vocación r<strong>el</strong>igiosa, o si la<br />

tiene, no perdurará allí.))<br />

Libres d<strong>el</strong> mundo por la muerte<br />

Los que somos «ciudadanos d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o» (Flp 3,20) y<br />

vivimos en <strong>el</strong> mundo «como extranjeros y forasteros»<br />

(1 Pe 2,11), hemos de llegar normalmente a una fase en<br />

la que la muerte nos sea deseable. Incluso, como enseña<br />

San Cipriano, debemos ejercitarnos en este buen deseo:<br />

«Debemos pensar y meditar que hemos renunciado al mundo, y<br />

que mientras vivimos en él somos como extranjeros y peregrinos.<br />

Deseemos con ardor aqu<strong>el</strong> día en que se nos asignará nuestro propio<br />

domicilio, en que se nos restituirá <strong>el</strong> paraíso y <strong>el</strong> reino, después<br />

de habernos arrancado de las ataduras que en este mundo nos retienen.<br />

El que está lejos de su patria es natural que tenga prisa por<br />

volver a <strong>el</strong>la. Para nosotros, nuestra patria es <strong>el</strong> paraíso» (CSEL<br />

3A,31).<br />

Parte III - <strong>La</strong> <strong>lucha</strong> <strong>contra</strong> <strong>el</strong> <strong>pecado</strong> 5. El mundo<br />

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